Bajo el prisma del Enfoque Cultural para la prevención y la atención

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VIH/SIDA, enfoque cultural, creación artística e impacto social.
Consideraciones preliminares para el debate
Bajo el prisma del Enfoque Cultural para la prevención y la atención del VIH y SIDA,
proyecto conjunto de la UNESCO y ONUSIDA surgido en 1998, con el propósito de
estimular el pensamiento y la acción para comprender mejor y movilizar los
elementos culturales que pueden contribuir a la lucha contra la epidemia, se han
desarrollado innumerables experiencias creativas y socioculturales empeñadas en
contrarrestar los efectos sociales de la enfermedad. Tan nobles proyectos ha tenido
en cuenta la amplitud de conceptos considerados por la UNESCO en la definición
de cultura, expresada en la Declaración de México (1982) que considera los modos
de vida, tradiciones, creencias, representaciones de salud, enfermedad, estructuras
familiares, relaciones de género, lenguajes y formas de comunicación; unidos al arte
y la creatividad, entre otros aspectos de la vida social e individual. En la generalidad
de las prácticas desarrolladas, estos elementos constituyen referentes principales
para el abordaje integral del VIH y SIDA.
Las acciones de carácter sociocultural se mueven en un terreno de difícil
comprobación inmediata. Sin embargo, sus influencias en la conciencia y en el
cambio de las conductas individuales respecto al VIH y SIDA, constituyen signos de
apropiación del conocimiento en diferentes segmentos poblacionales, de acuerdo a
las características de sus condiciones de vida y niveles de desarrollo económico y
social y, de manera especial, a sus modelos de valores espirituales, costumbres,
patrones morales y formas de ejercer sus relaciones humanas.
En este sentido se reconoce el alcance fundamental de los procesos de creación
artística y de las acciones socioculturales derivados del enfoque cultural de la
enfermedad, al acercar la problemática del VIH y SIDA a los individuos, desde la
vivencia emocional que alerta, informa y convence por el poder sugestivo de las
imágenes artísticas. Asimismo, el discurso de la arte y sus acciones afines, abren
espacios de intercambio racional y afectivo entre las personas que comparten el
complejo problema del VIH y SIDA en la sociedad contemporánea.
A pesar de la efectividad de las acciones concebidas al amparo del enfoque cultural,
no se visualizan de manera nítida los indicadores del impacto social de estas
prácticas. Las razones de este hecho pueden estar condicionadas por factores muy
diversos, entre los cuales se podrían considerar, desde la perspectiva de los
creadores y los especialistas, los siguientes:
 la naturaleza de los proyectos
 motivación creadora
 estrategias de investigación y creación
 características de lenguajes y contextos de desarrollo
 condiciones materiales y recursos disponibles
 fuentes de información y apoyo
 segmentos poblacionales y estrategias de comunicación para acceder
al público y registrar adecuadamente sus respuestas a corto y largo
plazo
 calidad y sistematicidad de las propuestas
 espacios de presentación
 programación y circulación de las obras y los proyectos
A estos elementos inherentes al desarrollo de los procesos creativos y de
intervención sociocultural, pudieran sumarse otros factores de orden social y
económico que condicionan también la pertinencia de los proyectos, a partir del
medio en el que se desenvuelven. Vale señalar en ese campo aspectos
relacionados con:
 las costumbres
 los valores humanos
 los modelos de comportamiento
 la disposición de los segmentos poblacionales para acoger las
propuestas
 barreras sicológicas, morales o de cualquier otro orden que generen
prejuicios sobre el tema
 la intervención multidisciplanaria y sistémica que favorezca la atención
integral al problema, a partir de diferentes actores sociales en cada
comunidad, territorio o país.
Como puede entenderse, el levantamiento de los indicadores
de impacto que
expliquen de modo directo las consecuencias del trabajo sociocultural al intervenir
en la prevención y la atención al VIH y SIDA, no es tarea exclusiva de los creadores
y los trabajadores culturales. Se trata de una acción necesariamente integradora y
transversal en la que participan representantes de todos los actores sociales,
culturales, educativos, comunicacionales y de salud, que trabajan profesional y
sistemáticamente en esta actividad.
