SAGRARIOS MUDÉJARES S curioso advertir, en algunas iglesias mudéjares, nichos muy decoE rados con tracerías de este estilo labradas en piedra o, más frecuentemente, en yeso, abiertos en el muro del ábside central, generalmente al lado del Evangelio. Yo me sentía inclinado a creer que se trataba simplemente de alhacenas o credencias para que el acólito pudiese tener a mano los utensilios necesarios para la • celebración de la misa; pero la lectura de un párrafo del artículo de César Pemán sobre «Las pinturas murales de Santa María de Arcos», publicado en el «Archivo Español de Arte y Arqueología» (XI, 1928), me hizo pensar en un papel más importante dentro del culto católico para estas pequeñas oquedades, siempre tan cuidadosament2 Iglesia de Valdeolrnos (Madrfd). Sagrario mudéjar, en el presbiter ornamentadas. Hoy me parece seguro que se trata de verdaderos «sagrarios», pero no quizás siempre en el sentido moderno de la palabra, esto es, tabernáculo dispuesto para contener el Santísimo Sacramento. En las primeras basílicas cristianas había de estos nichos abiertos en el ábside y se destinaban a contener los libros y los vasos sagrados y, probablemente, los santos óleos. En las catedrales, en que la silla episcopal ocupaba el fondo del ábside, estos nichos o edículos se colocaban a uno de los lados. Claro es que en nuestra, iglesias mudéjares, muy lejanas de alcanzar categoría episcopal, el desplazamiento del centro no puede obedecer a una razón semejante, sino que el motivo ha de ser diferente. Dos th estas iglesias, la de Arcos de la Frontera y la de Valdeolmos, conservan muy interesantes pinturas murales, ambas muy próximas en fe- 52 MARQUES DE LOZOY A cha (comienzos del siglo XV). En estas iglesias el sagrario se situó al lado preferente, el del Evangelio, para no interrumpir la composición pictórica—la coronación de Nuestra Señora, en un caso, y el Pantocrator, rodeado del Tetramorfos, en el otro—que centraba la devoción de los fieles. Dada la frecuencia de pinturas en el fondo del ábside, se comprende fácilmente la necesidad de situar en posición lateral al sagrario, para evitar la ruptura del conjunto pictórico. En situación central, sobre el altar, como nuestros actuales tabernáculos, estaban en las iglesias francesas de la época carolingia, como la de Vic, en el Bourbonais, y en las iglesias asturianas (Santullano, cripta de Santa Leoeadia). En las iglesias mozárabes, de estructura tan anárquica, en que cada arquitecto, monje o seglar, resolvía su problema como podía, hay un caso de «sagrario» sin paridad, que sepamos, en iglesia alguna de Oriente u Occidente Es aquella primorosa linterna de la iglesia de San Baudilie de Berlanga (Soria), abierta en un hueco de la parte superior de la columna central (especie de tronco de palmera de donde arrancan los arcos que sostienen las bóvedas), cubierta por una cupulilla un poco bulbosa, de crucería mahometana. Este camarín diminuto, casi inaccesible, no tiene otra explicación qué el servir de depósito de reliquias u objetos del culto. En la iglesia de Arcos de la Frontera, el lado del Evangelio, a la deValle de Ale (Navarra) «Sagrario » de la iglesia de Metauten, recha de la interesante composición pictórica a que hemos hecho referencia, está cubierto de una labor mudéjar en estuco. «En la parte inferior —escribe Pemán—el estuco encuadra un arco angrelado de herradura que circunscribe un hueco rectangular; en el seno que queda entre el dintel y el arco léense, en caracteres góticos ornamentados de ataurique, las siglas JHS. Dicho hueco se prolonga bastante más abajo que la actual mesa de altar, hasta lo que sería el antiguo pavimento. Es un sagrario, como lo demuestra el cordero simbólico pintado en su techo y los huecos o alojamientos de los gorrones de las puertas desaparecidas». Hornacinas de este tipo son frecuentes en iglesias mudéjares de toda Andalucía. Para cerrar otras semejantes se hicieron sin duda las bellas puer- SAGRARIOS AtUDEJARES 53 puertas decoradas con carpintería de lazo y ataurique, que deicribe Emilio Camps Cazorla en un artículo de «Archivo Español de Arte y Arqueología», y muchas de las cuales tienen inscripción eucarística que alude claramente a su destino. Una de ellas, la del sagrario de la catedral de Baeza, ocupaba todavía su lugar cuando la vió D. Manuel Gómez Moreno. Es muy significativa una referencia que apunta Camps Cazorla y que procede de don Elías Tormo. En el libro de . visitas pastorales de la iglesia de Frómista correspondiente al año 1530, se anota que, en cumplimiento de las órdenes superiores, se ha dado la orden de que se quite el sagrario del nicho situado al lado del altar y se coloque sobre éste, en la forma acostumbrada actualmente. El sagrario de Valdeolmos ha sido publicado por mí en «Investigación y Progreso» (abril-mayo, 1940). Destruido por los marxistas el retablo barroco de la pequeña igl6sia morisca, quedó al descubierto una interesante composición pictórica y, también al lado del evangelio, un hueco rectangular encuadrado por yeserías de traza flamígera, pero de sentido mudéjar. En la parte superior, una moldura en forma de alfiz se quiebra, formando un espacio cuadrado de tracería musulmana. El otro sagrario de que quiero ocuparme es aún más interesante y le creo del todo inédito. Lo conozco por fotografía que me comunica el catedrático D. Cristóbal Pellegero. Permanece en la iglesia de San Román, única parroquia de la pequeña aldea de Metauten, en el valle de Allin, del partido de Estalla, en Navarra. Está situado a los pies de la iglesia, cerca de la pila bautismal, pero acaso no fuese é .ste su lugar primitivo. Sobre un pilar gótico de planta estrellada, en forma de haz de juncos, se eleva, sobre una peana en forma de pirámide invertida, una caja de piedra prismática de planta rectangular, a la cual sirve de remate una cornisa ornamentada; una especie de pináculo gótico, de bárbara labra, corona todo el monumento. En uno de sus lados hay como un ventanillo cuadriculado en nueve espacios cubiertos con sendas celosías mudéjares. La peana y la cornisa se adornan con un tallo ondulante con granadas, idéntico a los que ß on frecuentes en Castilla en el reinadode Enrique IV. La decoración que cubre totalmente el edículo es tos' quísima, de resabios mudéjares. El señor Pellegero me comunica que ha encontrado sagrarios de este tipo en diversas iglesias de la comarca, pero siempre empotrados al lado del Evangelio, como los de Arcos y Valdeolmos. Acaso, como decimos, fuese trasladado de su emplazamiento este de Metauten. o quizás se destinase a guardar los santos óleos que se aplican en ej. Bautismo, junto a la misma pila bautismal, en cuyo caso vendría a confirmar la teoría que hemos expuesto sobre la dualidad de destino de estas curiosas piezas del mobiliario litúrgico de las iglesias españolas. EL MARQUES DE LOZOYA