La ética en la ciencia: las consecuencias únicas de la química Jeffrey Kovac, Ph.D. Departamento de Química, Universidad de Tennessee, Knoxville, Tennessee, USA Jeffrey Kovac Ph.D. (2015) Ethics in Science: The Unique Consequences of Chemistry, Accountability in Research, 22:6, 312-329, DOI: 10.1080/08989621.2015.1047709 Este artículo discute las cuestiones éticas únicas a la ciencia y la práctica de la química. Esta cuestiones surgen de la posición que ocupa la química en medio de lo teórico y lo práctico, una ciencia que se ocupa de moléculas que tienen el tamaño adecuado para afectar la vida humana1 . Muchas de estas cuestiones parten de la actividad principal de la química–la síntesis. Los químicos crean miles de nuevas sustancias cada año. Muchas son benéficas; pero otras representan riesgos. Desde el desarrollo de la industria química en el siglo XIX, la química ha contribuido al deterioro del ambiente pero también ha ayudado a reducir la contaminación. Finalmente, discutimos el papel que juegan los códigos de ética y si los códigos de conducta existentes para los químicos son adecuados para los retos del mundo actual. _____________________________________ ¿Qué hace única a la química? ¿Y cómo se refleja esto en las preocupaciones éticas únicas de la química? Como argumenta Roald Hoffman, se debe a que la química se encuentra en el “medio tenso”, ocupando un espacio entre varios pares de extremos opuestos (Hoffman, 1995). Quizás más importante es que la química siempre ha habitado la frontera entre ciencia y tecnología, lo 1 Nota del traductor: Vida humana en particular pero también el resto de las formas de vida en general. 1 puro y lo aplicado, lo teórico y lo práctico (Bensaude-Vincent and Simon, 2008). A diferencia de las otras ciencias naturales, la química traza sus orígenes tanto a la filosofía como a la tradición de oficio. Los químicos son descubridores de conocimiento y creadores de nuevas sustancias. Los objetos de estudio de la química, las moléculas y los sistemas macroscópicos conformados por moléculas, son intermedios entre lo muy pequeño, las partículas elementales, y lo muy grande, el cosmos. Los sistemas químicos tienen el tamaño indicado para afectar directamente a los humanos2, para bien o para mal. Son los bloques que forman organismos biológicos; son las sustancias que comemos y bebemos, son los medicamentos que han mejorado dramáticamente la salud humana a lo largo del último siglo; son los materiales que usamos para construir los productos que usamos diariamente; pero son también los contaminantes ambientales que pueden plagar nuestro mundo. Los productos químicos también pueden usarse como armas. Estar en el medio significa que los químicos se enfrentan a un conjunto de cuestiones éticas que trataré de explicar en este artículo. Estas cuestiones se derivan, en parte, de la naturaleza de la química como ciencia, una ciencia que no encaja en la descripción ordenada que aparece en el primer capítulo de los libros de texto. También se derivan del hecho de que la ética se concierne con la conducta humana correcta: ¿qué es una vida buena? La química ha contribuido más al mejoramiento de la vida humana que ninguna otra ciencia; pero al mismo tiempo ha contribuido significativamente al deterioro ambiental. Para pintar un retrato más claro de la naturaleza de la química, necesitamos examinar la distinción entre investigación pura y aplicada más cuidadosamente. INVESTIGACIÓN PURA CONTRA APLICADA Como indicamos, la química siempre ha sido una mezcla de ciencia pura y aplicada, una distinción que resulta familiar. La perspectiva usual es que la ciencia pura se realiza por su el mero hecho de realizarla y su desenlace es la obtención de conocimiento o ideas como se ejemplifica con el artículo científico. La investigación aplicada, por otra parte, es práctica. Su objetivo es permitirnos hacer cosas que no podríamos hacer de otra forma y su desenlace es un producto o procedimiento. La investigación aplicada usa los resultados de la investigación pura pero no contribuye al tronco común de conocimientos fundamentales. 2 N. del t.: De nuevo, el resto de las formas de vida en el planeta también. 2 ¿Consideración de uso? No Sí ¿Búsqueda de entendimiento fundamental? Investigación fundamental pura (Bohr) Sí Investigación básica inspirada por el uso (Pasteur) Investigación aplicada pura (Edison) No Figura 1: Modelo de cuadrantes para la investigación científica. En su libro, El cuadrante de Pasteur3 , Donald Stokes señala que esta clasificación bipolar no describe adecuadamente la práctica de la ciencia (Stokes, 1997). En lugar de clasificar la investigación en una escala lineal yendo desde lo puro hasta lo aplicado, Stokes usa un modelo de cuadrantes. Argumenta que existen dos motivaciones distintas para realizar investigación: la búsqueda del conocimiento fundamental, tradicionalmente llamado investigación pura; y la consideración para el uso, llamada tradicionalmente investigación aplicada. Stokes ubica estas dos motivaciones, ambas legítimas, en ejes perpendiculares (Fig. 1). Esto lleva a cuatro categorías distintas de investigación. La primera categoría, en la que la motivación principal es la búsqueda de la comprensión fundamental sin ninguna utilidad obvia, se llama cuadrante de Bohr. El trabajo realizado en este cuadrante es el que tradicionalmente llamamos investigación pura. Ciertamente, las investigaciones de Bohr en los fundamentos de la mecánica cuántica no se condujeron con una finalidad práctica en mente. La investigación aplicada tradicional radica en el que Stokes llama el cuadrante de Edison, donde se usa ciencia bien establecida para resolver problemas prácticos. La categoría más interesante es el cuadrante de Pasteur, donde la búsqueda del conocimiento fundamental se realiza en el contexto de un objetivo final bien definido. Aunque mucha de la investigación de Pasteur fue motivada por problemas prácticos de la industria francesa, en el proceso esencialmente creó la ciencia de la microbiología. El último cuadrante, que Stokes no nombró, no está vacío; pero no es relevante para las políticas de la ciencia. Mucha de la química se encuentra en el cuadrante de Pasteur (McGrayne, 2001). Aunque el panorama está cambiando con el auge de la biotecnología, la química siempre ha estado más conectada con lo práctico que las otras ciencias. Una gran parte de los químicos encuentran empleo en la industria. Existe una próspera industria química pero no una ‘industria 3 N. del t.: Pasteur’s Quadrant en el original. 