Definir, razonar, escribir, según el espíritu de las épocas Cantor a Pascal, como Lacan a Freud María Inés Kaplan En este trabajo, se tratará de una puntuación de los capítulos 4 y 5 del libro Pascal, entre Eudoxo y Cantor de Jean-Louis Gardiez, puntuación orientada hacia una articulación posterior. I. Definir, razonar Pascal murió en 1662, habiéndose ocupado de la obra de Euclides, fundamentalmente en Sobre el espíritu geométrico y el arte de persuadir, escrito hacia el año 1658. Este texto iba a servir de prefacio a otros textos posteriormente publicados por Arnauld, incluso amplios fragmentos insertos en La Lógica de Port Royal en 1662, antes de la muerte de Pascal. También Leibniz tomó notas del manuscrito de Pascal. Los elementos de Euclides habían sido editados y traducidos a mediados del siglo XVI, en una época en la que se produjeron diferencias lógicas y teológicas importantes. Donde el estatuto de lo que se define, y el modo de razonar para sacar conclusiones estaba conmovido. Fue una época en la que se releía y se interrogaba a Euclides. II. La definición Se discutía el hecho de que no hubiera en Euclides mismo una única concepción de la definición en su libro Los elementos. Euclides parecía querer definir todos los términos que empleaba, aparentando ignorar los términos indefinidos a partir de los cuales procedía. Pascal fue probablemente, el primero en quebrar la circularidad de la definición tradicional. Por ejemplo: “La luz es un movimiento alumbrado de cuerpos luminosos”. Gardies señala que Pascal llegó a introducir el concepto moderno de la definición de una manera casi perfecta. Efectivamente, Pascal estableció la 20 necesidad de introducir términos indefinidos por una parte, y de términos introducidos y construidos por medio de los precedentes, por otra. Así, la definición se reduce a su simple rol de abreviación. III. El razonamiento En esa época, se oponían dos tipos de razonamiento: 1. El razonamiento apagógico, que tocaba el uso del razonamiento por el absurdo, venido de Euclides y que prolongaron los jesuitas. 2. El razonamiento intuicionista, de inspiración cartesiana. El razonamiento apagógico trata de demostrar algo a partir de lo falso o absurdo y así conduce a la verdad. La mayor parte de las demostraciones de Euclides eran de naturaleza apagógica, por la frecuencia de inferencias de tipo: ((¬p=>p) =>p) O del tercero excluido: (p ᴠ ¬ p) Este razonamiento molestaba a los intuicionistas, de inspiración cartesiana, ya que para ellos todo conocimiento verdadero y racional conducía nuevamente a la intuición. Para Descartes, la deducción misma no se justificaba más que por “un movimiento continuo y sin ninguna interrupción del pensamiento que ve cada cosa en particular”. Era una intuición continua, la posibilidad misma de pasar de una intuición verdadera a otra intuición verdadera. Estaba lejos de deducir lo verdadero de lo falso. Era entonces, difícil para la época desprenderse de la captura inmediata de “las ideas claras y distintas”. Pascal era furiosamente intuicionista en algún aspecto, y en su práctica como matemático rechazaba el álgebra –al punto que prefería razonar sobre 21 un número cualquiera, antes que hacerlo con letras. Este rechazo lo conducía a dar métodos donde el lector moderno llegaría a fórmulas. Pero respecto de los razonamientos apagógicos, Pascal no hizo como algunos contemporáneos, que trataban de enmascararlos, sino que los invocaba, por el contrario, apoyándose en los jansenitas –para quienes la razón no escapa a la corrupción de la naturaleza humana– lo que le permitió sostener que lo verdadero es menos aquello de lo cual podemos captar directamente la verdad que aquello de lo que podemos establecer la falsedad de su negación. IV. El infinito y su escritura entre Pascal y Cantor Entre Pascal y Cantor, que surge a fines del siglo XIX y principios del XX, hay una distancia de dos siglos que no hay que olvidar. Hubo problemas matemáticos que plantearon los griegos y que ni siquiera en el siglo XVII encontraron solución. Pero los matemáticos alemanes de la generación de Cantor sí lograron aportar algunas respuestas. Costaba pasar de los números enteros a los números reales. Pascal se sirvió de una definición nominal para justificar la transferencia del nombre de “número”, de los enteros, a los reales. Se satisfizo con una noción intuitiva de los reales, por eso se refirió a ellos, como lo veremos más adelante, como “una nueva raza de números”. Cantor nos reenvía a un lugar en Pascal: “Como sabemos que es falso que los números sean finitos, entonces es verdad que hay un infinito en número”. (En el sentido del número entero). Dice Gardies que acá estamos obligados a reconocer bajo este “infinito en número”, lo que Cantor designará por Aleph-0 ( ) es decir el número cardinal, o la potencia del conjunto de los números enteros finitos. Pascal tiene precursores, y Cantor los cita. San Agustín escribirá en La ciudad de Dios: “Cada número es finito, pero todos son infinitos”. Si modernizamos la frase, queda: “Cada número es finito, pero su conjunto es 22 infinito”. Con lo que queda casi explícito que: “El conjunto de los números enteros finitos mismo es infinito”. Hay algo, sin embargo, en la frase de Pascal: “Como sabemos que es falso que los números –enteros– “sean finitos, entonces es verdad que hay un infinito en número”, que no es cantoriano, y que es justamente pascaliano. Es que el reconocimiento del Aleph-0 ( ) no se funda sin un razonamiento apagógico. “O bien el número de los enteros es finito o es infinito”, en virtud del tercero excluido. Ahora bien, no es finito, entonces