Giro antropológico y giro lingüístico: prismas de la historia cultural

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Giro antropológico y giro lingüístico: prismas de la historia cultural.
Miguel Ángel Campos Hernández1
Dadas las perplejidades conceptuales y epistemológicas, del Siglo XIX, marcado
por una oleada de revoluciones que daban pie a nuevas críticas, aparece el Siglo XX
como una paradoja de nuevas percepciones y concepciones de prismas ideológicos,
teóricos y también críticos. Este Siglo desenmascaraba los antifaces de una época
marcada por el tradicionalismo histórico en la que presuponía una bandeja de marcos
conceptuales con matices de cambios y transformaciones. Es por ello que la historia
como disciplina historiográfica, comienza lentamente a presuponer alteraciones al
llamado positivismo, adquiriendo temáticas de órdenes radicales y, a la vez, de crear
giros distintos e incluso adversos de la llamada historia homogénea. Este giro o vuelco
que adquiere la disciplina historiográfica, servirá para dar cuenta del abanico de
posibilidades que comienza a tener protagonismo los propios movimientos sociales,
como precursores de la historia vivida. Estas transformaciones sirvieron no solo para
que la gama de historiadores abarquen temas de índoles diversas, sino que también para
que los campos de investigación logren tener una coherencia interdisciplinaria, sobre la
base de enfoques que durante siglos fue reprochada y a la vez rechazada, teniendo la
tarea de retroalimentación con las llamadas ciencias sociales.
La historia comenzaba a incorporar enfoques diversos, basada en la
conceptualización metodológica de que todo potencialmente puede ser parte de la
historia. De ello se desprende que la disciplina de la historia se esta dividiendo cada vez
en más subdisciplinas y la mayoría de los estudiosos prefieren trabajar en <<sectores>>
como la ciencia, el arte, la literatura, la educación o la propia historiografía, más que
escribir sobre la cultura como un todo2
Esta temática de enfoques diversos, sucumbió no tan sólo a la historia sino que
también a las diversas ciencias sociales, las cuales ampliaron sus investigaciones, en lo
que mencione anteriormente, en el
vuelco o giro epistemológico de las teorías
renovadoras. Sin lugar a duda esta tendencia de situaciones diversas dio pie para que las
críticas fueran el eje principal en el Siglo XX. El tema de la institucionalidad-como el
Estado- marcado por grados totalizantes hegemónicos en el ámbito político, fue el eje
1
2
Estudiante de Licenciatura en Historia, Universidad Diego Portales.
Burke Peter “Formas de Historia Cultural” Madrid, Alianza 2000 pp. 232
protagónico por el cual diferentes historiadores tomaron una postura radical, basada en
los movimientos sociales como impulsor de alternativas y enfoques alternativos dentro
de la propia disciplina. Es por ello que la llamada historia social, marca un punto
decisivo para que las nuevas formas de hacer historia, abandonen, o más bien, abarquen
los estudios historiográficos, basado en la amplitud y en la diversidad de posibilidades,
con temas inexplorados por la propia disciplina. Temas como la mujer, los niños, los
pobres, entre otros; son temas que están insertos en los procesos sociales y que,
anteriormente, habían sido abandonados.
De esta manera, a mediados del siglo XX, el cambio de paradigma abría un
ventanal de posibilidades que no tenía límites, en donde la Escuela de los Annales y la
corriente marxista en los 70s, redefinían los tópicos epistemológicos a las nuevas
problemáticas existentes a la realidad. Como bien menciona Lynn Hunt en la
introducción de su libro The New Cultural History “In history, the move toward the
social was fotered by the influence of two dominant paradgims of explanation: Marxism
on the hand and the “Annales” school on the other”3 De esta manera, en los 80s las
nuevas formas de aproximación a la realidad, se sustentaba bajo la idea de un
acercamiento a la historia cultural. No obstante, como bien menciona Peter Burke, el
término de historia cultural se remonta a fines del Siglo XVIII con la publicación de
Johan Christoph Adelung de su libro “Ensayo de una historia de la cultura humana17824
.
