TRATADO DE PARÍS O DE MEAUX I.INTRODUCCIÓN La primera mitad del siglo XIII será una época muy importante en la historia de Francia, ya que van a ocurrir una serie de sucesos que transformarán la política, con el cambio de dinastía y el renacimiento de la monarquía francesa, su economía, con el auge de las ciudades como centros de intercambio comercial, las relaciones mantenidas con la Iglesia, las relaciones feudales o vasalláticas entre los diferentes señores, la concepción de su territorio y de su identidad como nación. II. CONTEXTO HISTÓRICO En el año 987 se produce el ascenso de los Capetos como nueva dinastía del “Regnum Francorum”. Esto se debió a varios factores: - Sus dominios, aunque no eran muy extensos, eran muy ricos y prósperos. - Éstos, estaban estratégicamente situados en las rutas comerciales que se extendían por Neustria y Francia. - Se establecieron en la antigua capital de la dinastía merovingia, París, trasladándose desde Aquisgrán, capital del Imperio Carolingio. - Sus dominios estaban densamente poblados .La mayoría de estos monarcas concedieron franquicias al campesinado, con lo cual fomentaron la agricultura y el mantenimiento de las comunidades rurales de sus territorios. El primer miembro de esta dinastía es Hugo Capeto, elegido y coronado gracias a la influencia del Arzobispo de Reims, Adalberto y al apoyo de la Emperatriz Teofano, en el 987.Primero fue duque de los Francos (960-987), para pasar, posteriormente a denominarse Rey de los Francos (987-996). Sus sucesores, hasta Felipe I ostentan el título “Rex Francorurm”, aunque sólo de una forma nominal. Desde su fundador hasta Felipe II, más conocido como Felipe Augusto, la dinastía de los Capetos se caracterizará por la revitalización de la monarquía francesa. Esto, unido a la longevidad de estos monarcas, hará de esta etapa, que abarca casi doscientos años, un periodo estable y próspero, caracterizado por dinamización económica. Este renacimiento de la monarquía se debe a: - - - A la conversión del rey en uno de los grandes señores feudales. Sus dominios serán cada vez más extensos y prósperos, produciéndose una revalorización de los mismos, en detrimento de los dominios correspondientes a la nobleza. Se mantienen las alianzas firmadas entre el poder real y la Iglesia, como anteriormente ya habían hecho los carolingios. Siempre contaron con el apoyo de la Iglesia y no era inusual la elección de Obispos consagrados al poder real. El rey, en este momento, se convierte en señor feudal de todos los franceses .Aparece la monarquía feudal, dejando atrás el feudalismo carolingio. Será Luis VI “El Gordo” el que someta a todos los vasallos rebeldes de la corona. Con la llegada al trono de Luis VII de Francia, llamado el joven, va a comenzar una época más turbulenta, políticamente hablado, caracterizada por las rivalidades entre los monarcas de Francia, Inglaterra y Alemania. . Durante su reinado, Luis, tendrá que hacer frente a varios hechos que perjudicarán a la monarquía: - Iº: acudir a la IIª Cruzada, que supondrá el empobrecimiento del tesoro real, la disminución del poder real y el aumento del poder de los señores feudales. - 2º: Dejar que en el Norte se formara la potencia de los Plantagenet cuyos dominios comprendían Normandía, Maine y Anjou. - 3º. La anulación de su matrimonio con Leonor de Aquitania, que se casó en segundas nupcias con Enrique de Plantagenet, Duque de Normandía y Conde de Anjou, de Maine y de Turena. Por su parte Leonor, aportaba, en su dote, Aquitania, que comprendía los territorios de Poitou, Guyena y Gascuña. Cuando Enrique es nombrado rey de Inglaterra en 1154, la unión de sus territorios con los dominios de lo aportados por su esposa dará lugar a la creación de un poderoso bloque territorial que abarcaba desde el Canal de la Mancha hasta los Pirineos