MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X El comportamiento químico de las sustancias y sus modelos explicativos. Enlace químico: desde la historia y su presentación en los textos escolares Chemical behavior of substances and their explanatory model. Chemical bond: from the history and presentation textbooks Beatriz Niño Palacios, Sandra Patricia Maldonado y Yurley Hernández Peña beatina050@hotmail.com; smaldonado222@hotmail.com; yulyka1@hotmail.com Resumen. El desarrollo histórico de los conceptos y fenómenos químicos, contribuye a los procesos de enseñanza-aprendizaje de las ciencias, sin embargo en los libros de texto, se ofrece una visión univoca del desarrollo de diversos conceptos y teorías, esto es un conocimiento enciclopédico. En este orden de ideas, este texto plantea la pregunta por ¿Cuál es la idea de estructura, de molécula y de función química que se está desarrollando en el aula de clase y que está contenida en los libros de texto? Palabras claves. Estructura, Composición, Función, Textos escolares, Valencia. Abstract. The historical development of concepts and chemical phenomena contributes to the teaching of sciences, however the text books gives wrong view of development of different concepts and theories, this is a encyclopedic knowledge. According to these ideas, this article asks the following question: What is the idea of structure, molecule and chemistry function that is developing in the classroom and it is contained in the text books? Keywords. Structure, Composition, Function, Textbooks, Valence 113 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X Una mirada a la historia, a la estructura, composición y función Las química de los compuestos que contienen carbón se ajustaba para ciertas sustancias y compuestos químicos pero cuando se analiza otras sustancias entre ella la urea que fue sintetizado por Wöhler quien la obtiene por descomposición térmica del isocianato amónico, se presentan anomalías. Según la clasificación de Berzelius la urea era un compuesto orgánico, poseedor de fuerza vital y, por tanto, imposible de ser sintetizado a partir de compuestos clasificados como inorgánicos (Asimov, 1965). La síntesis de la urea obligó a un replanteamiento de la definición de compuesto orgánico, pasándose a denominar como tal todo compuesto que contuviese carbono en su estructura. Durante el primer tercio de siglo XIX investigadores como Gay-Lussac, Liebig y Berzelius descubrieron y perfeccionaron nuevos métodos analíticos que permitieron determinar la clase de elementos, así como su proporción, que constituían los compuestos orgánicos. Uno de los aspectos de la Química que se resistía a los esfuerzos de las mentes más brillantes del siglo XIX era el relacionado con la estructura de los compuestos orgánicos (Asimov, 1965). En 1860 se aclaró la gran confusión cuando Stanislao Cannizarro demostró que la hipótesis de Amadeo Abogador podía usarse para distinguir entre fórmulas empíricas y moleculares (Bernadette y Stengers, 1997). Como resultado de esto, se observó a través de la estructura molecular de diversas moléculas que anteriormente parecían tener la misma fórmula estaban compuestas de un número diferentes de átomos. Por ejemplo, el etileno y el ciclohexano tienen la misma fórmula empírica: CH2. Sin embargo, tienen fórmulas moleculares distintas correspondientes a C2H4 y C6H12, respectivamente. Se sabía, por ejemplo, que el alcohol etílico y el dimetiléter tenían la misma fórmula molecular, C2H6O, pero mientras que el primero es un líquido con punto de ebullición 78°C, el segundo es un gas. Los químicos del siglo XIX pensaron que las diferentes propiedades químicas que presentaban compuestos con la misma fórmula molecular se tenían que deber a la forma en la que se ordenaban los átomos en la estructura molecular La química permitió diseñar una nueva explicación del comportamiento de las sustancias es por ello que se dieron nuevos aportes en los diseños de modelos, estas representaciones mostraban un mapa de la sustancias y explicación en su comportamiento porque, reaccionaban como los compuestos inorgánicos en ese momento llamados minerales, y su simplificación en sustancias simples, no eran igual un elemento químico en inorgánica y un grupo funcional en química orgánica pues la síntesis de las sustancias orgánicas eran formados por carbono que variaba el número de estos en las sustancias, es un nuevo aporte que se da en busca de explicaciones a las comportamiento químicos de estas sustancias. Entre 1858 y 1861, August Kekulé, Archibald Scott Couper y Alexander M. Butlerov, trabajando independientemente, y establecieron la tetravalencia del carbono, la divalencia del oxígeno y la monovalencia de los halógenos, que más adelante constituiría la teoría estructural de la química orgánica (Rincón 2005). 