El desarrollo del comportamiento auditivo

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Originales
Sanford E. Gerber
Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología
2007, Vol. 27, No. 1, 5-11
El desarrollo del comportamiento auditivo
Profesor emérito
Departamento de Ciencias
de la audición y del lenguaje
Resumen
En este artículo se resumen los estudios llevados
a cabo durante muchos años sobre el desarrollo auditivo del recién nacido y el lactante. Se presenta primero una revisión del desarrollo anatómico y fisiológico
como introducción al comportamiento del lactante. Se
muestra qué señales actúan como estímulos y de qué
modo los lactantes manifiestan sus respuestas. Estos
estudios son de gran utilidad clínica, ya que instruyen
sobre lo que cabe esperar de cualquier lactante a una
edad muy temprana.
Palabras clave: Lactantes, desarrollo, comportamiento, OEA (otoemisión acústica), PEATC (potenciales evocados auditivos de tronco cerebral).
The development of auditory behavior
This paper summarizes many years of study on the
auditory development of the youngest people, newborns and infants. It first reviews the anatomical and
physiological development as introduction to the
behavior of the infants. It shows what signals serve as
stimuli, and how the infants display their responses.
Much of this is clinically useful, as it teaches what to
expect of any infant at any early age.
Key words: Infants, development, behavior, OAE, ABR
Introducción
Discutiremos aquí el desarrollo del comportamiento auditivo, como el autor ha llegado a entenCorrespondencia:
Dr. Sanford E. Gerber
Profesor emérito
Departamento de Ciencias de la
audición y del lenguaje
15
Copyright 2007 AELFA y
Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L.
ISSN: 0214-4603
Universidad de California,
Santa Bárbara
Correo electrónico:
seg49@netzero.com
Universidad de California,
Santa Bárbara
derlo tras unos cuarenta años de estudio. La mayor
parte de esta investigación ha sido efectuada en
guarderías de recién nacidos, unidades de cuidados
intensivos neonatales y clínicas pediátricas. El punto
fundamental es que el comportamiento de los niños
más pequeños resulta muy instructivo acerca del
desarrollo y aporta importantes indicios en muchos
de los problemas, no sólo auditivos, que pueden presentarse en las primeras etapas de la vida del ser
humano. Sin embargo, antes de poder hablar de comportamiento, es preciso examinar brevemente tanto
la anatomía como la fisiología, es decir, el hardware
y el software del comportamiento. Podemos decir
que el comportamiento es de hecho su resultado. A
continuación, revisaremos algunos experimentos llevados a cabo por el autor y algunos de sus estudiantes y colaboradores para ilustrar cómo nuestras respuestas al sonido se modifican en las fases más
tempranas de la vida.
Actualmente, disponemos de muchos y extraordinariamente eficaces instrumentos de medida. Podemos valorar la impedancia acústica del sistema del
oído medio, medir el reflejo estapedial, determinar la
actividad coclear mediante una cocleografía y a través de las otoemisiones acústicas, e incluso examinar
las respuestas del tronco cerebral auditivo. Todo esto
es realmente positivo, pero no nos da ninguna información acerca de cómo reaccionan los lactantes a
los sonidos que se producen a su alrededor. En un
capítulo de un libro editado por el autor hace algunos
años, Diefendorf y Gravel (1996) afirmaban que los
lactantes son «receptores activos de información
auditiva y, si se les da la oportunidad, interaccionan
con su entorno acústico». Señalaban además que los
métodos de valoración del comportamiento «permiten a los lactantes y niños pequeños demostrar activamente sus percepciones». En otras palabras, queremos que un lactante demuestre que oye; queremos
que los lactantes nos muestren sus reacciones ante
5
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EL DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO AUDITIVO
Rev Logop Fon Audiol 2007, Vol. 27, No. 1, 5-11
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Desarrollo fisiológico
Tenemos ya el hardware preparado, pero ¿funciona? Se dispone de pocos estudios sobre audición
prenatal, si bien existen pruebas de función auditiva
en este período. Sin embargo, sabemos bastante
acerca de lo que sucede más tarde, incluso a partir del
momento mismo del nacimiento. La literatura sobre
el tema decía antiguamente que los reflejos musculares del oído medio no aparecían hasta un cierto
tiempo después del nacimiento. Esto no es cierto. A
partir de dos estudios que realizamos (fig. 1), descubrimos que los reflejos están de hecho ya presentes a
los dos días de edad (Gerber, Gong y Mendel, 1984;
90
90
X
X
X X
X
X
X
80
X X X
X
X
X
X
70
70
60
60
50
50
(n = 15)
(n = 15)
(n = 15)
10
10
0
0
12 semanas de edad
Figura 1
Decibelios re 2 ⫻ 10–5 N/m2
X
80
0,5 kHz
1,0 kHz
2,0 kHz
4,0 kHz
BBN
El desarrollo de la cóclea humana desde el final
de la tercera semana hasta la séptima semana de
desarrollo embrionario muestra que, al final de la tercera semana, no existe en realidad nada más que una
vesícula ótica precoz y un apéndice endolinfático.
