Sistematización de las primeras cinco clases Comunicación, Cultura y Sociedad- Prof. Julio Machado En las primeras clases trabajamos la insignificancia que tuvo el paso de la Edad Media a la Modernidad en relación a la vida social, cultural y políticas de los hombres. La Modernidad en términos históricos marca el ascenso de la burguesía al poder . Con la Revolución Francesa (1789), comienza el fin del régimen feudal y del dominio de los Reyes que gobernaban por “orden divina”.El surgimiento de los Estados-Nación, va a permitir la unificación de los territorios y va a significar una nueva forma de organización social. La burguesía como clase social en expansión, con su ascenso al poder, impone el capitalismo como modo de producción social ( lo impone a escala global). El “descubrimiento” de América para el hombre blanco europeo genera las condiciones para el desarrollo del capitalismo y posteriormente con la Revolución Industrial , se acelera este proceso. El nuevo sujeto histórico se lanza a la conquista del mundo mediante el dominio de la naturaleza. Para esto se sirve de la técnica aportada por la ciencia y las formas de conocimiento racional. Es así como surgen las ciencias naturales en función del hombre para dominar la naturaleza en pos de transformarla en función de sus intereses. En tanto que el surgimiento de las ciencias sociales y humanísticas, cómo: la historia, la sociología , la economía, las ciencias políticas y la antropología, es posterior. La Modernidad instala una nueva forma de construcción del saber . El principio organizador para la construcción de la verdad será “La Razón” ( Razón iluminista que va ligada a la idea de desarrollo y progreso). El Saber desde ahora será el saber científico y habrá instituciones que van a legitimar ese saber, las escuelas y las universidades. Hay dos grandes principios que van a posibilitar el surgimiento de la modernidad y le van a dar fundamentos a la burguesía para llegar al poder: la física Newtoniana y la filosofía de Descartes. La primera va a demostrar que el mundo físico y natural estaba determinado por leyes universales. En segundo lugar el dualismo cartesiano, marca una distinción entre la mente humana y la realidad. Descartes pone al sujeto en la centralidad, (en 1637 escribe “El discurso del Método”). La antropología como ciencia va a tener mucha importancia en el estudio de las “nuevas culturas” de las sociedades llamadas “primitivas” por el hombre europeo. Será una disciplina que va a brindar información valiosa para los conquistadores, en relación a las costumbres, la cultura y las formas de organización de dichas sociedades. En sus comienzos, en la Antropología, predominó una visión evolucionista de las culturas humanas que fortaleció la idea de culturas atrasadas e inferiores, en relación a la cultura europea, principalmente en Asia, África y América. En los últimos años, la Antropología va a cambiar esta idea evolucionista y va a considerar a las sociedades y culturas distintas unas de otras pero no superior o inferior. En la actualidad de nuestras sociedades modernas, la antropología se va a ocupar de las diferencias culturales, la cultura popular, la marginalidad, las minorías, la cultura juvenil, la mediática, etc. En relación a la cultura, trabajamos en clase el texto “La cultura como enclave de la acción” de Kevin Morawicki . El autor nos va a proponer pensar la cultura como una dimensión y un aspecto tanto de la vida humana como del funcionamiento social, como algo que nos constituye y en el cual estamos inmersos. En el texto se va a destacar que la cultura es una invención de la modernidad. Que antes del siglo XIX no se la utilizaba el término cultura para designar lo que designa hoy, en un modo genérico: el conjunto de costumbres, usos y creencias de los grupos humanos que no son la consecuencia de una determinación genética y biológica.. Y va a marcar la polisemia del concepto, es decir, que no tiene una sola definición o interpretación. Pero lo que se destaca es que en la necesidad de adjetivar este concepto se encubría una fuerte disputa político-ideológico y social. Las primeras definiciones son deudoras de la palabra “cultivare”, y tienen que ver con cultivar la tierra, cultivar el espíritu, a modo de “civilizarse”. La definición Clásica de Cultura El momento inaugural de la cultura como concepto antropológico se produce con la publicación del libro, en 1871, de Edward B. Tylor, llamado “Cultura Primitiva”. El autor va a poner la definición que da Tylor sobre cultura y va a decir que el contexto en que produce esto es el de las teorías evolucionistas. La concepción evolucionista propició, así, que la cultura se fuera convirtiendo no sólo en una categoría social, sino también en una catalogación: que fuera un calificativo antes que un instrumento de comprensión. Junto a esta concepción evolucionista de la cultura van a aparecer con ellas la idea de “alta cultura” y del arte en un sentido iluminista. En un sentido de superioridad que va a servir como sustento para la discriminación. Está ideas van a ser criticadas por carecer de una dimensión histórica y por ser demasiado etnocentristas (los parámetros europeos superiores al de otros pueblos, cómo por ejemplo, los de América Latina). Por mucho tiempo, esta fue la idea dominante. Recién