114 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X Yo estaba sentado escribiendo en mi libro de texto, pero el trabajo no progresó; Mis pensamientos estaban en otra parte me volví a mi chiar al fuego, y se durmió otra vez que los átomos estaban brincando ante mis ojos Esta vez los grupos más pequeños mantuvo modestamente en.... El fondo Mi ojo mental, agudizado por visiones repetidas de este tipo, podía ahora distinguir estructuras mayores de múltiples conformaciones; largas filas, a veces más cerca encajadas, todos dando vueltas en el movimiento de serpiente, pero mira lo que fue! ? que una de las serpientes habían apoderado de su propia cola, y la forma giró burlonamente ante mis ojos como si un relámpago me desperté;. ... Me pasé el resto de la noche trabajando en las consecuencias de la hipótesis. Aprendamos a soñar,…(Mawr; Couper and Kekulé, 2010). Más adelante diseña fórmulas estructurales. En el año 1823, Justos von Liebig (1803-1873 d.C.), reporta que dos compuestos con propiedades enteramente diferentes, como el fulminato de plata (AgONC) y el cianato de plata (AgOCN), presentaban la misma composición química; los mismos elementos que integraban al fulminato constituían igualmente al cianato. La única manera de explicarse esto tenía que ver con la forma como se combinaban esos elementos dentro de la molécula. En un principio se creyó que el reporte de Liebig era el resultado de errores experimentales, sin embargo, con el paso del tiempo, se fueron encontrando nuevos casos que corroboraban la posibilidad del arreglo de los elementos constituyentes de distintas formas al integrar las moléculas. Se cuestionaban de cómo era la estructura o arquitectura de las moléculas, en otras palabras, buscar la forma como se disponían en esas moléculas los átomos en el espacio (Asimov, 1965). Frankland, quien en el año 1852, acotó que en los compuestos minerales, aún para el observador más desprevenido, se observaba la tendencia de algunos elementos de combinarse con cantidades fijas de otros elementos, comentando sobre este punto, como si se tratara del poder de combinación mostrado por aquellos elementos que reflejaban esa tendencia enlace químico (Bernadette y Stengers, 1997). Estaba sugiriendo el concepto que más tarde se conocería como valencia de un elemento o su poder para combinarse con otros elementos. Sólo cinco años después, Kekulé propondría que el átomo de carbono tenía la posibilidad de unirse con otros cuatro átomos. Después, en 1868, Carl Wilhelm Wichelhaus (1842-1927 d.C.), introdujo el término “Valenz” o valencia, para referirse a la capacidad combinatoria de los átomos ya que con el paso de los años se hacía cada vez más evidente que cada elemento tenía una afinidad por otros átomos u otros elementos diferente a la de los demás (Findlay y Williams, 1965). ...el poder de combinación de un elemento atractor ...es siempre satisfecho por el mismo número de ...átomos...”. En otras palabras, dijo que cada tipo de átomo tiene una capacidad fija o limitada para combinarse con otros átomos. (http://www.lancs.ac.uk/users/history/studpages/lanchistory/vicky/frankland.htm) En 1852 escribió: Cuando se consideran las fórmulas de los compuestos químicos inorgánicos, aún un observador superficial queda impresionado con la simetría general de su construcción. 115 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X Especialmente los compuestos de nitrógeno, fósforo, antimonio y arsénico, exhiben la tendencia a formar compuestos de estos elementos que contienen 3 a 5 equivalentes de otros elementos, y es en estas proporciones que sus afinidades son satisfechas de la mejor forma; así en los grupos ternarios tenemos NO3, NH3, NI3, NS3, PO3, PH3, PCl3, SbO3, SbH3, SbCl3, AsO3, AsH3, AsCl3; y en el grupo de 5 átomos, NO5, NH4O, NH4I, PO5, PH4I. Sin ofrecer una hipótesis respecto a la causa de este agrupamiento simétrico de átomos, es suficientemente evidente (Rincón, 2005). El químico escocés. Archibald Scott Couper fue la primera persona en representar