es infinito. Hay este infinito en número que es la infinidad de los números finitos. Esto es pascaliano, no es susceptible de una inferencia directa, sino de una prueba por el absurdo. “De esta manera”, agrega Pascal, “podemos conocer la existencia de algo de lo cual ignoramos su naturaleza. Podemos efectivamente conocer que hay un Dios, sin saber lo que es”. Es diferente el encuentro de Cantor con Aleph-0 ( ). Cantor no necesitará fundarlo en un razonamiento por el absurdo. Será el resultado de inferencias directas. Cantor primero define al número cardinal o la primera potencia como esta propiedad característica de los conjuntos que se pueden poner en correspondencia biunívoca, elemento por elemento y donde es posible que esta correspondencia sea posible más allá incluso de los conjuntos finitos. Así la puerta está abierta para una determinación positiva de los números transfinitos. Pascal percibe, si no los transfinitos, al menos el primero de los transfinitos. Par o impar no sobreviven en el pasaje de los números finitos a otro tipo de números. No es que no haya números infinitos, es que la distinción par/impar no se aplica a “esta nueva raza de números”. Porque para Pascal, la definición misma del número - entero - pasaba por el hecho de que fuera par o impar. Cantor reconoce aquí un precursor de su propio pensamiento: La oposición de dos términos no conserva su bella simplicidad más que para los números finitos. Entonces se propone establecer no solamente que el número 23 infinito no es ni par ni impar –única conclusión que se perfilaba en Pascal– sino que es a la vez par e impar: Lo escribimos a la manera contemporánea. 1) No es par ni impar. No podemos indicar un número α tal que: ω = 2xα (par) 2) ω = 2xα + 1 (impar) Es a la vez par e impar. Ejemplo con ordinales infinitos: ω = ωx2 (par) ω = ωx2 + 1 (impar) V. El inconsciente y su escritura entre Freud y Lacan Definir, razonar y escribir son retomados por el psicoanálisis con Freud y Lacan, para hacer una doble operación discursiva en el Siglo XX. Primero Freud, a la manera de Pascal. Luego Lacan, a la manera de Cantor. Retomemos a Pascal: “Lo verdadero es menos aquello de lo cual podemos captar directamente la verdad que aquello de lo que podemos establecer la falsedad de su negación”. Como él, Freud aborda con estilo literario, el problema lógico de la negación. Pero no como doble negación, una que anula a la otra y la neutraliza. No es (¬ ¬ p). Tampoco es (p ᴧ ¬ p). Es la negación como pivote del pasaje de una dimensión discursiva a otra, de la dimensión de lo verdadero de la lógica clásica o de la verdad positiva, a la de la verdad del sujeto. Del sujeto que sueña, que tiene actos fallidos, que se ríe de un chiste, que hace metáforas. Así, abre una diferencia entre dos pares: verdadero/falso, y verdad/mentira. Diferencia que da lugar a esta estructura pulsativa que él llama inconsciente, objeto de estudio del psicoanálisis. 24 Freud nos dice que la negación es la etiqueta, el “Made in Germany” del inconsciente. Es una negación que pone en acto el habla. La cuestión de una escritura que le de fundamento es la tarea que se da Lacan, quien encontró, por ejemplo, nueva escritura para la negación. En su escrito “La negación”, Freud relata el caso de un paciente que sueña con una mujer, de quien dice a Freud: “Usted dirá que es mi madre, pero no es mi madre”. Ejemplo del que no podemos decir que esa mujer efectivamente sea su madre, pero simultáneamente no podemos decir que no lo sea, en la medida de que supone que para Freud lo es. El analista sostiene con su propio cuerpo un término de la negación, y el sujeto el otro. M: “Es mi madre” — M: “Es mi madre” La barra sobre la M es una negación modificada por Lacan, que condensa la cópula de dos negaciones diferentes, a la manera cantoriana. — M: ~M y ~ ¬ M Que se lee: Es falso que sea mi madre, pero es falso que no lo sea. Así como para Pascal había “una nueva raza de números”, para Freud había “otra raza” de psiquismo, un psiquismo inconsciente, hecho de deseos y razonamientos inconscientes condensados, cifrados y descifrables. Así como Cantor introdujo abreviaciones con letras como el Aleph-0, Lacan introdujo letras como la del objeto a, el $, S1, S2, etc., con las cuales armó fórmulas como la de la metáfora, la del fantasma, las fórmulas de la sexuación, entre otras. También apeló a la topología de grafos, de superficies y nudos en distintos momentos de su investigación, para dar cuenta de esta estructura del inconsciente, para inventar la manera de escribir la discontinuidad, o sea un cambio estructural en la continuidad de la topología. Con lo cual, hizo aportes a las matemáticas y a la lógica. 25 Letras, fórmulas, en lugar de métodos, que van bordeando el agujero incorporal de la enunciación. La D.I., la recta infinita, el agujero de Dios. (En francés, homofonía entre La Dei, y D.I.: La Dios). Referencias bibliográficas: Freud, Sigmund. “La negación”, en: Obras completas de Sigmund Freud, Vol. VIII. Biblioteca Nueva, Madrid, 1981. Gardies, Jean-Louis. Pascal entre Eudoxe et Cantor. Librairie Philosophique J. Vrin, Paris, 1984. Lacan, Jacques. Ecrits. Éditions du Seuil, France, 1966. Lacan, Jacques. El Seminario, Libro 1, Los escritos técnicos de Freud. Paidós, Buenos Aires, 1995. Vappereau, Jean-Michel. ¿Es uno o es dos? Ediciones Kliné, Buenos Aires, 1996. Vappereau, Jean-Michel. Estofa. Ediciones Kliné, Buenos Aires, 1996. Vappereau, Jean-Michel. Nudo. Ediciones Kliné, Buenos Aires, 2006. Vappereau, Jean-Michel. Notas inéditas tomadas durante su curso dictado en Buenos Aires desde 1999 hasta 2012. 26