3 física’ comparable, por ejemplo. Ciertamente, los físicos, biólogos, geólogos y otros científicos también contribuyen al progreso industrial; pero no con al mismo grado que los químicos. La opinión usual es que los físicos exploran los secretos profundos del universo; los biólogos se ocupan de la evolución de la vida; los químicos producen cosas. Tomemos como ejemplo el trabajo de Wallace Hume Carothers sobre la condensación o la polimerización por etapas en DuPont. Aunque Carothers estaba buscando una manera de demostrar la existencia de macromoléculas usando reacciones orgánicas bien conocidas, una hipótesis controversial para su época, su trabajo estaba motivado por la posibilidad de un producto comercial. En este proceso, su equipo de investigación y él desarrollaron el nylon (Hermes, 1996). El trabajo de Carothers es un ejemplo de síntesis química, quizás la actividad central de la química. Los químicos hacen nuevas sustancias, miles cada año, lo que significa que los químicos que hacen síntesis cambian el mundo material. Muchos científicos estudian la naturaleza; los químicos crean muchos de los objetos que estudian. La síntesis química confunde las categorías clásicas de investigación pura o aplicada. Como indicamos previamente, la perspectiva usual es que el desenlace de la investigación pura es una idea o conocimiento; pero la síntesis puede realizarse por sus propios méritos para crear una nueva molécula que es interesante no por sus usos potenciales, sino porque es particularmente simétrica o porque su síntesis es particularmente desafiante. Ciertamente se adquiere nuevo conocimiento pero hay también otro resultado, una nueva sustancia que podría resultar útil. Otra actividad fundamental de la química es el análisis: cualitativo y cuantitativo. Habiendo sintetizado o aislado una sustancia, es necesario descubrir que tiene uno en la mano en realidad, comenzando con la fórmula molecular y terminando con la estructura y las propiedades. Hasta hace relativamente poco, esto se hacía usando métodos químicos; pero éstos se han reemplazado mayormente técnicas espectroscópicas, particularmente resonancia nuclear magnética (NMR). La química analítica también se ocupa de las mezclas, tanto de identificar los componentes presentes como de determinar sus concentraciones. La química analítica es una combinación de ciencia y tecnología porque a menudo conlleva el desarrollo de una nueva técnica o instrumento científico. Un avance importante de la química analítica durante el siglo XX fue el desarrollo del medidor de pH, otro ejemplo de investigación inspirada en el uso. La creación del medidor de pH realizada por Arnold Beckman fue estimulada por las necesidades de los agricultores de cítricos de California de rápida y certeramente determinar la acidez de sus limones. 4 ¿El desarrollo de instrumentos es investigación pura o aplicada? Si es investigación pura, ¿cuál fue exactamente el nuevo conocimiento que se obtuvo? En su provocador libro, Thing Knowledge, Davis Baird argumenta que el instrumento físico es en realidad una forma de conocimiento, al que denomina conocimiento encapsulado (Baird, 2004). El instrumento usa principios científicos, pero también debe funcionar, por lo que las preocupaciones del mundo real acerca de materiales y cómo embonan todos son importantes. El medidor de pH requiere dos electrodos, el de vidrio que es sensible a la concentración de iones de hidrógeno y un electrodo de referencia. Construir y calibrar electrodos confiables no es sencillo. (Ives y Janz, 1961). Como tantas cosas en la química, es a la vez un arte y una ciencia. Un medidor de pH también necesita componentes electrónicos apropiados para medir y mostrar el voltaje. Como señala Baird, en el desarrollo de instrumentos uno se topa con la “cosidad de las cosas”, limitaciones prácticas, de ingeniería. El centro geográfico de la química es el laboratorio, un lugar donde el conocimiento científico y la técnica se encuentran. En cual sea el experimento químico, síntesis, análisis, determinación de propiedades físicas o químicas–la técnica es importante. Los primeros libros de química estaban llenos de recetas, maneras de hacer o aislar sustancias. Lograr que una reacción química funcione no suele ser fácil. Hay un viejo dicho, que “los químicos piensan con las manos”. La química a menudo se compara con la cocina, usualmente por aquellos que quieren criticar la química por su falta de teoría rigurosa. (Bensaude-Vincent and Simon, 2008). Pero para los químicos, la estrecha conexión con la experimentación es una de las fuerzas de la ciencia y también parte de la fascinación (Sacks, 2001). La práctica de la química y todas las otras ciencias produce cuestionamientos éticos en varios niveles. Muchas de estas cuestiones surgen del trabajo cotidiano en el laboratorio: la conducta responsable de investigación. Otras se relacionan con la relación entre los químicos y sus colegas y a la relación entre la ciencia y la sociedad. Para poner estas cuestiones en contexto, necesitamos entender la naturaleza de la ética profesional y las ideas morales que fundamentan la profesión de la ciencia. Profesionalismo e Ideas Morales para la Ciencia En diversos artículos he argumentado que la ciencia debe considerarse una profesión, a partir de una definición dada por Michael Davis: Una profesión es un número de individuos con la misma ocupación