Capítulo 25 DESGARROS PERINEALES DE TERCER GRADO. FÍSTULAS RECTO-VAGINALES: TRATAMIENTO Fandiño MD, Rabanal A, Novo A Desgarros perineales El trauma obstétrico constituye la causa principal y casi exclusiva de las lesiones a nivel de la musculatura perineal con repercusión variable sobre la continencia fecal. La expulsión del feto ocasiona lesiones que pueden limitarse a la mucosa de la horquilla perineal, tegumentos, tejido celular subcutáneo o extenderse a estructuras musculares que intervienen en los mecanismos de defecación y continencia. FISIOPATOLOGÍA DE LA INCONTINENCIA FECAL El mecanismo esfinteriano anal está constituído por dos estructuras anatómicas: – Esfínter interno: músculo liso en forma circular integrado en la pared rectal e inervado por el sistema nervioso autónomo. Asegura la continencia de forma involuntaria. – Esfínter externo: constituído por tres fascículos: uno profundo o músculo pubo-rectal, que surge de la sínfisis púbica para rodear el canal anal en forma de “U ”; uno intermedio que surge del coxis rodeando al canal anal en forma de “U ” pero en sentido inverso al fascículo profundo, y uno superficial a modo de anillo en íntima relación con la mucosa rectal y la piel perianal. A nivel medial, próximo al esfínter externo se encuentra el músculo elevador del ano que funcionalmente se divide en dos componentes, el músculo pubo-coccígeo y el iliococcígeo, constituyendo un mecanismo auxiliar de gran importancia en la continencia fecal. A su vez, el tono de esta estructura está reforzado por los músculos del diafragma urogenital, los músculos bulbocavernosos y transversos superficiales y profundos, que poseen una inserción común en el cuerpo del periné o tendón perineal central entre el ano y el introito. En estado de relajación el mecanismo esfinteriano confiere al recto forma de “embudo” con una angulación anterior, por la contracción del esfínter interno y del fascículo pubo-rectal del esfínter externo, y la relajación del fascículo intermedio del esfínter externo y del elevador del ano. Durante la defecación o al incrementar la presión intraabdominal de forma voluntaria, el elevador del ano se contrae y el músculo pubo-rectal se relaja. El esfínter interno se relaja de forma refleja al ser ocupada la luz del recto. La triple estructura del esfínter externo explica la variabilidad en la sintomatología tras la destrucción: si el traumatismo conserva el fascículo profundo o pubo-rectal del esfínter externo, a pesar de la destrucción distal del esfínter interno, existe cierta compensación a través del control esfinteriano voluntario. CLASIFICACIÓN Según su extensión y el grado de afectación muscular, se diferencian tres grados: – Desgarro perineal de primer grado: Interesa piel, tejido celular subcutáneo y músculos bulbocavernoso y transversos superficiales y profundo. – Desgarro perineal de segundo grado: Si se afecta el músculo elevador del ano. – Desgarro perineal de tercer grado: Si se lesiona el mecanismo esfinteriano anal (figura 1). Algunos autores consideran un cuarto grado si la lesión es completa lesionando en su totalidad el esfínter interno y la mucosa rectal (figura 2). [ 317 ] Fundamentos de GINECOLOGÍA (SEGO) Figura 1: Desgarro perineal completo TRATAMIENTO DE LOS DESGARROS DE TERCER GRADO Figura 2: Desgarro cuarto grado Entre las muchas técnicas propuestas comentaremos las siguientes: garrados (figura 4) y retraídos del esfínter externo (figura 5) y en una extensión que posibilite la sutura de la pared rectal sin tensión. Se extirpa el tejido cicatricial y se reconstruye el conducto rectal. Se realiza una sutura con material reabsorbible, preferiblemente de reabsorción lenta tipo ácido poliglicólico o poliglactina de 3/0 o 4/0 en la fascia perirrectal de modo que los bordes de la mucosa sean invaginados en dirección al recto, en dos planos, sin que haya tensión alguna. A continuación se aproximan los extremos desgarrados del esfínter externo (figura 6) que son traccionados con pinzas de Allis, sin liberarlos del tejido circundante, mediante dos puntos en “U ” con material de reabsorción lenta Nº 2/0 ó 3/0, aunque algunos recomiendan