Ahora bien, bajo este supuesto, ¿Qué es lo que realmente acontece en los 70s
para que la historia cultural logre su predominio en los 80s? ¿Qué significa la teoría
propuesta por Lynn Hunt, al momento de percibir este acercamiento de la realidad por
la historia cultural? Bajo estas interrogantes, es necesario dar cuenta que la historia
cultural recibía diversas aportaciones interdisciplinarias no tan sólo el tema de la
sociología, sino que la literatura e incluso la antropología alimentaba el tema de la
historia cultural.
Para ello es necesario dar cuenta que este giro que da en los 70s a la disciplina
histórica, sirvió para la propia historia cultural comenzar a repensar sus propios tópicos
antropológicos, sociológicos y literarios; lo que no significa que de un vuelco radical al
tema epistemológico, sino más bien, un énfasis en la forma de explicación y adaptación
de los conceptos; vale decir, a lo que hoy conocemos como la Nueva historia cultural.
3
4
Hunt Lynn “The New Cultural History” Berkeley: University of California Press, 1989. pp.1
Burke Peter Op. Cit. Pp. 16
Dada esta singularidad proclive a las transformaciones, son 3 líneas de
construcciones lo que dan origen este nuevo molde de sujeción: Para ellos, Lynn Hunt
da pie a 3 puntos clave para la explicación de su umbral. Primero está la influencia del
posmodernismo como suceso significativo de conjeturas en pos de un cambio a la
jerarquización de constructos cánones basado en la proliferación
de esquemas
clasificatorios5 vale decir, como bien plantea Jameson, el posmodernismo actuaba de
manera revoltosa y desordenada, en donde el fracaso llego a predominar la realidad
histórica y, por ende, en la que existía un encarcelamiento propio del pasado6
En segundo lugar nos encontramos con la antropología interpretativa de Clifford
Gertz, de la cual indaga en la articulación de modos de producción y circulación de
sentidos sobre el constructo sociocultural de la realidad, tema que tiene una directa
relación con los discursos emitidos para el estudio de las culturas.
Y por último, la influencia predominante del marxismo, que como dije
anteriormente, significó la apertura a nuevos estudios y temáticas relacionadas ya en el
ámbito de las revoluciones sociales, dejando así de lado el tema de la institucionalidad
reflejada en la figura de un Estado totalitario y homogéneo.
No obstante, dadas las puntualidades mencionadas brevemente, es necesario
tener en cuenta que para una nueva historia cultural, es evidente definir el concepto de
cultura, y luego adentrarse mas de fondo en la tonalidad de la estructura expuesta.
Cultura es todo aquello en la que el hombre como agente social, se relaciona con
un colectivo determinado, en la que comparte creencias, religiones, costumbres, etc. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que el concepto de cultura está plasmado por las
mismas ciencias sociales de la antropología cultural y la sociología funcionalista las
cuales se veían moldeadas por dos corrientes predominantes que era la Francesa y la
Británica, ya que su enfoque, en un primer momento, simpatizaban mas con la historia
política que con la historia social. De ellos podemos desprender que hasta los 70s el
concepto de cultura solo se remitía a un objeto para la misma antropología.
De este modo la cultura era entendida como una categoría analítica o un aspecto
de la vida social en la que actuaba como una esfera de la realidad social.
Esta
teorización de los marxistas fue fuertemente criticada por una concepción contra
puntual, en la que se concebía la cultura como un sistema de creencias, entendido como
5
Palti, Elías “Giro Lingüístico e historia intelectual” Universidad Nacional de Quilmas Buenos Aires.