que se organizan voluntariamente para ganarse la vida sirviendo abiertamente a un ideal moral en una manera 5 moralmente permisible más allá de lo que la ley, el mercado y la moralidad de otra forma requerirían. (Davis, 2002) Davis continúa diciendo que un código ético es una característica central de una profesión. La química entra en esta definición y códigos de ética han sido adoptados por la Sociedad Química Americana (American Chemical Society, 2012), Instituto Americano de Químicos (American Institute of Chemists, 1983), y la Real Sociedad de Química (Royal Society of Chemistry, 2012). Para las profesiones clásicas como las leyes y la medicina es relativamente fácil identificar un ideal moral que fundamenta la profesión y su código de ética. Para la ciencia, que no está orientada hacia un cliente o paciente, los ideales morales son menos obvios, particularmente a la luz de las motivaciones duales de la investigación. Existen al menos tres diferentes ideales que corresponden a diferentes aspectos del proceso científico (Kovac, 2001, 2007). En la búsqueda de un entendimiento fundamental, debe haber un ideal que asegure la integridad del proceso de investigación. Le he llamado a esto el ideal del hábito de la verdad (Bronowski, 1956). Cualquiera que sea la motivación para investigar, la práctica cotidiana de la ciencia requiere una integridad absoluta. Hay una enorme cantidad de literatura sobre la conducta responsable de investigación, por lo que diré poco al respecto en este artículo; no porque no sea importante, sino porque muchas de las cuestiones éticas son aplicables a todas las ciencias. Hay varios libros de textos buenos que proveen una introducción a la ética en la ciencia (Shamoo y Resnik, 2009; Steneck, 2004; Seebauer y Barry, 2001; Kovac, 2004). Porque la ciencia es una forma de conocimiento público, un ideal de comunicación abierta es requerido, el ideal de la economía de obsequio. Los obsequios de la investigación de los científicos a través de la comunicación abierta son lo que soporta el crecimiento del conocimiento. Los secretos son un anatema para la salud y el progreso de la ciencia. El ideal de comunicación abierta basada en el concepto de la economía de obsequio es más problemático, particularmente cuando intereses comerciales se involucran, así que esto será el tema de un poco de discusión más adelante. Finalmente, como la ciencia tiene usos debe haber ideales que gobiernen la elección de las aplicaciones, a lo que he llamado, siguiendo a Norman Care, individualismo de destinos compartidos, que plantea que en las condiciones del mundo actual, el servicio a los otros debería tomar precedencia frente a la realización personal en decisiones importantes de vida como la elección de carrera y la elección de temas de investigación ()Care, 200; Kovac, 2007). Porque la química es una compleja mezcla de lo fundamental y lo aplicado y porque los productos de la química afectan sustancialmente nuestra vida diaria, las cuestiones éticas relacionadas con el uso de productos químicos son una preocupación central. Ciertamente, otras ciencias tienen preocupaciones éticas. Los físicos, por ejemplo, están involucrados em los 6 debates sobre el uso de la energía nuclear. La biotecnología ha dado origen a cuestiones relacionadas con el uso de organismos genéticamente modificados y clonación humana. Todo esto es importante; pero los productos de la química, medicamentos, aditivos de alimentos, productos de cuidado personal, detergentes, además de los efectos de la contaminación ambiental permean nuestras vidas. Comunidades Morales Todos los químicos pertenecen a la vez a varias comunidades y cada una conlleva su propia serie de responsabilidades (Sinsheimer, 1990). Cada uno de nosotros es un ciudadano de una sociedad nacional con una historia, metas e ideales. Con la ciudadanía vienen obligaciones. En segundo lugar, el químico es miembro de una profesión sujeta a la ética profesional amplia de la ciencia y a los códigos éticos más específicos de la química. En tercer lugar, casi todos los químicos son empleados por una institución, universidad, laboratorio de investigación gubernamental o privado, agencia gubernamental o corporación. Cada uno de éstos tiene su propia cultura y expectativas. Porque una gran parte de los químicos son empleados por la industria, la influencia de la institución es un factor más importante para la ética de la química que para prácticamente cualquier otra rama de la ciencia. En cuarto lugar, todos los químicos son miembros de la comunidad humana y tienen las mismas obligaciones morales que el resto de la gente. La pertenencia simultánea a todas estas comunidades diferentes puede traer consigo dilemas morales. Por ejemplo, ¿cuándo toma precedencia la responsabilidad moral del químico como miembro de la especie humana sobre las obligaciones para con una institución o nación? El panorama moral se puede complicar aún más por las creencias y prácticas religiosas. Como la química es una práctica secular, no consideraré los requerimientos morales de tradiciones particulares; pero es importante recordar que las creencias religiosas pueden influir fuertemente ciertas decisiones morales. Con este trasfondo concerniente a la naturaleza única de la química como una ciencia “en medio” y la naturaleza de la ética profesional, podemos ahora pasar a una discusión de asuntos éticos específicos. Comenzaremos con la síntesis porque es discutiblemente la actividad central de la química, para movernos de ahí a la discusión del laboratorio, sustancias peligrosas (especialmente armas químicas) y la química y el ambiente. Terminaremos con una discusión crítica sobre los códigos de ética profesionales de la química preguntando si son adecuados para lidiar con los problemas éticos del mundo de hoy. 7 La Ética y la Síntesis Química La síntesis química es una actividad que puede realizarse en los tres cuadrantes. Algunas de las cuestiones éticas son iguales en las