el enlace químico mediante una línea recta entre los símbolos de los elementos. En el año 1858 reconoció que los átomos de carbono se pueden unir unos a otros para formar cadenas carbonadas largas, explicando así la multitud de compuestos orgánicos que existen en la naturaleza (Rincón, 2005). Friedich A. Kekulé (1829-1896 d.C.), Químico alemán, en 1857 propone que el átomo de carbono era tetravalente. En 1858, junto con Couper, simultánea e independientemente, reconoce que los átomos de carbono se unen unos a otros para formar cadenas, esta conclusión se dio a la observación de la combinación del carbono con otras sustancias y la proporción con que se unían, los equivalentes calculados, permitía aproximar a las proporciones con que se unían los elementos químicos (Rincón, 2005). Ya en el último tercio del siglo XIX, empezó a ser cada vez más notorio que fuerzas de índole eléctrica jugaban un papel importante en aquello que era lo responsable en mantener unidos los átomos en los compuestos químicos. Así lo expresó Helmholtz en el año 1881, cuando afirmó que los átomos estaban unidos a sus cargas eléctricas y compuestos cargados opuestamente deberían atraerse entre sí, como ya lo había sostenido Berzelius con su teoría electroquímica dualística desde el año 1812 (Espinoza, 2004). Sin embargo, era poco lo que se podía avanzar sin conocer la estructura atómica. Fue luego de que los electrones fueron identificados que se empezó a pensar en el enlace químico de una manera diferente, en la que estos eran sus directos responsables. Fue el alemán Richard Abegg, quien en 1904 fue el primero en relacionar la valencia química con la distribución de los electrones en el átomo. Según él, cada elemento tiene una valencia (+) y una contravalencia (-), cuya suma siempre debe ser ocho, para parecerse a los átomos estables de los gases nobles. Notó que la valencia de un elemento correspondía al grupo en la tabla periódica. Abegg murió en 1910 en un accidente de globo y no vió cómo sus ideas fueron desarrollándose. A partir de este momento, se entiende por valencia de un átomo el número de electrones de su capa más externa. Paul Drude sugirió que el número de valencia de Abegg era el número de electrones que tenía el átomo para enlazarse y el de contravalencia era el número de electrones de otros átomos que aquel podía remover o atraer más firmemente hacia si (Laidler, 1993). A continuación, Gilbert N. Lewis (1916) estableció la teoría del enlace químico por compartición de pares de electrones proponiendo que los átomos están normalmente estáticos por lo tanto tubo que negar la ley de coulomb, apoyando esta hipótesis en las observaciones en su laboratorio donde analizo los cristales su estructura determina en los rayos X, donde los átomos mostraban arreglos de poliedros regulares o estructuras asimétricas. 116 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X En su planteamiento diseñó los átomos con estructura de un cristal y en cada esquina tendrá un electrón, explicó que la diferencia esencial entre una molécula polar y otra no polar es que, en la primera, uno o más electrones son atraídos con suficiente fuerza para lograr que se desplacen de su lugar original en el átomo, produciéndose en la molécula un dipolo de alto momento eléctrico y llegando, en un caso extremo, a pasar completamente al otro átomo, caso en el cual se forman iones; mientras que en una molécula no polar los electrones permanecen en su posición original, igualmente compartidos por los dos átomos (Espinoza, 2004). Se indica la representación de Lewis de algunas moléculas orgánicas, como el etano, la metilamina, el metanol y el clorometano. Nótese que estas tres últimas contienen átomos que consiguen su octeto electrónico mediante la suma de electrones enlazantes y no enlazantes, como el caso del átomo nitrógeno de la metilamina, del átomo de oxígeno del metanol, o del átomo de cloro del clorometano. Representación de Lewis de las moléculas orgánicas (Espinoza, 2004). Según Lewis una capa llena de electrones es especialmente estable y los átomos transfieren o comparten electrones para tratar de alcanzar una capa llena de electrones y alcanzar, así, la estructura electrónica estable similar a la del gas noble, se basaba en la nula reactividad de los gases nobles, al analizarlo en su comportamiento con otras sustancias, y diferenciación de cargas eléctricas, donde los gases nobles se