12-C-95. Vides vrs. Juez Instructor SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las doce horas y quince minutos del día veinte de junio de mil novecientos noventa y cinco. I.- El presente proceso constitucional se inició por escrito presentado por el Doctor Miguel Vides Aeschbacher, en el cual pidió que éste Tribunal decretara auto de exhibición personal a favor del señor LUIS ALBERTO CORTEZ GRANADOS, de ochenta años de edad, del domicilio de Santa Elena, departamento de Usulután. II.- Se decretó el auto de exhibición personal y se cometió el cumplimiento del mismo al Juez Ejecutor Bachiller Rafael Hernán Cortez Saravia quien, seguido el procedimiento dispuesto en la Ley de Procedimientos Constitucionales, resolvió y rindió el informe de ley. Este Tribunal estimó necesario pedir el expediente del proceso penal a la autoridad denunciada, y del estudio del mismo, esta Sala hace las siguientes consideraciones: III.- El proceso de hábeas corpus tiene por objeto específico proteger la libertad corporal o física ilegalmente restringida; originariamente entonces se le considera como un instrumento jurisdiccional para tutelar esa manifestación primaria del derecho de libertad. En ese sentido, la actividad de éste Tribunal se encuentra circunscrita a pronunciarse sobre la existencia o no de restricción ilegal a la libertad del favorecido. IV.- Para el desempeño de tal función esta Sala debe valorar en un primer momento la existencia o no de restricción al derecho de la libertad y posteriormente, en caso de existencia de restricción, valorar si tal se ha decretado con apego a los parámetros Constitucionales Procesales y Procesales en general. V.- Constan a fs. 26 y 32 resoluciones mediante las cuales se restringe al favorecido el derecho fundamental de la libertad, las cuales no implican un pronunciamiento por parte del Juez Instructor sobre la culpabilidad o inocencia de tal, sino que constituyen una medida cautelar que se dicta en virtud de el " fumus boni iuris" el cual viene determinado por la fundada sospecha de la existencia de la imputación de un delito y el "periculum in mora" por la necesidad de que el delito, cuya comisión se atribuye al imputado, sea de tal gravedad que haga suponer que se ocultará a la actividad de la justicia y de que, por tanto, la sentencia que se pronuncie en el proceso correspondiente pueda no ser eficaz. VI.- Lo anteriormente expuesto no exime al juez instructor de la obligación de fundar sus resoluciones, más por el contrario, obliga a éste a adoptar medidas que guarden proporcionalidad con la prueba que conste en el informativo, la cual -la medida cautelar- no debe ser necesariamente detención provisional. VII.- En virtud de lo anterior, la autoridad demandada parte de la prueba tanto pericial, agregada de fs. 19 a 25 y de fs. 37 a 39; como testimonial, la que valorada en su conjunto guarda concordancia para decretar la medida cautelar restrictiva de la libertad del favorecido, prueba que no ha sido desvirtuada en el curso del proceso, lo que es suficiente para decretar detención provisional. VIII.- Asimismo, la parte actora fundamenta su pretensión constitucional en el hecho de que la detención realizada al favorecido se efectuó sin previa orden judicial escrita, lo cual alega constituye una violación al artículo trece de la Constitución, aspecto sobre el cual este Tribunal hace las siguientes consideraciones: La privación de libertad habrá, pues, de tener lugar en el curso o con ocasión de la incoación de un proceso penal y lo normal es que, en la práctica, suceda dentro de la fase de instrucción. Pero la instrucción constituye un conjunto de actos heterogéneos de la más diversa naturaleza y, así, junto con los actos estrictamente jurisdiccionales o procesales, subsisten otros de investigación con respecto a los cuales podría reclamarse su naturaleza administrativa, en los que, al igual que los actos eminentemente jurisdiccionales, concurren las notas caracterizadoras de las medidas cautelares, entre las que cabe mencionar, la sumisión al principio de "rebus sic stantibus" o principio de que deben permanecer en tanto subsistan los motivos que las originaron, la pendencia o instrumentalidad con el proceso penal principal y la ejecutoriedad o anticipación de los efectos materiales de la sentencia. Por tanto, vistas las características y naturaleza de la detención administrativa se puede concluir que tal constituye una providencia decretada a prevención, hasta tanto el Juez de Inspección