1 ESPACIOS ECONÓMICOS ALTERNATIVOS COMO FORMA DE ACCION POLITICA. NUEVAS REDES DE INTERCOOPERACION Y AYUDA MUTUA EN ANDALUCIA1 Lucía del Moral Espín Universidad Pablo de Olavide ldelmoral@upo.es Esta comunicación ofrece un marco, basado en las teorías feministas del cuidado y las propuestas de proliferación económica, para el estudio de espacios económicos alternativos. Entre las diversas iniciativas que engloba este término, el estudio se centra en las que, con un fuerte componente inmaterial, tienen que ver con la intercooperación y la ayuda mutua a través del intercambio de servicios. Se presenta una perspectiva histórica de su evolución desde el s XIX para luego centrarse en la situación actual en Andalucía y analizar dos casos concretos -tipo, gestión, motivaciones, dificultades- Se plantea que estas iniciativas pueden ser entendidas como forma de construcción de lo común y por lo tanto forma de acción política. Licenciada en Ciencias Políticas por la UGR es becaria FPU en el departamento de Economía de la UPO, Sevilla y socia colaboradora de Taraceas S. Coop. And. Pertenece al grupo de investigación COMPOLITICAS Sus áreas de trabajo están relacionadas con la teoria feminista, las dinamicas del cuidado y la economía social. Economía feminista, geografías económicas, sostenibilidad de la vida, espacios comunitarios de intercambio, componente afectivo del trabajo, crisis Introducción En los últimos años venimos asistiendo a la proliferación de nuevos tipos de redes de intercooperación y ayuda mutua que, con frecuencia, implican la creación de formas alternativas de moneda. Andalucía no ha sido ajena a este proceso y prueba de ello son los diferentes bancos de tiempo y redes de trueque, grupos de consumo ecológico o las 1 Esta investigación se enmarca en un trabajo más amplio de tesis doctoral que, con una dimensión europea, incluye casos de estudio de la región North West de Inglaterra y de la Emilia Romaña italiana. 2 cooperativas de servicios financieros solidarios surgidas recientemente en nuestra comunidad. La idea de partida de esta comunicación es que estas redes pueden ser analizadas como espacios económicos alternativos (EEA), es decir, como circuitos de consumo, intercambio y producción sostenidos a lo largo del tiempo y del espacio que interrumpen y tratan de desestabilizar la identificación de la economía con el capitalismo. La creación de formas alternativas de moneda es una estrategia política que si bien nunca ha sido hegemónica, se remonta a la tradición de los socialistas utópicos, resurge con los movimientos contraculturales de los 60 y, en la actualidad, vive una nueva reactivación. Desde esta perspectiva, entendemos que buena parte de las personas que participan y promueven estos EEA lo hacen como forma de acción política, para explorar posibilidades de organizar la vida económica y las relaciones sociales de forma más justa y ecológicamente sostenible. Partiendo de estas ideas, en este texto se examinarán algunas de las experiencias de este tipo que se desarrollan actualmente en Andalucía. Para ello enlazamos perspectivas politológicas con las propuestas y los métodos de la teoría feminista y la geografía económica. En primer lugar se propone un marco de análisis interdisciplinar para el estudio de EEA que permita definirlos y explorar los principios teóricos que los informan. A continuación se indaga sobre los límites, retos y potencialidades que ofrecen desde una perspectiva histórica y en un contexto de crisis global. Posteriormente se presenta el estudio de casos como estrategia para analizar su tipología, forma de organización y las motivaciones que llevan a participar en ellos. Por último se cierra con un apartado de conclusiones y reflexiones finales. 1 Marco teórico El marco teórico de este trabajo plantea una relectura desde la Ciencia Política de los debates que desde hace tiempo se plantean desde Economía Feminista y la Geografía Económica. La Economía Feminista parte de la idea de que así como las concepciones 3 y prácticas dominantes de atribución, adquisición y justificación de conocimiento sistemáticamente perjudican a las mujeres y a otros grupos subordinados (Stamford Encyclopedia of Philosofy, 2007), también los trabajos tradicionalmente realizados por mujeres han sido invisibilizados y desvalorizados. Por lo tanto, exige repensar estas perspectivas como producto de un sistema de desigualdad de género y reformarlas de manera que sirvan a los intereses de esos colectivos. Así, se ha expandido exitosamente el concepto de economía hasta incluir el trabajo no remunerado y las transacciones de no mercado. Como suele ocurrir con toda corriente de pensamiento, la Economía Feminista no es un bloque homogéneo; existen diferentes perspectivas y este trabajo se apoya en la que algunas autoras han denominado ‘Economía Feminista de la ruptura’ (Pérez, 2006). Ésta subraya la necesidad de situar los procesos que garantizan la sostenibilidad –producción y mantenimientode la vida2 y la lógica del cuidado en el centro del análisis. La noción de sostenibilidad de la vida pretende servir de término bisagra que permita trascender las androcéntrico dicotomías fundacionales del discurso ilustrado poniendo “la idea básica del cuidado como objetivo central” (Dones i Treballs, en Pérez, 2006:163). Se trata de analizar cómo “resuelven las sociedades las necesidades de subsistencia de las personas (…) cómo se organizan en torno a esa función primaria y fundamental de la cual depende nada más y nada menos que la vida humana” (Carrasco, 2001:43). Esto exige repensar los intereses prioritarios de una sociedad y cuáles son las esferas relevantes para la satisfacción de las necesidades humanas, cómo las definimos y qué características tienen en cada momento. En consecuencia, el criterio de valor ya no es que las esferas muevan o no dinero, “lo monetarizado pierde su papel ex ante (…) Los mercados dejan de ser significativos de por sí y pasan a integrar el análisis de forma derivada, por el papel que juegan en los procesos de sostenibilidad de la vida” (Pérez:164) Decimos procesos, porque no hablamos de un concepto que pretenda 2 Distintas autoras han planteado términos distintos para nombrar esta idea mantenimiento de la vida (Else), aprovisionamiento social (Nelson o Power), reproducción social (Picchio). En la literatura feminista en castellano, predomina el de sostenibilidad de la vida, desarrollado en el trabajo de Cristina Carrasco y el Grupo de Estudios “Treballs, Institucions i Gènere” de la Universidad de Barcelona (Pérez, 2006:163) 4 captar esencias, al contrario, su objetivo es reivindicar el conjunto de relaciones que garantizan la satisfacción de las necesidades de las personas no como elementos y situaciones preestablecidos y coherentes sino en continua re-creación. Por tanto se trata de un acontecimiento inherentemente social y no comprensible desde el mero estudio de las actividades individuales sino desde la observación de las actividades económicas como procesos sociales interdependientes (Power 2004 en Pérez, 2006:165). Por ello es importante analizar la participación e inclusión de las propias personas en los procesos de toma de decisiones que refieren a sus necesidades. El análisis de los modos en los que las sociedades occidentales organizan la sostenibilidad de la vida humana, nos obliga a analizar las profundas transformaciones que se han producido en las últimas décadas en los hogares. La desaparición del modelo fordista, male-breadwinner, la progresiva (re)incorporación de la mujer al mercado de trabajo remunerado no ha tenido un eco correspondiente en el conjunto de la sociedad: la figura del ama de casa tradicional ha tendido a desaparecer pero el hombre ha mantenido su rol casi intacto y se han desvalorizado