Comunicación de la Comisión “Hacia unos principios comunes sobre Flexiseguridad: más y mejores trabajos a través de la flexibilidad y la seguridad.” Posición de la CES Adoptada por el Comité Ejecutivo de la CES en su reunión del 17/18 de octubre 2007 I. Introducción La comunicación de la Comisión fechada el 27 de junio y relativa a la flexiseguridad tiene el mérito de abrir una puerta a una discusión en profundidad sobre la manera en que el mercado laboral europeo se adapta a los cambios. Esta discusión llevará a la adopción a finales de año por el Consejo europeo, de los principios comunes sobre flexiseguridad. La CES considera esto como una oportunidad única de promover un concepto de “flexiseguridad” que fuera propicio al trabajo, equilibrado, y basado sobre la realidad de la situación de los trabajadores en el mercado laboral europeo. La primera parte de esta resolución define la agenda de la CES sobre la flexiseguridad. La segunda parte es una comparación entre la visión de la CES y la comunicación de la Comisión concluyendo que esta comunicación se focaliza principalmente en la reducción de derechos fundamentales tales como el derecho a la estabilidad en el empleo y a contratos que garanticen esta estabilidad. La resolución de la CES concluye demandando explícitamente al Consejo europeo que adopte un enfoque de la flexiseguridad más respetuoso con los trabajadores. II. Mercados laborales flexibles y que garanticen la seguridad. El punto de vista de la CES. 1-Pensar flexibilidad y seguridad al mismo tiempo: una mano de obra estable es buena para la productividad y la competitividad. La idea de que la Europa social y la competitividad no van de la mano, que la flexibilidad de las empresas y la seguridad de la mano de obra se contradicen, es falsa. Para la CES, el verdadero punto de partida es de hecho reconocer que tanto a las empresas como a los trabajadores les hace falta flexibilidad y seguridad. Los trabajadores necesitan flexibilidad y autonomía en su tiempo de trabajo para conciliar vida profesional y vida familiar. Necesitan de una movilidad protegida para tener acceso a mejores empleos y reforzar su posición en las negociaciones. Los trabajadores móviles no aceptarán una reducción salarial para “subvencionar” empleos anticuados porque el empresario no ha sabido innovar. También necesitan una organización de trabajo flexible con una rotación de empleos, una formación pluridisciplinar y continua para poder salvaguardar sus empleos mejorando la innovación y la productividad. Las empresas, al mismo tiempo, se interesan principalmente por la estabilidad de la mano de obra: necesitan una mano de obra estable para responder a los desafíos planteados por la competitividad. Para seguir compitiendo en un mercado mundial las empresas necesitan trabajadores comprometidos, motivados y cualificados abiertos a la innovación y a técnicas más productivas. Una mano de obra en situación de inseguridad, no cualificada y ocasional no puede contribuir a la mejora de la productividad y a objetivos cualitativos. Además las empresas también necesitan que los trabajadores sean móviles para que adapten mejor sus conocimientos y sus competencias a los nuevos empleos. Sin embargo los trabajadores estarán más motivados a cambiar de empleo si pudieran estar seguros de que estos nuevos empleos les permitirán ampliar sus conocimientos, ofreciéndoles buenas perspectivas de carrera, buenas condiciones de trabajo y contratos estables. Las sociedades deben ser también móviles socialmente, ofreciendo a los trabajadores más oportunidades a lo largo de sus vidas. 2. Principios-clave de la CES sobre los mercados laborales flexibles y estables. No basta declarar que la flexibilidad y la seguridad deberían reforzarse mutuamente. Hay que cerciorarse de que funcionan realmente en este sentido y que no existe ningún intercambio entre estos dos principios, únicamente una complementariedad. Para que la seguridad sea la base de la flexibilidad y viceversa, la CES plantea las diez dimensiones y orientaciones políticas siguientes: Garantizar la existencia de sistemas de protección robustos y de calidad: el mercado laboral europeo debe poseer un sistema de protección del empleo justo y robusto. La protección del empleo difiere del empleo para toda la vida pero protege a los trabajadores de despidos abusivos y arbitrarios. Favorece la flexibilidad interna y la competitividad de las empresas, por una parte forjando una mano de obra leal y motivada, y por otra, ofreciendo a las empresas medidas que inciten a la inversión en formación continua, innovación y productividad. La protección del empleo contribuye también a una movilidad hacia empleos más seguros, ofreciendo al mismo tiempo a los trabajadores y a los sindicatos medios para negociar una seguridad transitoria con la patronal. Acometer reformas “inteligentes” ampliando y completando la protección al empleo con una seguridad del empleo. Además de garantizar un alto nivel de protección del empleo, la concepción de los sistemas de seguridad del empleo también es importante. Aquí, cambios nimios de la concepción desplazando ciertos aspectos específicos de estos sistemas pueden acrecentar su contribución a transiciones más seguras y a una movilidad protegida. En esta cuestión la importancia del preaviso es fundamental. No es únicamente una señal temprana de alerta para los trabajadores despedidos. Permite igualmente a los fondos de los interlocutores sociales y a los servicios públicos de empleo empezar inmediatamente a preparar a estos trabajadores en la búsqueda de un nuevo empleo enriquecedor, aun cuando estén trabajando todavía para el anterior empresario. Situar, en el centro de la flexiseguridad, la calidad de los empleos, incluyendo el principio de que contratos estables e indefinidos deberían ser la forma habitual del empleo. Los trabajadores estarán más predispuestos a aceptar “cambios”, y a pasar de un empleo a otro, de una empresa a otra, de un sector a otro si el mercado laboral está basado en empleos de calidad. La movilidad será mayor si se sabe que los empleos son en su gran mayoría empleos interesantes e enriquecedores, con contratos de trabajo estables y que garanticen la seguridad. Los indicadores de Laeken relativos a la calidad del empleo (ver la comunicación de la Comisión de 2003 sobre la calidad del empleo) son una base interesante para desarrollar una agenda sobre la calidad de los empleos, pero necesitan, sin embargo, ampliarse para incluir el principio de promoción de contratos de trabajo estables que garanticen como regla habitual de los contratos laborales la seguridad y que sean indefinidos. Promover una flexiseguridad negociada por interlocutores sociales fuertes, autónomos y representativos. Unos sindicatos fuertes y omnipresentes permiten a los convenios colectivos mantener un equilibrio entre flexibilidad y seguridad sin caer en la trampa de una competencia generalizada a la baja de las normas laborales. Promover soluciones de negociación colectiva permite sin embargo pasar de la “palabra” a una verdadera acción política. Esto incluye medidas encaminadas a desarrollar el papel de los interlocutores sociales en la gobernanza de los sistemas de protección social, y a extender la negociación colectiva (por ejemplo negociaciones colectivas que faciliten a los trabajadores el acceso a la formación o favorezcan la conciliación de la vida profesional y familiar) y a respetar la autonomía de acción de los interlocutores sociales. Dada la diversidad de las relaciones industriales en Europa, el derecho laboral deberá, a menudo, mantener o aumentar su papel de protección de los trabajadores frente al poder que tiene la patronal de suprimir esos empleos. El principio de “Estado de derecho” debe ser igualmente respetado, lo que implica un verdadero respeto a las legislaciones nacionales y europeas en vigor. Mejorar los sistemas de protección social gracias a prestaciones sociales adaptadas que cubran el conjunto de contratos y empleos. Buenos sistemas de prestaciones por desempleo hacen aceptables los cambios a los trabajadores ya que les ofrecen una fuente alternativa de ingresos en caso de pérdida de empleo. Fomentan la movilidad al proporcionar a los parados medios financieros para buscar un nuevo empleo. Funcionan como un “seguro para el empleo”, compensando las inversiones efectuadas por los trabajadores cuando cambian de empleo. Mejoran la adecuación de la oferta y la demanda de empleo y la eficacia global de la economía garantizando que los trabajadores no se verán obligados a aceptar un trabajo inferior a su nivel de competencia. Asociadas, las políticas educativas y de reciclaje permiten a los trabajadores redirigir sus competencias para que se ajusten conformes a las necesidades de una economía moderna. Marcan la práctica de buenas condiciones de trabajo ofreciendo a los trabajadores una alternativa inmediata, a saber aceptar un nuevo empleo o conservar un empleo con condiciones laborales basadas en la explotación. Permiten evitar, al igual que otras medidas, que los trabajadores caigan en la trampa de los empleos de mala calidad proporcionándoles, sea cual sea su contrato laboral, un acceso a los servicios sociales y a la seguridad social. Invertir en políticas activas del mercado de trabajo. Las políticas activas del mercado de trabajo son cruciales para la construcción de pasarelas entre un empleo y otros. Asociadas a prestaciones generosas, servicios públicos, programas de formación, y ayuda a la búsqueda de empleo constituyen una infraestructura de “learnfare”1 que facilita la transición hacia un nuevo empleo enriquecedor. 