la epidemiologia al inicio de la época republicana de nuestro pais

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Vol. 10 N° 1 - 2 Enero - Diciembre, 2004
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LA EPIDEMIOLOGIA AL INICIO DE LA ÉPOCA
REPUBLICANA DE NUESTRO PAIS
D,: Alberto Mortecinos (;arda
Concluida la guerra por la independencia y
consolidada la soberanía del país, los
organizadores de la nueva nación no olvidaron
el aspecto sanitario en la vida de los pueblos,
apreciaron su importancia y le dedicaron
muchas de sus preocupaciones, no obstante la
confusión, la pobreza y muchos problemas que
reclamaban urgente atención.
Los cuidados sanitarios se reducían al barrido
ocasional de las habitaciones o de las calles. o
a la limpieza individual diaria, que era
incompleta. Los restantes servicios como
alejamiento de basuras, provisión de agua potable, selección de alimentos , etc. eran poco
menos que ignorados.
No se sabía de la verdadera causa de las
enfermedades, tampoco se sabía cómo
buscarlas ni cómo combatirlas. Y ante el
fracaso volvían la mirada hacia el ser supremo,
creando el terreno propicio para el
florecimiento del empirismo y la charlatanería.
Durante el siglo XIX, las enfermedades
preocupaban mucho al pueblo y las
autoridades sanitarias, pero al ignorar los
medios preventivos. excepto lo referente a la
viruela, se multiplicaban las defunciones.
Muchas epidemias hicieron verdaderos
estragos. Tres enfermedades fueron las
dominantes: Viruela en toda la República, Tuberculosis especialmente en al zona minera y
Paludismo en el trópico, además de otras que
con carácter de epidemia diezmaban la
población.
VIRUELA. El mariscal de Ayacucho. don
Antonio José de Sucre, al asumir la presidencia
de la República, encontró al país con
innumerables problemas económicos, sociales
y precarias condiciones de salud pública. Las
frecuentes epidemias de viruela que azotaban
al territorio nacional obligó a solicitar el envío
urgente del fluido vacuno al prefecto de
arequipa, determinando la planificación de
campañas de vacunación. Es notable la Orden
del 14 de junio de 1826, la primera sobre la
materia dando importancia a la preservación
de la salud contra la enfermedad más temible
de aquellos tiempos, responsabilizando a los
prefectos del cumplimiento de la aplicación
de las vacunas. Ante la indiferencia de las
autoridades que permitían que la viruela siga
* Mienrheo de la Sociedad Boliviana de Historia (le la Medicina
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Archivos Bolivianos de iistoria de la Medicina
haciendo estragos, el Mariscal Andrés de Santa
Cruz volvió sobre el tema; el 23 de enero de
1830 expidió otra Orden dirigida a los obispos
encomendando la practica de la vacunación de
los sacerdotes, siendo ellos los responsables
de la aplicación cada tres meses, previo
entrenamiento impartido por facultativos para
la inoculación y conservación. En varias
oportunidades se sucedieron las Ordenes
puntualizando los beneficios de la vacuna
como único medio de salvar a la población.
sin embargo las autoridades no respondían con
eficiencia, mientras el mal se extendía,
agravándose por la imperfecta conservación
del fluido que explicaba el fracaso de la
vacunación. Esta vacuna era remitida desde
Buenos Aires o Lima y repartida por todo el
territorio nacional desconociendo la técnica de
preparación, conservación y tiempo de
duración.
En 1832 la ciudad de La Paz sufrió otra
epidemia, dictándose órdenes enérgicas, sin
embargo el gobierno se vio impotente para
hacer cumplir sus disposiciones, Así en 1835
una enérgica Orden indicaba obligaciones a
los maestros de escuela amenazando "con
suprimir de sueldo y empleo a los que no
cumplían" y dictando de esta manera drásticas
disposiciones como no abonar sueldo alguno
a los vacunadores y maestros sin que acrediten
la inoculación con buen resultado al menos de
20 a 80 personas en las capitales de
departamento y 10 a 40 en al provincia y 5 a
20 en los cantones.
Es importante destacar la contribución del
Instituto Médico Sucre (IMS) en la
erradicación de la viruela en Bolivia, fundado
el 3 de febrero de 1895, por un grupo de
médicos chuquisaqueños, los doctores Manuel
Cuellar, Valentín Abecia. José Cupertino
Arteaga, Gerardo Vaca Guzmán y Angel
Ponce, preocupados porque ninguna
institución gubernamental, agrupación
científica a de beneficencia, intentase aliviar
en alguna medida el despoblamiento del
territorio nacional, ocasionado por la epidemia
de viruela y con el compromiso de erradicarla
de Bolivia.
