Perceptores BUENO 4 11/1/05 14:35 Página 131 2. EL IMI Y LA SUBSISTENCIA Que el IMI contribuye a la subsistencia es una obviedad poco discutible, pues aporta recursos a quien no los tiene, mientras no se demuestre lo contrario, por lo que lo importante es observar cómo lo hace. La contribución a la subsistencia es susceptible de dos planteamientos complementarios: por un lado, los niveles de subsistencia son relativos, pues en cada sociedad y en cada época, e, incluso, en cada entorno inmediato, hay una norma (determinada por las curvas de ingresos y de gastos) y un límite derivado que puede considerarse como frontera de la subsistencia. El IMI contribuye obviamente a la subsistencia, puesto que aporta recursos, pero la pregunta es ¿en qué medida lo hace? La respuesta es: en la actualidad el IMI se mueve sobre el límite en el que la exclusión social es muy difícil de vencer, pero su tendencia a converger con el SMI le sitúa en una senda de contribución clara a la subsistencia, medida ésta por los recursos que el propio IMI aporta. Es decir, podemos esperar que el IMI esté contribuyendo a “mantener a flote” a sus beneficiarios, en tanto intentan cambiar su posición, bien pasando a pensiones por la edad, bien en el mercado de trabajo, bien por cambios familiares. Desde un punto de vista estadístico, la norma estaría marcada como un intervalo alrededor de los ingresos medios, como espacio central al que ha tendido la población, bien que con desprendimientos apreciables hacia arriba y hacia abajo. Pero, en realidad, esta norma viene expresándose en España en el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que marca un suelo en la negociación colectiva y que se sitúa por debajo del espacio central. 131 Perceptores BUENO 4 11/1/05 14:35 Página 132 LOS PERCEPTORES DEL INGRESO MÍNIMO DE INSERCIÓN Y SU INTEGRACIÓN SOCIOLABORAL Significativamente, el IMI toma como referencia el SMI para fijar la cuantía máxima del subsidio, como porcentaje del SMI. Por lo pronto, el IMI se sitúa, entonces, más lejos de la norma estadística que el propio SMI. De coincidir con el SMI, podríamos considerar que, coincidiendo con un elemento regulador del que la sociedad se ha dotado (no sin conflicto entre las partes, Estado, Empresas, Trabajadores, pero tampoco sin consenso) su adaptación al nivel de subsistencia quedaría garantizado en todo momento. Esta hipótesis de aumento en la prestación económica del IMI es verosímil, por cuanto ya se viene produciendo en apreciable medida: en 2002, el IMI suponía ya el 69% del SMI y en 2003 el 73%, con crecimientos relativos, en los últimos años, especialmente en 2000, 2001, 2002 y 2003 muy superiores a los del SMI. Pero, siendo inferior al SMI, debemos atender a otro tipo de consideraciones sobre cómo fijar el nivel de subsistencia. A continuación, resumimos algunas conclusiones fundamentales de un estudio realizado sobre el ámbito europeo, con comparación entre países, sobre una de las operaciones estadísticas más interesantes, en el campo socioeconómico, de los últimos años, el PHOGUE3. Según el citado estudio, que recoge una amplia bibliografía sobre el tema de la pobreza y los indicadores sociales asociados, habitualmente se aplica un enfoque que clasifica como pobres a aquellos individuos u hogares cuya renta se sitúa a una determinada distancia de la renta media en una sociedad determinada. Los autores señalan, críticamente, algunos problemas de este enfoque, aun reconociendo su pertinencia general. Se refieren, concretamente, a dos cuestiones: 3 C. GARCÍA SERRANO, M.A. MALO Y L. TOHARIA (2001): La pobreza en España. Un análisis crítico basado en el Panel de Hogares de la Unión Europea, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Secretaría General de Asuntos Sociales, Madrid. 132 Perceptores BUENO 4 11/1/05 14:35 Página 133 RESULTADOS EL IMI Y LA SUBSISTENCIA - La primera, el propio indicador de pobreza, del que señalan algunas limitaciones. - La segunda, la determinación de los umbrales, que contiene un alto grado de discrecionalidad, por la ausencia de reglas objetivas indiscutibles. Cualquier teoría que quiera abordar la pobreza en su complejidad socioeconómica debe reconocer dimensiones relacionadas con lo que se denomina, de manera un tanto imprecisa, nivel de vida. Los conceptos de bienestar pueden clasificarse en directos (que definen el bienestar en términos de bienes intrínsecos, como el consumo o las condiciones de vida) e indirectos (que definen el bienestar en términos de recursos, como, privilegiadamente, la renta disponible). Señalan también, los autores, que la elección de uno u otro enfoque depende de la perspectiva teórica que se adopte. A saber: si se está interesado en las desigualdades en la distribución de recursos, se trabajará con los conceptos indirectos, que tienen que ver con el principio de igualdad de oportunidades; si, se está interesado en las desigualdades en la forma en que los individuos viven después de utilizar sus recursos, se trabajará con los conceptos directos, que tienen que ver con el principio de igualdad de