PUBLICACIONES DEL AREA DE ARTE URBANO ENAP / UNAM PROYECTO Compilación de ensayos sobre las relaciones subyacentes en la teoría y la práctica del arte urbano PLANTEAMIENTO / INTRO La propuesta de publicación de ensayos tiene su base en una incipiente construcción de investigaciones formales desde el campo de las artes visuales en la UNAM, esto es, artistas universitarios reorganizando sus procesos creativos, enlazándolos con la investigación formal. Dado que la producción artística se ha considerado habitualmente una aportación de o en el ámbito cultural, al menos en la UNAM posiblemente es hasta ahora que se piensan con mayor énfasis los procesos de creación como generadores de conocimiento específicos y no sólo como generadores de bienes culturales. Un ejemplo de la situación es la actual estructuración de las principales coordinaciones de la UNAM: la coordinación de humanidades, la coordinación de la investigación científica y la coordinación de difusión cultural. En este caso puede decirse, de manera general, que nuestros procesos son materia de la coordinación de humanidades mientras que nuestros productos son materia de la coordinación de difusión cultural. No obstante, el principal problema de la investigación en artes visuales posiblemente no sea esto, sino el intento de homologación de los procesos de creación precisamente con los procedimientos de investigación de las ciencias y las humanidades. En la práctica, cada proyecto de investigación recurre a procedimientos específicos que obligan a la reflexión continua sobre el papel de la creación en el uso mismo de estos procedimientos. En algunos casos estos procedimientos de investigación son considerados como obras en sí mismas; obras procesuales de las cuales se obtienen registros de la interrelación entre las construcciones teóricoconceptuales y las elaboraciones concretas propias del campo de estudio. Y es en estos procesos/procedimientos donde se observa cómo cada proyecto estructura una serie de redes disciplinares para concretar un aparato teórico-metodológico que permita abordar creación y reflexión sobre la creación y su incidencia en el medio social. En este sentido, hay una gran diferencia entre reflexionar sobre la obra realizada, ya inserta en los circuitos y espacios del arte –museos, galerías, estudios, revistas especializadas, catálogos, muestras, registros, documentos, etc.-, y analizar su valor como “obra de arte”, siendo este trabajo de historiadores y críticos y, en nuestro caso, reflexionar sobre o desde la obra/proyecto mientras esta se realiza. Los procedimientos de investigación de las ciencias y las humanidades no pueden aplicarse exactamente a los objetos de estudio de las artes visuales. Si pensamos las relaciones que tienen por ejemplo, el arte sonoro con la música o la ingeniería de sonido, el performance con las artes escénicas o con la psicología, el “arte político” con la sociología, la economía y la política, las instalaciones con la escultura o la arquitectura, el arte tecnológico con la ingeniería, el bio-arte con la biología y la genética, las intervenciones gráficas urbanas con el diseño y la publicidad, el arte medioambiental con la ecología, la física, la química, la geografía, la geología o el urbanismo; además todas las posibles intersecciones y vinculaciones entre ellos. Esto implica el diseño de procedimientos distintos a los conocidos. Y no menos importante que el diseño de estos procedimientos es cómo cada uno de los proyectos aborda y se posiciona frente a la pregunta histórica ¿para qué sirve el arte?, que obliga a pensar esta investigación en muy distintas direcciones y en relación con muy distintos intereses. La trascendencia o inmanencia de la producción y la experiencia artística entran en disputa cuando se enuncian los objetivos de investigación. Por lo tanto se puede afirmar que no hay una constante sino muchas variantes, tantas como ese ensanchado campo del arte ha logrado establecer desde principios del siglo pasado. Ahora bien, el caso del área de arte urbano es particular. Su origen dentro del plan de estudios de la carrera de Artes Visuales en la década de los 70s sucede como consecuencia de la coyuntura de trabajo de artistas y docentes involucrados en proyectos urbanos como Mathias Goeritz o Manuel Felguérez y en el contexto de la acción de los grupos como SUMA o Proceso Pentágono. Es a partir de los planteamientos de este tiempo que se emplea la noción de arte urbano en nuestra área. Al iniciar la década de los 80 Oscar Olea (quien fue investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas) plantea una articulación teórica de lo que podría ser un arte social, en articulación con otras disciplinas artísticas y otros actores urbanos, tendiente a revertir los procesos distópicos y modificar las condiciones de vida urbanas, ampliando teóricamente las proposiciones de Goeritz en su momento. Proposiciones que hasta ahora sólo se constatan en la lógica creciente de acción del campo del arte en el contexto directo de la compleja realidad social. Esquema propuesto por Oscar Olea para la participación de artistas urbanos en la planificación. Obras de Mathias Goeritz + espacio escultórico en Ciudad Universitaria. Tanto el arte urbano puede considerarse arte público como el arte público puede considerarse arte urbano, pero aún en ambos casos lo público y lo urbano son denominaciones conceptuales probablemente limitadas para la acción amplia, compleja y transformadora del arte en general. En la profundidad del planteamiento de ambas nociones subyace una crítica a la organización social que deteriora las condiciones de vida humanas y no humanas. A su vez, la noción de arte contextual refiere a toda una serie de prácticas donde el artista no se posiciona fuera de la realidad que observa o crítica para mostrar sus elaboraciones comunmente en galerias y museos, sino que la actividad de estos artistas se situa en ella, jugando un papel de actores en esa realidad cambiante y donde la intervención pretende sumarse a la dinámica social de un lugar determinado. Este concepto1 consiste en un nuevo intento por categorizar una serie de prácticas sumamente diversas que establecen relaciones directas con la realidad en la cual se implican, situandose respecto a ella en situación de acción, interacción y participación.2 Acorde con lo anterior el arte urbano actual se plantea la crítica y la incidencia en los procesos de transformación de las relaciones sociales, políticas, económicas, ambientales en la ciudad, y también más allá de la ciudad. Pero el arte urbano, entendido muchas veces como el genérico arte público, es e arte fuera del museo que se plantea problemáticas diversas y que sitúa sus procesos o sus resultados -sea cualquiera de los dos lo considerado como la obra-, amplía aún más su campo e incorpora procedimientos y busquedas donde el arte se plantea posibilidades de acción donde el objeto no tiene cabida sin una reflexión o un cuestionamiento sobre su relación con el contexto; sea este el lugar, el tiempo, el ser, el individuo, el grupo social, la comunidad, la institución, el ecosistema o la ciudad. Así, en el campo de estudio del arte urbano se plantean proyectos cuyas relaciones con lo social y lo urbano no precisamente se centran en la ciudad como tal. La estructuración del posgrado en artes visuales ha forzado la inclusión de proyectos que no caben en las prácticas tradicionales de la plástica, y de este modo es cómo las proposiciones no convencionales han encontrado lugar en el área. En esta compilación de ensayos, podremos encontrar diversos objetos de análsis y diversos modos de reflexionar y abordar el amplio espectro de objetos de estudio del arte urbano que se hace y se piensa desde la UNAM. Definido por Paul Ardenne (Un art contextuelle, Flammarion, 2002) Hernández-Navarro, Miguel Á., ”El arte contemporáneo entre la experiencia, lo antivisual y lo siniestro”, en Revista de Occidente nº 297, Febrero 2006. http://www.revistasculturales.com/articulos/97/revista-de-occidente/494/1/el-arte-contemporaneo-entre-la-experiencia-lo-antivisualy-lo-siniestro.html 1 2