tres situaciones; pero la producción comercial de productos químicos da origen a cuestiones adicionales. Primero consideraré el cuadrante de Bohr, en el que la síntesis se realiza sin un uso particular en mente. Suele asumirse que la investigación pura realizada para obtener conocimiento fundamental es obviamente bueno, aunque en el caso de la síntesis química hay algunas complicaciones. La síntesis de un nuevo compuesto ciertamente incrementa el conocimiento, pero como señala Joachim Schummer, el nuevo compuesto también añade a lo que llama no-conocimiento porque el número de sustancias en el universo ha incrementado y todas las propiedades y reacciones posibles del compuesto son desconocidas (Schummer, 2001). Esto presenta una interesante pregunta ética. La producción de nuevo conocimiento se acepta ampliamente como algo bueno; pero en la síntesis de un nuevo compuesto también se genera incertidumbre, que generalmente se considera algo malo. Adicionalmente, cada nueva sustancia es una nueva amenaza potencial. Incluso si la síntesis original sólo crea unos cuantos miligramos, la nueva sustancia ahora se vuelve conocida y puede ser hecha por otros. Quizá la nueva sustancia es una potente neurotoxina o explosivo, o un precursos para ese tipo de sustancia. Ciertamente, nunca es posible visualizar todos los desenlaces posibles pero es esencial que tratemos. Como dice Roald Hoffman, “la invención o implementación de una herramienta sin la consideración de su uso está profundamente incompleta” (Hoffman, 2012a). Esta perspectiva ética se ha vuelto un principio político, el principio de precaución, que declara que “si una acción o política trae consigo la sospecha del riesgo de causar daño al público o al ambiente, en la ausencia de un consenso científico de que la acción o política es dañina, la responsabilidad de probar que no es dañina recae en aquellos tomando acción” (Principio de precaución, 2013). En los cuadrantes de Pasteur y de Edison, la síntesis es motivada por el posible uso de la nueva sustancia. Existen varias preguntas éticas. La primera y más obvia, ¿para qué se usará el nuevo compuesto? Hay al menos seis amplias categorías de productos químicos usados actualmente en la sociedad moderna. Primero tenemos las sustancias estructurales, plásticos y fibras sintéticas. En segundo lugar tenemos productos agrícolas, pesticidas, herbicidas y fertilizantes. En tercer lugar tenemos medicamentos. La cuarta categoría incluye sustancias químicas para procesos (process chemicals), tanto para usos industriales como domésticos. La quinta categoría es la de productos de cuidado personal como jabones y cosméticos. Finalmente tenemos las sustancias relacionadas con alimentos. Éstas incluyen productos al por mayor como 8 sal y azúcar pero también aditivos como saborizantes y conservadores. Dentro de estas amplias categorías, sin embargo, hay una multitud de tipos de moléculas que un químico podría intentar crear. La decisión incluye consideraciones científicas, económicas y éticas. Estos tres factores tendrán pesos diferentes si la investigación se realiza en una universidad o un laboratorio gubernamental donde el químico tiene control considerable sobre lo que hace, o si se realiza en un trasfondo industrial donde la compañía determina la agenda de investigación. My preocupación en este artículo es el componente ético. Asumo que la sustancia a ser sintetizada tiene un uso potencial que será benéfico para la sociedad, quizás un nuevo medicamento. Pero, como se notó anteriormente, cada nueva molécula es una amenaza potencial, por lo que una importante cuestión ética es si el riesgo potencial es suficientemente superado por los beneficios. Éste puede ser un problema complicado. Por ejemplo, todos los medicamentos tienen efectos adversos–algunos de ellos menores, otros, catastróficos. Algunos sólo afectan un pequeño porcentaje de los que ingieran el medicamento, otros afectan a prácticamente todos. Dependiendo de la enfermedad a tratar, los pacientes pueden estar dispuestos a sufrir un efecto secundario si el medicamento trata una enfermedad terrible. Finalmente, los efectos negativos podrían no ser previstos fácilmente. Un ejemplo histórico útil es el de los clorofluorocarbonos refrigerantes. Al momento de su introducción, se les consideraba un gran avance porque sustituían a sustancias tóxicas como el cloruro de metilo y el dióxido de azufre además del amoníaco líquido. Fue hasta mucho después que los efectos ambientales negativos de los clorofluorocarbonos fueron descubiertos y comenzó una búsqueda por alternativas más benignas. Lo que originalmente se consideró una gran ventaja, la estabilidad química, demostró después que lleva a un problema ambiental significativo, la destrucción de la capa de ozono de la estratósfera. Esta situación es común al introducir nuevos compuestos químicos. La evaluación se realiza a partir de lo que intentan reemplazar. Si la nueva sustancia tiene ventajas significativas y carece de la mayoría de las desventajas de lo que está en uso actualmente, entonces se le acepta. El problema de los efectos biológicos no previstos se complica más por la existencia de la quiralidad. Dos compuestos idénticos en todos los aspectos excepto en que son estereoisómeros pueden tener efectos significativamente distintos en un organismo. El ejemplo más familiar es la triste historia de la (±)-talidomida que se prescribió para ayudar a mujeres embarazadas entre 1957 y 1962 para ayudar con la náusea matutina pero fue retirada del mercado cuando se descubrió que era un poderoso teratógeno que causaba múltiples defectos de nacimiento. La talidomida se vendía como una mezcla racémica al igual que muchos medicamentos de la época 9 debido al costo de separar las formas dextro y levo comparado con la falta de conocimiento de la época respecto a las diferencias en los efectos fisiológicos de ambos enantiómeros. La investigación realizada después de remover el medicamento del