1 La participación de los desempleados en medidas activas, una política apodada "learnfare". Después de un período en el cual reciben pasivamente los subsidios, los trabajadores desempleados participan en programas de formación y educación para favorecer su adaptación al mercado del trabajo. Promover la formación a lo largo de toda la vida. Una mano de obra instruida que posea competencias actualizadas es una mano de obra flexible, ya sea una flexibilidad interna o externa. Sin embargo, las estadísticas muestran que las empresas invierten cada vez menos en la formación de su mano de obra a pesar de la demanda creciente de niveles de cualificación más elevados. Para corregir esta situación, cada trabajador debería poder acceder a un plan de formación anual de competencias y cualificaciones, además de la formación necesaria, para garantizar que sus competencias y sus cualificaciones están adaptadas a los cambios establecidos en el lugar de trabajo. Poner en práctica una mejor igualdad de género. En comparación con los hombres, las mujeres a menudo ocupan empleos más precarios y poco estables caracterizados por una flexibilidad excesiva. La legislación, los convenios colectivos, los sistemas de protección y los servicios públicos deben ser reforzados para luchar contra las desigualdades y las discriminaciones ligadas al sexo y mejorar la situación de las mujeres en el mercado de trabajo. Completar la flexiseguridad con una política macroeconómica de crecimiento y que favorezca el empleo. Un mercado laboral flexible, incluso estable, no favorece la creación de un mayor número de empleos. Los empleos aparecen porque las empresas responden a una demanda para sus productos o servicios. Para lanzar el proceso de creación de empleos, una política macroeconómica debe inyectar una demanda global a la economía, para que un mayor número de empleos sean ofertados a una mano de obra más móvil y más productiva. Comprometer los recursos presupuestarios necesarios para la financiación de la flexiseguridad. Las políticas de flexiseguridad deben ser financiadas, lo que implica que los Estados miembros tienen cada vez menos capacidad financiera para soportar los ciclos de dumping fiscal regularmente presentes en Europa. Una coordinación de la política fiscal, particularmente en las categorías con base móvil, es urgente y necesaria. Sin embargo, en vez de seguir un enfoque “contable”, la puesta en marcha del Pacto de estabilidad reformado debería ofrecer una capacidad financiera suficiente para permitir al conjunto de los Estados miembros la puesta en marcha de la flexiseguridad. III. Análisis y evaluación de la CES de la Comunicación de la Comisión 3. La Comisión pone al trabajo precario como consecuencia de la “seguridad del empleo”... El mensaje de base de esta comunicación es que los trabajadores deben abandonar la seguridad de sus empleos y cambiar una protección “estricta” del empleo por medidas de promoción de esa famosa seguridad del empleo. Según la Comisión, los “insiders”, con sus empleos bien protegidos, son los responsables de que los que buscan empleos “los outsiders” se vean empujados a empleos precarios o estén abocados a ser parados de larga duración, poniendo así en peligro la perennidad de los sistemas de protección social. Con este enfoque, no es de extrañar que la Comunicación de la Comisión defina implícitamente una seguridad del empleo “estricta” al calificar el nivel de protección danés (más bien débil) como “moderado”. En efecto, según el Indicador sintético de la legislación sobre la protección de empleo de los trabajadores regulares de la OCDE, Dinamarca puntúa 1.5 en una escala que va del 0 (ninguna protección) al 6 (máxima protección). Redefiniendo la protección del empleo en Dinamarca como moderada (en lugar de débil), la Comisión apunta a la mayoría de los sistemas de protección del empleo en Europa, es decir a países con tasas de actividad elevadas y una buena adaptación a los cambios (Suecia, Países Bajos, Noruega). Solo los miembros anglosajones (que tienen niveles aun más bajos que Dinamarca en cuanto a la protección del empleo) así como Bélgica e Italia (que tienen niveles similares de protección del empleo de los trabajadores estándar) estarían excluidos de la argumentación de la Comisión que va en contra de una legislación de protección “estricta” del empleo. 