FAO DOCUMENTO TECNICO DE PESCA 323 Examen de los métodos que se basan en la talla para evaluar las poblaciones de peces INDICE por J.A. Gulland y A.A. Rosenberg Grupo de Evaluación de Recursos Renovables Imperial College 8 Princes Garden Londres SW7 1NA Reino Unido ORGANIZACION DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION Roma, 1992 © FAO PREPARACION DE ESTE DOCUMENTO Este documento se ha preparado en el marco de las actividades del Programa Ordinario del Departamento de Pesca, con el propósito de presentar en una única publicación un panorama completo de los diversos métodos de evaluación de poblaciones basados en los datos de frecuencias de tallas que han ido apareciendo en la literatura pesquera. El uso de tales métodos se está difundiendo rápidamente, gracias sobre todo a la mayor disponibilidad y utilización de computadoras personales y programas fáciles de manejar, que simplifican los procedimientos de cálculo y la manipulación de los datos. Este documento se propone brindar un complemento útil a los diversos manuales, documentos y software ya existentes, y ofrecer una orientación general para la utilización y aplicación de los diferentes métodos disponibles. Por tratarse de una reseña de carácter general, no puede abarcar todos los aspectos, posibilidades y limitaciones de los métodos y enfoques que en él se describen, por lo que se recomienda a los lectores que consulten la abundante literatura que se consigna al final de este documento. Distribución: Departamento de Pesca de la FAO Oficiales Regionales de Pesca de la FAO Directores de Pesca Ciencias marinas (en general) Gulland, J. Examen de los La talla para FAO Documento 323. Roma, FAO. 1992. 112p. A., métodos evaluar las Técnico Rosenberg, que se basan poblaciones de de Pesca A.A.* en peces. № RESUMEN En este documento se examinan los diversos métodos de evaluación de poblaciones ícticas que se basan en el análisis de las frecuencias de tallas. Se hace hincapié en el muestreo y acopio de los datos de frecuencias de tallas, la estimación de parámetros poblacionales como el crecimiento, la mortalidad y el reclutamiento, y la estimación de la selectividad de la captura. Se dedica atención a la conversión de las tallas en edades mediante las claves edadtalla, la división de la composición por tallas y el uso de las modas. Se examinan los efectos a corto y largo plazo de los cambios en la selectividad y la mortalidad por pesca, y analizan los métodos utilizados para las evaluaciones a largo plazo y las proyecciones a corto plazo. Por último, se presentan varios ejemplos de los métodos más comunes y se destacan las ventajas que ofrecen las computadoras personales y los software más modernos para el procesamiento y análisis de los datos. * Nueva dirección: National Marine Fisheries Service Woods Hole, MA, Naciones Unidas El Dr. John Alan Gulland falleció en Cambridge (Inglaterra) el 24 de junio de 1990, tras una destacada carrera profesional que lo sitúa entre los más eminentes científicos pesqueros de los últimos 50 años. Nos dejó en herencia una inmensa producción, un legado de abnegada e inspirada labor. Del valor y alcance de su contribución al sector pesquero dan testimonio sus más de 150 publicaciones. Y quienes lo conocieron personalmente guardan imborrables recuerdos de sus agudas y originales intervenciones en numerosas reuniones técnicas oficiales e informales, en las que muchas veces se le pidió que actuara como relator debido a su gran habilidad para resumir y expresar en términos claros y simples las observaciones e ideas propias y ajenas. John Gulland nació en Andover (Inglaterra) el 26 de septiembre de 1926. Inició a trabajar en el campo de las ciencias pesqueras poco después de graduarse en matemáticas y estadística en la Universidad de Cambridge en 1951, cuando fue contratado por el Laboratorio de Pesca de Lowestoft. Allí se incorporó al equipo encargado de investigar la dinámica de las poblaciones de peces, y pronto comenzó a hacer importantes contribuciones al desarrollo de métodos cuantitativos para la investigación pesquera, primero en Lowestoft y más tarde a nivel internacional. Como miembro de la delegación británica, John Gulland empezó a participar y desempeñar un papel importante en grupos de evaluación de poblaciones ícticas y reuniones especializadas de comisiones internacionales como el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) y la Comisión Internacional de Pesquerías del Atlántico Noroeste (CIPAN). En 1966 entró a trabajar en el que actualmente es el Departamento de Pesca de la FAO, ampliando su esfera de interés a los recursos pesqueros y la pesca en todo el mundo. Allí desempeñó un papel fundamental en la evaluación de las pesquerías mundiales, así como en el desarrollo y difusión de métodos cuantitativos para la evaluación y ordenación de las pesquerías, particularmente en países en desarrollo. Como Jefe del Servicio de Recursos Marinos, John Gulland contribuyó a crear y mantener la reconocida capacidad de la Organización para ayudar a países tanto desarrollados como en desarrollo a evaluar y ordenar sus recursos pesqueros. Era rápido a la hora de identificar y comprender los nuevos problemas, pero reacio a recomendar métodos complejos. Como funcionario superior de la FAO, aportó a la Organización su enorme competencia y espíritu crítico hasta 1984, cuando se acogió a la jubilación anticipada para establecerse en Cambridge. Posteriormente ingresó al Grupo de Evaluación de Recursos Renovables (RRAG) creado por ese entonces en el Imperial College de Londres. En esta institución, John Gulland siguió trabajando con inalterado vigor en el campo de la investigación pesquera internacional. Aunque jubilado de la FAO, mantuvo un vivo interés por la labor de la Organización y continuó colaborando en sus esfuerzos para apoyar y reforzar la investigación, evaluación y ordenación de las pesquerías mundiales. El presente documento es un excelente ejemplo de esa continua colaboración, una aportación muy valiosa, que lamentablemente fue la última. Los esfuerzos postreros de la carrera profesional de John Gulland estuvieron consagrados a finalizar esta contribución. Y lo consiguió; como siempre a lo largo de su vida, no dejó cabos sueltos. Los hiperenlances que remiten a sitios Internet distintos de los de la FAO no implican, de parte de la Organización, ratificación oficial o responsabilidad respecto a opiniones, ideas, datos o productos presentados en dichos sitios, o una garantía de validez acerca de las informaciones que contienen. El único propósito de los enlaces a sitios distintos de los de la FAO es proporcionar otras informaciones disponibles sobre asuntos conexos. INDICE 1. INTRODUCCION 2. ACOPIO DE DATOS 2.1 Antecedentes 2.2 La mecánica del muestreo de tallas 2.3 Consideraciones operacionales 2.4 Procesamiento de los datos 2.4.1 Categorías comerciales 2.5 Diseño estadístico 2.5.1 ¿Cuántas muestras se necesitan? 2.5.2 ¿Cómo distribuir las muestras? 3. ESTIMACION DE LOS PARAMETROS 3.1 Estimación del crecimiento 3.1.1 Consideraciones generales 3.1.2 Identificación de las modas 3.1.3 Ajuste de curvas de crecimiento a las modas 3.1.4 Otros métodos de ajuste de curvas de crecimiento 3.2 Estimación de la mortalidad 3.2.1 Consideraciones generales 3.2.2 Utilización de la talla media 3.2.3 Curvas de captura basadas en datos de talla corregidos 3.2.4 Análisis de cohortes y análisis de la población virtual 3.2.5 Estimación simultánea del crecimiento y la mortalidad 3.3 Selección y reclutamiento 3.4 Conversión de talla en edad 3.4.1 Claves edad-talla 3.4.2 División de las composiciones por tallas 3.4.3 Utilización de las modas 4. EVALUACION DE LAS PESQUERIAS 4.1 Consideraciones generales 4.2 Evaluaciones a largo plazo 4.3 Cambios en la selección 4.4 Cambios en la mortalidad por pesca 4.5 Proyecciones a corto plazo 4.6 Otros usos de los datos de talla 5. OBSERVACIONES FINALES 5.1 Sensibilidad y límites de confianza 5.2 Cuál método utilizar 5.3 Diferencias entre zonas, migración, separación de poblaciones, etc. 6. BIBLIOGRAFIA 1. INTRODUCCION En los últimos años ha aumentado considerablemente el interés por los métodos basados en la talla para evaluar las poblaciones de peces. Este auge ha sido impulsado por al menos tres factores: los crecientes problemas que plantea la aplicación de los más conocidos métodos basados en la edad (especialmente en las zonas tropicales, donde los peces no llevan partidas de nacimiento fáciles de descifrar en sus escamas u otolitos); el desarrollo de métodos mejorados para analizar los datos de talla; y la mayor disponibilidad de computadoras, en particular de microcomputadoras de mesa, que ponen al alcance de todos la capacidad de cómputo necesaria para poder aprovechar algunos de los nuevos métodos. Este interés dio origen a una reunión organizada por el Centro internacional para la ordenación de los recursos acuáticos vivos (ICLARM) y el Instituto de Kuwait para la Investigación Científica (KISR) en Mazara del Vallo, Sicilia, en febrero de 1985, en la que participaron muchas de las personas que trabajan en los métodos basados en la talla. En el informe de la reunión (Pauly y Morgan, 1987) quedaron consignados muchos de los métodos en uso, algunos de los cuales sólo habían aparecido, hasta entonces, en la literatura no convencional. Del informe de la reunión se desprende claramente que los métodos basados en la talla ya han alcanzado la mayoría de edad y representan un valiosísimo conjunto de instrumentos para la evaluación de poblaciones. No deben considerarse inferiores a los métodos basados en la edad. La mayoría de las técnicas que utilizan la talla presentan una estrecha correspondencia con otras análogas que se basan en la edad. Parten de los mismos supuestos acerca del comportamiento de las poblaciones ícticas, y dependen en igual medida de la validez de tales supuestos. Los métodos basados en la talla tienen la desventaja operativa de que utilizan una escala temporal difícil, ya que el tamaño de un pez puede estar más íntimamente relacionado con aspectos como las necesidades de alimento o la depredación que con su edad. Con el reconocimiento de la utilidad de las técnicas basadas en la talla, ha surgido también la necesidad de cierta orientación general sobre su utilización. De hecho, la información que se necesita es de dos tipos. Por una parte, se requiere asesoramiento técnico acerca de la aplicación de los distintos métodos. Este aspecto está ya ampliamente cubierto en el manual publicado recientemente por la FAO (Sparre et al., 1989), que se basa en gran medida en la experiencia adquirida en diversos cursos de capacitación FAO/DANIDA. Lo otro que hace falta es un panorama más general de las distintas técnicas, que proporcione cierta orientación sobre los métodos que conviene utilizar. El presente informe, que se propone colmar esta laguna, se divide en cuatro partes. La primera versa sobre la recolección de datos. Una de las principales ventajas de los métodos basados en la talla es que los datos son fáciles de obtener. Todo lo que hay que hacer es ir al desembarcadero de pescado con un tablero medidor, lápiz y papel; uno de los objetivos importantes de esta sección es incentivar a que se tomen más muestras y a que se reúnan datos de un conjunto de muestras lo más variado posible, en cuanto a clases de artes, zonas de captura y períodos del añc. Para aumentar la eficiencia de esta labor, se imparten orientaciones acerca del diseño de muestras y de los métodos de registro y compilación. La segunda sección se ocupa del meollo de los métodos basados en la talla, a saber, de las distintas técnicas utilizadas para estimar los parámetros vitales de la dinámica de las poblaciones ícticas - las tasas de crecimiento y mortalidad y las pautas de selección y reclutamiento. Se describen todos los principales métodos, con sus ventajas e inconvenientes, acompañados en general de suficiente información para que el lector pueda aplicarlos. Sin embargo, para ahorrar espacio, cuando se trata de métodos complejos que ya están descritos en otras publicaciones y, en particular, cuando es posible acceder a programas de computadora para utilizarlos, las descripciones son someras. Este es el caso, en especial, de la serie de programas ELEFAN, que gracias a la ayuda del ICLARM están ahora al alcance de los científicos de países en desarrollo. La tercera sección trata del trabajo de evaluación propiamente dicho, es decir, de la combinación de esos parámetros estimados con otra información pertinente (sobre todo datos estadísticos del sector pesquero) a fin de determinar el estado de explotación de la pesquería -si la población está intensamente explotada o no- y prestar asesoramiento a las autoridades pesqueras sobre el potencial de expansión o la necesidad de ordenación. También se describe cómo evaluar el impacto de las posibles medidas de ordenación -por ejemplo de los aumentos de la talla en la primera captura-, que en algunos casos se pueden manejar particularmente bien con métodos basados en la talla. Por último, se dan consejos sobre los métodos que pueden resultar más útiles en distintas circunstancias. Las técnicas no tienen la misma utilidad en todas las pesquerías, y es probable que para una determinada población sólo algunos (o, en el peor de los casos, ninguno) de los métodos den buenos resultados. Esto dependerá de los patrones de crecimiento y reclutamiento, del lapso vital de la especie y de la selectividad de la pesca. Las pesquerías se pueden dividir en diferentes clases, y unas pocas muestras de tallas indicarán a qué clase pertenece una determinada pesquería y, por tanto, cuáles métodos se pueden utilizar. En esta última sección se hace hincapié también en la necesidad, sea cual sea el método que se utilice, de examinar la fiabilidad y precisión de las estimaciones obtenidas, así como la sensibilidad de los resultados a los supuestos de los que se partió y a los valores de los datos introducidos. 2. ACOPIO DE DATOS 2.1 Antecedentes La principal ventaja de los métodos que utilizan la talla radica en que los datos básicos son fáciles y rápidos de obtener. En el curso del examen más reciente de la cuestión de la recolección de datos, en la reunión de Sicilia sobre los métodos basados en la talla (Morgan y Pauly, 1987), Hoenig et al. (1987) señalaron que en muchos casos esos métodos exigían tanto trabajo de diseño muestral y de muestreo como las técnicas que se basan en la edad. Como observación de principio, eso es indudablemente cierto. Pero igualmente cierto, como observación de hecho, es que las dificultades para reunir datos de edad en el volumen y con la cobertura temporal y espacial adecuados son tan grandes, que los datos de este tipo disponibles para la mayoría de las pesquerías son insuficientes, incluso cuando no se tropieza con problemas prácticos, como los que plantea a veces la interpretación de los anillos en los otolitos. La observación de Hoenig et al. ha de considerarse desde otra perspectiva. Podemos decir que en muchas pesquerías, dadas las variaciones en las tallas y edades de los peces capturados en diferentes momentos y lugares y las limitaciones con que se tropieza para el muestreo, los métodos basados en la talla son probablemente los únicos para los que es factible reunir suficiente información estadística, es decir, datos que tengan plenamente en cuenta la variabilidad de las tallas (y edades) de los peces capturados en distintos momentos y lugares y con diferentes artes de pesca. El acopio de datos de edad está limitado a menudo por problemas de interpretación, y la obtención de datos sobre la captura y el esfuerzo se ve obstaculizada por las complicaciones operativas de la pesquería comercial. El acopio de datos de talla (representativos de lo que se ha capturado, ya que no siempre de lo que existe en el mar) tropieza con menos limitaciones, y es posible establecer sistemas de muestreo estadísticamente eficientes, en que los recursos desplegados para la adquisición de datos estén en un equilibrio razonable, por una parte, con los recursos totales disponibles para todas las actividades y, por la otra, con la contribución que esos datos puedan hacer al programa general de evaluación de poblaciones. No obstante, un examen superficial de los sistemas de acopio de datos en todo el mundo revela que en muchas partes las muestras de tallas no se obtienen de acuerdo con un diseño estadístico cuidadoso, y que sólo en muy pocos lugares se ha realizado un análisis estadístico completo para determinar el diseño óptimo. Además, en muchos casos los recursos asignados a esta labor son relativamente escasos, y una de las formas más sencillas de mejorar las evaluaciones es reuniendo más datos de talla (véanse, por ejemplo, Gulland 1987 y la observación de Pauly). Hay buenos motivos que explican esta situación. El acopio de datos de talla no es una tarea científica muy interesante o estimulante, incluso cuando se efectúa en condiciones confortables - y con frecuencia la única forma de obtener muestras verdaderamente representativas de las capturas es trabajando en los mercados de pescado en las primeras horas de la mañana o en la cubierta de una embarcación pesquera en el mar. El científico que se ocupa de la evaluación suele ser una persona muy atareada, a cargo de muchas labores que parecen más urgentes -pero que no son necesariamente más importantes a la larga- que el diseño de un buen plan de muestreo. Esto se refleja en el escaso número de publicaciones que tratan de la teoría y la práctica del muestreo de capturas comerciales. Una excepción notable es el informe del taller canadiense celebrado en 1982 (Doubleday y Rivard, 1983), que contiene mucha información valiosa y no se limita a la experiencia canadiense. Aunque las ponencias versan sólo sobre las pesquerías del Atlántico norte y el pacífico norte, algunas de las situaciones que se exponen, como la de las pesquerías de bajura de Terranova, son parecidas a las de los países en desarrollo. El diseño y la intensidad del muestreo pueden ser objeto de cierta atención al comienzo de una investigación, pero en esa etapa se plantea el problema del huevo y la gallina. No es posible establecer un buen diseño mientras no se sepa algo sobre la variabilidad de los datos, los análisis que será posible efectuar con ellos y la medida en que los errores de muestreo y otras fuentes de incertidumbre influirán en la precisión y fiabilidad de los resultados. Sin embargo, para responder a estas preguntas es preciso contar primero con datos que indiquen las variaciones espaciales y temporales de las muestras de tallas, y realizar algunos análisis preliminares con esos datos. Llegados a este punto, conviene definir algunos términos de uso común que describen los atributos de un plan de muestreo o las estimaciones que se obtienen con ese plan. Hay una distinción importante entre algunos términos que describen en qué medida las muestras repetidas se aproximan a una misma respuesta y hasta qué punto esa respuesta se aproxima (por término medio) al valor real. El primer atributo se describe por medio de la varianza, y las estimaciones con una varianza pequeña suelen considerarse de alta precisión. La medida en que la media obtenida de un muestreo repetido se aparta del valor real constituye el sesgo, y una muestra con un sesgo pequeño puede considerarse exacta. Al principio no cabe pensar en establecer un diseño muy elaborado. La primera fase de cualquier programa que incluya datos de talla como un componente importante deberá concentrarse únicamente en reunir la mayor cantidad posible de datos, cerciorándose de que la cobertura sea lo más amplia posible, es decir, que abarque datos de todas las estaciones del año (o de todas las temporadas en que se practique un nivel significativo de pesca), de todas las zonas y de todos los tipos de artes de pesca. Pero incluso en esta etapa se pueden aplicar ya algunos principios generales. Por ejemplo, la varianza dentro de cada muestra suele ser mucho menor que la varianza entre muestras distintas, por lo que merece la pena reunir muchas muestras pequeñas en lugar de pocas grandes. También hay procedimientos estadísticos generales para obtener un muestreo aleatorio, y estrategias como el muestreo por conglomerados, que se pueden utilizar desde el principio. Las oportunidades de diseñar un plan de muestreo plenamente eficiente se presentan al cabo de algunos años de investigación. En algún momento conviene desplegar un esfuerzo especial para dar respuesta a preguntas como las siguientes: • • • • • • ¿Hay posibilidades de sesgo? ¿Qué magnitud tienen los errores de muestreo? ¿Cuánto influyen esos errores en los resultados finales de los estudios de evaluación, por ejemplo en el valor de la CTP del año siguiente y en las diversas fases intermedias, como la estimación actual de Z? ¿Cuál es la importancia relativa de esta influencia en comparación con la de otras fuentes de error e incertidumbre -por ejemplo en las estadísticas sobre las capturas- o con los reconocimientos con ecosonda? ¿Cómo podría modificarse la labor de muestreo para reducir la varianza y, en la medida de lo posible, eliminar el riesgo de sesgo? ¿Convendría modificar la proporción de los recursos totales asignada al acopio de datos de talla? Estas preguntas, que deberían formar parte de los exámenes periódicos de los programas de investigación, se tratarán en mayor detalle en el Capítulo 5. En el presente capítulo, al analizar el diseño de las muestras y otros aspectos conexos se partirá del supuesto de que algo se sabe sobre la variabilidad de la población que se está muestreando (habitualmente las capturas comerciales) y sobre los usos a los que se destinarán los datos. 2.2 La mecánica del muestreo de tallas A primera vista, el muestreo de tallas parece ser lo más sencillo del mundo: se trata simplemente de ir al lugar apropiado y medir una parte del pescado disponible. En la práctica, sin embargo, para evitar dificultades posteriores en el uso de los datos, es necesario examinar atentamente algunos aspectos prácticos tales como: … ¿Cuáles características (por ejemplo, la longitud total) se medirán, en qué unidades y con qué grado de precisión? … ¿Cómo se registrarán las mediciones? … ¿Cuáles pescados se medirán? … ¿Cuántos pescados se medirán? Hay diversas medidas que se pueden considerar como la talla de un pez -la longitud estándar, la longitud a la horquilla, la longitud total, etc. (para una descripción más completa de este y otros aspectos prácticos de la recolección de datos de talla, véanse Holden y Raitt, 1974 y Anon, 1981). En lo que respecta a la aplicación de los métodos de evaluación basados en la talla, no tiene importancia cuál longitud se utilice, a condición de que se emplee siempre la misma medida y ésta se consigne en un registro. Pueden surgir problemas especiales con los animales de formas raras, como el camarón o la langosta (a menudo se utiliza la longitud del caparazón), o cuando parte de la captura ha sido parcialmente elaborada (por ejemplo, descabezada) antes de que se pueda proceder al muestreo. Si el pescado elaborado no se muestrea, existe el riesgo de sesgo, ya que es probable que sólo se elaboren ejemplares de ciertas tallas. En este caso, el muestreo se puede efectuar utilizando alguna otra medida corporal y convirtiendo luego los valores. Las mediciones deben realizarse con un grado razonable de precisión, pero sin pretender alcanzar una precisión extrema. Para la mayoría de las aplicaciones los datos se agruparán en clases de tallas -normalmente de 20 a 40 grupos-, y una precisión mucho mayor que la requerida para ello, que puede ser, por ejemplo, de medio centímetro para los pescados comprendidos entre 10 y 25 cm (lo que da 30 grupos), aportará poca información adicional. Hay buenas razones para no intentar obtener registros de muy alta precisión: el trabajo se vuelve más pesado y aumentan las posibilidades de error; por ejemplo, si la atención se concentra en ver si un ejemplar mide 53,4 ó 53,5 cm, puede ocurrir que la talla termine leyéndose o registrándose equivocadamente como 63,4 cm. De cualquier forma, es poco probable que se alcance ese grado de precisión durante un muestreo en gran escala en la cubierta de un pesquero o en un mercado de pescado. Hay algunas aplicaciones, como cuando se trata de diferenciar dos modas adyacentes, en que puede ser conveniente trabajar con divisiones más sutiles, aunque también hay límites en la ayuda que éstas pueden aportar cuando las modas están muy cercanas. Así pues, a menudo es útil medir los ejemplares con una precisión mayor que la de las agrupaciones que se utilizarán en la mayoría de los análisis. Como regla empírica, una precisión de 1 cm resulta suficiente para las especies en que la mayoría de los ejemplares miden 30 cm o más, con unos pocos que bajan hasta 20 cm; una precisión de medio centímetro es adecuada para los pescados de 15 cm o más; y así sucesivamente con los animales más pequeños. Por ejemplo, la mayoría de los bacalaos, cuya talla fluctúa entre 30 y 100 cm o más, se miden con una precisión de un centímetro, pero las frecuencias de tallas se consignan, en general, en grupos de 5 cm. Lo importante es recordar que, para la mayoría de los propósitos, la talla exacta de un determinado ejemplar no reviste ningún interés. Hay excepciones, por ejemplo cuando se relacionan diferentes mediciones para estudios morfométricos o para estudios de talla-peso, en cuyo caso podrán requerirse mediciones más precisas. Normalmente, sin embargo, la talla de un pescado sólo nos interesa en la medida en que es representativa del tamaño de los ejemplares de, por ejemplo, seis meses de edad, en una determinada zona y en un momento dado. Sea cual sea la precisión que se utilice al efectuar las mediciones, los límites de los grupos deberán definirse claramente. La norma habitual consiste en consignar las mediciones a la unidad inferior; por ejemplo, un pescado de 20 cm puede medir en realidad entre 20,00 y 20,99 cm. De esta manera resulta más fácil unir los datos en grupos más amplios -un grupo de 5 cm abarcará de 20,00 a 24,99 cm, etc.- que si los valores se aproximan a la unidad más cercana, es decir, si una talla de 20 cm significa de 19,50 a 20, 49 cm. En ocasiones se ha creado confusión al tratar de asociar mediciones basadas en criterios distintos. Cualquiera sea el sistema que se utilice, conviene que el tablero medidor contenga marcas claras de las divisiones que interesan, por ejemplo los centímetros enteros, y que se eviten todas las marcas que no interesen en ése muestreo, como los medios centímetros. El sistema de registro deberá elegirse de manera que facilite el trabajo de quienes hayan de medir el pescado y de los encargados de procesar los datos, especialmente de los que deban introducir los datos en la computadora u otro sistema que se vaya a utilizar. Un formulario de registro bien diseñado reducirá el trabajo y también las probabilidades de error, facilitando además la detección precoz y la corrección de los errores que de todas maneras se produzcan. Lo ideal es que no haya ningún paso intermedio -salvo tal vez una rápida verificación de que todos los datos estén consignados-entre el registro de los datos en el mercado o a bordo del pesquero y su introducción en el sistema de computadora. De hecho, Pope (1988) destaca las ventajas de que los buques de investigación lleven a bordo sistemas que permitan la introducción inmediata de los datos. Si se efectúan, como debería hacerse, controles de rutina de los datos a medida que se introducen en la computadora para detectar los errores más visibles, por ejemplo en la fecha del muestreo o el tamaño del pescado (no existen anchoas de 120 cm), y las dudas se plantean por el sistema de altavoz del buque, el esmero en el registro de los datos aumentará de forma prodigiosa. Ejemplos de los formularios utilizados para registrar las mediciones de pescados se pueden encontrar en Holden y Raitt (1974), en la versión actualizada (Anon, 1981) y en Burns et al. (1983), que es un valioso examen del programa de muestreo de las capturas en el nordeste de los Estados Unidos. La experiencia indica que no es fácil diseñar un formulario que satisfaga el criterio ideal en todas las circunstancias, y que cada sistema de acopio de datos requerirá un formulario ligeramente diferente, que tenga en cuenta las condiciones de trabajo, el tipo de información auxiliar que se necesite (nombre de la embarcación muestreada, su captura, etc.) y el sistema utilizado para elaborar los datos. La experiencia enseña asimismo que no es fácil diseñar el formulario perfecto, y que casi todos deben modificarse tras un período de uso. Por lo tanto, cuando se introduzca un nuevo plan de muestreo, convendrá examinar los formularios utilizados en otras partes, consultar con las personas que registrarán los datos en el mercado y los introducirán en la computadora, diseñar el formulario que, sobre la base de esas conversaciones, parezca más apropiado y luego revisarlo después de una temporada de uso (se recomienda no imprimir muchos ejemplares de este primer intento de formulario). Todo formulario constará de dos partes, en las que se registrarán dos clases de información - las mediciones efectivas y la información auxiliar acerca de la fuente de la muestra. Hay varias formas de registrar las mediciones. Lo más común es que se trabaje en pareja, con una persona manipulando el pescado y la otra registrando los valores. El formulario debería tener las longitudes ya impresas, de manera que se puedan marcar los números. Hoenig et al. (1987) recomiendan el uso de un diagrama de tallo y hoja, que es útil cuando se requieren registros muy precisos, pero el sistema de la “ventana”, en que las mediciones se registran en bloques de a cinco, es más usual y facilita los análisis posteriores. La información auxiliar es de la máxima importancia para el análisis e interpretación ulteriores. Deberá incluir: … la fecha … el lugar del muestreo … el nombre de la embarcación muestreada … el lugar en que se efectuó la captura (si se conoce; en el caso de las embarcaciones grandes que realizan viajes largos y que a veces no disponen de información exacta, habrá que registrar toda la información posible sobre los caladeros) … la fecha de la captura (en el caso de las embarcaciones que efectúen viajes largos, en que esa fecha puede diferir mucho de la del muestreo) … el equipo utilizado … las especies objecto de pesca (sobre todo si son diferentes de las especies medidas) … la cantidad total desembarcada (si la captura se ha clasificado en distintas categorías comerciales, es sumamente importante registrar las cantidades correspondientes a todas las categorías) … el nombre de la persona que efectúa el muestreo. El diseño del formulario y los detalles que habrá que registrar deberán decidirse teniendo en cuenta también los procedimientos que se seguirán en el procesamiento posterior de los datos, por ejemplo, el sistema de base de datos que se utilizará. Sobre este aspecto volveremos en la Sección 2.4. La elección de los ejemplares que se medirán deberá estar encaminada a evitar los sesgos y reducir la varianza. El sesgo se eliminaría y la varianza sería pequeña (aunque no necesariamente mínima) si cada ejemplar medido se escogiera al azar. Pero esto es imposible cuando se muestrean los desembarques de una pesquería comercial. La selección de los pescados que se medirán es un procedimiento jerárquico que abarca casi todas o a veces todas las siguientes fases: a. Espacio • diferentes regiones del país • diferentes desembarcaderos/puertos de una región b. Tiempo c. temporadas d. meses/semanas e. días Esto significa que el muestreo se efectuará sólo en ciertos desembarcaderos, en determinados días del año. En el momento en que se realiza el muestreo, intervienen otras fases: 1. Muestreo en un día • • • • desembarques de diferentes embarcaciones diferentes categorías de tamaño u otras categorías de pescado cajas u otros tipos de contenedores dentro de una categoría ejemplares individuales. El problema de cómo distribuir el personal y los otros recursos disponibles a fin de reducir al mínimo la varianza se examinará en la próxima sección, relativa al diseño de muestras. Aquí analizaremos las formas en que se producen los sesgos. La toma de muestras realmente aleatorias (de las embarcaciones que desembarcan un día dado, de los ejemplares de una caja) eliminaría el sesgo; pero a menos que se aplique un procedimiento sistemático de aleatorización -por ejemplo, seleccionando las embarcaciones según el orden en que desembarcan, extrayendo los números que se muestrearán de un conjunto de números al azar- es poco probable que el procedimiento sea verdaderamente aleatorio. La ausencia de un sistema consciente, es decir el muestreo efectuado de manera fortuita, no produce muestras de verdad aleatorias. Es casi inevitable que se siga alguna pauta inconsciente, y eso puede introducir un sesgo. Algunos sesgos son obvios. Si se mide una docena de pescados congelados de una caja del mercado o de una pila en la cubierta de una embarcación, normalmente se escogen los ejemplares más grandes. Si el encargado del muestreo está consciente de ello, es probable que se cuide de no coger los pescados de mayor tamaño. Para evitar el sesgo habrá que aplicar la regla general de que toda muestra deberá consistir en una o más cajas completas, o en una pila entera de pescado. Si de esta manera se obtienen muestras innecesariamente grandes (más de 100–200 ejemplares), el sesgo se puede evitar cogiendo todos los pescados de una parte de una caja, o dividiendo una pila en dos o más montones antes de decidir cuál muestrear. Otras fuentes de sesgo son menos evidentes. Los desembarcaderos escogidos tenderán a ser los que se encuentren cerca del instituto de investigación, o al menos los que tengan fácil acceso. En cuanto a las embarcaciones, habrá una tendencia a seleccionar las que desembarquen a ciertas horas del día, o en un lugar del mercado donde sea fácil efectuar el muestreo. Esas embarcaciones pueden corresponder a determinados caladeros (por ejemplo, las que desembarcan en las primeras horas del día pueden haber pescado cerca del puerto). En esos casos, el pescado muestreado tal vez no sea representativo de los desembarques totales, pudiendo producirse un sesgo. Los procedimientos para evitar el sesgo, que entrañan algún método preestablecido para seleccionar los desembarcaderos, los días y las embarcaciones que se muestrearán, son parecidos a los sistemas de muestreo para determinar las capturas totales (véase, por ejemplo, Bazigos, 1974). 