La relación entre el miedo y la falta de libertad interna. Asociación

Anuncio
La relación entre el miedo y la falta de libertad interna.
Asociación Chilena de Canonistas
XX Jornadas de Derecho Canónico
(17 al 21 de julio de 2006)
Héctor Franceschi F.
Universidad Pontificia de la Santa Cruz
(versión provisional de trabajo para uso privado)
1. Premisa: el canon 19 y la misión de la jurisprudencia rotal.
Establece el canon 19 CIC: «Cuando, sobre una determinada materia, no
exista una prescripción expresa de la ley universal o particular o una costumbre, la
causa, salvo que sea penal, se ha de decidir atendiendo a las leyes dadas para los
casos semejantes, a los principios generales del derecho aplicados con equidad
canónica, a la jurisprudencia y práctica de la Curia Romana, y a la opinión común
y constante de los doctores».
Con relación al problema de la llamada “falta de libertad interna”, podemos
afirmar que la jurisprudencia rotal, sobre todo por lo que se refiere a las lacunae
legis, es una legítima y eficaz fuente de derecho. Este principio jurídico debería
servir como guía para todos los tribunales locales. Aun más, la influencia del
Tribunal Apostólico de la Rota Romana en la actividad de los tribunales locales
debería ser valorada de modo especial y tendría que seguir siendo — como
testimonia la tradición canónica — un punto de referencia seguro para ellos y una
garantía de unidad — basada en la justicia y la verdad — de la jurisprudencia.
2. La falta de libertad interna como capítulo autónomo de nulidad del matrimonio.
Hemos verificado la cuestión de la aparente “aplicación automática” de la
“falta de libertad interna” por parte de algunos tribunales locales —
particularmente en España y en Latinoamérica — en casos que se refieren a
embarazos inesperados antes del matrimonio. Si analizamos la jurisprudencia de la
Rota Romana sobre estos casos, se observa que en la inmensa mayoría de estos
supuestos, los Auditores de la Rota Romana han cualificado estos casos bajo el
capítulo de nulidad de la vis et metus del canon 1103. Por supuesto, esto no
significa que automáticamente los casos de este tipo tengan que ser tratados bajo el
capítulo mencionado pero, al menos, es razonable esperar que la primera
aproximación se haga a la vis et metus; y no al mencionado capítulo de la falta de
libertad interna, como se ve que hacen la mayoría de los tribunales locales
españoles.
Uno de los motivos que han llevado a esta autonomización de la falta de
libertad interna como capítulo de nulidad del matrimonio es que parte de la
doctrina en lengua española ha desarrollado una teoría según la cual la discreción
de juicio sería una capacidad meramente intelectual, por lo que algunos supuestos
en los que es clara la capacidad intelectual de la persona para conocer teóricamente
qué es el matrimonio y, al mismo tiempo, se descubre una incapacidad para tomar
una decisión libremente, no serían fácilmente encuadrables en el defecto grave de
la discreción de juicio. Entre otros, es de esta opinión J.J. GARCÍA FAÍLDE, “La
libertà psicologica e il matrimonio”, en L’incapacità di intendere e di volere nel diritto
matrimoniale canonico (can. 1095 nn. 1-2), Ciudad del Vaticano 2000, p. 42-43, nota 3.
En otro escrito precedente el autor explicaba: «Pueden darse, sin embargo,
“motivaciones” que, en lugar de ser “condición sine qua non” para que la decisión
de casarse sea acto de elección, constituyen condicionamientos que de uno u otro
modo “limitan” y, en ocasiones, hasta un grado tal que hace que esa decisión no
sea suficientemente libre; esta situación puede darse cuando las “motivaciones”
consisten en impulsos internos, sean o no sean “patológicos” […]. Al decir que
puede tratarse de motivaciones “no patológicos” ya estamos implícitamente
diciendo que estas situaciones pueden darse también en personas psíquicamente
normales al menos de una manera transitoria, como puede ocurrir en los casos de
emociones fortísimas, de angustia o ansiedad enorme, de dudas o de vacilaciones o
de fluctuaciones o de indecisiones, etc., sobre si casarse o dejar de casarse, etc.» (J.J.
GARCÍA FAÍLDE, “Decreto: Falta de la requirida libertad en contrayente
psíquicamente normal” en Idem., La nulidad matrimonial, hoy: doctrina y
jurisprudencia, Barcelona 1994, p. 340)
Sin embargo, Viladrich explica en pocas y claras palabras el verdadero sentido
de la falta de libertad interna: «Entre las circunstancias fácticas que pueden ser
caldo de cultivo de un agravamiento relacional que acabe provocando en uno o en
ambos contrayentes una imposibilidad de asumir, tienen especial importancia la
fragilidad para perder la suficiente libertad interior y la inmadurez afectiva y
emocional. Ninguna de ellas es una causa de nulidad, como es obvio recordando
los tres párrafos del c. 1095 y la esencial diferencia entre causa psíquica y defecto
de capacidad. No obstante, la fragilidad en la posesión de libertad interior y la
inmadurez afectiva pueden ser, como demuestra la experiencia práctica, frecuentes
causas psíquicas que den origen a la incapacidad.
Antes y después de la reorganización del tratamiento de la capacidad que
ha hecho el c. 1095, no ha sido infrecuente alegar la falta de libertad interior o la
inmadurez afectiva, como causas de nulidad. Sin embargo, a la luz del actual c.
1095 no parece que esta invocación sea técnicamente correcta. La privación de la
libertad necesaria para hacer actos propios, que lleve a obrar con una dosis de
enajenación suficiente para no estimar la acción como libre y voluntaria, puede ser
causada por la amenaza de un tercero según el cuadro de requisitos de la figura
del miedo del c. 1103. Pero puede ocurrir que, sin reunir los requisitos exigidos por
el c. 1103, el paciente sufra una conturbación tal de su ánimo interno que no pueda
hacer toda la secuencia motiva, deliberativa, electiva y ejecutoria del
consentimiento más que en términos de enajenación interna tales que no podamos
reconocer tal acto como propio, esto es, resultado del libre albedrío del sujeto. Hay
que partir de la base de que la facilidad de un sujeto para sufrir, ante eventos
internos o externos, una conmoción interior tal que le provoque una pérdida grave
del gobierno de sí y de su actuar voluntario no es una situación normal. Refleja una
fragilidad o debilidad real y objetiva aunque no constituya un cuadro
psicopatológico estadísticamente definible por la psiquiatría. A efectos jurídicos,
estamos ante una causa psíquica que podrá o no ser causante de la carencia de
suficiente uso de razón en el acto de manifestar el signo nupcial, del estado de
defecto grave en la discreción de juicio o de la imposibilidad de asumir. El
intérprete, ante la evidencia de pérdida de libertad por perturbación interior,
deberá examinar la explicación de esta anómala fragilidad, su proporción con los
hechos internos (percepciones, sensaciones, sentimientos y emociones
conturbadoras) y con los hechos externos, y determinar qué dimensión de
voluntariedad del consentimiento ha sido afectada en términos de causar su
defecto: si la propia del mismo acto de contraer (el suficiente uso de razón), si la
proporcionada a instaurar eficientemente el vínculo mediante el don y la
aceptación de los derechos y deberes (el grave defecto de discreción de juicio) o la
de su capacidad de proyectarse en forma obligacional (imposibilidad de asumir).
En suma, la falta de libertad interna es una causa psíquica que podrá ser
subsumida en cualquiera de los párrafos del c. 1095, según el aspecto de libre
voluntariedad del consentimiento del que se pruebe que ha privado al
contrayente».
