EL TEATRO ROMANO DE CÓRDOBA Juan de Dios Borrego de la Paz A pesar de que su existencia se encontraba atesƟguada desde el siglo XIX a través de fuentes epigráficas1, la historia más reciente del Teatro Romano de Córdoba no comenzó a escribirse hasta 1946, cuando el Museo Arqueológico Provincial se preparaba para ocupar su sede actual en la Plaza de Jerónimo Páez. Su director entonces, Samuel de los Santos, idenƟficó erróneamente como parte del graderío una escalinata curva aparecida durante las obras de reforma2 y conservada in situ en el “paƟo de epigraİa” FIG. 1. Su sucesora en el cargo entre los años 60 y 80, Ana Mª Vicent, gesƟonó la compra de tres solares colindantes con vistas a la futura ampliación de la insƟtución, sin intuir que, Ɵempo después, se exhumaría en ellos un importante sector del teatro romano3. Entretanto, emprendió excavaciones de manera intermitente en el llamado “PaƟo Romano”, conƟguo al anterior, donde descubrió parte de un enlosado de piedra, canalizaciones y otras estructuras que no lograron ser interpretadas en conjunto4. La relación existente entre los disƟntos restos excavados al interior del Museo no llegó a entreverse hasta 1992, proponiéndose sucintamente que la escalera encontrada sirviera en realidad como acceso a una plaza pública5. En 1994 con objeto de dilucidar el aterrazamiento de este sector de la ciudad, el Seminario de Arqueología de la Universidad de Córdoba planificó una campaña de excavación que pretendía individualizar y levantar el plano de todas las estructuras halladas en el “PaƟo Romano”. Sólo entonces se reconocieron tres terrazas que rodeaban dos grandes muros concéntricos de sillería cuyo diámetro, de más de 120 m, hizo plantear la hipótesis de que se tratara de la cimentación de fachada del Teatro Romano de Córdoba. 1 CIL II, 2, 7, nº 221 2 Santos, 1958: 141. 3 Los tres solares fueron unificados y uƟlizados como lugar de almacén. En 1986, se realizó una intervención arqueológica para valorar la existencia de restos arqueológicos (Murillo y Araque: 1987). 4 Aunque inéditos, se da noƟcia de los trabajos en Vicent 1973, 673 y s. y Marcos y Vicent 1983, 244 y s. 5 Roldán, 1992: 258, n. 13, Fig. 1. Este mismo año, el Seminario de Arqueología de la UCO, encabezado por P. León, desarrollaba un proyecto de invesƟgación en torno a la zona de Altos de Santa Ana. En este contexto, un sondeo arqueológico situado próximo a la Cuesta de Pero Mato deparó el hallazgo de un pavimento y un contrafuerte de contención que fue relacionado con los restos encontrados al interior del Museo Arqueologico (León et alii, 1993: 167 y s). 3 Fig. 1: Córdoba. Mapa de la ciudad anƟgua. Autor: S. de los Santos. NegaƟvo Parlasca. DAI 2350. Cortesía de A. Ventura Fig. 2: Fotograİa aérea del yacimiento durante las obras de Ampliación del Museo Arqueológico en 2002. Fotograİa: Kitoli. La confirmación se produjo en 1996 cuando la conƟnuidad de sendos muros pudo constatarse también en los sótanos de la Casa Nahmias, al otro extremo de la Plaza de Jerónimo Páez. Asimismo una excavación realizada en la calle Rey Heredia6 sacó a la luz un enlosado y peldaños similares a los presentes en el “paƟo de epigraİa”, dando a entender que el edificio de espectáculo estaba enmarcado por cinco terrazas que lo rodeaban de forma más o menos simétrica7. IdenƟficado el teatro fehacientemente, se abrieron varios sondeos en el solar desƟnado a la ampliación del Museo entre los años 1998 y 2000. Los trabajos, dirigidos por Á. Ventura, definieron la arƟculación interna del teatro en torno a tres galerías situadas a disƟntos niveles. Además volvió a intervenirse en el “PaƟo Romano”, donde esta vez se obtuvo una completa visión diacrónica de la vida y ocaso del edificio8. Finalmente las tareas de cimentación del nuevo edificio se iniciaron en 2001, revelando la enƟdad de unos restos que hasta entonces sólo habían podido intuirse. No obstante al ritmo marcado por las obras, la apertura de todo el solar propició que el conocimiento sobre el teatro romano se incrementara exponencialmente FIG.29. La inauguración de las nuevas instalaciones en 2011, refleja la complejidad que ha supuesto la construcción de la ampliación sobre los vesƟgios del teatro romano. Afortunadamente el edificio de espectáculo no ha podido encontrar mejor garante para su conservación que el propio Museo Arqueológico, consƟtuyendo sus restos uno de los mayores atracƟvos para quienes lo visitan en el presente. 