Manuel Cuellar, presidente del Instituto
Médico Sucre, en su discurso informe del 3
de. Febrero de 1902, manifestaba: "Era la
viruela, entre las enfermedades epidémicas, la
que más mortalidad producía''. Calculó esa
mortalidad en un 50V/r de la población total en
los años 1888 y 1889. por su parte Nicolás
Ortiz ratificando esa aseveración, indicaba que
en Sucre, una ciudad de 20 000 habitantes en
1888, la viruela había ocasionado 2000
defunciones en 3815 atacados por el mal y en
1889 en 3000 atacados se produjo 194
defunciones.
El IMS inició la elaboración de la vacuna el
año 1900, en base a una cepa traída del Instituto
Pasteur de París. En 1902, el Presidente
constitucional de Bolivia José Manuel Pando,
sancionó la ley que establecía la vacunación
obligatoria para todos los habitantes del país,
estableciendo que el IMS sea el responsable
de la elaboración, distribución de fluido
vacunal y la programación de las campañas
de vacunación.
En 1905 en Chile se presentó una grave
epidemia. El Dr. Manuel Cuellar, presidente
del IMS, quien tuvo que viajar en esa época al
vecino país por asuntos particulares, refiere
que en Valparaíso la epidemia era espantosa.
El tuvo el cuidado de llevar algunos cientos
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de ampollas de la vacuna , las cuales obsequió
al Dr. M . Bernard , Director del Instituto
Chileno de Vacunación . Pasado el tiempo
pertinente, cuenta el Dr. Cuellar que se vieron
los siguientes resultados : "La vacuna boliviana
dada por el Presidente Sucre en 1826. En 1821)
el Mariscal Santa Cruz dispuso que solamente
los nacionales podían explotar las riquezas de
Caupolicán, Sorata, Yuracarés, Mojos Ni
fue la única que dio el 100% de éxito, luego
vino la suiza con un 75%, las demás en menor
riquezas la cascarilla.
proporción , por esta razón me solicitaron que
En 1834 el Congreso Nacional aprobó una ley
les mande la vacuna para unas 10 000 personas, inmediatamente fue realizado el envío
desde Sucre".
que limitaba la extracción y exportación de la
Durante 67 años el IMS ha preparado esa
vacuna, enviándola a todas las poblaciones
grandes y pequeñas, e incluso más allá de
nuestras fronteras. En el transcurso de ese
tiempo ha elaborado 23 millones 700 mil dosis,
lo que ha permitido erradicar la enfermedad
del territorio boliviano, aspecto plenamente
reconocido por la Organización Panamericana
de la Salud.
PALUDISMO. Fue otra de las enfermedades
que más preocuparon. Paludismo, chucchu o
fiebre terciana se llamaba según la región. Se
consideraba que no había zona calida en la
que no se encontrara el mal, causaba menor
número de fallecimientos que la viruela pero
inutilizaba más habitantes predisponiéndolos
a contraer otras enfermedades. Había el
convencimiento de que era un mal
irremediable que tarde o temprano había de
hacer su victima, llegando al extremo que las
mismas autoridades no creían necesario
luchar contra él.
No se ha encontrado una sola disposición
tendiente a reducir victimas o evitar su
propagación . La única indicación preventiva
y curativa era el uso de la corteza de quina. La
primera Orden de protección de la corteza fue
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Chiquitos estando comprendida en estas
quina. pero con la imposibilidad de hacer llegar
el control oficial a zonas tan alejadas e
inaccesibles, la ley quedo sin efecto.
La Paz era considerada como la capital
mundial de la quina porque convergía la
producción de Coroico, Mapiri, Apolobamba,
Tipuani y Challana.
En 1844 el Congreso autorizó al Presidente
Ballivián organizar un Banco Nacional de la
Quina para controlar toda su exportación,
medida patriótica que no pudo cumplirse a
cabalidad por el contrabando ejercitados por
empresas particulares.
TUBERCULOSIS. Las primeras noticias
sobre esta enfermedad fueron dadas por la tesis
de Néstor Morales Villazón, que era el
representante de Bolivia al XV Congreso de
Higiene y Demografía en WashuTgton en
septiembre de 1912. quien afirmó que hasta el
año 1880 la bacilosis era desconocida,
observándose en los años 1876 y 1877 los
primeros casos de tuberculosis indígena con
carácter de extrema gravedad. Sin embargo,
se considera actualmente que la tuberculosis
ha existido en proporción considerable, desde
la conquista española y probablemente desde
el incanato, llegándose a la conclusión de que
la tuberculosis en nuestro país es tan antigua
como en las demás países. No se la distinguió
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¿irehivos Bolivianos de i?istorizi de la ZTedicina
con certeza sino cuando el laboratorio permitió
hacerlo, ya entonces se hablaba de
enfermedades crónicas pulmonares..
