Prólogo, presentación y dedicatoria. Prólogo. Reflexiones sobre el sacerdocio bajo sus aspectos teológicos, filosóficos, pastorales, morales y litúrgicos, podría ser un subtítulo de la erudita obra: SACERDOTES PARA SIEMPRE del Padre CARLOS MIGUEL BUELA, Fundador del Instituto del Verbo Encarnado para Misioneros ad Gentes y de las Misioneras del Señor y de la Virgen de Matará. Y con decir esto, ya tenemos sobrada presentación para acreditar al autor, como experto en Vocaciones sacerdotales y Religiosas. Al respetable volumen de la obra, con más de 500 páginas, se agrega la fluidez y calidad de su escritura, constituyendo un arsenal de citas de textos escogidos de la Biblia, los Santos Padres, Mensajes Pontificios y Documentos Conciliares, especialmente de Trento y Vaticano II, síntesis este último Concilio Pastoral, de toda la doctrina católica, compendiada a su vez en el Catecismo de la Iglesia Católica. SACERDOTES PARA SIEMPRE es un libro de lectura espiritual, principalmente para los sacerdotes, como ya lo indica su título, pero también para los que se forman en los Seminarios y para todos los que están vinculados con el sacerdote. Y ¿hay alguien que no lo esté? A todos, pues, interesa su lectura, pues todos participan del eterno sacerdocio de Cristo, o a nivel ministerial por EL ORDEN SAGRADO o a nivel común por EL BAUTISMO. A la exposición de la doctrina católica sobre el Sacerdocio se añade la de la Eucaristía, pues lo uno se ordena a lo otro: el Sacerdote hace la Eucaristía y la Eucaristía hace al buen sacerdote. Esta exposición hubiera sido suficiente en otros tiempos de fe inculturada, pero ahora de difusión masiva del error es indispensable esgrimir las armas defensivas de la refutación de las herejías. Mons. Alfonso Buteler, segundo obispo de Mendoza, cuando por la edad pasó a ser Emérito, me decía: Ahora me dedico a refutar los errores que circulan en el ambiente, por medio de sermones de su capellanía de Religiosas, ya que no disponía de otras armas. Pío XI decía: «La difusión del Catolicismo en el mundo entero y su penetración en la sociedad está en razón directa, no del número de las instituciones benéficas, ni de los templos católicos, ni siquiera del número de los sacerdotes, sino de la prensa católica ofensiva y defensiva». Por eso no escasean en SACERDOTES PARA SIEMPRE las réplicas claras y contundentes al modernismo, que quiere vaciar a la Iglesia de su capital de las verdades de fe y de los valores espirituales. Pues hay algunos que, contra toda lógica, sostienen que hay que respetar el principio de la «libertad de expresión» de enseñar a matar, robar o difundir ideas perniciosas y luego condenan al que practica esas cosas. Condenan al autor material y dejan en libertad al principal autor, el intelectual. Levantan tronos a los principios y cadalsos a sus consecuencias, cuando el verdadero principio es «libertad para todo y para todos, menos para el mal y los malhechores». En el trabajo presente predominan las citas y los comentarios propios en esta materia fundamental de la religión, cumpliendo aquel adagio: «Más vale encender un fósforo que maldecir las tinieblas». No dudo que esta obra no sólo podrá servir de lectura espiritual, sino también de meditación, especialmente para aquellos religiosos experimentados a quienes les basta una idea para asociar otras y desarrollar la meditación. Pongo, por ejemplo, esas dos páginas de San Bernardo y de la Imitación de Cristo. A mí, al menos, a mis 83 años de vida y 58 de ministerio sacerdotal me sirvió su lectura reposada de gran provecho y consuelo espiritual, y sin duda igual ha de sucederle al que lo lea con las mismas disposiciones, ya que las mismas causas producen los mismos efectos. Victorino Ortego Pbro. Párroco Emérito de la Parroquia de San José. San Rafael – Argentina Presentación. Tengo el agrado de presentar a mis hermanos sacerdotes este libro, fruto de muchas reflexiones, durante largo tiempo, sobre el misterio del sacerdocio católico, que espero haga bien a los lectores. Los años pasados y las distintas finalidades que tuvieron estos escritos, dan razón de la diversidad de estilos, hablados o escritos, para ocasiones más solemnes o para distintas publicaciones, etc., que he querido respetar. Esa es, también, la razón de reiteraciones, que juzgo necesarias, y el no haber podido encontrar todas las citas a pie de página, como hubiese querido. Por otra parte, la materia es tan vasta que quedan, tal vez, para otro tomo muchos temas más. Asimismo, se incluyen escritos de otros autores que me parecen iluminan magistralmente algunos aspectos del sacerdocio, por ejemplo, la que considero carta magna del sacerdocio católico, la Haerent animo de San Pío X y un sermón de nuestro querido Obispo Mons. León Kruk, ambos van como broche de oro de este libro; además, un sermón de San Alfonso María Ligorio –quien decía que nunca había que omitirlo en la predicación de Ejercicios Espirituales al clero– y otros de dos sacerdotes de nuestra Congregación, uno, misionero en Sudán y el otro, Rector de nuestro Seminario Mayor en EE.UU. Agradezco al Padre Victorino Ortego, quien con sus 58 años de sacerdote fue el corrector literario, y a todos los que me han ayudado a poder realizar esta obra. Que la Virgen, Madre de los sacerdotes, proteja y bendiga siempre a todos y cada uno de los sacerdotes del mundo, que en todos los confines de la tierra levantan sus manos orantes, ofreciendo a Dios el sacrificio de latría y de acción de gracias, de propiciación e impetración por todos los hombres y mujeres, nuestros hermanos y hermanas. P. Carlos Miguel Buela, VE A mis hermanos obispos y sacerdotes que ejercieron, ejercen y ejercerán el ministerio. En especial, a los de mi Patria.