LA GESTALT Y LA PERCEPCIÓN SOCIAL La influencia de la Gestalt en el proceso perceptivo, la Percepción Social, análisis psicosocial del proceso (¿cómo se percibe?), relación de la percepción con otros procesos básicos. 10 de agosto 2011 Apunte docente Ps. Víctor Cabrera Vistoso Mg. en Psicología Social Aplicada Universidad de Santiago de Chile 2 1. LA GESTALT Y LA PERCEPCIÓN SOCIAL 1.1. La influencia de la Gestalt En una primera etapa, la psicología de la Gestalt, se convirtió en el principal enfoque de la Psicología Social psicológica, donde sus principales aportes teóricos se desarrollaron principalmente, en torno a tres grandes líneas temáticas: la Percepción Social, la Influencia Social y la Consistencia Cognitiva. De esta forma, los fuertes vínculos que se establecieron con la Escuela de la Gestalt hicieron que la Psicología Social se mantuviera relativamente ajena a la influencia del neoconductismo. Durante todo el período en que esta corriente dominó el escenario de la psicología, los psicólogos sociales siguieron utilizando conceptos mentalistas y mantuvieron, como un objetivo central de sus investigaciones, el estudio de procesos internos de carácter cognitivo. De esta manera, la atención, en esta etapa, se orienta a identificar aquellos factores sociales que inciden o influyen en procesos psicológicos como la atención, el aprendizaje, la motivación, el lenguaje, el pensamiento y la emoción entre otros importantes aspectos. Dicho de otra manera y más específicamente, el objetivo de los trabajos es demostrar e identificar qué factores sociales o socioculturales influyen, afectan o modifican la percepción, como generadora de cambios en los procesos psicológicos, que hasta ese momento era analizada por la Psicología como un fenómeno estrictamente individual o psicofisiológico. 1.2. La Percepción Social El estudio de la Percepción Social fue una de las grandes líneas de investigación a las que dio lugar la introducción de los principios de la Escuela de la Gestalt en Psicología Social durante los años 50. De esta forma, el estudio de la Percepción Social por parte de los psicólogos sociales encuadrados bajo esta orientación, descansó sobre el supuesto de que las leyes que los psicólogos de la Gestalt habían enunciado para explicar la percepción de los objetos físicos eran aplicables igualmente a la percepción de las personas y del comportamiento social. Una de las contribuciones más importantes al desarrollo de esta línea de investigación fue la de Fritz Heider (1944, 1958), cuyo objetivo general fue analizar la forma en que las personas perciben las relaciones interpersonales. Siguiendo los principios de la Gestalt, Heider sostiene que la persona tiende a percibir su medio de forma organizada, como un todo estructurado y coherente. Al igual que ocurre en el caso de la percepción de los objetos físicos, la persona busca la consistencia y tiende a percibir determinadas características como si fueran propiedades permanentes de los objetos. Los estudios sobre percepción de la Escuela de la Gestalt habían mostrado que determinadas características de los objetos, como el color o el tamaño, se perciben como propiedades estables de éstos, aunque cambien las condiciones de iluminación y la distancia. Según Heider, en el caso de la percepción de personas, no sólo percibimos como invariables sus características físicas sino también otro tipo de rasgos, como las creencias, las capacidades, la personalidad, etc. Pero, para Heider, la diferencia fundamental entre la percepción de los objetos físicos y la percepción de las personas es que a éstas se las percibe como causa de sus propias acciones. La causalidad es, por tanto, una forma de organización cognitiva que surge cuando se percibe el medio social, compuesto por las personas y sus acciones. La persona y sus acciones constituyen una unidad perceptiva, en la que la primera es la causa y las segundas son el efecto. Una de las principales aportaciones de Heider (1958) es el haber subrayado que la persona, al percibir el medio social, va más allá de los datos conductuales e intenta encontrar relaciones que puedan ayudar a explicar los acontecimientos cambiantes. Según Heider, la forma en que percibimos el mundo social es el reflejo de una psicología ingenua, que nos orienta en nuestras relaciones con los demás, permitiéndonos predecir las acciones de otras personas e influir en las mismas. Para Heider -y, en general, para los psicólogos de la Gestalt-, el ser humano se encuentra motivado por la necesidad de ordenar y dar sentido al mundo físico y social en el que se encuentra inmerso. De ahí la tendencia de la persona a buscar las causas de las propias acciones y del comportamiento de los demás. En este intento de explicar el comportamiento de los demás, la persona puede atribuir la conducta a factores internos (la personalidad, la capacidad, las actitudes, etc.) o a factores externos (la situación, el azar, etc.). Un ejemplo utilizado por Heider (1958) para ilustrar la diferencia entre ambos tipos de atribución son las explicaciones sobre el fracaso: El fracaso, por ejemplo, puede ser atribuido a la falta de habilidad, una característica personal, o a la suposición de que la tarea a realizar implica una gran dificultad, una condición del medio. El que la atribución se realice sobre una u otra causa dependerá de otros factores como, por ejemplo, la información sobre el éxito o fracaso de otras personas y la tendencia a atribuir las consecuencias de las acciones a la persona. Un aspecto central de su teoría de la atribución es la noción de intencionalidad. Para que exista una atribución personal de causalidad tiene que haber intención por parte de una persona p de causar x. Las atribuciones de causalidad personal incluyen, por tanto, sólo aquellas acciones de carácter propositivo. Esta forma de representarse al ser humano es la antítesis de la imagen que tienen en mente los conductistas, para quienes la persona es un ser pasivo, moldeado por las fuerzas del ambiente; para la Escuela de la Gestalt, por el contrario, es la persona quien se antepone al ambiente para categorizarlo, ordenarlo y hacerlo consistente y predecible. 