1998 pp. 195
6
Ibíd. pp. 196
sistema de prácticas que hacen los grupos humanos para entender su vida social y no a
aquello basado en el análisis discursivo de las propias estructuras de una sociedad. Hay
que tener en cuenta que el concepto de cultura, del punto de vista sociológico, adquirió
las facetas ya mencionadas, pero en la disciplina histórica, a mediados del Siglo XIX,
cuando Matthew Arnold estaba pronunciando sus conferencias sobre << cultura y
anarquía>> y Jacob Burckhardt escribía La Cultura del Renacimiento en Italia, la idea
de cultura parecía explicarse por sí misma. La situación no era muy distinta en 1926,
cuando Johan Huizinga pronunció su famosa conferencia en Utrecht sobre << la tarea
de la historia cultural>>. En suma, cultura era algo que sólo tenían algunas sociedades
o, más exactamente, determinados grupos en algunas sociedades7 De esta manera,
cultura era todo aquello relacionado con el arte, delicadeza, literatura; vale decir, la
cultura, era entendida como concepto de pertenencia sólo a quienes eran parte de una
elite social. Frente a ello, es posible comprender que esta modalidad fue fuertemente
criticada puesto que ignoraba la sociedad y se limitaba a comprender a un estrato
específico, ignorando o, mejor dicho, dándole poca importancia a los aspectos sociales,
políticos y también económicos. Por otra parte, y siguiendo con la postura crítica, esta la
modalidad de que la historia cultural clásica presupone una unidad o consenso cultural,
basada en una cultura homogénea y universalista con parámetros totalizadores
característico de una cultura única e ideal.
De esta forma la historia cultural clásica fue escrita para y sobre las elites
europeas8, y esta cristalización, por así decirlo, comienza lentamente un proceso de
transformaciones por los historiadores culturales los cuales comienzan a
trabajar
insertos en una época de descanonización. Este giro conceptual por parte de la historia,
choca profundamente con la visión y la postura de los antropólogos, quienes utilizan el
término de cultura de una forma mucho más amplia, para así hacer referencia a valores
y también actitudes de una sociedad determinada en representaciones
o prácticas
colectivas9. Frente a la postura antropológica Chartier nos da cuenta de la labor que
debe tener el historiador en relación con la cultura, puesto que la define como un
7
Burke, Peter Op. Cit pp. 232-233
Íbid Pp. 239
9
Gustavo Noronha Silva “Antropología Francesa: Durkheim y Mauss” Extraído de la página Web:
kov.eti.br/ciencias-sociais/ciencias-sociais/ensaios/antropologia/durkheim.pdf
8
universo simbólico donde símbolos compartidos sirven para pensar y actuar, clasificar y
juzgar10
Hay que tener en cuenta que antes de la aparición de una idea de historia
cultural, predominaba la historia intelectual, bajo los parámetros ideológicos de la
predominancia de los tópicos políticos, que como bien dice Jean Francois Sirinelli, se
enfocaba en los fenómenos de circulación, lo que permite además reflexionar sobre la
articulación en una sociedad determinada, entre éste y las percepciones individuales o
colectivas nacidas de registros menos elaborados.11 Es por ello que, incluyendo la
terminología usada por Elías Palti, la historia intelectual se modeló a menudo con las
ramas de otras disciplinas, adoptando los diferentes marcos conceptuales para organizar
su propia investigación. Y que, como mencione anteriormente, la historia intelectual
asumió la forma de una narrativa de hombres de ideas12, en donde su reconstrucción del
pasado iba relacionada directamente con la presencia de un diálogo sobre el mismo
tiempo histórico, basado en un enfoque de corte elitista, en la que el predominio de un
enfoque documentario en la historiografía general jugó un rol fundamenta en el tema de
la lectura de datos, puesto que fue el punto que caracterizó también a la historia
intelectual. Palti es enfático en este punto, puesto que da cuenta de como la historia
intelectual excluye a ciertos textos complejos-como los textos literarios- reduciéndolo
sólo a la narratividad, cayendo por ende, en un proceso solo de indagación.
Dadas las conceptualizaciones de la historia intelectual, era indispensable,
repensar los factores teóricos que moldeaban a este mismo enfoque, y es por ello que a
partir del mismo análisis crítico y reflexivo, la historia cultural cobra todo su sentido en
esta perspectiva; vale decir, como los hombre representan y se representan en el mundo
que los rodea13. Es por ello que la historia cultural, esta situada bajo las prácticas
culturales y de las mismas representaciones.
