Contabilidad Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión La nueva normativa para las empresas de Capital Riesgo implica obtener la valoración de sus estructuras económicas a “valor liquidativo”, si bien el importe que alcance dependerá de las técnicas de valoración utilizadas. Determinar el valor de una inversión de forma fiable es difícil, a juicio de la autora de este trabajo, si no se utilizan varias técnicas que sirvan para analizar la realidad de la empresa a valorar desde diferentes puntos de vista Gracia Rubio Martín Socia Gerente de Valoraciones Valfin L a circular 7/2008, de 26 de noviembre, sobre normas contables, cuentas anuales y estados de información reservada de las empresas de Servicios de Inversión, Sociedades Gestoras de Instituciones de Inversión Colectiva y Sociedades Gestoras de Entidades de Capital Riesgo, así como la circular 11/2008, de 30 de Diciembre, para empresas de Capital Riesgo, emitidas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), junto con el Plan General de Contabilidad, aprobado por el Real Decreto 1514/2007 de 16 de noviembre, han supuesto el final de un largo proceso de armonización y homogenización de criterios de valoración y contabilización con la Norma Internacional de Contabilidad (NIC). Tales disposiciones han supuesto el abandono de algunos principios de valoración para determinados activos, concretamente el del “coste de adquisición” y la adopción de otros de nueva creación como el “valor razonable”. El nuevo Plan General de Contabilidad permite aplicar este principio, fundamentalmente, en la valoración de los activos y pasivos reconocidos en los procesos de combinaciones de negocios y en la contabilización de determinados activos financieros, en concreto los que se hallan inmersos en la clasificación de “disponibles para la venta” y los “mantenidos para negociar”; los primeros con efecto en cuentas de patrimonio, y los segundos en resultados. Las circulares emitidas por la CNMV van más allá y establecen que las inversiones en activos financieros de las entidades de Capital Riesgo se considerarán en el epígrafe de “disponibles para la venta”, pues esta clasificación aúna una valoración a valor razonable y su pd transcendencia en el valor liquidativo, sin efecto en la cuenta de resultados. Las inversiones financieras que se hallen bajo el propósito de ser vendidas a corto plazo se considerarán como activos financieros mantenidos para negociar y, por lo tanto, sus variaciones se llevarán a cuentas de resultados. Por último, las inversiones en empresas del grupo, multigrupo y asociadas serán valoradas a coste menos deterioro; no obstante, la necesidad de valorar el FICHA REsUMEN Autor: Gracia Rubio Martín título: Un nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión Fuente: Partida Doble, núm. 219, páginas 22 a 38, marzo 20100 Localización: PD 10.03.02 Resumen: La industria de Capital Riesgo se ha visto muy afectada por la implantación de la nueva normativa contable internacional, recientemente incorporada a la normativa española a través del Plan General de Contabilidad y mediante las circulares emitidas por la Comisión Nacional de Mercados de Valores. La aplicación de esta normativa ha provocado la sustitución del viejo principio de valoración, que se ha venido empleando hasta ahora: el denominado “coste de adquisición”, por el “valor razonable”, el cual se aplica para cuantificar la valoración de los activos, en ciertas circunstancias, siendo las más relevantes la determinación del precio de los activos intangibles, cuando se efectúan combinaciones de negocios, y para la valoración de los instrumentos financieros. Al ser función de las empresas de Capital Riesgo la tenencia de inversiones generalmente no cotizadas, su gestión temporal y posterior venta, la reciente normativa incide, en gran medida, en la determinación del valor contable de sus estructuras económicas a “valor liquidativo”. El nuevo proceso servirá, además, como medidor del “resultado” obtenido con base en la gestión llevada a cabo por los administradores de dichas sociedades. palabras clave: Contabilidad. Valor razonable. Capital riesgo. Valoración de activos. Inversiones financieras. Abstract: The venture capital industry has been severely affected by the implementation of the new International Accounting Standard Board (IASB), recently incorporated into Spanish legislation through the General Accounting Plan and the Circulars issued by the National Commission of Securities Markets. The implementation of this legislation has led to the replacement of the old principle of valuation, which has been using so far: the so-called "cost of acquisition" by the "fair value", which is applied to quantify the valuation of assets, in certain circumstances, the most relevant is the determination of the prices of intangibles assets in business combinations and the valuation of financial instruments. The mean role of the venture capital firms is dealing the acquisition, management, and sale of the unquoted stock market investments, consequently this kind of companies are affecting by this legislation in the issue of determining the book value of its economic structures at fair value. The new process will also serve as an indicator of the "performance" or "result" obtained based on the management measures in such companies. Keywords: Accounting. Fair value. Venture capital. Intangible asset valuation. Financial investment. Independent expert. pág www.partidadoble.es 23 contabilidad nº 219 marzo 2010 patrimonio de las entidades de capital riesgo y calcular su valor liquidativo exige la consideración de las plusvalías latentes, que serán recogidas en cuentas de orden del balance. LA NORMA DE VALORACIÓN En el presente trabajo, la autora se propone realizar una reflexión crítica sobre las consecuencias directas que se puedan derivar de los nuevos métodos utilizados para valorar y registrar las inversiones financieras, manejadas por el Capital Riesgo, bajo el examen de los modos de hallar el “Valor Razonable”, especialmente el empleado en los activos financieros no cotizados, cálculo que, a juicio de la autora, puede llevar implícita cierta dosis de subjetividad y relatividad, sobre todo, si las técnicas manejadas para tal fin no han sido usadas correctamente; esta problemática se desarrolla a la largo de los siguientes epígrafes. A modo introductorio, partimos de lo indicado para contabilizar activos financieros en el Plan General de Contabilidad. Concretamente, en su norma de valoración 9ª, realiza la siguiente clasificación de activos financieros: La segunda parte pretende analizar las guías básicas bajo las cuales se elabora el cálculo del Valor Razonable de los instrumentos financieros, en especial cuando éstos son no cotizados, dado que éste varía en función de las condiciones intrínsecas de cada inversión, como indica el contenido de la norma y, por último, también se realiza una comparativa buscando la coherencia de la normativa española con las directrices señaladas por las organizaciones internacionales del Capital Riesgo, como, por ejemplo, la International Private Equity and Venture Capital Asotiation. En la última parte se aborda la eficacia de la nueva normativa, desde el punto de vista de la autora, en relación al objetivo propuesto y se ponen de manifiesto las carencias halladas y la importancia que el método de Descuento de Flujos de Caja debería tener en el proceso. A continuación, se desarrolla una guía básica relativa al modo de cuantificar el valor razonable de las inversiones financieras a través de los métodos de múltiplos, los cuales, por ser los que presentan mayores evidencias de mercados, cobran alta relevancia en los procesos valorativos. También se analizan los riesgos y peligros que la reforma puede generar en el caso de que las valoraciones no hayan sido realizadas por un experto independiente, más el papel que el auditor de cuentas debe tener en el proceso expuesto. Finalmente, en el epígrafe cuarto se exponen las conclusiones consideradas por la autora después de haber analizado, según su criterio, la nueva normativa contable. pág 24 La contabilización de activos financieros • Préstamos y partidas a cobrar. • Inversiones mantenidas hasta el vencimiento. • Activos financieros mantenidos para