2.3 Consideraciones operacionales Al diseñar un programa para muestrear los desembarques de una pesquería comercial (comercial, en este contexto, significa toda captura obtenida por una embarcación distinta de un buque de investigación), el científico puede verse enfrentado a una gran variedad de condiciones que influirán en la facilidad del muestreo. El pescado puede ser desembarcado por unas pocas embarcaciones grandes en uno o dos puertos importantes, o por numerosas embarcaciones pequeñas en muchos puntos a lo largo de la costa. En algunos casos la captura completa se expone durante un tiempo antes de venderla en subasta, y en otros, el pescado se vende y desaparece inmediatamente después del desembarque. El pescado puede descargarse sin ningún tratamiento previo pocas horas después de la captura, o bien conservarse en la embarcación por días (o incluso meses, en el caso de algunos palangreros atuneros y otras embarcaciones de altura) y someterse a algún tipo de elaboración antes del desembarque. Una misma especie puede ser capturada por diversos tipos de embarcación, y cada grupo de embarcaciones puede pescar varias especies diferentes. Gran parte de esta variedad puede darse incluso en zonas bastante homogéneas, como el nordeste de los Estados Unidos (Burns et al., 1983). Dada esta variedad de condiciones, es claramente difícil establecer directrices detalladas sobre cómo realizar el trabajo práctico del muestreo de tallas. Es tanto lo que depende de las condiciones locales, que los detalles de los distintos procedimientos deberán determinarse, a menudo, por tanteo. Una de las primeras decisiones que hay que tomar se refiere al momento, en la progresión desde la red del pescador hasta el consumidor, en que se efectuarán las mediciones. Cuanto más temprano se realice el muestreo, tanto mejor, ya que eso reducirá las probabilidades de clasificación o discriminación. El mejor momento suele ser cuando el pescado se descarga en el desembarcadero, especialmente si se dispone de un lapso de tiempo (por ejemplo, antes de una subasta) en que la captura se encuentra expuesta y sin tocar. También habrá que tomar en consideración el muestreo en alta mar, a bordo de los pesqueros. Es evidente que este procedimiento aporta datos de alta calidad, con información exacta sobre el lugar de la captura y otros aspectos, y puede ser la única forma de obtener datos fidedignos sobre el volumen y tamaño de los descartes. Sin embargo, no es eficiente, porque el muestreo se concentra en un lugar y no se reparte por toda la pesquería. Baird y Stevenson (1983) y Zwanenberg y Smith (1983) han comparado muestras tomadas en alta mar y en los puertos. Mientras que los segundos autores encontraron algunas diferencias entre ambos tipos de muestras tomadas de distintos conjuntos (diferencias que atribuyeron a una serie de causas, entre ellas, a divergencias reales entre los conjuntos), los primeros llegaron a la conclusión de que las dos fuentes era equivalentes, con varianzas aproximadamente iguales para un mismo volumen de muestreo. Sin embargo, ambos estudios se efectuaron en el Canadá. Las conclusiones podrían ser diferentes en otras pesquerías en que se practicara algún tipo de clasificación o procesamiento del pescado antes del desembarque. Puesto que el trabajo en el puerto permite un muestreo mucho más abundante y una cobertura más amplia de toda la flota, parece ser mejor como procedimiento ordinario, pero sin desaprovechar nunca las oportunidades de muestreo en alta mar, por ejemplo cuando se envíen observadores para verificar el cumplimiento de las normas. Al principio, hasta que se adquiera experiencia, conviene que los investigadores que vayan a utilizar los datos en análisis posteriores participen de cerca en el muestreo y la manipulación del pescado. No hay nada tan útil como unas pocas horas en un mercado de pescado al aire libre antes del alba, en invierno, en algún puerto pesquero del Mar del Norte, para entender cómo se producen los errores en los procedimientos de muestreo de tallas. Más adelante, este trabajo será realizado probablemente por personal menos calificado, y entonces convendrá exponer los procedimientos que deberán aplicarse en un manual detallado. Además de describir cómo rellenar los formularios, ese manual podría contener instrucciones sobre cuándo y dónde tomar las muestras (por ejemplo: medir el pescado de tres desembarques cuya ubicación en el mercado estará determinada por un conjunto dado de números aleatorios). Las instrucciones detalladas deberían evitar muchas de las fuentes de sesgo que surgen cuando las decisiones se dejan en manos de la persona encargada del muestreo. Se pueden establecer algunos principios generales que ayudarán a elaborar los procedimientos específicos para una determinada pesquería. La cooperación de los pescadores y comerciantes y vendedores de pescado locales es fundamental. En general, una vez establecido el programa, éstos se acostumbran a aceptar a los científicos como un componente normal del paisaje del mercado. Al comienzo hay que tener cuidado de explicarles lo que se está haciendo, para evitar interferir con las actividades normales del desembarcadero (es casi inevitable que las mediciones se efectúen en el mismo momento en que se están realizando muchas otras labores) y para no dañar o reducir de alguna otra forma el valor del pescado medido (cuando la medición tiene lugar antes de una subasta, esto significará muchas veces disponer ordenadamente el pescado en una caja, con los ejemplares más grandes a la vista). El muestreo para fines científicos deberá ser una operación claramente distinta de los posibles exámenes de la captura para fines de control, por ejemplo para verificar si se están acatando los límites de talla. El muestreo debe efectuarse lo antes posible después del desembarque, para reducir las probabilidades de clasificación o selección. Aun cuando no se realice una clasificación explícita, es común que los distintos mercados o clientes tengan preferencias por pescados de diferentes tamaños. En la práctica, la investigación y el muestreo tendrán que operar con más de una especie, pero esto no constituye necesariamente una desventaja. Por ejemplo, si se trata de muestrear una sola especie capturada principal pero no exclusivamente con un tipo de equipo o por un grupo de pescadores, los desembarques menores representarán una molestia. Si no se muestrean, algunas estimaciones, como la composición por tallas de los desembarques totales, pueden quedar seriamente sesgadas. Si se muestrean, esta labor puede entrañar viajes especiales a lugares distantes y la inversión de un tiempo desproporcionado para una sola especie. Sin embargo, en muchos casos los desembarques menores consistirán en las capturas incidentales de pesquerías dedicadas a capturar algunas otras especies. En ese caso, no será un problema tomar unas pocas muestras de los ejemplares incidentales en el marco de un programa orientado principalmente a esas otras especies. El muestreo en alta mar, ya sea en un buque de investigación o en una embarcación comercial, presenta sus propios problemas, entre los que suelen destacar las dificultades físicas del trabajo en un espacio limitado, para las que no se pueden dar reglas generales. Si es posible medir la captura entera, como en el caso de un lance con red de arrastre, los procedimientos son obvios. Si se mide sólo una parte de la captura, hay que tomar precauciones para evitar el sesgo. Esto se puede hacer dividiendo la captura en pilas o cestas aproximadamente iguales. Otra alternativa consiste en clasificar previamente la captura en especies o grupos de especies y medir sólo algunos. En este caso, como señala Pope (1988), se puede introducir un sesgo si el muestreo se concentra en las especies más comunes. Eso puede significar que una especie se muestreará sólo si es capturada en grandes cantidades; y esas pueden ser las ocasiones en que estén presentes los grupos de tallas dominantes, con una subrepresentación de los ejemplares muy grandes y muy pequeños. Lo mejor es que las especies que se vayan a medir, por ejemplo, en cada estación de un reconocimiento de rutina con red de arrastre estén previamente determinadas en el diseño del reconocimiento. 2.4 Procesamiento de los datos Las mediciones originales, tal como se toman en el mercado del pescado, no sirven de mucho. Antes de poderlas utilizar para aplicar, por ejemplo, un análisis de cohortes basado en la talla, tienen que someterse a alguna forma de procesamiento. El grado en que tal procesamiento deberá combinar información procedente de diferentes fuentes y el modo en que se presentarán los resultados dependerán de los tipos de análisis que se vayan a efectuar. En general, lo que se necesitará serán los totales (o porcentajes) correspondientes a cada grupo de tallas en las capturas totales (o desembarques) de una determinada especie durante un año, o bien algún subconjunto de esto, como las capturas durante un mes, o en un determinado puerto, o con cierto tipo de arte. Para entender los principios que intervienen, lo mejor es examinar la forma más completa de análisis, es decir, la estimación de las capturas anuales de una pesquería compleja con varias zonas, diversos desembarcaderos y varios tipos de artes, en la que sólo es posible muestrear algunas de las embarcaciones, en algunos de los desembarcaderos y algunos días de cada mes. Los pasos lógicos para procesar los datos, después de haber ordenado, si es necesario, las mediciones originales en grupos de tallas adecuados, son muy sencillos. Un paso, cuando sólo se dispone de algunos elementos de un conjunto (la mitad de una caja de pescado, una caja de 30 desembarcadas por la embarcación muestreada, dos embarcaciones de 15 que han desembarcado en un determinado día, etc.), consiste en estimar el total de la caja (o embarcación o día) multiplicando el número correspondiente a la muestra (la parte de la caja, la embarcación muestreada, etc.) por un factor de expansión apropiado (2 para la media caja, 15 si se ha muestreado una de 15 embarcaciones, etc.). (Nota: En algunos casos puede haber diversos factores de expansión. Por ejemplo, si las 15 embarcaciones han desembarcado 164 cajas de pescado y la embarcación muestreada ha descargado 10, un posible factor de expansión será 164/10 = 16,4. Este es normalmente el más satisfactorio, porque asigna un peso diferente a cada embarcación, según su contribución a las capturas totales). Si se han tomado diversas muestras de un conjunto (varias embarcaciones en un día o varios desembarcaderos de una zona), el paso siguiente consistirá en sumar el número de individuos de las diferentes muestras para obtener el total correspondiente a las unidades muestreadas del conjunto (es decir, a todas las embarcaciones muestreadas ese día). El procedimiento puede comprender una larga secuencia de estos pasos. Por ejemplo, si se ha muestreado parte de una caja de cada una de varias embarcaciones en varios días distintos de un mes y el muestreo se ha efectuado en algunos de los desembarcaderos (no en todos) de cada una de varias regiones de un país, los pasos necesarios para obtener el número de individuos de un determinado grupo de tallas desembarcado en todo el país serán los siguientes: • • • • • • • • • • • Expandir el número de ejemplares medido para obtener el total de la caja. Expandir el número de ejemplares de la caja para obtener el total de la embarcación muestreada (de la categoría en cuestión, si el pescado ha sido clasificado). Sumar, si es necesario, para obtener el total de todas las categorías en la embarcación muestreada. Sumar para obtener el número de individuos de todas las embarcaciones muestreadas ese día. Expandir para obtener el total de individuos desembarcados por todas las embarcaciones ese día. Sumar para obtener el total correspondiente a todos los días de muestreo. Expandir para obtener el total descargado en el mes (u otro período de tiempo básico) en ese desembarcadero. Sumar para obtener el total correspondiente a todos los desembarcaderos muestreados de una región. Expandir para obtener el total de toda la región en el mes (u otro período de tiempo básico). Sumar para obtener el total del país en el mes. Sumar para obtener el total del año. Cuando haya diferencias notables en el tamaño de los ejemplares capturados (como en el caso de los atunes pescados con palangres y con artes de superficie), convendrá mantener los grupos separados hasta la etapa final, es decir, calcular los totales anuales para cada arte y luego sumarlos. Cuando las diferencias sean menos pronunciadas, los distintos grupos podrán combinarse en una etapa más temprana, por ejemplo al calcular los totales regionales para un mes. Hay muchas posibilidades de elección en los detalles de este proceso, por ejemplo, en la duración del período de tiempo básico o en la manera de agrupar los datos de distintos desembarques. La elección dependerá del uso al que estén destinados los datos y del interés que revistan los diversos totales intermedios. El total de ejemplares de una única embarcación rara vez tiene importancia para la evaluación, pero a menudo es útil para comparar las distintas embarcaciones al determinar la variación intrínseca en la composición por tallas estimada. El mayor grado de detalle se requerirá probablemente cuando se apliquen las progresiones modales para estimar el crecimiento. En este caso los intervalos de tiempo deberán ser suficientemente cortos como para que el crecimiento en cada uno de ellos sea pequeño. Esto puede significar períodos quincenales o incluso de una semana en el caso de las especies de crecimiento rápido y lapso vital breve, como los camarones, mientras que para los peces de vida larga, como el bacalao, pueden ser adecuados períodos de un mes o incluso un trimestre. 2.4.1 Categorías comerciales Es frecuente que el pescado se clasifique en diferentes categorías, por lo general con arreglo a la talla, antes de ser vendido. La coherencia con que ello se efectúa varía de una pesquería a otra. En algunas, los ejemplares grandes se seleccionan y se venden aparte sólo en el caso de las capturas mejores, y lo que se considera un ejemplar grande puede cambiar de un día para otro; en las pesquerías de camarones tropicales, los productos (al menos los que se destinan a la exportación) se clasifican en varias categorías, basadas en el número de camarones por libra, que son las mismas prácticamente en todo el mundo. Esta clasificación aumenta la complejidad del trabajo, pero puede permitir obtener mejores estimaciones de la composición por tallas de los desembarques con poco o ningún esfuerzo adicional. Por ejemplo, si la mayor parte de la captura de camarón de un país se exporta, y si se conocen las proporciones correspondientes a cada categoría de longitud (número de ejemplares por libra), se tendrá mucha información sobre el tamaño de los camarones capturados, aun sin haber hecho ninguna medición. Pero hay que tener cuidado al utilizar los datos de las categorías, porque es fácil introducir un sesgo considerable. Por ejemplo, los camarones que no se exportan y, por lo tanto, no aparecen en los datos sobre las categorías de longitud, no constituyen una muestra aleatoria de la captura; en la mayoría de los casos son sólo los animales más pequeños. Su exclusión se traduciría en una notable sobreestimación de la longitud media de la captura. Los descartes representan una modalidad especial y difícil de clasificación efectuada por el pescador antes de la venta. Son particularmente notorios en muchas pesquerías de camarones peneidos (véase Gulland y Rothschild, 1984), donde es frecuente que se descarten todos los peces demersales, a excepción de los ejemplares más grandes, capturados incidentalmente en las redes camaroneras, pero también se practican en muchas otras pesquerías. La existencia de los descartes puede complicar muchas evaluaciones, especialmente las de los resultados del cambio de la selectividad efectiva de la pesca, y es por eso que es sumamente importante mantener la distinción entre las capturas y los desembarques. Estos problemas, que se analizan en Saila (1983), no guardan relación especial con los métodos basados en la talla, si bien, debido a que el descarte depende a menudo del tamaño de los ejemplares, los métodos basados en la talla pueden ser los más apropiados para tratarlos. 2.5 Diseño estadístico 2.5.1 ¿Cuántas muestras se necesitan? Algunas orientaciones generales sobre la magnitud del muestreo han sido publicadas por la CIPAN (1974) y en Hoenig et al. (1987). La gran diferencia que se observa entre ambas fuentes denota los distintos propósitos que se perseguían. Las recomendaciones de la CIPAN, que hablan de al menos una muestra (del orden de 200 ejemplares) por cada estrato de una pesquería (las pesquerías del Atlántico noroeste están estratificadas con arreglo al tipo de arte, la zona y el trimestre del año) en que se hayan capturado 1 000 toneladas de pescado o más, reflejan el nivel de muestreo necesario para vigilar adecuadamente una gran pesquería industrial, en la que se esté trabajando activamente en la aplicación de medidas de ordenación. En Terranova, donde esta norma se siguió (por lo menos de manera aproximativa) en una pesquería grande y compleja, se midieron 1 072 000 ejemplares en 1980 (Muir, 1983). En cambio, Hoenig et al. (1987), de acuerdo con Pauly (1984), buscando los niveles mínimos de muestreo que proporcionarían los datos necesarios para efectuar análisis simples basados en la talla, consideraron que el muestreo de un total de 1 000 a 1 500 ejemplares a lo largo de 12 meses era “excelente”, y que incluso un nivel de 500 a 1 000 ejemplares en 6 meses era “bueno”. Esta diferencia se debe en gran medida a las distintas finalidades perseguidas. Una muestra de 200 ó 300 pescados debería ser suficiente para identificar una o dos modas, y si la población tiene un comportamiento regular, las muestras repetidas a intervalos de dos o tres meses deberían revelar la progresión de esas modas de manera que permita establecer algunos buenos estimadores del crecimiento. Sin embargo, ese nivel de muestreo es totalmente insuficiente para calcular estimaciones razonablemente buenas de la captura total permisible para el año siguiente. Para el seguimiento regular de las pesquerías industriales, las normas de la CIPAN, que se han utilizado ya por muchos años sin que se hayan propuesto modificaciones importantes, parecen ser las más acertadas. Las normas de Pauly, en cambio, parecen demasiado optimistas, incluso para aplicaciones sencillas. Tal vez sean útiles como criterios para datos ya existentes, para juzgar si vale la pena analizarlos, por ejemplo, con objeto de obtener una estimación preliminar de la mortalidad total. Pero las metas para la recolección de nuevos datos deben fijarse en un nivel más alto. Muestrear 1 500 pescados en un año significa, para un tamaño muestral de 250 ejemplares, que sólo se tomará una muestra cada dos meses. Tal frecuencia, que requeriría sólo algunas horas de medición efectiva por año, sería apenas suficiente para cubrir las variaciones estacionales y no aportaría ninguna información sobre la posible variabilidad dentro de cada mes -información que es fundamental para establecer la fiabilidad de cualquier estimación que se obtenga. Una estimación cuantitativa razonable de la magnitud que habrá de tener el muestreo se podrá obtener sólo una vez que la investigación esté bastante avanzada como para conocer la variabilidad de la composición por tallas de las capturas y saber claramente cómo se utilizarán los datos y en qué medida la varianza de los datos de talla del muestreo contribuye a la precisión de los resultados finales, por ejemplo al nivel de la CTP. Antes de eso habrá que basarse en algunas orientaciones generales como las que se ofrecen a continuación, especialmente para la fase inicial de una investigación: … el muestreo debería abarcar al menos 14 meses, es decir, el ciclo anual completo, con suficiente traslapo para examinar las diferencias entre un año y otro … a menos que la pesquería sea altamente estacional, en cuyo caso el muestreo puede interrumpirse en la temporada inactiva, deberán tomarse muestras todos los meses … aunque después tal vez se establezca que unas muestras más pequeñas pero más numerosas originan menores varianzas en las estimaciones de la composición por tallas anual, al comienzo puede ser preferible tomar muestras moderadamente grandes (200–300) para establecer la composición por tallas de las capturas en un determinado momento y lugar … a menos que haya problemas prácticos para llegar a los desembarcaderos más distantes, el muestreo deberá distribuirse por toda la pesquería … deberán tomarse muestras de las capturas con todos los tipos de arte que extraigan cantidades significativas de las especies en cuestión … deberá haber suficiente duplicación dentro de los estratos, es decir, muestras del mismo arte, en la misma zona y el mismo mes, para establecer el nivel de la varianza dentro de los estratos y, por tanto, el grado de precisión que probablemente se pueda alcanzar. Para satisfacer estos criterios, con un mínimo de duplicación y sin intentar muestrear todas las combinaciones de arte/zona, se necesitarán probablemente unas 20 a 30 muestras. Esto no representa un gran volumen de trabajo; la medición misma puede requerir 5 ó 6 horas, más otras tantas, aproximadamente, para la verificación, introducción en la base de datos y procesamiento preliminar. Lo que absorbe más tiempo es la necesidad de efectuar unas 15 ó 20 visitas distintas a los desembarcaderos, que a veces pueden estar algo distantes del instituto de investigación. Esto sería excesivamente agotador si cada una de ellas se destinara sólo a medir una muestra de 200 ejemplares de una especie. En la práctica, cada visita a un desembarcadero puede incluir también la medición de muestras de otras especies, la recolección de muestras biológicas, por ejemplo para estudios de alimentación, entrevistas a los pescadores sobre los lugares en que han estado pescando y el esfuerzo que han desplegado, etc. Este nivel de muestreo, que se propone para el período de estudio inicial, constituye probablemente una primera aproximación razonable al muestreo como parte de un programa de investigación continuo y regular. A su debido tiempo habrá que modificarlo, reduciéndolo si se ha concluido que los métodos basados en la talla no son muy útiles o si hay pocas variaciones entre distintos meses, artes o zonas, y aumentándolo si se considera probable que los métodos basados en la talla constituyan una parte importante del programa de investigación. Al final, los cálculos de la varianza de las estimaciones, por ejemplo de la proporción de pescado en cada grupo de tallas, deberían permitir determinar el nivel óptimo de muestreo, aunque este puede ser un procedimiento estadísticamente complejo. 2.5.2 ¿Cómo distribuir las muestras? Dado un cierto volumen de recursos -tiempo del personal, fondos para viajar a desembarcaderos distantes, etc.-, se plantea el problema de cómo distribuirlos para obtener el mejor resultado (es decir, estimaciones no sesgadas y con una varianza mínima). Para medir un máximo de ejemplares habría que dedicar todo el tiempo posible a las mediciones mismas, “desperdiciando” poco tiempo en los desplazamientos de una embarcación a otra o de puerto en puerto. En la práctica, esto significaría que el muestreo se concentraría en los desembarcaderos más cómodos y que se medirían grandes cantidades de pescado de cada embarcación muestreada. Tal diseño de muestreo tendría muy pocas probabilidades de ser óptimo. Casi seguramente estaría sesgado, pues el pescado descargado en desembarcaderos más distantes o incómodos tendrá probablemente una composición por tallas bastante diferente de la de las capturas desembarcadas en puntos más cercanos. También tendría una varianza alta. El pescado desembarcado por una embarcación (o en un puerto) tiende a ser más o menos del mismo tamaño, por lo que dos cajas de pescado de una misma embarcación (o de un mismo puerto) tendrán composiciones por tallas más parecidas que dos cajas desembarcadas por embarcaciones distintas (o en puertos diferentes). Así pues, una vez medida una caja de pescado de una embarcación, seguir muestreando el mismo barco no aporta, en general, mucha más información sobre las tallas del pescado en los desembarques totales. Este tipo de información mejorará si se incluyen más embarcaciones en el muestreo (aunque se midan menos ejemplares), en lugar de aumentar el tamaño de la muestra de una misma embarcación. La cuestión de la asignación óptima en el muestreo estratificado y en etapas múltiples se examina en los textos estadísticos clásicos (como Cochrane 1953 y las ediciones posteriores), y su aplicación al muestreo de tallas se analiza en Gulland (1966). La magnitud del muestreo en un estrato (una zona, los desembarques de un determinado tipo de embarcación, etc.) debería ser proporcional a la contribución de ese estrato a la variabilidad total, es decir, máxima en los estratos que aportan los desembarques más grandes o presentan las tallas más variables. El tamaño de las muestras en diferentes etapas (el número de ejemplares medido en una embarcación, o el número de embarcaciones muestreadas en un desembarcadero en un día) dependerá de los costos relativos de la toma de más muestras (de más embarcaciones o en más desembarcaderos) o de la toma de muestras más grandes, así como de los tamaños relativos de la varianza entre distintas muestras y dentro de cada una de ellas. Dos muestras de 150 pescados siempre aportarán más información (darán estimaciones con varianzas menores) que una de 300 ejemplares, pero requerirán más tiempo. Un tamaño muestral de 150 individuos será mejor que uno de 300 individuos, si un conjunto de muestras de 150 pescados cada una (por ejemplo 20 muestras, o sea un total de 3 000 ejemplares) aporta más información que un conjunto de muestras de 300 pescados que se reúna en la misma cantidad de tiempo (por ejemplo 12 muestras, o 3 600 ejemplares). La experiencia general indica que, en las condiciones típicas de los desembarques comerciales, el tamaño muestral óptimo es bastante pequeño, tal vez de 50 a 150 ejemplares. 3. ESTIMACION DE LOS PARAMETROS 3.1 Estimación del crecimiento 3.1.1 Consideraciones generales Diferencias entre individuos. Si se examina la distribución de tallas de los ejemplares de una determinada clase anual, todos aproximadamente de la misma edad, se verá que no tienen todos el mismo tamaño. Por lo general, las tallas presentan una especie de distribución normal en torno a alguna longitud media, con una desviación estándar bastante apreciable. Parte de esta dispersión se debe a que los peces no desovan todos exactamente en el mismo momento, y los ejemplares del comienzo de la temporada del desove serán normalmente algo más grandes que los que nacieron más tarde. Un elemento del paquete de programas ELEFAN utiliza este argumento para obtener, esencialmente mediante extrapolación de la distribución de tallas por edad observada, una estimación de la distribución de la época del desove a lo largo del año. Las variaciones en la época del desove no pueden constituir la única explicación de las diferencias en las tallas por edad, pues de ser así la dispersión de las tallas disminuiría a medida que los peces aumentan de edad y se reduce la influencia que pueden tener en la talla unas pocas semanas de diferencia en la edad real. También la información sobre los incrementos del crecimiento, obtenida, por ejemplo, mediante el marcado, arroja unas variaciones considerables. Está claro que puede haber diferencias notables en el crecimiento de los individuos. Una consecuencia secundaria de ello es que el método ELEFAN para determinar la época del desove debe utilizarse con cautela. Las conclusiones serán probablemente válidas si se basan en las pautas estacionales de abundancia de peces más pequeños (para lo cual es necesario tomar muestras casi todos los meses del año), pero pueden ser engañosas si descansan en una larga extrapolación inversa a partir de los ejemplares más grandes. Sainsbury (1980) y otros autores han señalado algunas consecuencias más serias. Si los individuos crecen a ritmos diferentes, que pueden describirse por las diferencias en los parámetros de crecimiento K Y Linf, los resultados que darán muchos análisis no serán los mismos que los que se obtendrían si todos los peces crecieran a un ritmo igual, descrito por unos parámetros K Y Linf equivalentes a las medias de los valores individuales de K Y Linf. Por ejemplo, si estamos estudiando el crecimiento de peces marcados y aplicamos el método común de trazar un gráfico del incremento de tamaño entre el marcado y la recuperación del pez, ocurrirá, si hemos marcado ejemplares bastante grandes, que los peces más grandes serán los que tendrán los valores más altos de Linf. Estos ejemplares crecerán más de lo previsto, y los incrementos disminuirán menos de lo que cabía esperar. La cuestión de examinar la variabilidad individual de K Y Linf está siendo ahora objeto de mayor atención (Burr 1988). Aunque es evidente que quienquiera que utilice métodos basados en la talla reconocerá esta variabilidad, las técnicas actuales para estimarla aún no se aplican de forma rutinaria. Los errores que se introducen cuando no se tienen en cuenta las diferencias individuales en el crecimiento son pequeños en el caso de los métodos tradicionales basados en la edad, que establecen, por ejemplo, la talla media por edad, pero pueden ser grandes en algunos de los métodos que se basan en la talla. Los efectos precisos se examinarán más adelante en relación con los métodos en cuestión; lo que interesa aclarar aquí es que, cuando se utilicen métodos basados en la talla, muchas veces habrá que tomar en consideración el grado de variación que puede haber en las tasas de crecimiento individuales. Determinación de una escala temporal. Cuando utilizamos los datos de talla para estimar el crecimiento, estamos tratando de determinar una escala temporal a partir de un conjunto de datos que no contiene ninguna información explícita sobre el tiempo. El éxito de este ejercicio dependerá de la magnitud de la señal implícita sobre el tiempo que esté presente en los datos. Esto se refiere básicamente a la magnitud de los cambios ocurridos entre un momento y otro, es decir, a las diferencias que se observen entre muestras tomadas en períodos diferentes. El primer paso de cualquier método de estimación del crecimiento consiste en examinar las muestras tomadas en distintos momentos. Cuanto mayor sea la diferencia, y cuanto mayor sea el grado en que esas diferencias se ciñan a una pauta lógica, tanto más clara será la “señal” presente (para utilizar un término común en la teoría de la información) y, por tanto, la posibilidad de estimar el crecimiento, a condición de que se utilice un método apropiado. Por el contrario, si los cambios de un momento a otro son reducidos, la señal es escasa y puede ser imposible estimar el crecimiento, por más ingeniosos que sean los métodos aplicados. El cambio que se observa con mayor frecuencia consiste en un máximo relativo (o, a veces, dos o más máximos relativos) entre los peces más pequeños (correspondientes al grupo de edad más joven plenamente reclutado), que aumenta mes a mes hasta que después de un año aparece un nuevo máximo relativo y entonces, o más tarde, el máximo más alto se vuelve indistinguible entre los peces más grandes (Fig. 3.1). Un método sencillo (y uno de los más antiguos) para estimar el crecimiento consiste entonces en presuponer que cada máximo relativo identificable corresponde a la talla media de una clase anual y ajustar una curva de crecimiento a esas medias. La mecánica de los métodos de este tipo se puede analizar en dos fases: la identificación de las modas y el ajuste de la curva. La posición de las modas no nos dice todo lo que necesitamos saber sobre una frecuencia de tallas, y si utilizamos solamente las tallas modales estaremos desperdiciando la información acerca de la forma de la distribución entre las modas, que puede ayudarnos a estimar la tasa de crecimiento. Se han elaborado una serie de métodos distintos que consideran la distribución de frecuencias en su conjunto. Observando los cambios que ésta experimenta de mes en mes y comparando esos cambios con los que cabría esperar con diferentes curvas de crecimiento, se puede determinar la curva que da el mejor ajuste. Por último, cabe recordar que rara vez será necesario utilizar un sólo método aislado, y que las estimaciones del crecimiento pueden mejorarse a menudo examinando información adicional, sobre todo si ésta contiene una clara escala temporal, como el crecimiento de peces marcados, o algunas determinaciones de la edad que por sí solas no bastarían para establecer una curva de crecimiento. 