Comentario publicado en Entelequia • Revista Interdisciplinar : Percepción del desastre natural

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Comentario publicado en Entelequia • Revista Interdisciplinar
Link: www.eumed.net/entelequia
Número 12 • Otoño 2010 • pp. 317-320
Percepción del desastre natural
Margarita Gascón
Colección Intertextos
Elia Manuela Mera Chará *
DESASTRES NATURALES: PERCEPCIÓN Y ACTUALIDAD
NATURAL DISASTERS: PERCEPTION AND PRESENT
Reciente el desastre natural en Haití, con sus consecuencias y sus posibles causas, su polémica y su
tragedia, cobra especial actualidad el libro de Margarita Gascón, aparte de por el hecho inefable de haberse
publicado en 2009 y contar con información bibliográfica y estadística actualizada y un interesante estudio de
caso. Redactando este comentario, se produjo también el terremoto de Chile, como todos sabemos, más
fuerte en su magnitud, pero menos devastador en sus efectos que el de Haití. Ahora que Haití y las víctimas
del seísmo no están tanto en las noticias, entre otros motivos, porque la erupción volcánica de Islandia añade
nuevas preocupaciones a los medios occidentales. Por todo ello, es oportuno presentar esta interesante obra
de investigación y divulgación.
Colaboran en el libro, con sendos trabajos de investigación otras dos autoras, Natalia Ahumada y Elisa
Galdame. La primera, ofreciendo un estudio de caso, que incluye su propia bibliografía, y la segunda,
proponiendo un modelo matemático sobre la percepción del desastre y del riesgo de desastre natural,
entendida ésta como la interpretación y clasificación de los elementos de dicha realidad.
Se hace un estudio acerca de la percepción, tanto de los desastres consumados como del riesgo de futuras
catástrofes. Se mide y analiza cómo esa percepción afectó y sigue afectando a determinadas comunidades
localizadas en lugares concretos. Con base en documentos minuciosamente analizados, incluidos mapas,
pinturas y otros materiales visuales, se recorre el miedo o la tranquilidad históricamente ligada a desastres
naturales. Por lo tanto, no sólo se documentan desastres, sino también las reacciones manifestadas tras las
calamidades y las percepciones registradas antes del siniestro, en caso de que éste se produjera.
El libro empieza haciendo referencia a interpretaciones míticas, religiosas y científicas sobre actividades
sísmicas, volcánicas, meteorológicas, fluviales, etc. y aplica estas interpretaciones al estudio de la percepción
de casos constatados en el continente sudamericano, relativamente recientes. Se analiza la escala
geográfica, cronológica y sociológica de los elementos que afectan a la percepción de dichos desastres. Se
estudia también cómo afectan estas percepciones a las medidas de prevención y emergencia, adoptados de
forma individual o en el marco de iniciativas colectivas, como puedan ser los planes estatales de evacuación y
otras actuaciones e instituciones, normalmente públicas.
El análisis se adentra en las representaciones verbales y visulaes sobre catástrofes, a nivel lingüístico,
artístico, periodístico, etc. Se parte de la premisa de que no se podría realizar ningún análisis si no existiese
una representación de lo que se pretende analizar, expresado por algún medio. Por ese motivo, se han
consultado (y a veces, reproducido en la obra) todo tipo de material visual: Fotos, mapas, grabados, pinturas,
etc. Esa es una labor que ha ocupado a la autora durante bastante tiempo y sobre la que ha tenido ocasión de
publicar en Entelequia. Revista interdisciplinar.
En la segunda parte del libro, colaboran Natalia ahumada, quien refiere la percepción de terremotos en
distintos grupos sociales, y Elisa Galdame, quien simula un programa de computación sobre accesos urbanos.
Ambos trabajos toman como referencia el terremoto destructivo, conocido como Gran Mendoza, ocurrido en
1985 en la ciudad del mismo nombre, en Argentina. Ahumada demuestra la existencia de diferencias
significativas entre grupos sociales urbanos de muy diferente posición sociourbanística. Galdame, por su
parte, encuentra problemas en el hipotético funcionamiento de las vías de acceso en dicha ciudad, en caso de
terremoto.
La conclusión general es que la importancia de las percepciones está patente en el diseño de estructuras y
comportamientos, sensiblemente presentes en las regiones afectadas, ya sea por los desastres propiamente
dichos o por el riesgo de que ocurran. En relación con las representaciones, la autora afirma que “todas [ellas]
son expresiones de cómo las sociedades y las personas buscan interpretar el entorno natural en sus
condiciones de poder presentarnos un riesgo y ser un desastre”. Esta frase (p. 139), viene a resumir el libro,
pero no exime de su lectura, porque, fuera de contexto, puede interpretarse como que las sociedades y las
personas buscan ser un desastre. La idea de relacionar percepciones con realidades científicas siempre es
muy acertada.
En trabajos que he publicado (p. ej., revista Sistema), he hablado de otras tragedias, como la erupción del
Nevado del Ruiz o el desbordamiento del río Páez en el Departamento del Cauca, en Colombia. He vivido el
terremoto de Popayán y los recientes desbordamientos en Europa. Todo esto se ve muy identificado con la
orientación Latinoamericana que las autoras adoptan en su obra, aunque en la memoria de todos está
también el Tsunami de diciembre de 2004 en el sudeste asiático, etc.