las tareas que permiten la sostenibilidad de la vida. Estos procesos acompañados por la progresiva privatización de los sectores públicos, por una creciente necesidad de cuidados –por el envejecimiento de la población- y por el incremento de los movimientos migratorios, desembocan en lo que se viene denominado: crisis de los cuidados. Para solucionar estas cuestiones, en los hogares se recurre a diferentes estrategias según el tiempo o el dinero disponible o las representaciones de género dominantes: dobles jornadas –dentro y fuera del hogar- para las mujeres, mercantilización de las tareas del cuidado, puesta en juego de redes familiares o comunitarias-. Es necesario subrayar que en general, todas ellas tienen como protagonistas a las mujeres con importantes repercusiones negativas sobre su posición económica e incluso sobre su salud. Por otro lado, la perspectiva de la Geografía Económica, introduce un lenguaje de la diversidad económica. De cara a repensar el objeto 5 económico y explorar la intrincada interdependencia entre las actividades económicas monetarias y no monetarias en los hogares, en las comunidades y en los mercados, resultan útiles las aportaciones de Gibson-Graham3. Esta autora, partiendo de la teoría cultural e inspirándose en una política feminista4, entiende la práctica económica como una rica diversidad de actividades capitalistas y no-capitalistas y propone que es potencialmente productivo entender la hegemonía capitalista, más que como una estructura social, como un discurso dominante5. Partiendo del estimulante mensaje Gibson-Graham plantea la necesidad de un nuevo lenguaje económico que amplíe el imaginario de la posibilidad económica a través de la reconstrucción de sujetos que pueden desear y representar nuevas formas colaborativas de experimentación (micro)política que permita avanzar hacia lo que Judith Butler denomina “desidentificación colectiva” con el capitalismo (GibsonGraham, 2006:54)6. Estas ideas forman la base de una interesante corriente de la Geografía Económica que viene trabajando sobre la proliferación de las geografías económicas. Proliferación, en un sentido puramente material, pero también como construcciones inmateriales y sociales (Leyshon et al.2003:8). Desde los años 70, deben entenderse en el marco de la transición de un modelo de producción y de trabajo fordista al posfordista caracterizado por la informatización, la automatización y la hegemonía del trabajo inmaterial y terciarizado. Esto no quiere decir que la desaparición de la industria sea el rasgo definitorio del posfordismo, es 3 4 Sujeto híbrido formado por las geógrafas feministas Kethie Gibson y Julie Graham. “La compleja mezcla de discursos alternativos, leguaje compartido, prácticas corporizada, autoformación, acciones localizadas y transformación global asociada al feminismo de la segunda ola ha nutrido nuestro pensamiento sobre la políticas de las posibilidades económicas- (...): si las mujeres están en todas partes, siempre hay una mujer en algún lugar y esos lugares de mujeres son transformados al mismo tiempo que las mujeres se transforman a sí mismas”. (Gibson-Graham, 2006:xxiv). 5 En la línea de Laclau y Mouffe que desarrollan un teoría posestructuralista de la política que sitúa el discurso en el centro de cualquier proyecto político. La hegemonía conlleva la expansión, naturalización y fijación de determinados discurso, valores, normas y percepciones compartidos (Torning 1999:89, 302 en Gibson-Graham, 2006:55) De ahí que, según estas autoras se haga necesario aplicar el método genealógico de Foucault al análisis económico, rastreando la evolución y el desarrollo de las formaciones discursivas que apoyan y sostienen la economía capitalista contemporánea –pensamiento dicotómico, metáforas biológicas y psicológicas apoyadas en la teoría evolucionista tradicional... (Leyshon et al.:7). 6 A este tipo de políticas Deleuze las llamaría “devenir en el espacio”; Foucault, “ética de la transformación del yo”. En general, para Gibson-Graham, se trata de políticas que posibilitan la transformación local, visibilizan las actividades económicas ocultas y alternativas presentes en todas partes y las conectan a través del lenguaje de la diferencia (2006:xxiv). 6 más, una de las características fundamentales de este nuevo modelo es la convivencia e imbricación de distintos modos productivos. Puede decirse que “el posfordismo reedita todo el pasado de la historia del trabajo, desde islas de obrero masa a enclaves de obreros profesionales, desde un extendido trabajo autónomo a restablecidas formas de dominio personal” (Virno, 2003:111). En la actualidad empleos muy bien remunerados, regulados y con derechos garantizados, conviven con un creciente sector de trabajo precario e informal, con sistemas de ocupaciones múltiples y redes de intercambios solidarios. De hecho, se dice que la denominada economía sumergida no es una desviación del sistema, sino un elemento estructural del mismo (Vega et al.,2003:16). Los trabajos del antropólogo J. Ferguson apoyan esta perspectiva al hacer visible que los modos de organización social y económica tradicionales nunca llegan a desaparecer del todo, simplemente son relegados a espacios menos visibles, quedando ensombrecidas por los modos más ‘modernos’. Este autor señala que en tiempos de crisis cuando las supuestas ‘vías principales hacia el desarrollo’ muestran sus debilidades puede y suelen resurgir las ‘formas arcaicas’ (Ferguson, 1999:251 en Leyshon et al., 2003:9). De ahí que las economías dominadas por las particularidades del capitalismo –relaciones de clase y objetivo de la acumulación...- convivan también con aquellas basadas en la solidaridad, sostenibilidad ecológica y la justicia social (Leyshon et al., 2003:8). 2.-Los espacios económicos alternativos7 A grandes rasgos definimos los EEA como circuitos de consumo, intercambio y producción sostenidos a lo largo del tiempo y del espacio que interrumpen y tratan de desestabilizar la identificación de la economía con el capitalismo. Esta noción parte de una idea de alternativa económica es altamente inestable y relacional, y que el concepto de EEA puede abordarse desde una multiplicidad de perspectivas (Leyshon et al. 7 Tomamos la noción de espacio económico alternativo (en adelante EEA) del libro homónimo de Leyshon, Lee y Williams (2003), compilación de investigaciones que diversas experiencias económicas. 7 2003:17)8. Algunas visiones lo asocian a lo opuesto a lo mainstream, otras a la creatividad social y en general a una actitud anticorporativa; también se vincula a la creación de espacios de trabajo más democráticos o a estrategias defensivas frente los programas de privatización y flexibilización; han sido vistos como motor de regeneración económica local o moderadores efectivos de los extremos del mercado capitalista, etc. Partiendo de estas ideas y señalando que probablemente uno de los ejemplos más claros y menos polémicos de este tipo de espacios se encuentre en las redes de comercio justo, el libro de Leyson, Lee y Williams recoge estudios de prácticas tan diversas como tiendas de ropa de segunda mano, cooperativas de trabajo asociado, uniones de crédito, los movimientos agroecológicos, sistemas de intercambio local (LETS en sus siglas en inglés Local Exchange and Trading Systems) 9 e incluso el trabajo informal. Nuestros casos de estudio están relacionados con la creación de formas alternativas de intercambio y moneda, por lo que el análisis de los dos últimos ejemplos resulta de especial interés. Williams y Windeback (2003) entienden por EEA el amplísimo espectro que está más allá del empleo formal y que contribuye a una mayor equidad social10 y bienestar: p.e. autoabastecimiento... De ahí que concluyan que gran parte del trabajo que se desarrolla en ciertas comunidades es ya ‘alternativo’ en el sentido en que se lleva a cabo no tanto por razones instrumentales11, sino como parte de los mucho más amplios vínculos de la reciprocidad social, y la ayuda mutua sea monetarizada o no. Por su 8 Definir los EEA de una manera tan amplia plantea, la necesidad de acotar las características fundamentales de estas prácticas: la diversidad de relaciones sociales que apuntalan la actividad económica, el grado y los criterios por los que juzgar éstas prácticas como ‘exitosas’ y las relaciones de influencia entre ellas y otro tipo de alternativas más formales (Leyson et al. 2003). 