3.1.2 Identificación de las modas La manera más sencilla de identificar las modas consiste en trazar simplemente la frecuencia de tallas de una muestra y observar las modas que se manifiestan. Este procedimiento se remonta a la primera aplicación de métodos basados en la talla por Petersen (1891), y debería ser siempre el primer paso de un análisis. Si se distinguen varias modas y esta operación se puede repetir para varios meses del año, debería ser posible determinar los valores modales a simple vista y ajustar una curva de crecimiento a dichos valores. Esto no sólo proporciona una estimación rápida del crecimiento, sino que además los valores obtenidos pueden utilizarse como primeras estimaciones en los métodos más objetivos, ahorrándose así una parte de las operaciones en computadora. Figura 3.1 Ejrmplo tipico de una composición por tallas relativamente favorable, que muestra modas que probalblemente sean grupos de edad y su progressión de mes en mes. La mayoría de los métodos objetivos de identificación de modas parten de la observación de que la frecuencia de tallas de los peces de una misma clase anual suele ser aproximadamente normal. Esto permite desarrollar métodos gráficos más complejos, utilizando por lo general el papel de probabilidad que, gracias a una ingeniosa escala, hace que una curva normal aparezca como una línea recta. Varios autores han descrito métodos de este tipo (Harding, 1949; Cassie, 1954; Tanaka, 1956). Bhattacharaya (1967) ha propuesto un método diferente. Este autor observó que las frecuencias fi, fi+1 … en puntos consecutivos de una curva normal tienen entre sí la relación lineal In (fi/fi+1) = a - bli donde b = s2, la varianza de la distribución. Si se utilizan datos agrupados, las constantes de la relación serán ligeramente diferentes, pero un gráfico de ln (fi/fi+1) respecto de li, el límite inferior del intervalo de tallas, dará igualmente una línea recta. En este caso, los parámetros de la curva normal estarán dados por las ecuaciones siguientes: Media = 0,5d + a/b y Varianza = 1/b - d2/b2 donde d = la amplitud del intervalo de tallas. Los pasos prácticos para utilizar este método son los siguientes: a. Se traza un gráfico de los datos de la manera habitual. Esto revelará si hay modas evidentes y su posición aproximada. Si no aparecen modas en este gráfico, probablemente no merezca la pena seguir adelante. b. Se traza un gráfico de ln (fi/fi+1) respecto de li. c. Se identifica en qué parte de ese gráfico existen series de al menos tres puntos sucesivos en línea recta decreciente. d. Se ajusta una línea recta a cada uno de esos grupos y a partir de eso se estiman los valores de a y b, y luego la media y las varianzas de las distribuciones poblacionales. Todo este procedimiento se puede efectuar gráficamente, incluido el último punto. Pauly y Caddy (1985) adaptaron el método de Bhattacharaya a una pequeña calculadora, eliminando así parte de su subjetividad. Sin embargo, puesto que puede tratarse sólo de tres o cuatro puntos y hay que elegir cuáles puntos incluir, la ventaja de la objetividad puede ser más aparente que real. Este método puede utilizarse si se dispone del programa, pero de todas formas deberán trazarse siempre los gráficos (pasos (a) y (b) supra) para ver qué revelan los datos y formarse una primera impresión de la fiabilidad de los análisis. El programa de Pauly y Caddy genera también una estimación del número de peces que compone cada grupo modal. Con estos datos y con los parámetros de las distribuciones de los componentes, es posible reconstruir la distribución original. La reconstrucción deberá trazarse y compararse con la distribución original. Quienes tengan acceso a microcomputadoras podrán utilizar los programas ELEFAN o LFSA, que también contienen rutinas para aplicar el método de Bhattacharya. Los métodos computerizados se remontan al método de la máxima verosimilitud de Hasselblad (1966) y se pueden obtener en programas tales como NORMSEP (Abramson, 1971) y ENORMSEP. Este tema ha sido tratado más a fondo en MacDonald y Pitcher (1979), una obra que reúne la literatura estadística y pesquera. El gran problema estadístico de la identificación de modas, ya sea a ojo o con métodos más elaborados, es el que señalaron MacDonald (1969) y otros autores después de él, a saber, que a menos que las diferencias entre las medias de las dos distribuciones sean suficientemente grandes, la distribución común no presentará modas evidentes. La regla para que dos distribuciones muestren modas claramente identificables es que sus medias deben diferir en más del doble de la desviación estándar de la distribución con mayor dispersión. Puesto que al aumentar la edad de los peces se reduce la diferencia entre grupos de edad adyacentes y normalmente aumenta la dispersión de las tallas por edad, la probabilidad de diferenciación es mucho menor entre los peces más viejos. Por ejemplo, las cifras relativas a Lutjanus coccineus en aguas de Kuwait son las siguientes: Edad 0 Edad 1 Edad 2 - edad 1 Dif. en la talla media 13,9 cm d.e. mín. edad 2 Dif. en la talla media 10,7 cm d.e. mín. edad 3 Dif. en la talla media 6,7 cm d.e. mín. En este caso, debería ser posible diferenciar la edad 0 de la edad 1, y probablemente también la 2 de la 1, pero no las edades 2 y 3. Otro método para aclarar la posición de las modas es el de aplicar alguna forma de suavizado. El más conocido es el que se utiliza en el programa ELEFAN I (véase Pauly, 1987, y la bibliografía allí consignada). Este programa calcula un promedio móvil de 5 puntos y luego compara la frecuencia observada con ese promedio: los valores muy superiores al promedio indican una moda. La ventaja de este procedimiento es que después de varios ajustes para corregir las diversas fuentes de sesgo y otros problemas, se obtiene un conjunto de números, los máximos relativos, expresados de una forma estándar que se puede utilizar en las fases siguientes del programa ELEFAN - de hecho, el usuario normal no necesita ocuparse de esta fase del programa. El procedimiento es sensible al tamaño del intervalo de tallas utilizado si éste es demasiado amplio en comparación con la amplitud de las modas, los detalles se pueden perder, y si es demasiado estrecho, el suavizado destruirá gran parte de las características de las modas. Si la varianza de las tallas por edad aumenta con la edad, es posible que ningún intervalo de tallas sea ideal. También hay problemas con los números pequeños en el extremo superior de la distribución de tallas. Además, entre los peces más grandes y viejos es muy probable que la diferencia entre las tallas medias de clases anuales adyacentes (u otros grupos que produzcan modas entre los ejemplares más pequeños) ya no sea suficientemente grande para generar modas distinguibles y que cualquier moda que se detecte sea un efecto artificial de las variaciones en el muestreo. Este método sólo es recomendable si ha de utilizarse como parte del paquete ELEFAN. También hay objeciones a los otros métodos de determinación de modas que no utilizan más información que la frecuencia de tallas que se está analizando. Por tanto, una vez decidido que vale la pena avanzar más allá del simple examen visual de una frecuencia de tallas (o sea, cuando se haya aplicado este método y se hayan obtenido resultados interesantes), conviene pasar directamente a los métodos que toman en consideración más información. MacDonald y Pitcher (1979) presentan un procedimiento para estimar las medias y las desviaciones estándar de una serie de distribuciones normales de la frecuencia de tallas completa. Los cálculos se vuelven más fáciles y veloces si se sientan supuestos sobre la relación entre las desviaciones estándar (iguales, o crecientes según el tamaño) y si se dispone de estimaciones preliminares de las medias recabadas de otras fuentes, por ejemplo, determinando la edad de algunos peces. Este método es probablemente el mejor para extraer el máximo de información de una única muestra. Sin embargo, hay límites a lo que se puede hacer con una sola muestra. En la práctica, aunque vale la pena dedicar tiempo a estudiar una muestra, más valioso aún es reunir un mayor número de ellas. Entonces se podrán aplicar los métodos que se describen en las próximas secciones. Otro método de separación de una frecuencia de tallas es el de Schnute y Fournier (1980). Estos autores utilizaron una forma modificada de la ecuación de von Bertalanffy para predecir la posición de las modas intermedias, dadas las modas más grande y más pequeña y su número total (es decir, los grupos de edad). También supusieron que existían dos o tres modelos de cambio de la desviación estándar con la edad, reduciendo así el número de grados de libertad. Este método no parece 3,61 5,64 8,44 presentar ninguna ventaja particular con respecto a los otros que operan con una única distribución. La extensión lógica de la separación de una frecuencia de tallas en las distribuciones normales de sus componentes es reconocer que un conjunto de distribuciones tomadas en diferentes momentos de una misma población, y específicamente sus medias y varianzas y las proporciones relativas de los diferentes componentes, deben ajustarse a un modelo (Pope, 1987; Rosenberg y Beddington, 1987; Sparre, 1987; Rosenberg y Beddington, 1988). Las proporciones correspondientes a componentes consecutivos deben decrecer de conformidad con la mortalidad total, y las medias deberían seguir cierta curva de crecimiento, mientras que las varianzas deberían ser parecidas, pero aumentando quizá con la edad. Esto reduce mucho el número de parámetros que se ha de estimar (dos o tres para el crecimiento, según si se incluyen los efectos estacionales, uno menos que el número de clases anuales presentes para sus proporciones relativas, uno para la tasa de mortalidad, y uno, o tal vez dos, para las varianzas). Si el análisis se aplica a un conjunto de frecuencias de tallas, este número puede ser sustancialmente menor que el número de grados de libertad, y las probabilidades de obtener estimaciones razonables de la mayoría de estos parámetros son buenas. De esta manera, un único procedimiento puede generar estimaciones del crecimiento (y posiblemente de la mortalidad), dando al mismo tiempo estimaciones de la posición de las modas (véase la Sección 3.1.3 más adelante). Otro método para localizar modas, que resulta útil cuando se analizan grandes volúmenes de datos reunidos regularmente, y que ha sido descuidado durante el reciente auge de los análisis complejos de un número relativamente pequeño de muestras, es el que podría llamarse método de las anomalías. Si se dispone de datos de varios años, se puede calcular el promedio de las frecuencias de tallas de todos los años. Entonces la frecuencia de tallas de cualquiera de los años se puede expresar como la desviación, o anomalía, con respecto a ese promedio global. Los máximos relativos corresponderán a las clases anuales particularmente fuertes, mientras que las débiles producirán mínimos relativos. En la Figura 3.2 se presenta un ejemplo típico, correspondiente a la población de bacalao en torno a la Isla Osos. La tasa de crecimiento de esta población se conoce bien gracias a los otolitos (alrededor de 10 cm por año entre los 45 y 75 cm); la figura se preparó para ilustrar el uso de los datos de talla para fines de pronóstico, pero muestra muy claramente la progresión de la moda debida a la poderosa clase anual de 1950, que define muy bien la curva de crecimiento. Este método tiene una ventaja en comparación con el criterio anterior para distinguir las modas, por cuanto la separación entre las modas puede corresponder al crecimiento de varios años (por ejemplo, entre las buenas clases anuales de 1982 y 1985). Esto significa que la condición de que la separación ha de ser superior al doble de la desviación estándar menor puede cumplirse también para las edades más avanzadas, mejorando así la posibilidad de identificar modas hasta en los ejemplares más grandes. Otra ventaja es que si las desviaciones se expresan como porcentajes de la media, los valores serán en gran medida independientes de los efectos de la selectividad y la mortalidad (suponiendo que éstas sean constantes de año en año), y eso puede simplificar la interpretación, especialmente en las pesquerías con un alto grado de selección (por ejemplo, con red de enmalle). Este método debería ser particularmente valioso para los peces de lapso vital largo, sobre todo si la fuerza de las clases anuales es muy variable. 3.1.3 Ajuste de curvas de crecimiento a las modas Una vez identificadas las modas con suficiente claridad para estar razonablemente seguros de que corresponden a una clase anual o a otro grupo independiente de peces que sea posible seguir de mes en mes (o con arreglo a algún otro intervalo de muestreo), las posiciones de las modas se pueden considerar como estimaciones de la talla media de ese grupo de peces y es posible ajustar a ellas una curva de crecimiento apropiada. La diferencia inmediata entre este procedimiento y el ajuste de curvas de crecimiento a los datos de tallas por edad obtenidos con determinaciones de la edad basadas en las escamas o los otolitos es que no existe una escala temporal absoluta. En términos de la ecuación común de von Bertalanffy: lt = Linf {1-exp[-K(t-to)]} no es posible obtener ninguna estimación del parámetro to. Este no es un problema grave, ya que to tiene poca significación biológica -no cabe pensar que un pez crezca exactamente de la misma manera a lo largo de toda su vida. El problema se puede resolver tomando una fecha arbitraria como momento 0, por ejemplo el 1° de enero precedente a la aparición de una moda entre los peces más pequeños. Esto funciona bien si se está siguiendo la progresión de una sola moda (es decir, una camada de peces). En la práctica, una muestra puede presentar diversas modas, y los datos de varios años pueden revelar varios grupos distintos. Si el muestreo de diferentes años es razonablemente bueno, debería ser posible relacionar las modas de años distintos con las mismas edades; por ejemplo, en todas las muestras tomadas en mayo habrá modas en torno a los 10–12 cm que se podrán asignar arbitrariamente a la edad 1, y así sucesivamente a medida que esas modas se sigan en muestras posteriores. Si sólo se dispone de pocas muestras, habrá que encontrar otras soluciones. En su estudio original, Petersen (1891) asignó la edad 1 a la moda más pequeña, la 2 a la siguiente, etc. Pauly (en sus programas ELEFAN) y otros autores repiten las muestras a fin de obtener una serie más larga a partir de los datos de un solo año. Es decir, teniendo, por ejemplo, las observaciones de 1987, suponen que la distribución de tallas de 1988 será similar y repiten los datos de 1987 para seguir las modas de esos datos en los presuntos datos de 1988 (véase la Figura 3.3a). Los supuestos que entraña este procedimiento pueden no estar justificados, y si se cuenta con datos de varios años y se necesitan estimaciones separadas, es mejor seguir la misma camada de peces a lo largo de varios años (véase la Figura 3.3b). La aplicación práctica de este método revelará pronto su mayor escollo, a saber, que mientras el cuadro que presentan los peces pequeños es claro y la tasa de crecimiento de éstos se puede determinar con bastante precisión, entre los peces más grandes las modas son menos evidentes y puede no estar claro qué edad deberá asignarse a una moda o, en otras palabras, cuál moda detectada entre los peces más grandes deberá correlacionarse con una determinada moda de los más pequeños. Lógicamente, al ajustar ecuaciones de crecimiento deberá darse más peso a las modas más pequeñas, pero aún no se ha elaborado un buen procedimiento estadístico para hacerlo. Figura 3.2 Composición por tallas de las capturas anuales de bacalao extraidas por arrastreros ingleses en torno a la lsla Osos en el periodo 1950–1959. Estas se ezpresan como porcentajes de la composición por tallas media. Obsérvese la progresión de la moda debida a la fuerte clase anual de 1950. Figura 3.3.a Utilización típica del programa ELEFAN para extender las muestras de un año (en realidad,sólo de septiembre a marzo) a un segundo año, aplicada a los datos originales (derecha) y a los datos reestructurados por ELEFAN (izquierda). Obsérvese que la curva ajustada está determinada en gran medida por la correclación de los peces grandes de octubre-noviembre con las modas dominantes en octubremarzo (datos de Pauly, 1982). Figura 3.3b Composiciones por tallas efectivas en cino años consecutivos, reestructuradas por ELEFAN (datos sobre Stolephorus heterolobus en las lslas Salomón, tomados de Rawlinson, 1989). Nótese que la distibución de un mes dado no es igual todos los años, y que las curvas ajustadas no siempre se continúan de un año a otro. Una solución es la que ofrece el programa ELEFAN. La serie completa de programas ELEFAN, que abarca más que el mero ajuste de una curva de crecimiento a los datos de talla, está descrita en Pauly (1987). La información detallada sobre la aplicación de los programas, incluidos los discos de computadora con los programas, se puede solicitar al ICLARM, en Manila. Por lo tanto, esa información no se repetirá en este manual, donde nos limitaremos a describir, en los puntos apropiados, las diferentes partes del sistema ELEFAN. El programa ELEFAN 1, que fue la primera parte creada, examina distintos conjuntos de parámetros de crecimiento para la ecuación de von Bertalanffy, en la forma que tiene en cuenta las variaciones estacionales en el crecimiento, y los califica con arreglo al número de máximos relativos -identificados en el proceso anterior de suavizado- por los que pasa la curva descrita por cada uno de ellos. El conjunto que da el mejor ajuste, evaluado según la razón (suma de máximos explicada) : (suma de máximos disponible) puede considerarse la estimación mejor. Otra posibilidad consiste en representar esas puntuaciones de una serie de parámetros en una superficie de respuesta (véase el Cuadro 3.1) y elegir una estimación de manera más subjetiva, teniendo en cuenta otras fuentes de información. La ventaja de observar una tabla de este tipo es que proporciona una idea de la gama de valores que dan ajustes más o menos equivalentes. Cuadro 3.1 Ejemplo de la función de puntuación, SME/SMD, obtenido con el programa ELEFAN. Los valores más altos indican los valores más probables de los parámetros de crecimiento. (Datos relativos a Lutjanus coccineus en Kuwait, tomados de Morgan, 1987). Longitud limitante Linf K 86 ,14 ,38 ,16 ,22 ,18 ,32 ,20 ,62 ,25 ,67 ,30 ,06 88 ,30 ,61 ,68 ,58 ,69 ,02 90 ,32 ,67 ,52 ,15 ,50 ,10 95 ,52 ,68 ,58 ,65 ,42 ,02 100 ,34 ,58 ,69 ,64 ,15 ,10 105 ,10 ,43 ,64 ,67 ,42 ,31 110 ,25 ,58 ,52 ,12 ,08 ,14 El procedimiento de suavizado del ELEFAN asigna diferentes puntuaciones a los máximos relativos de acuerdo con el grado de definición que tengan y con el número de peces presentes en los grupos de tallas, pero es probable que esa diferencia subestime el menor peso que debería asignarse a las modas correspondientes a los peces más grandes. Rosenberg y Beddington (1987) y otros autores han levantado otras objeciones teóricas y prácticas al programa ELEFAN. Algunas de ellas, como la posibilidad de una doble contabilidad de las modas más grandes, han sido eliminadas por revisiones posteriores del programa, pero otras siguen siendo válidas. El ELEFAN no debe considerarse como el último grito en este método para estimar el crecimiento, pero tiene una gran ventaja para el biólogo que trabaja sobre el terreno: es un programa que ya existe y que puede obtenerse fácilmente (el ICLARM de Manila lo facilita de forma gratuita), lo que permite aplicar el método sin necesidad de saber efectuar cálculos complejos o escribir programas de computadora. Además, ha sido ampliamente utilizado sin que se hayan obtenido resultados claramente desastrosos; nadie podrá reprocharle que emplee este programa, aunque sí sería del todo censurable que utilizara el ELEFAN y tratara luego las estimaciones obtenidas sin examinar el grado de exactitud que pueden tener, en qué medida concuerdan con otras observaciones y cuáles otras estimaciones podrían ajustarse a las observaciones casi igualmente bien (o incluso mejor, si se utilizaran otros criterios de ajuste). 3.1.4 Otros métodos de ajuste de curvas de crecimiento Las curvas de crecimiento se pueden ajustar también mediante procedimientos que utilizan más información que la que aporta simplemente la posición de las modas. El más conocido es el análisis de la composición por tallas de Shepherd (SLCA) (Shepherd, 1987). Este método parte de la misma idea que el método del ELEFAN, es decir, califica distintos conjuntos de parámetros de crecimiento según el grado en que las modas predichas a partir de la curva teórica corresponden a las modas observadas. Sin embargo, Shepherd advirtió que, al presentar los datos de un conjunto típico de muestras, las modas no caen exactamente en la mitad del intervalo de tallas, y que entre los peces más grandes puede haber dos o más modas en un mismo intervalo. Esto puede constituir un problema serio en algunas aplicaciones del ELEFAN, en que las puntuaciones generadas entre las modas altas pueden llegar casi a no tener sentido. Shepherd ideó una prueba que mide la correspondencia general entre las predicciones y las observaciones a lo largo de toda la distribución de tallas. Sus puntuaciones se basan en la raíz cuadrada del número de ejemplares observado en cada grupo de tallas, en lugar de la presencia o ausencia de un máximo relativo utilizada por el ELEFAN, aunque cabe señalar que en este programa los máximos relativos se califican de una manera que se relaciona, entre otras cosas, con los números observados. La transformación en raíces cuadradas se puede justificar por el supuesto de que el número de individuos de una muestra que cae dentro de un determinado intervalo de tallas se distribuirá con arreglo a una distribución de Poisson. Esto conferiría cierta ventaja estadística al método. Sin embargo, el empleo de la raíz cuadrada constituye una transición común de estabilización de la varianza, y el supuesto relativo a la distribución no es esencial. Básicamente, el método de Shepherd está encaminado a llevar al máximo la suma de los productos T(l,i) N1/2 (l,i) a lo largo de todos los grupos de tallas y de todas las distribuciones de tallas observadas, siendo N (l, i) el número de peces del grupo de tallas lésimo observado en la distribución de tallas iésima, y T(l, i) la función de puntuación. Esto se define como sigue: donde p es la constante pi, tmáx y tmín son las edades, según la curva de crecimiento que se está ensayando, en los límites superior e inferior del lésimo grupo de tallas en cuestión, t' es la media de tmáx y tmín, y ts es la fecha de la iésima muestra, medida como una proporción del año. Una descripción algorítmica concisa del procedimiento sería la siguiente (Shepherd, 1987) : 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Leer los datos Seleccionar la serie de parámetros (K, Linf) que se utilizarán Para cada valor de Linf…. Para cada valor de K…. Para to = 0 y 0,25 Poner en cero la puntuación Para cada grupo de tallas…. 8. Calcular las edades correspondientes a sus límites tmáx y tmín, y la diferencia dt 9. Calcular la función de difracción D = sen. p.dt/p.dt 10. Para cada distribución de tallas…. 11. Calcular C = cos2 p (t' - ts)½ 12. Calcular dS = D × C × N (l, i) 13. La siguiente distribución de tallas 14. El siguiente valor de grupo de tallas 15. El siguiente valor de to 16. Fijar A = puntuación para to = 0 Fijar B = puntuación para to = 0,25 17. Calcular la puntuación máxima para los valores corrientes de Linf y K, Smáx = (A2 + B2)½ 18. Calcular to para obtener la puntuación máxima para los valores corrientes de Linf y K como to = arctg (B/A)/2p 19. El siguiente K 20. El siguiente Linf 21. Tabular los resultados. En Morgan y Pauly (1987) aparece información más detallada sobre el programa, con un listado en el dialecto Microsoft del Fortran. Se observará que no es necesario ensayar todos los valores de to. Debido a la respuesta cíclica de la puntuación a la variación de to, basta calcular las puntuaciones de dos valores. Después se pueden calcular directamente el valor de to que da la puntuación máxima y la magnitud de ese máximo. Esto, lógicamente, reduce mucho la cantidad de cálculos necesaria. El resultado de la aplicación del método SLCA es una tabla de puntuaciones para un conjunto de parámetros distintos (Cuadro 3.2). Cuadro 3.2 Ejemplo de una función de puntuación del método SLCA aplicado a los datos de Raja clavata (versión condensada del cuadro 2 de Shepherd, 1987) Valor de K (1/año) Linf ,14 100 8,9 110 4,6 120 14,8 130 21,9 140 27,4 150 34,4 ,16 5,2 16,2 23,3 27,5 35,3 29,2 ,18 16,5 23,9 29,9 32,9 27,6 29,1 ,20 24,0 30,7 34,5 31,4 27,7 24,1 ,22 27,5 32,2 30,5 24,7 24,7 18,3 ,24 31,4 31,7 26,7 25,8 17,6 13,6 ,26 32,6 22,7 21,7 19,7 13,9 9,8 Los resultados del Cuadro 3.2 son típicos porque presentan una hilera de puntuaciones altas y aproximadamente iguales que cruza la tabla en diagonal. Varias combinaciones de (K=0,14, Linf=150) a (K=0,26, Linf=100) dan casi la misma puntuación. Como señala Shepherd, hay poca base estadística para escoger entre estas soluciones. En lugar de buscar el conjunto de parámetros que casualmente dé, por una pequeña diferencia, la puntuación más alta (35, 3 en K=0, 16, Linf=140), probablemente sea mejor examinar la otra información que esté disponible para elegir el conjunto de parámetros más probable. Vale la pena observar, basándose en el cuadro 3 de Shepherd, que el mayor aporte a la puntuación de cualquier conjunto de parámetros lo hacen los peces pequeños (el 80 por ciento en el caso de los ejemplares de menos de 33 cm), lo que confirma que, debido a la confusión entre las modas adyacentes, los peces más grandes aportan poca información para determinar el crecimiento. Tal como está, el método SLCA podría aplicarse a una única muestra, pero hay muchas más probabilidades de obtener resultados útiles si se aplica a una serie de muestras, especialmente si éstas están distribuidas a lo largo del año. Además, en su forma actual no toma en consideración la posible estacionalidad del crecimiento. Sin embargo, como señalan Rosenberg y Beddington (1988), basta introducir una pequeña modificación en la función de puntuación para incluir una función de crecimiento estacional. Con una modificación de este tipo cuando resulte conveniente, el SLCA es probablemente el mejor método para extraer estimaciones del crecimiento de un conjunto de muestras de tallas. Hay otros métodos que también se aplican a secuencias de muestras y que proporcionan al mismo tiempo estimaciones de la mortalidad (Sparre, 1987; Pope, 1987). Esos métodos se examinarán más adelante, en la Sección 3.2. Otro método para estimar el crecimiento a partir de una serie de muestras es el de la matriz de proyección (Basson et al., 1988). Al igual que el del ELEFAN y el de Shepherd, este método ensaya distintos conjuntos de parámetros de crecimiento para encontrar el que da el mejor ajuste entre las frecuencias de tallas predichas y observadas. Difiere de ellos (sobre todo del de ELEFAN) en que atribuye más importancia al ajuste global que a la localización de las modas. El principio es el mismo que el de una matriz de Leslie, pero utiliza vectores del número de individuos de cada grupo de tallas en lugar del número de ejemplares por edad. Dada una ecuación de crecimiento, como la curva corriente de von Bertalanffy, y una expresión para la desviación estándar de las tallas por edad, se puede determinar la proporción de peces del grupo de tallas j en el momento t + 1. Esto da la matriz de proyección. Utilizando esta matriz y la distribución de tallas observada en la primera muestra, se puede calcular la distribución esperada en el momento de la segunda muestra. La excepción está dada por los peces más pequeños, reclutados después de la toma de la primera muestra; esto se puede solucionar estableciendo la esperanza en el mismo nivel que la frecuencia observada para las tallas más pequeñas. La simulación presentada por Basson et al. (1988) indica que este método es eficiente ante una variación moderada de las tallas por edad. Cuando la varianza es grande existe el riesgo de sesgo, pero la magnitud de ese sesgo parece ser menor que con otros métodos. Otro método para analizar una serie de frecuencias de tallas es el de MULTIFAN (Fournier et al., 1990), para el que existe un software comercial utilizable en computadoras personales producido por Otter software, Box 265 Nanaimo B.C. V9R 5K9 Canadá. Al igual que los otros métodos, se basa en la búsqueda del conjunto de parámetros que da el mejor ajuste entre las frecuencias de tallas observadas y esperadas. Este método se desarrolló hace muy poco tiempo, y es demasiado pronto para saber si presenta alguna ventaja particular con respecto a los demás procedimientos. Hasta este momento hemos examinado solamente el ajuste de la curva de crecimiento simple de von Bertalanffy. Como señalaron Pauly y Gaschutz (1979), los peces no crecen siempre de manera uniforme a lo largo de todo el año, y a menudo se produce una aminoración del crecimiento durante el invierno. En el caso de los peces del lapso vital largo, no se perderá mucho haciendo caso omiso de este crecimiento estacional, pero cuando se trata de especies de vida corta el efecto puede ser considerable. Pauly y Gaschutz propusieron, por lo tanto, una modificación de la ecuación de crecimiento de la siguiente manera: lt/Linf = 1 - exp { -K(t - to) + CK/2 sen2 p (t - ts)} donde p es la constante pi; C se sitúa entre o y 1 y es una medida de la intensidad del efecto estacional; y ts es el “punto de invierno”, es decir, el momento del año en que el crecimiento es menor. Puede haber otras formas de variación del crecimiento según la temporada. Por ejemplo, Rosenberg et al. (1986) han propuesto una función escalonada para el kril del Antártico, en la que el crecimiento es idéntico durante todo el verano y luego desciende a cero. Esta modalidad puede ser más fácil de manejar, pero existe poca información sobre la variación real del crecimiento y, en la práctica, cualquier modelo podría ser satisfactorio. En la mayoría de los métodos de estimación del crecimiento analizados hasta aquí es posible tener en cuenta un efecto