mercado sugiere que sólo uno de los enantiómeros era teratogénico, pero la situación se complica porque el enantiómero ‘inocuo’ se convierte en el ‘dañino’ bajo condiciones fisiológicas. La tragedia de la talidomida ha llevado a regulaciones más fuertes para la investigación y prueba de medicamentos y a la producción aumentada de medicamentos de un único enantiómero (Hoffman, 1995, Cap. 27; DeCamp, 1989). Aunque los medicamentos y algunos productos agrícolas son regulados muy de cerca, la mayoría de las sustancias químicas no lo son, por lo que hay un riesgo significativo de consecuencias no previstas con cada sustancia nueva. La pureza es otro asunto serio, particularmente en productos comerciales. La mayoría de las reacciones químicas no resultan en un producto 100% puro. Productos secundarios no deseados son formados usualmente, y puede ser difícil y caro removerlos. Algunas veces, estas impurezas, incluso cuando están presentes en concentraciones bajas, pueden ser mortales. El ejemplo familiar es el de la dioxina, un compuesto altamente tóxico que es un contaminante inevitable del ampliamente usado herbicida 2,4,5-T. La dioxina se encuentra en concentraciones variantes en todas las preparaciones comerciales del herbicida. En principio se le puede remover, ¿pero a qué costo? Con exposición suficiente la dioxina es una serio riesgo para la salud, pero la pregunta práctica es si el nivel de contaminación es suficientemente grande como para presentar un peligro real a la salud pública. ¿Qué Deberían de Sintetizar los Químicos? Otra consideración ética para la investigación inspirada por el uso parte del ideal moral del individualismo de destinos compartidos. Hace ya varios años, Freeman Dyson publicó dos artículos en los que sugería que la ciencia está en problemas con el público debido a una pobre elección de metas (Dyson, 1993, 1997). De manera provocativa, declaró que los científicos deberían trabajar en las “necesidades de los pobres” en lugar de los “juguetes de los ricos”. Una base filosófica para esta sugerencia fue provista por Norman Care (Care, 2000). Care analiza la situación en el mundo de hoy que incluye disparidades inmensas en la calidad de vida, particularmente entre las naciones desarrolladas y en vías de desarrollo; pero también entre grupos socioeconómicos en un mismo país. A esto añade una preocupación por las generaciones futuras y por el futuro del planeta. (Un análisis similar fue dado por John Forge, en Forge, 2008). A la luz de las condiciones del mundo actual, Care sugiere que debiera ser un imperativo moral que los que él llama individuos competentes, los que tienen talento significativo, educación, 10 y recursos, antepongan el servicio a los otros antes de la realización personal en las decisiones de vida significativas. Los químicos ciertamente cumplen los criterios de Care para ser individuos competentes basándonos en su educación avanzada y experiencia profesional continua. He sugerido que para los científicos, el principio de Care significa que al elegir los problemas de investigación, las necesidades de los pobres deben tener prioridad sobre los juguetes de los ricos (Kovac, 2007). Más aún, significa que la investigación que asegure el bienestar a largo plazo de la población y el planeta debe tener la más alta prioridad. Por ejemplo, si alguien está sintetizando nuevos medicamentos, deben tomar prioridad los tratamientos para males que afectan a grandes números de personas, como la malaria; antes que medicamentos para tratar enfermedades relativamente raras que sólo afectan a personas afluentes en países desarrollados. Por otra parte, puede argumentarse que las compañías farmacéuticas necesitan producir medicamentos de alto valor para mantener sus ganancias y poder realizar investigación para tratar las enfermedades de países subdesarrollados. Ésta es una de las tensiones éticas de la ciencia comercial. El individualismo de destinos compartidos es un ideal moral, no una regla moral. Los ideales representan nuestras mejores aspiraciones, pero nadie debería ser culpado por no alcanzar un ideal. La elección de problemas de investigación no está siempre en las manos del individuo, particularmente para los químicos que trabajan en la industria e incluso en laboratorios gubernamentales. Una segunda limitante es que el químico individual puede no tener el historial o la competencia de investigación requeridos para enfrentarse a un problema socialmente importante. Finalmente, es a menudo difícil predecir los efectos últimos de un invento particular. Un medicamento diseñado para curar una enfermedad particular puede resultar efectivo para una condición completamente diferente. Un “juguete para los ricos” puede resultar después algo que mejora la vida de grandes números de personas no afluentes. Muchos dispositivos electrónicos modernos, como la computadora personal y el teléfono celular, que alguna vez estaban disponibles sólo a los afluentes, se han vuelto tan accesibles que están disponibles para grandes números de personas a nivel mundial y han mejorado sus vidas. Ética en el Laboratorio La química echa raíces en el laboratorio, donde las ideas, el conocimiento y la tecnología se conjuntan. Lograr que una reacción química funcione satisfactoriamente, en un lapso razonable de tiempo y con un buen rendimiento puede ser engañoso. Un análisis volumétrico clásico requiere el uso cuidadoso del equipo: matraces volumétricos, pipetas y buretas. La medición certera es parte esencial de la química. 