9 Colectivo de personas que se unen a nivel local para intercambiar bienes y servicios, a través no de la moneda oficial sino de una creada ad hoc que puede ser medida según la divisa local (libras, euros...), o el tiempo de trabajo (10, 30 minutos)... El precio de los servicios y bienes se calcula bien sobre el tiempo de producción, bien sobre el precio de mercado o la autovaloración de las personas implicadas. 10 Siguiendo a Amartya Sen plantean que la inequidad social se analiza mejor en términos de las ‘capacidades’ de los hogares para funcionar y reproducirse a sí mismos. 11 En estudio sobre trabajo informal, realizado en diferentes barrios del sur y del norte del Reino Unidos, detectó que en los barrios más ricos, éste se producía por motivos de evasión de impuestos, en los más pobres se desarrolla más entre amigos, vecinos y miembros de la familia y en un tercio de los casos, los servicio entre vecinos, aunque hubiera intercambio de dinero, no se producían principalmente por motivos de lucro. De hecho los pagos se hacían no tanto para compensar por el trabajo o el tiempo como para aliviar a los que recibían el servicio de una obligación que este ‘regalo’ hubiese impuesto (Leyshon et al., 2003:23). 8 parte Williams, Aldridge y Tooke (2003) consideran LETs como EEA en al menos dos sentidos: 1. En relación, o como alternativa a la esfera de la economía formal –p.e. como plataforma que permite ganar seguridad y autoestima para luego dar el salto al empleo formal; 2. En relación a la esfera informal, como ‘puente’ entre personas, fomenta una red de contactos ampliada que incrementa las posibilidades de intercambios recíprocos. Es importante señalar que la creación de monedas y formas alternativas de intercambio es una estrategia política que, si bien nunca ha sido hegemónica, se remonta a la tradición de los socialistas utópicos. Por ejemplo se encuentra en los falansterios de Fourier, o en las propuestas Saint-Simon y Blanc (North, 2007:42). Así mismo, en la primera mitad de la década de 1830, Robert Owen desarrolló el primer ejemplo práctico de alternativa monetaria como desafío político al promover una moneda asentada en las horas de trabajo (North, 2007:43). Algo después, hacia 1840, Phroudon planteaba el bank of the people entre artesanos que funcionaría con crédito democráticamente regulado bajo los principios del mutualismo, sin especulación o intereses y entre tanto, en EEUU, Josiah Warren ponía en marcha en Cincinnati la denominada tienda del tiempo. Tras sucesivos fracasos y las fuertes críticas planteadas por Marx y Engels, este tipo de iniciativas caerían en desuso, sin embargo en ciertos momentos, aparecerían experiencias similares pero con un carácter básicamente defensivo, como durante la gran depresión. Su espíritu transformador no resurgiría hasta que los movimientos contraculturales de los años 1960 volvieran a reivindicarlas. En la actualidad, vivimos nueva oleada de innovación monetaria que tiene su origen en la última década del siglo XX y primeros años del XXI (North, 2007:41). Esta nueva proliferación de procesos creativos que implican formas de practicar la vida económica diferentes e incluso opuestas a las relaciones sociales hegemónicas deben analizarse en interconexión con los debates más amplios sobre finanzas éticas y sobre la naturaleza y la valoración del trabajo 2.1 Espacios comunitarios de intercambio 9 En el marco de esta perspectiva de los EEA, el objetivo de este trabajo es analizar una de las manifestaciones concretas de éstos, lo que vamos a denominar espacios de intercambio (ECI): redes multilaterales y multirrecíprocas de intercambio de servicios que se valoran y contabilizan en una unidad de cambio acordada por los/as usuarios/as de la red. Bajo el término ECI englobamos diferentes facetas y denominaciones que pueden presentar: las redes de trueque en las que no sólo se intercambian servicios sino ocasionalmente también objetos; Bancos de Tiempo (BdT), nombre que reciben estas redes cuando la unidad de cambio es el tiempo; Bancos Comunes de Conocimiento, cuándo lo que se intercambia es básicamente conocimientos...; algunos sistemas de monedas locales/alternativas que crean su propia moneda. Todas comparten el ser sistemas de reciprocidad indirecta, basados en la confianza mutua. Las personas interesadas se inscriben indicando qué servicios/objetos/conocimientos ofrecen y cuales se solicitan. Con esta información se elabora una lista que se hará llegar a todas las/os usuarias/os que a partir de este momento pueden comenzar a intercambiar. Es fundamental explicitar las características ‘inmateriales’ del fenómeno. Esto no niega una importante dimensión material en las actividades intercambiadas -pequeños arreglos y tareas domesticas- pero subraya, por una parte, que muchas de las actividades intercambiadas se enmarcan en lo que puede denominarse trabajo inmaterial característico del posfordismo (informática, idiomas, asesoramiento legal); por otra, que el componente afectivo, comunicativo y de sociabilidad suele ser muy fuerte en los intercambios. Así, gran parte de las actividades se vinculan al trabajo del cuidado y sostenibilidad de la vida y con frecuencia se realizan tareas de acompañamiento y escucha. Por otra parte, el término comunitario remite a las dimensiones espaciales/territoriales que presentan estas redes, pero no sólo. Mayoritariamente redes locales en las que la proximidad geográfica favorece los intercambios y las relaciones. Sin embargo, aunque puede resultar útil hablar de ECI de barrio, localidad u otro término que 10 implique una circunscripción real, resulta así mismo interesante entenderlas en el marco de una ‘comunidad’. Ettinger señala que ‘comunidad’ es un término relativo, que hace referencia a un grupo que comparte intereses y circunstancias pero que no se asocia a una única singularidad porque varias comunidades pueden coexistir dentro de un lugar o una sola comunidad puede extenderse a través de un considerable espacio (2004:5). Queda aún por determinar qué influye más para el éxito de estas experiencias, los vínculos locales de proximidad u otro tipo de raíces sociales, culturales, políticas, económicas compartidas que potencien la creación de ‘comunidades imaginadas’ (Ettlinger, 2004:36). 3. Planteamiento de la investigación 3.1 Objetivos e hipótesis En los últimos años asistimos a la proliferación de distintos tipos de redes y espacios económicos alternativos al mercado, al Estado y a la familia pero que conviven y se entrelazan con ellos El objetivo general de esta comunicación es examinar dos experiencias de ECI en la provincia de Sevilla entendiéndolas como formas de acción política en un contexto de crisis global. Este objetivo general se apoya en una serie de objetivos específicos: 1. Analizar de los objetivos, principios y motivaciones que guían estas experiencias. 2. Entender y comparar sus diversas lógicas y formas de funcionamiento y gestión. 