opinión el observador Sábado 25 de junio de 2011 Opinión Plebiscitos consultivos y contenciosos políticos E ntiendo la lógica e interés del presidente José Mujica de querer un voto popular consultivo sobre Aratirí. Los gobiernos tienen que necesariamente tomar ciertas decisiones que por su propia naturaleza contraponen principios muy queridos. En este caso particular de Aratirí se enfrenta el desarrollo económico versus el cuidado del medio ambiente. Ante esta situación es entendible la postura del máximo del Ejecutivo; pero “entendible” no significa “compartible”. La democracia directa puede ser genial, si es que está bien diseñada. La democracia directa es un cuchillo muy filoso: puede cortar muy bien el pan… pero así también las yugulares. Aquí hay dos problemas que se mezclan: el origen y el tipo de la iniciativa. Empecemos por el “tipo” que implica la tensión entre lo vinculante y lo consultivo. Si uno está realmente dispuesto a acatar la voluntad popular, entonces por qué no hacer la consulta vinculante de una vez y por todas. Salvo que se tenga una preferencia marcada y que independientemente de lo que diga la mayoría de la ciudadanía se irá por un camino prefijado, lo consultivo no tiene sentido. Y si se tiene una preferencia y se sabe que se transitará por ese camino, para qué arriesgarse a quedar realmente mal frente al votante y violentar el deseo popular yendo para el otro lado. Si uno teme que la opinión de la mayoría no sea la de uno, mejor no hacer nada y seguir por el camino preestablecido de antemano. Sin embargo, si no se tiene preferencia por una opción o por otra, entonces lo republicano y democrático sería ir por lo vinculante donde el cuerpo electoral decida, para bien o para mal. El segundo punto toca el “origen” del voto popular consultivo. No dudo un ápice en las buenas intenciones del presidente de la República. Sin embargo, no puedo partir de la base de que todos los presidentes que tengamos de ahora en más tengan buenas intenciones; no siempre hemos elegido bien y existe la posibilidad de equivocarnos nuevamente. Cuando se trabaja con nuevas instituciones políticas siempre conviene imaginárnoslas funcionando no solo en un contexto de cooperación política, sino también en una situa- Gabriel pereYra La primera dama y la prensa Por david altman H Es uruguayo. Profesor asociado del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad de Chile. Es el autor de Direct Democracy Worlwide, Nueva York: Cambridge University Press, 2011. htpp://www.icp. puc.cl/daltman ción de bloqueo. El hacer esto bien nos dará una idea clara si es que queremos o no a la nueva institución (en este caso, el plebiscito consultivo). Si hay algo que la evidencia nos demuestra –y de forma bastante contundente– es que en aquellos países donde existe esta fórmula de plebiscito consultivo, este tiene un poder de seducción importante en momentos de estrés político: seduce a presidentes, y usualmente los seduce para esquivar a otro poder “molesto”: el legislativo (en la mayoría de las oportunidades), o el judicial (aunque en menos casos). Cuando hablamos de plebiscitos consultivos, no me dejan de sonar nombres tan variopintos como Lukashenko en Bielorrusia, Nazarbayev en Kazajistán, o Niyazov en Turkmenistán (extendiendo sus mandatos indefinidamente), o Durán, Alarcón o Correa en Ecuador (para apoyar reformas de concentración de poder y legitimación ciudadana). Lamentablemente, estos recursos consultivos tienden a convertirse fácilmente en placebos populistas, particularmente cuando hay conflicto entre poderes. S e puede argumentar, efectivamente, que en muchas oportunidades gobiernos en Europa Occidental han avanzado votos populares consultivos (particularmente en temas importantes como la Unión Europea y anexos). Pero esto es así por la simple razón de que la soberanía radica en Top Ten • Las notas más leÍdas en www.elobservador.com.uy 1. Entre el dolor y el orgullo. Peñarol demostró lo que son capaces de hacer los equipos uruguayos y peleó hasta el final. 2. El riesgo circula en dos ruedas. Locura motoquera. 3. “¿Hay una burbuja inmobiliaria”. Columna de Rafael Mantero. 4. Desde el FA piden a Mujica que asuma decisiones de gobierno. 5. Dribling a la burocracia del Estado. El Estado uruguayo es burocrático, pesado e ineficaz y por eso es urgente implementar una reforma a fondo. 6.Plebiscito planteado por Mujica retrasará el proyecto de Aratirí. Integrantes del gabinete creen que el plan presidencial puede frustrar el emprendimiento. 