3. La relación entre miedo y defecto grave de la discreción de juicio.
De acuerdo con la doctrina canónica común y con la jurisprudencia, son tres
los elementos esenciales de la violencia y el temor invalidantes, esto es: (1°) grave;
(2°) inflijido desde el externo, es decir, «ab extrinseco», causado por una causa libre,
por una persona humana; y (3°) causativo, es decir, causa del matrimonio. Estas
características del temor invalidante han sido ampliamente explicadas por la
doctrina y por la jurisprudencia. Vale la pena comparar estos elementos con los
elementos principales de la llamada falta de libertad interna como un componente
del grave defecto de la discreción de juicio sobre el que trata en canon 1095, n. 2.
Con relación a la aplicación del adjetivo gravedad a cada uno de estos
capítulos de nulidad, observamos que, por una parte, en el defecto llamado “falta
de la suficiente libertad interna”, la gravedad es evaluada bajo la óptica del
concepto jurídico de incapacidad, de acuerdo con el canon 1095. Por otra parte, en
la violencia y el temor invalidantes, la gravedad es evaluada teniendo en cuenta
dos elementos: el «metum patiens» y el «metum incutiens», admitiéndose por parte
de la jurisprudencia y de la doctrina la gravedad subjetiva, elemento que hace a
veces difícil la determinación y especificación en el caso concreto del elemento de
la extrinsecidad del miedo, a la que haremos referencia inmediatamente.
4. La cuestión del metus ab intrinseco y del metus ab extrinseco
Nos preguntamos si el llamado “metus ab intrinseco “ y la “falta de libertad
interna” — entendida como un elemento del grave defecto de la discreción de juicio
— son la misma cosa. En primer lugar, se debe afirmar que si existe la “avversio
matrimonii” y la coactio (teóricamente interna, pero realmente externa debido a las
circunstancias «ab extrinseco», secundadas por la disposición psíquica de la persona
víctima) que quita la libertad para decir “no” al matrimonio, entonces, la
celebración sería nula a causa de la falta de libertad interna (toda libertad es
interna), la cual caería en este caso bajo el capítulo de “vis et metus”; en segundo
lugar, si existe un miedo interior (debido a la conciencia de las responsabilidades
del matrimonio) que no quita la capacidad de la persona para dar el
consentimiento, entonces existe el llamado simple miedo “ab intrinseco”, que no
invalida el consentimiento; en tercer lugar, si no hay conciencia de encontrarse en
un estado de “avversio matrimonii”, pero si existe un grave defecto de discreción de
juicio (debido a la falta de libertad interna), entonces estaríamos ante una nulidad
del matrimonio, pero no por miedo o por falta de libertad interna, sino por defecto
grave de la discreción de juicio, que es el capítulo de nulidad declarado por el
legislador en el canon 1095, 2.
Lo explica muy bien una reciente sentencia c. Bottone, del 24 de octubre
2000, n. 5: «Ubi libertas laeditur consensu vitiatur. Praeter simulationem consensus
vitiari potest sive ab exstrinseco per vim et metum (can. 1103) vel per libertatis
internae defectum quod comprehenditur sub can. 1095, 2, id est sub iudicii
discretionis defectu. "Cum de vi vel metu agitur, adest externa minatio quae
influxum, conscio quidem modo, ita exercet in internam deliberationem
nupturientis ut consentiat, quamtumvis reluctanter, in nuptias non desideratas.
Cum autem de defectu discretionis agitur, adest elementum internum, ex quadam
anomalia psychica derivans, quod reddit nupturientem incapacem, modo quidem
inconscio, consentiendi in nuptias quas ipse revera desiderabat. In illo casu basis
nullitatis est vis externa quae causat ut persona consensum praebeat; hoc in casu,
est psychica anomalia quae impedit ne persona valide consentiat" (c. Burke, R. R.
Dec. vol. LXXXVII, pag. 261, n. 2). Talis defectus libertatis internae haberi non
potest nisi adsit vera anomalia ordinis psychici. In ordinariis vitae adiunctis quivis
extraordinarius occursus diminutionem libertatis causat internae, sed non aufert
possibilitatem eliciendi decisionem humanam».
5. La extrinsecidad del miedo establecida por el canon 1103, ¿es un requisito de
derecho natural o de derecho positivo?: su relación con la falta de libertad interna
El "punctum dolens" de la discusión sobre la admisibilidad o no de la falta de
libertad interna como capítulo autónomo de nulidad es si por derecho natural el
metus debe ser "ab extrinseco" o no y, por lo tanto, si se podría admitir como causa
de nulidad el "metus ab intrinseco".
Hay otras dos cuestiones que están muy ligadas a ésta: la relación entre el
miedo y la falta de libertad interna (cfr. can. 1095, 2); y si el "metus" es de derecho
natural o de derecho positivo. Hay dos posiciones posibles. La primera, que es la
tradicional, considera el "metus" un vicio del consentimiento que presupone la
capacidad consensual de la persona, la cual goza por tanto de la libertad interna. El
"metus" sería un "plus" de derecho positivo, exigido para proteger a la persona de
las amenazas externas que mediante el miedo condicionan la elección matrimonial
(cfr. can. 219). Hay que notar que en el contexto del "metus", entendido así, la
libertad que se proteje no es ya la libertad propia del acto humano adecuado al
matrimonio (a la que se refiere el can. 1095, 2), sino aquella libertad de
autodeterminación en la decisión — considerada sana y normal — no
condicionada por el obrar de otros (por ello, sigue teniendo relación con el tema de
la justicia, en cuanto se consideran en cualquier caso injustas tales amenazas).
La otra posición tiende a poner en el mismo plano el "metus" y la falta de
libertad interna, considerando ambos de derecho natural. En este sentido, se piensa
que el "metus ab intrinseco" sería una laguna de ley, y que en el fondo el
matrimonio celebrado con tal miedo interno debería ser naturalmente nulo. Me
parece mucho más clara la primera posición, porque considero que refleja mejor la
complejidad de la problemática, también desde el punto de vista sicológico: se es
libre por lo que se refiere a la capacidad consensual también cuando se está
condicionado, y sólo si el condicionamiento llega hasta el punto de quitar la
libertad interna estaríamos ante un matrimonio inválido. Es normal que una
persona en el momento de casarse tenga muchos temores subjetivos.
La misión de la jurisprudencia en este ámbito dependerá de la posición que se
adopte. Según la posición tradicional, no se puede introducir por vía
jurisprudencial el "metus ab intrinseco", porque implicaría limitar "a posteriori" la
validez de un acto naturalmente válido. Se podría, por supuesto, hipotizar la
modificación legal de la fugura del “metus” (como ha hecho Navarrete), cosa que
me parece en teoría posible, pero de difícil realización, porque no es fácil
determinar la gravedad de los temores puramente subjetivos (en este punto es
claro que la jurisprudencia tendría una gran importancia en esta determinación
concreta).
En cambio, si se adopta la segunda posición, sería lógico que la
jurisprudencia pudiera quitar el requisito de la extrinsecidad, porque éste no
tendría fundamento y se trataría de declarar el derecho natural.
Algunos autores, al tratar el tema de la naturaleza del miedo invalidante, han
dicho que la interpretación auténtica del 1987 avalaría la tesis de que la norma es
de derecho natural. Sin embargo, la cuestión es complicada. En cualquier caso,
considero que esta interpretación auténtica no puede dirimir la vieja discusión
sobre el carácter natural o positivo del "metus". Así lo piensa el mismo Navarrete,
defensor del carácter natural del efecto invalidante del “metus”, pero que reconoce
que la cuestión doctrinal non puede ser resuelta por tal vía (cfr. Periodica, 1988, p.
509); dándose cuenta de que en cualquier caso la actual formulación del canon 1103
contiene elementos que a su juicio serían de derecho postivo (comenzando por la
extrisecidad), por lo cual, según su opinión, la interpretación autorizaría a aplicar
al matrimonio de los no católicos el "metus" en aquello que es de derecho natural.
El comentario de Navarrete pone en evidencia la complejidad del problema.
Por tanto, si se logra entender adecuadamente el sentido de la libertad
interna como un elemento que pertenece a la discreción de juicio para el
matrimonio, se entiende entonces que la conservación del "metus" adquiere un
sentido más claramente de derecho positivo, como requisito añadido en el sentido
que he explicado anteriormente.