3. Analizar los retos y límites que presentan en un contexto de crisis. La hipótesis de partida de este trabajo es que no somos robinsones, vivimos en sociedad y necesitamos una serie de bienes y servicios para el sostenimiento de la vida. Estos pueden ser provistos a través del Estado, del mercado, la familia o la comunidad. Pueden ser pagados o no pagados y las motivaciones pueden situarse entre el interés propio o el amor y la solidaridad pero nunca se presentan en estado puro. En el marco de las transformaciones en los hogares y en las formas de trabajo 11 resultan sugestivas las propuestas de carácter comunitario –ni individual, ni familiar, ni estatal- que proponen las ECI. Se ha visto que los intentos de proliferación de experiencias económicas alternativas a los discursos dominantes no son nuevos. Históricamente han recibido una serie de críticas en cuanto a su escala, dimensión emancipadora y capacidad de transformación real que puede ser interesante revaluar para un contexto occidental, actual y de crisis. En este sentido se plantea analizar estos espacios como forma de acción política. 3.2 Metodología Partiendo de una perspectiva interdisciplinar se opta por una estrategia de investigación basada en el estudio comparativo, cuantitativo y cualitativo, de casos. Se seleccionan dos ECI situados en un entorno urbano, con más de dos años de existencia12. Esta estrategia permite estudiar en profundidad un fenómeno complejo, adentrándonos en sus matices y detalles. Para ello se combinan análisis cuantitativo para conocer los datos sociodemográficos y socioeconómicos de los/as participantes; y cualitativo -etnografía y entrevistas- referido a las motivaciones, cambios de actitudes y grados de satisfacción de los/las participantes. Además se desarrollará un análisis de redes sociales (ARS) para entender las dinámicas y los contenidos de estos espacios – volumen, contenido y dirección de los intercambio-. Esta combinación de enfoques y aproximaciones metodológicas es posible porque la investigación se articula en torno a un número limitado de casos. Sin embargo, es evidente que esta estrategia presenta límites en cuanto a su extensión y comparabilidad, dificultando la identificación de rasgos generalizables. Las primeras etapas de la investigación se centraron en la revisión bibliográfica, en la toma de contactos y realización entrevistas con especialistas en estos temas de diferentes países13. Paralelamente se procedió a la localización de las distintas experiencias. En segundo lugar se seleccionaron los casos de estudio, en función de 3 criterios: 12 En el futuro se aumentará el número de casos de estudio analizados. 13 Rosa Amorevele (Italia), Elvira Méndez (España), Martin Simons y Tony Warne (Inglaterra) 12 • Permanencia en el tiempo: el fenómeno de las ECI es relativamente reciente en Andalucía y con frecuencia estas iniciativas no sobreviven en el tiempo. Por ello era importante trabajar con casos que contaran con una cierta trayectoria y posibilidad de continuidad a pesar de los periodos de inactividad. • Iniciativa ciudadana: el origen de este tipo de proyectos se puede encontrar en iniciativas ciudadanas o en un impulso institucional. Entendemos que para analizarlos bajo la óptica de la participación política y la acción colectiva, resultaba más interesante escoger casos de estudio del primer tipo. • Entorno urbano: este tipo de iniciativas se sitúan tanto en entornos urbanos como rurales. Unos y otros son diversos y, sin negar el interés de las especificidades que puedan encontrarse en lo rural, en esta fase de la investigación y con el objetivo de facilitar la comparación entre los casos de estudio se ha optado por los casos de estudio urbanos. • Conformidad de los propios espacios de participar en el trabajo. Algo fundamental dada la metodología y las herramientas de recogida de información que se van a utilizar a lo largo de la investigación. Una vez seleccionadas los ECI, se procede, por una parte, a analizar los materiales producidos por las propias experiencias: web, trípticos de difusión, boletines, material administrativo interno... Por otra, a entrevistar a las personas promotoras del proceso. Del análisis de unos y otras se obtiene una primera aproximación al tipo de espacio, objetivos y motivaciones, organización y funcionamiento así como a su situación actual y perspectiva de la crisis14. 3.3 Relevancia de la investigación Se ha mencionado anteriormente que las actividades de cuidados tienen un peso importante en las ECI, este hecho junto con el campo de posibilidades y experimentación que este tipo de iniciativas abren en un contexto de crisis –económica y financiera pero también política social y 14 Hasta aquí se ha llegado en la investigación. En el futuro se dispondrá de los datos obtenidos a través del cuestionario, del ARS y de la asistencia a las actividades y momentos de encuentro y trabajo en estos espacios. Asi mismo se profundizara en el análisis de artículos de prensa para ver la atención que los ECI reciben en relación con la crisis. 13 cultural-van a determinar algunos elementos que subrayan el interés de esta investigación: las transformaciones socioeconómicas y demográficas de las últimas décadas han determinado que las dinámicas del cuidado vengan recibiendo una creciente atención por parte de investigadores/as (UNRISD), instituciones políticas (Comisión Europea) y colectivos de activistas (Ecologistas en Acción). Sin embargo estos estudios, cuando analizan la situación europea se centran bien en las políticas y servicios públicos –nacionales, locales o regionales- bien en las soluciones familiares o de mercado pero rara vez se enfocan desde una perspectiva comunitaria. Por lo tanto resulta interesante avanzar en esta línea. En cuanto al objeto concreto de estudio, los ECI, cabe decir que para el caso español no existen estudios suficientemente consolidados que puedan servirnos como referencia. Si en Italia o en Gran Bretaña se vienen analizando estas experiencias desde hace una década, en España el trabajo académico entorno a ellos es prácticamente inexistente. Por último, en un contexto de crisis entendida en sentido amplio, diversas voces15, vienen anunciando un incremento cuantitativo importante de estas experiencias, tanto por la situación económica más precaria de los hogares, como por las posibles transformaciones de los valores imperantes y la búsqueda de modelos más sostenibles medioambiental y socialmente. En este sentido los ECI se encuentran en la línea de propuestas como el decrecimiento (Pallante,2009; Secretaría Confederal Ecologistas en Acción, 2009; Latouch, 2009) o el transition movement (Hopkins,2008)16. 4 Primeros análisis y resultados parciales No se pueden presentar todavía resultados ni conclusiones definitivas pues este proyecto de investigación se encuentra en sus fases iníciales. Hasta el momento se ha venido trabajando en las preguntas de partida y el marco teórico y contextual; se ha recopilado información sobre el surgimiento y evolución de las experiencias modernas de ECI; ha definido el objeto de estudio y los objetivos del proyecto y se ha concretado una 15 En los últimos tiempos el número de artículos sobre estos temas en prensa, en concreto analizamos el caso de El País o la Repubblica, ha aumentado significativamente. 