7. Aratirí pedirá este año el permiso para comenzar a extraer hierro. La empresa sigue adelante aunque Mujica quiera plebiscitar el proyecto. 8. Brasil busca retomar liderazgo en la venta de autos a Uruguay. 9. La extraña historia de Gloria, que unió y separó a Heber y Bordaberry. 10. Faenaron la vaca sagrada de la conducción económica única. Era el astorismo, ahora ya no. 21 el Parlamento (quintaesencia parlamentaria): no está en la ciudadanía ni en el Ejecutivo. Más aun, en estas democracias se respetó siempre la opción ciudadana, de lo contrario hubiese implicado un suicidio político. E n Uruguay, así como en Suiza (epicentro de la democracia directa en el mundo), ninguna autoridad puede llamar a un plebiscito consultivo; Mujica lo sabe bien. A lo más, el voto popular se dispara automáticamente, y siempre de forma vinculante, frente a una reforma constitucional. En caso de querer adoptar este recurso, se debería reformar la Constitución de la República acordemente y esto solo se puede hacer con el beneplácito de la mayoría de la ciudadanía en votación directa. La única posibilidad para poder tener un voto sobre el tema en un lapso razonable y sin tener que esperar a octubre del 2014, sería a través del artículo 331(d), que requiere de dos tercios de las cámaras. De lo contrario, se podría aprobar una legislación en particular (sobre Aratirí en sí misma) o general (sobre minería a cielo abierto o minería genéricamente), y esperar que se consiga el 25% del padrón para interponer un recurso de referémdum. El uso de los votos consultivos por parte de los poderes ejecutivos puede fácilmente resbalar al ámbito de la demagogia. Por más loable que sea la intención del presidente, la propuesta está muy mal aspectada. l Mea culpa 18 de junio Golpe de Estado En una nota sobre los senadores Bordaberry y Heber se dijo que el golpe de Estado fue en el a ño 1976, cua ndo en rea lidad ocurrió el 27 de junio de 1973. En 1976, tres años después del golpe, el entonces dictador Juan María Bordaberry fue removido del cargo por la junta militar de la época. ablando esta semana en un comité de base del Frente Amplio, la senadora del Movimiento de Participación Popular (MPP) y primera dama, Lucía Topolansky, opinó que la izquierda debe tener un medio de comunicación, dijo que hay diarios que carecen de ética y “mienten flagrantemente”, y cuestionó que haya medios en manos de extranjeros. “A radio El Espectador la compró radio Clarín y a El Observador lo compró Correia , que es un brasilero que se instaló en el Uruguay y es dueño del frigorífico PUL”, dijo la primera dama, y sostuvo que esas adquisiciones buscan darle a los medios “una orientación política”, presuntamente para actuar contra el gobierno. En El Espectador negaron que la radio haya sido adquirida por Clarín, el diario argentino, nada que ver con una radio. En tanto, a El Observador no lo “compró” nadie, y quien sí invirtió en el diario fue el empresario brasilero Ernesto Correa (no Correia, aunque Correia suene más brasilero) quien, además, ya no es más propietario de ningún frigorífico. Al margen del collar de imprecisiones en que incurrió Topolansky en estas afirmaciones, llama la atención que la primera dama haya obviado mencionar otra inversión de extranjeros en medios en la que el gobierno participó activamente. El presidente José Mujica y el embajador en Buenos Aires, el emepepista Guillermo Pomi, tuvieron contactos con figuras del gobierno argentino para acercar al empresario Gustavo Yocca, quien terminó comprando el diario La República, el canal TV Libre y AM Libre (lo cual no tiene nada de malo). Pomi participó, con conocimiento de Mujica, en reuniones entre los ex dueños de La República y los empresarios kirchneristas que compraron el multimedio que dirigía Federico Fasano. Pero la primera dama, por alguna razón, obvió mencionarlo. Llama la atención también que Topolansky se preocupe por la relación del gobierno con los medios, cuando Mujica se ha quedado pipón de comer asados con los principales ejecutivos de los canales, tanto de TV abierta como del cable (lo cual no tiene nada de malo). Y llama la atención que la primera dama compare la relación entre gobiernos y prensa de otros países de la región con la de Uruguay, donde, a pesar de que el Poder Ejecutivo vive de patinada en patinada y de polémica en polémica, los vínculos con los medios son más que respetuosos. Con este tipo de pensamiento parece lógico que la izquierda no haya podido tener aún un medio de comunicación propio que sea respetado y, por ello, útil. (gpereyra@observador.com.uy) l