estacional de uno u otro tipo sin modificar los principios básicos. Por ejemplo, en el programa ELEFAN que utiliza la curva de Pauly y Gaschutz, basta encontrar el conjunto de valores de L, Linf, C y ts que dan la razón SME/SMD más alta, y lo mismo ocurre con el método de Shepherd. Eso aumenta el trabajo de cálculo, pero este problema se elimina utilizando alguno de los paquetes de software existentes. Un aspecto que tal vez sea más serio es que al duplicar el número de parámetros que se ha de estimar aumentan las posibilidades de introducir resultados falsos. Probablemente el mejor método consista en utilizar primero la ecuación de crecimiento simple, ver en qué medida la curva predicha se ajusta a las observaciones, y sólo si se advierte una desviación sistemática (por ejemplo, si los máximos relativos previstos tienden a situarse en tallas más grandes que las observadas en la primavera y en tallas más pequeñas en el otoño), proceder a utilizar una curva de crecimiento estacional. Si se constata un efecto estacional sobre el crecimiento, el problema no termina ahí. Si una característica biológica de la población varía estacionalmente, es muy probable que otras también lo hagan. Cuando el crecimiento es rápido, la actividad biológica suele ser elevada, y las tasas de depredación pueden ser más altas en las estaciones de mayor crecimiento. También es probable que varíe la disponibilidad de peces para los artes de pesca, en especial para los tipos de artes que dependen de la actividad de los peces (como las trampas y las líneas). La mayor parte de estos efectos se producen en aguas templadas, pero afortunadamente la mayoría de las especies son de vida relativamente larga, por lo que es poco probable que se introduzcan errores importantes si se examinan los valores medios anuales. Distinto es el caso de las especies de lapso vital corto, en que la mayor parte de una cohorte puede sobrevivir mucho menos de seis meses después del reclutamiento, por lo que el hecho de que éste se produzca al comienzo de una temporada de crecimiento rápido o lento genera una gran diferencia. Sparre (en prensa) ha señalado que la variación estacional puede originar un grave sesgo en muchas observaciones. Por ejemplo, si en una temporada hay un fuerte reclutamiento, la frecuencia de tallas de las capturas totales de esa cohorte no se ajustará a una curva de capturas estándar (véase la Sección 3.2.3), y las tallas correspondientes a los períodos en que la cohorte está creciendo lentamente estarán sobrerrepresentadas. De la misma manera, sobre todo si hay más de una cohorte por año, las claves edadtalla u otros métodos para convertir las tallas en edades pueden dar resultados poco concluyentes. Sparre (en prensa) es un tanto pesimista en cuanto a la aplicación de métodos basados en la talla a las especies de vida breve cuando existe un marcado crecimiento estacional. Es probable que esté en lo cierto en lo que respecta a las técnicas que se aplican a datos integrados de todo un año, como el método de la curva de captura simple. En cambio, si los datos se dividen en períodos más cortos, por ejemplo de tres meses, muchas de las dificultades se pueden resolver. Por ejemplo, si la composición por tallas de las capturas de cada período trimestral se convierte en cohortes con ayuda de cualquiera de los métodos de conversión de tallas en edades, se obtendrá una especie de “composición por edades” para cuatro períodos consecutivos, que podrá tratarse (aparte de una diferencia en la escala) de manera muy similar a las composiciones por edades de cuatro años sucesivos en el caso de las especies de vida larga de aguas templadas. En resumen, la existencia de variaciones estacionales en el crecimiento complica la aplicación de la mayoría de los métodos basados en la talla. Las técnicas que descansan en análisis de cifras anuales, y algunos de los paquetes de análisis más complejos, deberán utilizarse con cautela. Por el contrario, los métodos progresivos, que se aplican a períodos breves en los que existe poca ambigüedad en la relación entre talla y edad, deberían funcionar satisfactoriamente. Incorporación de otra información. Hasta este momento hemos dado por sentado que el crecimiento se estimará sólo examinando un conjunto de composiciones por tallas. Pero el científico pesquero rara vez se limita a eso; normalmente puede recurrir a otra información que le ayude en su tarea. La información más útil está dada por la observación directa de la edad de algunos ejemplares. Si bien algunas de las declaraciones en favor de los métodos que emplean la talla se basan en las dificultades para medir la edad, con frecuencia esta operación no es del todo inviable y es posible determinar la edad de algunos individuos. La técnica de contar los anillos diarios (Brothers, 1981; Campana y Nielsen, 1985) se ha demostrado factible en el caso de muchas especies ícticas para las que no servían los métodos tradicionales de determinación de la edad. Esto resulta particularmente valioso en el caso de los peces de vida corta, pero de todas maneras la perspectiva de contar varios cientos de anillos en cada ejemplar hace que el método sea poco atractivo para el muestreo en gran escala. Los datos obtenidos con experimentos de marcado también pueden ser útiles. No toda la información adicional es igualmente valiosa. Suponiendo que sea posible seguir las modas entre los peces más pequeños, los diversos métodos basados en la talla darán buenas estimaciones de la tasa bruta de crecimiento (cm por mes) de esos peces. Hablando en términos de los parámetros habituales, se puede obtener una estimación razonable de KLinf, pero no de K y Linf por separado (véase la hilera que cruza las superficies de respuesta en los Cuadros 3.1 y 3.2). Es decir, la mera observación del ritmo al que aumentan de tamaño los peces pequeños no nos permite distinguir entre los ejemplares que se están aproximando lentamente a una talla grande (Linf alto y K bajo) y los que están alcanzando rápidamente una talla más pequeña. La información más valiosa es, por lo tanto, la que aportan los ejemplares más grandes. Por ejemplo, el incremento de tamaño de los peces marcados no servirá de mucho si se refiere al crecimiento de ejemplares pequeños, comprendidos en la gama de tallas en que es fácil seguir la progresión de las modas (su principal valor, en la práctica, radica en dar cierta idea de si el marcado afecta al crecimiento). En cambio, el crecimiento de los peces marcados de mayor tamaño, que están por encima de la gama de modas identificables, es sumamente útil. De la misma manera, las determinaciones de la edad de peces pequeños no revisten gran valor, salvo cuando se trata de fijar la edad absoluta (es decir, de determinar el valor de to), mientras que el hecho de establecer si los ejemplares más grandes tienen, por ejemplo, 5 ó 10 años de edad puede ser de gran ayuda. La combinación objetiva de dos o más conjuntos de datos de diferente tipo plantea problemas difíciles. Puesto que la estructura de error de (por ejemplo) la razón SME/SMD no se conoce, y en todo caso es probable que sea muy diferente de la de la distribución de las tallas individuales en torno a la curva de crecimiento media, no es fácil establecer un procedimiento estadísticamente riguroso. Morgan (1987) presenta un procedimiento semiobjetivo para combinar los resultados de un análisis del ELEFAN y un número limitado de determinaciones de la edad, llevando al mínimo la suma a SME/SMD + bp, donde p es la proporción de los pares observados de tallas por edad por los que pasa la curva de crecimiento (permaneciendo en el mismo grupo de tallas). Este método es subjetivo en cuanto hay que elegir una razón a/b, pero una deficiencia más seria es que no toma en consideración en qué medida la curva predicha se aparta de las observaciones, ni si esas desviaciones se ajustan a alguna pauta. Otro procedimiento, aplicable al ELEFAN o a cualquier otro método comparable que produzca una superficie de respuesta con una hilera plana podría ser el siguiente: i. ii. iii. iv. Trace la curva de tallas por edad para tres o cuatro puntos (es decir, pares de valores de K y Linf) a lo largo de la hilera, seleccionándolos de manera que incluyan el punto con el mejor ajuste (por ejemplo, el punto en que la razón SME/SMD es más alta) y la gama más amplia posible de K y Linf sin descender demasiado en la hilera (por ejemplo, eligiéndolos entre los puntos con una razón SME/SMD no inferior a un 15 por ciento por debajo del máximo). Trace las tallas por edad observadas a partir de las determinaciones de edad. Ajuste la localización precisa de (i) o (ii) en la escala temporal (es decir, ajuste to) de manera que coincidan lo mejor posible en la parte correspondiente a los peces pequeños. Determine cuál de las curvas del paso (i) se ajusta mejor a los puntos del paso (ii). Si todo marcha bien, la inclusión de los datos adicionales permite descartar la mayoría de los conjuntos de valores alternativos y determinar uno que presente un buen ajuste a ambas fuentes de información. Más exactamente, dado que, debido a las incertidumbres de todos los datos pesqueros, ningún método puede darnos un resultado que indique que sólo un valor es correcto, los datos adicionales nos permiten reducir la combinación de valores posibles de la larga hilera resultante del programa ELEFAN (véase el Cuadro 3.1) a una pequeña zona de una parte de esa hilera. El principio que rige este método se ilustra en la Figura 3.4, una aplicación a los datos de Lutjanus coccineus tomada de Morgan (1987). Los puntos y líneas verticales muestran la media de las tallas por edad y una desviación estándar en torno a esa media, determinada mediante la lectura de los otolitos (cuadro 1 de Morgan). Las dos curvas representan las curvas de crecimiento correspondientes a ambos extremos de la hilera de valores altos de SME/SMD del análisis del ELEFAN (cuadro 3 de Morgan), es decir K=0, 25 y Linf=86 Y K=0, 17 y Linf=105. En este caso, ninguna curva del ELEFAN se ajusta a los datos derivados de los otolitos. Todos los valores de Linf del ELEFAN son más altos que el valor del orden de 70 cm que revelan los otolitos. O bien las lecturas de estos últimos son muy incorrectas, o el programa ELEFAN está dando una respuesta equivocada. La primera posibilidad no se puede descartar, pero, si los otolitos están en lo cierto, hay razones por las que el programa ELEFAN podría fallar. Los factores que pueden intervenir son dos. Primero, los peces son de vida larga, pero con un K relativamente alto, y también existe una variación considerable en las tallas por edad. Por lo tanto, un número apreciable de tallas están cercanas a sus Linf individuales, y muchos de éstos pueden ser superiores al Linf medio de la población. Segundo, todos los grupos de tallas por encima de 50 cm (de una gama de 15 a 80 cm) comprenden varios grupos de edad. Puede haber modas entre estos peces más grandes, pero no serán las modas correspondientes a un único grupo de edad. El resultado es que aunque el ELEFAN estima razonablemente bien la tasa de crecimiento de los peces más jóvenes (indicada por la pendiente de las curvas hasta la edad 5 approximadamente), Linf estará seriamente sobreestimada. Lo que nos interesa aquí no es destacar los puntos débiles de un método particular en una determinada situación, sino hacer hincapié en la importancia de utilizar el mayor número posible de métodos y examinar luego los resultados de tal manera que la congruencia o incongruencia de los diferentes criterios salte claramente a la vista. Para ello, lo más conveniente será probablemente una presentación gráfica como la de la Figura 3.4. 3.2 Estimación de la mortalidad 3.2.1 Consideraciones generales Si la mortalidad es alta, los peces grandes serán escasos; si es baja, serán más abundates. Está claro que la composición por tallas de una población nos indica algo sobre la tasa de mortalidad de esa población. Pero reflexionando un poco más se comprenderá que la señal acerca de la mortalidad está en gran medida confundida, en sentido estadístico, con información relativa a los parámetros de crecimiento. Obviamente, si Linf es más grande, habrá más peces de gran tamaño que si Linf es pequeño. Además, si K es grande y la mortalidad total Z es reducida, muchos peces vivirán lo suficiente para completar buena parte de su crecimiento, y su distribución por tallas presentará muchos individuos cercanos a Linf. Por el contrario, si Z es grande y K es pequeño, y si los peces entran en la pesquería cuando aún son pequeños en comparación con Linf, muchos morirán con un tamaño correspondiente apenas a una pequeña parte de Linf. La frecuencia de tallas se desplazará hacia la talla en la primera captura, lc. Así pues, cabe prever que la talla media l se verá más afectada por la razón Z/K que por Z o K separadamente. Esto deberá tenerse presente al interpretar los resultados, sobre todo dado que en muchos casos K no se conoce bien. En parte por este motivo, varios de los métodos que se describen a continuación expresan sus resultados en términos de la razón Z/K. Figura 3.4 Comparación de curvas basadas en la talla con datos de edad. La figura se basa en los datos relativos a Lutijanus coccineus presentados por Morgan (1987) y muestra: (a) las curvas de crecimiento predichas sobre la base de los extremos (K = 0,28,Linf =86 y K = 0,35,Linf = 102) de La meseta en la presentación de la razón SME/SMD del ELEFAN, (b) las tallas medias por edad observadas, y una desviación estándar a cada lado basada en las lecturas de otolites (líneas verticales). Hay varios métodos que se basan esencialmente en la observación de la forma de la composición por tallas, por ejemplo utilizando curvas de captura construidas con la talla media o con datos de talla corregidos. Todos ellos tienen una importante característica en común con los métodos análogos basados en la edad que examinan la forma general de la composición por edades, como las curvas de captura originales de Ricker (1975). Ambos tipos presuponen una situación estable, con unos niveles de mortalidad y reclutamiento que se han mantenido constantes durante un cierto período antes de la observación, y las estimaciones obtenidas se refieren a ese período y no al instante en que se tomaron las muestras. Con los datos de edad es posible estimar la mortalidad para un período relativamente breve, por ejemplo entre 1986 y 1987, comparando la abundancia (medida, tal vez, por la cpue ) de ejemplares de 6 años de edad (por ejemplo) en 1986 con la de peces de 7 años de edad en 1987. Con los datos de talla rara vez es posible seguir el mismo grupo de peces durante un período suficiente para estimar la mortalidad de esta forma. Una importante excepción la constituyen las especies de vida corta y crecimiento rápido que tienen un período de reproducción breve, como algunos camarones peneidos. Las frecuencias de tallas permiten distinguir la clase anual de nuevos reclutas de los animales más viejos durante varios meses después del reclutamiento, hasta que, con la desaceleración del crecimiento, los reclutas más grandes comienzan a coincidir en gran medida con los animales de más edad. Observando la merma en la abundancia de este grupo independiente se obtendrá una estimación de la mortalidad. En principio, esto se puede efectuar examinando de la disminución en la captura por unidad de esfuerzo (cpue). Sin embargo, es muy posible que la capturabilidad varíe estacionalmente. En ese caso, una merma de la cpue al final de la temporada debido a la menor capturabilidad podría imputarse equivocadamente a la mortalidad. En la Figura 3.5 se presenta un ejemplo particularmente favorable, que muestra la distribución de tallas de las hembras de Penaeus semisulcatus capturadas cada mes durante la campaña del camarón de 1985/86 en Kuwait. En ella se observa que las capturas corresponden abrumadoramente a una sola cohorte de camarones. En julio hay algunos ejemplares muy grandes que podrían ser sobrevivientes del año anterior, pero a menos que su tasa de mortalidad sea muy diferente de la de la cohorte principal, no hay problema en incluirlos en los análisis. La conclusión importante es que después de julio no parece haber ningún grado significativo de reclutamiento y que, por lo tanto, nos encontramos ante un grupo independiente de animales; la merma de sus cantidades relativas, calculada mediante la captura por unidad de esfuerzo, debería, pues, proporcionar una estimación directa de la mortalidad. Esto puede parecer muy obvio, pero es fácil que se pasen por alto ocasiones en que unas condiciones favorables permiten obtener respuestas fiables con métodos muy sencillos. Figura 3.5 Composición por tallas mensual de las capturas de P. semisulcatus en Kuwait. Obsérvese que se trata de un solo grupo de camarones, sin incorporación de nuevos reclutas después de julio. 3.2.2 Utilización de la talla media Un método simple que utiliza la talla media es el de Ebert (1973, 1987). Este método parte de la observación de que inmediatamente después del reclutamiento de una clase anual en una pesquería la talla media de ésta disminuye, luego aumenta constantemente durante el año siguiente a medida que los peces van creciendo, hasta que vuelve a caer cuando se recluta la siguiente clase anual. El alcance de la disminución dependerá del patrón de crecimiento y de la proporción que los nuevos reclutas representen con respecto a la población total, o sea, de la mortalidad. Damm (1987) ha propuesto modificaciones a este método, y si los supuestos biológicos son válidos, el procedimiento dará estimaciones tanto del crecimiento como de la mortalidad. Sin embargo, no es habitual que el reclutamiento se produzca de manera tan abrupta como presupone el método -es más frecuente que se distribuya a lo largo de varios meses- y, aunque así ocurriera, normalmente será difícil cerciorarse de que la muestra recoja reclutas y peces más viejos de manera no sesgada. De hecho, el propio Damm ha señalado que “es decepcionante que en la vida real no se hayan podido encontrar datos a los cuales aplicar este método”. Probablemente este procedimiento sólo sea útil en casos excepcionales. El método de Ebert llama la atención sobre el hecho de que si el reclutamiento es estacional, la talla media, y otras características de la frecuencia de tallas, variarán estacionalmente. Por lo tanto, aplicar cualquiera de los métodos que se describen a continuación a una única muestra, basándose en el supuesto implícito de que es representativa de la población durante todo el año, puede ser peligroso. Hoenig (1987) ha demostrado que el sesgo que se introduce al utilizar la expresión simple de Beverton y Holt para la talla media con muestras tomadas justo después de una breve temporada de reclutamiento puede ser muy grande (el 50 por ciento o más con tasas de mortalidad altas). Este autor ofrece una fórmula alternativa, pero la solución mejor es distribuir las muestras a lo largo del año. La mayoría de las aplicaciones de la talla media para estimar la mortalidad comienzan con la expresión de Beverton y Holt (1956) Z/K = (Linf - l1)/(l1 - lc), (3.1) donde l1= talla media y 1c= talla en la primera captura. Esta fórmula es comparable a la expresión análoga para la edad media Z = l/(t - tc). El comportamiento de este estimador y de estimaciones parecidas ha sido examinado por diversos autores. Un estudio fundamental es el de Laurec y Mesnil (1987), quienes utilizan una poderosa técnica matemática (la expansión de Taylor) para llegar a varias conclusiones importantes. Una de ellas es que si las frecuencias de tallas se dividen en grupos grandes, la talla media de los peces de un intervalo de tallas no corresponderá, en general, al punto medio del intervalo. Los autores señalan que el uso de grupos incluso moderadamente amplios (5 cm en el caso de una especie que alcanza los 70 cm) puede introducir un sesgo apreciable (el 20 por ciento o más con valores de Z moderadamente altos) en las estimaciones de la talla media y de Z (o Z/K) obtenidas con la fórmula de Beverton y Holt que utiliza datos agrupados. Aun con grupos de 1 cm se produce algo de sesgo, pero es poco probable que éste alcance una magnitud que plantee problemas prácticos. Este resultado sugiere que los datos de talla deberían reunirse, registrarse y tabularse con un mayor grado de detalle que el que se ha aplicado hasta ahora. Si el uso de mediciones más precisas no constituye un problema (por ejemplo si se dispone de una buena instalación para el procesamiento de datos), las tallas deberían registrarse con mucho detalle. Sin embargo, como señalan Laurec y Mesnil en relación con este y con la mayoría de los otros análisis, la estructura detallada de los datos no es importante y la cuestión del sesgo se puede resolver de otras maneras, que incluyen la reclasificación de los datos en grupos suavizados pero en pequeña escala (por ejemplo, la reordenación en grupos de 1 cm de datos presentados en grupos de 5 cm mediante interpolación gráfica). Laurec y Mesnil establecen también una base cuantitativa firme para otro problema común, a saber, hasta qué punto los análisis deberían aproximarse a la longitud limitante Linf. Llegan a la conclusión de que, si bien en general la estimación de Beverton y Holt es resistente a la posible variación de los parámetros de crecimiento, cuando los cálculos incluyen grupos de tallas cercanos a Linf pueden surgir problemas. Como regla empírica, probablemente sea mejor no llevar el análisis más allá del punto correspondiente al 70 por ciento de Linf, es decir, utilizar como límite inferior del grupo de tallas más grande, en las curvas de captura basadas en datos de talla corregidos, un valor conveniente cercano al 70 por ciento. Cabe señalar que este es un límite algo más bajo que el que se utiliza en muchos análisis actuales, lo que parece indicar que los resultados de algunos de esos análisis, en lo que respecta a la parte superior de la distribución de tallas, deberían tratarse con cierta cautela. Una modalidad ligeramente diferente de la fórmula de Beverton y Holt es la que propusieron Ssentongo y Larkin (1973), quienes demostraron que, bajo ciertos supuestos, un estimador no sesgado de la varianza mínima de Z/K es (N - 1)/sum (Xi), donde N es el tamaño de la muestra y xi = ln(Linf-1c)/(Linf-li), siendo li la talla del iésimo ejemplar medido. Este método ha sido perfeccionado por Crittendon y Gallucci (1988), pero es menos útil que otros métodos para las muestras grandes y cuando lc está mal definida. Los problemas que plantea la aplicación práctica de la ecuación de Beverton y Holt (ecuación 3.1) han sido examinados principalmente por Wetherall et al. (1987), quienes observaron que este método tiene el problema de que no se conocen los valores de Linf y de lc. Propusieron diversos métodos alternativos para analizar la composición por tallas, varios de los cuales pueden proporcionar, en principio, una estimación directa de Linf. Aunque el tamaño del ejemplar más pequeño capturado es fácil de observar, ése no es el valor de lc que se debe utilizar en esta fórmula. La exposición de los peces a la captura, es decir el valor de F en una determinada talla, aumenta desde casi cero, para el tamaño más pequeño capturado, hasta el valor total de F, y lo que se requiere es la edad (o talla) media en la primera captura, que es aproximadamente igual a la edad (o talla) en que F es la mitad de su valor total. Algunos de estos métodos, y algunos de los análisis estadísticamente rigurosos que se presentan en el documento, son particularmente apropiados para analizar muestras pequeñas, por ejemplo, una única muestra tomada en el marco de un breve proyecto de investigación. La necesidad de preocuparse, por ejemplo, por un posible sesgo del orden de l/n, donde n es el tamaño de la muestra, es mucho menor cuando se trata de analizar los resultados de un programa continuo de seguimiento de una pesquería comercial. De acuerdo con Powell (1979), estos autores señalan que, en el caso general en que los peces crecen a ritmos diferentes con diferentes valores de Linf, si se supone que esa variación individual puede describirse mediante una distribución normal de Linf en torno a la media de la población con una varianza s2, la media y la varianza de la distribución de tallas estarán dadas (con algunos cambios en la notación) por: media = Linf - [(Z/K) / (Z/K +1)] [Linf - lc] (3.2) varianza = [l/(Z/K + 2)] {(Z/K) (Linf-lc)2 /(Z/K + 1)2 + s2} (3.3) A veces puede disponerse de una estimación de la varianza de Linf, obtenida, por ejemplo, a partir de algunas determinaciones directas de la edad. Lo más frecuente es que no se cuente con ella, pero si, como es probable, la dispersión de las tallas de la muestra es mucho mayor que la dispersión probable en Linf, se puede hacer caso omiso del segundo término de la fórmula para la varianza. Si consideramos la media y la varianza observadas iguales a estos valores previstos, obtenemos dos ecuaciones para las cantidades desconocidas Z/K y Linf. Esto da las soluciones Z/K = 2 S2/{(l' - 1c)} - S2 (3.4) y Linf = l' + Z/K(l' - lc) (3.5) donde l' es la talla media de los peces más grandes que lc, y S2 es la varianza de la muestra. Aún queda el problema de que lc está mal definida, y justo por encima del ejemplar más pequeño de la muestra habrá una gama de tallas, cuya amplitud dependerá de la selectividad del equipo con que se efectúe el muestreo (comercial o de investigación), para la cual la muestra no será representativa de la población y en la que el valor de F y, por lo tanto, probablemente también de Z, será menor que para los peces plenamente reclutados. Wetherall et al. (1987) resolvieron este problema observando que la expresión para la talla media de los peces más grandes que lc es válida para cualquier valor de lc. También señalaron que la expresión para la media es lineal en lc, es decir, tiene la forma l' = a + blc donde a = Linf {1 + (Z/K)} y b = (Z/K)/(1 + Z/K). Por consiguiente, si los valores de l' (=l'x) se calculan utilizando sólo la parte de la composición por tallas que es superior a lx y luego se representan gráficamente respecto de lx, el resultado debería ser una línea recta, con pendiente b y ordenada en el origen en el eje x, a. A partir de estas estimaciones de a y b se pueden obtener estimaciones de Linf y Z/K. En la práctica, especialmente si Z/K es grande, puede ser conveniente trazar lx' - lx respecto de lx' (véase la Figura 3.6). Esto ofrece dos ventajas. En primer lugar, facilita la detección por inspección visual del grado en que el trazado se desvía de la linealidad perfecta. En segundo lugar, la ordenada en el origen en el eje x es una estimación directa de Linf, y el valor recíproco de la pendiente es l + Z/K, lo que permite una interpretación más rápida de los resultados. Un método que presenta cierto parecido con este ha sido propuesto por Gulland (en preparación). Al igual que en el método de la regresión de Wetherall et al., se calcula la talla media lx' de todos los peces más grandes que lx, pero ese valor se utiliza luego para obtener una estimación de Z/K, - (Z/K)x, directamente a partir de la ecuación de Beverton y Holt. Esta estimación se puede representar entonces gráficamente respecto de lx. Si los supuestos en que se basa el modelo se cumplieran, este trazado debería ser una línea horizontal igual al valor verdadero de Z/K. En la práctica, no lo será, y las desviaciones respecto de esa expectativa darán cierta información sobre las fallas de los supuestos. Una de ellas es casi universal. Los peces pequeños estarán subrepresentados, de manera que para los valores de lc en el extremo inferior de la distribución de tallas (por debajo del tamaño de pleno reclutamiento) la talla media de la muestra será mayor que la de la población, y Z/K estará subestimado. La primera parte del trazado será, pues, una curva ascendente, hasta que se alcance el tamaño de pleno reclutamiento. Los supuestos fallarán también, probablemente, entre los peces más grandes. Si éstos crecen a ritmos diferentes (es decir, con diferentes Linf), a medida que lx se aproxima a Linf los ejemplares utilizados en el cálculo serán, en medida creciente, aquellos cuyo Linf exceda de la media de la población. O sea, el uso del Linf de la población dará un Linf demasiado bajo para los ejemplares de la muestra y una subestimación de Z/K. La utilización de un valor de Linf que sea diferente del valor de la población tendrá un efecto análogo - las subestimaciones de Linf darán una subestimación de Z/K. Este efecto aumentará a medida que aumente lx, de forma que el trazado se inclinará hacia abajo. A la inversa, el uso de un Linf demasiado alto generará un trazado curvado hacia arriba para las tallas más grandes. Esto proporciona un método, aunque subjetivo, para estimar Linf: se ensayan distintos valores hasta encontrar uno que dé un trazado aproximadamente plano en la parte principal de la composición por tallas; el valor de Z/K podrá leerse entonces del gráfico (véase el ejemplo de la Figura 3.6, preparado con datos sobre el newaiby en Kuwait). Figura 3.6 Gráfico de l-lc para el newaiby de Kuwait, siendo l = la talla media de los ejemplares más grandes que lc. Nótese la relación aproximadamente lineal en la gama central, y la ordenada en el origen en lc = 54, una estimación de Linf (datos utilizados con autorización de Instituto de Kuwait para la Investigación Cientifica). Figura 3.7 El valor de Z/K, estimado por (Linf-l)/(l-lc), represntado gráficamente respecto de losvalores límite de Linf entre 45 y 70 cm. Datos relativos al Lutjanus coccineus desembaracado en Kuwait en 1983 (utilizados con autorisación del Instituto de Kuwait para la Investigación Científica). Obsérvese la parte central relaticamente plana en la curva correspondiente a Linf = 55 cm. Si no se encuentra ningún valor que genere un trazado plano, significa que los supuestos del modelo no se cumplen y el método no se puede utilizar -y probablemente no sirva tampoco ninguno de los otros métodos parecidos. Es posible que el crecimiento no se ajuste a la teoría de von Bertalanffy, pero la razón más probable es que la mortalidad no sea constante, o que las capturas no reflejen la población, debido, por ejemplo, al uso de un arte altamente selectivo. La Figura 3.8 ilustra los resultados de un intento de aplicar el método a las capturas de zobaidy (Pampus argenteus) de Kuwait. Estas capturas se pescaron con red de enmalle, un arte que puede considerarse sumamente selectivo. 