6. Análisis de las sentencias rotales sobre el tema de la relación entre “metus” y falta
de libertad interna
En estas páginas hemos hecho una selección de sentencias rotales que tratan
el tema de la relación entre el temor y la discreción de juicio, en las que con
frecuencia los jueces rotales se ponen el problema de la distinción entre el miedo
extrínseco y la falta de libertad interna. En cada una de las sentencias, hemos
incluido algunos de los pasajes más significativos.
1. Coram POMPEDDA, Romana, decisio diei 14 maii 1983, RRDec., vol. LXXV,
pp. 280-283, (pro nullitate). «Nullitatis matrimonii ob metum mulieri incussum».
En esta sentencia, los jueces verifican la grave falta de libertad interna en la
mujer, causada por las graves presiones externas. Dado que esta falta de libertad
interna, como se demuestra en el caso, tenía una clara causa externa, los jueces
deciden afirmativamente por el capítulo del miedo grave:
«Attamen, in casu, attendi debuit potius ad defectum ipsius deliberationis ex parte
mulieris actricis, ex quadam gravissima obsessione non ex anomalia psychica potius ex
externa impulsione ope parentum definite atque peremptorie exercita; adeo ut tandem
aliquando puella caruerit libertate in eligendo et deliberando ideoque necessaria
discretione iudicii.
Quae sane, uti appellati Iudices animadverterunt agentes de priore capite nullitatis
negativa decisione dimisso, non eatenus defuit in Armanda quatenus ipsa haud
intellexit sufficienter rem matrimonialem; sed eatenus insufficiens graviter exstitit
quatenus, ex impositione et durissimo parentum imperio, sub minis ejectionis e familia
atque abruptionis cuiuscumque relationis affectivae, puella sexdecim annorum non
valuit decernere de statu eligendo idest non ex sua deliberatione matrimonium
contraxit» (num. 5).
2. Coram FIORE, Neapolitana, decisio diei 14 maii 1983, RRDec., vol. LXXV, pp.
284-291, (pro nullitate). «An constet de nullitate matrimonii, in casu».
Un elemento importante para determinar la gravedad del miedo es la
condición física y síquica de quien padece el miedo. En este sentido, es mucho más
fácil que se cause el miedo invalidante en una mujer joven dependiente de su
familia, que en una persona de ánimo firme. Este hecho, constantemente recordado
por la jurisprudencia, confirma cómo en ocasiones puede ser difícil distinguir la
llamada falta de libertad interna, que puede ser causada por las presiones o
amenazas, del miedo “ab extrinseco” como capítulo de nulidad establecido por el
legislador.
«Cum metum primo sit subiectiva animi affectio, seu menti perturbatio, eius pondus
vel gravitas arguitur non modo ex obiectiva natura mali, sed etiam ex persona physica et
psychica illum subeuntis; videlicet gravitas metus dimetienda est non ex gravitate
obiectiva, sed relativa, mali, seu in patientem prospecti.
Patientis animi robur autem, pro eius conditione, e sexu, aetate, institutione, indole
definita, existimandum est, ratione peculiariter habita circumstantiarum
adiunctorumque in quibus ille versetur. Porro, facilius commovetur mulieris animus;
sed puellae, tenerioris aetatis recteque institutae, facillime adigitur, datis praesertim
circumstantiis re fundatis quibus ad invisas nuptias impellatur» (num. 2).
3. Coram GIANNECCHINI, Theatina, decisio diei 16 decembris octobris 1983,
RRDec., vol. LXXV, pp. 727-736, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in
casu».
La sentencia recuerda la necesidad de una causa extrínseca en el supuesto del
miedo, afirmando que el miedo “ab intrinseco”, sin una causa externa, no invalida
el matrimonio. También en el caso de celebración del matrimonio por el temor a la
infamia o a perder el buen nombre, para hablar de miedo invalidante se tendrá que
probar la existencia de una causa extrínseca.
«Unde metus irritans exsurgere non potest ex mera praevisione vel dubius ipsius
patientis circa felicem exitum matrimonii, sed necessario procedat oportet a coactione,
vi, impulsu externo, qui patientem ad matrimonium impellat.
Metus enim ab intrinseco aut a causa necessaria excitatus nihil relevat in ordine ad
validitatem matrimonii, qui pariter confundendus non est cun desiderio matrimonium
non contrahendi aut procrastinandi quacumque ex causa».
El efecto de la fuerza debe ser valorado también considerando la disposición
de la persona y su carácter: «Cum metus substantialiter sit animi trepidatio
contrahentis ob imminens malum, eius gravitas dimetienda est nedum ex obiectiva
gravitate et probabilitate eventus mali incumbentis aut ex qualitatibus personae illud
inferentis, sed ex mali apprehensione et aestimatione ipsius metum patientis, de cuius
animi perturbatione disceptatur. Quare semper prae oculis habenda est institutio,
natura et ingenium, educatio, aetas, consuetudo et peritie vitae, constantia et aliae
qualitates subiectivae etsi excitatae et loci temporisque mores metum patientis et
inferentis» (pp. 728-729, n. 2).
«Quando agitur de infamia seu amissione boni nominis ex revelatione delicti occulti,
cum unusquisque ius habeat ad bonam aestimationem, iniustitia semper adest. Tamen
non semper patet, in casu, minitatio metus, seu causa externa metus, quae utpote
factum, numquam praesumenda sed semper probanda est» (p. 729, n. 3). Y sobre la
relación entre el metus ab intrinseco y el metus ab extrinseco: «Metus infamiae,
exurgens ex revelatione delicti occulti procul dubio incipit a metu ab intrinseco, immo
timor ac tremor internus constituit praerequisitam metus ab extrinseco. Si enim ei, qui
dicitur metum patiens, parum vel nihil interest revelatio delicti occulti vel gravis, aut
delictum quavis de causa iam publicum evasit, actum est de metu ab extrinseco et de
coactione. Neque de metu agitur quando quis, sua culpa oppressus, nullo minitante ac
impellente, matrimonium contrahit, ut uni vel pluribus culpa lateat. De metu
matrimonium irritanti e contra, constat si altera pars aut alius interesse vel utilitatem
habens revelatione delicti occulti explicite vel implicite utitur pro matrimonii
celebratione et nonnisi hac minitatione fractus patiens matrimonium celebravit» (p.
729, n. 3).
4. Coram DAVINO, Baren., decisio diei 13 aprilis 1984, RRDec., vol.
LXXVI, pp. 238-245, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in
casu».
También esta sentencia subraya la necesidad de la existencia de una
causa extrínseca del miedo para que se declare la nulidad del matrimonio.
«Ex providentia autem iuris ecclesiastici, cum de matrimoniali contractu agitur,
consensus ad validitatem requisitum necesse est ut procedat a libera voluntate. Hinc
non solum vis physica, seu maior rei impetus, qui repelli non potest, sed etiam vis
moralis seu metus, qui definitur instantia vel futuri periculi causa mentis trepidatio,
matrimonium invalidat. Per metum illa plena aufertur libertas quam sacrae lege pro
nupturientibus requirendam statuunt» (p. 239, n. 2).
«Si positivum et indissolubile dubium subsit de metu reapse incusso ab extrinseco,
iniusto et gravi, vel si facile praesto fuerit medium ad malum impendens evadendum,
iudicium contra matrimonium numqua erit pronunciandum» (p. 240, n. 5).
«Tenedum igitur est ad probandum nullitatem matrimonii necessarium esse
demonstrare filium voluntati parentum non obtemperasse sed potius subiisse, et quidem
ob rationes sibi extrinsecas» (p. 240, n. 3).
5. Coram POMPEDDA, Venetiarum, decisio diei 14 maii 1984, RRDec., vol.
LXXVI, pp. 272-278, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu: 1) ex
capite metus actori incussi; 2) ex capite defectus consensus ex parte viri; 3) ex capite
impotentiae in viro».
