CELEBRACIÓN "TRADICIÓN, TESTIMONIO Y PERSPECTIVAS" Legado y vigencia de los economistas católicos LUDOVICO VIDELA En primer lugar quiero expresar mi alegría y reconocimiento por poder realizar este festejo. Veinte años de una publicación académica no es poca cosa. Recuerdo que el fundador de Valores, Carlos Moyano Llerena, me decía que el problema con las publicaciones periódicas es que la mayoría no pasa del primer número. Por eso, con Valores no empezamos a editar hasta no tener listos los dos primeros números. Pero creo que el principal desafío de la permanencia fue el poder hacer la transmisión del proyecto a un grupo de jóvenes, capaces y entusiastas, que están llevando adelante la obra con su propio estilo y perspectiva, como corresponde, y en consonancia con el verdadero pluralismo que vivimos en la UCA. El pluralismo para nosotros es esencial y se aleja del relativismo y de la falsa dialéctica del pensamiento único, que anatemiza a todo el que se aparta de la cultura oficial con el sambenito de formar parte del pensamiento único. Nuestro lema es el gozo en la búsqueda de la verdad, de descubrirla y de comunicarla: Beata vita est gaudium de veritate. Todo la realidad de Valores se enmarca en una tradición. Cuando creamos la revista queríamos revitalizar el espíritu fundador de nuestra Escuela de Economía en la Facultad y también dar una respuesta a las inquietudes del momento. Esto lo compartió inmediatamente nuestro Decano González Abad y la Fundación Pérez Companc que nos apoyó inmediatamente. Nos parecía que las respuestas técnicas habían crecido en calidad y número, en muchos casos siguiendo el ejemplo de Panorama de la Economía, la otra creación de Moyano Llerena, pero faltaba un análisis de las cuestiones económicas y sociales desde una perspectiva más amplia, yendo al fondo de los problemas como siempre le gustó a Carlos. En definitiva, buscábamos una reflexión a la luz de la fe católica sobre nuestra realidad y su entorno, tratando de ofrecer una contribución con nuestras investigaciones. Esto es lo que creo define al economista católico: partir de las verdades de nuestra fe para enriquecer la dimensión interdisciplinar de la doctrina social y enriquecer la ciencia con horizontes más amplios, que permiten una mejor comprensión del hombre. Toda tradición tiene al menos dos aspectos. Por una parte, su vivencia en personas concretas que tratan de vivir ese ideal y, en segundo lugar, un legado, ciertas notas que caracterizan ese ideal y tiñen la tradición con un perfil propio. Hannah Arendt dice que no hay tradición sin un testamento. Pero t cuál es el legado de esa tradición? En primer lugar, el llamado pensamiento social católico. Evidentemente forma parte de este pensamiento la enseñanza de la Iglesia en sus distintas formulaciones: las grandes encíclicas sociales, los diversos documentos pontificios y los aportes de diferentes episcopados. Pero también pensamiento social implica toda la reflexión desRevista Valores en la Sociedad Industrial 7 de la ciencia, hecha en un esfuerzo de interpretación de lo que significa la doctrina y de sus implicancias éticas y morales, con la total confianza que esta confrontación, lejos de cuestionar la fe, si se realiza en forma auténticamente científica, contribuye a un conocimiento más profundo de la verdad y a una comprensión más acabada del hombre y su realidad. Tomemos los ejemplos de San Antonio de Florencia, de San Bernardino de Siena, de Luis de Molina y de los contemporáneos como Pesch, Roepke, Müller Arnack, Toniolo, Vito, Sturzo, Einaudi, Perroux, Pietre, de Gásperi y tantos otros. Con esta preocupación, Francisco Valsecchi fundó la escuela superior de economía en los 50 de la que participaron Francisco García Olano, Emilio Llorens, Gabriel Meoli, Felipe Tami, Héctor Bernardo, César Belaunde y Carlos Moyano Llerena. La escuela fue el germen de la primera Carrera de Economía de la Argentina, creada con la fundación de la Universidad en 