resultados. Evidentemente, la primera perspectiva, implica un ingrediente ideológico que podemos calificar de liberal, según los estereotipos al uso (dentro de que todo subsidio parte de una cierta preeminencia de lo social), que, atendiendo a la igualdad de oportunidades en cuanto a los recursos económicos, se desentiende de la eficiencia de su uso por parte de los individuos, de cuyas eventuales quiebras serían responsables ellos mismos. Tiene interés señalar que este punto de vista alcanza pleno sentido, para el IMI, en la medida en que el sistema contribuya a que los beneficiarios logren independizarse del mismo. Es decir, en la medida en que no convierta en viables situaciones socialmente inviables. Análogamente, la segunda perspectiva, que obligaría a resolver o paliar las situaciones de déficit de bienestar, con relativa independencia de los recursos de los individuos, implica un ingrediente ideológico claramente proteccionista. 133 Perceptores BUENO 4 11/1/05 14:35 Página 134 LOS PERCEPTORES DEL INGRESO MÍNIMO DE INSERCIÓN Y SU INTEGRACIÓN SOCIOLABORAL En la medida en que el IMI tolera un plazo relativamente amplio (hasta 3 años) para el disfrute del subsidio y la actualización del derecho (con apertura de nuevo expediente) 3 meses más tarde de su extinción, resulta recoger parte de los dos enfoques citados: por un lado, su limitada cuantía en relación con el SMI, suelo de los ocupados, lo sitúa en una línea vinculada a los recursos (da recursos para salir de situaciones de carencia); por otro, su tolerancia normativa a la prolongación temporal de la prestación tiene en cuenta la diferente eficiencia de los beneficiarios, de manera que aquellos que no puedan usar los recursos prestados para salir de su situación de carencia puedan mantenerse en el sistema atendiendo simplemente a su subsistencia. Pero, volviendo a los indicadores, el estudio de referencia señala que los dos enfoques citados requieren el uso de indicadores consistentes con los mismos: - Con los indicadores directos se intenta medir de qué bienes disponen los individuos, cómo gastan sus recursos. Dada la centralidad absoluta del consumo en nuestra sociedad, los patrones de consumo serían indicadores típicos. - Con los indicadores indirectos se intenta medir de qué recursos disponen los individuos, que, en la economía actual, nos conduciría hacia la renta disponible como indicador típico. Obviamente, la medición y el análisis de los datos sobre pobreza deberían realizarse en consonancia con el modo en que se haya definido, sin descartar una posible combinación de ambos modos de definirla. Ahora bien, enfrentados como estamos a la explotación de la base de datos de titulares y beneficiarios del IMI, debemos ya reconocer una limitación inicial: Nada sabemos de cómo viven, de cómo usan los recursos los perceptores de la prestación. Para conocer algo de este orden, sería necesario investigar específicamente esta cuestión en el universo de referencia, lo cual podría realizarse más adelante si ello tiene interés para los gestores del IMI. Por lo tanto, para evaluar en qué grado el IMI contribuye a la subsistencia de los perceptores de la prestación, no tenemos más remedio que adscribirnos circunstancialmente al punto de vista de los recursos (los recursos que aporta el IMI), obviando el de su uso. 134 Perceptores BUENO 4 11/1/05 15:04 Página 135 RESULTADOS EL IMI Y LA SUBSISTENCIA Dicho esto, hemos de retornar al segundo punto crítico, cual es el de los umbrales de la pobreza. Habitualmente, se definen distintos umbrales, todos ellos como porcentaje de valores centrales de la variable renta. En cuanto a los umbrales, el estudio de referencia compara diversos valores, pero, finalmente, adopta el criterio de fijar la frontera de la pobreza en el 50% del valor medio de la renta en España. Por otra parte, propone un interesante análisis sobre el subgrupo de los que están en el espacio de la pobreza de forma prolongada (pobreza permanente: individuos u hogares que permanecen por debajo del 50% de la renta media durante al menos 3 años, de forma ininterrumpida). Se observa que en este grupo la renta media está sensiblemente por debajo del 50% de la renta media nacional, concretamente se sitúa en España en torno al 33%, como muestra la siguiente tabla, extraída de la publicación citada4. HOLANDA BELGICA LUXEMBURGO FRANCIA REINO UNIDO IRLANDA ITALIA GRECIA ESPAÑA PORTUGAL TOTAL Pobres permanentes 1994 36 1995 36 1996 34 No pobres 1994 101 1995 102 1996 102 DINAMARCA ALEMANIA Cuadro E.2. Evolución de los ingresos de la población pobre permanente y de la no pobre (PHOGUE, tres olas). 