3 1.3. Análisis psicosocial del proceso: ¿Cómo se percibe? El proceso se inicia con una serie de cambios físicos, químicos o socioculturales que los psicólogos llamaran ESTIMULOS (tres tipos de estímulos). Sabemos que sólo alguno de estos estímulos adquieren una capacidad que cosiste en irritar a los receptores. Los receptores son estructuras morfológicas, anatómicas que la gente identifica como los órganos de los sentidos, (ojo, oído, tacto, gusto, olfato). Estos receptores al ser irritados por la energía que proveniente de los estímulos (energía química, física o sociocultural) pierden su homeostasis (equilibrio o la regulación de su funcionamiento), provocando por tanto una alteración que implica cambios fisiológicos, bioquímicos en estas estructuras anatómicas. Esto provoca una gran actividad eléctrica psicofisiológica que es transmitida, por vía aferente, por un conjunto de terminales nerviosos (táctil, auditivo, gustativo, olfativo y visual) y por la médula espinal hacia los campos de procesamiento, constituidos por las estructuras del sistema nervioso superior (cerebelo, cerebro, hipotálamo, cuerpo calloso), donde ocurre lo que denominamos sensación. Ahora bien, el proceso de identificar esta sensación con un código lingüístico que nos permite nominar el efecto fisiológico (en forma verbalizada o reflexionada), recibe el nombre de Percepción. No obstante, éste código lingüístico, al ser una convención para homogenizar la comunicación de lo que nos sucede, no esta exento subjetividades. En efecto, si en nuestro campo auditivo ingresa a los receptores un estímulo sonoro de tal magnitud física capaz de irritar a este receptor, probablemente lo denominaremos en función de los códigos lingüísticos convencionales, dispuestos en nuestros recuerdos, por ejemplo un sonido persistente y ondulatorio que asociaremos como la sirena de un carro de bomberos (ello, por asociación subjetiva de estímulos con la información dispuesta en nuestro campo de experiencias y recuerdos inmediatos). Sin embargo, si este mismo estímulo no solo irrita nuestros sentidos desde una connotación física, sino también psicológica, podemos estar en presencia de una nueva percepción subjetiva, es decir, siguiendo el mismo ejemplo anterior, si la misma persona ha vivido una experiencia traumática en la segunda guerra mundial donde las sirenas alertaban a la población de un inminente ataque aéreo (en cuyo caso se produce un condicionamiento clásico), entonces la sirena que en un momento identifico como proveniente de un carro bomba, simultáneamente le provoca una sensación de ansiedad, al revivir el condicionamiento, donde el rugir de los motores de los aviones (estímulo incondicional), que a su vez provocaron ansiedad, se unieron a las sirena (estimulo condicionado), para alertar a la población y protegerse de la inminente destrucción. Entonces lo que sucede es que su juicio de realidad le advierte que es un carro bomba, pero sus emociones, producto de sus recuerdos traumáticos le informan paralelamente de una realidad que ya no existe en la actualidad. Esto es importante porque procesar información implica la ejecución de cuatro operaciones: distintas, específicas y sucesivas, es decir, una se realiza después de la otra, incluso, con un cierto grado de superposición. Finalmente son sistemáticas por cuanto ninguna de ellas puede realizarse en un orden distinto. 4 Por lo tanto, para que efectivamente se pueda realizar una genuina percepción tienen que ejecutarse estas operaciones . Es aquí donde realmente ésta energía, que puede ser eléctrica, psicofisiológica, biológica, bioquímica o sociocultural, se traduce, se transforma en energía o información psicológica y por eso decimos que aquí se produce lo que podemos llamar percepción. En consecuencia, la operaciones son las siguientes: 1.3.1. Primera Operación: Reconocimiento de la naturaleza del estímulo. Es aquí, donde la energía que irritó al receptor y que produjo una serie de cambios e impulsos eléctricos es reconocida e identificada como un estímulo químico, un estímulo físico o uno social. Es aquí cuando nosotros decimos: “esto que me esta pasando se llama dolor”, “se llama calor”, “se llama frío”, “se llama antipatía”, “se llama odio”, “se llama simpatía”. Esta operación implica reconocer de que tipo de estímulo es el que estamos recibiendo la estimulación. Esto implica que para poder reconocer e identificar necesitamos de experiencias anteriores. Por esta razón, cuando reaccionamos ante un estímulo desconocido, quedamos desconcertados. Esto implica que para poder ejecutarse esta primera operación necesitamos tener almacenada cierta experiencia, es decir, tenemos que tener codificada, almacenada, archivada, alguna información que nos permita clasificar los estímulos en esas categorías, a través de un código verbal y código imaginario (reconocimiento de imágenes, de olor, temperatura, tono de voz, etc). Dicho de otra manera, para poder ejecutar esta primera operación y hablar de genuina percepción, los seres humanos necesitamos de algún código (de modo que el niño recién nacido no percibe), probablemente a partir de los 2 o 3 meses comienza ya a percibir a través de códigos imaginarios muy gruesos. 