4. …y no propone una agenda política satisfactoria y creíble para promover “la seguridad del empleo”. Aunque la Comunicación insiste sobre la importancia de políticas tales como la formación a lo largo de toda la vida, las políticas activas de empleo y los sistemas de prestaciones, un estudio más amplio muestra que este enfoque es particularmente estrecho. En el fondo, la Comisión describe un enfoque de “workfare2 y no de learnfare” en el que los trabajadores encuentran lo antes posible rápidamente, sin que se preste la necesaria atención al nivel de precariedad de estos empleos. Con el aumento de la presión ejercida sobre los parados para que acepten estos empleos, la patronal busca reducir la calidad de los empleos propuestos. El enfoque “workfare” de la Comisión contiene los siguientes puntos: 2 • Las prestaciones por desempleo se analizan partiendo del principio de que son perjudiciales a las medidas que tienden al empleo y no partiendo del principio de que prestaciones justas estabilizan a los trabajadores y les hacen aceptar los cambios. Aunque incluso la OCDE utiliza el término prestaciones “generosas” para describir la flexiseguridad, la Comisión, por el contrario, habla de prestaciones “apropiadas”, lo que para algunos significa que se refiere en realidad a prestaciones “poco elevadas”; • La visión de la Comisión sobre sistemas de protección social “modernos” parece también dirigirse a medidas que favorezcan empleos poco productivos como los “in-work benefits” (prestaciones en activo) y un apoyo eficaz en la búsqueda de empleo; • Las políticas activas del mercado laboral se limitan a la ayuda de búsqueda de empleo y a políticas que buscan “hacer que trabajar sea rentable” (making work pay). La dimensión de los conocimientos para todos, reformar a los parados, aconsejar y guiar, actualizar sus conocimientos, todo esto ha sido omitido en esta comunicación, aunque sea una de las piedras angulares del sistema danés de ‘learnfare”. • Bajo el prisma de las estrategias de formación a lo largo de toda la vida, la comunicación de la Comisión contiene algunos elementos positivos. Sin embargo son posteriormente minimizados con el argumento de que la patronal asume una parte significativa de los costes de la formación en horario laboral y que los trabajadores podrían también asumir por ejemplo en términos de El término workfare debe entenderse por contraposición a welfare (Estado del Bienestar). La obtención de la asistencia se condiciona a una contraprestación (laboral o de otro tipo: trabajos en pro de la comunidad, búsqueda activa de empleo, actividades de formación, etc.). En español, el concepto se ha traducido de maneras diversas, la más usual: “sistema de prestaciones sociales condicionadas”. tiempo. Aquí la Comisión ignora la tendencia estructural, de hecho los empresarios ofrecen cada vez menos acceso a la formación a los trabajadores. 5. Evaluación de los principios de flexiseguridad de la Comisión: no hay verdadera coherencia. La Comisión propone ocho principios de flexiseguridad. La CES apoya algunos de ellos, como el principio que enuncia que los derechos y responsabilidades deberían estar equilibrados y repartidos entre los actores, lo que incluye las empresas, el hecho de que la flexiseguridad no se refiere a un modelo único y debe ser adaptada a las circunstancias especificas de los Estados Miembros, la necesidad de sostener la igualdad de géneros, el papel de la confianza y del diálogo entre gobiernos y los interlocutores sociales. Sin embargo la CES lamenta que la Comisión, al mismo tiempo, proponga otros principios destinados a minimizar a los precedentes: • Colocando los contratos “flexibles” y los despidos suficientemente flexibles en el centro de la estrategia, la Comisión da en la práctica prioridad al modelo de flexiseguridad “externa” en detrimento de otros modelos que utilizan la flexiseguridad “interna” para adaptarse a los cambios; • “Despidos fáciles” y “contratos flexibles” harán inclinar la balanza del lado de los empresarios, provocando una erosión del principio según el cual las empresas deberían también sostener una parte de la carga del ajuste y reduciendo las medidas e iniciativas dirigidas a desarrollar estrategias de flexiseguridad interna destinadas a la innovación y a un aumento de la productividad; • Incitando a la promoción de la flexiseguridad, tanto “externa” como “interna”, la Comisión ignora que la flexibilidad interna puede en algunos países, ser una alternativa válida y más productiva a los modelos de “despido simple” y una diversidad contractual elevada o excesiva. La idea que subyace por parte de la Comisión parece ser que los trabajadores que puedan ser fácilmente despedidos resistirán menos a una organización flexible del trabajo que es seguidamente adaptada a las necesidades de los empresarios; • Pedir a una seguridad social ser “moderna” y a una política activa del mercado laboral ser “eficaz”, así como declarar que “la protección social debe sostener, y no inhibir” añade claramente a las líneas directrices de la Comisión una dosis de parcialidad pro-desregulación; • Omitiendo toda referencia en cuanto a la importancia de las políticas macroeconómicas en la creación de un número mayor de empleos, así como la necesidad de garantizar rentas suficientes a los gobiernos (incluyendo las recetas fiscales sobre los beneficios) para financiar la “flexiseguridad”, los principios de flexiseguridad de la Comisión son bastante incompletos y podrían crear la falsa impresión de que la flexiseguridad, en particular la legislación vigente sobre despidos simples, va a permitir crear más empleos y proporcionar nuevos ingresos al Estado. Esta ilusión es arriesgada. La relación entre “flexiseguridad” y eficacia general del empleo no es evidente. Para que la flexiseguridad funcione, son necesarias políticas macroeconómicas que favorezcan el crecimiento para la creación de nuevos empleos adaptados a una mano de obra móvil y productiva. 