para suturar el esfínter material irreabsorbible monofilamento (figura 7) 2/0 o 3/0 tipo Prolene®. El siguiente paso es el fruncimiento de los haces del músculo pubo-rectal, (figura 8) denominados habitualmente como “elevadores”, mediante uno o dos puntos de sutura con material reabsorbible Nº 0 o 1. Finalmente se realiza la plastia perineal, suturando la mucosa vaginal y piel perineal de forma contínua o entrecortada con material reabsorbible Nº 2/0 . Puede hacerse una pequeña incisi´´on de descarga del esfínter superficial del ano para aliviar tensión a la sutura pero no es obligatorio (figura 9). Método de la reparación por capas clásico: Método del colgajo de Warren: Se sitúan tres pinzas de Allis o similares, dos lateralmente en el lugar donde se situará la comisura posterior, cuidando de no estenosar excesivamente el introito, y la tercera a algunos centímetros sobre el borde superior del desgarro, en la línea media de la pared vaginal posterior. Se realiza una incisión (figura 3) en el borde cicatricial que delimita el desgarro y se diseca con tijera a través del espacio rectovaginal hasta identificar los extremos des- Esta intervención está indicada en caso de pequeños desgarros. Consiste en la sustitución de la pared anterior del recto ausente por medio de un colgajo de mucosa vaginal posterior. Se realiza una incisión en “V invertida” en la mucosa vaginal posterior de forma que su punto superior esté a -2 cm. del borde superior del desgarro y lateralmente alcance los extremos retraídos del esfínter externo. El colgajo se diseca cuidadosamente hacia abajo El desgarro perineal de tercer grado puede ser reparado inmediatamente tras el parto. Si la destrucción anatómica no es completa, los síntomas suelen aparecer tras una semana. Si se conserva el fascículo profundo del esfínter externo, la sintomatología se limita a incontinencia de gases. Si se destruye totalmente el esfínter aparece incontinencia fecal. La reparación secundaria debe diferirse un mínimo de 4 a 6 meses, para reestablecer adecuadamente el aporte vascular de los márgenes del defecto y optimizar la viabilidad de los tejidos perineales. La cirugía reconstructiva debe reponer la angulación anterior del canal anal mediante la plicatura de los músculos pubo-rectales y la reparación de los fascículos intermedio y superficial del esfínter externo. En el preoperatorio es necesario eliminar el contenido fecal, para ello se recomienda instaurar en las 48 horas previas a la cirugía, dieta semilíquida y uso de laxantes suaves, y en el día anterior, el uso de enemas de limpieza. No es imprescindible el uso de antibióticos. [ 318 ] DESGARROS PERINEALES DE TERCER GRADO. FÍSTULAS RECTO-VAGINALES. TRATAMIENTO Figura 3: Reparacion desgarroperineal linea de incision Figura 4: Reparacion desgarro perineal Movilizacion colgajo vaginal procurando no perforarlo para no comprometer su aporte vascular. A continuación se reúnen los extremos desgarrados del esfínter y finalmente se aproximan los “elevadores”. Se sutura la mucosa vaginal desde arriba y los bordes del colgajo a la comisura posterior. Al final de la intervención, la sutura de la pared vaginal posterior con ambas ramas de la sutura perineal forma una “Y invertida”. vilización del recto. Se tracciona hacia abajo de los bordes de la mucosa rectal, se recorta y se sutura a la piel perianal reconstruyendo así el orificio anal. Para reconstruir el cuerpo del periné, se reaproximan los bordes de los músculos transversos y bulbocavernosos. Los demás pasos de la intervención son similares a las técnicas anteriores. Puede dejarse un taponamiento vaginal flojo por un período de 24 horas. Operacion de Noble - Mergent: Difiere de la técnica clásica en que se realiza una incisión longitudinal media que alcanza el tercio medio o superior de la mucosa vaginal, lo que permite una amplia mo- En el postoperatorio es conveniente instaurar dieta líquida a las 24 horas e introducir progresivamente dieta semilíquida y pobre en residuos a partir de las 48 horas. El uso de laxantes debe postponerse hasta el 4º ó 5º día del postoperatorio. Figura 5: Ocalizacion extremos esfinteres