6 Carrasco, 2001. 7 Ventura, 1996: 154 y s. 8 Ventura, 1999; Ventura y Monterroso, 2002. 9 Ventura et alii, 2002; Idem, 2003. 4 EL ENTORNO URBANO Aunque se conoce que en época republicana tuvieron lugar manifestaciones teatrales, éstas debieron tener un carácter eİmero y no contaron con un escenario perenne donde ser representadas10. En cambio, cuando tras las guerras civiles se produjo la ampliación augustea de Colonia Patricia, la construcción de un teatro en piedra estuvo programada inicialmente como uno de los elementos más caracterísƟcos del nuevo paisaje urbano, reservando a tal fin un amplio espacio al interior del nuevo pomerium FIG. 3. En principio, parece que su emplazamiento en el extremo nororiental del nuevo recinto estuvo determinado por la topograİa, aprovechando el mayor declive existente hacia la ribera del Guadalquivir. Sin embargo, más allá de la aparente idoneidad del terreno, la elección de este enclave entre la vieja fundación republicana y la nueva augustea, responde a la idea de crear un amplio espacio de costura y fácil transición entre ambas partes de la ciudad. De esta forma, la construcción del teatro romano llevó aparejada la creación de un complejo aterrazado comunicado mediante escaleras que sirvió no sólo para salvar el desnivel del terreno, sino también para permiƟr el acceso fluido del público a las representaciones. Se creó así un marco escenográfico para el propio edificio de espectáculo que remite a paralelos helenísƟcos o a la arquitectura de los santuarios laciales de la península italiana. Por tanto, todo el conjunto responde a un proyecto urbanísƟco cuidadosamente planificado que evidencia además una clara voluntad por monumentalizar la capital de la Provincia BaeƟca. 10 Sall. Hist, II, 70; Val Max, 9, 1, 5. Fig. 3: Plano de situación del teatro romano de Cordoba en la ampliación augustea de la ciudad. En línea disconơnua posible trazado de la muralla republicana fundacional en su lienzo meridional. 5 Fig. 4: Fotograİa aérea de la terraza media oriental. Fotograİa: Kitoli. La ejecución de este ambicioso plan conllevó el desmantelamiento del lienzo sur de la muralla republicana11 y la amorƟzación parcial de la necrópolis meridional12. Asimismo, hubo de dotarse previamente una infraestructura hidráulica adecuada para recoger el agua de lluvia que pudiera agolparse en las terrazas y que, además, encauzara varios veneros de agua que discurrían por la zona13. De las cinco terrazas que envuelven al teatro, las que mejor se conocen son las orientales, conservadas al interior del Museo Arqueológico. La “terraza media oriental” está consƟtuida por un pavimento de losas de caliza, delimitado al Sur por los muros de cimentación de la fachada y al Norte por dos tramos de escaleras que enmarcan un podio corrido sobre el que se sitúa el recinto de un Ara FIG.414. Estas escaleras comunican con la “terraza superior”, situada 4 m más arriba, de la que solamente asoman algunas losas bajo el Colegio de Sta. Victoria. Al sureste, 11 Ventura y Monterroso, 2002, 438 y s. 12 La interpretación como monumento funerario de parte de las estructuras integradas en la cimentación del teatro (Monterroso, 2002a: 135) se refuerza al haberse hallado, durante las obras de ampliación del Museo Arqueológico, una inscripción funeraria fechada en época republicana (Ruiz, 2009: 318 y s.). 13 Canalizadas bajo las terrazas circundantes, las aguas del venero de Sto. Domingo de Silos (Ventura, 1994: 126) y las Aguas de los Marqueses de Carpio (Ventura, 1996: 105, Fig. 9) convergen al interior del teatro. 