1958. A estos nombres debemos agregar en el grupo fundador a J.M. Dagnino Pastore, Javier Villanueva, Eduardo Zalduendo, Edgardo Hilaire Chaneton, Guillermo Walker, Cayetano Licciardo, Oreste Popescu, Raúl Cuello, Rafael Olarra Jiménez y muchos otros . Pero la preocupación religiosa no se agota en el pensamiento social. Ser católico implica, en lo académico, el ser serio. Por eso otro aspecto de este legado fue la elevada calidad científica de los trabajos de nuestros fundadores. Es difícil encontrar trabajos científicos de economía entre los 30 y los 70 que no estén relacionados con alguna de estas figuras. El mismo Alejandro Bunge, precursor de los estudios de economía y fundador de la Revista de Economía Argentina en 1918, autor de notables ensayos como el de Una Nueva Argentina de 1940, puede considerarse el maestro de algunos de los economistas citados, ya que trabajaron con él en la revista y en el Instituto donde nació un fructífero intercambio. Un estudio reciente menciona a García Mata, Raúl Presbich, Emilio Llorens y Carlos Moyano Llerena como sus discípulos más des- 8 Año XXI • N° 58 • Diciembre 2003 tacados. Bunge, nacido en una familia de tradición luterana, que mutó al positivismo y al socialismo, tuvo una temprana vocación por la vida religiosa nacida en el Colegio del Salvador, que no se concretó, pero trabajó activamente con el Padre Franceschi en la Liga social argentina y con el Padre Grote en los Circulos de obreros, por lo que yo creo que, con justicia, puede ser incorpora-do a esta escuela con el bien merecido título de economista católico. El tercer aspecto del legado sería para mí, la apertura cultural y universal de los economistas. El conocimiento filosófico, en algunos casos notable — pienso en Francisco García Olano, por ejemplo- el contacto con el mundo europeo y americano donde algunos estudiaron — recuerdo con gozo los relatos de Moyano sobre su estancia en Oxford y las vivencias del mundo victoriano, incluida la visita al rey exiliado en Francia, y también la estrecha relación cultural con la obra de pensadores católicos notables. Un ejemplo de esta apertura cultural es la biblioteca de Valsecchi, que forma parte de nuestro Archivo Valsecchi, al que estamos incorporando documentación de nuestros fundadores, incluye a casi todos los autores citados: Toniolo, Vito, Sturzo, Fanfani, de Gásperi, pero también a los franceses y alemanes y, por supuesto, a sus colegas argentinos. El cuarto aspecto que quería mencionar es la preocupación por el bien común y los asuntos públicos. Una prueba de ello son las responsabilidades eminentes de muchos de ellos en la vida pública y el periodismo, pero también la vocación despertada en sus discípulos: tenemos un ministro de economía, dos presidentes del Banco Central, numerosos secretarios y subsecretarios de Estado nacionales y provinciales, directores del Banco Central y del Banco de la Nación. Lamentablemente esta influencia no fue suficiente para torcer el rumbo de decadencia de la Argentina, pero no perdemos las esperanzas y trabajamos intensamente en la Facultad para ello. El ultimo punto destacado es la vocación docente cuya expresión más concreta es la Facultad. La Universidad Católica es un an- helo de generaciones que estos hombres preclaros pudieron ver concretada. Un aporte a la cultura y a la civilización. La Ley 14557 de libertad de enseñanza representa la garantía del verdadero pluralismo. Quiero terminar con una invitación para el futuro. En especial a los jóvenes. El estudio de la tradición de nuestra escuela no es una tarea de arqueología ni tampoco puede ser una lectura ideológica, que manipula la verdad histórica para argumentar sobre el presente. Estudiar el pasado es la escuela donde debemos aprender de los aciertos y errores para no repetirlos. Por eso nuestra actitud debe ser reverente, agradecida, hemos recibido un tesoro, ojalá podamos estar a la altura del legado. Revista Valores en la Sociedad Industrial 9