1.3.2. Segunda Operación: Cuantificación estimativa de la intensidad del estímulo y calibramiento de respuestas. Aquí necesitamos saber o estimar si el frío es insoportable, es tolerable o si es muy leve; si el dolor es intolerable o tolerable; si lo que yo observo en otra persona es odio o simplemente indiferencia. La ejecución de esta segunda operación no se puede lograr si no se efectúa la primera. Además esto implica contar con experiencias similares para poseer la capacidad de comparar estímulos. Por ejemplo, cuando yo siento frío por primera vez no se si será todo el frío que se puede sentir. Para saber si el frío es intenso, medio o regular necesito tener acumulada mucha experiencia para llevar a cabo las operaciones de comparación o seriación. Por lo tanto, esta segunda operación exige capacidades cognitivas importantes, porque ya no sólo implica el almacenamiento en diferente grado de estimulación sino su ordenamiento. En consecuencia, ejecutadas estas dos operaciones es posible determinar la respuesta que es adecuada a la naturaleza del estimulo y proporcional a la intensidad del estímulo, es decir, calibramos una respuesta. 5 1.3.3. Tercera Operación : Respuesta adecuada a la naturaleza del estímulo. Aquí necesitamos optar o escoger, seleccionar una respuesta que sea adecuada a la naturaleza del estímulo (primera operación) y que sea proporcional a la intensidad del estímulo (segunda operación). Ambas se combinan. Esta operación no puede realizarse si no se ha ejecutado la primera y la segunda operaciones. Además, elegir una respuesta, significa tener varias posibilidades, varias posibles respuestas. Ejemplo: Ante el frío yo me puedo abrigar, tomar algo caliente, friccionarme, acercarme a la estufa, etc. y esto implica que, si el frío es muy intenso yo me pongo mucha ropa, o si no es tan intenso me pongo menos ropa. La tercera etapa es una genuina combinatoria de las dos primeras, lo que exige disponer de un repertorio conductual para enfrentar un estímulo aprendido en la experiencia. Por ejemplo, un médico tiene un repertorio conductual de su carrera, y así para cada profesional. Después de estar tres etapas se prepara el envío de la orden o comportamiento resultante. 1.3.4. Cuarta Operación: Envío de la orden por una eferente Las etapas 1, 2, 3, 4, implican la traducción de información eléctrica, fisiológica, bioquímica, que por vía eferente envía la información hacia los efectores, estructuras constituidas por músculos y huesos que ejecutan una respuesta que de carácter adaptativa para la recuperación del equilibrio u homeostasis perdida por los receptores. ¿Para que me abrigo?. Para que el receptor recupere la temperatura. Por eso es que la respuesta es una respuesta adaptativa para recuperar la homeostasis (concepto bioquímico que tiene que ver con regulación). Lo que si es importante es que el concepto de adaptación es un concepto del organismo perceptor, no del observador, de modo que la mayoría de nosotros como observadores, lo que recibimos frecuentemente es un estímulo. Por ejemplo: si nos dicen feo o fea, emitimos una respuesta proporcionada o desproporcionada en función de la evaluación de dicha respuesta. Si es calificada como buena o mala depende de la persona que lo esta experimentando. En este sentido, puede suceder que la persona tenía el receptor muy irritado de antes, de modo que bastaba un pequeño impulso para desencadenar la discusión. Para cualquier observador, ajeno a esta situación, ello puede ser una respuesta desproporcionada, sin embargo, desde la persona parece claramente como una respuesta adecuada dado el desequilibrio homeostático experimentado. 6 Los psicólogos deben tener esto muy claro porque es evidente que la conducta, la respuesta o la observación conductual que expresamos tiene una explicación tiene para nosotros, por inexplicable que le parezca a otras personas. De modo que este es un proceso bastante complicado que se ejecuta a una alta velocidad, y por ello puede tener un gran riesgo de equivocación o error o de inexactitudes, primero por la rapidez, segundo por la complejidad (de las cuatro operaciones). Están involucradas estructuras, estructuras anatómicas, fisiológicas, bioquímicas, psicológicas o físicas, de modo que es un proceso complejo; tercero, es raro que una persona este percibiendo un solo estímulo, lo más probable es que este percibiendo varios estímulos simultáneamente, haciendo funcionar los cinco receptores distintos, captando información de cinco fuentes distintas y de diferente tonalidad e intensidades, de modo que hay múltiples fuentes procesando información en distintos canales todos simultáneamente, de manera la probabilidad de confundirse es bastante alta. Por eso que los psicólogos definen la percepción como la interpretación de la realidad y no el reflejo exacto de la realidad, la interpretación, por naturaleza es subjetiva. 