16 Transition towns es una iniciativa que plantea reducir la dependencia energética y afrontar el cambio climático desde lo local. Más información en http://transitiontowns.org. 14 estrategia y metodología que permitan contrastar las hipótesis. Para el ámbito andaluz se han localizado y clasificado las redes existentes, se han seleccionado los primeros casos de estudio y se han realizado las primeras entrevistas. Con estos datos iníciales y la experiencia de venir observando estas experiencias en los últimos dos años tanto en Andalucía como en Inglaterra e Italia, se pueden describir algunas de sus características y formular algunas conclusiones parciales a partir de las que revisar las intuiciones preliminares, anticipar algunas ideas fuerza y orientar los pasos sucesivos de la investigación 4.1 Surgimiento de las experiencias modernas de ECI Las primeras ECI actuales surgen en Vancouver a partir de 1976 (Green dollar). A partir de ellas se desarrollan, en los años 80 y 90, 2 líneas diferentes, por un lado LETS en el Reino Unido y Australia, por otro los Time-dollars en EEUU, que se trasladarían con el nombre de Time Banks al Reino Unido y Australia. Todas estas iniciativas surgen ante las masivas reducciones del gasto social del gobierno y las dificultades que muchas personas encontraban a la hora de pagar los servicios que necesitaban (Cahn, 2004; Tabachio, 2000). Paralelamente tanto las monedas alternativas como los BdT se irían extendiendo otros países europeos como Francia (System d'echange Local, Trocs, Reseaux d'Echanges Reciproques de Savoirs), Italia (Banca di Tempo), Alemania y Austria (Chiemgauer, Tauschring). Andalucía se ha incorporado a esta oleada de nuevas prácticas con cierto retraso respecto a nuestros vecinos europeos, pero también respecto a otras comunidades autónomas como puedan ser Cataluña o Madrid. Esto puede deberse a que hasta hoy se ha mantenido un modelo fuerte de redes familiares que, en buena medida, cubre ciertas necesidades. En cualquier caso en los últimos años se observa también aquí el surgimiento de BdT, redes de trueque y redes de finanzas solidarias. Actualmente según el portal (www.red-bdt.org)17 existen más de 60 BdT 17 red-bdt en España es un proyecto de la fundación holandesa STRO para promocionar y dar soporte a BdT y sistemas monetarios complementarios a través de tecnologías apropiadas. A nivel nacional en Italia encontramos el Osservatorio Nazionale sulle Banche del Tempo y en Inglaterra la organización 15 repartidos por la geografía española, pero concentrados especialmente en torno a Madrid, Barcelona y, en menor medida, las provincias de Sevilla y Cádiz. Hasta el momento en Andalucía se han localizado 13 ECI18, de éstos, al menos 10 se encuentran activos. De ellos 8 son BdT –7 localizables a través de la web red-BdT-; 2 se identifican como red o club de truque y han creado su propia moneda. Cuatro están gestionados por asociaciones formales, 2 por asociaciones informales, uno es corporativo y los otros son gestionados por los ayuntamientos de sus municipios. Geográficamente, tres se encuentran en la provincia de Sevilla y otros 3 en la de Cádiz, uno en Córdoba, uno en Jaén, otro en Málaga y otro en Almería. Excepto 2, todos se encuentran en municipios de más de 60.000 habitantes. Puede entenderse que tras décadas de transformaciones en los barrios, de desaparición del sentido de comunidad y de privatización de espacios públicos resulta difícil construir lazos y relaciones de solidaridad y cuidado en los entornos urbanos. Sin embargo, entendemos que es precisamente en estos contextos donde la experiencia de este tipo de iniciativas cobra sentido como vía de posibles “territorializaciones afectivas (y de cuidado) en la ciudad privatizada” (Precarias a la Deriva, 2005). 4.2 Casos de Estudio Partiendo de los criterios definidos para la selección de casos, este trabajo centra su atención en dos ECI situados en Sevilla y su área metropolitana: el BdT del Ecolocal, Casco Norte de la capital y el Club de Trueque (CdT) de la Talega, Alcalá de Guadaira (68.500 habitantes)19. I. Ecolocal El Ecolocal, es un proyecto de la asociación de educadores ambientales el Enjambre sin Reina, surgida en 2005, formalizada a principios del 2006 y que cuenta con 12 personas socias. Con el apoyo de la Comisión Europea timebanking.uk que agrupan a la mayoría de estas experiencias. 18 Esto contrasta con la situación en la región Emilia Romaña donde a día de hoy el coordinamiento de BdT de la región engloba 48 proyectos. Debe decirse que en esta región italiana se fundaron los 2 primeros BdT de Italia, el del Sindicato de pensionistas de Parma (1991) y el de S. Arcangelo de Romagna (1994). En la región inglesa de North West encontramos 4 BdT activos y 10 en creación. 19 Cuando no se indique lo contrario, los fragmentos de texto que aparecen entrecomillados en este apartado corresponden a entrevistas realizadas a los/as promotoras de estos ECI, en junio 2009. 16 en el marco del programa de acción JUVENTUD el Enjambre puso en marcha en Marzo del 2007 el Ecolocal: “un centro de información y actividad medioambiental”, desde el que “fomentar una acción positiva y fortalecer el sentido colectivo hacia estos asuntos” por eso se abre a las propuestas de actividades que cualquier ciudadano/a quiera plantear (www.ecolocal.es). En estos 2 años y medio las actividades realizadas han sido muy variadas desde charlas sobre cooperativismo, talleres sobre conducción eficiente, y consumo responsable, comidas populares ecológicas, visitas a las huertas de Sevilla capital, mercadillo libre y de trueque o cine fórums hasta talleres de arreglo de bicicletas y, lo que en este caso nos interesa, la creación de un BdT. a) Tipo de red El del Ecolocal es un ejemplo de BT en sentido puro: red de intercambios multilaterales y multirrecíprocos de actividades, habilidades y conocimientos en la que la moneda de cambio es el tiempo: el valor de todo viene determinado por la cantidad de tiempo empleado en realizarlo. La idea de partida es que una hora, es una hora independientemente de la formación o capacitación de la persona que la ofrezca. b) Organización, gestión y uso de las TIC El BdT está gestionado por un grupo de 4 personas –en un principio 4 mujeres, ahora 3 mujeres y un hombre- que trabaja de forma rotativa, cada 2-4 semanas cambia la persona encargada de realizar todas las tareas de la secretaría: inscribir a los/as nuevos/as socios/as, responder a los correos, poner en contacto a quien quiera intercambiar, actualizar el listado de ofertas y demandas y enviarlo cada cierto tiempo – generalmente un mes- a los/as inscritos/as… La inscripción puede hacerse a través de la web del Ecolocal, por mail del BdT o personalmente en la sede. Al contrario que en la gran mayoría de BdT la inscripción es automática y no es necesario pasar por el trámite de una entrevista ni pagar una cuota de entrada. Cuando un/a socio/a quiere contactar con otro/a, simplemente se le remite el teléfono o e-mail- y se confía que se comunicará –por e-mail, en persona o telefónicamente- a la secretaria del BdT la duración y el objeto del intercambio para que 17 sean anotados en la contabilidad. Este sistema requiere que los datos del BdT coexistan en diferentes formatos: correo web, hoja de cálculo y papel lo que ha demostrado ser poco operativo. Como resultado los ficheros no están actualizados y el equipo gestor señala que es probable que gran parte de los intercambios producidos no hayan sido comunicados o registrados. Se considera muy importante que los/as socios/as se conozcan, por ello realizó un encuentro de socios/as al que acudieron 15 personas. Comentan que resultó muy interesante y enriquecedor pero hasta el momento no se ha repetido. c) Situación actual En Enero 2009 había oficialmente 159 socios/as inscritos/as, sin embargo tan sólo 17 realmente activos/as –10 mujeres y 7 hombres-. Sin duda el hecho de que la inscripción sea automática favorece un número alto de inscripciones que luego no llegan activarse en intercambios, así mismo cabe la posibilidad que haya más personas activas que no hayan comunicado los intercambios. La solución a los problemas de gestión pareció presentarse con la propuesta de un estudiante de ingeniería informática de elaborar gratuitamente un software para la gestión del BdT. Sin embargo a la espera de que este software esté listo, lo que se ha retrasado más de lo esperado- desde Febrero del 09 no se han actualizados los listados de ofertas y demandas y no se lleva un registro regular de los/as nuevas/as socios/as ni de los intercambios realizados. d) Miembros y motivaciones: En general gran parte de los usuario/as del Ecolocal son personas del entorno de los movimientos sociales de Sevilla, pero no sólo. Por el Ecolocal también pasan personas mayores, inmigrantes, gente que ha escuchado hablar del proyecto y siente curiosidad. En cuanto a las motivaciones de los/as socias del BdT, la opinión de Ángela, una de las promotoras, es que “[hay] de todo, gente que viene con una mentalidad muy instrumental pues a mí me vendría muy bien que tal y gente todo lo contrario que buena idea, (…) la filosofía, el compartir....no, no hay un perfil la verdad”. En cualquier caso tratan de trasmitir que “más que el servicio concreto esto es una ideología, disfruta del BdT porque es una 18 herramienta, pero no mero...”