En esta sentencia se analiza tanto el tema del temor grave como el del defecto
del consentimiento por incapacidad consensual. Los jueces deciden
afirmativamente por incapacidad, no por miedo, pues se demostró que el hombre
no tenía la libertad para dar un verdadero consentimiento, no por causas externas,
sino por la existencia de un grave trastorno psicosexual en el actor.
«Summum igitur in actis inveniri possent vestigia argumentorum quae reducantur
ad metum ab intrinseco. Ceterum plures exstiterunt rationes, ex quibus ipsemet actor
matrimonium voluit ac prosecutus est, dum facillime illud vitare potuit nec fecit.
Praeterqum quod nullam veram fovit aversionem in conventam, nec ipse, uti modo
dicebamus, vitam coniugalem deseruit, dum adiuncta postmatrimonialia satis explicant
res gestas etiam absque qualibet praematrimonialia coactione» (p. 273, n. 2).
«Quae omnia elementa iuxta Patris sufficiente ostendunt atque probant in actore
defuisse tempore matrimonii capacitatem eliciendi verum consensum matrimonialem,
cum in eodem agnosci debeat abnormis indoles psychopathica simul cum evidenti
deordinatione psychosexuali. Haud igitur de incapacitate eliciendi validum consensum
in actore agendum est ac si illi defuerit sufficiens deliberatio, sed sub species
incapacitatis praestandi obiectum foederis coniugalis, cum certo constet de gravi
perturbatione psychosexuali actoris» (p. 278, n. 13).
6. Coram HUOT, Panormitana, decisio diei 24 maii 1984, RRDec., vol. LXXVI,
pp. 300-317, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu».
La sentencia se refiere a la necesidad de distinguir entre la decisión de
celebrar un matrimonio por miedo grave — en el caso miedo reverencial — que
tiene una causa externa, y la incapacidad para tomar una decisión desligándose del
parecer de los padres en el caso de una personalidad dependiente patológica, que
llega hasta un estado de simbiosis con los padres que impide la decisión libre. Son
dos supuestos distintos: en el primer caso sería un miedo reverencial que tiene una
causa extrínseca; en el segundo supuesto nos encontramos ante una verdadera
incapacidad consensual por causa síquica.
«Experientia duce, scimus omnes multum a circumstantiis socialibus, familiaribus, a
dispositionibus physicis, etc. saepius pendere iudicium de gravitate periculi imminentis
vel futuri. “Quae in se seu absolute considerata communiter habenter levia, respectu
determinatae personae, quae metum patitur, possunt esse relative gravia ideoque gravis
trepidationis productiva, quippe cum gravitas affectionis subiectivae, qualis essentialiter
est metus, maxime pendeat ab individuali timentis dispositione physicae ac
psychologica, quae et ipsa potest esse quammaxime diversa, ratione sexus, aetatis,
complexionis organicae, debilitatis mentis, indolis, educationis, etc.” (G. Michiels, De
delictis et poenis, vol. I, ed. Altera, 1961, p. 225)» (p. 301, n 3).
«Subiecto seu submissio filii etiam maioris aetatis erga genitores nonnuquam ita
abnormis est ut nil decernere valeat ipse sine patris matrisve consensus, immo nil agere
possit quod eorum voluntati contrarium sit, nil vero omittere quod ab iisdem imponitur!
Talis affectiva abnormis submissio a peritis vocatur vinculum seu ligamen
“symbioticum” (“attaccamento simbiotico”); immaturitatem affectivam denotat quae
subiectum seu “subditum” impedit quominus aliter velle aut decernere valeat ac
persona a qua abnormaliter pendet» (pp. 302-303, n. 5).
7. Coram BRUNO, Bogoten., decisio diei 25 maii 1984, RRDec., vol. LXXVI, PP.
318-330, (pro nullitate). «Nullitatis matrimonii ob metum in viro».
La sentencia distingue entre el miedo “ab extrinseco” que invalida el
matrimonio y el miedo “ab intrinseco”, que no lo invalida. De todos modos, tiene
en cuenta la personalidad de quien padece el miedo en la determinación de la
gravedad.
«Gravitas non exclusive a gravitate mali comminati dimetienda est, sed potissimum
ex indole illius qui metum patitur.
Adsunt enim viri fortes quos neque minae mortis commovere possunt, cum capaces
sint eas spernere acriterque repugnare, sed sunt et alii, tum debiles ac infirmi animo,
quibus minima quoque mala obiectum anxietatis et trepidationis constituunt; hi,
patientia ac renisu (capacità di resistenza) omnino carentes, imperio fortiorum facile
quassantur ac flectuntur» (p. 320, n. 4). Y, en particulares circunstancias, añade
que «Non omnimode vehemens etiam coactio, sed aspera et continenter exercita in
iuvene timido, docili, immaturo, a familia in omnibus dependente, qui, postquam
puellam gravidam reddidit, valde depressus et turbatus evasit, iam per se gravis
retinenda est. Principium a S. Thoma saepe invocatum: “Quidquid recipitur ad modum
recipientis recipitur”, hic plenam suam applicationem obtinet» (p. 320, n. 5).
«Incussio metus ab extrinseco non solum causam externam postulat, sed etiam
liberam seu quae ab homine procedat. Proinde metus ab intrinseco, id est ex patientis
indole exsurgens, vel ex autosuggestione vel ex vana imaginatione, consensum vitiare
nequit. Idem dicendum quando agitur de metu promanante ab externis circumstantis,
quae matrimonium ad mala vitanda necessarium quidem reddant, sed a causa libera sint
omnino disiunctae» (p. 320, n. 4).
«Metus est causa efficax matrimonialis contractus tantummodo si vim habeat causae
motivae, praecipuae et dominantis in coniugii electione, quaeque uti sola possibilitatis
minas effugiendi percipiatur. Nam si aliud remedium ad malum vitandum praesto sit, et
eo uti ultro negligitur, praesumendum est contrahentem non ex metu sed alia ex causa
ad contrahendum inductum fuisse» (p. 320, n. 4).
8. Coram SERRANO, Romana, decisio diei 8 iunii 1984, RRDec., vol. LXXVI, pp.
331-338, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu».
Hace una referencia explícita a la libertad necesaria sobre la que trata el can.
1095, 2 al hablar de cuál es la libertad para el consentimiento matrimonial con
relación al miedo invalidante.
«Haec omnia, seu respectus maximus erga libertatem nubentium, magis adhuc
urgerentur ex analogia cum hodierna sedulo concinnata notione capacitatis ad
matrimonium, in qua nova lex aperte requirit discretionem iudicii iuribus et oficiis
essentialibus matrimonium parem, quae ea valeat mutuo tradere acceptare: quin et in
praxim deducere (cfr. Can. 1095, 2)» (num. 6).
9. Coram JARAWAN, Romana, decisio diei 26 octobris 1984, RRDec., vol. LXXVI,
pp. 555-564, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ex capite
defectus discretionis iudicii in actu matrimonii ex parte mulieris conventae, et quatenus
negative, an constet de matrimonii nullitate ex capitibus vis et metus mulieri incussi,
necnon ob exclusionem boni sacramenti ab utraque vel alterutra parte».
La sentencia es interesante porque hace una referencia a la necesidad de que
los jueces disciernan si en los contrayentes faltaba el conocimiento mínimo sobre el
matrimonio o la libertad interior suficiente para elegir el matrimonio.
«solius iudicis est decernere utrum contrahens reapse careat sive sufficienti
cognitione naturae coniugii atque iurium et obligationem ipsi inhaerentium, sive
sufficienti interiori libertate ad matrimonium eligendum» (num. 558).
10. Coram BRUNO, Firmana, decisio diei 28 martii 1985, RRDec., vol. LXXVII,
pp. 193-205, (pro vinculo). «An constet de matrimonii nullitate, in casu».
