Cardiopatía isquémica. Definición: grupo de síndromes provocados por isquemia de miocardio, lo que en 90% o más de los casos se explican por la existencia de ateroesclerosis coronaria. Aparte de esta condición particular debe considerarse que la isquemia del miocardio es un concepto funcionalmente dinámico, debiéndose considerar que en cada uno de los casos lo que se observa es un desbalance entre la oferta coronaria y la demanda de flujo sanguíneo por parte del miocardio de trabajo. Esta condición es tan real como la conocida observación de la poco frecuente existencia de infartos del miocardio del ventrículo derecho, dada su mayor capacidad de reserva y su menor demanda de trabajo, situación inversa que si existe en el ventrículo izquierdo, el cual sumada a una baja reserva coronaria hay una alta demanda de trabajo. A lo anterior debe sumarse la existencia de factores de riesgo o gatillantes, que pudiesen condicionar la aparición de insuficiencia coronaria, tales como hipertrofia cardiaca, hipotensión arterial e hipoxemia. Estas dos últimas son posibles de observar por ejemplo en sangramientos profusos o en las insuficiencias respiratorias agudas, respectivamente. Síndromes: los cuadros que se pueden observar dentro del contexto de la cardiopatía isquémica son: infarto de miocardio, angina de pecho, insuficiencia cardiaca y muerte súbita. Epidemiología: si nos decidimos a medir la frecuencia o importancia de las enfermedades cardiovasculares según la letalidad de estas, debemos aceptar que la cardiopatía isquémica es la causa más frecuente de muerte en países industrializados, con aproximadamente medio millón de muertes al año en USA. En el caso de la Región de La Araucanía, el infarto de miocardio ocupa el segundo lugar como causa especifica de muerte, por debajo de las infecciones respiratorias, con aproximadamente 300 muertes por año (5,57%, 1993-1999). Es dable esperar que tanto en esta región como en el resto del país dicha frecuencia debiera aumentar, al revés de lo que está ocurriendo en países industrializados, lo que se explica por una disminución de los factores de riesgo, los avances terapéuticos y la instalación de unidades de riesgo cardiovascular para el cuidado médico de adultos con diabetes mellitus, hipertensión arterial y menopausia. Patogenia: Riesgo: las consecuencias de la isquemia está en íntima relación con los aspectos generales de este trastorno circulatorio. A saber: intensidad de la isquemia, duración de la isquemia, sensibilidad o vulnerabilidad del tejido afectado, rapidez con que se instala la isquemia y la configuración anatómica del árbol arterial en la zona. En la situación particular del miocardio las consecuencias tienen relación con la localización de la obstrucción, tipo de distribución del árbol coronario, intensidad, tamaño de la zona prefundida por el vaso obstruido, duración de la isquemia, estado metabólico del miocardio, presencia de circulación colateral, presencia de vaso espasmo, magnitud de la frecuencia cardiaca, existencia de arritmias cardiacas, preexistencia de patología asociada (por ejemplo, hipertrofia del miocardio), etc. Insuficiencia coronaria: limitación en la perfusión coronaria en relación a la demanda miocárdica. Esta alteración puede producirse por una disminución de la oferta de sangre al miocardio, por aumento de los requerimientos circulatorios del miocardio o por combinación de ambas condiciones. Alguno de estos conceptos se escapa del ámbito de nuestro conocimiento, por lo cual dejaremos planteado el problema, a la espera de su definición y explicación en otras asignaturas. Aquí restringiremos el análisis a la obstrucción coronaria, parcial o total, capaz de producir una isquemia del miocardio. En resumen, siendo la ateroesclerosis la causa más frecuente de obstrucción coronaria, sabemos que estas placas las podremos encontrar como lesiones únicas o múltiples, de a una a tres arterias coronarias. La descendente anterior y la circunfleja izquierda suelen comprometerse en el tercio proximal, distinto al compromiso de la coronaria derecha que lo podemos observar a lo largo de toda su extensión. A veces se observa compromiso de ramos secundarios, pero suelen ocurrir en ramos mayores, siempre epicárdicos. Cambios agudos de la placa