1.3.5. Características de los Receptores: Además de lo anterior los receptores tienen tres características a saber: a. Todos los receptores son especializados, lo que implica que tienen diseños anatómicos especialmente adaptados al tipo de estímulo. Por eso que el oído tiene forma de embudo, para captar energía proveniente de estímulos sonoros. El diseño del ojo, esta hecho para recibir señales lumínicas, etc. Esta es la razón del por qué solo algunos estímulos irritan a los receptores, en cuyo caso, aquello que no alcanzar esta condición de irritar, es debido a que no corresponden al área de especialización del receptor. Por ejemplo, si ustedes muestran una foto por la oreja, no va haber irritación del receptor. Por eso que la percepción no es el reflejo objetivo de la realidad, porque algún receptor puede no recibir la energía proveniente de ese estímulo dado que no corresponde a su área de especialización. b. Todos los receptores tiene umbrales mínimos de excitación. Por ejemplo, en la figura siguiente observamos que existen sonidos cuya intensidad de ondas son tan pequeñas que simplemente pasan de largo o tan graves, que también pasan de largo y los únicos que somos capaces de percibir, dada nuestra capacidad auditiva, son ondas intermedias. En ella observamos una longitud de onda que sí es capaz de ser percibida por el oído humano. 7 Es decir no todos los receptores se irritan, puesto que tal vez el estímulo no alcance el umbral mínimo y máximo para ser percibido. Por esto decimos que la percepción no refleja objetivamente la realidad. Ondas no percibidas Muy grave Muy agudo Umbral Onda percibida A continuación se presenta un cuadro donde es posible apreciar los valores de magnitud mínima del estímulo, que son necesarios para la detección de los receptores humanos. Si la magnitud del estímulo es demasiado débil, no produce una respuesta de detección, se dice que la magnitud del estímulo es subumbral o sublimal; al contrario, los que superan el umbral, se denominan supraumbrales o supraliminales. Modalidad sensorial Umbral de detección Luz La flama de una vela vista a 48 kilómetros (30 millas) en una noche oscura y sin nubes. Sonido El tictac de un reloj de pulso en condiciones de silencio a siete metros (20 pies). Gusto 5 ml. de azúcar en 7.6 litros de agua. Olfato Una gota de perfume difundida en todo el volumen de un apartamento de tres habitaciones. Tacto El ala de una abeja que cae sobre su mejilla desde una distancia de un centímetro. 8 c. Los receptores tienen capacidad de fatigarse y de dejar de responder momentáneamente sin tener o sufrir daño morfológico o anatómico. Por ejemplo, cuando vamos a la nieve sin lentes y quedamos temporalmente incapacitados de distinguir lo que esta a nuestro alrededor. Todo lo anterior resulta sencillo cuando estamos en presencia de estímulos físicos o químicos, sin embargo el tema se complejo cuando hablamos de estímulos socioculturales. En tal sentido la pregunta que surge es cuál es el grado de especialización que nosotros tenemos para poder responder a estímulos socioculturales. Cuándo una mirada es una mirada franca, una mirada amorosa, una mirada simpática, una mirada indiferente, etc. Cuándo es sincera la sonrisa, cuándo es una sonrisa de simpatía, de antipatía o fingida; cuándo un beso es de verdad; cuándo es genuina la expresión de afecto. De modo que los estímulos sociales son los más amplios de todos. Ante la presencia de estímulos sociales emitimos respuestas derivadas de lo que percibimos, no obstante es difícil afirmar que éstas sean objetivas y congruentes con la “realidad” que observamos. Lo más probable es que exista una gran interpretación subjetiva de esta realidad. 1.4. Relación de la percepción con otros procesos básicos. 1.4.1. Atención: Selectividad Perceptiva: La percepción como proceso básico esta relacionado con otros procesos, como la emoción, el lenguaje, el pensamiento, la motivación, el aprendizaje. Conforme a esto, los Psicólogos Sociales descubrieron la “selectividad perceptiva”, donde queda de manifiesto la imposibilidad de prestar atención a todos los estímulos que existen. El ser humano es incapaz de percibir todos los estímulos que están presentes, de modo que lo que hace la persona es discriminar entre los estímulos más relevantes y a no percibir aquellos que son irrelevantes. Un ejemplo de ello los vemos en los “estilos” de percepción femenina o masculina, donde las mujeres observan detalles que los hombres habitualmente no distinguen, de modo que existen factores sociales que alteran la percepción, en cuyo caso, siguiendo esta referencia, las mujeres tendrían más capacidad de observación que los hombres en algunos aspectos en los que ellas tienen un mayor interés o estimulación. Esta característica es aprendida en un proceso de socialización y garantiza claramente un comportamiento distinto entre hombres y mujeres. Esta selectividad perceptiva afortunadamente nos permite concentrar nuestra atención en aquellos estímulos considerados como relevantes para procesar mejor 9 la información. Por lo tanto distinguimos dos manifestaciones de la selectividad perceptiva: La defensa perceptiva. La acentuación perceptiva. 