Escalera de luz En las Bahamas encontramos esta casa de Oppenheim Architecture que transmite total libertad. Las habitaciones giran alrededor de un gran espacio central donde la luz y el aire circulan a su antojo. FOTOS: KAREN FUCHS TEXTO: ANA BASUALDO 232 | ARQUITECTURA Y DISEÑO ARQUITECTURA Y DISEÑO | 233 Compleja sencillez. Las paredes de cristal del salón-comedor enmarcan las vistas al océano, la selva y el cielo. La casa tiene trucos tecnológicos que ocultan interruptores, aparatos de aire acondicionado y demás instalaciones. Es imponente y a la vez confortable, primitiva e innovadora, informal y elegante, salvaje y refinada esta construcción situada en una de las islas Bahamas, al borde de las playas y la plataforma marina que más suspiros de deseo inspira en el mundo. Al final de un camino de arena desbordante de vegetación intrincada y olorosa se alza una gran escalera que conduce a una especie de pabellón. Esa parte central de la casa es, en realidad, un largo pasillo abierto que permite gozar de una perspectiva visual fascinante mientras lo atravesamos a pie. Este espacio protagónico de la casa, al que los propios autores del proyecto llaman “pabellón”, contiene zonas de estar (sala, comedor) que se abren hacia las verandas, bien protegidas por los profundos aleros del tejado a dos aguas. El resto de las estancias están, simplemente, dispuestas alrededor de ese espacio central. A un lado, dos suites con baño para huéspedes y, al otro, la cocina y la suite principal. El proyecto busca ofrecer una casa embebida de la sensualidad de la Naturaleza y unos espacios que proporcionan (a los habitantes y visitantes) una experiencia en sí mismos. Ya la subida por esa enorme escalera, en medio de un jardín de kentias y bananos (algunos ejemplares emergen entre los peldaños), da la sensación de estar ascendiendo hacia un cielo verde. Y luego, recorriendo las zonas del ancho y largo pabellón, entre dos horizontales de madera paralelas (el 234 | ARQUITECTURA Y DISEÑO ARQUITECTURA Y DISEÑO | 235 Claridad. La cocina y las cuatro habitaciones están situadas alrededor del gran espacio central. La cocina se ha planteado 100% en color blanco y dispone de una mesa central de mármol que refuerza el carácter familiar de la vivienda. Guiños a la arquitectura local. El techo a dos aguas recuerda el estilo arquitectónico de muchas de las casas de la isla durante los últimos cien años. El excepcional mirador de la terraza proporciona agradables baños de sol y espléndidas vistas al atardecer. Los materiales se han elegido por su sinceridad distintiva y su sensibilidad ambiental Simetrías. 238 | ARQUITECTURA Y DISEÑO TONY CENICOCA / THE NEW YORK TIMES / CONTACTO En la fotografía superior, dos sofás idénticos hacen las veces de salón, acompañados de dos mesas en distintos acabados. En la construcción de la casa se han utilizado materiales reciclados como en el caso de la madera de cedro. ARQUITECTURA Y DISEÑO | 239 Toda la gama de azules y verdes. El arquitecto Chad Oppenheim firma esta casa minimalista situada sobre una duna, a pie de playa. Una construcción confortable que acaricia la esencia con formas elementales que toman como referencia la Naturaleza. 240 | ARQUITECTURA Y DISEÑO ARQUITECTURA Y DISEÑO | 241 El salón y el comedor se abren a la terraza generando momentos de extraordinaria belleza Majestuoso escenario. Iluminado de noche, el gran espacio central de la zona de día flanqueado por las habitaciones adquiere una cualidad escénica. La ausencia de tabiques propicia una continuidad visual que se extiende más allá, hasta la vegetación. Un modo sensible de incorporar el entorno a la arquitectura. 242 | ARQUITECTURA Y DISEÑO La casa está diseñada para reconectar a sus habitantes con la Naturaleza. suelo y el techo) y los laterales de hormigón, la percepción es clara: no se trata de un mero lugar donde se han colocado los muebles de un vestíbulo, un salón y un comedor, sino un espacio puro, imantado por la visión del paisaje en los extremos y donde esas zonas específicas simplemente están allí, en una claridad escueta y despojada, sin entorpecer la dimensión del espacio y la atracción irresistible de semejante paisaje. La escalera provoca el efecto de elevación a un cielo verde. El pabellón –donde prevale el vector horizontal– crea su propia dinámica especial, que mientras se detiene en zonas de confort y sociabilidad (estar, comedor) conduce la mirada hacia la abertura al exterior: el recuadro poderoso de verdes húmedos y brillantes. Y un último trayecto, un tercer camino que lleva a la playa de arenas 244 | ARQUITECTURA Y DISEÑO blancas, a una costa del Atlántico que guarda el tesoro de las plataformas marinas que tanto amaba Jacques Cousteau. El suelo del pabellón se prolonga en una gran explanada de madera que vuela sobre la vegetación abigarrada del jardín y se proyecta, visual y vocacionalmente, sobre el océano. El verde oscuro de los árboles pasa al verde casi fosfórico de la costa (parecería que son contiguos, pero media la playa) y luego a los azules cada vez más oscuros y profundos, con el festoneo blanco y puntual de las olas. n El ritual íntimo. La luz que se filtra a través de la celosía crea una atmósfera reposada en el baño. Una bañera exenta de madera protagoniza el espacio. El suelo es también de tablas de madera con junta abierta. ARQUITECTURA Y DISEÑO | 245