No obstante, en la sexta semana, pueden ya identificarse los principios de formación de los canales semicirculares y de la cóclea. A continuación, en la séptima semana, puede observarse que ya existe un oído
interno prácticamente completo. A la novena semana, puede identificarse un primitivo órgano de
Corti. Hacia las 25 semanas, el conducto coclear ha
completado sus dos revoluciones y media, y ha alcanzado su tamaño y forma adultos. Sin embargo, ignoramos si el sistema auditivo es funcional en este
momento. Si tenemos el hardware listo, es de suponer que el softwareestará pronto a punto. Este hecho
por sí solo es de gran importancia para nuestras expectativas clínicas.
Por supuesto, el oído medio está también desarrollándose. Un importante punto que debe tenerse en
cuenta es que el origen de los huesillos del oído se
produce de arriba hacia abajo, y no de delante hacia
atrás como se creía antes, lo cual tiene significativas
implicaciones en las anomalías del oído medio. Por
otra parte, el mismo estribo tiene más de un único
origen, lo que explica muchas cosas en la patología
de la otosclerosis.
100
0,5 kHz
1,0 kHz
2,0 kHz
4,0 kHz
BBN
Desarrollo anatómico
100
0,5 kHz
1,0 kHz
2,0 kHz
4,.0 kHz
BBN
los estímulos acústicos. Éste es pues el tema de este
artículo, pero antes necesitamos revisar el entorno
anatómico y fisiológico.
Decibelios re cero audiométrico (ISO, 1964)
SANFORD E. GERBER
24 semanas de edad 30 semanas de edad
Media de los umbrales de reflejo (combinación de ambos oídos) para cada grupo
de edad con frecuencias en dB HL para
tonos puros y dB SPL para ruido (BBN). Las
líneas continuas indican una desviación
estándar a cada lado de la media (Gerber,
Gong y Mendel, 1984). BBN: Broad band
noise (ruido de banda ancha); HL: hearing
level (nivel de audición); SPL: Sound pressure level (nivel de presión sonora).
Vincent y Gerber, 1987). A medida que el lactante se
va desarrollando desde el nacimiento hasta las 6, 12,
24 y 36 semanas de edad, el umbral de reflejo desciende. Esto es muy interesante, ya que indica que
existe actividad eferente además de aferente. Después de todo, esto constituye un arco reflejo.
En 1978, nuestro colega británico David Kemp
demostró que el oído interno de hecho produce
sonido. Ésta era una idea que había aparecido en la
literatura desde al menos 1944, pero fue el Dr. Kemp
quien logró por primera vez efectuar una medición
de este fenómeno que hoy en día denominamos otoemisión acústica. Actualmente, sabemos además que
este sonido está producido por el movimiento de las
células acústicas ciliadas externas. En primer lugar,
hemos descubierto que estas emisiones existen ya en
el momento del nacimiento. En segundo lugar, hemos
podido comprobar también que la amplitud de las
emisiones es bastante elevada. Sin embargo, en un
adulto con una capacidad auditiva normal, la ampli16
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EL DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO AUDITIVO
1.200
1.100
1.000
900
800
700
600
500
400
300
200
100
0
34
Figura 2
17
35
39
38
37
36
41
40
Edad después del nacimiento (semanas)
5 a 6 ms
6 a 7 ms
7 a 8 ms
8 a 9 ms
9 a 10 ms
10 a 11 ms
11 a 12 ms
12 a 13 ms
13 a 14 ms
14 a 15 ms
15 a 16 ms
16 a 17 ms
18 a 19 ms
19 a 20 ms
5 a 20 ms
Cambios que aparecen en la amplitud rms
media de las otoemisiones acústicas con
la edad (Chuang, Gerber y Thornton,
1993). Rms: root-mean-square value
(valor de la media de la raíz al cuadrado).
