PAUSA IGNACIANA La pausa ignaciana o también conocido como el Examen de conciencia o de la Jornada General, tiene su origen y base en los Ejercicios Espirituales en la primara semanai. (Los «Ejercicios Espirituales» de Ignacio de Loyola (c1491-1556), fruto de las vivencias de su autor, fueron compuestos a lo largo de los años comprendidos entre la convalecencia en Loyola en 1521 y la revisión final previa a la aprobación pontificia, otorgada por Paulo III (Alessandro Farnese, 1468-1549; Papa 1534-1549).ii E.E. 43 El fragmento que aquí se transcribe hace parte de la 'Primera semana'. “Examen General de Conciencia Modo de hacer el Examen General, y contiene en sí cinco punctos 1. El primer puncto es dar gracias a Dios Nuestro Señor por los beneficios rescibidos. 2. El segundo, pedir gracia para conoscer los pecados, y lanzallos. 3. El tercero, demandar cuenta al ánima desde la hora que se levantó hasta el Examen [General] presente, de hora en hora o de tiempo en tiempo; y primero del pensamiento, y después de la palabra, y después, de la obra; por la misma orden que se dixo en el Examen Particular. 4. El cuarto, pedir perdón a Dios Nuestro Señor de las faltas. 5. El quinto, proponer enmienda con Su Gracia. Pater noster”. Una de las grandes gracias que San Ignacio de Loyola recibió durante su conversión fue ser llevado a comprender que Dios está continuamente ocupado en nuestras vidas. Él diría que Dios está continuamente ‘trabajando’ en nosotros – laborando en los eventos ordinarios de nuestra vida cotidiana para llevarnos a la plenitud de la vida para la cual Dios nos crea. La respuesta de San Ignacio a esta acción continua de Dios en su vida fue volverse frecuentemente a Dios en oración, abrirse a Dios y buscar ser guiado por Dios. Era una oración que hoy conocemos como el examen de conciencia, pausa ignaciana, examen de la jornada. Esto no debe confundirse con el examen de conciencia que se centra en la moralidad de nuestras acciones y a menudo es usado como preparación para la confesión sacramentaliii. La Pausa Ignacia es una oración de simple atención a Dios para discernir la acción de Dios en nuestras vidas para que podamos llegar a comprender cómo Dios está ‘trabajando’ en nosotros, a lo que Dios nos apremia, y qué, dentro de nosotros, pueda estar resistiéndose a la acción de Dios. Es hacer un alto en nuestras actividades cotidianas, de tal manera que nos regalamos un espacio para tranquilizarnos, interiorizar y hacer consiente algunas de nuestras vivencias y al paso de Dios en ellas. San Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales sugiere cinco pasos: 1.- ME DETENGO Y RESPIRO (Transición)iv Tranquilizo mi cuerpo y mi mente y pido Luz. Me pongo delante de Dios que me ama y me da la bienvenida. PETICIÓN: ¿Señor que es lo que deseas mostrarme hoy? 2.- RECUERDO LO QUE HE VIVIDO AYER EN LA TARDE Y LO QUE VA DEL DÍA DE HOY. (Revisión) ¿Qué he vivido?, ¿Qué siento?, ¿Qué he hecho?, ¿Cuáles han sido mis pensamientos?... 3.- ME PREGUNTO (Gratitud) ¿Qué me hizo sentir amado? 4.- ME RECONOZCO MIS ERRORES (Contrición) ¿En dónde me falto dar amor? Pido a Dios me guie para poder corregir lo que hace daño a mi o a los demás. 5.-DOY GRACIAS (Renovación) Agradezco a Dios este día y todo lo vivido y veo que es lo que puedo cambiar de acuerdo al deseo amoroso de Dios para mí. i Ignacio de Loyola, SJ Ejercicios Espirituales Introducción, texto, notas y vocabulario por Cándido de Dalmases, SJ Santander, Cantabria: Editorial Sal Terrae, 1990. Páginas 66-67. ii https://sites.google.com/site/amdg1540/docs/ee_ex_gral “Más en las Obras que en las Palabras” James Martin, sj. 2012 ed Mensajero / Salterrae. páginasp 89 -99 iv Documento de la PAUSA IGNCIANA. Loyola.org iii