220-55145, septiembre 09 de 2003 Ref: Aspectos sobre la Empresa Unipersonal, constituida por una persona jurídica. Aviso recibo de su comunicación radicada con el No. 2003-01-132618, a través de la cual eleva a este Despacho una consulta a partir de la regulación prevista en la Ley 222 de 1995 para la Empresa Unipersonal, la que se refiere particularmente al caso de la empresa cuyo titular sería una persona jurídica de forma societaria y tiene básicamente por objeto establecer: 1. Si la E.U. así constituida, podría para la toma de decisiones establecer en sus estatutos que una junta directiva compuesta por un número plural de personas tenga derecho a voz y voto, sin que éstas posean ninguna cuota social. 2. 3. Si las decisiones en tal caso estarían siempre en cabeza del representante legal de la persona jurídica. Si es posible determinar estatutariamente la conformación de una Junta Directiva Asesora con derecho a voz mas no a voto. Antes que referirse puntualmente a las preguntas planteadas, para los fines que motivan su solicitud, resulta oportuno efectuar unas breves consideraciones jurídicas sobre los aspectos generales que explican las características básicas de la Empresa Unipersonal en el contexto como fue concebida la figura en la legislación mercantil, la cual parte esencialmente de la separación patrimonial que se logra entre los bienes de la empresa y los bienes del titular, con el beneficio de la personalidad jurídica que origina automáticamente los atributos de nombre, domicilio, capacidad de goce y de ejercicio, representación legal y nacionalidad, lo que la equipara a las sociedades comerciales, a cuyo régimen están sometidas en lo no previsto expresamente para ellas y específicamente a las normas conformadas para las sociedades de responsabilidad limitada, según la remisión que hace el artículo 80 de la referida Ley 222, remisión de la cual se destacan entre otros aspectos, el de la asimilación al régimen de administradores (artículo 73) que se establece en los artículos 22 y siguientes de la misma ley. Así, frente a los interrogantes formulados se tiene que al tenor del artículo 71 ibidem, tanto las personas naturales como las jurídicas, pueden ser constituyentes de empresas unipersonales, lo que supone que efectivamente una sociedad comercial puede ser titular de una E.U., siempre que de su objeto social se derive capacidad para realizar ese tipo de inversión, teniendo adicionalmente en cuenta la restricción que impone el artículo 71 idem, en cuanto al carácter mercantil de las actividades que necesariamente debe realizar la empresa unipersonal, las que a su vez deben guardar relación con la actividad de explotación económica de la persona jurídica constituyente. Ahora, si bien es cierto, las cuotas en que se representa el capital de la empresa están todas en cabeza del constituyente único, quien en principio está llamado a ejecutar los actos de comercio que la justifican, no es posible por razones obvias predicar de él la condición de socio, pues pese a la asimilación que efectúa la ley, no existe en sentido estricto sociedad como tal, lo que a su vez determina que no haya en su estructura un órgano social de conformación plural, equivalente a la asamblea o la junta de socios, en el entendido que éste lo constituyen los socios reunidos con el quórum y en las condiciones previstas en los estatutos y la ley, en cuyo seno éstos en consideración a las partes alícuotas del capital que posean, ejercen proporcionalmente su derecho al voto frente a las decisiones que sean de su competencia. Por su parte, se advierte que según el artículo 72 de la mencionada ley, la empresa unipersonal se creará mediante documento escrito en el cual se expresará, entre otros: (1) El nombre, documento de identidad, domicilio y dirección del empresario"... y (8) "La forma de administración y el nombre, documento de identidad y las facultades de sus administradores. A falta de estipulaciones se entenderá que los administradores podrán adelantar todos los actos comprendidos dentro de las actividades previstas. Delegada totalmente la administración y mientras se mantenga dicha delegación, el empresario no podrá realizar actos y contratos a nombre de la empresa unipersonal". Por consiguiente, es preciso diferenciar que una es la calidad y por ende, la posición jurídica del constituyente o titular de la empresa, a quien le corresponde tomar las decisiones encaminadas a ejecutar las actividades comprendidas en el objeto social de la misma y otra, la de él, o los administradores que sean facultados para actuar en nombre de la empresa; de ahí se desprende que bien el titular de la misma sea una persona natural o jurídica, las condiciones para su administración habrán de señalarse discrecionalmente en el acto constitutivo, contando con la posibilidad en uno y otro caso, de delegar parcial o totalmente las facultades conducentes a la realización de esos actos. Consecuente con lo expuesto procede puntualizar: Dependiendo de cuál sea la voluntad de la persona jurídica constituyente, desde luego expresada por los órganos sociales competentes, con arreglo a las previsiones legales y estatutarias pertinentes, en el acto constitutivo de la E.U. se ha de estipular expresamente la forma de administración y el nombre de el, o los administradores, con indicación de sus facultades, sin que nada impida en concepto de este Despacho, que para ese efecto se acuerde la existencia de una junta directiva, entendida como un órgano de asesoría o consulta, caso en el cual se deberán expresar adicionalmente las condiciones para su integración, así como las funciones que le sean asignadas y el mecanismo para la toma de las decisiones que le sean deferidas. E