Los Derechos delos Colonos (HA) Los colonos en América se consideraban ciudadanos ingleses. Esperaban los mismos derechos [derechos : poderes o privilegios que corresponden a las personas como ciudadanos y que no pueden o no deben ser retirados por el gobierno] que disfrutaban los ciudadanos de Inglaterra. El más importante de éstos era el derecho a tener voz en su gobierno. La Carta Magna El pueblo inglés había logrado el derecho a participar en su gobierno sólo después de una larga lucha. Una victoria clave en esta lucha llegó en 1215, cuando el rey Juan aceptó firmar la Carta Magna [Carta Magna : un acuerdo hecho en 1215 que incluye los derechos concedidos por el rey Juan a todo hombre libre del reino] , o “Gran Cédula”. Este acuerdo estableció el concepto de que el poder del monarca, o gobernante, era limitado. Ni el rey estaba por encima de la ley. La siguiente victoria importante fue la fundación del Parlamento [Parlamento : el cuerpo legislativo de Inglaterra, formado por representantes de todo el reino] en 1265. El Parlamento estaba formado por representantes de toda Inglaterra. Con el paso del tiempo, llegó a ser un cuerpo legislativo con el poder de aprobar las leyes y los impuestos propuestos por el rey o la reina. En 1685 Jaime, el duque de York, llegó a ser el rey Jaime II. Como leíste en el Capítulo 3, el rey Jaime no quería compartir el poder con una asamblea elegida en Nueva York. Tampoco quería compartir el poder con un Parlamento elegido de Inglaterra. Cuando trató de gobernar sin el Parlamento, Jaime fue obligado a renunciar a su trono. Este cambio de poder, que se produjo sin derramamiento de sangre, se conoce como la Revolución Gloriosa. La Carta de Derechos Inglesa En 1689 el Parlamento le ofreció la corona al príncipe Guillermo de Orange y a su esposa, María. A cambio tenían que aceptar un acta, o ley, conocida como la Carta de Derechos Inglesa [Carta de Derechos Inglesa : una ley aprobada por el Parlamento en 1689 que limitaba el poder del monarca al conceder ciertos poderes al Parlamento y detallar derechos específicos de los ciudadanos] . Esta ley decía que el poder de hacer leyes y establecer impuestos correspondía a los representantes en el Parlamento elegidos por el pueblo y a nadie más. También incluía una declaración, o lista, de derechos que correspondían a los ciudadanos. Entre éstos estaba el derecho de peticionar al rey (pedirle que cambie algo) y el derecho a juicio con jurado. Los colonos ingleses consideraron la Revolución Gloriosa como una victoria, no sólo para el Parlamento, sino también para sus asambleas coloniales. Querían elegir a los que hacían sus leyes y fijaban sus impuestos. Después de todo, éste era un derecho muy preciado por todo ciudadano inglés. Delitos y Castigos Cada asamblea colonial aprobaba sus propias leyes que definían los delitos y castigos. Sin embargo, la mayoría de los delitos eran tratados de modo similar en todas las colonias. Ciertos delitos muy graves podían ser castigados con la muerte. Éstos incluían el asesinato, la traición (actos de deslealtad hacia el gobierno) y la piratería (robos en el mar). Los puritanos de Nueva Inglaterra agregaron a esta lista otros delitos basándose en su entendimiento de la ley de Dios en la Biblia. En Nueva Inglaterra los colonos podían ser ejecutados por “negar al verdadero Dios” o por golpear o maldecir a sus padres. Los delitos como el robo, la falsificación y el asalto en un camino traían aparejados castigos severos en todas las colonias. Por estos delitos las personas podían ser encarceladas, azotadas o marcadas con un hierro candente. Los delitos menores, como la borrachera y la violación del día de reposo (trabajar o viajar en domingo), se castigaban con multas, breves penas de prisión o humillación pública. Un colono sorprendido violando el día de reposo, por ejemplo, podía ser puesto en el cepo del pueblo. El cepo era un instrumento de madera con agujeros para el cuello, las muñecas y los tobillos. Los infractores permanecían sujetos en este aparato durante horas en un lugar público donde los demás podían burlarse de ellos. Ningún grupo tenía ideas más firmes sobre el bien y el mal que los puritanos de Nueva Inglaterra. Los puritanos exigían que todos fueran a la iglesia los domingos. También prohibían que se trabajara o jugara ese día. Los puritanos escribieron sus leyes para el domingo en libros con tapas de papel azul. Por lo tanto estas normas llegaron a conocerse como leyes azules. Algunas leyes azules persisten hasta nuestros días. En Connecticut, por ejemplo, todavía está prohibida que las tiendas vendan bebidas alcohólicas los domingos. Los puritanos estaban constantemente alertas a señales de Satanás (según se cree un ángel malvado que se rebeló contra Dios). Se creía que Satanás obraba mediante las brujas. En 1692 el miedo a la brujería se apoderó de los residentes de Salem, Massachusetts, cuando se vio a varias niñas portarse de manera extraña en la iglesia. Las niñas acusaron a sus vecinas de brujas y de haberlas hechizado. Diecinueve personas acusadas de brujería fueron ejecutadas durante los juicios por brujería de Salem antes de que la calma fuera restaurada [restaurada : poner una cosa en el estado en que se encontraba antes] y los habitantes del pueblo se dieran cuenta de que las acusaciones de las niñas eran falsas.