1.4.1.1. Defensa Perceptiva: “No hay peor sordo que el que no quiere oír” La defensa perceptiva es una manifestación de la selectividad perceptiva, y consiste en la incapacidad de percibir estímulos desagradables, molestos, incompatibles con nuestros valores, nuestras actitudes, nuestras creencias, como prototipos de estímulos sociales. De modo que, por ejemplo si usted es de un partido político de extrema derecha, como la Unión Demócrata Independiente (UDI), le será difícil percibir virtudes en un comunista y viceversa. Cuesta encontrarle virtudes a los enemigos, de eso se trata la defensa perceptiva. Los psicólogos conscientes de este fenómeno deben conocer cuáles son los prejuicios y preferencias que le “nublen la vista”, que lo hagan más subjetivo. La defensa es una variable dependiente de valores motivaciones e intereses personales y ocurre cuando los niveles de reconocimiento tienden a ser más altos cuando el estímulo es emotivo para un individuo. Ante este fenómeno la ciencia ha mantenido diferentes posturas, generando variadas y fuertes controversias. Es así como el ser humano tiene la capacidad de bloquear información consciente que se opone a sus sistemas de valores; esta información parece ser capaz de evocar sentimientos o deseos y llamar la atención sin que el sujeto sepa qué está sucediendo. Citando un ejemplo extraído de los planteamientos de la Psicología Humanista, Carl Rogers plantea que la defensa es muy similar a la descrita por Freud, exceptuando que Rogers la engloba en un punto de vista perceptivo, de manera que incluso los recuerdos y los impulsos son formas de percepción. Afortunadamente para nosotros, Rogers define solo dos defensas: negación y distorsión perceptiva. La negación significa algo muy parecido a lo que significa en la teoría freudiana: bloqueas por completo la situación amenazante. Un ejemplo sería el de aquel que nunca se presenta a un examen, o que no pregunta nunca las calificaciones, de manera que no tenga que enfrentarse a las notas finales (al menos durante un tiempo). La negación de Rogers incluye también lo que Freud llamó represión: si mantenemos fuera de nuestra conciencia un recuerdo o impulso (nos negamos a recibirlo), seremos capaces de evitar la situación amenazante (otra vez, al menos por el momento). 10 La distorsión perceptiva es una manera de reinterpretar la situación de manera que sea menos amenazante. Es muy parecida a la racionalización de Freud. Un estudiante que está amenazado por las calificaciones y los exámenes puede, por ejemplo, culpar al profesor de que enseña muy mal. (Aquí también intervendría la proyección como defensa – según Freud- siempre y cuando el estudiante no se crea además capaz de superar exámenes por inseguridad personal.) El hecho de que en efecto existan malos profesores, hace que la distorsión sea más efectiva y nos pone en un aprieto para poder convencer a este estudiante de que los problemas son suyos, no del profesor. También podría darse una distorsión mucho más perceptiva como cuando uno “ve” la calificación mejor de lo que realmente es. 1.4.1.2. Acentuación perceptiva: “Ver debajo del agua” La explicación de esta manifestación la podemos obtener de la celotipia (personas celosas). Estos individuos (hombres o mujeres), centran su atención en aspectos particulares de su interés. Esta acentuación dependerá de los valores, de las motivaciones humanas y de los intereses personales. Es por ello que se producen las deformaciones profesionales y/o ideológicas. Por ejemplo: Una persona feminista que anda viendo discriminación en todas partes. El carabinero que se molesta por que un sujeto detenido tiene la polera con la bandera chilena, por el significado de respeto que para él reviste la bandera. La acentuación perceptiva, así como la defensa perceptiva, muestran de qué manera son fenómenos influidos por aspectos sociales como los valores, las actitudes. En tal sentido, el hecho de ser católico, psicólogo, patriota, etc., influye en estos aspectos. Todos tenemos defensas y acentuaciones que producen distorsiones en la interpretación y en el procesamiento de la información. 1.4.2. Aprendizaje: Constancia Perceptiva. Es la mejor demostración de cómo la percepción se relaciona con otros procesos básicos como el Aprendizaje. La constancia perceptiva demuestra cómo la percepción se relaciona con el aprendizaje, por cuanto es un fenómeno que consiste en que una vez incorporado, aprendidos los códigos (verbal, auditivo, visual), éstos permanecen inalterables y constantes aunque el estímulo varíe. Esta constancia perceptiva tiene las siguientes manifestaciones: Constancia de Tamaño Constancia de Forma Constancia de Color 11 12 1.4.2.1. Constancia de tamaño: Si tomamos un niño de cualquier raza y se le muestra un pájaro y se le pregunta de qué porte es, la respuesta va a ser que es muy pequeño. Aquí hay una diferencia entre ver y percibir, es decir, percibe con características diferentes porque el ya tiene el código incorporado, el ya ha visto un pájaro y esa imagen se mantiene inalterada, aunque el estímulo cambie de tamaño. Esa es la diferencia entre ver y percibir. Esto es equivalente al etiquetamiento que se hace a las personas. Esto implica que estamos ante un fenómeno muy importante puesto que significa la negación de las variaciones de las características del estímulo. Por ejemplo, si el niño ve un avión, objetivamente es percibido como pequeño, por la altura en que esta volando, sin embargo subjetivamente, el niño lo esta percibiendo del tamaño que realmente tiene el avión. ¿De qué tamaño es la luna? 1.4.2.2. Constancia de la forma: Al mismo niño lo llevan al aeropuerto y ve aviones, cuando en realidad no hay un avión claramente visible en su forma. Puede decirse que el niño esta viendo algo que no existe, sin embargo, el ya tiene almacenada la información, respecto a la cual su percepción es distinta a su sensación. Esa es la diferencia entre sensación y percepción. Por eso cuando alguien esta medio confuso dice “tengo la sensación que ...”, manifestando duda al no tener claro el estímulo que enfrenta. Sin embargo, cuando hay mayor claridad, se dice “yo tengo la percepción de ...”