Si bien la influencia del marxismo fue predominante para el tema de un giro en
la historia cultural, ésta solo prestaba atención a lo político y se envolvía en la burbuja
de la superestructura, derivando ello a las estructuras económicas y sociales14, No
obstante esta posición de Jean Francois Sirinelli, es similar a la posición que adopta
Lynn Hunt y Peter Burke, quienes sostienen que el marxismo, si bien fue un punto
10
Rémond René “Hacer la historia del Siglo XX” Biblioteca Nueva Universidad Nacional de Educación a
distancia. Casa de Velásquez Madrid España 2004 pp. 359
11
Íbid pp. 354
12
Palti, Elías Op. Cit pp. 238
13
Rémond René Op. Cit. Pp. 354
14
Íbid.. pp. 352
crucial para el desarrollo de la historia cultural, ser marxista generalmente significaba
afirmar que la cultura era sólo la superestructura, la alcorza del pastel de historia15. No
obstante, y bien lo plantea Peter Burke, los historiadores culturales, como los teóricos
culturales, han rechazado la idea de <<superestructura>>. Muchos piensan que la
cultura es capaz de resistir las presiones sociales o incluso de conformar la realidad
social. De ahí, es necesario mencionar, el creciente interés por la historia de las
representaciones y también de la historia como constructor de realidades16
La historia cultural evidentemente se ha basado mucho en términos
antropológicos, no obstante, y como bien dice Burke, la historia cultural también es a la
vez una traducción del lenguaje, en donde el tema de la lingüística es predominante e
infalible sobre los estudios de la cultura en un tiempo y época determinada. “Now, in
place of sociology, the influential disciplines are anthropology and literary, fields in
which social explanation is not a taken for granted”17
Es por ello que no sólo hay un giro antropológico en la historia cultural, sino que
también un giro lingüístico basado en lo que Palti lo relaciona con los diversos sistemas
culturales, actuando como una especie de pulpo por la diversidad temática de
significados que adquiere en torno a la delimitación hermenéutica de los propios cruces
históricos de significados.18 En base a este giro lingüístico es lo que Palti llama como un
proceso de reflexión teórica y crítica bajo la epistemología de las nuevas
transformaciones conceptuales, a la luz de los enfoques diversos acontecidos en la
década de los 70s.
Estas reflexiones teóricas metodológicas sobre el análisis linguístico, es lo que Geertz,
define como una mero constructo de lo social y lo cultural. De esta manera,
remitiéndonos al tema de los discursos, éste se comprende como productor de un
contexto social, lo que evidentemente genera una pérdida de sentido historiográfico de
significación, las cuales forman a la vez, ideas moldeadas de una realidad determinada.
Punto en que Palti nos da a entender que el historiador debe comprender la forma del
discurso histórico-realidad, basada en las mismas tensiones internas del debate
historiográfico. Dado que el giro lingüístico, ya mencionado, permite una cierta
autorreflexión. Pienso que es válido tener en cuenta de una conciencia metacrítica de la
influencia del propio historiador en el proceso de reconstrucción historiográfica, puesto
15
Burke Peter Op. Cit pp. 241
Íbid pp. 247
17
Hunt, Lynn Op. Cit pp. 10-11
18
Palti Elías 182
16
que si bien este giro lingüístico esta inserto dentro de los parámetros de la historia
intelectual, es menester tener en cuenta, que afecta a todo tipo de correlaciones
discursivas de un proceso histórico determinado. Es por ello que Palti al mencionar el
tema de los discursos y del giro lingüístico como un cruce de diversos registros, es el
como da cuenta no de un rechazo a la objetividad, sino que incluirla dentro de la misma
temática relativista de su condición, basado en el pragmatismo para acercarse al propio
análisis social abandonando así el tema del idealismo y del materialismo. No obstante
Bernstein en este sentido tiene una postura mas neutra al decir que tanto el relativismo
como el objetivismo se conectan entre sí
generando un quiebre de la ansiedad
cartesiana en la que el nuevo paradigma emergente conduce mas allá de ambas posturas
mencionadas.