3.2.3 Curvas de captura basadas en datos de talla corregidos Este método se ha convertido en uno de los procedimientos corrientes para estimar la mortalidad. Descansa en la curva de captura estándar de Ricker (1958) basada en la edad, que representa el logaritmo natural del número de individuos de cada grupo de edad respecto de la edad. El resultado debería ser un limbo descendente a la derecha que es lineal, con pendiente Z. Si se examina un gráfico análogo de los logaritmos del número de individuos de un grupo de tallas respecto de las tallas, el limbo a la derecha también será casi lineal. Un motivo de desviación es que el crecimiento no es constante, sino que los peces tardan más en superar los grupos de tallas más grandes, por lo que éstos contienen aportes de peces de más edades distintas. Si el número de peces se divide por el tiempo requerido para crecer del límite inferior al límite superior del grupo de tallas en cuestión, este efecto se eliminará y las cantidades se presentarán como si fueran los individuos pertenecientes a una clase anual centrada en el grupo de tallas. Los cálculos necesarios se exponen a continuación, sobre la base de los datos contenidos en el cuadro 5 de Jones (1981). (Nótese que para facilitar su utilización posterior en un análisis de cohortes, los grupos de tallas del cuadro están ordenados aquí, como en el documento de Jones, de más grande a más pequeño.) Cuadro 3.3 Estimación de la mortalidad total a partir de una curva de captura basada en datos de talla corregidos. (Datos de Jones, 1981. Linf= 70 mm K=0,2) Talla l 65+ 60555045403530252015- Edad t 5,278 3,892 3,081 2,505 2,059 1,695 1,386 1,119 0,883 0,673 0,482 inicial Duración dt 1,386 0,811 0,576 0,446 0,364 0,309 0,267 0,236 0,210 0,191 № de N 3 10 94 312 827 1650 3040 4730 4120 1390 163 indiv. № N/dt 12 163 700 2272 5340 11386 20042 19619 7277 853 corr. Logaritmos ln(N/dt) 2,52 5,09 6,85 7,72 8,58 9,34 9,91 9,88 8,59 6,74 Un resultado prácticamente igual se obtiene dividiendo la composición por tallas en los puntos correspondientes a las tallas esperadas a intervalos de edad uniformes (véase la Sección 3.4.2). Debido a que se trata de animales de lapso vital breve, conviene utilizar en este ejemplo intervalos de medio año, introduciendo las divisiones en las tallas correspondientes a las edades 0,5, 1, 1,5, etc. Empleando el mismo procedimiento que para corregir las tallas, estas cantidades deberían duplicarse para obtener las cifras equivalentes a un año completo de producción de reclutas. Cuadro 3.4 Otro tipo de análisis de los datos del Cuadro 3.3: la frecuencia de tallas se ha dividido en los puntos correspondientes a medio año de crecimiento Edad 0,51,01,52,02,53,03,5+ Punto divisorio inferior 15,5 27,5 36,9 44,3 49,9 54,4 57,8 № de individuos 3570 8000 3240 1020 270 85 58 Núm. ajustados 7140 16000 6480 2040 540 170 (116+) Logaritmos 9,49 9,68 8,77 7,62 6,28 5,89 4,75+ El Cuadro 3.4 muestra los resultados. En este caso, la división se efectuó gráficamente estimando la superficie bajo la curva de frecuencia de tallas, pero la división algebraica daría prácticamente el mismo resultado. En la Figura 3.9 aparecen los trazados de ambas curvas de captura. Como se puede observar, los dos conjuntos de puntos se ajustan prácticamente a la misma línea y dan la misma estimación. Esto no es sorprendente, ya que los supuestos básicos son idénticos. Puesto que los métodos son tan parecidos, la elección de uno u otro es un tanto arbitraria, pero hay motivos para preferir el segundo: los datos se presentan de forma adecuada para la aplicación posterior del análisis de cohortes. Además, esa forma deja más en claro las implicaciones del supuesto relativo al crecimiento uniforme de todos los peces. La clave edad-talla (es decir, la composición por edades porcentual dentro de un grupo de tallas) que está implícita en el proceso de división se vuelve menos confiable a medida que aumenta la dispersión de las edades por talla. Figura 3.8 Ejemplo análogo al del la Figura 3.7, pero para el zobaidy (Pampus argenteus) con valores de LIinf = 26,27 y 30 cm. Obsérvese la ausencia de series muy largas de puntos en línea horizontal con cualquier valor de Linf. Las curvas de captura con datos de talla corregidos deberán utilizarse con mucha precaución cuando se trate de peces de vida corta o de cualquier población que presente cambios apreciables en la composición por tallas de mes en mes. El supuesto del que se parte al aplicar el método es que la frecuencia de tallas que se está analizando representa la situación de equilibrio de la población en su conjunto. En el caso de los peces de vida corta, ninguna muestra dará esa situación, y la frecuencia de tallas media de la población deberá obtenerse combinando datos de todos los meses. Como lo que nos interesa es el total de individuos de cada grupo de tallas, esa combinación debería efectuarse ponderando cada frecuencia de tallas mensual con arreglo al número de individuos presentes en el mar durante ese mes. Estas cifras no suelen conocerse -y si se conocieran, probablemente sería fácil estimar directamente la mortalidad. En muchos casos no se dispone siquiera de estimaciones de las cantidades relativas, calculadas, por ejemplo, a partir de la captura por unidad de esfuerzo. Aun cuando se cuente con buenas estadísticas sobre el esfuerzo, las variaciones estacionales en el comportamiento o la distribución de los peces pueden introducir en la cpue unos cambios de un mes para otro que no tienen nada que ver con variaciones en la abundancia. Por lo tanto, no es común que una frecuencia de tallas anual se calcule mediante algún tipo de combinación sencilla de las muestras, como la media de las frecuencias de tallas mensuales, o la suma de todas las muestras. En efecto, estos métodos atribuyen a todos los meses el mismo peso, o pesos proporcionales a las cantidades muestreadas, lo que claramente puede introducir un sesgo. Aunque no es fácil medir ese sesgo, ni, a falta de estimaciones de la abundancia en cada mes, proponer métodos que den estimaciones no sesgadas, la existencia de un sesgo debe siempre reconocerse. Su magnitud probable se explorará utilizando diferentes sistemas de ponderación. De ser posible, deberán emplearse tres o cuatro ponderaciónes, a saber: pesos iguales (es decir, la media de las frecuencias mensuales) y dos o tres conjuntos de ponderaciones basadas en estimaciones razonables de la abundancia relativa. Cuanto más difieran entre sí las estimaciones de la mortalidad obtenidas, tanto mayor será la cautela con que deberán aplicarse los resultados. Figura 3.9 Número de bacalaos (escala logarítmica) en grupos de medio año, obtenidos mediante la curva de captura con datos de talla corregidos de Jones (cuadrados) o el método de la división (cruces). 3.2.4 Análisis de cohortes y análisis de la población virtual El análisis de la población virtual (APV) y el análisis de cohortes (que es muy parecido) proporcionan, en circunstancias favorables, un excelente método para estimar en una población el número de individuos de cada edad al comienzo de cada año y, a partir de eso, la mortalidad por pesca en cada edad. Desde su formulación inicial (Fry, 1949) y su aplicación posterior a la pesquería de la población del Mar Artico noruego, donde la mortalidad por pesca varía mucho según la edad (Gulland, 1965), el APV y el análisis de cohortes se han convertido en métodos corrientes para el análisis de rutina de largas series de datos de composición por edades, especialmente en las pesquerías al arrastre del Atlántico norte. Entretanto se han perfeccionado los detalles del procedimiento, sobre todo los métodos de “ajuste” que permiten relacionar los resultados con la información disponible sobre la abundancia y el esfuerzo de pesca en los años más recientes (Pope, 1972; Pope y Shepherd, en prensa). El principio en que se basan estos métodos es sencillo. Si sabemos cuántos peces de una determinada cohorte estaban vivos al final de un año y cuántos se capturaron ese mismo año, entonces, teniendo en cuenta también las muertes ocurridas durante ese período, se puede estimar el número de individuos existente al principio del año. El mismo procedimiento se puede repetir para el año anterior, retrocediendo en el tiempo hasta el momento en que la cohorte entró en la pesquería. La formulación original del APV utilizaba una expresión exacta para el número de individuos al comienzo del año, lo que exigía una iteración de los cálculos; ahora se emplea comúnmente la aproximación más simple del análisis de cohortes: Nt = Nt+leM + Cte0, 5M (3.6) donde Nt es el número de peces al comienzo del año t, y ct es la captura. Esta aproximación es muy buena, siempre que la mortalidad durante el año no sea alta. La magnitud de cualquier error dependerá de la distribución de las capturas durante el año; la fórmula sería exacta si todas las capturas se extrajeran a mediados del año. El atractivo del método estriba en que no se basa en ningún supuesto acerca de la manera en que la mortalidad por pesca varía con la edad, y ofrece un procedimiento sencillo para tratar las series de capturas por edad disponibles en muchas pesquerías multinacionales. En el contexto del Atlántico norte, presentaba también la ventaja de que el resultado tenía una forma muy conveniente para calcular las capturas por edad en años siguientes y, por ende, para estimar las capturas totales permisibles (CTP). Los atractivos no deben inducirnos a pasar por alto los defectos del APV (o del análisis de cohortes). El primero y probablemente el más importante de esos defectos, aunque haya sido objeto de menos atención, es que hay que presuponer un valor de M. A menos que M sea una pequeña proporción de la mortalidad total (lo que puede ocurrir en las poblaciones intensamente explotadas del Atlántico norte, pero no necesariamente en otras partes), los diferentes valores de entrada de M generarán resultados muy distintos. La segunda deficiencia es que hay que utilizar alguna información externa para iniciar el procedimiento con la edad más alta de cada cohorte. Si el resultado se considera como una tabla del número de individuos (o la mortalidad por pesca) en cada edad y cada año, las entradas a lo largo de dos bordes (para el año más reciente y para el grupo de edad más viejo) serán, en el caso del APV simple, sólo conjeturas. Los valores correspondientes al grupo de edad más viejo de cohortes antiguas se pueden estimar suponiendo que la mortalidad por pesca de un año cualquiera sea igual en ese grupo de edad que en los grupos más jóvenes, pero eso no resuelve el problema para el año más reciente. Este problema de fijar un valor para la mortalidad por pesca en el año más reciente (la “F terminal”) es un aspecto fundamental para la utilidad del APV. Se puede demostrar que, si M se conoce o es relativamente pequeño, las estimaciones de F y N para las edades más jóvenes convergen, de manera que la elección de la F terminal sólo es crítica para los dos o tres años más recientes y los dos o tres grupos de edad más viejos. Sin embargo, los años más recientes son normalmente los más interesantes, y hay muchas pesquerías de especies de lapso vital breve en que los dos o tres grupos de edad más viejos conforman buena parte de la captura -aunque en ese caso habrá que considerar la posibilidad de utilizar el APV con intervalos de tiempo más cortos. En resumen, los APV son excelentes para examinar la historia de las especies de vida larga, pero menos útiles para estudiar su situación presente o las especies de vida corta. Un método parecido se puede utilizar para analizar los datos de talla, con la importante diferencia de que no es posible identificar con exactitud las distintas cohortes. Por consiguiente, los métodos basados en la talla presuponen generalmente una situación de equilibrio y se refieren a las condiciones medias de un período. Siguiendo a Jones (1981, 1984), se puede derivar una ecuación similar a la 3.6 para describir el número de individuos que anualmente alcanza el tamaño equivalente al límite inferior de un grupo de tallas en términos del número que alcanza el límite superior (es decir, el límite inferior del siguiente grupo de tallas), los ejemplares del grupo capturados anualmente y la mortalidad natural. La diferencia es que la corrección relativa a los peces que mueren por causas naturales tiene que referirse a las muertes ocurridas durante el tiempo que tarde un pez en superar el intervalo de tallas, y no a un año. La ecuación 3.6 se reformula, pues, como sigue: Nx = Nx+leMdt + Cxe0, 5Mdt (3.7) donde Nx es el número de individuos que anualmente alcanzan el límite inferior, lx, del xesimo grupo de tallas, y dt es el tiempo que tardan en crecer de lx a lx+1. Esto se puede expresar también de forma que la ecuación se centre en las tallas, a saber: Nx = (Nx+1 Xx + Cx) Xx (3.8) donde Xx = e0,5Mdt = {(Linf - 1x) / (Linf - 1x-1)}M/2K (3.9) Este método se ilustra en el Cuadro 3.5, utilizando los datos del documento de Jones. El cuadro es una salida directa de una hoja electrónica (de Supercalc) empleada para hacer los cálculos. Los primeros pasos consisten en calcular los valores de dt y X, para lo cual un paso intermedio útil es estimar el valor de (Linf-1x) / (Linf -1x+1) que aparece en la columna B. De ahí, dt puede determinarse mediante la relación dt = 1/K. ln(Ninf-lx) / (Linf - lx+1), y X mediante la ecuación 3.9, como se ve en las columnas C y D. (Para los fines del cálculo se utilizó un valor de K = 0,5). Luego se consigna la proporción de la captura observada en la columna E. A partir de eso, utilizando la ecuación 3.8, se anota en la columna F el número de individuos de cada intervalo de tallas. La razón F/Z se puede calcular entonces como la relación entre las capturas y el número de ejemplares muertos (es decir, las diferencias entre las entradas sucesivas de la columna F). Cuadro 3.5 Estimación de las tasas de mortalidad mediante el análisis de cohortes. (Datos adaptados del cuadro 5 de Jones, 1981.) 1 2 3 4 5 6 7 A Talla 65 60 55 50 45 40 B Coeficiente C dt 2 1,5 1,333 1,25 1,2 1,386 ,8109 ,5754 ,4463 ,3646 D X 3 1,149 1,084 1,059 1,046 1,037 E C 4 10 94 312 827 1650 F N ,75 16,77 121,7 467,0 1375, 3191, G F/Z ,6 ,7834 ,8962 ,9035 ,9105 ,9089 H F ,7233 1,726 ,1,873 2,033 1,996 8 9 10 11 12 13 35 30 25 20 15 10 1,167 1,143 1,125 1,111 1,1 1,091 ,3083 ,2671 ,2356 ,2107 ,1906 ,1740 1,031 1,027 1,024 1,021 1,019 1,018 3040 4730 4120 1390 163 1 6529, 11745 16530 18661 19552 20246 ,9107 ,9068 ,8611 ,6522 ,1829 ,0014 2,040 1,946 1,239 ,3751 ,0448 ,0003 Una característica interesante de esta forma de análisis de cohortes descrita por Jones es que para obtener los valores de X y del número de individuos de cada grupo de tallas, así como de la razón F/Z, no es necesario conocer los valores absolutos de M o K, sino sólo un valor de M/K. Puesto que hay indicaciones de que esta razón es muy semejante para poblaciones diferentes de especies afines, puede ser más seguro elegir estimaciones de la razón por comparación con otras especies, en lugar de estimar M de esta manera (véase también la Sección 4.2). Se ha desarrollado un programa de computadora para realizar el análisis de cohortes basado en la talla (Lai y Gallucci, 1987), que se puede obtener en discos de 5 ¼ pulgadas pidiéndolo a: Dr. V.F. Gallucci, Centre for Quantitative Science HR - 20 University of Washington, Seattle, WA 98195, Estados Unidos. Otro criterio para efectuar un APV o un análisis de cohortes basándose en datos de talla consiste en utilizar el método de dividir la frecuencia de tallas en grupos de edad. Si las composiciones por tallas anuales se dividen en edades empleando el método descrito en la Sección 3.4.2, se obtendrán composiciones por edades anuales que se podrán utilizar en el APV o análisis de cohortes ordinario. En particular, esto permitiría aparentemente seguir una misma cohorte de peces de año en año, por lo que el análisis no se limitaría, en principio, a una situación de equilibrio. En potencia, esto representa una gran ventaja con respecto a la forma anterior de APV basado en la talla. Hasta qué punto constituya un adelanto real y en qué medida sean correctas las apariencias dependerá del grado en que la distribución de edades obtenida por división corresponda a la distribución real, lo que a su vez estará determinado fundamentalmente por el grado de variación en las tasas de crecimiento individuales. Los cálculos que entraña este método se exponen en el Cuadro 3.6, utilizando los datos de edad semestrales consignados en el Cuadro 3.4 y suponiendo que se hayan obtenido las mismas observaciones en siete semestres consecutivos. Se sigue la fórmula estándar, utilizando un valor semestral de M de 0,1. Para facilitar la comparación con los resultados del Cuadro 3.5, se consignan también las tallas de los peces al comienzo de cada intervalo de edades. Cuadro 3.6 Análisis de cohortes aplicado a datos de talla divididos. (Los datos de entrada son los mismos que para el Cuadro 3.5, con las divisiones que aparecen en el Cuadro 3.4) Edad 3,5+ 3,0 2,5 2,0 1,5 1,0 0,5 Talla inicial 57,8 54,4 49,9 44,3 36,9 27,5 15,5 Capturas 58 85 270 1020 3240 8000 3570 No de indiv. 77,3 174,8 477,0 1599,5 5173,8 14128,1 19367,0 F/Z ,75(a) ,87 ,89 ,91 ,91 ,89 ,68 Como era de esperar, los resultados de este análisis son muy parecidos a los del análisis inicial de Jones (Cuadro 3.5). Esto se puede apreciar fácilmente en la Figura 3.10, en que los números de individuos en diferentes momentos (edades o tallas) están representados gráficamente en una escala común para ambos métodos. Sobre esta base, no hay ningún argumento para preferir un método a otro. En la práctica, sin embargo, es probable que el segundo sea mejor. Primero, porque permite analizar una serie de datos de años consecutivos de la misma manera, y con algunas de las mismas ventajas, que el APV basado en la edad; y segundo, porque los supuestos que se sientan son algo más claros, especialmente si se cuenta con algunas determinaciones de edad que permitan juzgar la dispersión de las tallas por edad. El método de la división es claramente sensible a los puntos en que se efectúen las divisiones, aunque la misma sensibilidad se aplica (si bien con menor claridad) al método de Jones. Como en el caso del análisis de cohortes basado en la edad, los resultados son muy sensibles al valor de M utilizado y, en menor medida, al valor de la F terminal. También son sensibles a los valores de los parámetros de crecimiento K y Linf (Lai y Gallucci, 1988). La magnitud de estos efectos se puede apreciar fácilmente utilizando diferentes valores de los parámetros (para lo cual conviene recurrir a un programa de hoja electrónica u otro programa de computadora apropiado). A falta de un análisis de sensibilidad completo, el análisis debería repetirse al menos con uno o dos valores diferentes de M. Una forma más compleja de APV es la que han descrito Pope y Yang (1987). Se trata de una forma basada en la talla del APV de especies múltiples, en la que se tiene en cuenta la depredación, y el valor de la mortalidad natural (tratado como una constante en el APV simple) se calcula como la suma de la depredación (que se trata de la misma manera que las capturas comerciales) y una tasa constante debida a otras causas (enfermedad, depredación por peces distintos de las principales especies depredadoras). Es un método de análisis que normalmente se aplica sólo en situaciones de investigación muy avanzada, por lo que es probable que rebase las necesidades inmediatas de la mayoría de los usuarios de este manual. Sin embargo, vale la pena mencionarlo aquí porque un procedimiento para el cual los métodos basados en la talla pueden ser mejores que los correspondientes métodos basados en la edad, ya que la depredación suele estar determinada por el tamaño del depredador y de la presa. Figura 3.10 Número de ejemplares de bacalao (escala logarítmica) en distintos momentos, determinados mediante el análisis de cohortes basado en la talla de Jones (cuadrados) y el análisis de cohortes basado en la edad alplicado a datos de talla divididos (cruces). 3.2.5 Estimación simultánea del crecimiento y la mortalidad Como se señaló anteriormente (Sección 3.1.1), la identificación de modas con objeto de estimar el crecimiento a partir de una serie de muestras de tallas se vuelve más fácil y segura si se sientan hipótesis sobre la posible ubicación de las modas (suponiendo una curva de crecimiento), su dispersión (la varianza de las tallas por edad, debido a diferencias entre las curvas de crecimiento individuales o a la época del desove dentro de una temporada), y el número de ejemplares presente en cada moda (que es una función de la fuerza de la clase anual en el momento del reclutamiento y la mortalidad posterior a éste). La estimación simultánea del número relativamente grande de parámetros desconocidos exige una gran cantidad de cálculos, y una descripción detallada de los métodos posibles rebasaría el alcance de este manual. Sparre (1987) describe uno de los métodos posibles, cuya única restricción es que requiere una estimación de la captura por unidad de esfuerzo (o de la abundancia relativa) en el momento de la toma de cada muestra. En general, el procedimiento de estimación es semejante a otros métodos basados en la talla, ya que se utilizan distintos conjuntos de parámetros de entrada para producir unas frecuencias de tallas predichas, que luego se comparan con las observaciones. Una estimación es entonces el conjunto de parámetros que lleva al mínimo el criterio de ji cuadrado de bondad del ajuste (JI12 en la notación de Sparre). Sin embargo, como advierte este autor, esta puede no ser la mejor de las soluciones, a menos que se sepa cuántas cohortes hay. Cuanto mayor sea el número presunto de cohortes, tanto mayores serán los grados de libertad y, por ende, tanto más fácil debería ser obtener un buen ajuste. Así pues, este método debería ser útil sobre todo cuando el número de cohortes presentes se conoce o se puede estimar con bastante exactitud. En la práctica, esto significa las situaciones en que la mayor parte de la frecuencia de tallas está compuesta por modas claramente identificables, junto con un grupo de peces más grandes del que se puede suponer que sea una agregación de, por ejemplo, otras dos o tres modas. Este método es, pues, más eficiente que aquellos (como el ELEFAN) que extraen información fiable de la parte de una distribución de tallas que tiene modas separables, pero es poco probable que proporcione mucha información útil en que los ejemplares más grandes constituyen la agregación de muchas cohortes. El valor práctico de este método está restringido por las exigencias relativas a los datos que impone el alto número de grados de libertad en el procedimiento de estimación. A menos que los datos sean muy buenos y contengan mucha información, puede ser difícil obtener estimaciones fidedignas. 3.3 Selección y reclutamiento Los procesos de reclutamiento (los procesos biológicos de la población que hacen que los ejemplares jóvenes se vuelvan accesibles para la pesquería) y de selección (los aspectos técnicos de los artes de pesca y la forma en que éstos se utilizan) están determinados, en gran medida, por el tamaño de los peces, por lo que probablemente la mejor manera de estudiarlos sea mediante métodos basados en la talla. Los métodos ordinarios para estudiar la selectividad de la malla de las redes de arrastre y de enmalle están bien establecidos (Gulland, 1983) y no es necesario describirlos aquí. Se basan en la comparación de la composición por tallas de dos o más conjuntos de capturas, extraídas con artes que difieran en sus características selectivas presuntas (por ejemplo, la luz de malla o el tamaño del anzuelo) y, en la medida de lo posible, del mismo grupo de peces. La selectividad de las redes de arrastre y de otras redes con copo puede observarse directamente acoplándoles un Sobrecopo de malla estrecha y observando los ejemplares que atraviesen la red principal. Estos métodos siguen siendo los mejores para estudiar la selectividad, y se recomienda que en todos los casos en que la selección pueda ser importante se efectúen los experimentos necesarios. La selectividad fícica del arte no es el único factor que influye en el aumento de la mortalidad por pesca entre los peces jóvenes. Las formas en que los pescadores utilizan el arte, en especial los momentos y lugares en que pescan, pueden tener una influencia considerable, y es interesante conocer mejor estos procesos, al igual que los aspectos más estrictamente biológicos del reclutamiento, como las migraciones hacia los caladeros o los cambios en el comportamiento que hacen que los peces se vuelvan vulnerables al arte de pesca. Es posible formarse una idea bastante buena de los efectos combinados del reclutamiento y la selección examinando simplemente la composición por tallas de las capturas. El limbo ascendente a la derecha de la frecuencia de tallas proporciona una buena estimación preliminar del patrón de entrada en la pesquería. Pauly (1987) ha sugerido que esta impresión general puede expresarse en términos cuantitativos utilizando la curva de captura y extrapolando hacia atrás (véase la Figura 3.11, tomada de la figura 9 de Pauly). Si Z fuera constante en toda la gama de tamaños que se está examinando, la extrapolación lineal representaría el número de individuos que se habría capturado si no hubiera selección (empleando el término en un sentido amplio que incluye los efectos de todos los factores, no solamente la selectividad del arte), es decir, si la composición por tallas de las capturas fuera idéntica a la de la población. La relación entre la frecuencia observada y la extrapolación inversa da una estimación de la selección, es decir, de la parte que la mortalidad por pesca representa en relación con la mortalidad por pesca de las tallas plenamente explotadas. En la práctica, es poco probable que Z sea constante. Si F no es insignificante y M es constante, Z disminuirá en las tallas más pequeñas y la extrapolación debería curvarse hacia abajo, como se indica en la Figura 3.11. Si se conoce el valor de M, este efecto se puede corregir como propuso Munro (1984). Por otra parte, es muy posible que M sea mayor entre los peces más pequeños. Ante estas dudas, lo más sensato es seguir la práctica común y no extrapolar mucho más allá de la gama de observaciones buenas. En la práctica, esto significará probablemente no más de tres o cuatro grupos de tallas menores que el máximo relativo de la frecuencia de tallas, o el punto de la izquierda de la izquierda de la parte lineal de la curva de captura. En general, esto será suficiente para definir la mayor parte de la curva de selectividad y obtener una buena. estimación de la talla de retención del 50 por ciento (es decir, la talla en que la mortalidad por pesca es la mitad de la de las tallas plenamente reclutadas). Se ha sugerido (por ejemplo en Pauly, 1986) que las proporciones de selección obtenidas de esta manera se pueden aplicar a las frecuencias de tallas observadas para producir frecuencias corregidas, exentas del efecto de la selección, y que éstas pueden utilizarse en análisis ulteriores, por ejemplo para obtener mejores estimaciones del crecimiento entre los peces más pequeños. Tales métodos deberían utilizarse con extrema cautela; el argumento es fundamentalmente circular (la proporción de selección utilizada para obtener mejores cifras de los individuos por talla se habrá estimado, a su vez, determinando los niveles probables de esas cifras; si se elimina la circularidad, por ejemplo estimando la selección a partir de un conjunto de datos y utilizándola para corregir otro conjunto de datos independiente, aún quedarán dudas acerca de la validez de una larga extrapolación inversa. Como regla empírica, probablemente sea cierto que si el análisis de selectividad indica que la mortalidad por pesca de un grupo de tallas equivale a sólo el 10 por ciento o menos de la de los peces grandes, ese grupo ha sido objeto de un muestreo tan escaso que las capturas no sirven para obtener una estimación cuantitativa de su abundancia). Esta advertencia no significa que no haya que hacer nada más una vez estimada una curva de selectividad. Es importante verificar las repercusiones de la selección en las estimaciones del crecimiento. Si se ha utilizado el método de seguir las modas, es importante señalar que todo grupo modal que se traslape con el intervalo de selección estará deformado. Sus miembros más pequeños estarán subrepresentados, de manera que el valor de la talla media (o modal) del grupo estará sobreestimado. Esto se traducirá probablemente en que la tasa de crecimiento de las tallas que estén parcialmente incluidas en el intervalo de selección estará subestimada. Si en este intervalo hay modas que contribuyen de manera apreciablemente diferente a la de los valores originales, las nuevas cifras estarán probablemente más cerca de las tallas modales verdaderas de los grupos de edad involucrados, pero la existencia de una gran corrección debería constituir una advertencia sobre los posibles errores. En este caso, lo más acertado sería examinar otros artes de muestreo, capaces de capturar ejemplares pequeños de manera menos selectiva, que darán estimaciones más seguras de las tallas modales entre los peces pequeños. Figura 3.11 Método para estimar el reclutamiento proporcional. La parte aproximadamente recta de la cuva de captura observada se extrapoia hacia atrás hasta tallas menores que la primera talla plenamente reclutada. La razón del valor observado (circulo) al valor predicho (en la línea) da una estimación de la proporción reclutada. (Pauly, 1988). Otra cosa que habría que hacer es comparar la curva de selectividad efectiva observada con la selectividad probable de el o los artes que se estén utilizando. Esto indicará si la entrada en la pesquería está regulada por el arte o por otros factores, y, por tanto, si la reglamentación de la malla y otras formas de control del arte pueden dar buenos resultados. La comparación puede efectuarse tras una serie de experimentos oficiales con distintas mallas, pero para obtener una respuesta útil pueden bastar algunos minutos en un desembarcadero, observando si un ejemplar de aproximadamente una talla de retención del 50 por ciento puede atravesar una malla típica. Si claramente no puede hacerlo y son otros los factores importantes, habrá que dedicar algunos momentos a examinar cuáles son esos factores, es decir, por qué los peces más pequeños no aparecen en las muestras si el arte utilizado podría retenerlos. Por ejemplo, ¿es porque se capturan pero luego se descartan? ¿o porque se encuentran en criaderos donde no se practica la pesca? Este tipo de preguntas puede abrir valiosos campos de investigación. 3.4 Conversión de talla en edad Aunque, como se ha descrito en otras secciones, es posible efectuar evaluaciones directamente con los datos de talla, la mayoría de ellas son más fáciles de realizar operando con las edades. Por lo tanto, conviene transformar las composiciones por tallas en las correspondientes composiciones por edades. En principio, cuando es fácil determinar la edad de los individuos, es posible reunir directamente datos de edad mediante la recolección en gran escala de escamas u otolitos, sin necesidad de observaciones separadas de la talla. Pero este es casi siempre un procedimiento excesivamente engorroso. Incluso si la determinación de la edad es fácil de realizar, el tiempo requerido para obtener una escama, colocarla en un portaobjeto o prepararla de alguna otra forma para la lectura y leer la edad es mucho mayor que el que se necesita para medir un ejemplar. La lectura de los otolitos suele ser aún más lenta, y no se puede efectuar sin dañar al pescado, lo que probablemente no sea aceptable cuando se trate de un muestreo en gran escala de especies comerciales. Casi todos los muestreos de capturas comerciales se basan, por lo tanto, en un muestreo de tallas en gran escala, respaldado por un muestreo de edades en escala menor. Este criterio, que cuenta con una tradición de al menos medio siglo (Fridriksson, 1934), es particularmente útil cuando hay diversos grupos de pescadores, que utilizan diferentes artes o pescan en distintos momentos o lugares, lo que se traduce en diferentes selectividades efectivas. Es decir, los grupos de pescadores capturan peces de distintos tamaños o edades. Sin embargo, a menos que haya algún elemento insólito en las pautas regionales de crecimiento, la relación entre edad y talla será la misma para todos grupos. Para obtener una estimación correcta de la composición por edades o tallas es indispensable muestrear las capturas de todos los grupos de pescadores, pero ese muestreo se puede limitar a la medición de las tallas. Así pues, en muchas pesquerías internacionales es común que la composición por edades de la captura total se obtenga sumando las composiciones por tallas de las distintas capturas nacionales y aplicando luego al resultado una única clave edad-talla, obtenida uniendo todos los datos de edad disponibles, para lo cual no se requieren, y a menudo no se reciben, contribuciones de todos los países. 