tiempo después Franz Boas aportó a rectificar esas perspectivas con su propuesta de una concepción de la cultura basada en el particularismo histórico. Si las culturas no persiguen un único destino común y universal, si toda cultura sólo es comprensible en relación a sí misma y es irreducible a otras, eso permite que cada cultura sea respetada por lo que es y no por su cercanía o lejanía con otra cultura (la europea)1. Surge así el Relativismo cultural, que va a pensar que cada cultura tiene que ser respetada por lo que es, ya que las culturas no son buenas o malas, peores o mejores. Este concepto fue importante contra la idea de superioridad racial y cultural que significó la justificación de distintas guerras y genocidios en la historia de la humanidad. Pero como contrapartida esta idea generó un fundamentalismo de las diferencias culturales que erradicó la desigualdad propia de la geopolítica. En palabras del autor: “la celebración del relativismo cultural fue un avance, pero al mismo tiempo propició que se perdiera de vista la estrecha vinculación entre diferencia y desigualdad en el mundo actual”2. Las adjetivaciones: cultura alta, cultura culta, cultura popular Cómo mencionamos anteriormente la necesidad de adjetivar el concepto de cultura encubría la disputa político,-ideológica y social. La idea de “alta cultura” y “cultura culta” daban cuenta del proceso de cultivación del ser y del alma. Los sectores dominantes eran quienes tenían la posibilidad de acceder a una cultura refinada, porque eran quienes podían acceder a las Bella artes, a la música, a la pintura, etc. Reforzaba así una idea clasista porque el que se cultivaba era quién tenía resultas las condiciones materiales para hacerlo. Contrapuesta a la “cultura culta” se ubica la “cultura baja” o atrasada, que tiene relación con todo 1 2 Kevin Morawicki, “La cultura como enclave de la acción” Ibid. lo que fue vinculado a la oscuridad de las pasiones. A lo que no fue cultivado. El autor ubica en otro plano, a la “cultura popular”, aunque reconoce que muchas veces fue caracterizada con rasgos similares de la cultura baja atrasada. Destaca que en las últimas décadas esta noción de cultura popular, fue “muy estudiada por su importancia política en tanto sujeto colectivo de transformación o reproductor de un orden social injusto”3. Más adelante va a destacar el concepto de cultura popular como una invención reciente y que también va a tener distintas interpretaciones. En relación a América Latina y el tipo de cultura, va a desarrollar la perspectiva de de Jesús Martín Barbero, quién afirma que en América Latina existe un dualismo que nos pierde y no nos deja ver la complejidad de la cultura. Barbero la llama la “Razón Dualista” porque no permite ver la complejidad del entramado cultural en América Latina. Ese dualismo contrapuesto es el de la perspectiva Iluminista por un lado, y por otro el de la perspectiva Romántica. La perspectiva iluminista es la encargada de traer las luces, iluminar las culturas atrasadas como la de América Latina. Mientras que la perspectiva Romántica, va a resaltar lo autóctono de las culturas originarias y su valor porque en ellas está lo original, lo esencial, lo sustancial. Por último el autor va a desarrollar el concepto de cultura desde una concepción semiótica. Tomando lo que plantea Gilberto Giménez , que todo recorrido histórico que hagamos del concepto de cultura, nos lleva a adoptar una posición semiótica de la cultura. En este enfoque la Cultura se define como una “telaraña” o como una estructura conformada por los sentidos y significados que cada grupo o pueblo le otorga a la realidad, a la vida, al mundo, etc. Estamos inmersos en estructuras de significación que nos preexisten, que están desde antes de que naciéramos. Por lo tanto tienen entidad propia. La cultura como la organización social de significados que se interiorizan ( que hacemos carne, que nos habitan) y que son estables en el tiempo. Se naturalizan, lo que es social y humano se lo acepta como algo “natural”. No hay que olvidar que las estructuras de sentidos no son resultados del azar, sino que son consecuencias de prácticas y de disputas de poder. La cultura, es entonces, el espacio o territorio en donde se juegan disputas por el sentido de la experiencia, de la vida y del mundo. Es una lucha por la hegemonía de las estructuras de significación. La capacidad humana de construir el mundo- Capacidad simbólica Para introducirnos en este tema trabajamos un fragmento del texto de Ernst Cassirer, “La antropología filosófica”. Allí Cassirer va a plantear que el hombre es un animal simbólico. La dimensión simbólica es la que diferencia al hombre del resto de los animales. Es el método del hombre para adaptarse al ambiente. comparado con el resto de los animales el hombre, no sólo vive una realidad más amplia, sino también, en una nueva dimensión de la realidad, porque no vive en un universo puramente físico, sino en un universo simbólico. El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen parte de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica. No definimos al hombre como un animal racional, sino como un animal simbólico, abarcando así, toda la riqueza y diversidad de la cultura humana que quedan por fuera en la idea de "racionalidad". 3 Ibid.