14 Al recinto de altar se atribuyen dos relieves marmóreos decorados con cisnes sosteniendo una guirnalda, hallados al excavar el podium (Márquez, 1998: 186 y s.). Asimismo se ha propuesto la existencia de un templum rostratum, (Ventura, 1996: 113, n. 19), el cual se encuentra representado en la maqueta del teatro expuesta en la exposición. 6 este espacio conecta con la escalinata curva conservada al interior del “paƟo de epigraİa”, cuyas losas se sitúan dos metros por debajo. Dado que el desnivel existente entre las disƟntas terrazas es insuficiente para disponer los arcos que, a ciencia cierta, debieron abrirse en la fachada, debe intuirse la existencia de un segundo tramo de escaleras para acceder a la “terraza inferior”. Del mismo modo deben recomponerse otros peldaños para acceder al teatro dos metros por encima de la cota donde se sitúa la “terraza superior” FIG.5. La diversificación de las entradas debió servir para que los espectadores accedieran estraƟficadamente hacia una determinada zona de la cavea. De esta forma la arquitectura del teatro cordobés se adecua al discrimina ordinum, es decir, la distribución del público sobre el graderío en función del rango social, estrictamente jerarquizado en época romana. Fig. 5: Plano de situación del teatro romano de Cordoba en la ampliación augustea de la ciudad. En línea disconơnua posible trazado de la muralla republicana fundacional en su lienzo meridional. Autor: J. D. Borrego. DESCRIPCIÓN Y CARACTERIZACIÓN ARQUITECTÓNICA DEL TEATRO. El teatro se asentó orientando el graderío en dirección sureste en contra de las normas vitruvianas15. Para su erección se empleó un sistema mixto, que aprovechó parcialmente el terreno para disponer la zona más baja, mientras que para el resto se construyeron potentes substrucciones como si de un edificio en llano se tratara. El primer rasgo que define la cavea es su magnitud, 124,27 m —420 pedes—, dimensiones que hacen del cordobés el mayor teatro romano conocido en Hispania y que permiten parangonarlo a los edificios de espectáculo de la propia Roma. El graderío se divide en tres sectores o maeniana: la ima cavea, distribuida en 6 cunei por medio de 5 vomitorios; la media cavea organizada en 12 cunei separados mediante vomitorios y scalariae alternos; y la summa cavea, 15 Vitr. V, III. 7 reparƟda en 7 sectores y culminada por una porƟcus in summa gradaƟone. Desgraciadamente poco o nada se conoce hasta el momento de la zona inferior, la más rica, que atañe a la orchestra, los aditus y la frons scaenae16. La ima cavea se encuentra excavada en el terreno geológico, recortado en un plano inclinado y regularizado con opus caemenƟcium para disponer las filas de gradas. Éstas, recuperadas en gran número durante las excavaciones, son todas de mármol blanco, con sección en forma de trapecio rectangular y unas dimensiones que oscilan en torno a los 45 cm de altura y 75 cm de profundidad, acordes a los preceptos vitruvianos17. Cada cunei debió contar con 14 filas, según las disposiciones de la Lex Iulia Theatralis, que regulaba la distribución de los espectadores en el graderío. Los restos conservados en el yacimiento corresponden a los dos cunei centrales, los cuales se encuentran separados por un vomitorio axial. En el occidental se conservan in situ la 9ª y 10ª fila de gradas, así como las huellas de otras sucesivas sobre la preparación de hormigón FIG. 6. Por detrás de las gradas existe un vacío debido a que donde el terreno no era homogéneo —ni en altura ni en consistencia—, el cuneus se suplementaba con obra de sillería. En este caso los bloques de piedra fueron saqueados, pero han dejado huella en la base de hormigón sobre las que asentaban. Cada cunei de la ima cavea se cerraba por dos tramos afrontados de escaleras que permiơan ascender a un pasillo o praecincƟo existente tras la úlƟma fila de asientos. De estos accesos únicamente quedan las cajas de cimentación excavadas en el terreno. 16 Para una explicación pormenorizada del proceso reconstrucƟvo del teatro consúltese Ventura, 2006. 