negociar. • Otros activos financieros a valor razonable con cambios en la cuenta de PyG. • Inversiones en el patrimonio de empresas del grupo y asociadas. • Activos financieros disponibles para la venta. Los instrumentos que deberán ser reconocidos a valor razonable con cambios en resultados son: Los correspondientes al epígrafe de “mantenidos para negociar” que recoge el que se adquiere o se incurre en él, con el objetivo principal de venderlo o volver a comprarlo en un futuro inmediato. Es parte de una cartera de instrumentos financieros identificados, que se gestionan conjuntamente, para la cual existe evidencia de un patrón reciente de obtención de beneficios a corto plazo; o cuando se trata de un derivado (excepto que haya sido designado como instrumento de cobertura y cumpla las condiciones para ser eficaz, cuyo valor razonable se establecerá contra cambios en el patrimonio). “Otros activos financieros a valor razonable” incluirán los activos financieros que designe la empresa en el momento del reconocimiento inicial para su inclusión en esta categoría. Dicha designación sólo se podrá realizar si resulta de ella una información más relevante, debido a que: a) se eliminan o reducen de manera significativa inconsistencias en el reconocimiento o valoración; b) un grupo de activos, o de pasivos financieros, se gestione y su rendimiento se pd Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión evalúe sobre la base de su valor razonable de acuerdo con una estrategia de gestión del riesgo o de inversión documentada. En la Figura 1 se resume la normativa que rige el modo de contabilizar los activos financieros en entidades de Capital Riesgo. En el caso de “disponibles para la venta”, se incluyen los no encuadrados en las anteriores clasificaciones y que sean representativos de patrimonio (fondos propios). Este tipo de activos, en un primer momento, deberá ser reconocido a coste y, posteriormente, a “valor razonable” con cambios en patrimonio, hasta el instante de la venta en que se reconocerá el beneficio o la pérdida como resultado del ejercicio. La Circular 11/2008, objeto de análisis, al contrario que la NIC 39, asume que las inversiones en patrimonio (acciones y participaciones en el capital de empresas de otras entidades de capital riesgo y de entidades extranjeras similares y de instituciones de inversión colectiva) y en instrumentos de deuda que realicen las entidades de capital riesgo, deben de ser consideradas como disponibles para la venta y, por lo tanto, valoradas a valor razonable con cambios en patrimonio. Inicialmente, su valor razonable será el precio de la transacción, que equivaldrá al Valor Razonable de la contraprestación entregada, más los costes de transacción que les sean directamente atribuibles. Las correcciones valorativas por deterioro de valor y las pérdidas y ganancias que resulten por diferencias de cambio, se registrarán en la cuenta de pérdidas y ganancias. Las emisiones normativas de la CNMV han establecido recientemente un plan contable sectorial a través de la circular 7/2008 sobre normas de contabilidad para Empresas de Servicios de Inversión, Sociedades Gestoras de Instituciones de Inversión Colectiva y Sociedades Gestoras de Entidades de Capital Riesgo, y la circular 11/2008 emitida posteriormente, sólo para Entidades de Capital Riesgo. Ambas normas se adhieren al uso del Valor Razonable con el fin de valorar instrumentos financieros, de manera parecida a lo indicado en la Norma Internacional y el recién aprobado Plan General de Contabilidad. La circular 11/2008 tiene gran interés para el objetivo que nos proponemos, ya que abarca tanto a las sociedades de Capital Riesgo, como a los Fondos de Inversión y establece los modos, principios y mecanismos contables que ambos tipos de entidades deben poner en práctica para la elaboración de sus estados contables públicos y reservados, los cuales además deben ser remitidos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores de forma anual. Los criterios descritos en los párrafos siguientes se inspiran, en primer lugar, en la Normativa Internacional. En tal sentido, la NIC 39, en su apéndice A, párrafo 9 (b), establece como ejemplo de inversiones financieras a valor razonable, con cambios en resultados, los de una institución de capital-riesgo, una institución de inversión colectiva, u otra entidad similar, cuya actividad consista en invertir en activos financieros para beneficiarse de su rentabilidad total, ya sea en forma de intereses, dividendos, o de cambios en el valor razonable. A todo lo mencionado es preciso añadir que la “NIC 28: inversiones en entidades asociadas” y la “NIC 31: participaciones en negocios conjuntos” permiten que estas inversiones se excluyan de su alcance, siempre que se contabilicen a valor razonable con cambios en resultados. pd De este modo, cobra especial importancia el concepto de valor razonable, el cual se determinará de diferentes maneras según los casos de activos financieros a valorar. No obstante, tanto la circular como el PGC establecen la siguiente definición sobre valor razonable (sección segunda, norma 8ª circular 11/2008): FIGURA 1 el caso español para entidades de capital riesgo NORMATIVA CONTABLE nic/niif 2002 N.º 39 Activos financieros NPGC 2007 Norma 9.ª Activos financieros Inicialmente Coste adquisición RECOMENDACIONES Posteriormente: Valor razonable EVCA REGULACIÓN • Circular 7/2008 y 11/2008 Confirman criterios de valoración de NIIF y NPGC CNMV GARANTÍAS Capital Riesgo Cartera Inversión ASCRI Informe del mercado Anual Valoración independiente Entidad Auditora Fuente: elaboración propia. pág www.partidadoble.es 25 contabilidad nº 219 marzo 2010 « La IPEVCG establece que, para la estimación del valor razonable de una inversión, se debe aplicar una metodología que sea apropiada a la luz de la naturaleza, los hechos y circunstancias de la misma, y la » importancia de la inversión total de la cartera “Se determina como el importe por el cual podría ser intercambiado un activo, o cancelado un pasivo, entre partes interesadas y debidamente informadas, en una transacción realizada en condiciones de independencia mutua. El valor razonable se determinará sin deducir los costes de transacción en los que se pudiera incurrir en su enajenación. Debe, además, incluir las expectativas de mercado y excluye el valor por sinergias exclusivas para un comprador concreto”. Evidentemente, surgen los problemas cuando se trata de determinar del valor razonable para instrumentos de patrimonio, así como en los productos derivados, en el caso de no existir un mercado de referencia. Es importante destacar que la norma añade una serie de reglas de valoración para los activos financieros incluidos en este epígrafe; las referentes a los instrumentos de patrimonio que no cotizan en un mercado activo los desarrollaremos más adelante. El resto de reglas se resumen a continuación: Si el activo representa un instrumento de patrimonio o de deuda cotizado, su valor es el de mercado, siempre y cuando éste sea activo(1). (1) Un mercado se considera activo si los precios de cotización en firme están fácil y regularmente disponibles a través de una bolsa, un número significativo de intermediarios financieros, servicios de fijación de precios o mecanismos similares, y estos precios reflejan transacciones reales de mercado que se producen regularmente entre partes que actúan en condiciones de independencia mutua. pág 26 Las acciones y participaciones en otras entidades de capital riesgo, así como acciones o participaciones en otras instituciones de inversión colectiva serán valoradas al último valor liquidativo publicado por la entidad participada en el momento de la valoración. En el caso de instrumentos cotizados, tanto de renta fija como de renta variable, su valor razonable será su valor de mercado. En los valores representativos de deuda cotizados, su valor razonable será el precio de la transacción más reciente, si no hubiera un cambio en las condiciones de tal transacción. En caso de existir dicho cambio o haber sido una transacción forzada, el valor calculado será ajustado. De no existir un mercado activo para el instrumento de deuda, se aplicarán modelos y técnicas de valoración, precios de intermediarios o difusores de información, transacciones recientes de