Para esclarecer las correspondencias entre las prácticas creadoras y socioculturales
y sus interacciones en el cambio de las conductas y la conciencia de las personas
frente a las causas y consecuencias del VIH y SIDA, podemos profundizar en los
signos
evidentes
que
señalan
la
presencia
de
transformaciones
en
los
procedimientos de los individuos en las distintas actividades que implican riesgos y,
por tanto, debemos considerar también el desarrollo de conductas responsables en
todos los órdenes, como una de las respuestas correspondientes a los esfuerzos de
los creadores y los trabajadores culturales, junto a sus compañeros de otras esferas
de la actividad social.
Por ello, en los tiempos actuales es muy importante asumir el impacto del VIH y
SIDA como un problema de dimensiones culturales, entre otras razones, porque el
comportamiento individual condiciona en un alto porciento, las potencialidades de la
transmisión, por una parte, y por otra, las respuestas ante la presencia de la
enfermedad, se derivan no solo de factores en el área de la salud, sino también de
múltiples
componentes
sociales,
económicos,
antropológicos
y
culturales,
condicionantes de la vida cotidiana de los individuos en sus ámbitos y prácticas
sociales.
De ahí la pertinencia del trabajo cultural como acción formadora de conductas
apropiadas para enfrentar este
problema universal, defendiendo el respeto al
individuo y a la dignidad humana, lejos de las estigmatizaciones y el terror en torno a
la pandemia.
Por esas razones, entre otras, abordar culturalmente el problema, supone trabajar
también con
una perspectiva sistémica, en la que se integren conceptual y
prácticamente las numerosas dimensiones del VIH y SIDA (científicas, médicas,
clínicas, sociales, económicas y culturales), las cuales se manifiestan tanto a nivel
individual como colectivo. Bajo tales presupuestos debemos emprender acciones
multidisciplinarias que demuestren la presencia de un sistema especializado para
encauzar la lucha contra el VIH y SIDA, el cual se hace evidente en el ejercicio
profesional de los creadores, los especialistas de salud, los trabajadores culturales y
sociales, así como en la repercusión de sus obras y proyectos en las comunidades,
territorios y países con desiguales niveles de desarrollo económico y social.
La prevención ha sido el factor esencial en la lucha contra el VIH y SIDA y ha de
considerársele como una acción primordial en las prácticas socioculturales, a la luz
de la información científica, los avances médicos y las estrategias multidisciplinarias
que hoy día se desarrollan para frenar el impacto de la enfermedad. A partir de ese
objetivo de trabajo, pueden proyectarse otras labores que amplíen los horizontes de
vida en torno a la pandemia y sus repercusiones humanas, materiales, espirituales,
como indicios de su presencia crítica en la salud pública y el desarrollo social.
Rol fundamental en las estrategias de acción sociocultural tiene el ejercicio de la
información cuantitativa y utilitaria de las campañas de prevención, las cuales
generalmente apelan al plano racional de las personas con procedimientos que, en
cierta medida, pueden limitar el efecto que se pretende. Sin embargo, la prevención
puede ser más eficaz a través del arte, en tanto las imágenes artísticas apelan a los
sentimientos, al plano afectivo y a la emoción, para incidir luego en la conciencia
racional e
influir de manera más profunda en el pensamiento y en el
comportamiento de las personas, al proporcionar más elementos de información y
de actuación respecto a la enfermedad. “Lo que se canaliza mediante la emoción
llega y queda”.
Especial valor tienen en el abordaje cultural del VIH y SIDA las propuestas artísticas
que relacionan hechos, construyen fábulas, presentan personajes y permiten el
encuentro con los espectadores desde diversas expresiones narrativas, propias de
la literatura, el teatro, el cine, la música, las artes visuales y las artes audiovisuales,
entre ellas la televisión y la radio.
El tipo de relación abierta y masiva con los
espectadores que estos medios ofrecen, favorece acciones de comunicación social
de amplio alcance, en las cuales participan varios segmentos poblacionales en una
interacción permanente y dinámica, que sirve de soporte a las reacciones,
respuestas, variaciones y demostraciones de actitudes consecuentes con la labor
preventiva y de atención de los proyectos culturales. En esas respuestas intangibles
o implícitas, pero ciertas, está la base de algunos indicadores que nos permiten
registrar el efecto de las prácticas
creativas y socioculturales, hacia los cuales
debemos dirigir nuestra mirada atenta para otorgarles la visibilidad necesaria, no
solo para medir los resultados directos de esta labor, sino para proyectar su
desarrollo y ubicación en prácticas sociales humanistas equivalentes a las de la
prevención y atención al VIH y SIDA.