17 Vitr. V, VI, 3. Tanto por material y Ɵpología, las gradas permiten plantear la voluntad de construir un Theatrum Marmoreum inspirado en la epidermis de los grandes teatros de Roma en época augustea. Monterroso, 2006. Fig. 6: Estructuras de cimentación de la ima cavea (cuneus, gradas y vomitorio axial) y de la media cavea (Galería inferior, escalera axial, calerín y canalización de la galería anular intermedia). Fotograİa A. Ventura. 8 De la media cavea sólo se conserva la estructura interna, es decir, las substrucƟones sobre las cuales se mantuvo la pendiente del graderío. A nivel de cimentación este sector se arƟculó en torno a dos galerías concéntricas de circulación, ubicadas a disƟnta altura y comunicadas entre sí por tramos de escaleras radiales. La galería anular inferior estaría formada por paramentos de opus quadratum cubiertos por una bóveda que serviría para sostener las primeras gradas de la media cavea, mientras que al exterior delimitaría simultáneamente un podium de separación entre ima y media cavea. Desde el interior de este corredor se daría paso a las escaleras afrontadas que suben a la ima cavea y también a los vomitorios —cuya salida a excepción del axial— se sitúa a media altura de cada cuneus. El trazado completo de la galería anular inferior fue excavado en el terreno con el fin de acomodar una canalización de drenaje para las aguas que afluían al interior del edificio. Expoliada toda la fábrica, actualmente sólo es visible la plataforma de hormigón sobre la que asentaban las paredes de sillares de dicho canal, del que sólo se conserva el fondo de opus signinum que servía para impermeabilizarlo FIG. 6. Las aguas se encauzaban hasta en el vomitorio axial, a lo largo del cual el caudal descendía hasta el área de la orchestra para desembocar en el euripus. Por tanto, el nivel de circulación de la galería inferior se encuentra situado a una cota bastante superior, un 1,5 m más arriba del nivel que puede verse hoy. Esta cota se encuentra marcada por el úlƟmo peldaño conservado de la escalera que, justo en el eje, comunicaba con la galería anular intermedia. Las escaleras radiales se espacian rítmicamente, delimitando entre sí grandes macizos de sostén contenidos por la obra pétrea FIG. 7A. Al interior del yacimiento se idenƟfican cinco, siendo la más evidente la axial, por conservar el peldaño anteriormente mencionado. Además, esta escalera presenta la parƟcularidad de cubrir la única canalización conocida que vierte sus aguas a la galería inferior FIG. 11. Por lo demás, la situación del resto puede idenƟficarse por las plataformas de hormigón sobre las que cimientan, que en algún caso conservan los sillares que delimitan las paredes. La galería anular intermedia presenta la misma estructura y función que la inferior, aunque, situada 4 m por encima, no se encuentra excavada en el terreno sino edificada sobre él FIG. 6. No Ɵene acceso directo al exterior del graderío, por lo que se trata de un espacio de transición entre la galería inferior y las puertas de fachada. En esta ocasión sí se conservan, en sendos extremos, hasta dos hiladas de las paredes de sillares de la canalización que discurría bajo su pavimento; la cual sabemos que recibía agua directamente del exterior del teatro en cuatro puntos18. Nuevamente de la galería intermedia parten otras escaleras radiales que comunican directamente con la fachada externa del teatro y que vuelven a delimitar nuevos macizos construcƟvos FIG. 7A. Afortunadamente se ha conservado completa una de ellas, cuyo primer peldaño permite conocer el nivel 18 Además de los veneros aludidos (Vid. n. 13.), en la galería anular intermedia desembocan otras dos canalizaciones más documentadas en el eje del teatro y al interior de la Casa Nahmias. 