mercado realizadas en condiciones de independencia mutua entre partes interesadas y debidamente informadas; asimismo, el valor razonable de otro instrumento similar o modelos de descuento de flujos y valoración de opciones en su caso. Hay que tener muy presente que, al igual que para hallar el valor de instrumentos de patrimonio no cotizados, como analizaremos más adelante, la norma hace gran hincapié en que los modelos deben ser de general aceptación e incorporar, en la medida de lo posible, datos observables de mercado. En función del tiempo de permanencia en el patrimonio de la empresa existen otro tipo de activos financieros en que pueden invertir estas sociedades: activos financieros sobre los que se tenga el propósito de negociar en el corto plazo, se considerarán como activos financieros mantenidos para negociar y, por lo tanto, se valorarán a valor razonable con cambios en las cuentas de pérdidas y ganancias. Para la determinación de este valor razonable, se aplicará lo descrito en los párrafos anteriores. En el caso de instrumentos derivados, el valor razonable será el valor de mercado del instrumento. En caso de no existir un mercado, o que no sea suficientemente líquido, se valorarán a Valor Razonable a través de modelos y técnicas de valoración generalmente aceptadas. Las diferencias originadas en su valor se llevarán a la cuenta de pérdidas y ganancias, salvo: pd Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión 1. los instrumentos derivados que estén vinculados a un instrumento de patrimonio no cotizado, cuyo valor razonable no pueda ser determinado. En este caso se valorarán a coste menos el importe de las correcciones por deterioro, si las hubiera. 2. Los instrumentos derivados de cobertura sobre flujos de efectivo, la parte de la ganancia o la pérdida, que se haya determinado como cobertura eficaz(2), se reconocerá transitoriamente en el patrimonio neto, imputándose a pérdidas y ganancias en el ejercicio en que la situación cubierta prevista afecte al resultado. Complementariamente a lo anterior, otra clasificación de activos financieros serán las inversiones que se realicen en empresas del grupo, multigrupo y asociadas, las cuales se valorarán a coste con reconocimiento, en su caso, de las correcciones valorativas por deterioro; ahora bien, la necesidad de valorar el patrimonio de las entidades de capital-riesgo y calcular su valor liquidativo exige la consideración de las plusvalías latentes, que se recogerán en cuentas de orden del balance. Otro tipo de inversiones muy frecuentes en la industria de Capital Riesgo son los préstamos participativos que se encuadran en la partida de préstamos y partidas a cobrar. Éstos serán valorados bajo el principio del coste amortizado; este concepto implica recoger el valor del crédito por el importe al que inicialmente fue valorado, menos los reembolsos del principal producidos, más menos, la parte imputada a pérdidas y ganancias, mediante la utilización del tipo de interés efectivo, de la diferencia entre el importe inicial y el valor de reembolso en el vencimiento. También se valorarán de este modo cualquier otra inversión mantenida hasta el vencimiento. Además de lo descrito en los párrafos anteriores, las entidades de Capital Riesgo deberán efectuar las correcciones valorativas pertinentes siempre que exista evidencia de que el (2) La Norma 11ª/7 Circular7/2008 establece que se considera altamente eficaz si al inicio y durante su vida, la entidad de capital-riesgo puede esperar prospectivamente, que los cambios en el valor razonable o en los flujos de efectivo de la partida cubierta que sean atribuidos al riesgo cubierto sean compensados completamente por los cambios en el valor razonable del instrumento de cobertura, y que retrospectivamente, los resultados de la cobertura hayan oscilado dentro de un rango de variación del 80 al 125% respecto al resultado de la partida cubierta. pd valor del activo se ha deteriorado y se dé un retraso o reducción en los flujos de efectivo estimados, que pueden venir por la insolvencia del deudor. La frecuencia con que los Capitales Riesgo deben hallar el valor liquidativo de sus activos y pasivos es, al menos, semestral, o debe estar de acuerdo con la frecuencia de cálculo prevista en la gestión y en los estatutos sociales; y en cualquier caso, siempre que se acuerden la entrada o la salida de partícipes o accionistas fuera del periodo inicial de comercialización. Con esta frecuencia, las entidades deberán también efectuar las correcciones valorativas necesarias de toda su cartera de activos financieros, siempre que exista evidencia objetiva de que el valor del activo financiero se ha deteriorado. En concreto, la norma da una serie de recomendaciones para detectar dicho deterioro en las inversiones financieras clasificadas en el epígrafe “disponibles para la venta”; son las siguientes: • en el caso de los instrumentos de deuda, una reducción o retraso en los flujos de efectivo estimados futuros, que pueden venir motivados por la insolvencia del deudor; o • en el caso de inversiones en instrumentos de patrimonio, la falta de recuperabilidad del valor en libros del activo, evidenciada, por ejemplo, por un descenso prolongado o significativo en su valor razonable. En todo caso, se presumirá que el instrumento se ha deteriorado cuando: si no está cotizado, se ha producido una caída de un año y medio y de un 40% respecto a la valoración inicial del activo; si está cotizado, se ha producido una caída de un año y medio y de un 40% en la cotización. Las pérdidas acumuladas reconocidas en el patrimonio neto por disminución del valor razonable se reconocerán en la cuenta de pérdidas y ganancias; igualmente lo harán los posteriores incrementos sobre el valor razonable, a modo de reversión. Asimismo, para el caso de inversiones en empresas del grupo y asociadas, tanto las correcciones valorativas por deterioro de valor como sus reversiones, se recogerán en la cuenta de pérdidas y ganancias. pág www.partidadoble.es 27 contabilidad nº 219 marzo 2010 Respecto a los intereses y dividendos recibidos de activos financieros devengados con posterioridad al momento de adquisición, se reconocerán como ingresos en la cuenta de pérdidas y ganancias, y los intereses deberán reconocerse utilizando el método del interés efectivo. Por último, las entidades darán de baja el elemento cuando expiren o se hayan cedido los derechos contractuales sobre los flujos de efectivo de dicho activo, transmitiéndose los riesgos y los beneficios inherentes a su propiedad. En este caso, la ganancia o la pérdida se pondrá de manifiesto en la cuenta de pérdidas y ganancias. DETERMINACIÓN DEL “VALOR RAZONABLE” DE ACTIVOS FINANCIEROS EN PATRIMONIO NO COTIZADOS Respecto a la normativa, el mayor problema que se presenta es el modo de hallar el “valor razonable” para instrumentos financieros no cotizados, dada la inexistencia de un mercado activo que establezca los correspondientes valores, puesto que la norma determina que tales activos se reconozcan a “valor razonable”, si éste se puede determinar con suficiente fiabilidad. Los principales instrumentos financieros, objeto de la actividad de Capital Riesgo, suelen ser no cotizados y, por lo tanto, carentes de un mercado activo de referencia; sin embargo, se considera que, a efectos de determinar su valor razonable, deben tenerse en cuenta transacciones que se hayan realizado entre partes interesadas e independientes. Si éstas no existiesen, el valor razonable se obtendrá en su caso mediante la aplicación de modelos y técnicas de valoración de general aceptación, siempre y cuando permitan contar con suficiente fiabilidad. En este sentido, de la NIC 39 igualmente se deduce que, aunque las adquisiciones de las empresas de capital riesgo no son normalmente cotizadas, existen transacciones sobre su emisión de capital o títulos de deuda, de manera que el precio pagado en ellas, bajo ciertas circunstancias, servirá como si de un mercado de referencia se tratara. En concreto, la norma 11ª de la sección segunda señala que tanto los activos clasificados en la categoría de “disponibles para la venta”, como los “activos financieros mantenidos para negociar”, como las inversiones en “empresas del grupo y asociadas” serán, todas ellas, cuantificadas a valor razonable. Si