Figura 6: Se aislan los extremos del esfinter [ 319 ] Fundamentos de GINECOLOGÍA (SEGO) Figura 7: Sutura de los cabos del musculo esfinteriano Fístulas recto-vaginales Podemos diferenciar fístulas rectovaginales propiamente dichas, si el trayecto fistuloso se sitúa a unos 3 cm. del orificio anal, y anovaginales, si es adyacente al esfínter externo del ano. ETIOLOGÍA En conjunto son infrecuentes. Sus causas son múltiples, siendo la principal el trauma obstétrico (60%), por reparación incompleta o fallida de un desgarro perineal total. Figura 8: Sutura de la aponeurosis perianal de endometriosis o enfermedad inflamatoria pélvica, puede ocasionar fístulas rectovaginales “altas”. Así mismo, la histerectomía vaginal o la colpoperineorrafia pueden lesionar el recto. En conjunto supone un 24% de las causas. El carcinoma de cérvix es la neoplasia que se asocia con más frecuencia a la aparición de fístulas, bien sean primarias por invasión tumoral, o secundarias a la extensa necrosis tisular tras el tratamiento radioterápico. La cirugía ginecológica abdominal con riesgo de lesión rectal por obliteración del fondo de saco de Douglas a causa Las enfermedades primarias intestinales ocasionalmente producen fístulas rectovaginales, entre ellas los abscesos perirrectales y la diverticulitis intestinal, que pueden drenar espontáneamente a la vagina; las enfermedades inflama- Figura 9: Incision esfinter cuadrante inferior aliviar tension sutura Figura 10: Fístula recto vaginal [ 320 ] DESGARROS PERINEALES DE TERCER GRADO. FÍSTULAS RECTO-VAGINALES. TRATAMIENTO torias intestinales, fundamentalmente la enfermedad de Crohn, o las manifestaciones locales de enfermedades sistémicas como el lupus eritematoso, pueden también originar fístulas. Se han descrito fístulas rectovaginales como manifestación precoz de la infección por VIH en niñas. CLÍNICA U na fístula rectovaginal mínima puede ser totalmente asintomática. Si el trayecto es mayor, el escape de gases puede ser el único síntoma, así como la percepción de olor fecaloideo en las secreciones vaginales. Si la fístula es lo suficientemente amplia, el contenido intestinal puede evacuarse en gran cantidad a la vagina. DIAGNÓSTICO Generalmente es simple, requiere una cuidadosa exploración si se tiene la sospecha de su existencia. El orificio vaginal puede ser mínimo, advirtiéndose en ocasiones la presencia de una zona de coloración rojiza en contraste con la coloración más pálida de la mucosa vaginal, y que se correspondería al borde de la mucosa rectal de la fístula. El uso de un estilete romo ayuda a identificar el trayecto. Para localizar el orificio rectal puede emplearse el colonoscopio flexible, y si es preciso , la inyección de azul de metileno a través del orificio vaginal. Otras técnicas como el estudio radiológico del intestino con contraste o la toma de biopsias por vía endoscópica, pueden ser de utilidad si se sospecha de una enfermedad primaria intestinal. TRATAMIENTO Las fístulas rectovaginales traumáticas de pequeño tamaño localizadas a distancia del esfínter externo del ano, tienen gran tendencia a la resolución espontánea. En éste tipo de fístulas puede realizarse un tratamiento no quirúrgico mediante la aplicación de pegamento de fibrina humana (Tissucol Inmuno®), reavivando previamente los bordes. Clásicamente se considera que el tratamiento quirúrgico debe diferirse al menos seis meses en el caso de fístulas traumáticas, y hasta un año en las fístulas post-radioterapia. En éste caso el tratamiento sólo estará indicado si el carcinoma está localmente curado. Con la finalidad de disminuir el riesgo de infección y fracaso de la reparación quirúrgica, es preciso hacer una preparación del colon 48 a 72 horas previas a la intervención y emplear antibióticos. Algunos autores proponen el empleo de estrógenos tópicos vaginales para mejorar el trofismo local. Existen múltiples técnicas quirúrgicas según la amplitud y localización de la fístula. En todos los casos es aconsejable una amplia movilización de tejidos para limitar la Figura 11: Aislamiento del orifico rectal y sutura del mismo tensión en las suturas y evitar la formación