y a la división de Francia en dos áreas, la Francia de los Capetos y la Francia de los Plantagenet. A pesar de todo, y aún siendo Enrique rey de Inglaterra, seguirá siendo vasallo de Luis VII. Este hecho dará lugar a un periodo de rivalidades entre los dos reinos. Felipe II de Francia, llamado Augusto, seguirá la política de su antecesor y supo aprovechar las dificultades por las que pasaron los sucesivos reyes de Inglaterra, como Enrique II, Juan I “Sin Tierra” o Ricardo Corazón de León, para seguir con la campaña de recuperación y anexión de los territorios pertenecientes a Francia. En la batalla de Bouvines (1214), Felipe Augusto obtiene el triunfo sobre la coalición formada por Inglaterra, Flandes y Alemania. Esta batalla es de gran importancia para la Historia de Francia y para el futuro desarrollo del Estado francés y que conllevará importantes consecuencias posteriores. Juan I y por el Tratado de Chinon, son cedidas a Francia todas las posesiones inglesas, en el norte del Loira, a si como Maine y Anjou. Además deberá pagar una compensación económica al rey de Francia de 60.000 libras. Tras la firma de este tratado, Juan I sólo conservará Aquitania. Después de esta derrota, Juan I aparcará sus hostilidades contra Francia y se dedicará a reinar en Inglaterra, pero para mantener su corona se vio obligado a firmar la Carta Magna, también conocida como Magna Carta Libertatum (1215). En ella el poder real será limitado por un consejo. A esta carta se le considera un antecedente de los regímenes políticos modernos. En cuanto a Alemania, Otón IV pierde el trono y el Sacro Imperio Romano Germánico y en Flandes, Fernando, es apresado y perderá sus posesiones de Normandía, Touraine y Bretaña. Para Francia supuso el reforzamiento de la dinastía de los Capetos y la consecución de un periodo de paz que durará hasta 1337. Luis VIII continuará con la política expansionista de su padre. Anexionó el Midi que estaba constituido por pequeños señoríos, entre los que cabe destacar Beziers, Carcasona, Narbona, Montpellier, en el Languedoc y Foix, Cominges, Bigorra y Bear en la zona de los Pirineos. Esta área denominada Midi, se caracterizaba por estar más culturizada que el resto del territorio francés y por lo tanto más predispuesta a la entrada de nuevas ideas, quizás esta una apertura de mente fuera adquirida en Oriente, durante las Cruzadas. Constituía un mundo aparte, esto se debe, en parte, por su situación geográfica, con una lengua propia, diferente al oil de los “francigénae”, la lengua de Oc, con sus dialectos diferenciales como el gascón, limousin, provenzal, auvernés y languedociano, con sus costumbres, de fuerte tradición romana, nada que ver con el resto de Francia. También hay que tener en cuenta la lejanía de este territorio de la capital del reino, por lo tanto, la mayoría de estos señoríos estaban bajo la influencia de otras casas reales, como la Corona de Aragón de quienes eran vasallos. Será en este territorio donde la difusión de las ideas cátaras o albigenses se hará de una manera más contundente. III. EL CATARISMO El catarismo hay que estudiarlo, en primer lugar dentro de su contexto histórico. El hombre de la Edad media, por lo menos hasta este momento, centraba todos los aspectos de su existencia bajo dos referencias: su salvación y Dios. En este momento la Iglesia no era un ejemplo a seguir, pues en ella imperaba la relajación de costumbres, la simonía y el nicolaísmo, cuestiones que la Reforma gregoriana intentó erradicar. La doctrina cátara, estaba inspirada: - En el maniqueísmo antiguo dualista, por lo que Dios es el creador de todo lo bueno, identificado con el mundo espiritual y Satán el creador de todo lo malo, identificado con el mundo material. - En la vuelta a la pobreza primitiva, donde el dinero es el dios de la iniquidad, origen