no existe un mercado activo, y tampoco hubiese suficientes transacciones sobre el propio valor, en condiciones de independencia mutua, tendrá que ser determinado el valor razonable, salvo mejor evidencia, utilizando el criterio del patrimonio neto o valor teórico contable de dichas entidades participadas, corregido por el importe de las plusvalías o minusvalías tácitas, netas de impuestos, existentes en el momento de la valoración. En relación a las plusvalías tácitas, cabe distinguir entre: a. Plusvalías tácitas imputables a elementos patrimoniales concretos de la entidad o grupo consolidable, que sólo podrán considerarse como tales si hubiesen sido identificadas y calculadas con periodicidad anual y estén verificadas por experto independiente, o, en caso de inmuebles, por sociedad de tasación independiente, y siempre que subsistan en el momento de la valoración. b. Plusvalías tácitas que no sean imputables a elementos patrimoniales concretos de la entidad participada o su grupo consolidable, o que sean relativas a inmovilizados intangibles, que hayan sido identificadas y calculadas en el momento de la adquisición y que subsistan cuando se efectúe la valoración posterior. No obstante de lo anterior, podrán utilizarse otros modelos y técnicas de valoración generalmente admitidos en la práctica, siempre que resulten más representativos por la natu- pág 28 pd Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión raleza o características de los valores, y cuando que se explique y se dé cuenta de ello en el apartado correspondiente de la memoria, el por qué no se ha aplicado el criterio general de valoración, la metodología del criterio alternativo aplicado, los motivos que fundamentan su uso y la incidencia sobre el patrimonio, la situación financiera y los resultados de la entidad. Entre los modelos a utilizar, se incluyen: a. Referencia al valor razonable de otros activos que sean sustancialmente iguales. b. Métodos de descuento de flujos de efectivo futuros estimados. c. Modelos generalmente aceptados en la valoración de opciones. Los modelos y las técnicas de valoración empleados deberán ser aprobados por el órgano de administración de la sociedad gestora, o sociedad de capital riesgo en su caso, y deberán estar suficientemente documentados. Maximizarán el uso de datos observables de mercado y otros factores que los participantes de mercado considerarían al fijar el precio, limitando en todo lo posible el empleo de consideraciones subjetivas y de datos no observables o contrastables. inferior o superior de las plusvalías tácitas a que se refiere el párrafo primero de este punto. No obstante, de lo expuesto anteriormente, si ninguno de los métodos de valoración apuntados permiten determinar el valor razonable, éste se valorará a coste, menos en su caso, el importe acumulado de las correcciones valorativas por deterioro. Éste sería el caso del capital inicio(3). En el supuesto de no haber transacciones sobre el propio valor en condiciones de independencia mutua entre partes interesadas y debidamente informadas, se valorará por su coste, y, en su caso, menos el importe de las correcciones valorativas por deterioro, salvo que exista un dictamen del Consejo de Administración, o de su gestora, que certifique el cumplimiento del plan de negocio de la inversión. • Los resultados significativamente inferiores o superiores a los inicialmente proyectados que conduzcan a una disminución o apreciación permanente del valor. Por otra parte, las IPEVCG(4), es decir, las directrices que han sido desarrolladas por la Asociación Francesa de Inversores en Capital (AFIC), la British Venture Capital Association (BVCA) y European Venture Capital Association (EVCA), con el valioso aporte y respaldo de las principales asociaciones mundiales, han establecido una serie de criterios y normas de valoración en función de la antigüedad de la inversión en la cartera. La norma desarrollada ha tenido en cuenta los requisitos y las implicaciones de las NIIF y de las US GAAP para, y de este modo, crear un marco estable que permita llegar a la correcta determinación del valor razonable del capital privado. Sin embargo, si hubiese un conflicto de intereses, la norma contable tendrá preferencia sobre las presentes directrices. • La aparición de problemas financieros o de negocio del emisor de los valores que planteen la necesidad de obtener financiación adicional o llevar a cabo reestructuraciones en sus actividades o en empresas del grupo. La IPEVCG establece que, para la estimación del valor razonable de una inversión, se debe aplicar una metodología que sea apropiada a la luz de la naturaleza, los hechos y circunstancias de la misma, teniendo en cuenta su importancia en el contexto de la inversión También es muy importante analizar, en el momento de la valoración, las circunstancias de carácter contingente que la rodean; en este sentido, la norma enumera los siguientes: • La existencia de eventuales compromisos, derechos o pactos de recompra con precio predeterminado. • Otros hechos o circunstancias de suficiente entidad y clara constancia que surjan o se conozcan con posterioridad a la fecha en que se realizó la inversión y que determinen fehacientemente una valoración pd (3) Se entenderá por inversiones en capital-inicio aquellas participaciones en compañías no cotizadas con menos de tres años de existencia. Adicionalmente, también se considerarán aquellas inversiones correspondientes a entidades que, teniendo más de tres años de existencia, no han obtenido resultados positivos durante un período de dos años consecutivos en los últimos cinco y dichos resultados hayan sido verificados por un experto independiente. Esta última definición no podrá aplicarse transcurridos tres años desde la inversión inicial en el valor. (4) International Private Equity and Venture Capital Valuation Guidelines. 2009. pág www.partidadoble.es 29 contabilidad nº 219 marzo 2010 « El método de “Descuento de Flujos de Caja” es el menos recomendado ya que se considera que los parámetros que lo alimentan incluyen grandes dosis de subjetividad en su estimación; sin » embargo, las NIIF y la norma española sí lo han adoptado total de la cartera. Además, debe utilizar datos razonables y datos de mercado; para ello, establece unas metodologías concretas: precio pagado en inversiones recientes sobre el propio valor, múltiplos sobre beneficios, valoración de activos netos, flujos de caja descontados del negocio o de la inversión, y parámetros de referencia de la industria. El primer método, precio pagado en inversiones recientes sobre el propio valor, se aplicará cuando haya habido una inversión reciente en la empresa participada. En este caso, el precio de dicha inversión proporcionará un referente en su valoración; ahora bien, en tal sentido, es preciso realizar dos matizaciones: primero, que la norma deja clara la imposibilidad de usar los precios acaecidos como consecuencia de una transacción forzada, urgente o involuntaria, por lo que las operaciones de compra-venta realizadas bajo determinadas circunstancias, como la reciente crisis económica surgida a nivel mundial, han podido recoger determinadas infravaloraciones en los precios y, por tanto, que éstos no representen un “precio justo” o “valor razonable” sino más bien un valor de “rescate”. En ese caso, tampoco tendrán tal consideración los precios pagados si proceden de ampliaciones de participaciones mayoritarias, ya existentes, o incluyen derechos diferentes a la inversión objeto de valoración; del mismo modo, si se trata de un nuevo inversor, el cual está motivado por consideraciones estratégicas, o porque la cantidad invertida es relativamente insignifipág 30 cante. En segundo lugar, es preciso tener en cuenta que la validez del resultado obtenido de este modo quedará, inevitablemente, erosionado con el tiempo, bien por los cambios originados en las condiciones del mercado, o por el paso del tiempo en sí mismo y por otros factores. La duración del período, en el que seguiría siendo apropiado utilizar esta metodología, dependerá de las circunstancias específicas del caso. Sin embargo, un período de un año puede ser un tiempo razonable en la práctica, siempre y cuando no hayan cambiado las circunstancias intrínsecas del modelo de negocio o del entorno