Arco de Tito 81 d.C. Foro de Roma. Mármol. 14,5 m (altura) por 13,50 (ancho) por 4,75 (fondo) Es el arco más antiguo de todos los que se conservan en Roma, bellísimo ejemplo de proporción, nobleza arquitectónica y ornamentación sobria. Se encuentra situado todavía hoy en el punto más alto de la calle que viene del Foro Romano y se atribuye a Tito por la dedicatoria de la parte este del ático (el senado y el pueblo de Roma al divino Tito, hijo (“f”, filio) del divino Vespasiano, Vespasianus Augustus). Se debió erigir en honor de Tito, a poco de su muerte en el año 81. La arquitectura. Es una estructura sencilla de un único vano flanqueado por dos grandes pilares, con bóveda de cañón artesonado en el interior. Una línea de imposta separa el zócalo del cuerpo principal, en el que destacan cuatro semicolumnas con capiteles compuestos, situadas en los ángulos de los pilares. Estas columnas decorativas simulan sostener el entablamento (arquitrabe, friso con relieves y cornisa ornamentada). En la línea del gusto romano una construcción abovedada utiliza, pues, el sistema adintelado griego como decoración. Remata el arco un ático con una monumental inscripción con el nombre del emperador y de sus predecesores. El arco, a pesar de su aparente sencillez, consigue armonizar perfectamente lo que pudieran ser componentes antagónicos, la puerta y los pilares de una muralla. El conflicto radicaba en el enlace de las proporciones de aquélla con las de éstos. El arco ha de ser de medio punto, y debe tener, por tanto, una altura relativamente baja. Las semicolumnas de los ángulos de los pilares no pueden ser tan altas que parezcan gallardetes; y sin embargo, pilares y arco deben alcanzar una misma altura y compartir un entablamento y un ático comunes. La solución encontrada aquí fue perfecta: las pilastras del arco descienden hasta la última moldura del zócalo, mientras que las columnas arrancan de encima de éste. Los relieves. El valor del arco de Tito reside en su decoración escultórica, sobria en el exterior (friso y enjutas del arco) y desbordante bajo la bóveda, donde altorrelieves de gran formato presentan la entrada triunfal de Vespasiano y Tito, el año 70 d.C., en la arrasada Jerusalén y el desfile de los trofeos arrancados a los judíos. Los dos grandes paneles representan dos episodios del triunfo en Judea e imponen un nuevo concepto escultórico diferente a lo hecho hasta entonces. El panel del lado sur muestra el inicio de la ceremonia, es decir, la procesión cruzando la puerta de la victoria (la Porta Triumphalis, reconocible por las dos cuadrigas que la coronan), que está representada en el lado derecho, mientras que los sirvientes traen el botín desde el templo de Jerusalén (las trompetas de plata, los candelabros de siete brazos), y los paneles provistos de asas en los que probablemente se fijaron las inscripciones que explicaban lo que eran los objetos y los nombres de las cudades. Por otra parte, el panel del lado norte representa el episodio central de la celebración del triunfo, es decir, el emperador Tito que, acompañado de una diosa de la Victoria que le corona, avanza sobre una cuádriga precedida por lictores y dirigida por la diosa Roma, seguido de las figuras alegóricas del pueblo y del senado romano, representados, respectivamente, por un hombre joven con el torso desnudo y un hombre viejo vestido con toga. Cuando el arco fue levantado, Tito había muerto. En lo más alto del intradós del arco un relieve lo muestra en su transporte al cielo a lomos del águila de la consecratio. Esta circunstancia aconsejó sin duda no representarlo en compañía de los vivos, sino de figuras alegóricas, aunque el hecho que se conmemoraba fuese histórico. Nacía así como nuevo género el relieve histórico-alegórico. El ilusionismo espacial creado en ambos panales, y sobre todo en el del lado sur es sorprendente. No solamente se hace usa de una perfecta gradación del relieve de modo que la profundidad se sugiere mediante tres y cuatro planos de relieve sobre la superficie, sino que además la superficie se hace ligeramente cóncava; las figuras del primer plano, en el centro son altorrelieves, mientras las de los lados se funden con el fondo. En el relieve del lado sur, la puerta, vista de escorzo, se sumerge en el fondo del relieve como si éste no existiese. La apretada turba camina ligera en varios planos, y sus componentes tienen no sólo el mayor o menor bulto que les corresponde, sino distintas alturas. El movimiento parece ondulante, y su trayectoria, curva: el cortejo viene de frente por la izquierda y gira hacia el fondo por la derecha, penetrando en el vano de la puerta. A ello se suman contrastes lumínicos, de luz y sombras que subrayan esta ilusión. La policromía que debieron tener estos relieves debió contribuir al mismo propósito. Todo ello, a pesar de que el tratamiento de las figuras carece de la elegancia y estilización de influencia griega (el neoaticismo de Augusto) y se acerca a la corriente plebeya que acabará dominando parte de la escultura romana. El resto de elementos escultóricos tienen menos importancia pero son interesantes desde el punto de vista iconográfico. En las enjutas del arco sendas Victorias se dirigen volando sobre globos, portadoras de estandartes, a las claves de los arcos, joyas del barroco antiguo. La "ese" que dibujan sus volutas está recubierta de follaje, y por si esto fuera poco, las personificaciones de Roma y del Genio del Pueblo Romano se alzan valientes ante su respectiva consola. En el intradós del arco casetonado, un águila porta a Tito al cielo en un relieve con un carácter mucho más rústico a pesar de representar la apoteosis de Tito de la que este arco y sus relieves no es sino una prueba manifiesta más del uso del arte al servicio del poder imperial.