CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN CIVIL Magistrado Ponente FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ Bogotá D. C., cuatro (4) de julio de dos mil doce (2012) Discutido y aprobado en Sala de veintisiete (27) de junio dos mil doce (2012). Ref. Exp. 1100122100002012-00201-01 Decide la Corte la impugnación interpuesta respecto del fallo de 24 de mayo de 2012, proferido por la Sala de Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, por medio del cual concedió la tutela formulada por Odilce Cenaida Peinado Páez contra el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Consejo Superior de la Judicatura, Sala Administrativa –Coordinación de Asuntos Internaciones, habiendo sido vinculados el Juzgado Primero de Familia de esta ciudad y “todos los intervinientes en el proceso de fijación de cuota alimentaria” que se adelanta contra Edward Paul Jaimes Gummery. ANTECEDENTES I.- La peticionaria, quien actúa en representación de su menor hija, asegura que a ésta se le han quebrantado los derechos fundamentales a la educación, seguridad social, alimentación, recreo y vivienda. II. Circunscribe la vulneración a la negativa de los accionados a tramitar “el exhorto y la carta rogatoria” expedidos por el Juzgado Primero de Familia dentro del juicio de fijación de cuota alimentaria que se le sigue a Edward Paul James Gummery. III.- Apoya su queja en la situación fáctica que pasa a compendiarse, así (folios 10 a 12): a.-) Que en el asunto aludido, el Juez de conocimiento decretó el embargo del veinticinco por ciento del salario del demandado, cuya residencia y sitio de trabajo están ubicados en Londres, Inglaterra. b.-) Que para hacer efectiva la medida cautelar, el estrado libró “exhorto y carta rogatoria” con destino al Ministerio denunciado, ente que mediante comunicación de 21 de diciembre de 2011 le respondió que tal petición excedía la competencia otorgada al Cónsul, “por la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963,” y que debido a que Colombia y el Reino Unido “son estados miembros de la Convención sobre la Obtención de Alimentos en el Extranjero” suscrita en New York el 20 de junio de 1956 “y aprobada en Colombia por la Ley 471 de 1998”, le correspondía al Consejo Superior de la Judicatura, Coordinación de Asuntos Internacionales, dar curso a dicha solicitud, por ser la “Autoridad Remitente para Colombia”. c.-) Que el referido Consejo, a su vez, informó que de acuerdo con lo consignado en la última de las Convenciones mencionadas, “no tiene facultad para notificar ni comunicar providencias en el exterior”. También avisó que en aplicación de lo estatuido en el artículo 33 del Código Contencioso Administrativo, en concordancia con lo consagrado en el numeral 11 del artículo 1º del Decreto 2282 de 1989, remitiría las diligencias al organismo al que inicialmente se le dirigieron, para lo de su cargo. d.-) Que la omisión en que han incurrido las entidades cuestionadas, le quebranta a la menor los preceptos superiores invocados. IV.- Por consiguiente, pide que se le ordene a los tutelados diligenciar “el exhorto y la carta rogatoria” señalados. RESPUESTA DE LOS ACCIONADOS La Jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Internacionales y Asesoría Jurídica para la Rama Judicial, Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, expresó que ni la Convención sobre Obtención de Alimentos en el Extranjero, aprobada por la Ley 471 de 1998, como tampoco la Constitución Política y menos la Ley Estatutaria de Administración de Justicia, la han facultado para “notificar providencias en el exterior”. Agregó, en cuanto hace al “tramite de obtención de alimentos en el exterior”, que si bien el Consejo Superior de la Judicatura funge “como autoridad remitente”, según la mentada Convención, su labor se ciñe, acorde con lo determinado en el Decreto 2207 de 2003, a verificar que el usuario de esa figura reúna los requisitos establecidos, con el propósito de alcanzar el fin allí previsto, para que de esa manera “las instituciones intermediarias y autorizadas en cada uno de los países que [la] hayan suscrito” puedan impulsar “el trámite de dichas solicitudes y adelantar los procesos respectivos ante las autoridades competentes en cada país” (folios 108 a 115). El Director de Asuntos Migratorios, Consulares y Servicio al Ciudadano, del Ministerio de Relaciones Exteriores, adujo que la afirmación del otro denunciado, referente a que “no tiene facultad para notificar ni comunicar providencias en el exterior”, desconoce que en el caso concreto no se trata de un acto de esa naturaleza, “sino de dar traslado a la Autoridad Central registrada por Inglaterra como receptora de las solicitudes en el marco