Entre los desastre naturales, incluyen las autoras la posibilidad de “desastre tecnológico”, como el
desbordamiento de presas construidas por el hombre. Como hemos defendido en otras obras, la
deforestación, sin ser un causante de las abundantes lluvias, sí es el principal motivo de los desbordamientos
e inundaciones de interior. Éste es uno de los motivos de que los pobres sean las principales víctimas de
estas catástrofes: Se está destruyendo su entorno ecológico, por la codicia y las proverbiales razones de
mercado.
Además, como su nivel académico y su posesión de información suele ser más bajo, no suelen tener una
percepción razonable del riesgo y tampoco de las causas, puesto que justifican su desgracia con castigos
divinos y otras explicaciones sobrenaturales, en vez de ser conscientes de su desventaja inicial (tal vez
porque esta situación es insoportable de comprender para quien la vive). También afectan más a los pobres,
porque las medidas de urgencia llevadas a cabo por las autoridades no incluyen soluciones posteriores a la
evacuación. Como ocurrió en Nueva Orleans, en la propia “metrópolis” del mundo, sólo los que tenían
recursos económicos pudieron ser evacuados a tiempo.
Existen otras catástrofes artificiales, en las que también los pobres son los más perjudicados y que se
excluyen del ámbito de investigación del libro que estamos comentando. Las guerras globales, los atentados,
las bombas atómicas, los regímenes torturadores,... En la polémica en torno al factor humano se puede citar
también el negocio de la reconstrucción, que se ha vivido de forma injusta tanto en la destrucción artificial de
Iraq y sus habitantes (las concesiones administrativas se otorgaron a empresas del país invasor y no a
empresas iraquíes) y se va a vivir también en Haiti, por lo que no es de extrañar que los principales
beneficiarios de este negocio hayan sido acusados formalmente de causar el terremoto (quid prodest?). En
Colomiba, la Ley Páez otorgó incentivos fiscales y de otra naturaleza a las multinacionales, generalmente
estadounidenses, que se encargaron de la reconstrucción. Es un incentivo muy peligroso; si, por ejemplo, se
privatizara la extinción de incendios forestales, el número de éstos se multiplicaría. De hecho, la subasta de
madera quemada es una oportunidad para sectores industriales que, desde una óptica realista, son los
principales interesados en que haya incendios; no hay que olvidar las célebres declaraciones de George W.
Bush, cuando era presidente de los Estados Unidos, en las que comentaba su ocurrencia de talar bosques
para evitar los incendios.
Las viviendas más vulnerables suelen estar, además, construidas en las zonas de más riesgo. En Cádiz,
desde donde escribo, los ricos se hacían las casas, tradicionalmente, en la colina (hoy llamada Bahía Blanca)
y los pobres en La Laguna, lógicamente, con mayor riesgo de inundación. Ha habido casos de urbanizaciones
más bien lujosas, construidas en zonas de riesgo sísmico, como por ejemplo, en Popayán (Colombia), pero
después del terremoto, se empezaron a hacer estudios, a los que no se ha dado apenas difusión, para no
devaluar esas inversiones.
Todos conocemos y podríamos aportar muchas anécdotas, pero es conveniente leer el serio trabajo de
recopilación que la historiadora Gascón y sus colaboradoras han tenido la paciencia de llevar a cabo y el
acierto de presentar al público no experto con una visión divulgativa. Como prueba de la minuciosidad del
estudio, la gran bibliografía recopilada, especialmente en la primera parte (y recogida por separado en los dos
estudios adicionales, pp. 75, 108 y 136), en español y en inglés.
Este actual y documentado trabajo es una prueba palpable de que, en nuestro entorno, también por causas
naturales, es fácil que un buen trabajo científico (especialmente en las ciencias sociales) vaya quedando
desactualizado rápidamente, debido al advenimiento de nuevos sucesos, sin dejar de ser merecedor de
lectura y comentario y válido en su planteamiento y conclusiones. También demuestra la necesidad de
adoptar perspectivas multidisciplinares y de contar con colaboraciones de otros científicos. Al clasificar este
agradable libro en mi biblioteca, he dudado acerca de dónde colocarlo, a pesar de que la autora es
historiadora. Se presta como materia de ecología, de antropología, mitología, psicología,...incluso aborda
temas de lingüística, historia del arte y, en una de sus partes, lenguajes y sistemas de información. Sugiere
también la conveniencia de una colaboración con expertos en materias actuariales, que se encargasen de
estimar el valor económico de los daños, con expertos en urbanismo, en geología, medio ambiente... es uno
de los libros más interdisciplinares que se han escrito recientemente.
* Profesional en Ecología por la Fundación Universitaria de Popayán (Colombia). Presidenta de
Amazonas (Asociación para la convivencia intercultural).
Notas:
1 <http://www.eumed.net/entelequia/es.art.php?a=02a19> y http://www.eumed.net/entelequia/es.art.php?
a=05a11>.
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