de todos los males y opuesto al ejemplo de Jesucristo y de los Apóstoles. - Negación del dogma de la santísima Trinidad, tanto cristo como el Espíritu Santo son simples emanaciones de Dios. - Negación de la resurrección de los muertos y del infierno. El paso del hombre por la tierra sirve para expiar sus pecados y las almas pueden alcanzar el cielo, por lo tanto admiten la migración de las almas. - En la negación de los sacramentos y la jerarquía eclesiástica - Negación de del derecho a la propiedad y a la violencia. - Validez de los evangelios, fundamentándose su doctrina en su interpretación. Desde el punto de vista eclesiástico, los cátaros o “puros”, se presentaban como una comunidad de santos que venían a retomar el ideal del cristianismo primitivo, frente a la Iglesia de Roma llena de clérigos indignos, alejada de la doctrina primitiva donde los cargos y los sacramentos eran comprados perdiendo así su validez. En este ambiente de fervor espiritual, encontramos tanto a clérigos como a laicos que quieren seguir a Dios y sus preceptos de pobreza y espiritualidad, por la Predicación del Evangelio. El catarismo tuvo un implantación muy importante en el Midí francés, donde sus seguidores, también conocidos como albigenses, ya que la ciudad de Albi había un numeroso grupo de cátaros. Los centros albigenses más importantes eran Tolosa, Narbona, Carcasona, Beziers y Foix. Sus doctrinas se extendieron entre todos los estratos de la sociedad: gente humilde, el artesanado, el clero, la burguesía, algunos estratos de la nobleza y señores feudales, como Raimundo de Tolosa, los Trencavel de Carcasona, los condes de Comminges o de Foix. Con ello demuestra su gran capacidad de captación entre todas las clases sociales. De la misma forma, la Iglesia tomará la decisión de luchar contra los cátaros, ya que veía en ellos una seria amenaza de su unidad. IV .LA CRUZADA CONTRA LOS ALBIGENSES. Entre 1209 y 1229 tiene lugar la cruzada contra los albigenses en el sur de Francia. El desencadenante de la misma hay que buscarlo en el 1208, tras el asesinato del legado papal en san Geli. Inocencio III promulgará un anatema contra Raimundo VII y llamó al rey de Francia, Felipe II Augusto, a todos los condes, barones y caballeros del reino a llevar a cabo la cruzada contra los albigenses. En 1209, un gran ejército cruzado se pone en marcha rumbo a las tierras del Midi francés y tras derrotar a los cátaros de Carcasona y Beziers, Simón de Montfort, aprovechará esta situación para ser nombrado vizconde de Carcasona, convirtiéndose en el jefe militar de la cruzada. En 1215, en el Concilio de Letrán se le conceden los títulos y las tierras de Tolosa, situadas entre el Languedoc y Provenza. Por otra parte, esta situación supondrá un grave problema para la corona de Aragón, ya que Beziers, Carcasona y Tolosa están bajo su vasallaje. Pedro II de Aragón se encuentra en la encrucijada de ir contra los cátaros y por lo tanto en defender los intereses de la Iglesia, o defender a sus súbditos occitanos, en cumplimiento de sus deberes vasalláticos, enfrentándose a la coalición del pontificado. Pedro II opta por defender a sus súbditos y muere en la batalla de Muret en 1213. La rendición de Tolosa en 1229 y la firma del Tratado de Meaux-París, ya en el reinado de Luis IX, pondrán punto y final a la cruzada contra los albigenses. Esta cruzada no sirvió para erradicar por completo el catarismo, pero si logró cambiar la política del Midí, ya que esta área pasó a formar parte de los dominios del rey de Francia y dejó de estar bajo la influencia de la Corona de Aragón. También permitió A la Iglesia, que en definitiva fue la gran vencedora, del establecimiento de medidas contra las herejías por medio de la Inquisición. V. EL TRATADO DE MEAUX-PARÍS. . El Tratado de Meaux-París se firma en 1229 entre