9 Fig. 7: Teatro Romano de Córdoba: A. Planta a nivel de cimientos. B. Planta a nivel del orden jónico. C. Planta a nivel del orden corinƟo. &*0 && &90 &2&*0 && && &2&*0 Autor: A. Ventura/ M. Carmona. $ E 10 P F Fig. 8: Estructuras de cimentación de la media cavea. Escalera de que comunica la galería anular intermedia y el deambulatorio de fachada. Fotograİa: A. Monterroso. de suelo de la galería intermedia FIG. 8. El úlƟmo escalón se sitúa a la cota de la terraza media oriental, de modo que a través de un largo pasillo se podría acceder al corredor de fachada. Dado que la salida directa de esta escalera se localiza bajo la “terraza superior”, quien quisiera salir a la “terraza media oriental” debería quebrar su recorrido a través de la galería de fachada. Aproximadamente al final de la escalera se sitúa el límite correspondiente a la media cavea. A nivel epidérmico en este sector podrían contabilizarse hasta 20 filas de gradas divididas en 12 cunei FIG. 7B. Para arƟcular la división de este maenianum resulta fundamental un gran bloque de hormigón conservado hoy en la galería intermedia, Este elemento cayó encima de escalera anterior y fue lo que propició que ésta úlƟma se conservara, de forma que con toda seguridad puede deducirse que procede de la parte superior de la cavea. El bloque presenta huellas de disƟntos elementos en todas sus caras. En la superior presenta huellas de cuatro filas de gradas, divididas dos a dos, por un balteus o barandilla y una estrecha praecincƟo FIG. 9A. En un lateral muestra una cara lisa con marcas del forro de una de las paredes de un vomitorio. Por úlƟmo, en la parte inferior, ostenta huellas del trasdós escalonado de una bóveda escalonada FIG. 9B. Su examen demuestra que debieron exisƟr divisiones internas acordes al discrimina ordinum. Bajo la summa cavea, a nivel de la “terraza media oriental”, se sitúa una tercera galería que actúa como deambulatorio de acogida de los espectadores. Éstos, al traspasar los arcos de la fachada dispondrían de toda una batería de cámaras radiales que los distribuiría por las disƟntas partes del edifico. Por un lado, se encuentran los pasillos que comunican con las escaleras y que conectan directamente con la galería anular intermedia FIG.7B / CGM —ya vistas—. Además, entre cada una ellas exisơan tres cámaras divididas por cuatro muros radiales. En la mitad oriental del teatro, éstas corresponderían —en este orden— a una cámara ciega de sostén CC1, a una escalera de acceso directo a uno de 11 Fig. 09: Bloque de opus caemenƟcium perteneciente a la media cavea. A. Cara superior con huellas de gradas, balteus y praecincƟo. B. Cara Inferior con marcas del extradós de una bóveda de dovelas escalonadas. Fotograİa: J. D. Borrego. los vomitorios de la media cavea CVM o bien a otra cámara ciega CC2 y, por úlƟmo, al primer tramo de una escalera COJ que, girando por encima del pasillo de entrada a la galería intermedia, ascendería al segundo orden de fachada sobre la siguiente cámara ciega conƟgua del orden inferior. Otra forma de acceder a la parte alta del teatro sería posible desde la “terraza superior”, por la que se accede directamente al segundo orden de fachada FIG.7B. Aquí exisƟrían nuevas cámaras que dan salida, por un lado, a la cima de la media cavea, donde se ubica una ancha praecincƟo con acceso a las scalariae y, por otro, a puertas desde las que subir a la summa cavea, a través de escaleras afrontadas FIG.7C. Coronando la cavea, tras cinco filas de asientos se levantaría la columnata de la porƟcus in summa gradaƟone, de la que se han podido idenƟficar disƟntos fragmentos de su decoración arquitectónica19. A esta zona debe corresponder la aparición de un conjunto de reservas de asiento femeninas que permiten intuir la ubicación de un matroneo20. Una vez visto de qué manera se organizó la cavea, queda por ver cómo se organizó la fachada del teatro romano. El único punto donde se ha podido excavar la estructura de fachada es en la terraza media oriental que, al ser el lugar donde se produce la mayor distribución de público al interior de edificio, consƟtuye el punto de vista principal. Por desgracia, sólo se conserva la estructura de cimentación por debajo del nivel de las losas de la plaza, compuesta por dos potentes muros de sillares. No obstante, a pesar de no haberse conservado ninguna estructura en alzado, en el transcurso de las excavaciones se pudo documentar un derrumbe parcial de la fachada compuesto por 69 bloques de arenisca21. De esta forma conocemos que las galerías exteriores del teatro, se arƟcularon en altura mediante la superposición de tres arcadas encuadradas por órdenes arquitectónicos dispuestos bajo un entablamento horizontal, un sistema designado como “TheatermoƟv”. A parƟr de la catalogación de este material puede concebirse la presencia de disƟntos órdenes arquitectónicos para cada nivel; dórico en la “terraza media”, jónico en la “Superior” y corinƟo como cierre de la porƟcus in summa cavea FIG.1022. 