Recuerda que el miedo intrínseco no hace nulo el matrimonio, y afirma que la
gravedad del miedo se determina no sólo por la gravedad de las amenazas, sino
también teniendo en cuenta la condición física y síquica del sujeto que lo padece. Si
la causa es totalmente intrínseca, el matrimonio no puede ser declarado nulo por el
miedo.
«Si metus autem est levis, aut ab intrinseco procedat, aut rationabile effugium, quod
scilicet nec heroicitatem nec gravissima incommoda implicet, praesto sit, matrimonium
irritare nequit» (p. 194, n. 3).
«Gravitas coactionis non solum ex gravitate mali minitati, sed etiam ex physica ac
physica condicione subiecti, in quem coactio exercetur, dimetienda est. Vir qui psychica
deordinatione laborat, facilius meticulosi consensus praedam evadit quam bene ordinata
persona, quae iisdem in adiunctis versetur. Leves enim vexationes vel minae in abnormi
personalitate, gravem metum gignere possunt, dum in sana persona aut forti natura
praedita nullum momentum habent» (p. 195, n. 4).
«Attenta vero eius deordinata personalitate, absolute haud excluditur actorem
rationabiles instantias et consilia familiarium puellae in suo animo amplificasse.
Nihilominus, etiamsi hae minarum speciem in suo animo attingerint, nonnisi de metu
ab intrinseco exorto, qui matrimonium irritare nequit, ageretur» (p. 205, n. 14).
11. Coram JARAWAN, Romana, decisio diei 20 aprilis 1985, RRDec., vol.
LXXVII, pp. 206-215, (pro nullitate). «An sententia Rotalis diei 18 martii 1982
confirmanda vel infirmanda sit, in casu».
El miedo “ab intrinseco” sin intervención humana externa, no hace nulo el
matrimonio. Corresponde al juez determinar cuál fue la causa eficaz del
consentimiento.
«Metus ab intrinseco, et sine interventu humano ortus sacrum foedus haud irritat.
Cum tamen non raro accidat ut metus habeatur tam ex extrinseco quam ab intrinseco,
spectat ad iudicem decernere quaenam fuerit causa efficax consensus eliciti» (num. 2).
12. Coram COLAGIOVANNI, Romana, decisio diei 11 decembris 1985, RRDec.,
vol. LXXVII, pp. 569-576, (pro nullitate). «An constet de nullitate matrimonii, in casu,
ex capite defectus discretionis in viro actore, et quatenus negative, ob metum reverentialem
eidem incussum».
En esta causa se plantea la cuestión de la distinción entre el miedo del can.
1103, que tiene una causa extrínseca, y el defecto grave de la discreción de juicio
causado por una grave inmadurez afectiva que impedía una decisión libre.
«Cum una ex fontibus defectus discretionis iudicii possit esse “immaturitas
affectiva”, cumque haec non solum in ipsis dynamismis psychicis profundis
personalitatis, seu in constitutione physio-psychica primaria, sed in indebita et
naturalem evolutionem personalitatis obstruente actione et vi familiari, praesertim
eorum in quorum potestate fili sunt, operae pretium erit cribrare hunc perniciosum
extrinsecum influxum aliorum, qui dicuntur et probantur oppressisse et suffocavisse
elationem potentialitatum et virium illorum qui in eorum potestate fuerunt». «Tunc
vero caput vis et metus absorbitur iam a capite defectus discretionis iudicii utpote haec
incapacitas cribrandi et perpendendi officia et onera matrimonialia latius patet quam
indebitus influxus per vim et metum reverentialem exercitus» (p. 570, n. 13).
«Quae immaturitas etiam aliis circumstantiis probatur: ex modo agendi viri erga
Iosephinam, quae ab eodem praegnans facta est atque ex denegatione istius paternitatis
ex influxu amitae Lydiae, ex eo quod parentibus naturalibus fuit orbatus, matre sua
responsabilitate sese expoliante, patre demortuo; ex influxu praeponderanti amitae etiam
in occupationibus procurandis pro actore et easdem impediendas, in influxu etiam
postmatrimonalii, etc.» (p. 576, n. 24).
13. Coram BRUNO, Romana, decisio diei 28 februarii 1986, RRDec., vol.
LXXVIII, pp. 128-139, (pro vincolo). «An constet de nullitate matrimonii ob metum
mulieri incussum».
En esta sentencia, se admite que el miedo generalmente no quita la libertad,
sino sólo la disminuye, por lo que el legislador exige unas determinadas
cualidades del miedo que hace nulo el matrimonio. Entre otras cosas, dice que el
miedo “ab intrinseco”, aunque pueda ser subjetivamente grave, no invalida el
matrimonio.
«Cum metus autem generatim et per se omnem non tollat libertatem, sed illam
tantum minuat, legislator ecclesiasticus determinatas qualitatis exigit» (p. 129, n. 3);
«Metus, sive de metu communi sive de metu reverentiali agatur, consensum
invalidum reddere non potest, nisi sit: a) gravis; b) ab extrinseco seu ab homine actu
libero incussus, si enim e solis externis circumstantiis oriatur, nihil parere valet; c)
iniustus, quoad modum vel quoad substantiam; d) quovis effugio carens, ita ut
nuptiarum celebratio tamquam unicum remedium pro parte extet» (p. 129, n. 3).
«Metus ab intrinseco exurgens, qui e. gr. puellam ad matrimonium ineundum
impellat ne parentibus magnum afferat dolorem, cum iniuriam non contineat, nuptias
non dirimit, quamvis subiective gravis esse possit» (p. 129, n. 4).
14. Coram STANKIEWICZ, Theatina., decisio diei 26 iunii 1986, RRDec., vol.
LXXVIII, pp. 398-411, (pro vinculo). «An constet de matrimonii nullitate, in casu: a) ob
simulationem totalem ex parte viri; et subordinate: b) ob metum eidem viro incussum».
Esta sentencia distingue claramente entre el miedo grave causado “ab
extrinseco” que quita la libertad interna, que entra en el supuesto del can. 1103, y el
miedo “ab intrinseco”, por una causa interna, que disminuye gravemente o quita la
libertad interna, y que debe ser analizado a la luz del canon 1095.
«Non quilibet tamen metus nullum reddit consensum matrimonialem, sed ille
tantum qui gravis est ab extrinseco, etiam haud consulto incussu, a quo ut quis se
liberet, eligere cogatur matrimonium (can. 1103)» (num. 11).
«Si autem metus oriatur ab intrinseco, scilicet ex impulsu causae internae, libertatis
electionis deminutio vel ablatio alio ex capite aestimanda est (cf. Can. 1095, nn. 1-2),
non autem ex vi conditionali seu compulsiva» (num. 11).
15. Coram RAGNI, Matriten., decisio diei 17 februarii 1987, RRDec., vol. LXXIX,
pp. 48- 54, (pro vincolo). «An constet de nullitate matrimonii ob metum mulieri
incussum».
Si en el caso concreto falta la aversión y la coacción, nos encontraríamos ante
un miedo “ab intrinseco”, no ante el supuesto legal considerado en el can. 1103.
«Ad probationem metus invalidantis, praeterea, aversio exstare nequit sine
coactione. Neque possibile est utramque notam, scilicet et aversionem et coactionem,
inveniri in eodem subiecto, seu in eodem nupturiente, cum in caso haberetur solummodo
“metus ab intrinseco”, non vero ab extrinseco sicuti determinat can. 1103 CIC» (p. 50,
n. 5).
16. Coram POMPEDDA, Taurinen., decisio diei 23 martii 1987, RRDec., vol.
LXXIX, pp. 132- 141, (pro vincolo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu».
La sentencia distingue entre la coacción externa del can. 1103 y las
compulsiones internas que quitan la libertad, que entrarían en los supuestos del
can. 1095.