en el activo que se encuentra inmerso. En numerosas ocasiones, resulta muy difícil encontrar transacciones sobre el propio valor; y por ello, cobra especial relevancia el segundo método expuesto: múltiplos sobre beneficios, el cual es recomendado por las directrices, especialmente cuando la empresa a valorar manifiesta capacidad de mantener los beneficios actuales o las tasas de crecimiento que históricamente han tenido los mismos, e incluso, también, puede ser aplicable a las empresas con utilidades negativas, si las pérdidas se consideran temporales y se puede identificar un nivel de ganancias sostenible en el tiempo. Dada la preferencia, que la norma manifiesta sobre este método, lo desarrollaremos exhaustivamente más adelante. El tercer método, “cálculo del valor de la empresa a través del valor neto de los Activos que la componen” es, según las guías de valoración, apropiado para un negocio cuyo valor se basa principalmente en el valor subyacente de los activos en lugar de sus ganancias, como es el caso de empresas de inversión, o también para negocios que no obtengan una rentabilidad adecuada, y un mayor valor puede ser obtenido por la liquidación de la empresa y la venta de sus activos. Sin embargo, el método de “Descuento de Flujos de Caja” (DCF) es el menos recomendado por las directrices, al menos como método aislado de valoración, ya que se considera que los parámetros que alimentan al modelo (las proyecciones de flujos de caja, las tasas de descuento y el valor terminal) incluyen grandes dosis de subjetividad en su estimación; sin embargo, tanto las NIIF como la norma española sí lo han adoptado como método de determinación del valor razonable. pd Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión Respecto al último método recomendado, “parámetros de referencia de la industria”, cabe destacar que las directrices lo establecen para una serie de industrias específicas. Consiste en tomar ciertos parámetros claves de la industria, tales como “el precio por cama” y “ratio de ocupación”, para, por ejemplo, empresas asistenciales o de hospedaje, o el “precio por suscriptor” y “número de suscriptores”, para sectores como la televisión por cable o portales de Internet. De igual forma, otras referencias pueden ser aplicadas a diferentes industrias, por ejemplo, las de servicios y tecnología de la información o que se sustentan en la obtención de contratos a largo plazo. Este tipo de múltiplos que se basan en la capacidad de generar ingresos, suponen que los inversionistas están dispuestos a pagar por el volumen de negocio y de mercado, sin considerar cuál es la rentabilidad actual de la empresa, que incluso podría ser negativa, ya que se considera que convergerá a niveles “normales” en un periodo de tiempo determinado. en empresas que se hallan en un estado de capital semilla, start-up, o que se encuentran en una situación de desarrollo todavía en la fase inicial. En estos casos, es difícil evaluar la probabilidad y el impacto financiero del éxito o el fracaso del desarrollo de sus actividades y, por lo tanto, resulta complicado hacer un diagnóstico del flujo de caja futuro. En consecuencia, el enfoque más adecuado para determinar el “valor razonable” es aplicar una metodología que se base en datos de mercado. Se recomienda, de este modo, usar el precio de una inversión reciente, siendo el periodo recomendado para utilizar este parámetro, como máximo, de un año. Es interesante destacar que las directrices contenidas en la IPEVCG establecen también un orden de preferencia en función del tipo de empresa objeto de valoración, que a continuación describimos: – Empresas con ingresos, pero sin que sean significativos los beneficios o los flujos de caja positivos. En estos casos, la metodología más adecuada es basarse en el precio de una inversión reciente. Los métodos que usan como referente precios pagados en transacciones de la industria también pueden ofrecer el apoyo adecuado para determinar el valor razonable. En el caso de que la empresa esté generando un retorno sobre su patrimonio neto por debajo de las expectativas, y que un mayor valor pueda ser obtenidos por la venta de los activos, una valoración sobre la determinación del valor neto de sus activos podría ser la metodología más adecuada. – Etapa temprana de empresas: sin ingresos, o siendo éstos insignificantes, y sin que el beneficio o los flujos de caja sean positivos. Lo descrito acaece generalmente – Empresas con ingresos, beneficios a mantener y / o de flujos de caja positivos. Para un periodo de tiempo después de la inversión inicial, que en general no debe pasar En la Figura 2, se resumen los métodos recomendados por las IPEVCG. FIGURA 2 Medotologías de valoración según IPEVCG Coste de adquisición o inversiones recientes Estimación de valor = La inversión se haya realizado en un periodo inferior al año Método de activos netos Método de mercado Método de ingresos Estimación de valor = Cálculo del valor de los activos en un escenario de liquidación o venta Estimación de valor = Basado en múltiplos de transacciones o precios de compañías comparables Estimación de valor = Valor presente de los flujos de caja proyectados para la participada Fuente: elaboración propia a partir de datos de IPEVCG. pd pág www.partidadoble.es 31 contabilidad nº 219 marzo 2010 « Las directrices ignoran la problemática de la determinación del precio de los activos en “combinaciones de negocios”, norma 19ª del PGC, que debería ser el punto de partida del proceso » valorativo de las inversiones de Capital Riesgo de un año, el método del precio de inversiones recientes es el mejor indicador del valor razonable. A partir de entonces, es probable que sea más adecuado para estimar el valor razonable el uso de la metodología de múltiplos, en función de precios pagados sobre ganancias e ingresos. Por último, es destacable que las normas, anteriormente expuestas, y desarrolladas en la IPEVCG, establecen para todos los métodos de valoración la necesidad de calcular primero el valor del negocio, es decir, de la estructura financiera de la empresa en cuestión y, una vez determinado, sustraer el valor de su deuda neta, para de este modo llegar al valor de los fondos propios. LA IMPORTANCIA DEL MÉTODO DE DESCUENTO DE FLUJOS De lo apuntado en párrafos anteriores, podemos destacar, en primer lugar, que tanto la norma contable como las directrices de la Asociación Internacional de Empresas de Capital Riesgo resaltan, por un lado, la importancia que tendrán los sistemas de valoración de técnicas contrastables con el mercado. En este sentido, ambas normativas dan preferencia a las transacciones recientes sobre el propio valor pero, en caso de que éstas no existan, la técnica de múltiplos sobre gananpág 32 cias es la que mejor se adaptaría a este requisito. Por otra parte, la técnica de múltiplos debe ser determinada en base a empresas lo más parecidas posibles en actividad, cifra de negocio y tamaño a la que es objeto de valoración y, evidentemente, que hayan estado sujetas a transacciones recientes. Debido a la importancia que el método tendrá para la industria, lo desarrollaremos con más precisión. Sin embargo, cualquiera que sea la técnica de valoración empleada, aun tratando de recoger las evidencias del mercado, incluye siempre, en mayor o menor grado, un componente de aleatoriedad; por ello, creemos que es muy conveniente aplicar varias técnicas cruzadas a modo de contraste, siempre que no existan transacciones recientes sobre el propio valor, o que éstas se hayan realizado en un plazo superior a un año. Por ello, recomendamos, junto a los métodos de múltiplos, la técnica de Descuentos de Flujos de Caja (DCF), evaluando, de este modo, las plusvalías o minusvalías habidas en los activos que componen las Unidad Generadora de Efectivo, que son para la industria de capital riesgo cada una de sus inversiones financieras. En segundo lugar, respecto al método del DCF, ya señalado en el párrafo anterior, considero que el enfoque dado por la IPEVCG minusvalora su capacidad valorativa, lo cual no parece lógico ya que este método es el que mejor tiene en cuenta, de manera explícita, todos los factores de éxito de la compañía a valorar y proporciona un rango de valor apenas afectado por las condiciones cambiantes de los mercados de