. Por tanto, percepción es un cierto grado de procesamiento “racional” de información, en cambio sensación es algo de los sentidos que no logramos interpretar. ¿Usted esta viendo el mismo tipo de aves? 1.4.2.3. Constancia de color: Por ejemplo: A un sujeto se le pone al frente una fruta, pero antes se le ponen unos lentes con vidrio azul. Con ellos el individuo ve la fruta azul. Luego apagan la luz y le ponen unos lentes verdes, con lo cual el sujeto ve la fruta verde. Luego apagaron la luz y al prenderla sin tener puesto ningún tipo de lentes, el individuo puede observar de que color es realmente la fruta (de color amarillo). Una vez hecho esto se le vuelven a poner los lentes de distintos colores, de uno a la vez y el sujeto verá la fruta de su color original. Esa es constancia de color, el hecho de haber aprendido el color real del objeto ya se mantiene en nuestra mente independientemente del tipo de filtro visual. La clave esta en que el individuo no conocía originalmente el color de la fruta, puesto que para el era desconocida. 1.4.3. Pensamiento y Lenguaje La percepción se relaciona directamente con el pensamiento y el lenguaje, según se demuestra en al menos 3 líneas de investigación: 1.4.3.1. Relativismo Lingüístico (Benjamín Lee - Whorf & Edward Sapir) La hipótesis Sapir-Whorf o del relativismo lingüístico parte del lingüista Wilhelm von Humboldt (1767-1835), el cual ya afirmaba que el Lenguaje media entre nosotros y el mundo, y que nosotros percibimos este último por medio de las categorías del primero. Aun más, la cultura también está estructurada por el Lenguaje, lo cual hace al Lenguaje el factor decisivo en lo que se refiere a las diferencias entre naciones (Acero et al., 1989). En la primera mitad de nuestro siglo, Sapir-Whorf popularizaron una teoría sobre el lenguaje, que, en su versión dura o "determinismo lingüístico", afirmaba que nuestro pensamiento está determinado por las categorías que nos proporciona la lengua que hablamos y, en su versión blanda o "relativismo lingüístico", afirmaba que las diferencias entre las distintas formas de pensar que tienen las personas se 13 deben a las distintas lenguas que hablan (Sapir, 1921; Whorf, 1956). Esta teoría atribuye al lenguaje poderes inmensos: nuestro pensamiento, nuestra percepción del mundo, nuestro saber sobre las cosas..., todo depende del lenguaje. Como ejemplos, baste recordar las famosas teorías del relativismo lingüístico sobre la percepción de objetos como el color o la nieve. Bajo esta premisa se sostiene que las personas dividen el espectro de color por distintas longitudes de onda según los nombres de colores que conocen y por consiguiente percibirán más o menos colores dependiendo de que tengan más o menos palabras en su vocabulario para designar colores del espectro. Un ejemplo de ello lo ofrece la diferencia entre un sujeto esquimal y un individuo accidental para referirse al color de la nieve, en cuyo caso podemos constatar que la lengua de los esquimales tiene muchos más vocablos para referirse a la nieve que las lenguas occidentales y, como consecuencia, los esquimales percibirían muchas más clases de nieve que un occidental. B. L. Whorf enfatizó el papel constitutivo y configurador del pensamiento que ejerce el lenguaje. Whorf considera al lenguaje como una actividad reorganizadora y clasificante que, al operar sobre la experiencia sensible, conduce irrevocablemente a una determinada categorización y ordenación del mundo: En realidad, el pensar es extremadamente misterioso, y la mayor luz que hemos podido arrojar sobre esta actividad procede del estudio del lenguaje. Este estudio muestra que las formas de los pensamientos de una persona son controladas por inexorables leyes de modelos, de las que ella es inconsciente. Estos modelos son las sistematizaciones, imperceptiblemente intrincadas, de su propio lenguaje, como queda suficientemente demostrado por una ingenua comparación y contraste con otras lenguas, especialmente con aquéllas que pertenecean a una familia lingüística diferente. Su pensamiento se lleva a cabo en una lengua, ya sea ésta el inglés, sánscrito o chino. Y cada lengua es un vasto sistema de modelos, unos diferentes de otros, en los que se hallan culturamente ordenadas las formas y categorías mediante las que no sólo se comunica la personalidad sino también se analiza la naturaleza, se nota o se rechazan tipos de relación y fenómenos, se canalizan los razonamientos y se construye la casa de la conciencia (Whorf, B. L., Lenguaje, pensamiento y realidad, Barcelona, Barral, 1971, p. 183) En consecuencia, para estos autores, el lenguaje tiene un papel concreto que cumplir como constructo cultural que describe la realidad, de una forma precisa y única en cada comunidad, transmitiendo a los hablantes los criterios y priorizaciones que contiene en su estructura interna, y no otros. No es necesario ser lingüista para ver que no es lo mismo hablar y pensar en español que en francés; de hecho, Martinét afirma que “...no hay nada propiamente lingüístico que no pueda diferir de una lengua a otra.” (Op. Cit., p. 31). La manera como una comunidad idiomática resuelve sus problemas