«Ubi de libertate loquimur necessario dicimus quandam indeterminationem atque
simul capacitatem sese determinandi. Sed exinde excludi nequeunt impulsiones quae etsi
graviores, deliberationem plus minusve difficilem reddunt libertatem tamen non
inficiunt: sufficit ut impulsus adeo vehementes haud sint qui voluntatem determinent.
Quapropter voluntas in contrahendo matrimonio exigit deliberationem immunem
haud tamtummodo ab externa coactione (quod respicit evidenter aliam iuridicam
figuram, nempe metum), sed insuper a psychica coartatione interna, adeo ut iura et
officia connubio inhaerentia adsumantur et tradantur scienter atque libere. Verum deest
facultas determinationis intrinsecae ob determinationem ad unum ubi instinctus seu
impulsus instinctuales electionem determinant adeo ut locus non sit libero arbitrio» (p.
135, n. 10).
17. Coram PALESTRO, Ianuen., decisio diei 25 maii 1988, RRDec., vol. LXXX, pp.
335-352, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ob defectum
discretionis iudicii ex parte viri actoris».
También en este caso los jueces distinguen entre la coacción externa propia
del miedo y la coacción síquica interna propia de la incapacidad síquica que
impide una decisión libre.
«Porro cum consensus per actum humanum praestetur, quatenus nempe ex
deliberata voluntate procedat (cf. S. Thoma, I. 2, q. I. a. 1) qua homo sui actus dominus
est per rationem et voluntatem, seu per liberum arbitrium, oportet ut facultas a qua
actus perficitur immunis sit non tantum ab externa coactione, sed etiam a necessitate
seu intrinseca determinatione [...].
«...Equidem voluntas in contrahendo matrimonio secunferre debet deliberationem
immunem seu liberam non tantum ab externa coactione, sed etiam a coertione psychica
interna, idest esse debet plena facultas decernendi adeo ut iura et officia connubii
assumantur et concedantur scienter et libere... reapse asserimus voluntatem subiacere
non debere ulli agenti interno, sed, debere plene frui sua libertate in eliciendo
consensu”» (p. 338, n. 4).
«“Attamen adhuc animadvertere liceat eiusmodi libertatem intrinsecam deficere
posse, non ob meram existentiam pulsionem internarum in subiecto sed contra praeterea
quod eiusmodi motionibus homo haud valeat resistere ob suam ipsius abnormem
conditionem” (dec. 21.2.1961, coram Sabattani, ARRT Dec., vol. LIII, p. 119, n. 4 et
vol. LXXIII [1981], p. 145, n. 4)» (p. 338, n. 4).
18. Coram BRUNO, Caracen., decisio diei 22 iulii 1988, RRDec., vol. LXXX, pp.
480-489, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu».
A mi parecer, esta es una de las sentencias más interesantes sobre la relación
entre el miedo, la falta de libertad interna, y el defecto grave de la discreción de
juicio. La sentencia dice que la falta de libertad interna y el defecto de la discreción
de juicio están relacionados entre si, porque la libertad de elección no se refiere
sólo a la voluntad sino también a la capacidad cognoscitiva crítica.
Dice también que no son pocas las diferencias entre el miedo grave “ab
extrinseco” y el defecto de libertad interna: el primero procede de una causa
externa libre, el segundo del estado síquico del sujeto, aunque ello no excluye una
intervención externa; en el miedo hay una estimación crítica y una decisión,
aunque coacionada, mientras que en la falta de libertad interna el sujeto es incapaz
de tomar una decisión; el miedo “ab extrinseco” es un miedo grave que provoca
por si mismo la nulidad, mientras en el defecto de libertad interna, un miedo
incluso leve, a causa del trastorno de la persona, puede ser suficiente para irritar el
matrimonio.
«Defectus libertatis internae et defectus discretionis iudicii inter se congruunt, quia
libertas electionis non solum a voluntate, sed etiam a cognitione critica rei pendet. Etsi
intellectus et voluntas sint facultatis diversae, tamen ad auto-determinationem mutua
causalitate perveniunt».
«Inter has causas, numerantur morbi psychotici, psychopatiae, nevroses,
immaturitates psycho-affectivae, et etiam peculiares status psychologici, qui, quamvis
claram structuram psychomorbosam non habeant, tamen, praesertim si insiti sint in
persona seriis defectibus relationis interpersonalis laborant, determinare quoque possunt
graves errores aestimationis vel criticae electionis».
«Circumstantiae quoquae externae nonnumquam peculiarem influxum in subiecti
autodeterminatione exercent, ut v.gr. metus infamiae, timor de parentum salute, metus
suicidii, inopinata puella praegnantia, pressiones ab extrinseco exercitae» (p. 482, n. 5).
«In matrimonio contrahendo haud leves diversitates inveniuntur inter metum
gravem ab extrinseco incussum et defectum libertatis internae.
Primus semper ab homine procedit, alter praesertim e statu psychico vel
psychologico subiecti, etsi externum interventum non excludat.
In metu ab extrinseco factorum aestimatio et dein decisio, quamvis coacta, in
potestate subiecte manet; in defectu internae libertatis e contra, status deordinatus
subiecti cum incapacem reddit debitae ac rectae aestimationis ac decisionis.
In metu ab extrinseco est gravis metus, in seipso spectata, quae nullitate matrimonio
provocat, dum in defectu libertatis internae, metus etiam levis, attenta deordinatione
subiecti, sufficit ad coniugium irritandum [...].
Mera consilia, modicae ac iustae pressiones, inopinata praegnantia et sensus
communis structurae socialis, per se aptae rationes non sunt ad inducendum in
contrahentem normalem gravem defectum discretionis iudicii cum consequenti defectu
internae libertatis» (pp. 482-483, n. 6).
19. Coram COLAGIOVANNI, Ventiarum., decisio diei 11 octobris 1988, RRDec.,
vol. LXXX, pp. 514-523, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu».
En la instancia precedente la duda había sido formulado en el siguiente modo: «Si
consta la nulidad del presente matrimonio por temor inflijido en la mujer y por haber ella
misma excluido la prole)».
La sentencia afirma que, como en el anterior Código, el miedo debe ser “ab
extrinseco”, es decir, no causado por pulsiones subjetivas.
«Attamen, metus, uti in priori codice, debet esse “ab extrinseco”, seu non ex
subiectivis pulsionibus, uti causa efficient» (p. 515, n. 5).
20. Coram FALTIN, Singaporen., decisio diei 11 novembris 1988, RRDec., vol.
LXXX, pp. 623-635, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu».
Afirman los jueces que cuando la causa del temor no es externa, sino interna,
pero es tal que quita la libertad necesaria para la decisión matrimonial la causa
debe ser tratada más por el canon 1095, 2-3 que por el capítulo del miedo del canon
1103. En el caso, los jueces consideraron que la causa de la pérdida de la libertad
había sido no tanto una causa externa cuanto la personalidad inmadura y frágil de
la mujer y el estado de auténtica conmoción y pánico en ambos que impedía una
valoración crítica y una decisión libre.
«Hisce iuris ac doctrina thomistica suffultae et in eadem innixae perplurimae
habentur Nostri Fori decisiones, iuxta quas praegnantiae causa nemini licet libertatem
electionis status personalis cuicumque tollere, sive factum “iam divulgatum est aut in
talibus ... versetur adiunctis ut prudenter iudicari possit et debeat facile divulgatum iri”
(cfr. ARRT Dec., diei 9 iulii 1929, coram Massimi) vel comprimere, neque sub praetextu
“probatorum morum sit socialis consuetudinis” (cfr. ARRT Dec., diei 23 ianuarii 1957,
coram Doheny, n. 2; coram Jullien, ibid., 1945, p. 301, n. 9)». Luego, añade la
sentencia: «Quo in casu, attenta coactione, ad mentem can. 219, cui contrahens
resistere nequit, rectius, uti et Nos censemus, invocatur can. 1095, nn. 2-3, potiusquam
can 1103 (cfr. ARRT Dec., in una Panormitana seu Iacien., diei 9 aprilis 1984, coram
Agustoni)» (p. 626, n. 9).