. Por su parte la propia presentación de BdT del Ecolocal incluye las dos cuestiones. ¿Por qué el banco del tiempo? *Porque queremos compartir nuestros saberes, nuestros haberes *Porque queremos rentabilizar nuestro tiempo, nuestra vida… *Porque sabemos que valor no es igual a precio *Porque tenemos mucho que ofrecer y que recibir *Porque podemos y queremos ofrecer y recibir sin que intervenga el dinero ¿Qué es? Un sistema de intercambio de tiempo donde poder ofrecer y recibir servicios que cubran nuestras necesidades. (www.ecolocal.es/BancoTiempo.html) e) Crisis Al no estar actualizados los datos no se puede saber con seguridad si han aumentado el número de inscripciones e intercambios en los últimos meses, sin embargo, creen que no. Así mismo subrayan como las dificultades y la precariedad de la vida no es algo de los últimos tiempos, sino que ciertos colectivos los sufren desde hace años. De ahí que critiquen el tratamiento mediático sensacionalista de la crisis financiera. II. La Talega. La Talega es una asociación de consumo ético no formal que surge en noviembre de 2005 a raíz de unas jornadas organizadas desde el grupo ecologista de Alcalá de Guadaira, ‘Al-Wadira’, y la plataforma local del voluntariado. Sus tres ideas fuerza son: “acercamiento a la naturaleza, promoción de la comunidad y la ética que lo inunde todo”. La Talega realiza compras conjuntas –productos agrícolas ecológicos directamente del productor, placas solares, filtros de agua, productos de comercio justo-; organiza cursos y jornadas de formación, sirve de plataforma de reflexión e intercambio de información sobre temas como permacultura, promoción de energías renovables… El objetivo es conseguir productos de calidad a un menor precio, pero sobre todo impulsar un consumo mas ético. La Talega, al contrario que otras agrupaciones de consumo, no tiene tienda por una parte para evitar gastos extras y por otra, para fomentar la involucración los/as miembros: los puntos de entrega de los pedidos se sitúan en casas particulares. 19 En la actualidad está formado por 45 familias –la unidad no es la persona sino la familia cada una paga 3 euros de cuota mensual independientemente del número de personas que la formen- y 5 productores/as ecológicos/as –que no pagan cuota-. Su mayor peculiaridad como organización es que no tiene cargos, consideran que de esta manera se fomenta la mayor corresponsabilidad de los/as socios/as. Con esto consiguen una implicación relativamente alta un 60% de las familias se implica en las tareas y prácticamente la mitad asiste a las asambleas que se desarrollan cada dos semanas, de forma abierta y sin orden del día. Entre asamblea y asamblea se producen encuentros amistosos informales y un continuo flujo de información a través de internet. Siguiendo el ejemplo de la Talega han surgido recientemente otras asociaciones de este tipo en pueblos de la provincia. De hecho, esta asociación destaca su extensa y fuerte una red de relaciones con otros colectivos y organizaciones afines a) Tipo de red El CdT de la Talega se pone en marcha prácticamente al mismo tiempo que la asociación. En este caso no se trata de un BdT sino de un sistema de moneda alternativo: como instrumento de cambio, no utiliza el tiempo sino que crea una moneda propia, el ‘bollo’, con un valor de referencia de medio euro. Al prestar un servicio, se ganan bollos que luego se pueden gastar recibiendo servicios de otras personas. La cuestión de cómo valorar el bollo fue objeto de discusión al poner en marcha el CdT: había quien era partidario/a de hacerlo por fracción de tiempo y quien prefería tener una moneda equiparable con el Euro, vencióvenciendo esta segunda opción. b) Organización, gestión y uso de las TIC Cada miembro de la Talega es inmediatamente socio/a del CdT y recibe una hoja de cuentas en la que anota los intercambios que realiza – actividad realizada o prestada y coste en bollos-. Cada persona pone precio a sus servicios según considere justo y el valor no siempre coincide con el precio de mercado. No existe propiamente un equipo gestor sino que cada persona lleva su propia contabilidad. En el 2006 se 20 contabilizaron intercambios por valor de 3000€. La Talega tiene en estos momentos dos páginas webs, una antigua –informativa- y una nueva – más operativa-. En ambas se hace referencia al CdT y es posible encontrar ejemplos de servicios ofrecidos por los/as miembros. Por otra parte a gran parte del importante flujo de información y los pedidos se producen a través de internet. c) Miembros y motivaciones La Talega está formada por personas que coinciden “en que lo que nos comemos y lo que nos venden está muy mal”. No existe un perfil claro pero muchos/as tenían experiencia y preocupaciones previas en estos ámbitos y en la Talega encuentran un espacio para integrarlas y resolverlas en su vida cotidiana. Luz Marina -colombiana que lleva intercambiando toda su vida- promovió el CdT porque “se pueden hacer tantas (...) siempre una cosa por otra sin gastar dinero, no tiene que ser en el mismo momento sino cuando venga bien”, “Hay que tener el espíritu de poder compartir con la gente y no pensar en la economía y no hacernos esclavos del tiempo y el dinero (…) si no, no hacemos nada”. Señala que el trueque “da libertad” porque no necesitas tanto en propiedad y amplia la red social, lo que ya en sí es “una gran riqueza”:“se conoce gente de todas clases, alguna dices ésta se queda aquí conmigo para ser mi amiga y ésta no (…) porque su pensamiento y forma de ver la vida es otra, entonces ésta ya no sirve para hacer trueque”. Para ella la base no es tanto que exista una moneda o se contabilicen los gastos como desarrollar auténtica confianza, ‘sabes que luego te van a dar’. Por otro lado, Antonio, otro de los promotores, subraya el peso de la cuestión del tiempo en estos procesos: “para estar en la Talega la gente ha tenido que conquistar un poquito de su tiempo.” “En el supermercado en una hora se acaba con todo, aquí te tienes que molestar. Decir bueno yo le dedico un tiempo a esto porque me merece la pena, hay que tener un grado de conciencia para estar en la Talega”. La Talega requiere una importante dedicación y trabajo por el que “no se gana nada de dinero contante y sonante pero los beneficios son muy superiores a ganar 21 dinero”, “En estos 4 años (…) se crea una red personal que no tiene precio”; “se da pero se recibe el triple o el cuádruple, mucho más de lo que se da”. Este sentimiento de riqueza de lo común, del estar en red “es la vida, lo que nos propone el modelo en el que vivimos es todo lo contrario (...) es la muerte”, “quiere individualismo, cada uno en su parcelita porque de esa forma somos más manejables.” Por lo tanto plantea la construcción de la comunidad como forma de acción colectiva hacia nuevos modelos más sostenibles. d) Crisis