valores. Se trata, a nuestro juicio, de una metodología laboriosa que requiere conocimientos del modelo de negocio que se encuentra bajo valoración. Generalmente, sirve además como plan de negocio de la empresa, ya que, para su realización, se han de evaluar los objetivos estratégicos de la misma y la estimación de los medios necesarios para realizarlos, siendo esta última característica muy importante, porque permite sucesivas revisiones del valor del negocio e incluso de los activos que lo componen, en función del cumplimiento o no de las proyecciones realizadas para una determinada Unidad Generadora de Efectivo (UGE). Por último, encontramos que las directrices ignoran y, por lo tanto, no tratan adecuadamente el problema de la determinación del pd Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión precio de los activos en “combinaciones de negocios”, norma 19ª del PGC, la cual debería representar el punto de partida del proceso valorativo de las inversiones de Capital Riesgo, al menos para empresas del grupo y asociadas, cuyas diferencias con el valor razonable se deben recoger en cuentas de orden y especiales. De hecho, en muchas ocasiones las sociedades de Capital Riesgo adquieren un paquete de acciones y deben consolidar balances con la empresa cuyo paquete accionarial han adquirido; en este caso, tendrán que realizar previamente la determinación del precio de los activos del target, o empresa adquirida, en el balance consolidado y, para ello, tendrían que haber realizado previamente el reconocimiento y asignación del valor inicial de los elementos patrimoniales en el momento de la adquisición, especialmente de los intangibles, incluida la parte del precio correspondiente al Fondo de Comercio, para, posteriormente, poder analizar su evolución junto con la de la Unidad Generadora de Efectivo en la que se hallan inmersos de forma correcta. En este sentido, es preciso mencionar que, aunque la Circular 11/2008 de la CNMV no ha regulado las combinaciones de negocios de estas entidades ni la consolidación de sus estados financieros, persisten las normas generales de contabilidad que de este modo lo indican. La norma de valoración de las Combinaciones de Negocios señala, como hemos adelantado en el párrafo anterior, que la empresa adquirente debe valorar e identificar el precio pagado en el momento de la adquisición de todos los activos y pasivos de la empresa adquirida, ya sean activos tangibles como intangibles, a valor razonable. Dicho proceso parte de la base de que todos los activos netos de cualquier empresa representan el valor de su estructura económica y, por lo tanto, para su valoración hay que tener en cuenta el valor razonable de los mismos a través de técnicas basadas en el DCF. En años sucesivos, sería necesario analizar la evolución del valor de la UGE y, también, el asignado a cada activo, lo que nos permitiría cumplir con el test de deterioro anual de los activos intangibles de vida indefinida que componen la misma, e incorporar cualquier plusvalía o minusvalía tácita en función de la capacidad de tales activos de generar flujos de efectivo para la compañía dentro de unas determinadas condiciones de mercado. pd La Figura 3 muestra cómo para poder aproximarnos al valor razonable o en uso(5) de los activos que conforman la estructura económica de la empresa, hay que partir, en primer lugar, de la valoración cada Unidad Generadora de Efectivo en que se hallan inmersos. Desde el punto de vista financiero, la UGE, como cualquier activo, vale lo que es capaz de generar en el futuro. De este modo, denominando Cn al flujo de caja esperado, su valor se determinaría a partir del sumatorio de los valores actuales de Cn. En segundo lugar, habría que identificar cada activo que participa en la generación del flujo de caja de la UGE, y valorarlo, en función de su aportación al mismo. En este sentido, ver Rubio Martín (2008) para profundizar más en el proceso. Lo que hemos mostrado para determinar el valor razonable de empresas del grupo y el de sus asociadas podría extenderse para el resto de instrumentos financieros. En este sentido, la circular 11/2008 de la CNMV en la norma 11ª: “Criterios generales de clasificación y valoración de activos financieros” señala que para determinar el valor razonable de instrumentos financieros disponibles para la venta no cotizados, salvo mejor evidencia, se utilizará el criterio del patrimonio neto o valor teórico contable de dichas entidades participadas, corregido por el importe de las (5) Para determinar el deterioro de valor de los activos, se compara el valor contabilizado con el menor de los dos: valor razonable o valor en uso. Se define el valor razonable como el valor de mercado, y el valor en uso como lo que el activo es capaz de generar en el futuro para una empresa en concreto. FIGURA 3 C1 SUMATORIO ACTUALIZADO DECn O VALOR ACTUAL DE LA UGE = C3 Cn VALOR EMPRESA menos DEUDAS VALOR DEL PATRIMONIO Fuente: elaboración propia. pág www.partidadoble.es 33 contabilidad nº 219 marzo 2010 plusvalías o minusvalías tácitas, netas de impuestos, existentes en el momento de la valoración. En relación a las plusvalías tácitas, cabe distinguir entre las plusvalías tácitas imputables a elementos patrimoniales concretos de la entidad o grupo consolidable, que sólo podrán considerarse como tales si hubiesen sido identificadas y calculadas con periodicidad anual, y que estén verificadas por un experto independiente, y plusvalías tácitas relativas a inmovilizados intangibles, que hayan sido identificadas y calculadas en el momento de la adquisición y subsistan en el de la valoración posterior. Por todo lo descrito, creemos que lo más adecuado es partir del método DCF en aquellos casos en que sea preciso determinar e identificar los activos que forman parte de una adquisición . El PAPEL DEL AUDITOR DE CUENTAS Y EL EXPERTO INDEPENDIENTE Evidentemente, los cambios que sufra el valor razonable de los activos financieros, que conforman las carteras de las empresas de Capital Riesgo, van a tener importantes repercusiones en el resultado empresarial y, por lo tanto, en la medida de la performance de la empresa. Encuentro un riesgo inherente a los procesos descritos ya que, pese a la complejidad y diversidad que en muchas ocasiones llevan aparejados los procesos de valoración, no existe normativa alguna respecto a en qué casos deben ser realizados por un experto independiente. Ello ha llevado a que sean las propias empresas, al igual que para el caso del reconocimiento de intangibles, las que evalúen el valor razonable de sus inversiones. De hecho, muchas veces el uso de un experto queda relegado a la consideración del auditor de cuentas de la compañía; sin embargo, según normativa del ICAC, los auditores de cuentas de las empresas mantienen incompatibilidad para realizar o intervenir en la determinación del valor razonable de los activos, por lo que, de no existir un especialista, la única responsable en caso de derivarse daños a terceros sería la propia compañía. Entonces, ¿pueden dar los auditores un informe limpio sobre la imagen fiel de la empresa sin la verificación de los valores razonables por un experto independiente? Parece que la falta de normalización así lo permite y de hecho, como ya hemos mencionado anteriormente, la existencia del experto depende del libre albedrío de la empresa o de su auditor de cuentas. pág 34 Desde mi punto de vista, siempre que haya referencias de mercado, o que expertos independientes sean los encargados de determinar el valor razonable, el grado de subjetividad será idóneo. Por el contrario, cuando el mercado no existe y las empresas asumen el rol de expertos en valoración, el papel del auditor se complica. Sin embargo, el hecho de que la norma no imponga el uso de un experto independiente puede implicar que sea el auditor quien incorpore sus propios especialistas y que finalmente sean ellos mismos los que asesoren a las empresas sobre los modelos de valoraciones más acordes y, todo ello, con la finalidad de incrementar los honorarios cobrados al cliente final; un juego peligroso que podría dar al traste con la imparcialidad que estos procesos requieren. El problema de la inexistencia de experto recaerá, de cualquier modo y, muy especialmente, en procesos de quiebra e insolvencia sobre