el reino de Francia, representada por la regente Blanca de Castilla, madre del futuro rey Luis IX de Francia y la Iglesia católica de un lado y el Condado de Tolosa, representado por Raimundo VII, por el otro . Su firma supuso el fin de las hostilidades motivadas por la cruzada albigense. El tratado comprende 22 cláusulas que comprometen al fin de los enfrentamientos entre Raimundo IV, Conde de Tolosa y la nobleza francesa, a cambio de fidelidad a la Iglesia Romana y al Rey de Francia. Deben abandonar el apoyo a la causa cátara y resarcir, económicamente a la Iglesia. También el Conde de Tolosa debe entregar la mitad de sus territorios, renunciar a sus pretensiones territoriales sobre el valle del Ródano, desmantelar la defensa de varias villas, entre las que se encuentra Tolosa, fundar y costear, durante 10 años la universidad de dicha ciudad y participar, activamente ,en las cruzadas de Oriente. Las condiciones de este Tratado fueron especialmente duras y la desaparición, posteriormente del condado de Tolosa, se debe a él. Este texto al ser un tratado tiene carácter jurídico, donde las disposiciones que contienen deber ser acatadas, aunque sea de una forma impositiva, como en este caso ocurre. El Tratado de París es un documento que puede ser estudiado desde tres puntos de vista y en ellos radica la importancia de sus prerrogativas. Desde el punto de vista político, este tratado significa el triunfo de la dinastía de los Capetos, en la persona de Luis IX de Francia. La época de este soberano fue para Francia de una importancia extraordinaria, ya que marca un hito en el fortalecimiento de la monarquía y la reafirmación de su poder. A mediados del siglo XIII, puede decirse que ya existía en Francia un auténtico gobierno organizado y relativamente centralizado, por lo cual, este rey ya no será Rex Francorum sino Rex Franciae. El aspecto político del Tratado va unido al religioso, ya que la implantación del catarismo y la ayuda que sus seguidores reciben del Conde de Tolosa, Raimundo VII, va a ser el desencadenante de una serie de hechos fundamentales en la historia de Francia. La doctrina cátara se extendió ampliamente por Alemania, Francia e Italia, pero tuvo una especial difusión en las tierras meridionales de Francia, siendo los cátaros más importantes los del Languedoc. Por otra parte la reforma llevada a cabo por Gregorio VII, no había afectado a estos dominios. La Iglesia, muy pronto, comprendió el peligro que suponía la implantación del catarismo en el sur de Francia y por este motivo decidió acabar con ellos. Ya en el Concilio de Verona (1184) se adoptan medidas para combatir la herejía albigense y en él se establece la reserva a la Santa Sede de los juicios por herejía a los que se accedería por medio de delegados papales y tribunales propios. A la vista de no poder erradicarlos, será el Papa Inocencio III el que decida emplear medidas drásticas e involucró al rey de Francia en esta empresa, ya que estaba más preocupado por lo que pasaba en Inglaterra que en combatir la herejía. En el IV Concilio de Letrán (1215), convocado por Inocencio III, se dictará un reglamento, que sentará las bases de la Inquisición Pontificia. En él se recopilaban las siguientes disposiciones. - Todas las herejías deben ser perseguidas, tanto por las autoridades civiles como eclesiásticas. - Los procesos deberán ser iniciados sin instancia de parte, sólo de oficio. - Los obispos dispondrán de una inquisición en cada parroquia de su diócesis. - Las propiedades de los herejes deben ser confiscadas. - Los reincidentes se les condena a la pena capital. En este momento, los papas habían delegado en los monjes cistercienses algunos casos de herejía, pero la Inquisición no funcionaba de una forma organizada. Será en el Concilio de Tolouse (1229) donde se cree el Tribunal de