3.4.1 Claves edad-talla Aunque algunos de los métodos para estimar el crecimiento examinados en secciones anteriores (como los que dividen una distribución de tallas en las distribuciones normales que la componen) proporcionan al mismo tiempo estimaciones de la distribución de edades, esos métodos suelen requerir mucho tiempo, por lo que es más frecuente que se utilicen procedimientos más simples para la conversión ordinaria de tallas en edades. El más común, con mucho, es el que se basa en las claves edad-talla. No obstante, a pesar de que su uso está muy difundido desde hace largo tiempo, no siempre se aplica correctamente. El principio básico de la clave consiste en establecer, para cada grupo de tallas, la proporción correspondiente a cada edad comprendida en ese grupo. Esto está claramente influenciado por el crecimiento, y si todos los peces crecieran exactamente de la misma manera, todos los ejemplares del mismo tamaño tendrían la misma edad y los peces de un grupo de tallas dado diferirían en cuanto a su edad sólo en el tiempo necesario para crecer del límite inferior al límite superior de ese grupo. Esto no ocurre en la realidad, y, sobre todo entre los grupos más grandes, las diferencias en el crecimiento dan lugar a la presencia de distintas edades. La proporción de estos grupos dependerá de sus proporciones relativas en la población total y, por ende, de las tasas de mortalidad recientes y de la fuerza relativa de las clases anuales. Estos factores varían de un año para otro. Por lo tanto, las claves edad-talla construidas a partir de los otolitos recogidos un año no pueden aplicarse, sin riesgo de error, a una composición por tallas de otro año para estimar la composición por edades de ese año. La magnitud de los errores que se pueden introducir al utilizar una clave edad-talla basada en datos de un año equivocado dependerá de la gama de edades comprendida en el grupo de tallas, siendo pequeña si sólo están presentes dos o tres edades. Por ejemplo, en los datos sobre el bacalao que aparecen en el Cuadro 3.8, casi todos los ejemplares del grupo de 40–49 cm tienen dos años, y esto probablemente valdrá para cualquier composición por edades de la población — a menos que haya una enorme abundancia de peces de 1 ó 3 años de edad. En otros casos, la dispersión de las edades es grande. El Cuadro 3.7 presenta las determinaciones de edades de machos de platija muestreados en Lowestoft en 1955 (datos tomados de Gulland, 1966). La dispersión de las edades en la mayoría de los grupos es grande, y los individuos de 7 años son los más abundantes tanto en el grupos de 35–39 cm como en el de 40–44 cm. Esto se debe probablemente a que la clase anual de 1948 fue numerosa, y cabe suponer que en 1956 habrían sido los ejemplares de 8 años los más abundantes. Si se construyera una clave después de un período de mortalidad mucho más alta, probablemente resultaría muy diferente, por ejemplo, con pocos peces de más de 7 años en el grupo de 35–39 cm. Cuadro 3.7 Ejemplares de distintas edades presentes en cada grupo de tallas de 5 cm de los machos de platija muestreados en Lowestoft en 1955 Edad Talla 25–29 30–40 35–39 40–44 45–49 3 33 8 1 1 0 4 82 48 14 8 0 5 30 53 26 2 0 6 13 24 33 12 0 7 8 34 42 5 0 8 1 12 19 5 0 9 0 5 11 0 1 10 0 1 10 3 4 11 0 1 6 0 4 Total 167 186 162 36 9 El principio de la utilización de una clave es sencillo. En el Cuadro 3.8 se da un ejemplo, que es en realidad un resultado directo del uso de una hoja electrónica (en este caso, Supercalc) para hacer los cálculos. El primer paso consiste en tabular las determinaciones de edad efectivas, en términos del número de otolitos (o escamas) de cada grupo de tallas que arrojan una determinada edad. Estas cifras se consignan en las entradas de B3 a I11. En el caso de una pesquería internacional, esas entradas pueden incluir todas las determinaciones de edad (suponiendo que se haya comprobado la coherencia de las lecturas efectuadas por diferentes instituciones). Esto no debería introducir ningún sesgo, aun cuando las distintas pesquerías tengan patrones de selección diferentes, siempre que no haya ningún motivo para que tal selección afecte a la distribución de edades dentro de un grupo de tallas. Esto parece improbable; muchos artes son selectivos en favor de los ejemplares de una talla particular, pero dentro de un grupo de tallas no es fácil imaginar cómo podría un arte seleccionar un individuo de una edad en lugar de otra. Como en el caso del muestreo directo de edades, normalmente habrá que tomar alguna decisión con respecto a los ejemplares cuyos otolitos o escamas no se puedan leer. Dado que estos pescados serán probablemente los más grandes y viejos, omitirlos significaría introducir una posibilidad de sesgo. Su omisión de una clave, en cambio, sólo entraña un peligro de sesgo en la medida en que sean más viejos que el pez promedio de esa talla. Por lo tanto, si se utiliza una clave edad-talla se reduce el riesgo de sesgo al aplicar el cómodo procedimiento de descartar los otolitos no legibles. Cuadro 3.8 Aplicación de una clave edad-talla a los datos sobre el bacalao del Mar del Norte (adaptado de Gulland, 1966) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 A B EDADES Tallas 1 30 12 40 1 50 1 60 0 70 0 80 0 90 0 100 0 110 0 Proporciones 30 ,25 40 ,013 50 ,016 60 ,0 70 ,0 80 ,0 90 ,0 100 ,0 110 ,0 Total 52,8 C D E F G H J 2 36 73 54 43 0 0 0 0 0 3 0 3 6 25 277 8 0 0 0 4 0 0 0 0 34 12 10 0 0 5 0 0 0 0 0 7 9 4 0 6 0 0 0 0 0 3 5 2 3 ,75 ,948 ,885 ,342 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 1102 ,0 ,039 ,098 ,658 ,794 ,267 ,0 ,0 , 323,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,206 ,4 ,370 ,0 ,0 74,2 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,233 ,333 ,25 ,0 35,3 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,1 ,185 ,125 ,3 17,8 7 8 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 3 0 7 3 4 3 № de indiv. ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,0 ,111 ,0 ,438 ,188 ,4 ,3 12,0 3,41 K Total 48 77 61 38 311 30 27 16 10 160 488 394 205 139 75 42 15 2 1520 La etapa siguiente consiste en calcular, dentro de cada grupo de tallas, las proporciones correspondientes a cada grupo de edad, es decir: pij = nij/n.j donde pij = la proporción de ejemplares de edad i en la muestra de peces del grupo de tallas j para la que se determinaron las edades nij = el número de peces de edad i de esa muestra y n.j = el número total de ejemplares de la muestra del grupo de tallas j. Este y otros cálculos posteriores se pueden efectuar fácilmente en una hoja electrónica (como la del Cuadro 3.8) (por ejemplo, la entrada de la celda B13 = 12/48), pero para el manejo de muestras regulares es mejor utilizar un sistema de base de datos más grande. El número total de individuos de un grupo de edad está dado, entonces, por la expresión: Ni = sum {Nij} donde la suma se efectúa incluyendo todos los años j y donde Nij = PijN.j L y N.j = el número total de individuos del grupo de tallas j determinado por el muestreo de tallas. La varianza de las estimaciones puede y debe calcularse. Si se hace caso omiso de los errores de muestreo al determinar la distribución de tallas total, entonces var(Pij) = Pij(1-pij/n.j) y var(N.j) = sum {N2iPij(1-pij)/n.j} Deberá añadirse un término que incluya la contribución a la varianza ocasionada por las incertidumbres en la composición por tallas. Kutkuhn (1963) da una expresión exacta para ello, suponiendo que esta contribución a la varianza se deba sólo a los errores en el muestreo aleatorio de una población uniforme. En este caso, será inversamente proporcional a M, siendo M el número de ejemplares medidos. En la práctica, M será probablemente mucho más grande que el número de peces a los que se les haya determinado la edad, por lo que esta contribución será pequeña. Por otra parte, la varianza real en las estimaciones de N.j será mucho mayor que lo que se obtiene al suponer un muestreo aleatorio de una población uniforme. Dependerá de la variación en las tallas de una muestra a otra y, por tanto, del número de muestras tomadas, así como del número de ejemplares medidos. La condición de que la clave edad-talla utilizada un año cualquiera deba basarse solamente en determinaciones de edad de muestras tomadas ese año es restrictiva y, si se interpreta rigurosamente, limita el uso que se puede hacer de las lecturas de edad. Cuando determinar la edad es una operación difícil, lenta o cara (por ejemplo, porque hay que comprar ejemplares grandes en el mercado), esta limitación puede ser grave. En esas circunstancias, es importante sacar el mayor provecho posible de cada ejemplar muestreado para determinar la edad. Una forma de hacerlo es concentrando la mayor parte de la labor de muestreo en los grupos de tallas en los que la edad es más incierta, que son los que más contribuyen a la varianza en la distribución de edades estimada. Normalmente, esto significa tomar más muestras de los grupos de tallas más grandes. Por ejemplo, en el Cuadro 3.8 casi todos los ejemplares del grupo de tallas de 40–49 cm tienen 2 años de edad, y basta un muestreo muy reducido para confirmarlo, mientras que el grupo de 90–99 cm contiene cuatro edades, todas ellas con un número apreciable de individuos. Por lo tanto, vale la pena muestrear este grupo y otros ejemplares más grandes con una intensidad mucho mayor de lo que su frecuencia en la población podría sugerir. Las ventajas de un criterio de este tipo para los peces más pequeños aumentan si se utilizan claves para intervalos más breves que un año completo. Así, la clave del Cuadro 3.8 se basa en muestras tomadas en el tercer trimestre del año, y sólo en ese trimestre el grupo de 40–49 cm tiene una mayoría abrumadora de individuos de 2 años de edad. Establecer la distribución óptima de las determinaciones de edad no es fácil. Un criterio es el que ha propuesto Lai (1987). Consiste en llevar al mínimo la suma de los cuadrados de los números de individuos estimados y reales de cada edad. Sobre esta base, la mejor estrategia consistiría en efectuar un muestreo aleatorio y, para cada grupo de tallas, determinar la edad de un número de individuos proporcional al de los peces que componen ese grupo. Probablemente este no sea un buen criterio, porque el resultado será que las edades menos abundantes (o sea, de los ejemplares más viejos) se estimarán con un mayor porcentaje de error que en otras estrategias que se basan en un muestreo relativamente mayor de los peces más grandes. En lo que respecta a los usos finales de los datos de edad -por ejemplo, la estimación de las tasas de mortalidad-, probablemente sea ventajoso tener estimaciones igualmente precisas de todas las edades (o de todas las edades más comunes). Ciertamente no es útil disponer de estimaciones de alta precisión sólo de una o dos edades más abundantes que las demás. La pauta de muestreo exacta que dará, por ejemplo, la menor varianza en las estimaciones de la mortalidad no es fácil de determinar. En la práctica, la simple regla empírica de distribuir el muestreo de edades (por ejemplo, la recolección de otolitos) de manera uniforme en todos los grupos de edades es la más satisfactoria. Un problema común en las pesquerías comerciales en que el muestreo es irregular es que el muestreo de tallas se efectúa anualmente, mientras que los datos de edad no se recogen todos los años. Resulta entonces tentador buscar algún método de interpolación que permita obtener una clave edad-talla para los años que faltan. Esto ha sido estudiado por Kimura y Chikuni (1987), quienes observaron que, si bien las diferencias en la fuerza relativa o la mortalidad de las clases anuales pueden influir en las edades por talla (es decir, en la configuración horizontal de una clave edad-talla), a menos que haya también cambios en el crecimiento, esas diferencias no afectarán a las tallas por edad (o sea, a la configuración vertical). Esto les permitió desarrollar un procedimiento iterativo en el que una clave inicial derivada de los años adyacentesse modifica de manera que corresponda lo más posible a la frecuencia de tallas del año para el que no se dispone de datos de edad. Este método probablemente funcione mejor cuando el número de clases de edad sea inferior al número de intervalos de tallas y no haya demasiada varianza en las tallas por edad. Se pueden proponer otros métodos de interpolación. También es posible abordar el problema de las escasas determinaciones de edad para un año cualquiera juntando datos de varios años. Esto podría hacerse mediante una agrupación rodante, es decir, utilizando para los datos de talla de 1986 una clave basada en las muestras de edad de 1985, 1986 y 1987, para los de 1987, una basada en 1986–88, etc. A menos que el procedimiento de interpolación sea perfecto, lo que es poco probable, se introducirán errores, pero estos podrían no ser importantes para algunas formas de utilización de la distribución de edades resultante. El efecto más obvio será que se aplanarán las diferencias en la abundancia de clases anuales adyacentes. Por lo tanto, la interpolación de claves deberá aplicarse con cautela cuando las clases anuales sean variables, especialmente cuando la amplitud de esa variación revista interés -aunque cabe señalar, como indicación práctica, que las determinaciones de edad rara vez son absolutamente exactas, y los errores en la lectura de los otolitos producen el mismo efecto de suavizado de las diferencias entre clases anuales. Si, como ocurre a menudo, los errores en la lectura tienden a ser en un solo sentido (por ejemplo, por omisión de algunos anillos en los otolitos difíciles, lo que genera una subestimación de la edad), se registrará un sesgo en la composición por edades estimada. El uso de claves interpoladas podría ser sólo la continuación de un proceso ya iniciado. La utilización de una clave equivocada puede afectar también a la estimación de la mortalidad obtenida a partir de la distribución de edades resultante, y un efecto de esta índole puede ser grave para muchos fines de evaluación de poblaciones. Sin embargo, si la interpolación o agrupación se aplica a un período breve, las diferencias en la mortalidad serán probablemente pequeñas y los errores generados podrían ser aceptables. Hasta ahora, los errores introducidos por diferentes procedimientos y sus reprecusiones en las evaluaciones posteriores no se han investigado lo suficiente como para poder dar consejos definitivos. Los errores más graves se producirán probablemente cuando se utilice la misma clave para una serie de años en que la mortalidad o el reclutamiento hayan cambiado apreciablemente, lo que generará un sesgo. También pueden surgir errores grandes cuando estén presentes clases anuales excepcionalmente fuertes o débiles, pero eso no introducirá un sesgo en todo un período. Conviene mencionar también un método desarrollado por Hoenig (1987) y sus colegas. Aunque presenta cierto parecido con el método de Kimura y Chikuni (1987), no intenta construir una clave edad-talla. En lugar de eso, basándose en dos muestras, una muestra aleatoria que dé la edad y talla de cada ejemplar muestreado y otra muestra aleatoria de la talla únicamente, establece, por medio de un algoritmo matemático, la distribución de edades de la segunda muestra que mejor se ajusta a la distribución de tallas observada, dada la distribución de tallas por edad observada en la primera distribución. Así pues, presupone que la talla por edad (es decir, el crecimiento) es igual en ambas muestras. Este criterio es menos restrictivo que el supuesto utilizado en las claves edad-talla de que la edad por talla (es decir, la distribución de edades) es la misma en ambas muestras. 3.4.2 División de las composiciones por tallas Un método que presenta menos exigencias en cuanto a los datos es el de la división de las composiciones por tallas. Tiene muchas analogías con el uso de claves edadtalla y, de hecho, como se verá, emplea una forma simplificada de clave. El principio es sencillo. Si el “ejemplar promedio” alcanza, por ejemplo, 34 cm al cumplir 3 años y 41 cm al cumplir 4 años, entonces, si todos los peces crecieran exactamente de esta manera, todos los ejemplares que midieran entre 34 y 41 cm tendrían 3 años de edad. De acuerdo con esto, todo lo que hay que hacer es establecer los límites entre los grupos de edad y dividir las composiciones por tallas en esos puntos; los tamaños de los segmentos darán la composición por edades. Este método se ilustra en la Figura 3.12, utilizando los datos relativos al bacalao consignados en el Cuadro 3.8. Cuando se aplica este método, los límites se fijan generalmente en los puntos medios entre las tallas medias de cada grupo de edad, estimadas en algún estudio independiente del crecimiento. En este caso, el crecimiento se ha estimado con arreglo a la distribución suavizada de tallas por edad obtenida a partir de los datos del Cuadro 3.8. Se observará que este procedimiento establece, en realidad, una clave edadtalla, pero es una clave que probablemente contenga menos entradas distintas de cero que la que se construye a partir de las determinaciones de edad. Así, sobre la base del procedimiento de división, se supone que el grupo de 80–89 cm contiene sólo ejemplares de 4 y 5 años de edad (el 30 y el 70 por ciento, respectivamente), mientras que en realidad contiene también varios individuos de 3 y 6 años. La composición por edades así obtenida será pues, probablemente, una versión suavizada de la realidad. Esto se ilustra en el Cuadro 3.9, que presenta las composiciones por edades estimadas mediante la clave edad-talla ordinaria y el procedimiento de división. Cuadro 3.9 Composición por edades del bacalao del Mar del Norte, estimada utilizando dos métodos de conversión de talla en edad Edad Con la clave edad-talla Con la división 1 53 430 2 1002 596 3 323 248 4 74 137 5 35 59 6 18 28 7 12 12 Como se puede ver, el método de la división da lugar a una sobreestimación de los grupos de edad más jóvenes y más viejos, y a una subestimación de los ejemplares de 2 años de edad, que parecen ser particularmente abundantes. Las dos composiciones por edades tienen una forma semejante, y darán valores bastante parecidos de la mortalidad total si se aplica, por ejemplo, el método de la curva de captura (Ricker, 1975). Esto es importante, ya que el procedimiento de la división 8+ 3 10 forma parte de algunos de los métodos que utilizan la talla para estudiar las tasas de mortalidad, como el análisis de cohortes basado en la talla (véase la Sección 3.2.4). Figura 3.12 División de la composición por talls del bacalao del Mar del Norte para obtener una composición por edades. Obsérvese que el efecto es parecido al de la utilización de una clave edad-talla. Cabe destacar aquí dos aspectos que deberán tenerse en cuenta cuando se utilicen estos métodos. En primer lugar, la composición por edades es una versión suavizada de la realidad, y todas las estimaciones que se obtengan deberán considerarse como promedios, y no como estimaciones puntuales puntuales relativas a un año particular (es decir, la cifra de Z obtenida a partir de datos reunidos en 1989 da una estimación de la mortalidad en el período anterior a 1989). En segundo lugar, el método de la división utiliza en realidad una clave edad-talla fija, por lo cual no toma en consideración los cambios en la mortalidad, que es lo mismo que ocurre si se aplica una clave edad-talla tradicional al año equivocado. Así pues, es probable que el análisis de cohortes basado en la talla subestime los cambios en la mortalidad, debidos, por ejemplo, a un aumento de la pesca; tendrá en cuenta las repercusiones sobre la composición por tallas, pero no las variaciones en la composición por edades dentro de un grupo de tallas. La magnitud de este efecto se puede juzgar examinando la distribución de las edades por talla, cuando se cuente con ella (por ejemplo, a partir de algunos otolitos). Si un grupo de tallas contiene muchas edades (como es el caso de las platijas más grandes del Cuadro 3.7), los cambios en la mortalidad (o en la fuerza relativa de una clase anual) pueden generar una gran diferencia en la distribución de las edades por talla. El método de la división (o las claves edad-talla agrupadas), en que la conversión de talla en edad está menos afectada por los cambios en la mortalidad, puede utilizarse con mayor seguridad. 3.4.3 Utilización de las modas Aunque el uso de claves o la división de las composiciones por tallas son procedimientos sencillos, y probablemente los mejores para la manipulación ordinaria de los datos de talla cuando se conoce bien el crecimiento, no aprovechan la información contenida en la forma de la frecuencia de tallas. Si ésta presenta modas claras, varios de los métodos examinados más arriba para estimar el crecimiento (normalmente por observación de la posición de las modas) también producirán estimaciones de la frecuencia de edades (como las cantidades relativas de individuos presentes en diferentes modas). Cuando se utilizan estos métodos, como los de Schnute y Fournier (1980) o de Sparre (1987), no es necesario tratar la conversión de talla en edad como una operación separada, sino que ésta es parte integrante del análisis de los datos para estimar el crecimiento. En condiciones favorables, si las modas están bastante bien definidas a lo largo de toda la frecuencia de tallas, y si la serie de datos es corta y se analiza entera para estimar el crecimiento, los otros métodos no son necesarios. Lo más frecuente, sin embargo, es que esos métodos, o el de la división de las tallas, sean necesarios para los ejemplares de mayor tamaño o para manipular grandes volúmenes de muestras periódicas. 4. EVALUACION DE LAS PESQUERIAS 4.1 Consideraciones generales En las secciones precedentes hemos analizado el acopio de datos y la estimación de los parámetros de crecimiento y mortalidad total. Aunque se trata de pasos indispensables en casi todas las actividades de evaluación, en sí mismos no proporcionan evaluaciones, en el sentido de datos sobre el estado de las poblaciones, el impacto de la explotación en ellas y los efectos de otras posibles políticas para el futuro desarrollo u ordenación de la pesquería. Esta afirmación sobre la naturaleza de la evaluación sugiere que el proceso puede dividirse en tres fases: primero, la simple determinación, con alguna indicación de su magnitud, de las repercusiones de la explotación pesquera en la población; segundo, la traducción de esta información cualitativa en términos cuantitativos, tales como la determinación de la relación entre el rendimiento por recluta y el esfuerzo de pesca, que llevarán a la formulación de orientaciones estratégicas a largo plazo; y, tercero, la prestación de asesoramiento táctico, por ejemplo, sobre el nivel de la captura total permisible para el año siguiente. La primera fase consiste en detectar en la población algún tipo de señal provocada por un cambio en la intensidad de pesca. Tal señal puede ser de dos clases: cambios en la abundancia o en la composición. El primer efecto puede detectarse si se observa una captura diversa por unidad de esfuerzo en la pesquería comercial, o, menos frecuentemente, a partir de algún tipo de reconocimiento. En ambos casos, la información sobre la talla no hace al caso. El segundo tipo de efecto resultará patente porque a un aumento de la explotación corresponderá una mayor mortalidad, que se traducirá en una disminución relativa de los ejemplares más viejos y, a menos que los peces no crezcan mucho después de su reclutamiento en la pesquería, de los ejemplares más grandes. Por consiguiente, en casi todas las pesquerías, una señal simple de explotación intensa es un cambio en la talla de los peces. Las Figuras 4.1 y 4.2 muestran los cambios en la composición por tallas de las capturas de platija en el Mar del Norte y de merluza al oeste de las Islas Británicas, como resultado del cese casi completo de la actividad pesquera durante las dos guerras mundiales. Estos son ejemplos típicos de los efectos, aunque quizá los revelen más claramente que la mayoría de los conjuntos de datos, debido a los grandes cambios que se produjeron en la intensidad de pesca durante un breve período. También son ejemplos típicos en cuanto que se trata de dos cambios muy marcados. Como era de prever, las frecuencias de tallas en el período posterior a la guerra muestran un limbo a la derecha más alargado, lo que indica una mayor supervivencia. También hay un cambio en el limbo de la izquierda: los ejemplares muy pequeños en las capturas son mucho más escasos que en los períodos de explotación intensiva previos a la guerra. El cambio entre los peces más pequeños no se explica fácilmente sólo por los cambios en la mortalidad, sino que tiene que haber alguna modificación en el patrón de entrada en las capturas, o quizá más exactamente, en los desembarques. Los datos de la merluza, y probablemente también los de la platija, se refieren a los desembarques comerciales, y la escasez relativa de ejemplares pequeños podría, en parte, reflejar el mayor descarte de esos ejemplares, puesto que abundaban los de mayor tamaño. Podría también deberse a un cambio de caladeros, a un desplazamiento hacia otras áreas donde abundaban peces más grandes, pero que no resultaban atractivas en los períodos de explotación intensa. Cualquiera que sea la explicación exacta, el resultado es que el comportamiento de los pescadores ha agrandado la señal (el cambio en la composición por tallas) que ha producido en la población la variación de la intensidad de pesca. De esta manera, la composición por tallas de los desembarques se ha vuelto más sensible a los efectos de la pesca, aunque tal vez proporcione una estimación sesgada de la magnitud del efecto. A la hora de interpretar esta señal hay que proceder con cuidado, especialmente en las poblaciones que pueden ser objeto de variaciones naturales en el reclutamiento, y también cuando las observaciones abarcan solamente un breve período de tiempo. Garcia y Josse (1988) señalan que en estas pesquerías, si el último reclutamiento ha sido escaso, la pesca puede concentrarse en los ejemplares más viejos (los supervivientes de un reclutamiento anterior abundante), por lo que la frecuencia de tallas incluirá muchos peces grandes e indicará una tasa de mortalidad baja y un estado saludable de la pesquería. Por el contrario, si el último reclutamiento es abundante, la captura se concentrará en los ejemplares pequeños y la frecuencia de tallas revelará una tasa de mortalidad alta y una pesquería en precario estado. El resultado es que durante las fases de aumento y disminución de una pesquería oscilante se dispone de frecuencias de tallas que se parecen mucho a las de las poblaciones intensa y ligeramente explotadas (obsérvese la Figura 4.3 y compárese con las Figuras 4.1 y 4.2). Como señalan Garcia y Josse, son pocas las pesquerías que se hallan en equilibrio y una evaluación aislada, ya sea de la composición por edades o tallas o de cualquier otra característica de la pesquería, no indica necesariamente unas condiciones de equilibrio. En la práctica, debería ser fácil, sobre la base de la historia de la pesquería (tendencias en la captura y en los índices disponibles de la actividad pesquera -los complicados cálculos para medir el esfuerzo de pesca no son necesarios para esta finalidad), determinar si la diferencia entre las dos composiciones por tallas refleja los efectos de la pesca o de las fluctuaciones naturales. Figura 4.1 Composición por edades (las dos figuras superiores) y por tallas (fiqura inferior) de la platija del Mar del Norte, según muestras tomadas inmendiatemente antes y después de la Primera Guerra Mundial (datos de Bannister, 1977). Obsérvese que hay un desplazamiento hacia la derecha desués de la guerra, y no sólo un aumento de los ejemplares más viejos y grandes. Figura 4.2 Composición por tallas de la merluza desembarcada por arrastreros ingleses en 1946, apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, y en 1995, tras un período de renovada explotación intensiva. La diferencia entre las pendientes se consideró un índice del aumento de la mortalidad total(datos tomados de Gulland, 1956). Figura 4.3 El peligro de las evaluaciones aisladas en una pesquería fluctuante. Obsérverse la diferncia entre las curvas de captura (figura central) en diferentes puntos del ciclo (Gracia y Josse, 1988). De ahí que pueda ser sumamente valioso incluso un examen muy simple de las variaciones en la composición por tallas durante un período de cambio de la intensidad de pesca. Los datos sobre la talla en estos ejemplos confirman, de manera totalmente independiente, la impresión ya recabada de las estadísticas sobre las capturas de que las poblaciones habían llegado a un estado de explotación muy intensa al comienzo de cada guerra. En el caso de la merluza, los datos de talla indican también que en 1955 la presión de pesca había alcanzado un nivel superior al del período entre las dos guerras. Los datos de talla revelan igualmente cambios en las prácticas pesqueras, que condujeron a una menor captura de los ejemplares pequeños. Tal vez éstas no sean evaluaciones en el sentido cuantitativo, pero son con todo valiosas conclusiones, tanto en sí mismas cuanto por el hecho de que indican el camino para hacer evaluaciones cuantitativas. La talla media del pescado en la captura constituye, a falta de análisis más detallados, una medida simple para vigilar las poblaciones. Uno de los primeros ejemplos es el de Henderson (1972), que examinó los datos de una pesquería de trucha en Colombia (Figura 4.4). Durante los casi veinte años que abarcan los datos se observó una constante disminución de la talla media, con dos períodos de cambio relativamente pequeño, señalados con las líneas de trazos. Este hecho sugiere sin lugar a dudas una creciente intensidad de pesca, conclusión a la que no se habría llegado a partir de otras fuentes disponibles. El examen de la talla media (sobre la base de muestras regulares, aunque no sean grandes) debería utilizarse para vigilar el “estado de salud” de todas las pesquerías, aun cuando no haya ni tiempo ni recursos para llevar a cabo un verdadero programa de evaluación de poblaciones. 