asuma la dirección procedimental del juicio, y por tanto la detención así adoptada, no es más que una medida provisionalísima, la cual puede o no ser confirmada por la autoridad judicial. Lo anteriormente afirmado tiene su respaldo legal en los artículos 242 y 243 ordinal 3o. del Código Procesal Penal; el primero de los artículos relacionados hace referencia al caso de la detención en el término de la flagrancia, el cual es de veinticuatro horas, término dentro del cual cualquier persona puede proceder sin necesidad de previa orden de captura a la detención del presunto culpable de un delito para efecto de remitirlo ante la autoridad juzgadora. Que el caso en estudio se adecua a los supuestos del artículo 242 Pr.Pn., pues la autoridad administrativa procedió a la captura del favorecido a las dieciséis horas y cinco minutos del día veinte de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, es decir, cuatro horas y cinco minutos después de la comisión de los hechos que se investigan en el correspondiente proceso penal, encontrándose transcurriendo al momento de realizar la referida captura la PNC. el término de la flagrancia circunstancia que habilita a cualquier persona -como antes se indicó- para realizar la detención del presunto culpable de un delito sin previa orden de captura. Asimismo, el artículo 243 Pr.Pn. -según reiteradas interpretaciones- faculta a la autoridad policial a librar órdenes de captura; en relación a tal facultad se afirma: "es el caso que toda autoridad no judicial, representativa del cumplimiento de la ley, puede proceder a la captura de una persona que sepa a cometido un delito para el efecto de consignarla ante la autoridad competente..." (Dr. Manuel Arrieta Gallegos, El Proceso Penal en Primera Instancia, pág. 202). en la misma dirección, "La Misión de Observadores de las Naciones Unidas considera que la única "autoridad" no judicial que, en el ordenamiento jurídico salvadoreño actual, está autorizada para emitir órdenes de detención, es el Director de la PNC y por delegación (por escrito), los Comisionados, Sub-Comisionados, o en su defecto, el Jefe del Puesto Policial de la Jurisdicción donde se ordena la detención... (ONUSAL, Guía sobre las normas y procedimientos de la Policía Nacional Civil, pág. 268-269). Lo anterior, implica que tanto la legislación secundaria, así como la interpretación doctrinaria y de Organismos de Derechos Humanos, coinciden en la facultad de la Policía para proceder a la detención de presuntos autores de delitos, sin previa orden de autoridad judicial en los supuestos antes expuestos. Tal como antes se relacionó la detención del favorecido fue realizada a las dieciséis horas y cinco minutos del día veinte de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, habiendo sido recibido el favorecido por el Tribunal competente a las quince horas del día veintiuno de octubre del mismo año, lapso dentro del cual, tal como consta en autos no se practicó diligencia alguna que pudiera traer consecuencias jurídicas en la actual situación procesal del favorecido; por tal razón la falta de nombramiento de defensor al imputado en ese lapso, no produce consecuencias jurídicas, pues lo que se pretende con dicho nombramiento es que el defensor se encuentre presente en la practica de toda diligencia; en consecuencia, al no haberse practicado diligencia alguna, no existe acto jurídico procesal que se encuentre viciado y por ende sobre el cual puedan recaer los efectos de la nulidad. Respecto al incumplimiento por parte del Juez Instructor de la obligación de notificar la detención del favorecido, este Tribunal ratifica las consideraciones realizadas en el acápite anterior, pues dicho incumplimiento no ha producido consecuencias jurídicas sobre acto procesal alguno y es por tal razón que la sanción establecida -la nulidad- carece de objeto. No obstante lo anterior, este Tribunal previene a la autoridad judicial infractora, a efecto de que en futuras actuaciones ponga mayor diligencia en el cumplimiento de las garantías procesales básicas del imputado. Por las razones expuestas éste Tribunal RESUELVE: En virtud de existir fundamento para la restricción del derecho constitucional de la libertad del favorecido LUIS ALBERTO CORTEZ GRANADOS, continúe el proceso según su estado; certifíquese la presente resolución y archívese el proceso.---HERNANDEZ VALIENTE---MARIO SOLANO---E. ARGUMEDO---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---Z. EMERITA ELIAS---RUBRICADAS. HS012C95.95