Educación francesa en el extranjero N.° 10 – abril de 2010

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MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES Y EUROPEOS DE FRANCIA
N.° 10 – abril de 2010
Educación francesa en el extranjero
Fin de las clases en el liceo francés Charles de Gaulle, los alumnos salen riéndose del edificio de ladrillos rojos
para adentrarse en el metro… londinense. Al igual que ellos, 250.000 alumnos en todo el mundo están
escolarizados en el sistema de educación francés fuera de Francia. Una tendencia en alza, puesto que el año
pasado se matricularon un 4% más de alumnos en la red. La red de centros con programación educativa francesa
en el extranjero está formada por 461 centros repartidos por todo el mundo.
Más de un tercio de estos alumnos son hijos de
franceses expatriados. Tienen preferencia para la
matriculación y pueden obtener becas para financiar su
escolaridad. Louise, 17 años, en el último curso de
bachillerato, y Charlotte, 15 años, en quinto año de
bachillerato, estudian en el liceo francés Chateaubriand
de Roma. Las dos hermanas, rubia y morena, han
seguido el traslado de su padre, de Kenia a Roma.
Francesas en el extranjero, nunca han vivido en Francia.
Su hermano mayor, que aprobó el bachillerato hace dos
años en el liceo Chateaubriand, se matriculó en una
escuela de arquitectura de Île-de-France y, por primera
vez, vive en Francia. «El liceo nos permite estudiar en
Eurocampus
nuestra cultura de origen pero sin cerrarse, sino más
© Liceo francés de Shanghái
bien todo lo contrario, a la cultura de nuestro país de
acogida», explica Louise. Además, en el patio del liceo,
charla en una jerigonza francoitaliana con su mejor amiga que es rusa.
La flexibilidad de los liceos franceses en el extranjero permite abrirse al máximo a la diversidad cultural
de estos alumnos pero sobre todo a las especifidades del país de acogida, al tiempo que se mantienen las
exigencias francesas de rigor y aprendizaje del espíritu crítico.
Adaptarse al país de acogida
La programación de historia y geografía se adapta al programa del país de acogida. No se trata de un
intento de fusión de los dos programas para sobrecargar de horas lectivas a los alumnos, sino de una integración
de los dos de acuerdo con las exigencias de los dos países. En su pedagogía, los liceos franceses vigilan
especialmente que se acoja y se acompañe a los alumnos no francófonos en sus primeros balbuceos en francés.
Otro punto fuerte de los liceos franceses es el aprendizaje precoz de los idiomas extranjeros. Desde el parvulario,
hacia los tres-cuatro años, se familiariza a los niños con el idioma de su país de acogida con la ayuda de juegos;
en tercero de primaria, hacia los ocho años, se añade otro idioma, a menudo inglés pero también alemán o
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español. Mahaut, 8 años, morenita con coletas, escolarizada en el liceo francés de Shanghái, juega con sus
barbies tanto en chino como en francés. La niña, cuyo padre fue trasladado a China, ve como algo muy natural
esta asamblea de la ONU de muñecas con ropa de princesas. Mahaut se acerca en sus juegos al proyecto
pedagógico de los liceos franceses en el extranjero que promueve la tolerancia, la abertura a los demás, pero
también la igualdad de oportunidades entre niños y niñas. Unos valores republicanos franceses que a veces son
muy diferentes de la cultura de algunos países de acogida.
Llegar a ser perfectamente francófono
Asia es el continente donde los liceos franceses registraron el año pasado un crecimiento de los más
espectaculares con un aumento de las matriculaciones de más del 10% en países como China, Corea, Vietnam o
la India. En efecto, las empresas francesas han desarrollado su implantación en estos países y sus expatriados se
han instalado con sus familias, por lo que engrosan los efectivos de los centros. Asimismo, los alumnos locales
han empezado a fijarse en los liceos franceses al reconocer su excelente reputación pero, al mismo tiempo,
porque sus gastos de escolaridad siguen siendo razonables en comparación con otras escuelas internacionales
por un nivel de estudios sobradamente equivalente.
Si bien es cierto que la vocación fundamental de los liceos franceses en el extranjero es garantizar una
continuidad del servicio público para los niños franceses, también garantizan de facto una proyección cultural y
contribuyen considerablemente a la francofonía. Todos los alumnos extranjeros que superen su escolaridad en
un liceo francés, independientemente de que sean originarios de un tercer país o del país de acogida, son
completamente francófonos. Esther, que es británica, aprobó el bachillerato en el liceo francés de Londres hace
dos años. Habla y domina el francés y el inglés por igual, tanto escrito como hablado. La elección de sus padres
de matricularla, al igual que a sus cuatro hermanos y hermanas, en un centro francés desde el parvulario
responde a una tradición familiar. La abuela de Esther es francesa y les parecía importante mantener viva esa
herencia. Esther es bilingüe, una ventaja nada despreciable para su futura carrera, y saca provecho de la buena
reputación del liceo que acaba de abandonar.
Adquirir un software francés
Veselin es búlgaro. De pequeño, empezó a ir a clase al liceo francés de Belgrado en Serbia, donde
trabajaba su padre. De vuelta a Sofía, su ciudad natal, sus padres le matricularon en el liceo francés para no
provocar una ruptura en la escolaridad y para mantener una continuidad en el caso en el que el padre fuera
trasladado de nuevo. Tras diez años en el liceo francés, Veselin, bachiller con mención, aprovechó la
oportunidad de ir a Francia a continuar sus estudios superiores.
En efecto, al formar parte de los mejores estudiantes, ha podido beneficiarse de una beca de excelencia
concedida por el Ministerio francés de Asuntos Exteriores y Europeos para financiar el principio de sus estudios.
Este año 714 estudiantes se han beneficiado de esta ayuda. En estos momentos, Veselin está realizando el grado
de máster en Ciencias Políticas en París. «Un embajador de Francia, con el que estaba realizando prácticas,
me definió como un ordenador internacional con software francés», sonríe este buen mozo de 22 años, que
habla nada más y nada menos que 5 idiomas con soltura.
Una polivalencia como la de Veselin es una cualidad muy preciada entre las empresas francesas en el
extranjero. Una demanda que no han pasado por alto las grandes écoles [escuelas que otorgan diplomas muy
prestigiosos] francesas que cada vez se deslocalizan más fuera de Francia y ansían aumentar el número de
estudiantes extranjeros en sus promociones. Ahora mismo, más de 200 filiales en el extranjero tienen convenios
con universidades francesas. Según las previsiones de la UNESCO, de 2000 a 2015, el número de estudiantes en
el mundo debería de pasar de 100 a 200 millones. Unas tres cuartas partes de este incremento tendrán lugar en
Asia donde, precisamente, la enseñanza secundaria francesa está en pleno auge.
Pascale Bernard
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