19 Borrego , 2006. 20 Ventura, 1999. Borrego 2006: 80 y s. 21 Monterroso y Ventura, 2002. 22 Borrego, 2005. 12 Fig. 10: Esquema de fachada: TheatermoƟv. Autor: J. D.Borrego. Las puertas de la cavea se calculan en número de 47. La situación de los vanos a lo largo del perímetro queda fijada a partir de una losa de piedra de mina conservada en la terraza media oriental que sirvió de umbral originariamente a uno de los arcos de ingreso y que permite concretar su anchura en 2.07 m. Los pilares eran cuadrangulares y presentaban la misma anchura. Cada uno estaba decorado con sendas pilastras en las esquinas, a modo de jambas de cada arco, y otra central mayor sobre la que asentaba el entablamento de cada orden. Por la distancia de caída de las piezas halladas en el derrumbe se sabe que la mayoría de éstas formaba parte de los dos órdenes superiores, mientras que el inferior, el dórico, se supone que debió quedar en pie, en buena medida, siendo más fácil expoliar los sillares que lo componían. En cambio, se conoce que el orden jónico estaba formado por un podio corrido y carecía de basas, mientras que el corintio presentaba el orden completo. Completando la fachada se dispuso un ático rematado por cornisas de doble frente realizadas en piedra de mina, con una función de sostén de los postes de un posible velum. La altura del orden dórico se calcula en 6.21 m a partir del desnivel existente entre “El patio de epigrafía” y la “terraza superior”, planteándose que fuera idéntica para el resto de pisos. Así, se estima que la altura total del edificio, tomada desde el pie de la ima cavea, alcanzó los 31 m —105 pedes—. Esta medida no resulta en absoluto casual al ser la cuarta parte del diámetro de la cavea y ser ésta la relación existente, habitualmente, entre el diámetro de la cavea y el de la orchestra, área a partir de la cual se genera todo el diseño de la planta del teatro. 13 LA VIDA DEL MONUMENTO La construcción del teatro romano de Córdoba puede establecerse en un periodo comprendido entre el 15 a. C y el 5 d. C23. Estas fechas proponen un marco cronológico24 que enlaza con la acƟvidad edilicia que se llevaba a cabo en Roma con la erección de los Teatros del Campo de Marte, en especial el de Marcelo25. Lógicamente la imagen del teatro debió cambiar a lo largo del Ɵempo y algunas partes concretas del edificio debieron exornarse mediante actos evergéƟcos públicos y privados. Así, en época Antonina, a mediados del s. II, se detecta una reforma cuyo alcance arquitectónico resulta diİcil precisar. Sin embargo, a este periodo pertenecen cinco relieves fragmentarios con personificaciones de algunas provincias someƟdas por el Imperio Romano. La interpretación de este conjunto lleva a proponer la disposición en la porƟcus in summa gradaƟone de una representación alegórica de todos los pueblos del orbe conocido26. El teatro romano estuvo en uso hasta que fue sacudido violentamente por un terremoto en el tercer cuarto del siglo III. La evidencia de este fenómeno quedó reflejada en el desplome del recinto del ara de la terraza media oriental y, de manera más patente, en una enorme grieta que no sólo rompe el opus caemenƟcium que recubre el vomitorio axial, sino que también atraviesa el terreno geológico de parte a parte a lo largo de unos 8 m FIG.1127. Se ignora en qué grado debió afectar el seísmo al edificio. Quizá el interior quedó arruinado y se desechó la idea de reconstruirlo. Sea como