neutralizaban, análisis hecho a los gases nobles se observo, y que normalmente contiene 8 electrones en su capa más externa. La tendencia de los átomos a adquirir la configuración electrónica externa de 8 electrones se la conoce como regla del octeto (Espinoza, 2004). Cuando dos átomos comparten dos electrones entre sí se forma entre ellos un enlace covalente. Los átomos, de acuerdo con su configuración electrónica, pueden cumplir la regla del octeto con pares de electrones compartidos (electrones enlazantes) y pares de electrones sin compartir (electrones no enlazantes) (Rincón, 2005). Cuando dos átomos comparten por igual los dos electrones del enlace covalente se dice que el enlace es no polar, como ocurre en el enlace covalente de la molécula de hidrógeno, en el enlace covalente de la molécula de cloro, o en el enlace covalente carbono-carbono del etano. Sin embargo, la mayor parte de los enlaces covalentes están formados por dos átomos diferentes, de manera que los electrones del enlace son atraídos con mayor intensidad por uno de los dos átomos que forman el enlace. Cuando esto ocurre el enlace covalente se denomina enlace polar. Por ejemplo, cuando el carbono se enlaza al cloro el par de electrones del enlace se encuentra atraído con más intensidad por el átomo de cloro, de manera que sobre el átomo de carbono aparece una pequeña carga parcial positiva y sobre el átomo de cloro aparece una cantidad igual de carga negativa. Esta es una visión desde la electronegatividad explicación desde el comportamiento de la sustancias en la electricidad que daba una imagen de cómo eran las estructura desde los polos negativos y positivos (Espinoza, 2004). Al comenzar el siglo XX hubo una revolución científica que tuvo varios componentes, entre los cuales descuellan La teoría de la Relatividad y la mecánica cuántica. Se sabe que entre los 117 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X móviles de la tal revolución descollaron las nuevas radiaciones, X, alfa, beta, YY, y el desarrollo de las técnicas de análisis espectral. Se recuerda menos que el perfeccionamiento de la tabla periódica, la formulación de la teoriza de Arrhenius de la ionización de las soluciones y el descubrimientos de los gases nobles también fueron fundamentales en este proceso. Se conoce que esta revolución tuvo importantes consecuencias epistemológicas: dio al traste con las nociones viejas la causalidad y determinismo y puso coto al número de variables que se pueden medir simultáneamente o, mejor a la precisión, de que pueden ser medidas todas ellas en un estado dado en cualquier sistema físico. Dicho de manera más general, la imagen mecanicista del mundo, con masas puntuales que obedecen leyes Newtonianas y se comporta como pelotillas o resortitos, construida en los tres siglos anteriores mostró no ser más que una aproximación burda (Villaveces, sf). Hace cien años se entendió que había que cambiar nuestra concepción de la naturaleza y todo el siglo XX estuvo consagrado en esa tarea. La cuántica paso a ser la teoría fundamental y permitió el desarrollo de la microelectrónica y la óptica no lineal. La química estuvo profundamente ligada al nacimiento de nuevas teorías. Fue en química que se plantearon los problemas fundamentales de la subteoría atómica que condujeron primero al modelo atómico de Thomson y luego a la explicación de Bohr de espectro del átomo de hidrogeno (Villaveces, sf). Fue la química la que plantea los problemas fundamentales de la estructura de las moléculas de la mecánica cuántica primitiva no pudo resolver, y estuvo por lo tanto, entre las motivaciones que llevaron a la nueva formulación de la teoría cuántica entre 1925 y 1926. Fue el tratamiento de la molécula de hidrogeno hecho en 1927 por Heitler y London (Villaveces, sf). Si las teorías sobre la estructura atómica y molecular contemporáneas son teorías basadas en la cuántica, que generan modelos matemáticos para estos conceptos fundamentales de la química, es necesario presentarlos como tales a los estudiantes. Muchos de los docentes ignoran por completo la Teoría cuántica y quienes saben algo de ella se sienten incómodos e incapaces de manejarla. Para avanzar en la solución de este problema es que los profesores de química conozcan bien la teoría atómica y molecular basada en la Mecánica cuántica y tengan habilidad operacional con ella El diseño experimental dio una imagen de cómo eran la sustancias, pero