la empresa y subsidiariamente sobre sus administradores; este hecho debería ser suficiente para proceder a la contratación de expertos, más sería preferible que fuese la propia norma la que otorgue garantías completas al proceso e incluya, de manera obligatoria, su uso. EN BÚSQUEDA DE LA EVIDENCIA DE MERCADO: EL MODELO DE VALORACIÓN POR MÚLTIPLOS DE TRANSACCIONES El método de múltiplos es muy utilizado en procesos de valoración como técnica de contraste de otras, como el Descuento de Flujos de Caja (DCF). Sus fundamentos se basan, al igual que el anterior, en determinar el valor de la estructura económica de la empresa, si bien teniendo en cuenta lo que el mercado pagaría por ella en virtud de lo pagado para otras empresas de similares características. A partir del precio estipulado por el mercado, o el de una transacción privada, se halla la relación de dicho precio, o valor de la empresa, con otra segunda magnitud financiera u operativa de la misma, y se obtiene el número de veces que el precio supera la magnitud: VALOR EMPRESA MAGNITUD FINANCIERA El ratio así obtenido se aplica a la nueva magnitud de la empresa, objeto de valoración, y el resultado es el valor que ésta última podría tener si fuese valorada con los mismos ratios que las empresas cotizadas o las que han sido objeto de transacción. Dado el hincapié que, pd Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión FIGURA 4 Ratio EV/ebitda para el mercado europeo (2007) 18,00 16,00 14,00 12,00 10,00 8,00 6,00 4,00 2,00 0,00 logy rage chno Biote ((Mid Beve west ) ) Bank Bank (Can adian Bank Parts ck Auto Appa & Tru rel rt nspo Auto space Air Tr a /Defe nse g Value/EBITDA. EUROPA 2007 rtisin El objetivo del método de múltiplos es encuadrar la empresa a valorar en su sector, al conocer cuánto se está pagando por otras que realizan la misma actividad y, de este modo, crear un referente de precios que nos ayude a determinar su valor. Como se puede apreciar en las Figuras 4 y 5, los múltiplos que se pagan, en función de los diferentes sectores económicos, son muy dispares entre sí. El hecho de que por un sector económico se pague una cantidad diferente al de otro dependerá de las variables y de los condicionantes propios de ese sector, los cuales ocasionen que los ingresos o ganancias esperadas alcancen cuantías y mantengan tasas de crecimiento propias y diferentes a los de otras industrias. En el caso de empresas cotizadas, se parte de la idea de que el mercado es eficiente y, por tanto, los precios de las compañías que en ellos cotizan recogen toda la información hecha pública. Sin embargo, el problema que aparece con el uso de estos precios es que incluyen factores claramente diferenciadores sobre los no cotizados, fundamentalmente son mayor liquidez y, normalmente, también suelen tener un mayor tamaño. Por ello, es importante usar lo que las directrices recogen como tasas de descuento, que en realidad son primas por tamaño e iliquidez, necesarias para Aero Los múltiplos más usados, como indicamos en la figura, son VALOR EMPRESA/VENTAS, VALOR EMPRESA/EBITDA y VALOR EMPRESA/EBIT. Cada uno representa el número de veces que el valor de la estructura económica o financiera supera al denominador; en el primero, las ventas de las compañías, en el segundo, el EBITDA (beneficio antes de intereses impuestos amortizaciones y depreciaciones) y, en el tercero, el EBIT (beneficio antes de intereses e impuestos). Cabe destacar que no existe ningún ratio estrella en sí mismo, ya que cada uno de ellos aporta una visión diferenciada de la compañía; por ello, normalmente, no se usa un único ratio, sino la media de varios, que no deberían arrojar un “valor empresa” muy diferente unos de otros. han servido para calcular un valor medio, mayor verosimilitud tendrá su uso. Adve tanto la norma contable como las directrices de la IPEVCG realizan sobre la necesidad de incorporar datos de mercado, creemos que este método debe ocupar un lugar relevante en los informes de valoración de las carteras de la industria de Capital Riesgo. Fuente: Damodaran FIGURA 5 Value/SALES. EUROPA 2007 2,50 2,00 pd 1,50 1,00 inting merc ial Pr Com Acce ssorie s and luxur y sistem atelit e inium and s Alum Cable rriers Altee rnativ e Ca eare softw ation Appa Fuente: Damodaran Aplic rel Re atail eight Air F Agric ultur space /Defe nse 0,00 al 0,50 Aero En las Figuras 4 y 5 se muestra el número de veces que, por término medio, se ha pagado el EBITDA de las compañías, y el número de veces que se ha pagado por los ingresos obtenidos, respectivamente, en el año 2007, para mercados cotizados europeos, y diferentes sectores empresariales. Como se aprecia, comparando las dos figuras, cada una de las diferentes tipologías de múltiplos muestra una información propia y ajena al resto; por ello, es preciso trabajar con un abanico amplio de los mismos, para poder tener una visión lo más completa posible. También es importante analizar la desviación estándar de la muestra, ya que cuanto más homogéneos sean los ratios que la componen, y que pág www.partidadoble.es 35 contabilidad nº 219 marzo 2010 « Según el ICAC, los auditores de cuentas de las empresas mantienen incompatibilidad para realizar o intervenir en la determinación del valor razonable de los activos, por lo que, de no existir un especialista, la única responsable en caso de » derivarse daños a terceros sería la propia compañía valorar empresas no cotizadas; la complejidad que surge es determinar correctamente cuáles son las que hay que aplicar en cada caso aunque, normalmente, se encuentran en el entorno del 40 ó 50%.(6) Otra posibilidad, muy recomendable como método de contraste, es aplicar ratios de transacciones privadas, pero hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos la información económico-financiera de estas empresas resulta escasa y difícil de encontrar, así como la correspondiente a sus operaciones corporativas. En determinadas ocasiones, el hecho de no contar con un mercado activo implica que el precio pagado en una transacción privada puede recoger una necesidad imperiosa de comprar o vender y puede incluir también (6) Ver Ibbotson (2006). FIGURA 6 MAGNITUD: VENTAS EBITDA EBIT Activos Parámetros Operativos Fuente: elaboración propia. pág 36 VALOR: FONDOS PROPIOS + DEUDA = ESTRUCTURA ECONÓMICA MEDIA/DESVIACIÓN el valor de determinadas sinergias e intereses estratégicos del comprador sobre la empresa objeto de transacción; ambos factores podrían hacer distar el precio bastante de lo que otro comprador, bien informado y en condiciones de independencia, estaría dispuesto a pagar en la misma transacción. Sin embargo, trabajar con valores medios diluye los posibles sesgos inherentes a las transacciones privadas; de hecho, consideramos necesario el poder contar con bases de datos de transacciones privadas que recojan, como si de un mercado activo se tratara, los precios y los múltiplos pagados por las compañías en los diferentes sectores empresariales. De esta forma, también se podrían calcular las primas de tamaño y de liquidez que el mercado de transacciones aplica sobre los ratios de empresas cotizadas, arrojando rigor a las valoraciones a través de los dos métodos: múltiplos de transacciones privadas y múltiplos de empresas cotizadas. En ambos, el punto de partida es elegir adecuadamente las empresas a comparar; de ahí que el criterio de selección se convierta en algo fundamental y deba basarse en la similitud sectorial, los mismos productos o servicios, el mercado geográfico, la estructura del negocio, el tamaño de la empresa, la diversificación geográfica, las perspectivas de crecimiento futuro y la comparabilidad en cuanto a márgenes, rentabilidad, etc. En resumen, la muestra de empresas que tomamos del sector debe ser lo más homogénea posible a la compañía que es objeto de valoración, tanto en tamaño como en estructura y, especialmente, en su capacidad de generar beneficios y liquidez. Además, habría que normalizar el beneficio de las compañías, eliminar el resultado extraordinario, por enajenación del inmovilizado, la amortización acelerada y cualquier otra partida que no sea recurrente en el tiempo. Es importante destacar, como se ilustra en la Figura 6, que lo idóneo es usar en el numerador del ratio el “valor de la empresa”, es decir, el valor de toda la estructura