6. Indicadores de flexiseguridad extremadamente inquietantes: Los indicadores son la base de cualquier estrategia y algunos tienen la capacidad de dirigir una estrategia en una u otra dirección. Por esta razón la propuesta de la Comisión de incluir el indicador de la OCDE relativo a la protección del empleo es altamente preocupante. No solo este indicador es tosco, poco fiable e incompleto, además su focalización simplista sobre el nivel, en vez de la concepción de la protección del empleo lo convierte en impropio para dar una imagen real del grado en que un sistema de protección del empleo favorece los cambios productivos. Se diferencia igualmente con la legislación de la UE que da a los trabajadores el derecho a la información y consulta en caso de despido colectivo, el índice de la OCDE recompensa a los países que no aplican este derecho de base. Otro indicador propuesto por la Comisión se refiere a las “trampas del desempleo” o la medida en la que los parados se sienten mejor aceptando un empleo que si continúan percibiendo la prestación por desempleo. Este indicador ofrece igualmente una imagen incompleta de la manera en que el sistema de prestación puede influir en la correspondencia de los empleos y está basado en la hipótesis que el único efecto de las prestaciones por desempleo es reducir la voluntad de los parados en la búsqueda de un empleo. Incluir estos indicadores en la agenda de la flexiseguridad supone el riesgo que los trabajadores identifiquen la Estrategia Europea por el empleo como una estrategia cuyo objetivo es reducir los derechos de los trabajadores. 7. Conclusiones de la CES: La comunicación de la Comisión debe ser ampliamente reequilibrada. La comparación entre el enfoque de la CES en materia de flexiseguridad y la comunicación de la Comisión muestra la absoluta oposición de sus orientaciones. Mientras que la CES pide una modulación de la concepción (y no del nivel) de los sistemas de protección del empleo para que se añadan medidas de seguridad del empleo a la seguridad de los empleos estables, la comunicación se concentra simplemente en la reducción del nivel de protección del empleo. Mientras que la CES milita por disposiciones contractuales seguras que sean la forma general de empleo en Europa, la Comisión quiere contratos “flexibles y fiables”. Mientras que la CES desea ver prestaciones sociales generosas como base de la agenda de “learnfare” y de movilidad hacia arriba, la Comisión apuesta por una agenda de “workfare”. Por tanto la CES piensa que la comunicación de la Comisión presenta una visión de la flexiseguridad excesivamente escorada a favor de los intereses empresariales. La flexiseguridad planteada de esta manera hará que las empresas tengan toda la “flexibilidad” necesaria para despedir a los trabajadores con un mínimo gasto y a la vez la “seguridad” de tener a su disposición la mano de obra disciplinada por las políticas de “workfare” aceptando cualquier empleo, incluso si es precario. Este tipo de agenda de flexiseguridad no es deseable. Crearía una mano de obra inestable e incapaz de implicarse en una formación y desarrollar lugares de trabajo altamente productivos, un aumento de las desigualdades porque la élite de los poderosos “insiders” (directivos, cuadros, supervisores) se apropian de los esfuerzos de moderación salarial obtenidos gracias a los trabajadores cuya posición en la negociación se ha deteriorado y, finalmente conduciría a una ralentización económica causada por los ahorros que por precaución realizarán los trabajadores. IV. Conclusiones: la CES demanda al Consejo europeo, al Parlamento europeo y a la Comisión europea que reequilibre la flexiseguridad haciéndola más propicia al trabajo. 