para 14 referir, la manera como enfrenta lingüísticamente el mundo que le corresponde vivir, se determina por el modelo que supone su idioma, molde que avala cierta forma de pensar y de ver la realidad. Por o tanto, Benjamín Lee Whorf y Edward Sapir parten de estas ideas al proponer que el lenguaje sería un determinante de la forma de entender la realidad. Diferentes idiomas, como posibilidades de expresión, “autorizan” una organización de la realidad que es particular. De esto precisamente habla Whorf en su libro Lenguaje, Pensamiento y Realidad (1971) que “...las formas de los pensamientos de una persona son controladas por inexorables leyes de modelos, de las que ella es inconsciente. Estos modelos son las sistematizaciones, imperceptiblemente intrincadas, de su propio lenguaje...” (Ibíd., p. 283) El pensamiento del individuo, ya sea que esté enfrentando la realidad, resolviendo un problema, o recorriendo su interior, se subordina, según esta teoría, al modelo de su lengua materna. El lenguaje propio deviene un patrón que de forma inconsciente señala un camino al hablante. Whorf dice respecto a la lengua que cada una es: ...un vasto sistema de modelos, unos diferentes de otros, en los que se hallan culturalmente ordenadas las formas y categorías mediante lo que no sólo se comunica la personalidad, sino también se analiza la naturaleza, se notan o se rechazan tipos de relación y fenómenos, se canalizan los razonamientos y se construye la casa de la conciencia. (Ibíd., p. 283). Un ejemplo entregado por Whorf que ilustra muy bien parte de esta afirmación es el siguiente: Nosotros decimos «mira esa ola» de la misma forma que decimos «mira esa casa». Pero sin la proyección del lenguaje nadie vería nunca una sola ola. Lo que vemos es una superficie que se encuentra en un movimiento ondulatorio siempre cambiante. Algunas lenguas no pueden decir «una ola»; y en este aspecto, se encuentran más cerca de la realidad. (Ibíd., p. 294). Hoy en día esta hipótesis está desacreditada. Los ejemplos en los que se basaron Sapir y Whorf son irreales. Por ejemplo, ellos decían que los amerindios Zuni no tenían vocablo diferente para el amarillo y el naranja y que eso tendría que condicionar su modo de pensar. La verdad es que no tienen vocablo, pero diferencian perfectamente el amarillo del naranja; lo que ocurre es que en su modo de vida la diferencia es irrelevante. Otro ejemplo puede ser el de los muchos verdes que distinguen (en el lenguaje) los indios del Amazonas y los pocos que distinguimos nosotros. ¿Eso significa que no veamos los diferentes verdes? Obviamente, no. Lo que significa es que en nuestro modo de vida no es tan importante. 15 Una prueba del error de Sapir-Whof es que los traductores son capaces de verter lo que se dice en una lengua en otra. 1.4.3.2. Universales Lingüísticos ( Noam Chomsky ) Noam Chomsky es lingüista, pero en su teoría del lenguaje tienen cabida conceptos e ideas de la psicología cognitiva. Para éste autor el lenguaje es una propiedad del código genético de la especie y un estado de la mente–cerebro de los individuos. Por tanto, tiene un carácter más genético que social. En esencia, Chomsky ha postulado el carácter innato del lenguaje y la existencia de atributos lingüísticos al nivel de las estructuras profundas. Plantea una cuestión fundamental: el argumento de Platón: ¿cómo es posible que el ser humano aprenda un sistema tan complejo (basado en las jerarquías), a partir de estímulos tan pobres e incompletos?. Es decir, la persona que ha aprendido una lengua es capaz de formular enunciados que nunca antes ha escuchado, porque conoce las reglas según las cuales los enunciados deben formarse. Este conocimiento no es adquirido mediante el hábito (sería imposible) sino que es una capacidad innata. Todo ser humano que nace ya lleva consigo esta capacidad, que es la Gramática Universal, reglas gramaticales que rigen a todas las lenguas por igual. Esto hace suponer que todo idioma, toda expresión tiene que ser universal para que sea un idioma único. Por eso que Chomsky y sus investigadores se dedican a estudiar los universales lingüísticos que han aportado a la posibilidad de tener un idioma común para todos los seres humanos - EL ESPERANTO. 1.4.3.3. Simbolismo Fonético (Wolfgang Köhler) Supóngase que las palabras maluma y takete describen a las figuras siguientes. ¿A qué figura se refiere cada una?. 16 El experimento de W. Köeler 1947, consistente en que a dos figuras cerradas similares a las arriba señaladas se sugiere relacionarlas con las siguientes dos pseudopalabras: maluma y takete. Lo sorprendente es que la mayor parte de los entrevistados, entre los que había hablantes de lenguas muy diversas, asignaron la pseudopalabra maluma a la figura de las formas redondeadas, y la pseudopalabra takete a la figura de formas angulares. Esto demuestra la tendencia de los seres humanos a darle significado a los estímulos. Para poder percibir un estímulo nosotros tenemos que decodificarlos y si no tenemos los códigos con las imagines no sentimos muy incómodos. Por lo tanto, en función de los que plantea la Gestalt, el individuo al no tolerar la incertidumbre se ve forzado a buscar en la información almacenada en su aparato cerebral, aquel código lingüístico que, por asociación fonética sea la más congruente para sus sentidos. 