económica de la empresa, incluyendo el valor de los fondos propios, más la posición financiera neta, formada a su vez por la deuda financiera, menos los medios líquidos con que cuenta la compañía que ha sido objeto de transacción; de este modo si, por ejemplo, se paga por el 100% de los títulos de una compañía 10 millones de euros, y mantiene un pasivo de 5 millones de euros, y una tesorería de 1 millón de euros, el pd Nuevo desafío contable para el Capital Riesgo: la medida de su gestión numerador del múltiplo deberá tener en cuenta lo pagado por el patrimonio, 10 millones, más el valor de la deuda neta, 4 millones; en total, el valor de la estructura económica ascenderá a 14 millones de euros. El uso de este parámetro permite, como veremos a continuación, tener en cuenta el efecto de la deuda en las empresas a las que posteriormente aplicaremos el múltiplo. Una vez se hayan obtenido los datos sectoriales, por ejemplo, de un conjunto de transacciones correspondientes a un determinado sector económico, aplicaremos el dato medio obtenido de los diferentes múltiplos a las magnitudes de la empresa a valorar (ingresos, EBITDA, EBIT), y hallamos el valor de su estructura económica. También es importante considerar que la magnitud de la empresa a valorar debe de utilizarse “normalizada”, es decir, sin partidas “extraordinarias”, que no vayan a ser recurrentes en el tiempo. Posteriormente sustraeremos de este importe su posición financiera neta y obtendremos el valor de sus fondos propios para cada clase de múltiplo, anteriormente descrito. Por último, la media de todos ellos representará el valor que por término medio pagaría el mercado por la empresa objeto de valoración. En la Figura 7, se muestra el proceso descrito. Tras lo expuesto en párrafos anteriores, quedan claras las ventajas que arrojan los métodos de múltiplos sobre otros modelos y técnicas de valoración por son su gran sencillez y su capacidad de contraste con el mercado y sector económico de referencia. CONCLUSIONES Actualmente nos hallamos en un proceso de cambio, en ocasiones radical, de los paradigmas contables y de las normas de registro y valoración de los diferentes elementos patrimoniales. El llamado “valor razonable” se impone sobre el “valor de coste” en numerosas ocasiones, entre las que se encuentra la cuantificación de los activos financieros; las diferencias acaecidas por cambios en el valor razonable supondrán importantes variaciones en el patrimonio de la empresa. Cuando dichos activos cotizan en un mercado activo es el propio mercado el encargado de asignar su precio, pero si el mercado no cotiza, como es el caso de las inversiones que realizan las empresas especializadas en Capital Riesgo, la problemática se complica. Por un lado, el valor pd razonable puede ser calculado a través de modelos financieros y mediante técnicas de valoración; por consiguiente, podrían aparecer importantes componentes de aleatoriedad. Además, para este tipo de industria tales valoraciones toman, si cabe, mayor importancia ya que constituyen el núcleo central de su actividad, por ser su variación una medida anticipada de la “gestión” llevada a cabo por sus administradores. Todo lo expuesto ha conducido a la autora de este artículo a analizar el modo que la norma indica para realizar el cálculo del valor razonable de instrumentos no cotizados, así como su comparación con los estándares internacionales y la suficiencia de las propuestas para evitar aleatoriedad y subjetividad en tales cálculos. La circular 11/2008 emanada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores y las directrices de la IPEVCG no mantienen los mismos criterios de determinación del valor razonable de las inversiones financieras no cotizadas. La primera es menos concreta y más permisiva que la segunda, ya que admite todos los métodos de valoración disponibles y no concreta las condiciones que deben cumplir las inversiones para aplicar uno u otro método. Sin embargo, existe un acuerdo general, tanto por parte de la norma española como de las recomendaciones internacionales, sobre la importancia que tendrán los sistemas de valoración de técnicas contrastables con el mercado. En este sentido, ambas normas dan preferencia a las transacciones recientes sobre el propio valor pero, en caso de no existir dichas transacciones, o haya pasado un periodo de tiempo superior al año, la técnica de múltiplos sobre ganancias e ingresos es la que mejor se adaptaría a este requisito. No obstante, creemos que dicho método no debería aplicarse de forma única, ya que no tiene el mismo rigor que el DCF, o método de descuento de flujos de caja; de hecho, no permite la modelización explícita FIGURA 7 MAGNITUD: VENTAS EBITDA EBIT Activos Parámetros Operativos X RATIO MEDIO Posición EV. (Valor Financiera del Negocio) Neta VALOR DE LOS FONDOS PROPIOS Fuente: elaboración propia. pág www.partidadoble.es 37 contabilidad nº 219 marzo 2010 de muchos parámetros, como las necesidades de fondo de maniobra, las inversiones necesarias para la consecución del proyecto empresarial, la tasa de descuento o las remuneraciones a los oferentes de capital; tampoco detecta los value drivers, es decir, los valores fundamentales que permiten a la empresa la creación de valor para sus accionistas, ni tiene en cuenta sus horizontes temporales. Por ello, y pese a la recomendación de su uso por parte de la IPEVCG, no creemos conveniente que se deba aplicar, de manera aislada, la técnica de múltiplos sin tener en cuenta el método del DCF. Por su parte, el método de flujos descrito, pese a las ventajas que incorpora a la ya apuntada necesidad de su uso en las combinaciones de negocios y de haber sido admitido por la normativa española, en caso de que los parámetros que alimentan el modelo no sean elaborados con suficiente rigor, puede ofrecer ciertas subjetividades conducentes a la obtención de valoraciones poco ajustadas a la realidad. Por ello, es muy conveniente usar como mecanismos de contraste otras técnicas basadas en el mercado. Para tal fin son básicos los múltiplos sobre ganancias e ingresos. Si se trata de empresas cuya generación de flujos de caja, ingresos y beneficios sean negativos o insignificantes, sería indicado usar técnicas que permitan valorar los activos se- gún precio de mercado, tal cual establece la normativa de la IPEVCG, como si fuera una liquidación. En definitiva, la nueva normativa establecida para las empresas de Capital Riesgo implica obtener la valoración de sus estructuras económicas a “valor liquidativo”, si bien el importe que alcance dependerá de las técnicas de valoración utilizadas. Salvo para el caso expuesto de empresas sin beneficios, después de analizar las ventajas e inconvenientes de cada metodología de valoración propuesta, creo que es muy difícil determinar el valor de una inversión, de forma fiable, si no se usan varias técnicas que se retroalimenten entre sí y que, a la vez, sirvan para analizar la realidad de la empresa a valorar desde diferentes puntos de vista. Igualmente, a mi juicio la norma, tal como está diseñada, resulta insuficiente ya que no desarrolla en profundidad la totalidad de la problemática que gravita sobre estas empresas, dado que el cálculo del valor razonable debería enfocarse principalmente desde la perspectiva de las combinaciones de negocios, actividad básica de esta industria. Para finalizar, considero que también es indispensable desarrollar un marco legal, en el que se contemple la obligatoriedad de que un experto independiente, con suficiente experiencia y conocimientos en estos procesos, realice las valoraciones de las carteras de Capital Riesgo, asegurando y respondiendo de la veracidad de las mismas. ✽ BIBLIOGRAFÍA Aswath Damadaran: “The dark side of valuation” e “Investment Valuation”. También disponible en www.damodaran.com “Damodaran on valuation” second edition. Disponible en www.damodaran.com Circular 7/2008, Comisión Nacional del Mercado de Valores, de 26 de Noviembre sobre normas contables, cuentas anuales sobre normas contables, cuentas anuales y estados de información reservada de las Empresas de Servicios de Inversión, Sociedades Gestoras de Instituciones de Inversión Colectiva y Sociedades Gestoras de Entidades de Capital-Riesgo. 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