Ante la travesía de las obras inspiradas en el impacto del VIH y SIDA, es oportuno
indagar sobre las capacidades, las aportaciones actuales del tema y sus relaciones
con las expectativas y las necesidades expresivas de los creadores en el ejercicio
de su labor artística y sus proyecciones de futuro.
Con los cambios de los puntos de vista para asumir el VIH y SIDA como fenómeno
de dimensiones culturales, también pueden incorporarse variaciones estilísticas y de
lenguaje para abordar el asunto, procurando hacerlo más accesible a los distintos
públicos. De este modo, las posibilidades para la creación artística son más
estimulantes y abarcadoras.
Las propuestas en el terreno del arte deben ser acompañadas por una eficaz gestión
de los medios de comunicación, dirigida a la promoción, divulgación, registro de las
memorias y testimonios, impacto entre diversos públicos y la repercusión de tales
efectos en la obra de los artistas, para generar otras acciones de creación y
promoción cultural que influyan directa, o indirectamente, en las respuestas sociales
al VIH y SIDA.
A partir de las propuestas artísticas, y como parte de las acciones de promoción
cultural,
existen
valiosas
potencialidades
para
establecer
un
debate
multidisciplinario que favorezca el abordaje desprejuiciado, riguroso y diáfano de la
epidemia y sus implicaciones en el orden humano, tanto a nivel individual como
social, garantizando así una influencia más activa sobre la modelación de las
conductas personales frente a la enfermedad.
La adecuada y sistemática programación de obras, eventos y acciones de diverso
carácter artístico y cultural, constituye un factor decisivo para lograr una mejor
respuesta por parte de los distintos segmentos de la población hacia los cuales se
dirigen las propuestas. Relevancia especial adquiere en este ámbito el trabajo
dirigido hacia los adolescentes y jóvenes, a partir del contexto familiar y de la
escuela como institución docente de gran importancia social.
La calidad de la obras y los proyectos culturales es factor determinante en el alcance
de cualquier trabajo comunicacional, educativo o de otro tipo que se pretenda
realizar desde una perspectiva cultural, para promover respuestas adecuadas a la
pandemia.
El carácter específico de la creación artística, la creatividad y la promoción cultural,
necesitan independencia de acción de los programas concebidos para la lucha
contra la enfermedad dentro de las instituciones sociales y de salud. Por ello, en las
instituciones culturales y afines, han de generarse espacios y apoyos especiales
para garantizar el desarrollo de los proyectos vinculados al tema y su
correspondiente circulación en circuitos culturales territoriales, nacionales e
internacionales, de modo que en la agenda de eventos y programaciones de notable
significación cultural, el tema del VIH y SIDA esté presente bajo el prisma de su
significación y proyección actual.
En virtud de la especificidad de las acciones creadoras y de promoción cultural y de
las amplias posibilidades que la urgencia del tema supone, el financiamiento de los
proyectos es un elemento insoslayable. No se trata solamente de la procuración, el
otorgamiento y la gestión precisa de los recursos, sino del tratamiento específico de
los fondos que han de otorgarse para la producción y la circulación de obras y
proyectos marcados por la singularidad de la problemática que abordan o refieren,
así como por el tipo de respuestas que deben generar en diversos segmentos de la
población, en muchos casos alejados de los circuitos culturales habituales, con las
consecuentes demandas de orden práctico que semejantes condiciones plantean.
No solo es una cuestión de dineros y recursos, sino de procedimientos para su
gestión idónea.
La diversidad de problemáticas registradas en estas cuartillas respecto al tema VIH
y SIDA, enfoque cultural, creación artística e impacto social, abordado desde las
experiencias que aportan los proyectos y programas de trabajo provenientes
principalmente de América Latina y el Caribe, junto a otras referencias de distintas
regiones del mundo, nos hacen pensar en la urgencia de un debate esclarecedor
sobre las particulares condiciones en las que cada uno de nosotros desarrolla su
obra cultural y humana, y en las respuestas que sus imágenes inspiran en los
hombres y mujeres de cada comunidad, cada territorio o país.
Sirvan estas palabras para convocar a esa reflexión necesaria, a partir de la cual,
seguramente, se abrirán nuevos caminos para desarrollar proyectos creativos y
socioculturales de mayor significación social y humana asentados en un
conocimiento más profundo del VIH/SIDA y sus connotaciones en el orden cultural y
social.
Eberto García Abreu
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