1.4.3.4. La Semiótica y el Triángulo de Ogden-Richards Después de haber examinado algunos estudios vanguardistas sobre la percepción y la evolución del significado, veremos de qué modo dos investigadores británicos, Ogden y Richards, en un ensayo que se reimprime de manera constante desde 1923, titulado reveladoramente The Meaning of Meaning (El significado del significado), intentaron sistematizar el conocimiento y las estrategias de estudio del significado con una perspectiva interdisciplinaria. Ogden tenía formación como lingüista, Richards como crítico literario, y entre ambos mostraron una inclinación hacia la visión global, no sectorial, de los problemas de la semántica, lo cual los llevó unas veces al enfoque semántico y otras a la perspectiva psicológica. El planteamiento fundamental, que como se verá después debe mucho a Peirce, define los tres factores que desempeñan un papel en toda enunciación: procesos mentales, símbolo (o signo, palabra, significante, etc.) y referente (u objeto, realidad dada, el elemento externo al que uno se refiere). La cuestión esencial es la relación entre estas tres entidades. Entre pensamiento y símbolo hay una relación de simbolización; entre pensamiento y objeto lo es de referencia; entre símbolo y objeto, según Ogden y Richards, no hay relación directa (nótese que, de hecho, estos dos polos están unidos por una serie de puntos y no por una línea en el esquema), sino sólo presunta. La relación signo-objeto tiene como mediadora la mente subjetiva, idiomórfica, de la persona que codifica el enunciado (escribe, habla) o lo descodifica (lee, escucha). Por lo tanto, es variable, individual, inconstante e indirecta. 17 18 El triángulo del significado Empezaremos con una visión general de lo que los investigadores del significado han interpretado como "significado" en distintos periodos históricos y según los diversos puntos de vista personales y científicos. En el libro se examinan dieciséis definiciones. Veremos las más importantes en una reelaboración que tiene por fin eliminar los términos que podrían generar confusión y unificar las categorías afines. 1. El significado es mágico, es decir, aparece como algo intrínseca y mágicamente unido a la palabra que lo expresa (la serie de puntos de la base del triángulo, según esta perspectiva, sería una línea trazada con vigor y claridad, en tanto que los dos lados oblicuos se omitirían). Es "la teoría mágica del nombre en cuanto parte de la cosa, la teoría de una conexión intrínseca entre símbolos y referencias. Esta herencia lleva en la práctica a la búsqueda del significado de las palabras" Se trata, sin duda, de una superstición, de una conexión mística, metafísica, aunque muy difundida en varios periodos históricos. El estudio etimológico (intuitivo) se fundó sobre esta concepción de la forma mágica de la palabra. 2. El significado está constituido por las palabras que describen la voz del diccionario. Es la ilusión de los estudiantes de traducción en sus primeros años, cuando acuden llenos de esperanza a la búsqueda de palabras en el diccionario bilingüe. El compilador del diccionario ha interpretado la realidad a su manera, con un intento de síntesis debido a la limitación de espacio (el designado para cada entrada por el editor o el responsable del diccionario), y ha descrito en pocas palabras un "significado" presunto y genérico. El defecto lógico más grave de esta perspectiva radica en que las palabras que se utilizan para describir otras palabras son, a su vez, descritas con palabras, con una concatenación de definiciones que, en el mejor de los casos, sólo son coherentes dentro de sí mismas (aunque muchas veces falta también esta coherencia de autorreferencia). Las entradas de diccionario coinciden más o menos con el Buen Uso. Según las definiciones que se ofrecen en la siguiente unidad, parece haber una notable diferencia intersubjetiva potencial en la interpretación de los signos, dado que la interpretación depende en gran medida de los procesos mentales del individuo. Existe, sin embargo, una convención, un Buen Uso (las mayúsculas, significativas, son de Ogden y Richards e indican la naturaleza convencional, social, consuetudinaria, del adjetivo "buen"). 3. El significado es lo que uno quiere expresar, lo que intenta mediante un acto lingüístico. Se basa en la ilusión de que el entendimiento del emisor coincide con el del receptor. "El significado de cualquier frase es aquel que el hablante desea que entienda quien escucha" . Es una definición muy vaga porque no explica lo que uno quiere decir con "entender", que puede ser "referirse a", "reaccionar a", "estar en relación con el referente ", "estar en relación con el emisor", "suponer a lo que se refiere el emisor", " suponer lo que desea el emisor". Tratándose de la voluntad, hay una ambigüedad de fondo respecto a la posible -probable - diferencia de contexto psicológico entre emisor y receptor. "Dado el contexto psicológico al que pertenece un signo, también la referencia producida en la interpretación del signo es fija. Pero es posible que un mismo signo (o signos con caracteres muy similares) pertenezca a contextos psicológicos distintos", en cuyo caso la referencia "volitiva" no es comunicable. 4. El significado es el lugar de algo en un sistema: el significado de una palabra se obtiene de la relación con su entorno, es decir, tomando en cuenta su contexto y contexto. El significado está constituido por las consecuencias prácticas o teóricas de una palabra en nuestra experiencia futura: las primeras se refieren al pragmatismo, las últimas a la lógica 19