ateroesclerótica: la placa de ateroma se instala en forma muy lenta, facilitando los mecanismos adaptativos, tales como el desarrollo de ramos anastomóticos, al punto de transformar al árbol coronario a circulación reticular o anastomosada, lo que si bien es cierto en el corazón normal es posible de demostrar, se entiende que las conexiones originales son ineficaces en la paliación o sustitución de obstrucciones arteriales. En el caso de ateroesclerosis coronaria de larga evolución es posible aceptar que la obstrucción coronaria condiciona la aparición, por ejemplo, de conexiones importantes entre la coronaria derecha y la descendente anterior a través del tabique ventricular. En otras palabras, la cronicidad de la obstrucción permite la instalación de mecanismos adaptativos no presentes en el corazón normal. Entonces, el cambio en la evolución clínica de la insuficiencia coronaria se asocia con cambios agudos en la placa de ateroma, tales como hemorragia, fisura o rotura, y ulceración o erosión. Las causas de estos cambios agudos son poco conocidos, siendo posible que tales alteraciones se expliquen por estímulos adrenérgicos, estrés y la estructura intrínseca de la placa. De uno u otro modo, estas modificaciones agudas de la placa suelen desembocar en trombosis, con estenosis u oclusión coronaria, provocando angina inestable o infarto subendocárdico e infarto transmural, respectivamente. La pregunta que surge de inmediato es si acaso es concebible un infarto del miocardio por ateroesclerosis coronaria sin trombosis. La respuesta es afirmativa, dado que en un número de pacientes lo que prima es el aumento sostenido en la demanda de flujo coronario, el cual por sí solo es capaz de provocar una insuficiencia coronaria, para lo cual se requiere sí obstrucciones coronarias importantes. Valga recordar que el aumento de la frecuencia cardiaca es más demandante de flujo coronario que el aumento de la contractibilidad, lo cual destaca el beneficio del buen acondicionamiento físico, que por sí solo mejora la habilidad del miocardio para aumentar el flujo sanguíneo en base más a contractibilidad que frecuencia cardíaca. Adicionalmente, el proceso inflamatorio y la trombosis coronaria provoca la liberación de mediadores químicos, que por medio de vaso espasmo aumenta las consecuencias de la obstrucción coronaria por ateroma. Infarto del miocardio: se define como una necrosis isquémica de fibras musculares cardíacas debida a una patogénesis vascular. Como se dijo más arriba, su patogenia obedece a insuficiencia coronaria, las más de las veces asociada a ateroesclerosis coronaria con cambios agudos de la placa, que precedido de activación plaquetaria se acompaña de trombosis y vaso espasmo. Circulación colateral: es conocido que el miocardio posee una circulación coronaria de tipo reticular o anastomosada. Sin embargo, el calibre de estas uniones (40-100 µm) son funcionalmente incapaces de suplir deficiencias tales como las que se ven en el infarto del miocardio, con obstrucciones del 50-75% del lumen arterial. En otras palabras, desde un punto de vista funcional el miocardio posee una circulación de tipo terminal. Ahora, la lenta instalación de la ateroesclerosis coronaria permite que tales uniones aumenten progresivamente de calibre, que al cabo de años llegan a suplir obstrucciones de magnitud considerable, inclusive la oclusión, al punto que un territorio ventricular sea parcial o totalmente irrigado por una coronaria distinta a la normal. Esta condición extraordinaria puede llegar a producir infarto del miocardio de distribución paradojal, con zona de necrosis en un principio incongruente, pero enteramente explicable por estos fenómenos adaptativos. Respuesta del miocardio a la isquemia: a los segundo del inicio de la isquemia que va a desembocar en un infarto sobreviene la detención de la glicólisis aeróbica, lo que se sucede al minuto con la detención de la contractibilidad de la zona lesionada. A los minutos el miocardio presenta alteraciones estructurales, apareciendo daño celular irreversible aproximadamente a los 30 minutos y daño de la microvasculatura después de 1 hora de iniciada la isquemia. Localización del infarto: en principio depende del o los vasos afectados, de la distribución coronaria (predominio