DE HISTORIA NATURAL. 117 poco trabajo y cultivo. Castaños, almendros, nogales, encinas, robles, pinos, morales, palmas y algarrobos, etc., útilísimos por el alimento que pueden suministrar en las necesidades.» »En la continuación á la Flora Española de D. José Quer, antes citada, publicada en Madrid en 1784, se consignó hablando del género Palma, que la PJmnix (Daclylifera) offils. Palma Dactylifera: «Es muy común en España en el Reyno de Valencia y es vulgar en qualquiera parte de aquel reyno. En la villa de Elche á la entrada hay una arboleda de palmas prodigiosa, que, según algunos remeda la entrada de Jerusalen. Se cría en Cataluña, Murcia y Andalucía y en algunas partes de Extremadura.» Termina citando las pocas que existían entonces en Madrid, donde advierte que no dan fruto. »Como se ve, no he podido hallar ninguna cita correspondiente á los siglos x v n y primera mitad del x v m , pero no parece lógico que en este tiempo se verificaran transportes de plantas de una provincia á otra, pues las guerras y luchas que ocupaban la atención de los españoles no les permitían fijarse en otra clase de asuntos. Por otra parte; la dificultad de comunicaciones es de presumir imposibilitara el transporte de los árboles de algún tamaño. Pero prescindiendo de estas razones; si el efecto fué la disminución del arbolado y de todo cultivo, la causa no pudo ser otra que el abandono de la agricultura; y es claro que, los que destruían ó dejaban perder lo existente mal iban á ocuparse en traer nada nuevo. Si á fines del siglo xvi se habla de bosques de palmeras y en la segunda mitad del x v m no se dice sino que se crían en las Andalucías y Extremadura, es evidente que habían disminuido dichos árboles y que las entonces existentes eran los restos de la pasada abundancia, conservados quizás tan solo por la vitalidad y longevidad de la especie en cuestión. »Lo mejor para continuar esta investigación en nuestro siglo es el estudio de los ejemplares; pero antes tomaré una cita de un escritor francés, Teófilo Gautier, qnien en su Viaje é España dice que en Cádiz «para llegar á la Plaza de Toros hay que atravesar jardines poblados de jigantescas palmeras y de árboles variados. Nada más noble, nada más regio que la palmera. ¡Ese gran sol de hojas al extremo de esa columna estriada, irradia con tal esplendor en el lapis-lázuli de un cielo oriental!»