4.2 Evaluaciones a largo plazo Una evaluación a largo plazo, encaminada a generar orientaciones sobre las relaciones medias en situación de equilibrio entre la intensidad y selectividad de la pesca y las capturas, se tendrá que basar en una u otra de las familias estándar de modelos (modelos de producción o de agrupación dinámica). Los datos de talla (como los de edad) no tienen normalmente utilidad directa si se aplican los modelos de producción, aunque hay excepciones. Csirke y Caddy (1983) señalaron que la relación estándar entre el esfuerzo de pesca y la captura a largo plazo podía reelaborarse para establecer la relación entre la captura y la mortalidad total. Es decir, a partir de la relación C = af + bf2 (4.1) donde C = captura, f = esfuerzo y a y b son constantes, y estableciendo que Z = F+M, y F= qf, tenemos que C = (a/q) (Z-M) + (b/q2) (Z-M)2 (4.2) Así pues, si la captura de un determinado período se representa gráficamente en relación con la mortalidad total estimada de ese período, el resultado debería ser una parábola, análoga a la obtenida de la gráfica más usual de la captura respecto del esfuerzo de pesca, pero desplazada hacia un lado, de manera que intersecte el eje x en Z = M, asícomo en algún valor alto de Z. Este criterio puede aplicarse a cualquier conjunto de datos de talla del que se hayan obtenido los valores de Z/K por alguno de los métodos descritos anteriormente. Este método es engañosamente atractivo, pero tiene sus problemas. La experiencia recabada de las poblaciones que han sido objeto de grandes variaciones en el esfuerzo de pesca sugiere que la relación entre la captura y el esfuerzo rara vez es una parábola, sino que suele descender de manera más gradual a niveles altos de esfuerzo. La relación, ya sea parabólica o de otro tipo, sólo es válida para las poblaciones en equilibrio, de manera que, en rigor, el método sólo se puede aplicar a una serie de períodos en que el esfuerzo de pesca se haya mantenido constante, mientras que en la mayoría de las poblaciones el esfuerzo cambia continuamente. Si ha ido aumentando, es probable que la captura del año en curso sea mayor de lo que hubiera sido en una situación de equilibrio con el nivel corriente de esfuerzo. Este último problema puede compensarse en parte por el hecho de que la tasa de mortalidad estimada a partir de los datos de talla correspondientes, por ejemplo, a 1987 representará probablemente una medida de la mortalidad media de los últimos años, y no de 1987, pero es poco probable que el balance sea exacto. El mismo problema se presenta con el método normal de aplicación del modelo de producción, pero para resolverlo se han elaborado varios métodos, a partir del de Gulland (1961) que considera el esfuerzo medio durante un período anterior. El mayor problema al aplicar el método de Csirke y Caddy consiste probablemente en ajustar la curva teórica a un conjunto de observaciones. Ajustar una parábola o cualquier otra relación marcadamente no lineal es siempre difícil, y los problemas estadísticos aumentan por la probabilidad de que haya un error considerable en la variable independiente (Z/K), así como una variación natural en la captura. Es siempre muy útil tener en cuenta otros métodos de evaluación, pero en este caso los resultados deberán tratarse con suma cautela, a menos que la gráfica de la captura en función de Z/K arroje una relación muy clara. Los datos de talla son muy adecuados para muchas variantes de los modelos de agrupación dinámica. La formulación más común de este modelo es la de Beverton y Holt (1957). En su forma más simple se supone que el reclutamiento es constante, o independiente de la población adulta, y la evaluación se limita a observar cómo el rendimiento por recluta (Y/R) varía en función de la intensidad de pesca y la talla en la primera captura. Su expresión para el rendimiento por recluta puede reformularse de la siguiente manera simplificada (Beverton y Holt, 1964): Figura 4.4 Cambios en el peso medio de la pesquería colombiana de trucha, como un índice de la intensidad de pesca(Henderson, 1972). Y/R = aE(1 - c)M/K X Sum{Un(1-c)n/[1+n(K/M) (1-e)]} (4.3) donde E es la tasa de explotación F/Z; a es una constante; c es la talla relativa en la primera captura lc/Linf; n es una variable ficticia; la suma abarca los valores 0 – 3; y los valores U son +1, -3, +3 y -1 para los valores de n entre 0 y 3. Esta expresión deja en claro que las relaciones básicas entre Y/R y la intensidad de pesca o la talla en la primera captura dependen sólo de tres razones. Una, M/K, es característica de la población íctica, y las otras dos, E (=F/Z) y c (=1c/Linf), quedan determinadas por la intensidad de pesca y la talla de la primera captura. Como c se refiere directamente a la talla, y la mayoría de los métodos basados en la talla para estimar la mortalidad expresan sus resultados como razones del tipo de Z/K, está claro que esta formulación puede utilizarse casi inmediatamente una vez que los parámetros de crecimiento y mortalidad se hayan estimado como se indica en el Capítulo 3. Además de expresar el rendimiento por recluta como una función de razones simples, la formulación revisada de Beverton y Holt establece también claramente que la variedad de relaciones de rendimiento por recluta no es grande (en el supuesto de que la mortalidad por pesca sea constante por encima de un determinado punto de selección). Efectivamente, hay una única familia de relaciones, en función del valor de M/K, y para cada miembro de la familia hay una superficie bidimensional que relaciona Y/R con la intensidad de pesca y la talla de la primera captura. Las curvas normales de Y/R son entonces divisiones de esta superficie. El cálculo de una curva (o superficie) de rendimiento por recluta no entraña nada nuevo y sólo habrá que aplicar un simple programa de computadora, lo que puede hacerse en hojas electrónicas (Gulland y Gibson, en prensa), o sencillamente consultando la tabla de Beverton y Holt (1964) para obtener el valor apropiado de M/K. En sí misma, ésta no debería considerarse una operación de evaluación. El tipo más simple de evaluación de población, en el contexto de las curvas de Y/R, consta de dos fases: identificar la curva (o superficie) correspondiente a las características biológicas de la población, y localizar en ella el lugar que ocupa actualmente la pesquería. En ambas fases, la estimación de M (o M/K), o la división de la mortalidad total entre mortalidad por pesca y natural, representa un paso importante y normalmente constituye el problema más difícil. Si se ha tenido la suerte de comenzar las investigaciones con una población no explotada, entonces en esa población M = Z, y cualquiera de los métodos descritos en la sección precedente para estimar Z (o Z/K) arrojará una estimación de M (o M/K). Una vez iniciada la actividad pesquera, la mortalidad aumentará y la magnitud del incremento de Z/K proporcionará una estimación de F/K. Este hecho pone de relieve la ventaja de los estudios realizados antes de que comience la explotación pesquera. Es más frecuente que los estudios no se inicien hasta que la pesquería esté bien establecida. En esos casos, la mayoría de estos métodos producirán estimaciones de Z (o Z/K). Entonces se puede proceder de varias maneras: a. separando F y M, relacionando los cambios en Z con los de la intensidad de pesca; b. estimando F directamente, por ejemplo mediante el marcado o a partir de la proporción entre la captura y la biomasa, estimada por algún tipo de reconocimiento; c. estimando M directamente, por ejemplo a partir del consumo por parte de los depredadores. Este método es aproximativo, en el mejor de los casos, y es probable que proporcione un límite más bajo, pero algunos estudios recientes en el Mar del Norte (CIEM 1989) muestran que puede arrojar resultados interesantes; d. estimando M por comparación con sus valores en otras especies. El primer método es el que cuenta con las mayores probabilidades de arrojar resultados estadísticamente válidos y debería utilizarse siempre que sea posible. Su típica forma basada en la edad consiste en efectuar una regresión de Z sobre el esfuerzo de pesca f. Exactamente el mismo procedimiento puede utilizarse con las estimaciones basadas en la talla, bien sea de Z o, como sucede con algunos métodos, de Z/K. En este último caso obtendremos estimaciones de M/K y de F/K. Incluso si por alguna razón no es posible aplicar exactamente el método de regresión, por ejemplo porque no se dispone de ninguna medida precisa del esfuerzo, el examen de material menos cuantitativo puede dar una idea de los valores relativos de F y M. En este sentido, Gulland (1956) utilizó la pendiente de las líneas de la Figura 4.1 como índices de Z. Observando que el esfuerzo de pesca durante la guerra fue alrededor de una tercera parte del nivel que le precedió, estimó que la actividad pesquera en el período anterior a la guerra representaba por lo menos la mitad de la mortalidad total. Incluso cuando los datos sean todavía menos cuantitativos, debería aplicarse algún método de este tipo. Puede que no existan en absoluto datos oficiales del esfuerzo, pero normalmente es posible hacerse una idea de cómo ha ido cambiando la intensidad de pesca a partir de algún tipo de información -¿qué impresión tienen los pescadores locales? ¿Se han abierto nuevos mercados? Esta información indicará en muchos casos que se han producido cambios en la intensidad de pesca, y entonces habrá que comprobar si ha habido cambios en la población que puedan dar alguna indicación del impacto de la pesca -¿Ha disminuido la abundancia de peces grandes? ¿Han menguado las tasas de captura? Si este es el caso, es razonable suponer que la actividad pesquera está teniendo repercusiones y que F es ahora una proporción nada despreciable de Z. En caso contrario, es probable que F siga siendo reducida. Se ha preparado (Beddington y Cooke, 1981; Cooke y Beddington, 1982) una versión basada en la talla para examinar, entre los cachalotes, los efectos de la pesca en la composición de la población; este método no requiere ninguna estimación directa del esfuerzo de pesca (o de la cpue), sino que utiliza estadísticas exactas de la captura total para obtener un índice de la intensidad de pesca. Mientras mayor sea el cambio que se observe en la composición por tallas tras una captura de una determinada magnitud, menor habrá sido la población inicial y mayor la mortalidad por pesca. El método exige conocer el número total de ejemplares capturados en cada grupo de tallas y supone que el patrón de selectividad de la pesquería en su conjunto es constante, o que los datos de la captura de cada año pueden desglosarse en pequeños estratos espaciales/temporales, dentro de cada uno de los cuales la selectividad es idéntica de un año a otro. Pueden utilizarse otros valores iniciales del número de ejemplares de la población y de los parámetros de crecimiento para proyectar la población y determinar el conjunto de parámetros que da el mejor ajuste entre las capturas observadas y proyectadas, por grupos de tallas. Los requisitos de datos y los supuestos sobre la selectividad constante son más bien rigurosos, de manera que, aunque en principio el método se aplica por igual a cualquier población íctica en la que haya un apreciable crecimiento posterior al reclutamiento, es probable que en la práctica su aplicación a los peces de aleta sea limitada. Más detalles sobre este método aparecen en los informes de la Comisión Ballenera Internacional; también puede solicitarse a los autores y a la mencionada Comisión una versión en FORTRAN del programa. El segundo método, la estimación de F como la proporción entre la captura y la biomasa, no guarda relación directa con la talla, por lo que no es preciso tratarlo en este manual. Sin embargo, conviene señ alar que no es probable que la biomasa calculada por el arte de reconocimiento sea precisamente la misma biomasa explotada por la pesquería. En general, el reconocimiento incluirá ejemplares más pequeños (por ejemplo, el reconocimiento al arrastre se hace normalmente con una luz de malla pequeña para reunir información sobre los prerreclutas y las especies pequeñas no explotadas). En ese caso, la biomasa del reconocimiento deberá rebajarse de manera que abarque sólo la parte explotada de la población, y la forma mejor de hacerlo es sobre la base de la talla. Si el reclutamiento en la población explotada es bastante abrupto, en corres pondencia con alguna talla lc, habra que omitir de los datos del reconocimiento a todos los peces de talla inferior a l y volver a calcular la biomasa. Si la selección abarca una amplia gama de tallas, puede resultar difícil determinar un valorde lc, en cuyo caso tal vez sea mejor asignarle algún valor arbitrariopor encima de la gama de selección y calcular el peso de la captura y la población por encima de lc. El tercer método, la estimación directa de la parte de M causada por la depredación, reviste probablemente valor para las pesquerías con grandes programas de investigación, pero es posible que no sea de utilidad inmediata para muchos de los usuarios de este manual. Sin embargo, vale la pena señalar que, comolas tasas de depredación están en gran parte determinadas por las tallas relativas del depredador y la presa, es probable que sea provechoso aplicar en este método un criterio basado en la talla. Pope y Yang (1987)describen cómo proceder, utilizando una ampliación para las especies múltiples del análisis de cohortes basado en la talla de Jones (1984). Cabe asimismo señalar que este criterio está proporcionando mucha información nueva sobre cómo se determina la mortalidad natural. Los resultados del Mar del Norte revelan que la mortalidad por depredación entre los ejemplares más pequeños es mucho mayor que los valores de la mortalidad natural utilizados anteriormente para estas especies, y que la M de una determinada especie casi ciertamente puede disminuir con la talla de manera muy considerable. Como ya sugirieron Munro (1982) y otros, es probable que la mortalidad natural cambie en la medida en que la abundancia de las poblaciones de depredadores varíe de un año a otro, debido, por ejemplo, al impacto de la pesca. Si bienparece que esos cambios no se han demostrado claramente, a causa sobre todo de las dificultades para obtener dos estimaciones buenas de M, no hay motivo para sostener que no puedan ocurrir. Si efectivamente se producen estos cambios con arreglo a la talla y el tiempo, sería erróneo hablar de “la mortalidad natural de la caballa” en una determinada área, como si se tratara de una cantidad única e invariable. En la práctica, es posible que ninguno de los tres primeros métodos proporcione valores utilizables de M (o F, en el caso común en que Z puede estimarse). Para presentar una evaluación a largo plazo hay que sentar alguna hipótesis del valor de M, o de M/K, si se quiere seguir el método de la agrupación dinámica. Resulta natural en tales casos volver al método comparativo. Lo más común es que se utilice la fórmula de Pauly (1980), tan frecuentemente usada en los estudios basados en la talla (por ejemplo, en los paquetes ELEFAN), que a veces se la considera como un método basado en la talla, lo cual no es cierto. La ecuación de Pauly es: logM = -0,007 - 0,279 logLinf + 0,654 logK + 0,463 logT (4.4) donde T es la temperatura ambiental media en grados centígrados. Esta fórmula tiene potencialmente la gran ventaja de que se dispone de los límites de confianza de la estimación. La regresión sobre la que se basa esta ecuación tiene una desviación estándar residual de 0,245 en torno a la regresión, o, haciendo la transformación a partir de los logaritmos (de base 10), la amplitud de los límites de confianza de aproximadamente el 95% es de 2,5 veces la estimación central(es decir,si la estimación es de 0,2, el intervalo de confianza es aproximadamente de 0,07-0,57) en torno a la estimación central proporcionada por la ecuación 4.1. Estos límites son amplios y por eso no es de extrañar que se utilicen tan poco, si es que se utilizan. Podría argüirse que tal vez sean demasiado amplios, debido a que tienen en cuenta la indudable incertidumbre de las estimaciones usadas por Pauly, así como la varibilidad real entre una población y otra. Por otra parte, no tienen en cuenta las incertidumbres relativas a K, Linf y T en la población que se está estudiando (que pueden ser grandes) y que harían que los límites de confianza verdaderos para las estimaciones de M fueran más amplios que los que aquí se dan. El grado de variabilidad puede a menudo reducirse analizando sólo especies estrechamente relacionadas entre sí (por ejemplo, los clupeoideos), ya que hay suficientes pruebas (Beverton y Holt, 1959; Beverton, 1963) de que los parámetros de población son más parecidos dentro de un grupo de peces que entre los peces en general. En contra de esto puede aducirse que muchas de las estimaciones de la mortalidad utilizadas por Pauly se publicaron después de que se conociera el patrón general de los valores de M, y que los autores que tenían estimaciones muy inexactas publicaron solamente las que respondían a las expectativas. Independientemente de la verdad contenida en estos argumentos, está claro que cualquier cifra de M derivada de la ecuación de Pauly deberá ser objeto de gran incertidumbre. Aun cuando las desviaciones estándar presentadas por Pauly puedan ser demasiado amplias, el hecho de no contar explícitamente con un elevado grado de incertidumbre puede inducir a error. Los límites de confianza que reflejen la dispersión probable podrían tener la mitad de la extension, por encima de la estimación central, que los límites de confianza propuestos anteriormente. Así, si la estimación central de M a partir de la ecuación 4.4 es M = 0,36, nuestra conclusión debería ser que el valor verdadero de M se sitúa entre 0,21 y 0,61, y tales valores deberían utilizarse como alternativas en las evaluaciones posteriores. En algunos casos, por ejemplo si nuestra estimación de Z es 1,55, el intervalo es suficientemente reducido como para indicar que la población está intensamente explotada (M es, a lo sumo, algo menos de la mitad de Z), pero las más de las veces se desconocerá el estado de la población. Tal vez fue optimista por parte de Pauly (1987, pág. 23) afirmar que , si se utiliza el ELEFAN II (que incluye este método de estimación de M), “resulta posible en principio evaluar si una población está o no sobreexplotada, sobre la base exclusiva de los datos de frecuencias de tallas obtenidos de esa población”; pero el problema no es tanto que esta afirmación revele una confianza pocorealista en la capacidad de los métodos basados en la talla, cuanto que cualquier método tropezará con dificultades a la hora de evaluar el estado de una población, a menos que existan observaciones de ella y de su composición por tallas o edades con distintos grados de intensidad de pesca. La advertencia de que, en caso de incertidumbre sobre el valor de un parámetro, los cálculos siguientes deben hacerse utilizando una gama de valores, se aplica a cualquier parámetro. Aquíse insiste sobre este particular porque las incertidumbres en torno a M (o M/K, o la razón E = F/Z), ya se basen en la ecuación de Pauly o en otros métodos, son normalmente mucho más grandes que los de otros parámetros. 4.3 Cambios en la selección Aunque los métodos basados en la talla se consideran una novedad en gran parte de las actividades de evaluación, cuentan ya con una larga historia en lo referente a evaluar los referente a evaluar los efectos de los cambios en la selección, particularmente en el Atlántico norte (Gulland, 1961a; 1964). El principio aplicado es simple: a partir del cambio en la selectividad y de la composición por tallas de las capturas actuales puede calcularse el cambio inmediato en el número de ejemplares capturados tras una variación en la selectividad. A largo plazo, las capturas aumentarán cuando los peces liberados hayan crecido lo suficiente para ser capturados por el nuevo arte. Hay dos formas de estimar este incremento: el método original de Gulland, que lo calcula como el producto del número de ejemplares liberados por el coeficiente de explotación (F/Z), deduciendo la mortalidad natural antes de que los peces alcancen la talla para quedar retenidos por la luz de malla más grande; y el método de Cadima (1978), que calcula el cambio en la mortalidad por pesca. Cuadro 4.1 Cálculos básicos del efecto de un aumento de la luz de malla Talla Peso Wt medio % retenido 90mm 120mm Coeficiente № de ejemplares inicial retenido liberado n1 nk nR W1 p1 p2 25 160 50 3 ,06 8 0,48 7,52 30 260 80 16 ,2 314 62,8 231,2 35 420 98 100 ,42 1084 435,5 630,5 40 630 100 100 ,72 1409 1014,5 394,5 45 880 100 100 ,94 1370 1287,8 82,2 50 1190 100 100 1 952 952 0 55 1570 100 100 1 465 465 0 60 1760 100 100 1 255 255 0 65 2530 100 100 1 124 124 0 70 3100 100 100 1 73 73 0 75 3800 100 100 1 30 30 0 80 3600 100 100 1 9 9 0 Total de ejemplares 6093 4727 1365 Peso total 5639 4986 652 Porcentaje del número incial de ejemplares 77,6 22,4 Porcentaje del peso inicial 88,4 11,6 Los cálculos básicos se exponen en el Cuadro 4.1, utilizando los datos sobre el eglefino proporcionados por Gulland (1983). Para cada grupo de tallas el número de individuos retenido puede calcularse como nk = n1p2/p1, donde p1 y p2 son las proporciones retenidas por el arte inicial y el nuevo, respectivamente, determinadas por experimentos de selectividad, n1 es el número de ejemplares en la captura inicial y nk el número retenido con el nuevo arte inmediatamente después del cambio. El número y peso (N y W) totales, capturados antes e inmediatamente después del cambio, pueden calcularse entonces como las sumas de n1, n1wl nk y nkwl. En el cuadro, el efecto inmediato del cambio se expresa como la proporción entre el peso liberado y el peso inicial,es decir, WR/W1 = 652/5639 = 11,6%. Utilizando el método de Gulland, a la larga se capturará un número adicional de peces, ENR, donde NR' = NRexp(-Mdt), siendo dt el lapso de tiempo que emplearán los peces para crecer desde la talla media de selección del primer arte a la del segundo. Las capturas aumentarán entonces en un factor A = NK/Nr'. El peso a largo plazo W2 se obtiene por W2 = WK (1 + A). Si se utiliza el método de Cadima, el peso a largo plazo W2 está dado por W2 = WKexp (Fdt), y se puede demostrar que exp(Fdt) es igual a (N1/Nk)E', donde E' es el valor de E = F/Z en la gama de tallas comprendida entre las de selectividad de los dos artes. El método puede ampliarse para obtener los efectos intermedios durante el período que transcurre entre el cambio y el momento en que se alcanza el nuevo equilibrio a largo plazo (Gulland, 1964). En efecto, si todos los peces crecen al mismo ritmo, tendremos que en un momento dado del período de transición los ejemplares más viejos y más grandes (por ejemplo, por encima de la talla 1”) no resultarán afectados por el cambio, mientras que los más pequeños que 1” habrán alcanzado el nuevo equilibrio. El peso capturado W” estará entonces dado por W" = WK, l + Wl,l'(l + A) = Sum (WK l"]+Sum [WKl(l+A)] Al igual que muchos de los métodos basados en la talla, éste presupone que la pesquería está en equilibrio. Su ventaja particular es que puede utilizarse en una situación en que varios artes exploten la misma población (por ejemplo, redes de arrastre y palangres), y no todos alteren su selectividad. En este caso, los valores de N1, Nk, W1 y Wk se calcularán para cada arte por separado. Los efectos a largo plazo e inmediatos podrán entonces compilarse después de haber calculado NR como la suma de todos los valores de i Nr para los distintos artes. 4.4 Cambios en la mortalidad por pesca Jones (1984) señaló que los procedimientos del análisis de cohortes (véase la Sección 3. 2. 4) pueden ampliarse para que proporcionen estimaciones de los cambios en la captura a largo plazo resultantes de los cambios en la mortalidad por pesca. Para cada grupo de tallas, el número de ejemplares presentes en el nuevo estado de equilibrio, 2N1, puede expresarse como 2N1 = 1N1 × CF donde CF es un factor de corrección debido a las nuevas mortalidades, obtenido mediante la fórmula CF = exp[sum(1Fdt) - sum(2Fdt)], y 1N1 es el número de ejemplares presente en el estado inicial, 1F y 2F son las mortalidades por pesca inicial y nueva, dt es el tiempo de crecimiento requerido para superar el intervalo de talla, y las sumas se efectúan desde la talla de reclutamiento hasta la mitad del intervalo de tallas 1ésimo. Las nuevas capturas en cada intervalo de tallas, expresadas en peso o número de ejemplares, vendrán dadas entonces por 2C1 = 1C1 × CF × 2F1/1F1 y 2W1 = 1W1 × CF × 2F1/1F1. Puede observarse que no es necesario partir del supuesto de que sean las mismas para todos los grupos de edad. Por eso es posible utilizar el método para cambios simultáneos en la intensidad de pesca y en la selectividad. Un ejemplo de ello se ilustra en el Cuadro 4.2 (tomado del cuadro 7 de Jones, 1984). Sin embargo, al utilizar los procedimientos de este cuadro hay que advertir que las sumas de F (columnas 7 y 8) se refieren al punto medio de cada grupo de talla, mientras que en la mayoría de los cálculos del APV y el análisis de cohortes se utilizan los valores extremos de los grupos. El método expuesto en el Cuadro 4.2 se deduce directamente de la formulación original de Jones del análisis de cohortes basado en la talla, que aparece en el Cuadro 3.5. Naturalmente, es posible utilizar el criterio de división en cohortes del Cuadro 3.6. En tal caso, una vez hecha la división, las distintas partes pueden tratarse como grupos de edad (en el Cuadro 3.6, concretamente, los grupos son de medio año porque los peces eran de vida corta). En este caso,los datos pueden analizarse utilizando las técnicas estándar basadas en la edad, teniendo en cuenta que los resultados irán siendo menos fiables a medida que se refieran a los peces más grandes, debido a la difuminación de los grupos de edad entre distintas divisiones. Sparre et al. (1989, capítulo 5) propusieron un conjunto de cálculos muy parecido, basado en el método de Thompson y Bell (1934). Este enfoque puede considerarse como lo contrario del análisis de cohortes (o del APV): en vez de partir de las capturas observadas de una cohorte para deducir la mortalidad por pesca, se parte del número de ejemplares de una cohorte reclutada en la pesquería para deducir (dada la mortalidad en cada intervalo de tallas) el número de individuos capturados y también los pesos. Una ventaja de este método es que incorpora información sobre el valor de la captura, lo cual puede ser importante para las pesquerías (como la del camarón) en que el precio por kilo está en función del tamaño del animal. 4.5 Proyecciones a corto plazo Casi todas las técnicas de evaluación tratadas hasta ahora presuponen unas condiciones de equilibrio, por lo que proporcionan asesoramiento estratégico a largo plazo: ¿conviene aumentar el esfuerzo de pesca construyendo más embarcaciones? ¿Está la población tan intensamente explotada que se hacen necesarias medidas de ordenación? ¿Qué efecto a largo plazo tendría un aumento de 10 mm en la luz de malla? Este es probablemente el tipo de asesoramiento más valioso, pero cada vez se va necesitando más el asesoramiento a corto plazo, especialmente si se están estudiando medidas de ordenación: ¿cuál es el efecto inmediato del uso de una luz de malla más grande? ¿Cuánto tiempo se necesitará, después de reducir el esfuerzo de pesca sobre una población intensamente explotada, para que las capturan vuelvan a ser las de antes (o mayores)? Este tipo de asesoramiento se ha vuelto particularmente importante en el área del Atlántico norte y en otras zonas donde la intensidad de pesca está regulada por los cupos de captura o las CTP. Aunque algunas de las técnicas descritas antes, por ejemplo el método de Gulland de variación de la luz de malla, pueden proporcionar información sobre los efectos provisionales a corto plazo, la mayoría de las técnicas basadas en la talla se refieren a situaciones de equilibrio, por lo que para estudiar los efectos a corto plazo suelen ser mejores los métodos basados en la edad (por tener una escala temporal simple). Sin embargo, puede haber excepciones. Una posible excepción es la predicción de las capturas futuras a la hora de establecer las CTP. Las poblaciones en cuestión se evalúan principalmente por el método del análisis de cohortes o el APV. Los futuros tamaños de la población y las capturas (en número de individuos) pueden predecirse proyectando al año siguiente la matriz de los individuos por edad. El peso total capturado puede entonces estimarse multiplicando el número de ejemplares por el peso medio en la edad. Este procedimiento es bueno siempre que los pesos medios no cambien. En la práctica, es frecuente que haya cambios a largo plazo en el peso medio, lo que puede a veces conducir a graves errores al predecir las CTP. Shepherd (1987) ha señalado que la misma técnica, básicamente, se puede utilizar para los datos de talla, aunque la proyección es más compleja. Para los datos de edad tenemos que: Ni+1,j+1 = Ni,je-z donde Ni,j es el número de ejemplares de la edad j en el año i. La proyección es más complicada en el caso de los datos de talla, puesto que, incluso si todos los peces siguen exactamente el mismo patrón de crecimiento, no es probable que todos los individuos que integran un grupo de talla en un año entren en un mismo grupo al año siguiente. Por ejemplo, los peces que tienen entre 60 y 65 cm en un año pueden medir entre 67,5 y 71,7 cm al año siguiente, por lo que entrarán en dos grupos diferentes de 5 cm. A pesar de ello, si en el segundo año se consideran las tallas de los peces que en el primer año se hallaban en los límites entre grupos de tallas adyacentes (por ejemplo, 10, 15, 20 cm, etc.), y se aplica la tasa de mortalidad prevista, es posible calcular expresiones para las frecuencias previstas en cada grupo de tallas en el segundo año, como una función de las frecuencias del primer año. Las excepciones vienen dadas por las tallas más pequeñas, representadas por los reclutas. En la medida en que las desviaciones de los pesos medios por edad en el segundo año respecto de los valores previstos se deban a un crecimiento anormal en los primeros años y no durante el período de transición, este método debería tener menos alteraciones que el basado en la edad. Esta técnica no se ha ensayado todavía suficientemente como para estar seguros de que así sea. Shepherd (1987) la aplicó a los datos de reconocimientos de bacalao en el Mar del Norte. Los resultados fueron prometedores, aunque las predicciones no resultaron muy exactas, debido posiblemente a la gran variabilidad de los datos iniciales. Otra posible ventaja del método es que, como los datos de entrada son simples y no requiere ningún trabajo de preparación y lectura de otolitos y escamas, puede ser más corto el plazo entre las observaciones y la formulación de predicciones. Esto, por sí sólo, podría llevar a una mayor precisión. Por ahora, sin embargo, aún no se ha trabajado lo suficiente en la aplicación práctica del método como para poder recomendarlo. 4.6 Otros usos de los datos de talla Una marcada diferencia entre los datos de edad y los de talla es que de los últimos puede hacerse un acopio mucho mayor y que resulta posible reunir un gran volumen de muestras de tallas distintas de un tamaño significativo (por ejemplo, de 200 peces o más) de diferentes lugares y períodos. En contraste, las limitaciones prácticas de personal hacen que sólo puedan reunirse pocas muestras de edad de un tamaño comparable. Por lo tanto, en lo que respecta a los datos de edad normalmente nos vemos obligados a examinar datos agregados de toda la pesquería durante un mes o incluso durante un año. Para la mayoría de los métodos descritos en este manual esta diferencia no reviste importancia - casi todos los métodos utilizan datos agrupados. Sin embargo, el hecho de agrupar los datos excluye información que podría ser de utilidad para otras finalidades. Una aplicación obvia de la información detallada sobre la composición por tallas a la ordenación es la identificación de áreas, épocas o artes con superabundancia de peces pequeños. Establecer vedas en las zonas de cría o durante los períodos de reclutamiento de peces pequeños, o disuadir del uso de artes que atrapen predominantemente ejemplares pequeños suele ser la forma más adecuada de mejorar el patrón de explotación, es decir, de aumentar la talla efectiva en la primera caputra e incrementar así el rendimiento por recluta. Esta identificación puede hacerse de muchas maneras. Si en un mapa de los caladeros se marca la talla media de cada muestra en el lugar de la captura, probablemente se observarán algunas diferencias entre los caladeros. La observación de las distintas muestras puede también ayudar a interpretar muchas de las técnicas que se han descrito. Por ejemplo, en la Figura 3.3a se aprecia claramente que la distribución por tallas correspondiente a septiembre no se ajusta a la curva de crecimiento prevista. Sería provechoso saber si se trató de una muestra aislada y si los peces se capturaron en la misma zona en que se tomaron las otras muestras. También resultaría útil saber si el gran número de peces en el mes de enero (1390) provino de varias muestras con la misma distribución por tallas, o si la amplia distribución observada deriva de la combinación de varias muestras con diferentes tallas modales. Aquí no expondremos los procedimientos recomendados para manejarlos datos detallados de las composiciones por tallas. Lo que deseamos destacar es que tales datos probablemente contengan mucha información útil, y que su observación y estructuración de diferentes maneras forma una parte del proceso esencial de comprensión de los datos, que debería preceder a cualquier aplicación de los procedimientos descritos anteriormente. El análisis de los datos detallados puede ser muy simple, pero de igual manera se pueden, y deben, utilizar métodos complicados cuando sea apropiado. Por ejemplo, McGlade y Smith (1983) aplicaron el análisis del componente principal a los datos de talla de los desembarques comerciales canadienses de abadejo para conocer las pautas del movimiento y distribución de esa especie. 