a ello se le suma algunas fórmulas matemáticas y proporcionales que dan aproximación de la cantidad de átomos que intervenían en las moléculas, esto fue avanzando a medida que sus datos eran más próximos. El diseño de estructuras fue un hecho cuando se fueron reuniendo los datos dados en las experiencias en los laboratorios. Lo anterior permite entrelazar cómo se desarrollaron los modelos científicos y a partir de allí se refugian todos los conceptos definiciones que hay en los libros de texto de una forma simplista se muestra una imagen fragmentada del conocimiento, siendo esto motivo por el cual las sustancias, son miradas desde una representación descodificada de la realidad, generando confusión, y poca asimilación y compresión. 118 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X Los libros de química que se utilizan actualmente en las aulas de clase no abordan la importancia de establecer elementos conceptuales, epistemológicos y experimentales de la composición, la estructura y la función química que dan origen a la formación de diversos compuestos, los autores de estos texto se han dedicado, metafóricamente, a desenredar el conocimiento de los investigadores, estructurándolos en discurso esquemático, vacío de complejidad y profundidad, con lo que puede tomar de libros originales o, peor aún, de otros libros de texto o enciclopedias (Danna et al, 2004). Ranciere (2007) en su libro el maestro ignorante relaciona el libro de texto con un cementerio de contenidos, donde las tumbas son los cuerpos de contenidos ya sin espíritu, esto es, sin riqueza ni complejidad. Lo que lleva a considerarse; al libro de texto como un resumen de ideas que obstaculiza, de modo, que los lectores en especial los docentes en formación y en ejercicio puedan recurrir a los contenedores de conocimiento complejo. Por lo tanto, el resultado de la existencia de un libro de texto es, básicamente, la existencia de conceptos con flacas definiciones, insostenibles clasificaciones, esquemas y actividades propuestas a reforzar el conocimiento, repitiéndose siempre de la misma manera, sin importar la diferencia de las generaciones de educandos. Para corroborar con esta afirmación y ver en qué medida se da esto, no hay más que fijarse en libro de texto, propuestos por diversas editoriales en los últimos años, presentan la misma información que se usó para educandos hace varios años, lo cual no se aproxima en lo más mínimo de la verdades. (Danna et al, 2004) Diversos estudios hechos a libros de texto donde se realizaron análisis de contenidos relacionados con la composición, la estructura y la función química, evidencian que en los libros actuales se hacen mención de los temas, en un lenguaje descontextualizado, sin enfatizar en los diversos paradigmas científicos; aceptados en la actualidad desde una postura históricoepistemológica que permita clarificar los conceptos, y contribuyan a cada uno de los lectores como docentes en formación, en ejercicio y estudiantes de secundaria a crear un paralelo entre los diversos postulados, este ejercicio es una base fundamental en la construcción de conocimiento (Chamizo y Gutiérrez, 2004; Chávez, 2009). Otro problema que presentan los libros de texto, se plantea en IV Foro Latinoamericano de Educación: Aprender y enseñar ciencias. Desafíos, estrategias y oportunidades desarrollado en año 2008, el Conferencista Jonathan Osborne hace hincapié en lo que él llama “falacias” en la forma de entender la Enseñanza de las Ciencias, estableciendo una falacia de jerarquía donde la enseñanza se detiene en el detalle y pierde de vista la globalidad, por tanto esta afirmación corrobora con lo interpretado en libros de texto actuales de química de grado 10, donde los autores plantean diversas temáticas como lo son electronegatividad, potencial de ionización, radio atómico, configuración electrónica, punto de fusión y punto de ebullición se exponen por separado lejos de relacionarlos con la formación de enlaces de valencia y sus propiedades físicas y químicas y simplemente son asocian la estructura de Lewis y la regla de octeto; de esta misma manera son transmitidos a los estudiantes, dejando de lado las problemáticas y fenómenos presentes en determinados contextos. La pregunta a la anterior afirmación es ¿Bajo qué parámetros construimos junto con los estudiantes el conocimiento, si en nuestra actividad como docentes se nos olvida el horizonte pedagógico, de suscitar la actitud crítica en quienes se encuentran en periodo de formación y solo nos limitamos a basarnos en un libro de texto? 