del Convenio para la obtención de alimentos en el extranjero” (folios 135 a 139). Los vinculados guardaron silencio. FALLO DEL TRIBUNAL Concedió el resguardo respecto de la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, Oficina de Coordinación y Asuntos Internaciones y Asesoría Jurídica de la Rama Judicial, porque conforme a la Ley 471 de 1998 y a la Convención sobre la Obtención de Alimentos en el Extranjero, lo mismo que al Acuerdo No. PSAA06-3432 de 26 de mayo de 2006, es la acreditada para dirigirse a su homóloga en el Reino Unido de Gran Bretaña, en aras de dar trámite a lo dispuesto por el Juzgado Primero de Familia de Bogotá. Acotó, en adición, que la orden del juzgador no era la de enterar un proveído, como lo entendió el encartado, sino la de “comunicar” al empleador del padre demandado la medida cautelar emitida en el memorado proceso, evento que no cambiaba aunque la petición hubiese sido elevada, como en realidad aconteció, “a través de carta rogatoria, cuando la misma debía cumplir para tal efecto, con las formalidades específicas dispuestas en el Acuerdo No. 2207 de veintiséis (26) de noviembre de dos mil tres (2003), circunstancia que debió ponerse de presente al Juez de conocimiento” (folios 142 a 154). IMPUGNACIÓN La propone el organismo tutelado, basado en que de la temática ventilada surge sin inconveniente que existe un litigio iniciado ante la justicia colombiana, lo que permite colegir que no se está frente “de una auténtica y original solicitud de alimentos en el extranjero que deba tramitarse como lo indican el Acuerdo No. 2207 de 2003 y la Ley 471 de 1998” (folios 162 a 167). CONSIDERACIONES 1.- La controversia se centra en establecer si los acusados han violado las prerrogativas invocadas, al no gestionar “el exhorto y la carta rogatoria” a que alude la quejosa. 2.- El actual es un instrumento de carácter preferente y sumario previsto para la protección inmediata de preceptos fundamentales, cuando estos resulten vulnerados o amenazados por cualquier autoridad pública y, excepcionalmente, por particulares. Por su naturaleza residual sólo procede si el afectado no dispone de otro medio de defensa, a menos que se formule como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio irremediable. 3.- Para los efectos de la decisión que se adopta están demostrados los siguientes hechos: a.-) Que mediante auto de 15 de octubre de 2010 el Juzgado Primero de Familia de Bogotá admitió la demanda de alimentos instaurada por Odilce Cenaida Peinado Páez, en representación de su menor hija, contra Edward Paul James Gummery, y fijó como “cuota provisional de alimentos” a cargo del padre, una suma mensual equivalente al veinticinco por ciento del salario y las prestaciones sociales devengados por éste (folio 55, cuaderno anexo). b.-) Que por auto de 1º de julio 2011 se ordenó, con la intención de hacer efectiva “la medida de embargo”, librar exhorto al Cónsul de Colombia en Londres, Inglaterra, para que por esa vía se diligenciara oficio con destino al pagador de “Serions Organizad Crime Agency (Soca)”, lugar de trabajo del obligado (folio 76 ib). c.-) Que debido a que el Ministerio de Relaciones Exteriores devolvió el “exhorto” porque la competencia para darle curso radicaba en el Consejo Superior de la Judicatura, el Juez resolvió remitirlo al último de los mencionados, quien, a su vez, lo reenvió a la Secretaría General del aludido órgano ministerial, con apoyo en lo estatuido en el artículo 33 del Código Contencioso Administrativo, en concordancia con el numeral 11 del artículo 1º del Decreto 2282 de 1989, comunicando de tal determinación al estrado y a la señora Peinado Páez (folios 83, 84, 86 a 88 ib.). d.-) Que el citado Ministerio regresó “el exhorto” sin tramitar al Despacho judicial, por considerar, de un lado, que esa solicitud rebasaba “la competencia dada al Cónsul por la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares de 1963” y, de otro, que ella podía ser “presentada directamente por la persona interesada al Consejo Superior de la Judicatura” (folio 89, ib.). e.-) Que el 25 de enero de 2012 el juzgador puso en conocimiento de la demandante “las comunicaciones allegadas por…el Ministerio de Relaciones Exteriores…para los fines legales pertinentes”, sin que ésta interpelara nada al respecto (folio 112, ib.). 4. En el caso bajo examen se observa la improcedencia del amparo reclamado en razón a que: a.