5. OBSERVACIONES FINALES 5.1 Sensibilidad y límites de confianza Cuando se utiliza alguno de los métodos descritos en las secciones precedentes para obtener una estimación, por ejemplo Z/K = 1, 7, una cosa es cierta: el valor verdadero de Z/K no es exactamente 1,7. Puede acercarse -1,68 ó 1,6995-, pero también podría, si los datos de entrada no son buenos, ser bastante diferente -0, 9 ó 2, 5. Si tenemos que utilizar el resultado, por ejemplo para juzgar el grado de intensidad con que se está explotando una población comparando nuestra estimación de Z/K con los valores probables de M/K, es importante saber hasta qué punto nuestra estimación se acerca al valor verdadero. La forma normal de averiguarlo consiste en reconocer que, dada la variabilidad de los datos de entrada, la estimación se desviará del valor verdadero en una medida mayor o menor, según los efectos aleatorios del muestro. En circunstancias favorables, si el procedimiento de la estimación se ajusta a un modelo estadístico simple, es posible calcular, sobre la base de la variabilidad de los datos, los límites de confianza de la “mejor” estimación, es decir, unos límites tales que si el valor verdadero cayera fuera de ellos, sólo muy raramente obtendríamos la estimación observada de forma casual (una vez de cada veinte o de cada cien para los límites de confianza del 5 y el 1 por ciento, respectivamente). En los análisis simples, esos límites de confianza pueden calcularse fácilmente. Así, si nos interesa conocer la talla media de una muestra de N peces, la varianza de la media es S2/(N—1), donde S2 es la varianza muestral y los límites de confianza del 5 por ciento se hallan en torno a dos desviaciones estándar a cada lado de la media. Desgraciadamente, la mayoría de los métodos aquí descritos no son tan simples y no permiten calcular los límites de confianza de manera tan sencilla. Por ejemplo, el método ELEFAN proporciona una “puntuación” -la razón SME/SMD- que describe hasta qué punto distintos conjuntos de parámetros del crecimiento se ajustan a las observaciones -o, más exactamente, al conjunto de máximos relativos obtenidos después de reestructurarlos datos de talla. Lo que el ELEFANno nos dice es qué valor de la razón SME/SMD cabría esperar si se utilizara el conjunto de parámetros verdaderos. Si la razón más alta es 0,67, obtenida con K = 0,42 Linf = 54, y con K = 50 Linf = 48 es de sólo 0,53, podemos afirmar que el primer conjunto en cierto sentido es mejor. Lo que no podemos decir es si el segundo conjunto está equivocado y puede rechazarse a un nivel de significación del l ó el 5 por ciento. Aparte de la incertidumbre ocasionada por la variabilidad de los datos, que en circunstancias favorables puede expresarse como límites de confianza, hay otras dos importantes causas - modelos equivocados y parámetros de entrada falsos- por las que las estimaciones obtenidas pueden diferir de los valores verdaderos. No siempre es fácil determinar el grado de incertidumbre originado por esos efectos, pero en muchos casos puede ser mayor que el de los errores aleatorios introducidos por datos de entrada variables. De ahí que, por diversas razones, ahora sea normal presentar las estimaciones derivadas de un análisis de evaluación de poblaciones como una única cifra — K es 0,426, Z es 1,34, etc., sin intentar definir su grado de exactitud. En realidad, este procedimiento no es muy bueno y encierra el gran peligro de inducir a error a los usuarios del análisis. Pueden concederse algunos atenuantes cuando se trata de asesorar a los directores de pesca en temas tales como el nivel de la captura total permisible (CTP) para el año siguiente, pues se puede argüir que si a un director se le presentan varias cifras para la CTP, siempre elegirá la más alta. Pero esto es verdad sólo en parte; dar una única cifra puede simplificar las cosas a corto plazo, pero a la larga sería mejor que los directores conocieran las incertidumbres del asesoramiento científico. Sus posibilidades de adoptar decisiones acertadas serán mayores si están también informados de los riesgos que supone el operar siempre con las cifras más optimistas de toda una gama. Con esta posible excepción, las estimaciones deberían estar siempre acompañadas de alguna indicación sobre su exactitud. El efecto de los posibles errores en el modelo, y de fallas en los supuestos implícitos en el mismo, puede a veces afrontarse utilizando modelos más detallados, que exijan supuestos menos rigurosos, o mediante la simulación, es decir, aplicando los métodos a datos generados artificialmente, por ejemplo frecuencias de tallas de las que ya se conocen los parámetros de crecimiento u otros valores de entrada. Así fue como Rosenberg y Beddington (1988) examinaron el funcionamiento del ELEFAN 1, y Basson et al. (1988) el del análisis de la composición por tallas de Shepherd (SLCA) y el método de la proyección (Rosenberg et al., 1986). Al parecer, siempre habrá cierto sesgo en las estimaciones de K y Linf producidas por esos métodos, salvo en las circunstancias más favorables. El sesgo será mínimo si antes de iniciar el análisis se dispone de estimaciones aproximadas de las cantidades. El grado de fiabilidad no es el mismo en todos los métodos: el SLCA y el de la proyección dan generalmente mejores resultados, siendo este último muy apto para altos niveles de variación en las tallas por edad. El método ELEFAN se ha corregido para reducir algunas de las causas de sesgo, particularmente la posible doble contabilización de los máximos relativos en las tallas grandes. Tal vez la enseñanza más importante sea que siempre habrá probabilidades de sesgo, no sólo en estos métodos concretos de estimación del crecimiento, sino también en otros en los que no se ha estudiado el comportamiento estadístico del proceso de estimación, o sea, en casi todos los métodos descritos en este manual. Puede que ésta no sea una conclusión muy provechosa, pero sirve como advertencia general para que todos los resultados se traten siempre con cuidado. Más fácil de abordar es el problema de los parámetros de entrada erróneos. Un examen completo de la sensibilidad de las estimaciones a los errores en los parámetros de entrada puede requerir unos conocimientos matemáticos relativamente complejos (véase, por ejemplo, Laurec y Mesnil, 1987), pero no es necesario llegar a tanto. Todo lo que hay que hacer es repetir los cálculos con diferentes valores de los parámetros de entrada, por ejemplo, los valores de M, K y Linf en el análisis de cohortes basado en la talla. En este caso probablemente bastará ensayar la sensibilidad con cada parámetro por separado, y no con todos juntos (aunque en el cuadro 5 de Laurec y Mesnil se sugiere la conveniencia de ensayar los efectos de cambios simultáneos en K y Linf). Este procedimiento reducirá la cantidad de cálculos necesarios. A la hora de examinar los resultados del cálculo de sensibilidad, o de analizar las estimaciones que se hayan publicado de la misma (es decir, el cambio porcentual en la estimación causado por una variación de un 1 por ciento en el parámetro de entrada), hay que recórdar que no todos los parámetros se pueden estimar con igual exactitud. En general, Linf se conocerá relativamente bien, sobre todo si en las muestras abundan los ejemplares viejos y grandes, mientras que la estimación de M será muy imprecisa. Resulta razonable confiar en estimar Linf con un margen de precisión del 10 ó 15 por ciento, pero los límites de confianza de la regresión de Pauly de M respecto de los parámetros de crecimiento son tres veces mayores a cada lado de la estimación central. Conviene también recordar que lo que interesa normalmente es el efecto en el resultado final, que puede ser, por ejemplo, el asesoramiento a los directores de pesca. A menudo ocurre que ciertos valores intermedios pueden ser muy sensibles a las variaciones en los datos de entrada, pero tener pocas consecuencias en el resultado final. Por ejemplo, muchas evaluaciones, como la de la mortalidad por pesca óptima, son muy sensibles al valor de M, pero las incertidumbres en ese parámetro tienen pocos efectos sobre otros, incluidos los cálculos de las capturas actuales (Shepherd, 1988). Un método muy eficaz para determinar los efectos de las variaciones aleatorias en los datos de entrada, sin tantas exigencias como las de un examen estadístico completo del análisis, es el método de la navaja (Miller, 1974; Tukey, 1977). Fundamentalmente consiste en lo siguiente: suponiendo que la entrada conste de n conjuntos de datos (por ejemplo, n composiciones por tallas), se analizan las n estimaciones diferentes que pueden obtenerse omitiendo alternativamente uno de los conjuntos y repitiendo los cálculos. Un simple examen de esos valores revelará de alguna manera la forma en que la estimación final depende de las distintas muestras. Una estimación más precisa es la que brinda el cálculo de los “seudovalores” (Pauly, 1984) Ai' = nA - (n1)Ai, donde A es la estimación basada en todas las muestras y Ai la estimación basada en todas las muestras menos en la iesima. La mejor estimación revisada puede entonces expresarse como la media de los seudovalores Ai, que tendrá una varianza igual a 1/(n-1) veces la varianza de las Ai'. Este procedimiento de la navaja parece aplicable a casi todos los métodos descritos, especialmente a aquellos, como el ELEFAN, que examinan un número limitado de muestras individuales, y debería tener una aplicación mucho mayor que la actual. A falta de mejores análisis, un simple método lógico consiste en reconocer que si bien el procesamiento computerizado puede casi siempre producir un resultado (por ejemplo, los valores de K y Linf que arrojan la puntuación más baja de SME/SMD), no puede proporcionar un resultado sensato a menos que haya una señal en los datos. Por lo tanto, una sencilla regla empírica al estimar el crecimiento consiste en observar las presentaciones gráficas de las frecuencias de tallas. Sólo si hay modas identificables y si varias de ellas pueden seguirse de un mes a otro para obtener una primera estimación de una curva de crecimiento, deberá procederse a utilizar métodos computerizados. 5.2 Cuál método utilizar En las secciones precedentes se ha descrito una gran variedad de métodos que pueden aplicarse a los datos de talla. En esta sección intentaremos revisarlos y dar algunas orientaciones sobre cuáles debieran utilizarse en las diferentes situaciones. El primer punto es que no hay ningún método que sea el mejor en todas las situaciones, y que el más apropiado dependerá de las características de la población íctica y de la pesquería, así como de la finalidad que se persiga con la evaluación y de los recursos disponibles. No es posible en una breve sección abarcar todas las situaciones; por lo tanto, nos concentraremos en quien podría ser un típico usuario de las publicaciones de este tipo de la FAO. Se tratará de un científico de algún país en desarrollo, que ha recibido capacitación en los métodos ordinarios de evaluación de poblaciones de peces en algún lugar colindante con el Atlántico norte y que ha regresado a su patria para encargarse de la evaluación de alguna pesquería tropical de especies múltiples y para prestar asesoramiento sobre su ordenación. Como, para esta finalidad, muchos de los métodos basados en la edad que ha aprendido no son de aplicación inmediata, recurre entonces a los métodos basados en la talla. Puede suponerse que tiene acceso a algunos recursos para el acopio de los datos que estime necesarios, que una posibilidad es el muestreo de tallás de las capturas comerciales, pero que esos fondos son muy limitados. ¿Qué debe hacer? Actualmente se sabe bastante acerca del valor potencial de los métodos basados en la talla como para estar seguros de que, a falta de alguna fundada contraindicación, debe concederse alta prioridad al análisis de la información que proporcionan. Por consiguiente, antes de establecer algún programa de muestreo o análisis a largo plazo, el primer paso debe ser tomar muestras de tallas de la pesquería, con la mayor cobertura temporal y espacial posible. En la sección 2 se propuso que, antes de fijar un procedimiento rutinario en gran escala para el muestreo de la composición por tallas, sería conveniente reunir una cantidad moderada de muestras de toda la pesquería para establecer el patrón de variabilidad dentro de ella. El mismo principio se aplica al hacer un examen preliminar con objeto de determinar la eventual prioridad que haya que conceder al análisis de la talla. Una media docena de muestras, de algunos centenares de ejemplares cada una, debería bastar para saber qué camino seguir. Una vez reunidas algunas muestras, el paso siguiente consiste en estudiarlas para ver qué modas se hallan presentes y cómo varían de un mes a otro. Según Shepherd et al. (1987), este patrón de modas puede situarse, con razonable aproximación, en una de cuatro clases (véase la Figura 5.1). Esta clasificación determina entonces la atención que habrá que prestar en las investigaciones futuras a la información sobre la talla, así como los métodos de análisis que probablemente sean más útiles. Tipo A - Una única moda, siempre en la misma posición. La frecuencia de tallas observada se debe casi ciertamente a la alta selectividad del arte de muestreo; es el caso típico de una pesquería de red de enmalle y puede también presentarse cuando se muestrea a peces migratorios en algún punto de sus desplazamientos. En estas circunstancias, la composición por tallas de las muestras proporciona escasa información sobre la composición por tallas de la población. Si se observa este modelo, hay que comprobar si es probable que el arte sea selectivo. En caso de que lo sea, va a servir de poco utilizar métodos basados en la talla, a menos que se disponga de otras fuentes de información sobre la composición por tallas de la población, por ejemplo a partir del empleo de un arte no selectivo por buques de investigación. El muestreo de las tallas puede reducirse entonces almínimo indispensable para verificar que no haya ocurrido ningún cambio importante en el modelo. El mismo efecto puede producirse también no por la simple selectividad del arte, sino por el comportamiento de los peces, por ejemplo por una fuerte migración de ciertas tallas que deje en la pesquería sólo una estrecha franja de tallas. Las posibilidades de que esto ocurra pueden evaluarse analizando lo que se sabe de la biología de los peces y las tallas de la misma especie capturadas en otras pesquerías. Es particularmente probable que esto suceda entre las especies altamente migratorias, como el atún. Las muestras en las especíes de vareros de rabil suelen consistir sólo en ejemplares pequeños, totalmente atípicos de la población en general. Figura 5.1 Frecuencias de tallas tipicas observadas en diferentes tipos de pesquería. A. Pesquería altamente selectiva, no se detecta ningún movimiento en la moda. B. Pesquería de peces de vida muy corta, con un pulso anual de reclutamiento. C. Pesquerí a de peces de vida más larga, con modas claras entre los individuos más jóvenes. D. Pesquería de peces de vida más larga, con mucha superposición entre los grupos de edad adyacentes. Si el arte utilizado no parece ser selectivo y hay pocas probabilidades de selectividad debida al comportamiento, puede entonces suceder que la clasificación esté equivocada y que en realidad estemos ante un modelo del tipo D, pero con un limbo derecho exageradamente corto, debido tal vez a que los peces no se reclutan en la pesquería hasta que hayan casi terminado su crecimiento (es decir, cerca de Linf). En ese caso se aplicarían algunas de las observaciones que se indican en D, pero, debido al escaso crecimiento, la señal que podrá producirse (por ejemplo, una inclinación del limbo derecho tras un aumento de la mortalidad por pesca) será débil. Esto aumenta la improbabilidad de que los métodos basados en la talla produzcan resultados convincentes, lo que reduce la prioridad que deberá concedérseles. Tipo B - Una única moda que se desplaza constantemente hacia arriba. Es el modelo típico de algunas pesquerías intensivas de camarones tropicales y de otras especies de vida corta (véase la Figura 3.5). Se trata de una situación ideal para el estudio. Parece que estuviéramos viendo el crecimiento de una única cohorte y lo primero que hay que hacer es buscar algún tipo de información que lo confirme. Si se dispone de muestras de todo el año, debería haber señales de la aparición de la nueva cohorte (en un lugar bastante lógico de la frecuencia de tallas) antes de la desaparición final de la precedente; en otras palabras, hay dos modas durante un breve período de tiempo. Si cada moda es efectivamente una única cohorte, podemos entonces utilizar métodos basados en la edad, sin preocuparnos de estudiar escamas u otolitos. A cada cohorte se le puede fijar una fecha de nacimiento arbitraria, pero cómoda -quizá el comienzo del año-, y esa escala arbitraria permitirá conocer su edad. Tipo C - Varias modas, muy destacadas entre los ejemplares más pequeños. Este es el cuadro clásico de una distribución por tallas idónea para ser analizada con métodos basados en la talla. El supuesto es que las modas visibles corresponden a los dos o tres grupos de edad de reclutamiento más reciente, y que entre los peces más viejos los grupos de edad se superponen, por lo que las modas no son patentes. La esperanza con una pesquería que muestra este tipo de distribución es que casi toda la información pueda derivarse de los datos de talla. Tipo D - Sólo una moda, pero con un limbo derecho prolongado. El supuesto es que se trata de una forma extrema de distribución del Tipo C, pero con una superposición tal entre los grupos de edad adyacentes -debido tal vez a un período de desove muy prolongado, a una alta variación en las tasas de crecimiento individuales, o a que los peces son de vida larga, con muchos grupos de edad presentes- que éstos no pueden separarse, ni siquiera entre los peces más jóvenes. Al haber poca señal, pueden preverse dificultades a la hora de aplicar la mayoría de los métodos basados en la talla. Sin embargo, la pendiente del limbo derecho debería proporcionar información sobre la mortalidad total, y, especialmente si los peces son de vida larga, los cambios en ella podrían brindar buena información sobre la intensidad de la explotación. A continuación se describen en detalle los análisis que podrían hacerse con los diferentes modelos, así como la estrategia de muestreo. Tipo A. Es poca o nula la información que puede obtenerse con los métodos basados en la talla. El muestreo debería reducirse al mínimo -el imprescindible para comprobar que no se hayan producido cambios. La frecuencia del muestreo debería estar vinculada a otra información sobre la pesquería. Si, por ejemplo, hay cambios en el tipo de arte, o en el área o la temporada de pesca, deberían hacerse más muestreos durante cierto período a fin de establecer si ha habido cambios en las tallas de los peces. Tipo B. Muestreo. Como las tallas de los peces cambian apreciablemente de un mes a otro, es importante tener muestras de cada mes -o, posiblemente, de períodos más cortosy que durante las fases preliminares de recopilación de datos esas muestras se mantengan separadas. Por otra parte, como es probable que el patrón de las tallas dentro de un mes cualquiera sea similar de un año a otro, la intensidad del muestreo puede a menudo reducirse a un nivel relativamente bajo una vez establecido el patrón general. La excepción es el período en que se hallan presentes dos modas, o sea, inmediatamente después de producido el pulso del reclutamiento, cuando todavía hay supervivientes de la camada anterior de reclutas. La proporción entre ejemplares grandes y pequeños en ese momento proporciona valiosa información sobre las mortalidades y sobre las magnitudes relativas del reclutamiento, y es probable que varíe de un año a otro, especialmente si cambia la intensidad de pesca. En ese momento es conveniente un muestreo más intenso. Crecimiento. Este es un parámetro muy fácil de estimar. La progresión de modas dará el patrón de crecimiento casi inmediatamente sin necesidad de utilizar técnicas avanzadas, aunque es mejor usar alguno de los métodos más objetivos, por ejemplo, el ELEFAN. Conviene señalar dos problemas. Primero, cuando una nueva camada de reclutas entra por primera vez en la pesquería, es posible que sólo se observen, más o menos durante el primer mes, nada más que los peces más grandes. Este reclutamiento incompleto puede llevar a una sobreestimación de la talla modal de los ejemplares más jóvenes y, en consecuencia, a una subestimación de la tasa de crecimiento. Segundo, si hay un marcado patrón estacional en el reclutamiento, puede muy bien haber un patrón estacional en el crecimiento. Un retraso estacional en el crecimiento puede confundirse con una desaceleración porque los peces se están acercando a su talla limitante. En este caso puede subestimarse Linf. Para este tipo de pesquería, mucho más que para las otras, es importante estudiar la posibilidad de utilizar un modelo de crecimiento con variaciones estacionales (por ejemplo, Pauly y Gaschutz, 1979). Mortalidad. Este parámetro es mucho menos fácil de estimar. En la mayoría de los meses (aquellos en que se halla presente sólo una moda) la composición por tallas prácticamente no contiene información sobre la mortalidad. Los métodos tales como las versiones basadas en la talla del análisis de cohortes o las curvas de captura no pueden aplicarse a los datos de los distintos meses. Deben aplicarse a la composición por tallas de la población en su conjunto, a lo largo de todo el año. Para obtener esto sin peligro de sesgo es necesario ponderar las muestras mensuales con arreglo a la abundancia en el mes. Si se dispone de estimaciones de la abundancia relativa en cada mes, por ejemplo la captura por unidad de esfuerzo, es mejor utilizar esta información para calcular las mortalidades de cada mes directamente como los cambios en el número de ejemplares de una camada identificable de peces (la moda principal). Es posible que, en circunstancias favorables, pueda aplicarse el método de Ebert (1987), pero una forma mejor y más simple de utilizar el período en que hay dos modas presentes, y en que la composición por tallas de la captura puede dividirse claramente en nuevos reclutas y supervivientes del reclutamiento anterior, consiste en expresar la mortalidad total como la razón de estos dos grupos de peces, es decir, estimar Z como -ln(p), donde p es la proporción de los nuevos reclutas. Evaluación y ordenación. Como la estimación de la mortalidad total es difícil, también lo es evaluar el efecto de la pesca. En muchos meses, cuando sólo una moda está presente, la composición por tallas será casi independiente de la intensidad de pesca. Alguna indicación derivará de la medida en que haya cambiado, con el aumento de la captura, la proporción de los peces más grandes que hayan sobrevivido hasta el segundo año. Más frecuentemente, la evaluación real tendrá que basarse en otras fuentes de datos, tales como los cambios en la captura por unidad de esfuerzo, especialmente hacia el final de la estación (es decir, cuando son sobre todo los peces grandes los que se capturan). Por otra parte, una vez establecido que la población está siendo intensamente explotada, los datos sobre la talla son muy útiles para evaluar los posibles beneficios que derivarían de la adopción de medidas de ordenación. Una medida obvia es implantar la veda en los períodos en que abundan los peces muy pequeños. Las posibles fechas de la veda resultan inmediatamente evidentes a partir de los datos sobre la talla. Puede aplicarse el simple modelado de simulación, tal vez con una hoja electrónica, utilizando un modelo estructurado por edades, pero usando los datos sobre la talla para establecer el peso medio de los individuos cada mes, a fin de obtener estimaciones cuantitativas de los beneficios que derivarían de distintas fechas de levantamiento de la veda (Gulland y Gibson, en prensa). Tipo C. Muestreo. Como las condiciones son tan favorables para la utilización de toda clase de métodos basados en la talla, hay que conceder alta prioridad al acopio regular de muestras de tallas en este tipo de pesquerías. Aunque Shepherd et al. (1987) sugirieron que el muestreo debería ser abundante e intensivo durante un año, lo que implica que podría reducirse transcurrido el año, tal afirmación es cierta sólo en parte. Si bien el muestreo intensivo de un año permite obtener estimaciones de los valores corrientes de la mayoría de los parámetros, una evaluación fiable sólo puede conseguirse a partir de los datos de un período de varios años, en que los cambios en la intensidad de pesca puedan ponerse en relación con los cambios en la población, especialmente la mortalidad total. La prioridad que se conceda al muestro regular después de un período de actividad intensiva dependerá de la medida en que cambie la intensidad de pesca. Mientras mayores sean los cambios, más importante será vigilar sus efectos y, por consiguiente, se necesitarán más muestreos. Crecimiento. Casi todos los métodos son aplicables y todos proporcionarán buenas estimaciones de la tasa de crecimiento (cm por año y, por tanto, en términos de la ecuación de von Bertalanffy, el producto K Linf) entre los peces más pequeños, donde las modas son claras. El problema consiste en recabar la mayor información posible de los peces más grandes, donde las modas son vagas. Cuando existan datos de muchos años, deberá tomarse en consideración el método de las anomalías. También deberá intentarse obtener estimaciones independientes del crecimiento entre los peces más viejos, por ejemplo, mediante el examen de los otolitos. Incluso unas pocas determinaciones de la edad de los ejemplares grandes pueden ser de gran ayuda. Entre los métodos de estimación, es probable que los que no se basan en identificar modas (por ejemplo, el SLCA) funcionen mejor que los que utilizan las modas. En este sentido, el método de reestructuración del ELEFAN 1 tiene el peligro de identificar modas falsas entre los peces más grandes y generar respuestas equivocadas. Mortalidad. La mayoría de los métodos funcionan bien, incluidos los que utilizan la talla media y las curvas de captura basadas en datos de talla corregidos. Cuando las modas son particularmente claras debería considerarse la aplicación de métodos tales como el de Sparre, que estiman simultáneamente el crecimiento y la mortalidad. Evaluación y ordenación. Lo más necesario es obtener datos de un período suficientemente largo para que abarque cambios apreciables en la intensidad de pesca. Una vez conseguidos, debería ser fácil estimar el impacto de la pesca a partir de la relación entre los cambios en las estimaciones de Z o Z/K y los cambios en la intensidad de pesca. Pueden utilizarse métodos tales como los de Jones para proporcionar asesoramiento a los directores de pesca sobre el efecto de los cambios en la intensidad de pesca o la selectividad. Tipo D. Muestreo. Como no puede obtenerse mucha información de una única muestra o de muestras de un único año, pero sí pueden recabarse datos de este tipo de pesquería durante un largo período, si la actividad pesquera cambia mucho en ese período, y siempre que las evaluaciones sean buenas, el muestreo de esas pesquerías debería establecerse como un programa a largo plazo. Crecimiento. Como es probable que haya pocas señales temporales, es decir, que no difieran mucho las frecuencias de tallas tomadas en diferentes estaciones, las posibilidades de estimar el crecimiento son escasas. Si existen diferencias entre una estación y otra, éstas pueden deberse a diferencias en la disponibilidad o en la distribución de los peces o la pesca, por lo que deberían interpretarse con cautela. Puede resultar particularmente peligroso aplicar a este tipo de distribución métodos computerizados (por ejemplo, el ELEFAN), que siempre darán una “mejor” estimación de los parámetros de crecimiento, pero no ofrecen pruebas de significación ni los límites de confianza de los resultados. En este caso es particularmente válida la regla empírica de que tales métodos deberían utilizarse sólo después de que se haya identificado a ojo un conjunto de modas y la curva de crecimiento resultante. Mortalidad. Aunque es difícil estimar las tasas de mortalidad absoluta mientras no se haya establecido una escala temporal, es decir, mientras no se conozca el crecimiento, puede estimarse fácilmente la mortalidad relativa, o sea, K/Z (sobre la base del modelo de crecimiento de von Bertalanffy). Los métodos para estimar Z/K a partir de la talla media funcionan bien, y varios de ellos proporcionarán también estimaciones aproximadas de Linf. Evaluación y ordenación. Puede procederse de manera análoga a la de las distribuciones del Tipo C. 5.3 Diferencias entre poblaciones, etc. zonas, migración, separación de Tanto en este estudio como en otros muchos debates sobre los métodos basados en la talla, es muy poco o nada lo que se ha dicho sobre las posibles diferencias entre zonas. Se ha supuesto que cualquier muestra de peces tomada en un determinado momento tendrá la misma composición por tallas, aparte de los posibles efectos de la selectividad del arte. Esto es muy improbable. La experiencia común indica que las tallas de los peces varían, a veces considerablemente, de un lugar a otro. Desconocer las diferencias entre zonas significa también no abordar los problemas más importantes de la evaluación de poblaciones: en qué medida la población migra, el grado de uniformidad dentro de una población y el grado de separación entre las poblaciones. Además, como señalan Sparre etal. (1989), si a una población migratoria se le aplica un método basado en la talla (en realidad, casi cualquiera de los métodos de evaluación) sin tener en cuenta los efectos de la migración, los resultados pueden estar muy sesgados. Sparre et al. (1989) describen métodos en los que, si se conocen bastante bien los patrones de migración (por ejemplo, gracias al marcado), las muestras tomadas en diferentes momentos pueden correlacionarse para estar seguros de que proceden de la misma cohorte y obtener así una estimación no sesgada del crecimiento o la mortalidad. En la práctica, es dudoso que se sepa lo suficiente sobre las pautas de migración como para poder aplicar este método con confianza. Por otra parte, las muestras de talla en sí mismas pueden proporcionar a menudo buenas indicaciones sobre el patrón general de la migración y, quizá con menos frecuencia, sobre la separación de poblaciones. Por ejemplo, en el análisis anterior de los diferentes tipos de frecuencias de tallas se señaló que el tipo A (una única moda siempre en el mismo lugar) constituía una sólida indicación de que las muestras procedían de sólo una parte de una población migratoria, dependiendo la migración en gran medida de la talla (aunque también exista la posibilidad de una marcada selectividad del arte). En ese caso se sugirió examinar las tallas de los peces de la misma especie capturados en otras pesquerías. Esta sugerencia debería en la práctica aplicarse de forma generalizada a cualquier pesquería donde se hayan iniciado experimentos de evaluación de poblaciones y en las que no se sepa mucho sobre los posibles patrones de migración (entendiendo la migración en un sentido amplio que abarque no sólo los desplazamientos estacionales entre las zonas de cría, alimentación y desove -véase Harden Jones (1968) - sino también los desplazamientos en busca de alimentos y el movimiento gradual de los peces demersales más grandes hacia las aguas más profundas) y sobre la separación de poblaciones. Como se señaló antes, el acopio de datos de frecuencias de tallas es normalmente una de las operaciones más simples y económicas de la investigación pesquera, y en las primeras fases de una investigación debería concederse prioridad a la toma del mayor número posible de muestras, bien distribuidas en el tiempo y el espacio. Esta información puede utilizarse para diseñar un sistema eficaz de muestreo regular. También sería provechoso que en un mapa de la zona de investigación (que en esta fase debería ser lo más amplia posible) se trazaran, por períodos de tiempo apropiados (por ejemplo, cada mes), unos índices simples de cada muestra de tallas (que pueden ser la talla media o la moda media). En el caso más favorable, las composiciones por tallas de un mes son las mismas, independientemente del origen de las muestras, y la dispersión geográfica de distintos meses es similar. Esto sugeriría una única población bien mezclada e indicaría que los análisis pueden seguir adelante, sin particular preocupación por los posibles efectos de la migración . Otro caso simple es cuando hay grandes diferencias entre un mes y otro en la localización de las muestras, posiblemente con diferencias en las posiciones de las modas entre las muestras del mismo mes. En tal caso se tratará probablemente de una población migratoria; siguiendo la posición geográfica y las tallas modales de las muestras en los meses sucesivos será posible hacer estimaciones aproximadas del patrón de migración y del crecimiento. Otra posibilidad es que existan diferencias sistemáticas entre las zonas, por ejemplo que los peces más pequeños se hayan encontrado siempre en una zona y los más grandes en otra. En este caso, la explicación más plausible es que haya habido una migración de una zona a otra; o bien, especialmente si en ambas se encuentran pocos peces pequeños o ninguno, es posible que se esté ante los efectos de una separación de poblaciones, con dos poblaciones más o menos independientes, una de ellas (la que tiene menos peces grandes) con una alta intensidad de pesca. Lo que aquí se pretende dejar en claro NO es que de un simple examen de los datos de talla se puedan sacar inmediatamente conclusiones firmes sobre la migración o la separación de poblaciones. Es que los datos de talla contienen muy a menudo información válida acerca de esos aspectos. Por consiguiente, un simple examen puede proporcionar valiosas claves sobre lo que está sucediendo y los resultados de tal examen deberían utilizarse, primero, para recabar algunas orientaciones sobre qué otros estudios más solventes e intensivos deberían hacerse acerca de la migración u otros aspectos, y, segundo, para obtener una indicación sobre la magnitud de la posible migración u otras diferencias entre zonas y la medida en que sus efectos deberán tenerse en cuenta al utilizar los diversos métodos basados en la talla. BIBLIOGRAFIA Abramson, N.J. (1971). Computer programs for fish stock assessment. FAO Fish. Tech. Pap., (101):80 p. Anon (1981). Métodos de recolección y análisis de datos de talla y edad para la evaluación de poblaciones de peces. FAO Fish. Circ. Pesca (736):100 p. Baird, J.W. y S.C. Stevenson (1983). Levels of precision - sea versus shore sampling. En Doubleday W.G. y D. 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