Estímulo con cliks de 60 dB, vértice a registro mastoideo
5,0
N1
2,0
N2
1,0
Na
Nb
No
0,5
0,2
0,1
P
0,2
VI o
II
I
III
Vértice 0,5
IV V
positivo
Pa
P1
1,0
2,0
P2
5,0
1,0 2,0
5,0 10 20
50 100 200
500 1.000
LATENCIA (ms)
Figura 3
Representación gráfica de 13 ondas individuales de los potenciales evocados auditivos de ocho sujetos (Picton y cols., 1974).
gestación, las amplitudes en efecto disminuyen. En
un estudio realizado en los Países Bajos (Kok, van
Zanten y Brocaar, 1992), se observaron amplitudes
más bajas un mes después del parto que las que
nosotros habíamos detectado en el momento del término de la gestación. Además, las amplitudes de emisión disminuyen de manera perceptible desde el primer y hasta el tercer mesde edad. Toda esta información
resulta por supuesto de gran utilidad desde el punto
de vista clínico. No sólo nos indica que podemos utilizar las otoemisiones acústicas en las fases más tem-
VII
I
II
VI
0-2µV
III
IV
V
12-5 ms
Figura 4
Potenciales evocados desencadenados
frente a la presentación monoauricular
de cliks de un nivel de sonido de 60 dB a
una frecuencia de presentación de uno
por segundo (Picton y cols., 1974).
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Amplitud rms media (µPa)
tud de las emisiones evocadas desciende de forma
marcada. Por lo tanto, un aspecto del desarrollo de
estas emisiones es que su amplitud disminuye a
medida que maduramos.
¿Se desarrollan las otoemisiones acústicas? Y si lo
hacen, ¿cuándo? Existe una notable cantidad de estudios sobre este punto. La figura 2 muestra los resultados de un trabajo que realizamos en lactantes prematuros (Chuang, Gerber y Thornton, 1993). Examinamos
bebés entre las semanas 35 y 40 de gestación, con
diversas edades posparto. Cada línea muestra un punto
a lo largo de la línea de tiempo de las emisiones. El eje
de ordenadas corresponde a la amplitud media de la
emisión y el de abcisas a las edades de los lactantes.
Recuérdese que las emisiones se distribuyen de altas a
más bajas frecuencias. En la gráfica observamos que
varían en función de la edad, pero tienden a agruparse
hacia el momento del término de la gestación. ¿Qué
significa esto? Indica, en primer lugar, que los recién
nacidos prematuros presentan otoemisiones acústicas,
y que éstas pueden medirse. Este hecho puede resultar
extremadamente útil en nuestra práctica clínica, dada
la importancia de detectar lo antes posible las alteraciones de la capacidad auditiva. En segundo lugar, esto
muestra también que las amplitudes tienden a aumentar ligeramente con la edad hasta el momento del término de la gestación. Maduran además como una función de la frecuencia, como nos indica la latencia. Las
respuestas a frecuencias más bajas tardan más en producirse.
Por otra parte, investigaciones adicionales han
demostrado que, tras el momento del término de la
AMPLITUD (µV)
SANFORD E. GERBER
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SANFORD E. GERBER
EL DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO AUDITIVO
pranas de la vida del lactante, sino que nos dice también qué tipo de emisiones podemos esperar.
Observemos ahora la actividad eléctrica del sistema auditivo. Podemos ver aquí el ya clásico gráfico
de los potenciales evocados, en el que se observan
A
B
C
D
las tres zonas correspondientes a las respuestas tempranas, intermedias y tardías. En la figura 3, que es de
hecho muy conocida, se muestran los potenciales
evocados auditivos, es decir, las respuestas del sistema nervioso auditivo a la estimulación acústica
(Picton y cols., 1974). En la figura 4, pueden verse las
respuestas que aparecen en aproximadamente los
primeros 10 ms tras el inicio del estímulo. Nótese que
el quinto pico es el mayor, por lo que es el que resulta
más útil analizar. Nos interesa la latencia de la aparición de este pico, es decir, saber cuánto tarda en aparecer tras la aplicación del estímulo. Por otra parte,
¿evoluciona la latencia de la onda V? Ciertamente, lo
hace. En la figura 5 (Salamy y McKean, 1976), puede
verse la forma de la onda PEATC (potenciales evocados auditivos de tronco cerebral) de un recién nacido
en el extremo superior del gráfico, y de qué modo va
variando la forma de la onda con la edad a medida
que descendemos en el gráfico hasta la representación inferior, que corresponde al adulto. Obsérvese
que todos los picos van apareciendo cada vez más
temprano a medida que aumenta la edad. Deben destacarse algunas observaciones. La más importante es
el hecho de que la latencia disminuye de forma marcada desde el nacimiento hasta aproximadamente los
18 meses de edad, momento en que parece estabilizarse. No se aprecian diferencias significativas a partir de los 18 meses y hasta la edad adulta. Así pues,
la respuesta del tronco cerebral se desarrolla (en el
sentido en que la latencia disminuye) en los primeros
meses de vida, pero no más adelante.