119 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X ¿Estaremos contribuyendo en la formación de individuos críticos y autónomos de su conocimiento? Interrogantes como estos, han llevado a una estructuración de conceptos y teorías científicas a diversos individuos inmersos en el desarrollo de las ciencias llegando a la elaboración de diversas herramientas como lo son las seminario-talleres, unidades didácticas, libros basados en referentes histórico-epistemológicos, en las que se tiene como finalidad permitir a los estudiantes una mejor comprensión y desarrollo conceptual respecto al tema, este recorrido por la historia permite dar pautas para la enseñanza, basadas en las explicaciones desde lo experimental, conceptual y aplicación al contexto (Rincón, 2005; García, 2006; Franco, Garritz y Chamizo, 2008). La problemática actual sobre los libros de texto, no conlleva a una sustitución de este, al contario se debe reestructurar para que no pierda su esencia, donde sus contenidos, no deben mostrarse como hechos terminados, en un contexto alejado de la realidad de los educandos, debe estar orientado hacia una educación científica para el desarrollo de una cultura científica que tienen como función guiar al estudiante y docente a la construcción de su propio conocimiento, permitiéndole realizar esfuerzos cognitivos para aprender a comprender, haciendo más progresivo; el desarrollo de competencias científicas, de la autonomía intelectual, la facultad para producir conceptos con orientación ética y crítica. (Osborne, 2008). Se hace necesario y urgente establecer unos parámetros que contribuyan en el proceso de la Enseñanza de las Ciencias donde la prioridad del contenido temático no sea cantidad sino calidad, estableciendo relaciones entre los diversos contenidos para la contribución y explicación de hechos o fenómenos dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. Conclusiones La historia y contextualización de los conceptos químicos, son validos en el momento que se retoman desde su contexto, donde la experimentación y observación a los comportamientos de las sustancias dan inicio al diseño de modelos explicativos que son representación hechas desde la compresión de la estructura, composición y función de las sustancias. Diversas visiones dan posturas diversas en la explicación del comportamiento de las sustancia, desde los energetistas y atomistas, pero llegan a conclusiones cercanas de los fenómenos observados, pero desde experimentaciones diversas bajo un mismo fin como ocurre la unión de las sustancias desde el enlace químico. Los profesores de química deben tener por lo menos un conocimiento igual sobre la estructura del átomo, de la estructura de las moléculas y del enlace químico. Habría que comenzar modificando el currículo en licenciatura de química para que los jóvenes adquieran este conocimiento y lo puedan enseñar a sus futuros estudiantes. La enseñanza del tema de enlace químico resulta muy compleja y es importante que los profesores sean muy cuidadosos en el desarrollo de contenido científico, con el fin de que los 120 Segunda parte: Seminario Conceptos Químicos e Implicaciones Didácticas - Memorias MaDoQuim: Memorias de la Maestría en Docencia de la Química. Vol.1 Año 1. ISSN 2323-010X estudiantes puedan ir construyendo un modelo de enlace químico que tenga sentido para ellos, en donde el énfasis se haga en la compresión del fenómeno electrostática y en la utilidad de los modelos de enlace para la explicación y predicción de las propiedades macroscópicas presentes en la naturaleza. Mayor poder heurístico. El segundo, que los profesores de química en particular y de los de ciencias en general, han de ocuparse del estudio de la historia de los contenidos que hacen objeto de enseñanza. Bibliografía Asimov, I. (1965). Breve Historia de la Química. Madrid, Alianza editorial. Bernadette, V. Stengers, I. (1997). Historia de la Química. Madrid: Addison Wesley Iberoamericana. Castelazo Ayala, L. (2007). Un puente entre la física y la química. Revista de divulgación científica y tecnológica de la Universidad de Veracruz. V. XVIII. Nº 1. Chamizo J. A. (2006). Los modelos de la química, Educación Química, 17, 476-482. Chamizo, J.A. (1992). 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