Este giro del lenguaje es lo que Lynn Hunt da cuenta de las nuevas propuestas a
la disciplina histórica […] to show how a new generation of historians of cultura use
literary techniques and approaches to develop new materials and methods of análisis”19
Frente a esta propuesta, es cuando nos insertaremos mas a fondo en el tema de la
historia cultural, puesto que como plantea Peter Burke, es concebida en un sentido
amplio al incluir la vida cotidiana de la gente común, los objetos materiales de los que
se rodea y su visión del mundo, o sea, lo cultural es indisociable de lo social20
No obstante, pienso que una de las tantas problemáticas que tiene la historia
cultural es evitar la fragmentación y no caer en el juego de la homogeneidad de una
sociedad determinada, por la sencilla razón de que el trabajo interdisciplinario de
aportaciones de la lingüística, la literatura, sociología antropología, por mencionar
algunas, ha enriquecido enormemente a la historia socio-cultural21.
Últimamente, los historiadores culturales se han preocupado enormemente de las
interacciones, de los conflictos, choques de “civilizaciones” por lo que comienzan a
considerar como punto de reflexión las consecuencias culturales entre un grupo y otro.
El encuentro y la interacción, por lo tanto deberían integrarse en las prácticas y
representaciones que Chartier ha descrito como los principales objetos de la nueva
historia cultural22 . Jean Francois Sirinelli en este aspecto da cuenta que la nueva
historia cultural lleva a considerar la cultura en un sentido extenso como todo aquello
que atañe al ser humano, recuperando la inclusión de aquello que tradicionalmente
19
Lynn Hunt Op. Cit pp. 15
Burke Peter “ La cultura popular en la Europa Moderna” Madrid Alianza 1991 pp.17
21
Renard René Op. Cit pp. 360
22
Burke Peter “Formas de Historia Cultural” Madrid, Alianza 2000 Pp. 254
20
estaba excluido. La renovación de la historia de la cultura ha venido sobre todo de la
mano de la historia social, historia social de la cultura, con el análisis de producciónproductores, transmisión y consumo-consumidores, y aunque también se ha empezado a
incorporar herramientas de la nueva historia cultural con el mundo de las percepciones.
No obstante, el mundo de las representaciones provenientes de la lingüística y la
antropología son hoy en día para la nueva historia cultural el centro de las
preocupaciones23.
De esta manera los estudios historiográficos en los 50 se basaban en una
temática de estudios económicos; en la década de los 60s y 70s estaba estampada por
un predominio en los estudios de historia social, y que, finalmente la historia cultural
comenzó a lograr protagonismo a fines de la década de los 80s.
Este nuevo enfoque acercaba mas a la realidad social, dándonos a entender de
una disciplina histórica abierta y creativa. La nueva historia cultural aparece no como
un enfoque distinto rechazando lo anterior, sino que hay un proceso reformativo en base
a nuevas herramientas para un constructo más diverso y abierto a nuevas posibilidades
de estudios históricos. Viene a resolver y responder las interrogantes de los antiguos
paradigmas, los cuales se veían polarizados en un punto de intersección entre cultura y
sociedad. La historia cultural se ha transformado evidentemente en una especialidad
dentro de los mismos campos de las ciencias sociales.
23
Renard René Op Cit. pp. 371
Bibliografía:
•
Burke Peter “Formas de Historia Cultural” Madrid, Alianza 2000
•
Hunt Lynn “The New Cultural History” Berkeley: University of California
Press, 1989
•
Palti, Elías “Giro Lingüístico e historia intelectual” Universidad Nacional de
Quilmas Buenos Aires. 1998
•
Rémond René “Hacer la historia del Siglo XX” Biblioteca Nueva Universidad
Nacional de Educación a distancia. Casa de Velásquez Madrid España 2004
•
Burke Peter “ La cultura popular en la Europa Moderna” Madrid Alianza 1991
Universidad Diego Portales
Facultad de Cs Sociales e Historia
Escuela de Historia
Profesora: Cristina Moyano B.
Giro antropológico y lingüístico: prismas de la
historia cultural.
Miguel Ángel Campos
“Taller de Patrimonio”
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