Recordamos que el mismo Libertador caía
victima de la tuberculosis perfectamente
diagnosticada por su médico Reverand y
comprobada por la autopsia.
NEUMONIA. La historia médica la anota
como una de las enfermedades dominantes.
Los diagnósticos de pulmonía puntada de
costado y congestión pulmonar eran los que
más abundaban encubriendo muchos casos de
tuberculosis. Según Hermógenes Sejas en
1887, en una estadística de 1410 defunciones
en la ciudad de Cochabamba, 228 casos eran
de neumonía y 114 de congestión pulmonar,
marcando a esta ciudad cono el centro de las
neumonías graves.
CÓLERA. Hacia 1886 y 1887 el país fue
seriamente amenazado por una epidemia de
cólera azotando también los países de Argentina, Chile y Perú, dando lugar a medidas de
acuerdo a la noción de su grave
responsabilidad con la "interdicción" dictada
en 1887 con Argentina, prohibiendo toda
comunicación con ese país, salvo la telegráfica.
Se dicto la intervención del ejercito que en
combinación con los cuerpos médicos y
comités de higiene tomaron medidas para
preservar al país de la invasión del cólera,
observar y estudiar sus causas, naturaleza y
tratamiento. La epidemia tuvo graves
proporciones obligando a actuar al gobierno y
la organización de Juntas de la Sanidad en las
capitales de departamento. Por suerte comenzó
a declinar la epidemia levantándose las
medidas de protección nacional y suprimiendo
la interdicción pero obligando a portar
pasaporte de sanidad a los transeúntes de Tacita
y Arica, lo propio ocurrió con la Argentina.
FIEBRE AMARILLA. En 1856 una
epidemia se apoderó de las provincias
Muñecas, Oniasuyos y Larecaja del norte de
La Paz como consecuencia de que hacía cinco
años recorría las costas occidentales de nuestro
continente y que se asentaba más en los lugares
intertropicales causando la muerte de más de
350 000 seres humanos en su recorrido y
haciendo verdaderos estragos en nuestra
población indígena sobre todo, calculándose
20 000 defunciones en nuestro país, cifra Muy
elevada para entonces. (El Dr. Manuel Cornejo
dío la cifra anterior en su calidad de
comisionado para la evaluación de esta
epidemia).
DIFTERIA. La primera epidemia que se tiene
noticia es la de junio de 1888 en Tiahuanacu.
Fue necesario enviar una comisión médica para
combatirla y no se conoce cómo se hizo la
campaña, en un tiempo en que la sueroterapia
no era todavía conocida.
ENFERMEDADES ERUPTIVAS. Todas, a
excepción de la viruela, eran conocidas con
los nombres genéricos de escarlatina o
alfombrilla. No se hacían distinciones precisas.
Cuando una de estas enfermedades aparecía
con caracteres epidémicos se esperaba como
inevitable el contagio.
ENFERMEDADES VENEREAS. Es
curioso comprobar que durante el siglo XIX,
periodo republicano, no se dictó ninguna
disposición para combatir estas enfermedades.
En ningún decreto, resolución suprema. orden
u otro documento se aludió a ellas. Únicamente
en el ejercito se ordenó una vigilancia
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Firehivos Bolivianos de historia de la MTedieina
permanente. Este silencio se puede explicar
por dos razones: por los escrúpulos
equivocados de una sociedad conservadora,
que las calificaban como males vergonzantes
y por la falta de tratamientos eficaces para
contrarrestarlas, considerándolas como
inevitables o naturales propias de una juventud
pecadora.
TIFUS Y FIEBRE TIFOIDEA. Gran
número de enfermedades gastrointestinales
estaban confundidas entre éstas. No se hacía
sino distinguirlas por el estado del enfermo.
La palabra tifus estaba reservada para los casos
graves y fiebre tifoidea para los leves. Los
cirujanos que actuaron en la campaña del
Pacifico aludieron frecuentemente a una
epidemia de fiebre, con manchas en todo el
cuerpo y estado de 1nconc1encia,
probablemente se trataba del tifus "enfermedad
de la guerra".
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Todas estas epidemias y el alto costo en vidas
humanas que representaba, determinaron la
gran disminución de la población al inicio de
la Republica que era de 997 427 habitantes.
según el levantamiento de censo rápido
ordenado en 1826. cifra considerada
demasiado baja y que seguramente adolecía
de inexactitud, sin embargo nos dá la pauta
para determinar la gran incidencia de las
enfermedades que diezmaban la población
boliviana.
REFE RENCIAS:
1.- BalcázarJ . M. Historia de la Medicina en
Bolivia. 1956.
2.- Gaceta Médica de Sucre . Revista del
Instituto Médico de Sucre.
3.- Cárdenas M..Enciclopedia Boliviana.
Manual de Plantas Económicas de
Bolivia. 1969.
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