Los/as promotores/as trasmiten la idea de que las familias de la Talega están más protegidas frente a la crisis precisamente por esa red de relaciones que se ha creado. Por una parte al interior de la Talega “porque cuando tú estás en las malas, todo el mundo se vuelca”, “cuando alguien ha estado en paro entre los socios le han salidos pequeñas tareas y cosas, no dentro del trueque sino cobrando” o “se le han dado ideas”. También es importante la red externa de la Talega “al estar tan interrelacionada se vislumbran áreas de economía”, “si empieza ahora gente a quedarse en paro (…) hay un caldo que puede dar pie a que la gente encuentre trabajo”. Por otro lado se señala que ahora es posible la reactivación del CdT. d) Situación actual: El CdT funciona durante los dos primeros años porque hay un encuentro de voluntades. Sin embargo “se va apagando porque quizás mentalmente la gente no tienen una necesidad”. Se señala que en la sociedad en que vivimos el trueque hay que reactivarlo, cuando el grupo promotor se cansa, el proceso se paraliza. Sin embargo, el intercambio, la ayuda mutua entre los/as miembros continua de forma informal. A lo largo de estos años se han creado relaciones de amistad y confianza mutua y ya no son tan necesarias la moneda y la contabilidad. Sin embargo existe el deseo y la potencialidad de reactivar el grupo, de hecho se están recopilando las hojas de cuentas para poner en orden y actualizar el debe y el haber. 22 III Puntos en común A pesar de las diferencias evidentes entre el BdT del Ecolocal y el CdT de la Talega, existen puntos en común: a) Se enmarcan en iniciativas que tienen unos objetivos más amplios relacionados con el fomento de modelos de vida más sostenibles ecológica y socialmente20. b) La idea se pone en marcha con gran entusiasmo pero se va apagando con el paso del tiempo y el cansancio del grupo promotor voluntario. Se espera que la involucración de nuevas personas en el proyecto permita su reactivación. c) Subrayan la importancia de los momentos de encuentro entre las personas socias para fomentar la confianza e incitar los intercambios. d) Se insertan en una intensa red de relaciones y colaboración con otros grupos e iniciativas. e) Entre los intercambios más mencionados se encuentran los vinculados con trabajos domésticos y tareas de cuidados y atención que son valoradas porque las personas usuarias realmente expresan sus necesidades en torno a ellas. f) Se mencionan dos tipo de motivaciones: una más ideológica, otra más instrumental, aunque en la mayoría de los casos desde una cierta afinidad, al menos desacuerdo con el estado actual de las cosas. Las principales fortalezas y debilidades de estas dos iniciativas pueden resumierse: Puntos débiles - Sesgos entre los participantes De los procesos - Temporalidad - Cierta desorganización interna De los resultados Puntos fuertes - Diseño del proceso - Aprendizaje y reflexión colectiva - Entusiasmo - Poca claridad respecto los resultados esperados - Flexibilidad - Concreción y retorno - Cuantitativamente poco significativo - Impactos tangibles e intangibles - Dificultades de contabilización y visibilización - Creación de sentimiento comunitario 4.3 Críticas y problemas 20 De la misma manera la documentación dedicada a los BdT Italianos se subraya su vinculación a proyectos medioambientales (Tabachi, 2000) 23 Gran parte de las dificultades que se presentan en este tipo de iniciativas coinciden con las que encuentran en EEA en general. Entre otros riesgos pueden mencionarse: - Moda. Actualmente este tipo de experiencias está de moda. Esto puede fomentar la activación de proyectos que no parten de una verdadera comprensión y compromiso con los principios y necesidades reales que deben guían estas experiencias. Es previsible que estas iniciativas no sobrevivan el tiempo contribuyendo a dar una imagen negativa del conjunto. Por otro lado, la mala utilización de los términos puede llevar a confusión21. - Temporalidad: si pueden ser sencillos de crear, más complicado es darles continuidad en el tiempo y garantizar el futuro de los proyectos. Los inicios son siempre lentos, requieren tiempo, paciencia y constancia. - Uso abusivo de las TIC. Sin duda las TIC facilitan el funcionamiento de este tipo de espacios, sin embargo deben servir para fomentar y no para sustituir espacios de relación y sociabilidad base de la confianza y la atribución de responsabilidad reciproca . Un directorio de ofertas y 22 demandas anónimas no es suficiente para fomentar los intercambios. - Dimensiones inadecuadas. Un crecimiento excesivo de la red –en personas o en extensión- no favorece las relaciones personales. Suele ser más útil la escisión o replicación de las redes que su continua ampliación. Al mismo tiempo una red demasiado pequeña presenta dificultades para resolver las necesidades de sus miembros. - Dependencia y/o instrumentalización por parte de las instituciones: Aquellas experiencias de dependen del apoyo de las instituciones corren el riesgo de formalizarse y plegarse a ciertos condicionantes o de dejar de existir en el momento en el que dejan de recibir financiación 23. Asi mismo cabe señalar que cuando estas iniciativas son impulsadas desde 21 Por ejemplo timebank en el Reino Unido es una organización de voluntariado tradicional (www.timebank.org.uk) 22 En este sentido, algunas BdT italianas han abierto perfiles en facebook que son muy utilizados por sus socios/as jóvenes y parece que han aumentado las inscripciones de este sector de la población. 23 En Inglaterra se observa el peligro de la excesiva dependencia financiera, en Italia en algunos casos los BdT han sido utilizados por los ayuntamientos o poderes regionales para sustituir servicios que debería prestar las propias instituciones. 24 arriba sin una verdadera voluntad política, puede ocurrir que no sea capaz de involucrar realmente a un colectivo. - Conflictos internos, falta de comunicación e implicación de los/as miembros, pérdida de confianza. Así mismo se presentan una serie de dificultades. Algunos son de tipo cultural y psicológico derivados por ejemplo de que la sociedad en la que vivimos legitima sólo determinado tipo de soluciones, digamos respecto al cuidado de los/as hijos/as. La filosofía de estos espacios escapa a las formulas socialmente aceptadas a través de una redefinición del propio estado de necesidad que no es fácil de admitir –de hecho gran parte de la filosofía occidental moderna se basa en la idea de un sujeto autónomo sin lazos de dependencia (Galcerán, 2009: 45,168,198). Se observa que las personas socias de ECI tienden a ofrecer más fácilmente que a recibir, quizás por falta de confianza y/o para no encontrarse en una situación de deuda. Por otra parte como se ha señalado, los ritmos y tiempos de vida de gran parte de la población no son directamente compatibles con estos modelos; requieren una reflexión y una adaptación de nuestras actividades cotidianas que si bien pueden favorecer una mejor calidad de vida han de vencer cierta reticencia y hábitos. Históricamente, este tipo de prácticas han sido criticadas como naïve, utópicas o no significativas (Gibson-Graham, 2006; Leyshon et al., 2003; North, 2007) y presentadas, tanto desde la hegemonía capitalista como, desde sectores críticos, como “alternativas no creíbles a lo existente” (Santos, 2004: 238 en Gibson-Graham, 2006: 57). Es más, autores como David Harvey plantean que no hay posibilidad de que escapen a las contradicciones del capitalismo (Harvey, 2000 en Leyshon et al., 2003: 23). En general, las criticas marxistas clásicas han puesto en cuestión: 1, que la gente ordinaria tenga, por sí misma los recursos necesarios para poner en práctica sus propias relaciones económicas alternativas. 