-) En el sub lite no se verifica el requisito de subsidiaridad, toda vez que la señora Odilce Cenaida Peinado Páez acude a este mecanismo excepcional y extraordinario para que se le “ordene al Ministerio de Relaciones Exteriores y/o al Consejo Superior del Judicatura” realizar “todos y cada uno de los trámites de su competencia” en pro de diligenciar “el exhorto y la carta rogatoria…con el fin de obtener alimentos en el extranjero”, pedimento que no ha elevado dentro del respectivo juicio, como si ese no fuera el escenario natural y propicio para formular requerimientos de ese talante que entrañan el desobedecimiento a una determinación emitida por la jurisdicción, y que por consiguiente, concierne zanjar al Juez de conocimiento, quien está investido de poderes otorgados por el legislador para, entre otras cosas, asegurar el oportuno cumplimiento de las decisiones, dictadas en ejercicio de sus funciones –numeral 1º del artículo 39 del Código de Procedimiento Civil-. Esta específica circunstancia impide abrir una discusión en sede constitucional en relación con aspectos que pueden ser planteados directamente en la causa ordinaria y respetando las reglas propias del pleito, por cuanto ello atenta, como se advirtió, contra el carácter residual del auxilio. Frente al particular, la Corporación ha sido enfática al señalar que “el carácter subsidiario de la queja constitucional implica que quien a este medio acude, deba recorrer primero las vías procesales que las leyes establecen para cada tipo de pretensión en los niveles y ante los funcionarios propios de cada especialidad del orden jurisdiccional; y allí subyace sin duda una finalidad de alto valor institucional que la Constitución misma prohíbe subestimar, la cual en esencia consiste en permitirle a las autoridades… cumplir las funciones que la misma ley les asigna, según sea la materia sobre la cual versa un determinado conflicto” (sentencia emitida dentro del expediente 2007-01900-01, ratificada el 16 de diciembre de 2009 exp. 01661-01). En ese orden, ha dicho la Sala que “la protección reclamada no puede salir exitosa porque, en las copias allegadas con esta acción no se encuentra ninguna prueba distinta de la afirmación de la demandante que indique a la Sala que la petente haya elevado ante el accionado petición en el sentido pretendido y que ahora alega por esta vía subsidiaria….,es decir, la interesada accionó en tutela, sin haber hecho ninguna gestión ante la entidad demandada y ciertamente que la falta de petición directa ante ésta no le ha permitido pronunciarse concretamente sobre el asunto por cuya defensa se propende, lo que excluye la posibilidad de que se le pueda atribuir el quebranto denunciado” (sentencia de 5 de marzo de 2008, exp.: 00028-01, ratificada el 20 de marzo de 2012, exp.: 00181-01). b.-) Es necesario precisar que aunque la gestora reclama la salvaguarda de las garantías de su hija menor de edad, esto no es razón suficiente para conceder la protección, porque para hacerlo es necesaria la demostración de vulneración o amenaza por parte de los querellados, lo cual brilla por su ausencia en esta actuación. Aunado a lo anterior, la prevalencia de los derechos de los niños no es absoluta y, por ende, su reclamo no puede desatender injustificadamente el debido proceso. En ese sentido ha reiterado esta Corte que “mal perspectiva surge cuando, so capa de exaltar el irrefutable apriorismo consistente en que los derechos de los niños son prevalentes a los demás (artículo 44 Superior), se presentan situaciones en las cuales se soslayan las mínimas reglas del debido proceso que, sin duda, se erige en el mayor y mejor baluarte para propender por la defensa de ese interés, en tanto que sólo adoptándose las decisiones por parte del juez competente, previo el debate judicial con arreglo a las sendas de la legalidad y circunscrito al tema de conocimiento, es que aquél aserto cobra la fuerza que ingénitamente encierra, dado que tratándose de situaciones judiciales en que se debaten asuntos atinentes a menores, los jueces deben velar celosamente porque sus actuaciones no vulneren sus caros intereses, lo que se consigue, desde un principio, mediante la observancia de los básicos pilares sobre los que se edifica la administración de justicia, uno de ellos, el respeto del derecho fundamental al debido proceso…” (Fallo de 31 de enero de 2011, exp. 00313-01). 5.- En consecuencia, por las razones expuestas, se denegará la salvaguarda impetrada. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, REVOCA la sentencia impugnada, y en su lugar NIEGA el amparo reclamado. Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a las partes; y, en oportunidad, remítase el expediente a la Corte Constitucional, para su eventual revisión. Devuélvase el proceso adjunto a su lugar de origen. Notifíquese FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ MARGARITA CABELLO BLANCO RUTH MARINA DÍAZ RUEDA ARIEL SALAZAR RAMÍREZ ARTURO SOLARTE RODRÍGUEZ JESÚS VALL DE RUTÉN RUÍZ