La sentencia fue pro nullitate por el defecto grave de la discreción de juicio:
«Utraque pars, ideo, et praesertim mulier, incapax erat eliciendi verum actum
humanum ob defectum libertatis (electionis et determinationis) internae et facultatis
criticae, provocatum ab immaturitate constitutiva in adulescente “psychologice fragili”
(muliere) et a statu panici (utraque parte), qui in contrahentibus provocavit “un tilt”
capacitatis rationalis et decisionalis» (p. 634, n. 17).
21. Coram FUNGHINI, Neapolitana., decisio diei 23 novembris 1988, RRDec.,
vol. LXXX, pp. 652-667, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu».
Subraya que la causa del miedo debe ser extrínseca y no procedente de un
remordimiento de conciencia, una idea fija, una alucinación, etc.
«Ex extrinseco insuper illatus sit oportet, i.e. non a causa interna, uti v.g. cruciata
conscientiae, idea fixa, hallucinatione, etc., procedens» (p. 653, n. 2).
22. Coram RAGNI, Curitiben., decisio diei 28 novembris 1989, RRDec., vol.
LXXXI, pp. 724-732, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu» (El
dubium previo fue formulado así: «si consta la nulidad del matrimonio en razón de la
simulación total del consentimiento por causa del miedo grave y de las amenazas (can.
1101, § 2 e can. 1103) in viro actore»).
Dice la sentencia que el miedo debe ser “ab extrinseco” y no se puede
confundir con el miedo “ab intrinseco” o con el deseo de no contraer el
matrimonio, o de retrasarlo por alguna causa.
«Sed elementum quod gignit seu provocat metum (sicuti causa relate ad effectum) ab
extrinseco provenire debet atque ingredi in illam personam quae, obtorto collo et
exercitio suae libertatis orbata, ad nuptias ineundas cogitur adversus propriam
voluntatem. Quapropter metus ab extrinseco et subiective gravis minime confundi
potest cum quocumque metu ab intrinseco vel cum desiderio matrimonium non
contrahendi aut matrimonium procrastinandi quavis de causa [...]» (p. 725, n. 2).
23. Coram STANKIEWICZ, Neapolitana, decisio diei 21 decembris 1989, RRDec.,
vol. LXXXI, pp. 789-803, (pro vinculo et pro consummatione). «1) An constet de
matrimonii nullitate, in casu, ob metum actori incussum; et quatenus negative: 2) An
consilium praestandum sit Sanctissimo pro dispensatione consedenda super matrimonio
rato et non consummato, in casu».
Hablando de la causa externa, los jueces dicen que la jurisprudencia constante
afirma que ésta debe provenir de una causa libre, es decir, del hombre, mediante
un acto libre y deliberado, y no sería tal el miedo que proviene de una causa
natural o necesaria, o del temor de morir por una enfermedad o por un naufragio.
Un miedo que provenga de una causa intrínseca, con más razón si es una
causa patológica, que quita la libertad interna, debe ser juzgado bajo el capítulo de
la incapacidad (can. 1095, 1-2), no bajo el capítulo del miedo (can. 1103).
«In primis igitur metus matrimonium dirimens, qui vocatur quoque vis moralis
conditionalis vel compulsiva, cum sit coactio moralis voluntatem movens sub
comminatione mali, ab extrinseco incussus esse debet. At non agitur de metu ab externo
illato, id est a qualibet causa externa, quantumvis haec sit naturalis seu necessaria,
prout metus mortis propter exitialem morbum vel naufragium. Nam constans
communis iurisprudentia canonica hunc terminum restringit ad metum qui a causa
externa libera provenit, id est ab alio homine, qui actu humano, scilicet conscio ac
deliberato, suum imperium seu praeceptum voluntati metum patiens imponit» (p. 792,
n. 5).
«Quotiens igitur interna mentis trepidatio contrahens ab intrinseco proveniat,
potissimum vero ex causa pathologica, libertatis internae gravis imminutio vel ablatio
alio ex capite iudicari debet (cf. Can. 1095, nn. 1-2), non autem ex capite metus (cf.
Infrascripto Ponente, decisio diei 26 iunii 1986, Theatina seu Pinnen. Piscarien., n. 11)»
(pp. 792-793, n. 5).
24. Coram LANVERSIN, Romana, decisio diei 7 novembris 1990, RRDec., vol.
LXXXII, pp. 774-782, (pro nullitate). «An constet de nullitate matrimonii, in casu» (El
dubium previo había sido: «An constet de nullitate matrimonii, in casu, ex capite vis et
metus mulieri actrici incussi, et sin minus, ex capite defectus matrimonialis consensus, ob
exclusum bonum sacramenti ex parti eiusdem mulieris»).
Los jueces recuerdan los requisitos del miedo, subrayando la extrinsecidad, la
cual significa también que esta causa debe provenir del obrar libre de un hombre.
«—Gravitas, absoluta vel relativa, i.e non exclusive a gravitate mali comminati
dimetienda est, sed potissimum ex indole illius qui metum patitur; —Origo ab
extrinseco metus non solum causam externam postulat, sed etiam liberam seu quae ab
homine procedat, ideoque ut adsit causalitatis nexus inter metum et matrimonium, adeo
ut nuptiae contrahentur ex metu, non vero cum metu vel occasione metus; —Causa
efficax matrimonialis contractus ex metu procedit tantummodo si vim habeat causae
motivae, praecipuae et dominantis in coniugii electione, quaeque uti sola possibilitas
minas effugiendi percipiatur» (p. 776, n. 7).
25. Coram FUNGHINI, Romana, decisio diei 16 ianuarii 1991, RRDec., vol.
LXXXIII, pp. 14-35, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ob
exclusum bonum sacramenti a viro necnon ob metum viro incussum».
También en esta sentencia se recuerda que la extrinsecidad significa que la
causa del miedo debe provenir del obrar libre de un hombre.
«Ab extrinseco dicitur metus si procedit a causa libera, seu ab homine. Causa enim
naturalis, necessaria vel intrinseca iniuriam non irrogat nec consequenter libertatem
electionis laedit» (p. 16, n. 2).
26. Coram DORAN, Baren., decisio diei 28 februarii 1991, RRDec., vol. LXXXIII,
pp. 126-136, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ob metum
mulieri incussum».
Los jueces recuerdan la diferencia entre el miedo “ab extrinseco” invalidante
y el miedo causado por una causa natural o por una causa intrinseca, que no
entrarían en el supuesto del can. 1103.
«Metus est ab extrinseco incussus cum provocatur ab alia persona quam metuente,
ab una nempe causa externa, humana et libera (cum intentio legis Ecclesiae est protectio
christifidelium contra abusiones ab aliis hominibus). Quapropter metus qui provenit ex
causis naturalibus (exemplis sint metus ex terraemotu, morbo aliave infirmitate) vel ex
causis intrinsecis (exempli gratia, metus ex somniis, cogitationibus, insomniis,
“autosuggestionibus”, morsu conscientiae vel aliis huiusmodi» (pp. 129-130, n. 10).
27. Coram STANKIEWICZ, Beryten. Maronitarum, decisio diei 27 februarii 1992,
RRDec., vol. LXXXIV, pp. 103-124, (pro vinculo). «An constet de matrimonii nullitate
in casu: 1) ob incapacitatem actoris assumendi essentiales matrimonii obligationes; 2) ob
metum mulieri conventae diligentiori incussum».
Un miedo que provenga de una causa intrínseca, con más razón si es una
causa patológica, que quita la libertad interna, debe ser juzgado bajo el capítulo de
la incapacidad (can. 1095, 1-2), no bajo el capítulo del miedo (can. 1103).