11 Uno de los principios centrales de la ciencia e importante regla moral es describir los procedimientos experimentales completa y cuidadosamente para que otros puedan reproducir los resultados. Cualquiera que haya tratado de reproducir un experimento descrito en la literatura química sabe que es más fácil decirlo que hacerlo. Algunas veces un experimento no puede reproducirse porque en realidad no ocurrió como dice, los resultados fueron fabricados. Usualmente, sin embargo, las razones no involucran mala conducta. A menudo los detalles experimentales se omiten debido a poco cuidado, porque parecen obvios, porque son parte de la rutina usual de un grupo de investigación particular o por un proceso de registro pobre. Una razón más éticamente interesante es que algunos son mejores en hacer experimentos que otros. Son más cuidadosos o parecen tener un talento para hacer que las cosas resulten. Por ejemplo, la única persona que parecía poder hacer que la bomba de aire de Robert Boyle funcionase era el hombre que la construyó, Robert Hooke (Shapin, 2010). En la química, decimos que algunas personas simplemente tienen “manos mágicas” (Stemwedel, 2006). La cuestión ética complicada es la siguiente. ¿Podemos llamar reproducible a un experimento si los únicos que pueden repetirlo apropiadamente son los de manos mágicas? ¿Cuál es la responsabilidad del grupo de investigación original para asegurarse de que el procedimiento se pueda reproducir por el químico promedio? Éste es un problema de toda la ciencia de laboratorio, pero quizás es más importante en la química, que involucra tanto arte como ciencia. Algunos asuntos relacionados han sido discutidos recientemente por Carlson y Hudicky que discuten mal praxis en síntesis orgánica (Carlson y Hudicky, 2012). Distinguen mal praxis de mala conducta científica. La mal praxis no es intento deliberado de engañar, sino resultado de práctica inapropiada o insuficiente. Enlistan tres clases de práctica inapropiada: protocolos experimentales inapropiados, métodos inapropiados usados en la caracterización de compuestos y la falta de uso de citas de trabajos previos. Probablemente la preocupación más grande es la caracterización inapropiada, que puede llevar a errores en asignaturas estructurales. El método usado principalmente es la resonancia magnética nuclear, una herramienta poderosa pero no siempre definitiva. Cuando las síntesis se realizan a microescala, puede ser imposible obtener algunos de los datos clásicos, como una composición porcentual por análisis de combustión o incluso un buen punto de fusión. Sin una caracterización definitiva del producto, los resultados pueden no ser confiables. La química analítica también presenta retos éticos en el laboratorio. Como discutíamos arriba, muchos productos químicos sintéticos comerciales contienen impurezas, algunas de las cuales son peligrosas. Los productos derivados de fuentes naturales son usualmente mezclas 12 complejas. La sal de mar, que ha ganado recientemente popularidad en la cocina gourmet, es principalmente cloruro de sodio, aunque contiene también pequeñas concentraciones de otros cationes y aniones. Bebidas como el café, té o vino tienen cientos de compuestos en concentraciones muy variables. La tarea del químico analítico es determinar cuáles componentes están presentes, cuáles involucran separación e identificación, y determinar entonces en qué cantidades están presentes. Saber qué está presente es una cuestión importante, por ejemplo, para determinar si un producto es seguro. Hay varios aspectos del proceso analítico que pueden dar origen a cuestiones éticas. Uno es el problema del límite de detección. Todos los análisis químicos tienen un límite inferior de detección, por lo que la pregunta de si trazas de un componente están presentes en una mezcla sólo puede contestarse diciendo que, de haberlo, es en una cantidad menor al límite de detección. Si el presunto contaminante es pernicioso, esto puede poner al analista en una posición difícil. Aquí un ejemplo sencillo (Kovac, 2000). Supongamos que el químico analítico es llamado a testificar en una demanda donde el asunto crucial es si un contaminante particular está presente. La pregunta del abogado sería “¿Estaba la sustancia A presente?” En este procedimiento, la respuesta esperada es “sí” o “no”. Pero la ética profesional de la ciencia requiere una respuesta más detallada, como “No se detectó, pero el método usado sólo es capaz de detectar concentraciones mayores a X”. Aunque el analista podría responder “no” sin cometer perjurio, tal respuesta no sería científicamente responsable. Otro asunto es la calibración química (Edmonds, 1999). La determinación cuantitativa de la concentración de una sustancia a menudo requiere calibración química usando cantidades conocidas de la sustancia a determinar, que puede requerir ser sintetizada, en una matriz que sea lo suficientemente similar a la de la muestra desconocida. La pregunta de qué es suficientemente similar es materia de juicio y, como yo y otros más hemos argumentado, los juicios científicos tienen tanto un componente técnico como uno moral. Dependiendo de las circunstancias, equivocarse puede tener serias consecuencias. Armas Químicas y Otras Sustancias Peligrosas Una difícil cuestión ética para los químicos radica en si realizar o no investigación sobre armas químicas. Estas sustancias están prohibidas bajo la Convención de Armas Químicas de 1993, que ha sido firmada por casi todos los países del mundo, incluyendo a los Estados Unidos. La Convención prohibe el desarrollo, producción, almacenamiento y uso de armas químicas. También mandó la destrucción de todas las armas químicas y la destrucción o conversión de 13 todas las instalaciones de producción para el 2007. El progreso en esta segunda meta se ha retrasado, pero la mayoría de las reservas de estas armas han sido destruidas y las plantas de producción han sido desactivadas. En años recientes ha habido menos temor del uso de armas químicas en guerras entre naciones, pero más preocupación acerca de su producción y uso por organizaciones terroristas o los que a veces se llaman estados delincuentes4. La investigación sobre armas químicas continúa, por ejemplo, en el Instituto Médico de Defensa contra Armas Químicas del Ejército de los Estados Unidos. Por supuesto, mucha de esta investigación es clasificada, pero incluso la investigación defensiva puede involucrar