de espacios muertos. Fístulas rectovaginales pequeñas Se realiza una incisión en la mucosa que rodea el orificio vaginal de la fístula (figura 10). Se prolonga la incisión mucosa de forma longitudinal, movilizando ampliamente el espacio rectovaginal. Se invagina el orificio fistuloso mediante una sutura de puntos entrecortados con material de reabsorción lenta Nº 3/0 a nivel de la fascia perirrectal, en sentido paralelo o perpendicular según el caso (figura 11). A continuación se sutura la mucosa vaginal con material reabsorbible Nº 0. Si la fístula es anovaginal, es preciso resecar el trayecto fistuloso incluyendo la zona del esfínter externo implicada, es decir, creando un desgarro perineal total, cuya reparación quirúrgica ya ha sido comentada en éste capítulo. Fístulas rectovaginales grandes Se recorta todo el tejido cicatricial periorificial reavivando los bordes de la fístula. Se sutura por planos de forma invaginante, una primera línea en la pared rectal evertiendo los bordes hacia la luz del recto, y una segunda línea en la capa muscular del recto, empleando material de reabsorción lenta Nº 3/0 o 4/0. A continuación se sutura la fascia perirrectal y por último la mucosa vaginal. Fístulas rectovaginales de localización alta posthisterectomía Se emplea la colpocleisis de Latzko: Se reseca la mucosa vaginal periorificial con una amplitud de 2-3 cm. en la pared que ocupa la fístula y la opuesta. Se realiza una incisión en cruz partiendo del [ 321 ] Fundamentos de GINECOLOGÍA (SEGO) orificio fistuloso, para dividir en cuatro cuadrantes el campo quirúrgico. Para la unión de las paredes vaginales se emplean de 3 a 5 líneas de sutura con puntos entrecortados de material de reabsorción lenta Nº 3/0, invaginando los bordes de la fístula. Finalmente se sutura la mucosa vaginal con material reabsorbible Nº 0. Fístulas post-radioterapia: Su reparación es compleja porque suelen ser lesiones amplias y el tejido circundante posee poca viabilidad. Cuando no son muy extensas caben las técnicas anteriores con tal que la disección alcance tejido sano no indurado alrededor de la fístula. En caso contrario se pueden precisar operaciones complejas por vía abdominal o combinada abdómino-vaginal. En las fístulas muy complejas puede ser conveniente la realización de una colostomía temporal difiriendo el cierre de las fístula hasta que las condiciones locales mejoren y procediendo al cierre de la colostomía en un tercer tiempo. En fístulas complejas, grandes, reoperaciones de fallos previos y sobre todo tras radioterapia, es aconsejable el empleo de procedimientos plásticos para interposición de algún tejido bien vascularizado entre los planos de cierre de la fístula. Entre ellos podríamos mencionar: – Método de Martius modificado: interposición de un colgajo pediculado creado con el músculo bulbocavernoso y la grasa que lo rodea tomado por una incisión vertical en un labio mayor. – Método de Ingelman - Sundberg: interposición del músculo gracilis. Se desinserta a nivel de la rodilla y se introduce a través de un orificio creado en la membrana obturatríz. Modificación de Hamlin y Nicholson, colocando el músculo bajo un túnel subcutáneo. – Método de Bastiaanse: interponiendo un colgajo pediculado de epiplon mayor en casos de operaciones con abordaje abdominal. [ 322 ] Lecturas recomendadas - Abel ME. et al. Autologous fibrin glue in the treatment of rectovaginal and complex fistulas. Dis Colon Rectum. 36(5). pp 447-9. 1993. - Ayhan A. et al. Results of treatment in 182 consecutive patients with genital fistulas. Int J Gynaecol Obstet. 48(1). pp 43-7. 1995. - Borgstein ES, Broadhead RL. Adquired rectovaginal fistula. Arch Dis Child. Aug. 71(2). pp 165-6. 1994. - Crafts RC, Krieger HP. Anatomía de Aparato Reproductor Femenino. Tratado de Obstetricia y Ginecología. D. N. Danforth. Editorial Interamericana. 4ª Edición, Madrid. pp 69-73. 1986. - Gleeson NC. et al. Pudendal thigh fasciocutaneous flaps for reconstruction in gynecologic oncology. Gynecol Oncol. Sept. 54(3). pp 269-74. 1994. - Jones HV, III, Colston A, Burnett LS. Chapter 17. 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