V
E
Desarrollo del comportamiento auditivo
IV
I
Rev Logop Fon Audiol 2007, Vol. 27, No. 1, 5-11
II
8
VI
III
F
0,25 µv
2,5 msec
Figura 5
Cambios madurativos que aparecen en la
forma de la onda de la respuesta del
tronco cerebral al sonido en función de la
edad. A: recién nacidos; B: seis semanas
de edad; C: tres meses de edad; D: seis
meses de edad; E: un año de edad; F: adultos. (Salamy y McKean, 1976).
Hasta aquí, aunque algo largo, hemos hecho un
preámbulo sobre el tema. Hemos mostrado el desarrollo del hardware (anatomía) y del software (fisiología). Sin embargo, nada de esto nos dice si un lactante es o no capaz de oír. De nuevo, queremos saber
si un lactante determinado interacciona con su
entorno acústico.
Hace ya muchos años, Vasiliu (1968) hizo una
observación de lo más profundo, una de esas conclusiones que resultan tan obvias que nadie se detiene a
pensar. Vasiliu señaló que si un recién nacido oye en
el momento del nacimiento, tiene que haber sido
capaz de hacerlo antes de que éste se produzca. De
otro modo, tendríamos que deducir que el acto del
nacimiento activa de algún modo el sistema auditivo,
y esto es por supuesto absurdo. Científicos de Suecia
(Johansson, Wedenberg y Westin, 1964) y Japón
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EL DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO AUDITIVO
(Tanaka y Arayama, 1969) desarrollaron sistemas para
medir la audición antes del nacimiento. Utilizando
estos sistemas (cambio de ritmo de pulso), descubrieron que un feto normal sano responde a la estimulación acústica a las 27 semanas de gestación (de los
fetos estudiados, el que respondió antes fue uno de
24 semanas de gestación). La conclusión de estos
estudios es que, dado que los fetos son capaces de
responder al sonido de maneras que pueden valorarse, podemos ciertamente determinar la capacidad
auditiva en el momento del nacimiento y, actualmente lo hacemos.
El principal problema al hacer estas observaciones es, no obstante, establecer qué se considera como
una respuesta y qué estímulos van a desencadenarla.
Antes de 1970, se utilizaban cómo estímulos todo
tipo de ruidos, y se aceptaba como una respuesta casi
cualquier tipo de actividad motora que realizara el
lactante. De hecho, en 1960 e incluso en la década de
1950, nuestros colegas suecos demostraban la fiabilidad del reflejo auriculopalpebral, es decir, la respuesta de parpadeo del ojo frente al sonido (p. ej.,
Wedenberg, 1956). Sin embargo, los ojos parpadean
constantemente. El problema es saber si un determinado parpadeo está o no relacionado con el estímulo
aplicado por el examinador. Y un segundo problema
será llegar a saber qué tipo de sonido va a provocarlo.
En el primer simposio Elks celebrado en Canadá sobre
identificación precoz (Mencher, 1976), un grupo de
especialistas entre los que se encontraba el autor propusieron una definición específica. Definimos un
estímulo adecuado como un ruido aleatorio con una
atenuación a baja frecuencia de 30 dB o más por
octava por debajo de 750 Hz; un máximo de 90 dB de
nivel de presión sonora en el pabellón de la oreja; un
tiempo de ataque y extracción de 5 ms o más; una
duración de 0,5 a 2 s, y un intervalo mínimo de 15 s
entre dos estímulos consecutivos. De este modo, se
determina un estímulo muy específico, mucho más
específico de lo que se había utilizado nunca antes.
