Comentario del texto de D. Hume 11. Cuando un hombre denomina a otro su enemigo, su rival, su antagonista, su adversario, se entiende que habla el lenguaje del egoísmo y que expresa sentimientos que le son peculiares y que surgen de su propia situación y de circunstancias particulares. Pero cuando otorga a cualquier hombre los epítetos de vicioso, odioso o depravado, habla entonces otro lenguaje, y expresa sentimientos con los que espera que todo su auditorio estará de acuerdo. Por lo tanto, aquí debe apartarse de su situación privada y particular, y debe escoger un punto de vista que sea común a él y a los demás. Debe mover algún principio universal de la constitución humana y pulsar una cuerda en la que toda la humanidad esté de acuerdo y en armonía. Si, por tanto, quiere decir que este hombre posee cualidades cuya tendencia es perniciosa para la sociedad, ha escogido este punto de vista común, y ha tocado el principio de humanidad en el que todos los hombres concurren en cierto grado. (D. HUME, Investigación sobre los principios de la moral, Sección IX, 1. Trad. de Gerardo López Sastre. Madrid, Austral, 199, pp. 144-145). 1. Con respecto al texto: a) sitúa al autor en su momento histórico, b) señala el tema o el problema del texto, c) indica las ideas principales, d) muestra las relaciones entre ellas y, e) explícalas. a) D. Hume (1711-1776) es al mismo tiempo el último gran representante del empirismo inglés y uno de los “philosophes” más representativos del movimiento ilustrado. Su filosofía puede considerarse como una radical crítica del Racionalismo dogmático. Sin apoyo en la experiencia el entendimiento sólo puede realizar operaciones como las de las matemáticas o de la lógica, pero no puede alcanzar verdades acerca del mundo, como defendían los racionalistas. Nuestro conocimiento del mundo se basa en la experiencia, lo cual lleva a que es sólo un conocimiento probable, sobre las apariencias (fenomenismo) y no sobre la estructura real de las cosas. b) En este fragmento Hume está indicando que en nuestros juicios morales expresamos un sentimiento universal y común para toda la humanidad que forma parte de la naturaleza de todos los hombres. c) Las ideas principales son las siguientes: 1. Existen una serie de sentimientos, como cuando llamamos a alguien enemigo, que son particulares. 2. Existen otros sentimientos, como cuando llamamos a alguien vicioso, en los que nos distanciamos de nuestra posición personal, para adoptar un punto de vista común. 3. Lo que expresan esos sentimientos son valores morales por los que juzgamos que el comportamiento de esas personas es perjudicial para el conjunto de la sociedad. 4. Por tanto, nuestros juicios morales se deben basar en principios universales con los que toda la humanidad esté de acuerdo. d) En este texto, Hume expone algunos de los elementos fundamentales de la moral emotivista que defiende. Empieza por distinguir la calificación personal, particular de la general o moral. Está contraponiendo dos lenguajes, dos tipos de juicios que son expresión de dos clases de sentimientos o afectos. El primer lenguaje no expresa sentimientos morales, sino sentimientos que dependen de circunstancias particulares y totalmente subjetivas. En cambio, el segundo lenguaje es expresión del sentimiento moral, que Hume supone común para todos los hombres, porque se apoya en su naturaleza. Y fija la posibilidad de este lenguaje común en la igualdad de la naturaleza humana. Por último el texto concluye la utilidad social como referencia esencial para llevar a cabo las calificaciones morales. e) La Ética de Hume es una ética emotivista. Al principio de la obra de la que se ha extraído este fragmento, dice Hume que recientemente se ha planteado una interesante disputa sobre el fundamento de la moral. La mayoría de los autores defienden que dicho fundamento es la Razón. Que la Razón puede descubrir qué es el bien y el mal y a partir de ello determinar a la voluntad para que busque el bien y evite el mal. Y que la Razón es también la que, en última instancia, establece las apreciaciones morales, la que hace que digamos que tal comportamiento es virtuoso o vicioso. Sin embargo, a juicio de Hume, la Razón, ella sola, es incapaz de motivar un acto de la voluntad, sino que es la propensión/aversión que tenemos, por la experiencia del placer/dolor, lo que motiva nuestras acciones. La Razón juega en nuestra conducta sólo un papel de instrumento al servicio de la pasión señalando los medios más apropiados, calculando las consecuencias de la acción… Como puede verse, Hume se está oponiendo al intelectualismo socrático que ha predominado a lo largo de la Historia. El hombre no es una máquina calculadora, ni su comportamiento responde puntualmente a los cálculos y deducciones de nuestra razón. Tampoco es la razón la fuente de las distinciones morales; la cual estableciendo las normas morales, juzga luego sobre el acuerdo o desacuerdo de las conductas con dichas normas racionales. A juicio de Hume, las distinciones morales se fundan en el sentimiento. “La moral se siente más que se juzga”. ¿Qué es lo que en realidad expresamos con nuestros juicios morales? Para Hume está claro, y así lo expresa an al texto, que cuando decimos que una acción o una cualidad mental es virtuosa, sólo estamos diciendo que su contemplación suscita en nosotros un sentimiento de aprobación o si decimos que algo es vicioso estamos manifestando que su contemplación nos hace experimentar un sentimiento de desaprobación o censura. Dicho sentimiento de aprobación/desaprobación tiene su raíz en la constitución de nuestra naturaleza, en nuestra forma de ser. Estamos hechos de manera que aprobamos ciertas cosas y rechazamos otras porque nos producen placer o displacer. Esto es lo que plantea en el texto. Por tanto, lo que nos impulsa o motiva a actuar no es sino la búsqueda de lo agradable o útil para la humanidad y el fundamento de nuestros juicios morales es el sentimiento moral. El sentimiento moral es un sentimiento desinteresado de aprobación o desaprobación hacia acciones, cualidades o caracteres. Valoramos como bueno o virtuoso aquello que es beneficioso o útil para mí y para todos los demás hombres. Por eso es un sentimiento común a todos los hombres. Todos los hombres coincidimos en alabar conductas desinteresadas y altruistas y en censurar conductas o cualidades perniciosas o egoístas; esto es así porque hay una cierta “simpatía” o uniformidad de sentimientos y de ahí nuestra coincidencia en nuestras valoraciones morales. “La noción de moral implica algún sentimiento común a toda la humanidad” (144), un sentimiento que hace valorar como bueno lo que es beneficioso para la sociedad. Se trata de un sentimiento grabado en la naturaleza de todos los seres humanos lo cual hace que sea el fundamento de la moral. A este sentimiento le llama Hume empatía, un sentimiento por el que el bien de los demás es sentido por cada uno de nosotros como algo agradable y placentero, como el propio bien. Ello es posible, según el texto, por la común naturaleza humana. Para concluir diremos que la fundamentación de la moral que propone Hume supone la ruptura con una larga tradición, en la que la moral se fundamentaba de un modo u otro en Dios (pensemos en que la ley natural de Stº Tomás era una concreción de la ley eterna) y con la tradicional confianza en el poder de razón para guiar nuestra conducta. Hume, antes que Nietzsche ha experimentado la “muerte de Dios” y mostró los importantes límites de nuestra razón. Estamos solos en el mundo y no tenemos más que los sentimientos para buscar la felicidad.