el desarrollo de nuevas armas químicas con el objetivo de encontrar contramedidas apropiadas. También hay investigación en lo que se llaman armas químicas no letales, que incluyen agentes anti-tracción, malolientes u otros agentes novedosos (Guardian, 2008). Hay algo de discusión sobre si estos nuevos agentes no letales violan la Convención de Armas Químicas porque no se sabe si son tóxicos a altas dosis. Los agentes malolientes pueden tener efectos adversos además de la toxicidad, como efectos psicológicos adversos. La cuestión más amplia sobre si los científicos deberían involucrarse en investigaciones bélicas es compleja, pero las armas químicas plantean esa problemática en términos definidos (Kovac, 2013). El uso de armas químicas, inicialmente cloro gaseoso usado por Alemania en la Primera Guerra Mundial y subsecuentemente cloro y otros compuestos por los Aliados, produjo enorme indignación moral. Una razón es que las armas químicas presentan un riesgo mayor a los inocentes que las armas convencionales. A diferencia de las balas, no pueden ser apuntadas precisamente. Una vez que la nube de veneno es liberada, todos los que la encuentran se ven afectados. Incluso en la tradición de la guerra justa, hay una prohibición contra usar armas que son “malvadas en sí mismas” (mala in se). Las armas químicas como agentes nerviosos parecen encajar en esta descripción, pero también armas como el napalm usado extensivamente durante la Guerra de Vietnam. El uso a gran escala de herbicidas como el infame “Agente Naranja”, también en Vietnam, también parece inhumano. Porque los químicos son los que desarrollan estas sustancias, son también los que deben confrontar las implicaciones éticas. El desarrollo de armas es un área donde las obligaciones a las diferentes comunidades morales a las que pertenece el químico pueden entrar en conflicto. Como ciudadanos, los químicos pueden sentir una obligación a contribuir a la defensa nacional de su país, incluyendo 4 N. del T.: Rogue states en el original. 14 con desarrollo de armas. Como empleados de una institución particular, pueden ser presionados para trabajar en investigación bélica. Por otro lado, como parte de la comunidad humana, el químico puede sentir que el uso de armas químicas es inmoral. Desafortunadamente, los códigos profesionales de ética de los químicos no ayudan a resolver este dilema. Ésta es una cuestión que se discutirá a más detalle más adelante. La investigación en armas es un asunto particularmente desafiante, pero existen otros. Por ejemplo, el uso de tabaco es un serio riesgo a la salud. ¿Debería un químico investigar la manera de producir cigarrillos más seguros? Por un lado, puede argumentarse que dicha investigación reduciría los riesgos de fumar. Por otro lado, el químico está contribuyendo a perpetuar una industria que produce un producto intrínsecamente dañino. Otro ejemplo es una mejor medicina abortiva, la “píldora del día siguiente”5. Es aquí donde la moral personal, quizás derivada de creencias religiosas, entran en juego. Contaminación Ambiental y Química Verde Cualquiera que sea la sustancia a producir, hay cuestiones éticas relacionadas con los métodos de producción. Desde su origen, la industria química moderna ha sido responsable de extensa degradación ambiental (Bensaude-Vincent y Simon, 2008). Accidentes conocidos como el desastre de Bhopal, donde miles de indios fueron envenenados con isocianato de metilo proveniente de una fuga en una planta de Union Carbide, han aumentado la imagen pública negativa de la química. Hay razones prácticas, económicas y éticas para mejorar la seguridad en plantas químicas y reducir el impacto ambiental de la producción de productos químicos. El esfuerzo para hacer que la producción química sea más benigna ambientalmente se llama usualmente Química Verde. Pienso que podemos estipular que la industria química adoptará medidas más verdes y limpias si les tiene sentido económicamente o si les es requerido por regulaciones gubernamentales o presión pública severa. La pregunta es quién desarrollará la nueva química. Ciertamente, parte de la investigación se llevará a cabo en laboratorios industriales, pero como argumentaba recientemente Roald Hoffman, “el centro espiritual de la química en nuestro país permanece en las universidades de investigación. Donde se le enseña a la gente, se forman valores” (Hoffman, 2012b). El ideal del individualismo de destinos compartidos sugiere que los químicos en universidades de investigación deberían enfocar más de sus esfuerzos de investigación en la química verde: economía de átomos y energía, disolventes benignos. Será duro convencer porque 5 N. del T.: Mi opinión es que el cigarrillo y la píldora del día siguiente no tienen nada en común, pero en fin. 15 existe el prejuicio de que dicha investigación es aburrida, rutinaria, de tipo industrial, donde se busca una manera de crear algo ordinario. ¿Qué académico en química orgánica que se respete querría encontrar una síntesis más verde del ibuprofeno? ¿Dónde está la gloria en eso? Como Hoffman señala, La química de polímeros alguna vez tuvo la misma reputación de ser mundana y principalmente industrial. Actualmente, gracias a los logros de algunos químicos académicos sobresalientes, la química de polímeros se ha convertido en una respetable rama académica. Si unos cuantos académicos prominentes respondieran al ideal moral de individualismo de destinos compartidos y mostraran que la Química Verde es tanto interesante científicamente como atractiva para los estudiantes graduados, el campo podría florecer. Añadir estudios de caso de los éxitos de la química verde a los planes de estudio en libros de texto y el laboratorio podría también ayudar a interesar a los estudiantes en este campo. La crisis ambiental actual plantea otras cuestiones éticas y científicas. Primero está la remediación ambiental, limpiando los desastres que la industria química ha dejado detrás a lo largo del último