A continuación, definimos una respuesta como «cualquier movimiento corporal generalizado en el que
intervenga más de una extremidad y que se acompañe de alguna forma de movimiento ocular». Y
eso no es todo. Precisamos además que el examinador
no pudiera oír el estímulo, o bien que dos o más
observadores dieran como válida la respuesta con
total independencia uno de otro. Por otra parte, para
considerar que un lactante determinado era capaz
de oír, se necesitaba un mínimo de dos respuestas
positivas de este tipo de un total de ocho intentos.
Nótese que lo que se mide es el número de respuestas, es decir, con qué frecuencia responde el lactante.
19
Todo este dispositivo era realmente muy específico,
pero el problema era que nadie sabía con certeza si
iba a funcionar. Basándonos en nuestra experiencia,
un grupo de expertos (entre los que se incluía el
autor) opinaba que este método podía funcionar, por
lo que se hizo necesario probarlo mediante la experimentación necesaria.
En primer lugar, establecimos la señal idónea.
Antes de aquel momento, se utilizaban dos tipos de
señal con bastante frecuencia: una era una banda
de octava 1/3 de sonido centrada en los 3.000 Hz, y la
otra era una señal de frecuencia modulada por tono
de ± 150 Hz alrededor de los 3.000 Hz. El hecho es
que una señal de este tipo no funciona. Sabíamos que
necesitábamos sonidos procesados con un filtro de
paso alto, ya que incluso los lactantes con una capacidad auditiva gravemente disminuida pueden responder a frecuencias muy bajas. Cuando comparamos
la respuesta de los lactantes a sonidos de banda
estrecha con su respuesta a sonidos de banda ancha,
observamos que los lactantes (24-48 h después del
parto) responden mucho más a menudo a las señales
de banda ancha que a las de banda estrecha (Gerber
y Mencher, 1979).
Sin embargo, nuestra recomendación de un punto
de corte de 750 Hz era tan sólo una opinión, no el
resultado de la experimentación. Pero, ¿era correcta
nuestra opinión acerca de cuál es el mejor sonido de
banda ancha? Para comprobarlo, llevamos a cabo
nuestros experimentos (Gerber y Dobkin, 1984) y comparamos tres bandas de sonidos procesados con filtro
de paso alto: uno con el punto de corte a 500 Hz, otro
a 1.000 Hz y otro a 2.000 Hz. Se expuso a un determinado número de lactantes de una guardería de recién
nacidos a estos tres tipos de sonido en forma de secuencia aleatoria. La tabla 1 muestra los resultados
obtenidos, que pueden resumirse diciendo que no aparecía ninguna diferencia entre las tasas de respuesta
por debajo de 500 Hz (53 %) y por debajo de 1.000 Hz
(51 %), si bien el número de respuestas disminuyó de
manera significativa cuando el punto de corte se fijó
en 2.000 Hz (40 %). En otras palabras, tal y como ya
habíamos previsto, los lactantes respondían a las bajas
frecuencias, pero no a las altas. Puesto que no había
diferencia alguna entre el número de respuestas por
debajo de 500 Hz y por debajo de 1.000 Hz, nuestra
propuesta de utilizar los 750 Hz como punto de corte
resultó perfectamente válida.
Habíamos sugerido también utilizar un intervalo
de 15 s entre dos estímulos consecutivos. ¿Por qué
15 s? De hecho no lo sabíamos, por lo que hicimos
las pruebas con intervalos de 30 y 60 s y descubrimos que el valor de 15 s no resultaba tan conveniente
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SANFORD E. GERBER
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SANFORD E. GERBER
EL DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO AUDITIVO
Tabla 1
Sujeto
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
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Total
10
Número de respuestas positivas
(consideradas positivas por dos
observadores distintos) observadas en
cada sujeto a partir de estímulos procesados
con un filtro de paso alto de 500, 1.000
y 2.000 Hz (Gerber y Dobkin, 1984).
500 Hz
1.000 Hz
2.000 Hz
6
2
4
3
5
1
4
1
6
2
3
6
4
7
7
5
5
6
3
2
2
3
4
0
1
3
5
4
7
7
4
6
8
4
5
6
3
1
3
4
5
0
0
1
4
4
5
4
4
4
5
3
5
3
77
74
58
77/144 = 53 % 74/144 = 51 % 58/144 = 40 %
después de todo. Un intervalo de 30 s entre los
estímulos era mejor que de 15 s, ya que obteníamos
un mayor número de respuestas; no obstante, un
intervalo de 60 s ya no presentaba ventajas con respecto al de 30 s (Gerber, Davis y Mastrini, 1988).