2, que un cambio técnico –una nueva moneda- en el sistema económico puede marcar una transformación profunda de la sociedad. 3, han criticado la aproximación liberal subyacente a las estratégicas de los utópicos de 25 cambio24. Sin embargo, frente a estas visiones, se puede plantear una lectura más optimista que visibiliza estos espacios como posibilidades ya existentes de una economía más diversa e inclusiva. Ante las críticas de cooptación o funcionalidad al sistema resulta útil subrayar que tras Foucault y Deleuze, la intervención social y la política alternativa no puede seguir pensándose como una acción que surge de un lugar externo y frontalmente opuesto al sistema sino como la construcción en red de prácticas situadas que cortocircuitan las prácticas de reproducción ordinarias y las sustituyen por un tejido social alternativo (Galcerán, 2008:69). Si los procesos vienen impulsados desde abajo –como las iniciativas aquí analizadas- y permiten que un número elevado de personas integre de manera consciente formas alternativas de intercambio en su vida cotidiana que abran camino hacia espacios de economías reales liberadas, las criticas marxistas que pueden haber sido adecuadas para el atropismo del siglo XIX y para las iniciativas impulsadas desde arriba pueden no serlo para las condiciones actuales. Por ello, a pesar de limitadas dimensiones de los ECI aquí presentados, entendemos que pueden analizarse como experiencias de (micro)política de la vida cotidiana pero haría falta más investigación empírica en este sentido. Conclusiones y reflexiones finales Comenzábamos este trabajo presentando, desde la economía feminista, la noción de sostenibilidad de la vida que traslada el núcleo analítico del mercado a las personas y de las exigencias de la producción de mercancías y beneficios a la satisfacción de las necesidades humanas (Carrasco, 2001). Dicha perspectiva enlaza con aquellas propuestas teóricas y prácticas que tienen como objetivo desestabilizar la asociación de la ‘economía’ con el ‘mercado’ y el ‘empleo’ y producir discursos sobre las economías proliferadoras de formas de cooperación social que conviven ya con el capitalismo (Leyshon et al, 2003: 14). En este marco, 24 Al ver el cambio social como resultado de ajustes tecnológicos rápidos, algunos utópicos se esforzaron en persuadir a las elites de que sus propuestas planteaban un cambio no doloroso, apolítico que no atacaba sus intereses sino conllevaba el beneficio común (North, 2007:52). 26 y en un periodo de crisis que es financiera y económica pero antes política, cultural y social, frente a las críticas tradicionales acerca de su escala, su dimensión emancipadora y su capacidad de transformación real, cobra sentido hablar de EEA como intentos prácticos que cuestionan la hegemonía neoliberal explorando posibilidades diversas de organizar la vida económica y social. Un subtipo de EEA serían los ECI, redes de personas interesadas en cubrir, al menos, parte de sus propias necesidades y las necesidades de las/as demás de forma solidaria –desmercantilizando ciertas esferas de su vida. Este término engloba diferentes iniciativas de intercambio solidario multilateral y multirecíproco, basadas en el tiempo o en una moneda propia. Al analizar dichos espacios se ha subrayado su dimensión inmaterial tanto por el contenido de los intercambios como, sobre todo, por lo fundamental del componente afectivo y relacional presente en ellos. Estas iniciativas, partiendo de la idea de que la interdependencia es la situación común en la sociedad, no algo excepcional, ponen en práctica alternativas de organización y diversificación de los usos del tiempo de acuerdo a las situaciones y necesidades específicas de sus miembros y entienden las diferencias como recurso público. Esto permite visibilizar y revalorizar las tareas vinculadas a las sostenibilidad de la vida frente a la hiperexplotación e infravaloración de que son objeto. Por todo ello los ECI podrían ser considerados espacios de construcción colectiva de lo común. En este sentido entendemos su potencial, en el marco de un proceso del cambio de las pautas y hábitos socioculturales dominantes, para mejorar el bienestar de la población en su conjunto en clave de bienestar cotidiano (Torns, 2006:18-19), basado en la redistribución de la carga total de trabajo entre todas las personas, la revisión de la organización social del tiempo y la reducción del consumo a la capacidad de la biosfera…. Pero para ello es necesario continuar avanzando en la desarticulación de la construcción simbólica de la vida en pares de opuestos: público-privado, laboral-doméstico, trabajo-ocio; naturalezacultura; dependencia-autonomía construcción que hace y sospechosas ante las todo, del diferencias, miedo como idealiza las situaciones de autonomía y crea condiciones materiales que aíslan a las 27 personas y las hacen sentirse vulnerables. Desde esta perspectiva tras hacer una radiografia de los ECI que existen hoy en día en Andalucía, se han seleccionado dos de ellos, el BdT del Ecolocal y el CdT de la Talega. Los criterios de discriminación han sido: duración en el tiempo, carácter urbano, iniciativa ciudadana y disposición a participar en la investigación. A partir de la información disponible en sus webs, folletos informativos y documentos internos y la obtenida en las entrevistas realizadas sus promotores/as se ha analizado su tipología; gestión y uso de las TIC; motivaciones de los/as miembros; perspectiva de la crisis y situación actual y se han apuntado algunas de las dificultades y riesgos que deben afrontar. De cara al futuro debe profundizarse en la comprensión de las dimensiones espaciales y medioambientales de estos procesos así como en los efectos reales que tienen sobre la vida de las personas que los protagonizan. Para concluir, es importantes subrayar que se ha trabajado sobre dos iniciativas pequeñas pero, y esto es lo significativo, insertas en una extensa red de proyectos y colectivos que puede aumentar significativamente su potencial. Gibson-Graham propone de repolitizar la economía y abrirla a intervenciones que cuestionen la representación de capitalismo como la forma -o identidad- necesaria y naturalmente dominante de la economía (2006). Iniciativas como las que hemos presentado hacen posible, desde un nivel micro, estos procesos de recuperación de la economía desde la práctica colectiva. No es que la simple participación en estos espacios implique directamente una forma de activismo, pero cuando posibilita formas diversas de organización de la vida cotidiana basadas en la interdependencia y la responsabilidad social del cuidado y, en definitiva, en la construcción de lo común desde una perspectiva ecológicamente consciente, puede considerarse una acción política. Así mismo, el importante contenido relacional y emotivo de estas redes, nos recuerda que el afecto y que las emociones son cruciales para la acción colectiva y que es la “práctica ética” lo que nos permite pasar “del victimismo a la potencia, del enjuiciamiento a la acción y de la protesta a los proyectos positivos” (Gibson-Graham, 2006: 28 6). BIBLIOGRAFÍA Y OTRAS FUENTES • Amorevole, Rosa; Colombo, Grazia; Grisendi, Adele.1996. La Banca del Tempo, Come organizare lo scambio di tempo: i valori, i principi, i protagoniti. Milá: FrancoAngelo, Milán • Cahn, Eduart. 2004 No more through-away people, the co-production imperative. Washington: Essential Books • Carrasco Bengoa, Cristina. 2001 "La sostenibilidad de la vida ¿Un asunto de Mujeres?" , otoño-invierno 2001. Mientras Tanto, 82 , pp 43-70. • Secretaría Confederal Ecologistas en acción, 2009. “Continuar adelante. Decrecimiento y la priorización de los cuidados de la vida, ejes el trabajo futuro de Ecologistas en acción”. 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