la Inquisición que será encomendado a la orden Dominica. Al final de la cruzada, la Iglesia recuperó el Midi y los Capetos se beneficiarán políticamente, pues tras la derrota de Raimundo VII, y la aceptación, por parte de éste, de las prerrogativas del Tratado de Meaux volverá al seno de la Iglesia de Roma y se convertirá en vasallo del Rey de Francia. Raimundo, acata la autoridad del rey, por lo cual debe prestarle “homagium lilium et fidelitate”, guardar fidelidad y hacerse vasallo por medio del juramento de fidelidad y homenaje, que le unía al rey para siempre. A su vez, el rey para asegurarse la fidelidad y lealtad de este condado, llevará a cabo una política matrimonial, por la cual la hija de Raimundo VII, Juana de Tolosa fue desposada con el hermano del rey, Alfonso de Poitiers. Tolosa pasaba a manos del hermano del rey, pero si éste muere sin descendencia, “Tolosa y su diócesis volverán al rey y a sus herederos, sin que nuestra hija, nuestros hijos o herederos puedan reclamarla”.Es lo que queda estipulado en el Tratado. Esta pareja murió sin descendencia, con lo cual estos territorios pasaron a formar parte del patrimonio del rey de Francia. En cuanto al punto de vista cultural queda estipulado en el Tratado la asignación de 4000 marcos, para contratar en Tolosa a cuatro maestros en teología. Este establecimiento de docentes en la ciudad será el preámbulo de la creación de la universidad. Luis IX, impone a los vencidos un « Studium » general, consagrado posteriormente por el Papa Gregorio IX, dotado de cuatro facultades: derecho (preponderante hasta el siglo XX), teología, medicina y artes liberales. En un primer momento, la Universidad fue concebida como un instrumento de normalización religiosa y de reconciliación con las elites del Languedoc. No hay que olvidar que la Universidad de Toulouse es la segunda universidad creada en Francia, después de la de París. En 1217, Honorio III había invitado a maestros parisinos a Tolosa para combatir la herejía a través de la palabra, es el momento idóneo para relanzar la idea de la creación de una universidad, puesto que los cursos de París han sido cancelados por la huelga que se prolongará hasta 1231. La Universidad, en sus primeros años, no comenzó de una forma favorable. Pronto los maestros y profesores se cansaron y la mayoría regresó a París, donde la huelga ya había terminado y las condiciones para impartir las clases eran mucho más favorables. Desde su comienzo hasta su renacimiento en 1233, la Universidad de Tolosa será un centro de cultura muy importante, cuya base se asentará en maestros locales, compitiendo, intelectualmente, con la Universidad de París, por ejemplo de su facultad de derecho saldrán la mayoría de los futuros consejeros de la realeza y los diplomáticos. VI. CONCLUSIÓN Este documento hace clara referencia al desafío que la herejía albigense supuso para la Iglesia católica, y que a este desafío, la cruzada y la Inquisición, dieron una respuesta violenta. Este problema se verá reflejado en la vida del Midi francés, donde la inadaptación de la Iglesia y la crisis política, económica, social y moral de esta etapa, serán los elementos claves. VII.BIBLIOGRAFÍA. -BENITO RUANO, E. (2004). Tópicos y realidades de la Edad Media (III). Madrid: Imprenta Taravilla. -BORST, A, (1978). Les cathares. París. -LAVAL, P. (2000). Los cátaros. Madrid: Crítica. - LAMBERT, D. (1986), La herejía medieval.Movimientos populares, de los bogomilos a los husitas. Madrid: Taurus. -LAVEAGA, G. (2006). El sueño de Inocencio. Mexico: Martinez Roca. -LE GOFF, J. (1987).Herejías y sociedades en la Europa preindustrial (s.XIXVIII).Madrid: Siglo XXI. -MAISONNEUVE, H. (1942). Études sur les origenes de L´inquisition. París: Virn -MITRE, E y GRANDA, C. (1983). 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