siglo o más. En segundo lugar está lo que se ha llamado sustentabilidad, encontrar maneras de usar recursos renovables en lugar de petróleo como combustibles y como materias primas. Hay una conexión obvia con el calentamiento global, reduciendo la producción de gases de efecto invernadero. Ha habido progreso; el desarrollo del convertidor catalítico moderno ha hecho mucho para reducir la contaminación del aire, pero aún falta mucho por hacer. Bensaude-Vincent y Simon argumentan que necesitamos una nueva cultura química en relación con el ambiente, que proscriba las causas de peligros ambientales y a la salud humana. (Bensaude-Vincent y Simon, 2008). Sugieren que los químicos adopten el principio Hipocrático de la ética médica: ante todo, no hacer daño. Extienden el argumento de Hoffman de que la química debe considerar los usos posibles de una nueva sustancia o proceso al decir que los químicos deben anticipar las consecuencias negativas a largo plazo de sus acciones. Códigos de Ética El Código de Conducta del Químico de la Sociedad Química Americana presuntamente aplica a todos los químicos (Ameican Chemical Society, 2012). Enlista las responsabilidades de los químicos para con varios grupos, empezando con sus responsabilidades con el público: Los químicos tienen una responsabilidad profesional de servir al interés y bienestar público y de fomentar el conocimiento de la ciencia. Los químicos deben preocuparse activamente por la salud y bienestar de compañeros de trabajo, consumidores y la comunidad. Los comentarios públicos en materias científicas deben hacerse con 16 cuidado y precisión, sin declaraciones insustanciales, exageradas o prematuras. (American Chemical Society, 2012) Michael Davis contrasta esto con varias de las provisiones del código de ética para ingenieros adoptada por la ABET (Accreditation Board of Engineering and Technology), que presuntamente se aplica a todos los ingenieros (Davis, 2002). Uno de los principios fundamentales del código de la ABET es el siguiente: Los ingenieros defienden y promueven la integridad, honor y dignidad de la profesión de ingeniería: 1. Al usar su conocimiento y habilidad para el progreso del bienestar humano. El primer “canon fundamental” del código de la ABET dice lo siguiente: 1. Los ingenieros deben mantener como lo más importante la salud, seguridad y bienestar del público en el ejercicio de sus deberes profesionales (ABET, 1977). Un enunciado idéntico es el primer requerimiento del Código de Ética del Instituto Americano de Ingenieros Químicos (AIChE, 2006). Aunque los dos códigos son similares, hay diferencias importantes. Los químicos deben “preocuparse activamente por la salud y bienestar de compañeros de trabajo, consumidores y la comunidad” (American Chemical Society, 2012), mientras que los ingenieros deben “mantener como lo más importante la salud, seguridad y bienestar del público” (ABET, 1977). Yendo más allá, los ingenieros deben trabajar por el progreso del bienestar humano, no sólo preocuparse activamente por él. Como Davis señala, el código de la ACS enlista responsabilidades sin ninguna guía de cómo lidiar con conflictos éticos. Si la responsabilidad del químico con el bienestar entra en conflicto con su responsabilidad con su empleador, el código no dice cuál debe tener prioridad. Para el ingeniero, las prioridades son claras. Cuidar del público en primer lugar, todo lo demás viene después. Davis plantea una cuestión importante para profesión química. En un mundo en el que la salud pública y el bienestar están bajo amenaza por los efectos de sustancias químicas, particularmente contaminación ambiental, ¿debería el código de ética revisarse para hacer que la responsabilidad del químico con la salud y el bienestar del público y del medio ambiente tenga una mayor prioridad? ¿Deben los químicos ser alentados a usar sus talentos para el avance del 17 bienestar humano? La profesión debe sostenerse a estándares más altos, y los códigos de ética deben revisarse. Conclusiones A lo largo de su historia, la química ha hecho contribuciones significativas al progreso humano pero con estos éxitos han venido problemas, especialmente de contaminación ambiental. Los productos sintéticos se han vuelto una parte importante de nuestras vidas. Las circunstancias del mundo actual proven retos tanto científicos como éticos para la química. En este artículo, he resaltado muchos de esos retos enfocándome en cuestiones éticas que derivan de la naturaleza única de la química como ciencia. Quizás la cuestión ética más importante involucra la síntesis química. Cuando se crea una sustancia nueva, los químicos deben pensar en los efectos a largo plazo de este compuesto. Si la sustancia de produce comercialmente, debemos desarrollar métodos de producción más “verdes” que conserven recursos no renovables y minimicen los efectos ambientales. A una escala mayor, debemos considerar los problemas del mundo actual y trabajar en problemas que mejoren la condición humana, particularmente las vidas de aquellos en países en vías de desarrollo. Los químicos también deben pensar cuidadosamente sobre su rol en la preservación de la salud y seguridad del planeta, incluyendo su rol en la creación de armas. Más que las otras ciencias, la química se centra en el laboratorio, por lo que es importante que la práctica de laboratorio se adhiera a los más altos estándares profesionales y éticos. Finalmente, la profesión química debe, a través de las asociaciones profesionales, reexaminar los códigos de ética para asegurarse de que respondan a los retos prácticos y éticos del mundo actual en el que las sustancias sintéticas tocan esencialmente cada parte de nuestra vida diaria. Por supuesto, los químicos enfrentan los mismos retos éticos que todos los otros científicos, y todos los otros seres humanos. Nuestro futuro depende de nuestra voluntad de preguntar y responder estas cuestiones éticas cruciales. Traducción: Jorge Benjamín Ruiz Gutiérrez, 2016 18