8. Las empresas y sus responsabilidades deben ser tomadas en cuenta en la ecuación. La CES insiste ante el Consejo y la Comisión en el hecho de que la comunicación sobre flexiseguridad no está equilibrada y debe ser sustancialmente modificada para hacerla más propicia al trabajo. Hay que volver a introducir en la ecuación, de una manera urgente, la responsabilidad que tienen las empresas de desarrollar y poner en marcha prácticas sostenibles en el mercado laboral. La causa que subyace en la precariedad laboral no es tanto el hecho de que los trabajadores se beneficien de una excesiva protección, sino que las empresas utilizan y desarrollan las fisuras del derecho laboral haciendo presión sobre los gobiernos y con el argumento falaz y peligroso de que para que puedan invertir y crear empleos deben ser “ayudadas” con una flexibilidad excesiva e ilimitada. Para luchar contra los mercados laborales segmentados y a dos velocidades, el derecho laboral debe ser reforzado, y no al contrario. Un derecho laboral moderno y más fuerte significa garantizar : • La desaparición de las fisuras del derecho laboral, que proporcionan a la patronal la posibilidad de mantener trabajadores (regulares) permanentemente en lo que debería ser un status temporal y/o excepcional. Esto incluye medidas que pongan término a las cadenas de contratos de duración determinada y formas de trabajo “facticias” (como los contratos de cero horas por ejemplo). • Todas las formas de relaciones laborales subordinadas están dentro del campo de aplicación del derecho laboral y son una protección sólida, tratando en este caso de situaciones de falso trabajo independiente y de abuso de contratos de derecho civil. • Los empleos atípicos no son empleos “trampa” pero suponen derechos equivalentes y extendidos permitiendo transformar esos empleos precarios en empleos regulares. 9. Para ello, la CES pide al Consejo europeo que tome las siguientes medidas. En la definición de principios comunes de flexiseguridad, el Consejo europeo debería: • Tener la seguridad de que los mercados laborales segmentados son tenidos en cuenta garantizando una convergencia hacia arriba en los contratos estables, y no transformando disposiciones contractuales estables en una excepción en lugar de ser el principio general; • Completar la seguridad de los trabajadores con medidas de seguridad del empleo; • Focalizarse en una agenda política que favorezca la calidad del empleo: • Reforzar y dar más valor a las prácticas de la negociación colectiva con interlocutores sociales fuertes y representativos en el pleno respeto de su autonomía; • Poner en el corazón de la estrategia la promoción de objetivos estratégicos como: una relación laboral estable, el derecho a la negociación colectiva y a la afiliación sindical; • Tener en cuenta el hecho de que no existe un único modelo de política o de solución y que la diversidad de los sistemas de relaciones industriales en Europa debe ser respetada; • Insistir en el hecho de que una cada una de las partes saca coordinación de las políticas favorezcan el crecimiento, al derecho laboral; • Insistir en el papel que juega la acción a nivel europeo en la creación de condiciones equiparables en términos de prácticas en el mercado laboral para las empresas en el mercado interior europeo. En este sentido la prioridad es una directiva europea sobre los trabajadores temporales (ETT), poniendo fin a esta particular forma de segmentación de la mano de obra y estableciendo el principio de igualdad de salario por un trabajo igual. • Poner de relieve los indicadores pertinentes (en el lugar de los indicadores que miden la desregulación de la protección de los trabajadores y las prestaciones sociales) centrados en las políticas que invierten en las personas y sus conocimientos, en qué medida estos trabajadores caen en la dinámica de los empleos de mala calidad, el nivel de precariedad e inseguridad de empleos y contratos e indicadores que midan si los trabajadores han conseguido encontrar un mejor empleo y/o una mejor situación contractual; política de flexiseguridad solo puede funcionar si provecho y además va acompañada por una fiscales y por políticas macroeconómicas que mismo tiempo debe respetar íntegramente el 10. Respetar la opinión conjunta de los interlocutores sociales. Por último, la CES desea sobre todo atraer la atención de los políticos europeos sobre el análisis, efectuado conjuntamente por los interlocutores sociales, de los retos a los que tendrá que hacer frente el mercado laboral europeo si la patronal europea ha dado su acuerdo a: • • • • El análisis de los sistemas de protección de los trabajadores desde el punto de vista de la “concepción” (y no desde el punto de vista del “nivel” de protección); lo que incluye referencias destinadas a promover las relaciones laborales y a completar (y no a “reemplazar”) la seguridad de los trabajadores gracias a medidas de seguridad del empleo; Subrayar la importancia de las políticas macroeconómicas explotando el conjunto del potencial de crecimiento y de empleo de la economía; Reconocer la existencia de situaciones de lo que llamamos trabajo precario (tiempo parcial no voluntario y contratos de duración determinada, bajos salarios, débiles tasas de transición hacia nuevos empleos….); Subrayar la importancia de un diálogo social y de unos interlocutores sociales autónomos.