fuere, a parƟr de entonces el teatro comenzó a ser saqueado sistemáƟcamente uƟlizándolo como cantera de la cual extraer materiales para otros edificios de la ciudad. En principio la terraza media oriental se uƟlizó como lugar de desescombro de la ciudad y quedó cubierta por sucesivas capas de verƟdos. El derrumbe del podio con el recinto de altar, permaneció desplomado in loco. Sus sillares, al no saquearse, evidencian que nunca hubo voluntad o capacidad para resƟtuir este espacio FIG. 12. A finales del s. III se regularizan los aportes de escombros por primera vez y a lo largo del s. IV se suceden disƟntas rampas terrizas para acarrear materiales del teatro en dirección Norte. Este hecho ha planteado la hipótesis de que se 23 La cronología viene determinada respecƟvamente por la fecha de producción de la cerámica más reciente recuperada en los niveles anteriores a la construcción del teatro (Ventura y Monterroso, 2001: 439) y por una inscripción, con data consular, que debió erigirse una vez finalizadas las obras (CIL II, 2, 7, 225; Ventura 1999, 65). 24 Monterroso, 2003. 25 Recientemente, el hallazgo de una tubería de plomo amorƟzada por las cimentaciones del teatro ha servido para considerar la construcción del Aqua Augusta Vetus –el acueducto de Valdepuentes -como terminus post quem (Borrego, 2008: 116, Fig 5). Extrapolando los plazos de ejecución conocidos en otras obras de financiación imperial, como lo debieron ser teatro y acueducto, se ha propuesto una fecha relaƟva comprendida entre el 13 y 8 a. C. (Ventura y Pizarro, 2011: 194 y s.). 26 Monterroso, 2003. 27 Nuevos argumentos sobre la cronología del terremoto, así como la forma en que éste afectó al acueducto de Valdepuentes en Ventura y Pizarro, 2011: 198 y s. 14 Fig. 11: Grieta causada por el terremoto, que atraviesa el vomitorio axial y asciende por los cunei adyacentes. Fotograİa. A. Monterroso. Fig. 12: Derrumbe del recinto de altar en la terraza media oriental. Al fondo, un tesƟgo compuesto por las rampas terrizas que lo ocultaron. Sobre éstas puede observarse parte del desplome de la fachada del teatro romano. Fotograİa: A. Ventura. estuviera abasteciendo de materiales la construcción del PalaƟum Maximiani, puesto que es la única acƟvidad edilicia conocida que puede jusƟficar una acƟvidad tan exhausƟva en estos momentos28. A inicios del s. V el expolio al interior del teatro había sido tan corrosivo que causó el desplome de la fachada hacia el exterior, obstruyendo el paso por las rampas de la terraza media oriental FIG.1229. A parƟr de entonces el proceso de saqueo durante esta centuria y la siguiente cambia de dirección hacia el Sur. En estos momentos los canteros acabarían por descarnar el teatro hasta dejar visto el traverƟno donde fueron excavadas la galería inferior y la ima cavea. Una vez concluido el saqueo de la sillería, el yacimiento quedaría salpicado de piezas de mármol de las gradas y de otros elementos decoraƟvos, constatándose un calerín a finales del s. V, conservado sobre la galería anular intermedia FIG.630. 28 En cualquier caso, el acopio de materiales hacia Cercadilla ha de explicarse dentro de un contexto general que afectaría a toda la ciudad, como así parece confirmarlo un nuevo conjunto de materiales aparecidos a espaldas de la Gerencia Municipal de Urbanismo (Fuertes e Hidalgo, 2005, 86; Torreras, 2009). 29 Monterroso, 2005: 83 y ss. 30 Monterroso, 2002b:158 y ss. 15 Bibliografía: Borrego, J. (2005): Estudio arquitectónico de la Terraza Media Oriental. El Theatermotiv del Teatro Romano de Córdoba. Memoria de Licenciatura. Universidad de Córdoba. Inédito. Borrego, J. (2006): “La porticus in summa gradatione del Teatro Romano de Córdoba”, en Vaquerizo, V. y Murillo, J. F.(Eds): El Concepto de lo provincial en el mundo antiguo. Homenaje a Pilar León Alonso, II, pp. 65-83. Borrego, J. (2008): “La entrada del Aqua Augusta Vetus a Colonia Patricia: Notas para el Abastecimiento de Agua a la Córdoba romana. AAC, 19, pp. 99-124. 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