Ahora sabíamos pues que nuestra propuesta no era
la idónea. Necesitamos esperar más; necesitamos
esperar a que el bebé vuelva a algún tipo de estado
previo a la realización de la prueba. Descubrimos
también que era mejor utilizar diez en lugar de ocho
intentos. Si cambiamos nuestros criterios para considerar positiva la respuesta global de un lactante
determinado de manera que se requieran para ello
tres respuestas de diez intentos en lugar de dos respuestas de ocho intentos, observamos que obtenemos un mayor número de respuestas, normalmente
incluso más de tres.
En uno de los primeros trabajos realizados sobre el
tema, Eisenberg (1969) observó que los lactantes responden a la complejidad del estímulo, pero no a la
estructura de éste. Esto puede explicar porqué los
tonos de frecuencia variable no resultan adecuados
y porqué necesitamos una señal de banda ancha.
Por supuesto, en algún momento, un lactante debe
empezar a responder a la estructura de los estímulos.
Después de todo, el habla constituye una señal acústica altamente estructurada y los niños aprenden a
hablar. Así pues, efectuamos también este experimento. Utilizamos los sonidos de banda ancha que
hemos descrito y comparamos los resultados con
sonidos de banda estrecha centrados en los 3.000 Hz.
Habíamos demostrado ya que los recién nacidos responden a los sonidos de banda ancha pero no a los de
banda estrecha (Gerber y Mencher, 1979). ¿Qué ocurre cuando los lactantes crecen (Gerber, en prensa)?
En el primer mes de vida, los lactantes no responden
en modo alguno a los sonidos de banda estrecha,
pero sí que responden a los de banda ancha. A medida que van creciendo, ocurren dos cosas: en primer
lugar, los lactantes responden más fácilmente en
general, y en segundo lugar, hacia los 7 meses de
edad, la diferencia de la señal ya no influye tanto en
si hay o no respuesta. Así pues, en algún momento
alrededor del séptimo mes de vida, la estructura de
la señal empieza a tener importancia. Por otra parte,
una de las cosas que descubrimos primero es que los
lactantes prácticamente no responden nunca en las
primeras 24 h de vida, pero que estos mismos lactantes responden perfectamente después de este tiempo
(por cierto, el lactante de menor edad que el autor ha
examinado en su vida tenía 20 min de vida. Sólo lo examinó por diversión).
Hemos de añadir además que podemos aumentar
nuestras probabilidades de obtener una respuesta si
reforzamos el comportamiento (Moore y Wilson, 1980).
Si hacemos la prueba con niños de diversas edades
hasta los 18 meses y comparamos la observación del
comportamiento simple con la del comportamiento
reforzado, resulta evidente que es más eficaz la introducción de un complejo de reforzamiento visual (fig. 6).
Conclusión
¿Qué hemos aprendido? De hecho, hemos avanzado
mucho. Hemos aprendido que la anatomía y la fisiología nos permiten valorar la capacidad auditiva incluso
antes del nacimiento y, por supuesto, en cualquier
momento después de éste. Podemos hacer pruebas de
audición en guarderías de recién nacidos, e incluso en
unidades de cuidados intensivos neonatales y clínicas
pediátricas, después del período de recién nacido.
20
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BOA
70
EL DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO AUDITIVO
VRA
60
Media
Mediana
50
Rango del
10 al 90 %
40
30
20
10
0
7-9 10-12 13-15 16-18
6-11 12-17
6
5
(n = 12) (n = 17) (n = 15) (n =15)(n =15)(n =15) (n =15) (n =15)
Edad en meses
Figura 6
Umbrales auditivos de campos de sonido
en lactantes obtenidos mediante métodos
BOA (Behavioral Observation Audiometry;
en español, audiometría por observación
del comportamiento) y VRA (Visual Reinforcement Audiometry; en español audiometría con reforzamiento visual) en función de la edad.
Hemos descubierto que los lactantes de cualquier edad
interactúan de hecho con su entorno acústico y de qué
modo lo hacen. Toda esta información podemos y
debemos aplicarla en la práctica clínica. Por otra parte,
se nos ha advertido que diversos protocolos pueden y
deben utilizarse para conseguir una detección precoz
(Nodarse y cols., 2006).
Bibliografía
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Recibido: 27/11/06
Modificado: 04/01/07
Aceptado: 24/01/07
Rev Logop Fon Audiol 2007, Vol. 27, No. 1, 5-11
Señal de sonido complejo en dB SPL
SANFORD E. GERBER
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