35 34 34 32 34 35 38 39 38 38 38 36 33 33 34 33 33 33 36 34 35 34 33 33 31 30 29 34 33 32 35 35 35 35 35 34 102 102 102 102 102 102 104 103 104 103 103 103 105 105 105 108 108 108 105 105 105 106 106 106 110 110 111 107 107 107 111 111 111 105 105 105 Distancia no pobres - pobres permanentes Media 1994-96 66 67 68 65 66 72 74 70 73 80 74 76 71 Nota: Los ingresos medios de cada categoría en cada país y en cada uno de los años se expresan en relación con la media de cada país en cada año Nuestra propuesta para examinar la contribución del IMI a la subsistencia es tomar como referencia los dos valores relativos citados: por un lado, veremos a qué distancia se sitúa la cuantía máxima del IMI del umbral de la pobreza (50% de la renta media), asumiendo, además, que cualquier 4 Ibídem 135 Perceptores BUENO 4 11/1/05 15:04 Página 136 LOS PERCEPTORES DEL INGRESO MÍNIMO DE INSERCIÓN Y SU INTEGRACIÓN SOCIOLABORAL cifra igual o inferior al 33% de la renta media supondría una fuerte tendencia a la perpetuación en la pobreza, donde, si no podemos afirmar que esté en juego la supervivencia física, consideraremos que se consolida un espacio de marginación irreparable, esto es, un espacio socialmente bloqueado (sin movilidad social posible) y en el que, por tanto, el propio concepto de subsistencia (más allá de su significado biológico) perdería sentido, desprovisto de referencias realmente comparables en la sociedad en la que vivimos. De todos modos, no debemos tomar sin más valores medios para establecer una frontera con tanto poder simbólico como la de la exclusión social permanente. Como es obvio, aunque no dispongamos del fichero de microdatos del PHOGUE para corroborarlo y efectuar los cálculos con precisión, podemos imaginar sin temor a equivocarnos que el comportamiento del porcentaje de ingresos sobre la renta media nacional, en el ámbito de la pobreza será parecido al que describe el siguiente gráfico: Es decir, como de ningún modo podemos suponer que, dentro del espacio de la pobreza, exista una frontera de renta que separe la pobreza permanente de la no permanente, lo que, con toda seguridad, sucederá es que alrededor de la renta media de la pobreza permanente habrá un intervalo en el que, con el mismo nivel de ingresos, conviven la pobreza permanente y la no permanente. De tal manera que, en realidad, la zona de exclusión no estaría limitada por el 33% de la renta media sino por una cifra inferior, que desconocemos con precisión, pero que podemos cifrar, orientativamente, para hacer 136 Perceptores BUENO 4 11/1/05 15:04 Página 137 RESULTADOS EL IMI Y LA SUBSISTENCIA las comparaciones pertinentes, en torno al 20%. Más adelante utilizaremos el concepto de ocupabilidad, entendida como la probabilidad empírica de ocupación, en una sociedad dada, para el grupo social al que pertenece un individuo dado, concepto que implica que, dado un individuo, si en el grupo de los que son como él (en términos sociológicos, esto es, atendiendo al género, a la edad, a la formación, etc.) hay muy pocos ocupados, tendrá escasas oportunidades de ocupación. Pues bien, lo mismo sucede con la pobreza y el nivel de recursos que aporta el subsidio que estamos analizando: Si el nivel de recursos se parece mucho al de aquellos que en nuestra sociedad están en situación de pobreza permanente, el subsidio, qué duda cabe, contribuirá a la subsistencia física, pero no a la subsistencia social, entendida como capacidad de integración mediante la movilidad social. Examinemos, entonces, los valores actuales de la cuantía máxima del IMI y de la renta media. En 2003, tomando el nivel de renta de España y de Castilla y León5 y los datos del SMI y de la cuantía máxima de la prestación del IMI, podemos construir la siguiente tabla. Pues bien, según estos datos, del IMI se pueden decir tres cosas, en relación con las situaciones de pobreza, dentro de la relatividad que tienen unas fronteras altamente discrecionales: • En primer lugar, el IMI, por su aportación de recursos, no saca a 5 La fuente utilizada para determinar la renta familiar disponible es el Anuario Económico de La Caixa, elaborado por el Instituto L.R. Klein, de la UAM. 137 Perceptores BUENO 4 11/1/05 15:04 Página 138 LOS PERCEPTORES DEL INGRESO MÍNIMO DE INSERCIÓN Y SU INTEGRACIÓN SOCIOLABORAL sus beneficiarios de la pobreza, pues está muy por debajo del 50% de la renta media (tanto española como castellana y leonesa), e, incluso, por debajo del límite inferior que se considera en los cálculos múltiples, el 25% (cuando se barajan diversas fronteras de la pobreza, no suele considerarse ninguna inferior al 25%). • En segundo lugar, el IMI, ronda el límite orientativo que hemos fijado para la pobreza permanente, de tal forma que, cabe suponer, a falta de contrastarlo con los datos precisos del PHOGUE, que constituye un flotador al límite de las expectativas objetivas de movilidad social (de mejora hacia la pobreza no permanente o hacia la no pobreza), sin que podamos afirmar, por el momento, de forma taxativa, si está ligeramente por encima de dicho límite o ligeramente por debajo. • Por su parte, la referencia del IMI, esto es, el SMI, sí parece estar, con un 28% de la renta media regional, más cerca del área en la que la pobreza no permanente dominaría a la permanente a igualdad de renta. De tal manera que, si en la actualidad el IMI se mueve sobre el límite en el que la exclusión social es muy difícil de vencer, su tendencia a converger con el SMI le sitúa en una senda de contribución clara a la subsistencia, medida ésta por los recursos. 138