derecho, predominio izquierdo o mixto). En la distribución mixta o clásica, la arteria descendente anterior irriga los 2/3 anteriores del tabique ventricular y la punta del corazón, la circunfleja izquierda las paredes anterior, lateral y posterior del ventrículo izquierdo y la coronaria derecha al ventrículo derecho, el tercio posterior del tabique ventricular y la parte más alta de la pared posterior o diafragmática del ventrículo izquierdo. Características: a ojo desnudo el infarto del miocardio se puede ver solo después de 12-24 horas de iniciada la isquemia. Este dato es muy importante de considerar en la autopsia de individuos con muerte antes de las 12 horas del comienzo de la isquemia. Si bien existen métodos que utilizan colorantes vitales para identificar zonas de miocardio desvitalizadas, estos no están disponibles ni siquiera en centro donde habitualmente se practican autopsias. Los cambios principales implican modificaciones en el color y en la consistencia Día 1: hemorrágico Día 2: tejido ocre o blanquecino amarillento, consistencia aumentada Día 4-5: coloración verdosa, consistencia disminuida Día 7-14: tejido blanquecino, consistencia aumentada Después de 2 meses: cicatriz blanquecina, firme, habitualmente sin tejido miocárdico en su interior (en los infartos de miocardio de gran tamaño puede quedar tejido necrótico secuestrado en su interior) Cambios asociados: trombosis mural de magnitud variable y pericarditis fibrinosa en el infarto transmural Microscopía: el estudio de estas características explica los cambios macroscópicos descritos más arriba. Con la ayuda de este instrumento superamos la observación a ojo desnudo, al punto de poder demostrar la presencia de infarto del miocardio a las 4-12 horas después del inicio de la insuficiencia coronaria aguda. 6-8 horas: eosinofilia de fibras miocárdicas perdida de estriación transversal y longitudinal. 24 horas: picnosis nuclear y cariorrexis. Polimorfonucleares: aumento progresivo desde el día 1, alcanzando su máximo los días 4-5, asociado con la coloración verdosa del infarto. Tejido granulatorio: aparece al final de la primera semana y aumenta progresivamente hasta su organización en una cicatriz fibrosa. Macrófagos: aparecen al final de la primera semana y dominan desde allí el proceso inflamatorio, removiendo a los Polimorfonucleares, y perdurando hasta la cicatrización. Colágeno: aparece en la segunda semana y aumenta hasta el desarrollo de cicatrices, con o sin hialinización. 1.1. Complicaciones: con la ayuda de los cuidados intermedios, intensivos y de urgencia la mortalidad ha caído y puede continuar disminuyendo, dado que el 50% de las muertes ocurren durante la primera hora del infarto. Factores desfavorables en la evolución del infarto del miocardio son la edad avanzada, el género femenino, la diabetes mellitus y el antecedente de infartos de miocardio previos. La propensividad de presentar complicaciones depende del tamaño del infarto, el sitio del infarto y la transmuralidad. Las complicaciones pueden ser: Disfunción contráctil Arritmias Rotura cardíaca Pericarditis Infarto de ventrículo derecho Extensión del infarto Trombosis mural Aneurisma ventricular Disfunción de músculo papilar Insuficiencia cardíaca 5.7. Rotura cardíaca: es una de las complicaciones más temidas. Para su ocurrencia se requiere que el infarto sea transmural, es decir, acompañado de oclusión coronaria, con trombosis. Puede ocurrir en tres momentos bien estereotipados: 5.7.1. Rotura inmediata: ocurre seguidamente del inicio del infarto, en las primeras horas. Una posible explicación es la disquinesia que ocurre entre el miocardio sano y el infartado, dado que este último deja de contraerse, produciéndose bruscas retracciones y tensiones entre ambos tejidos. 5.7.2. Rotura temprana: sobreviene a los 4-5 días, en relación al pico de infiltrado polimorfonuclear, con la mayor libración de enzimas proteolíticas y la menor consistencia del tejido necrótico. 5.7.3. Rotura tardía: acaece a los 10-12 días, durante la instalación del tejido granulatorio, que en esta etapa ocupa grandes extensiones del infarto, pero se compone de una alta proporción de vasos de neoformación y de poco tejido conjuntivo particularmente blanda. colágeno, otorgándole una consistencia