Temblorosa rigidez

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Mal de Parkinson
Temblorosa
rigidez
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De origen aún incierto, es de los desórdenes neurológicos
que despierta mayor inquietud entre las personas de la tercera edad.
Su característico temblor –combinado, paradójicamente,
con una singular rigidez muscular– hace de un simple movimiento
toda una proeza / Francisco Machalskys
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Rx
parkinson
No todo el que tiembla
sufre mal de Parkinson.
Seguramente, científico como era, el médico
británico James Parkinson no tuvo ninguna inspiración poética cuando describió en 1817 una
enfermedad de naturaleza nerviosa, caracterizada por dos factores contradictorios: temblor
incontrolable del cuerpo y rigidez de las extremidades y el tronco. Sin embargo, dio un soberbio
ejemplo de recurso literario contrapuesto –mejor
conocido como oxímoron– al llamarla “parálisis
temblorosa”. Siglo y medio después, a inicios de
los sesenta, un grupo de investigadores resolvió
bautizarla definitivamente con un nombre menos sugerente: mal de Parkinson.
La enfermedad neurológica progresiva que
ataca a 4,5 de cada 100.0000 personas mayores
de 65 años es consecuencia de la muerte o deterioro de ciertas neuronas ubicadas en la zona
del cerebro conocida como sustancia nigra. Esas
neuronas segregan en condiciones normales un
A su ritmo
• Despeje –al máximo– el espacio.
Evite dejar objetos en el suelo
que puedan llevarlo a perder el
equilibrio y caer.
• De ser posible, coloque barandas
en los pasillos y baños (son muy útiles a la hora de un traspié). Recuerde
que las alfombras gruesas funcionan
también como buen amortiguador
ante eventuales caídas.
• Ajuste su rutina de aseo personal
al ritmo impuesto por la enfermedad. Coloque una silla cómoda y de
brazos altos en el cuarto de baño
para realizar con mayor comodidad
las tareas de higiene.
• Mantenga, ante todo, una actitud
positiva. Consulte a su médico sobre
un plan de ejercicios, con la idea
de fortalecer los músculos y prevenir
la rigidez.
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• Sustituya la afeitadora convencional por una máquina eléctrica.
Reemplace los zapatos con trenzas
por mocasines, y las prendas de
vestir con botones y cierres por ropa
de tipo elástica.
• Coma con calma e incluya en su
dieta más fibra y líquidos para contrarrestar el estreñimiento resultante
del uso de ciertos medicamentos.
• Comuníquese en la medida de
sus posibilidades. Si tiene problemas
para hablar, utilice señas u otros
códigos.
• Mantenga, en lo posible, una
vida activa.
• Sea indulgente consigo mismo.
Intente aceptar sus limitaciones
y aprenda a vivir a su propio ritmo.
mensajero químico llamado dopamina, responsable de transmitir los impulsos nerviosos entre
la sustancia nigra y el corpus striatum (otra zona
del cerebro), para así generar actividad muscular
voluntaria.
La pérdida de dopamina hace que las células
nerviosas del striatum actúen sin control y, en
consecuencia, que la persona sea incapaz de dirigir o controlar sus movimientos de forma normal.
La causa de la muerte celular aún se desconoce,
pero sí se sabe que no es contagiosa ni de origen
hereditario.
Una teoría sostiene que la acción de radicales
libres –moléculas inestables y potencialmente
perjudiciales generadas por acciones químicas
normales en el cuerpo– puede contribuir a la
muerte de las células nerviosas. Otra hipótesis
propone que la enfermedad ocurre cuando, por
causas desconocidas, el desgaste normal (relacionado con la edad) de las neuronas productoras
de dopamina se acelera en ciertas personas. Algunos científicos han sugerido que el desorden
se puede presentar cuando una toxina externa
o interna destruye selectivamente las neuronas
dopaminérgicas.
En ocasiones es posible encontrar algunos rasgos de la enfermedad como síntoma secundario
de arterosclerosis (en la que el envejecimiento
celular prematuro lleva al reblandecimiento de
la sustancia nigra), encefalitis (el trastorno se
presenta tiempo después de la infección), traumatismos craneales o consumo inadecuado de
fenotiazina, cloropromazina y drogas derivadas
de la reserpina. En estos casos el cuadro se conoce
como parkinsonismo y no como mal de Parkinson.
Estudios médicos respaldan, además, la tesis de
que el éxtasis, una droga recreativa ilegal, puede
desatar síntomas tras su uso continuado.
Movimiento en reposo
El mal de Parkinson provoca la característica
combinación del llamado “temblor de reposo”
–especialmente en manos, brazos, piernas,
mandíbula y cara–, la bradicinesia –o lentitud de
movimiento–, la rigidez de las extremidades y el
Síntomas
• Temblor continuo de
la cabeza y las extremidades
• Rigidez muscular
o resistencia al movimiento
• Lentitud y pérdida
de movimiento espontáneo
y automático (bradicinesia)
• Inestabilidad de la postura
o el equilibrio
• Excesiva sudoración
y salivación
• Calambres abdominales
• Lagunas mentales
• Dificultad para tragar
y masticar (en algunos casos)
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• Afección parcial del habla
(ocasionalmente)
tronco, la inestabilidad en la postura y el desbalance corporal.
Los síntomas iniciales son sutiles, pero se van
agudizando progresivamente. En un primer estadio, el paciente puede experimentar cansancio o
malestar general, un ligero temblor y dificultad
para ejecutar movimientos compuestos, como
levantarse de una silla. También puede mostrarse
irritable y con síntomas de depresión, presentar
lagunas mentales breves –olvido de alguna palabra o idea– y perder destreza para la escritura
(incide en la calidad de la caligrafía). En general
y a diferencia de otros trastornos neurológicos, la
enfermedad no es, en esencia, un mal demencial
(altera sólo en pocos casos las facultades cognitivas del paciente).
No existen pruebas médicas específicas para el
diagnóstico del mal de Parkinson, pero los rasgos
físicos de temblor, rigidez muscular y lentitud
de movimientos son indicadores claves para un
especialista.
Bajo control
Si bien es cierto que la enfermedad es crónica
e irreversible, el tratamiento farmacológico a
tiempo permite aliviar los principales síntomas
–temblor y rigidez muscular– e incluso ayudar
al paciente a recuperar, en parte, su calidad
de vida.
En el plano físico, una rutina de ejercicios
contribuye a prevenir la rigidez muscular, incrementar la coordinación y mejorar el ánimo. Un
programa de fisioterapia puede, además, reactivar músculos rígidos y subutilizados y enseñar
al paciente a movilizarse de una manera más
segura, que reduzca el riesgo de sufrir caídas.
En caso de que el tratamiento clínico no dé los
resultados esperados, está, también, la alternativa quirúrgica.
En riesgo
La incidencia del mal
de Parkinson es similar en
hombres y mujeres y no
conoce fronteras sociales,
económicas o geográficas.
La edad, sin embargo, sí
está relacionada claramente
con el inicio de los síntomas:
la enfermedad –que no se
puede pronosticar ni prevenir–
afecta usualmente a mayores
de 50 años (la edad promedio
de los pacientes es 60).
•
(
F u e n t e s c o n s u lta d a s
Dra. Nayeska Aranaga, internista y neurólogo. Centro Médico
de Caracas / National Institute of Neurological Disorders and Stroke /
Centers for Disease Control and Prevention
)
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