«In primis metus nuptias dirimens ab extrinseco incussus esse debet, hoc est a causa
libera, non ideo neccessaria, sed ab alio homine, qui actu humano conscio ac deliberato
nubendi instans praeceptum, directe et indirecte, voluntati metum patientis imponit. Si
enim impulsus trepidationis mentis ab intrinseco oriatur, praesertim a causa naturae
psychicae, de libertatis internae imminutione vel ablatione alio ex capite iudicandum est
(cf. can. 1095, nn. 1-2), minime autem ex capite metus» (p. 119, n. 30).
28. Coram BURKE, Austinien., decisio diei 6 aprilis 1995, RRDec., vol. LXXXVII,
pp. 260-271, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu».
Esta sentencia trata de la falta de libertad desde diversas perspectivas,
distinguiendo claramente entre el miedo grave y la falta de libertad interna, que la
jurisprudencia de la Rota trata bajo el can. 1095, 2. En ambos casos, afirma, falta la
deliberación interna, pero en modo muy diverso, por lo que establecer un
paralelismo entre el temor y la falta de libertad interna puede llevar a errores. En el
miedo hay consentimiento, aunque sea mínimo (a menos que el contrayente haya
simulado, caso en el que tendríamos una simulación en vez de un miedo), y la ley
positiva, teniendo en cuenta las exigencias de la ley natural, establece la nulidad de
este consentimiento a causa de la injusticia. En los casos del can. 1095, en cambio,
nunca existió un consentimiento real.
En el caso del miedo, es una causa externa que quita la libertad, mientras que
en los casos de defecto de la discreción de juicio es una anomalía síquica la que
impide dar un consentimiento válido. En los casos en los que el miedo no grave, o
el miedo intrínseco, causa o potencia una anomalía síquica, la causa de la nulidad
no será el miedo, sino el defecto grave de la discreción de juicio que tiene su origen
en la anomalía.
«Gravis vis vel metus matrimonium invalidum reddere possunt (can. 1103), ac
idem dicendum est de defectu libertatis internae (quod nunc sub can. 1095, n. 2, nempe
sub gravi defectu discretionis iudicii, a iurisprudentia tractatur). In utroque casu,
deliberatio interna afficitur; sed modis valde diversis. Propterea in errorem facile incidit
qui paralelismum inter duos casus stabilire vult. Recolendum est quod in metu, verus
consensus adest (si pars verum consensum minime praebuisset, casus esset de
simulatione potius quam de vi et metu); lex tamen positiva, legem quidem naturalem
insequens, eum vanificat propter iniustitiam inlatam (cf. Coram de Lanversin, decisio
diei 7 novembris 1990, RRDec., vol. LXXXII, p. 776, n. 7). Can 1095, e contra, agit de
casibus in quibus realis consensus numquam adfuit.
Cum de vi vel metu agitur, adest externa minatio quae influxum, conscio quidem
modo, ita exercet in internam deliberationem nupturiens ut consentiat, quatumvis
reluctanter, in nuptias non desideratas. Cum autem de defectu discretionis agitur, adest
elementum internum ex quadam anomalia psychica derivans, quod reddit nupturientem
incapacem, modo quidem inconscio, consentiendi in nuptias quas ipse revera
desiderabat. In illo casu basis nullitatis est vis externa quae causat ut persona
consensum praebeat; hoc in casu, est psychica anomalia quae impedit ne persona valide
consentiat.
Hae quidem distinctiones in obscuriorem lucem collocari videntur in paragrapho
(ex opera “Annulments”, a L. Wrenn scripto) quam Tribunal appellationis in presenti
causa citat ac adoptat in sua sententia: “The adjacent ground of lack of due
discretion picks up exactly where force and fear leave off. In other words, where
fear is present to such a degree that it disturbs the subject’s faculties and
disables him from making a sound judgment and free choice, then even though
if fear is intrinsic, the marriage is nevertheless invalid”. Metus equidem posset
constituere unum ex multiplicibus elementis provocantibus perturbationem psychicam
sufficientem ad consensum vanificandum; nullitas tamen tribuenda erit in casu ipsi
anomaliae psychicae, minime causae eius (sive sit metus vel alia quaevis causa).
Opportunum igitur esse potest aliquas considerationes hic praeferre circa connexionem
inter capacitatem consensualem ac libertatem internam» (pp. 261-262, n. 2).
29. Coram BURKE, Poncen., decisio diei 14 novembris 1996, RRDec., vol.
LXXXVIII, pp. 689-696, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu, ob
gravem defectum discretionis iudicii in viro actore ad normam can. 1095, n. 2».
En un paso de la sentencia se distingue claramente entre el miedo, la
simulación y la incapacidad síquica, cuando se afirma que el can. 1103 contempla
la hipótesis de una persona que ni simula conscientemente (can. 1101), ni es
incapaz inconscientemente de dar el consentimiento (can. 1095), sino que da un
consentimiento genuino que sería de por sí válido, aunque la ley positiva, en
armonía con las exigencias de derecho natural, establece la nulidad de este
consentimiento.
«Canon 1103 ergo contemplatur hypothesim personae quae nec conscienter
simulat (can. 1101), nec inconscienter incapax valide consentiendi est (can. 1095), sed
reapse consensum genuinum dat qui per se est validus, quamvis lex positiva, in
harmonia cum eis quae videntur esse exigentiae legis naturalis, parata sit ad huiusmodi
consensum nullificandum (cf. coram infrascripto Ponente, decisio diei 6 aprilis 1995,
RRDec., vol. LXXXVII, pp. 261ss, n. 2)» (p. 692, n. 8).
7. Visión general de la jurisprudencia sobre libertad interna y discreción de juicio.
Como he dicho y hemos analizado en la jurisprudencia rotal, es
prácticamente unánime que la falta de libertad interna no es un capítulo autónomo
de nulidad, sino que después de la reorganización de la materia en el can. 1095 esta
se debe incluir o en el supuesto del temor (cuando existen los requisitos del can.
1103), o en uno de los supuestos del canon 1095. En la mayoría de los casos, se
pone en relación con el canon 1095, 2. Presento algunas de las decisiones más
interesante sobre este tema: «Potiusquam de defectu libertatis internae, heic
disputandum est de defectu discretionis iudicii circa iura et officia matrimonialia
essentialia mutuo tradenda et acceptanda, “attento quod gravis defectus
discretionis iudicii, de quo in can. 1095 § 2, omnes defectus complectitur tum
facultatis cognoscitivae et criticae tum deliberationis voluntatis ex carentia
libertatis internae provenientis”» c. Jarawan, 15.XI.1989, RRDec., vol. LXXXI, p.
677, n. 5. Mons. Jarawan, a su vez, cita la c. Stankiewicz, 19.XII.1985, p. 5, n. 4, en
«Il Diritto Ecclesiastico» 2 [1986] p. 3.
Efectivamente, en 1995, de las 17 sentencias rotales publicadas sobre el
capítulo de nulidad del «grave defecto de la discreción de juicio» (can. 1095 § 2), 11 de
ellas colocan explícitamente la «falta de libertad interna» en este parágrafo del canon.
Cfr. c. De Lanversin, 18.I.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 44, n. 8; c. Funghini,
1.I.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 107, n. 2; c. Burke, 6.IV.1995 RRDec., vol.
LXXXVII, pp. 261-268, nn. 2-16; c. Turnaturi, 16.VI.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp.
367-375, nn. 19-33; c. Boccafola, 13.VII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 469, n. 6; c.
Faltin, 19.VII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 480-481, nn. 10-12; c. Stankiewicz,
20.VII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 514, n. 24; c. Ragni, 7.XI.1995 RRDec., vol.
LXXXVII, p. 610, n. 5; c. Pinto, 17.XI.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 618-619, nn. 23; c. Boccafola, 14.XII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 687-688, nn. 8-9; c. Jarawan,
20.XII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 741, n. 2.
Luego, en 1996, de las 22 sentencias rotales publicadas sobre el capítulo
«grave defecto de la discreción de juicio» (can. 1095 § 2), 19 de ellas colocan
explícitamente la «falta de libertad interna» bajo este capítulo: Cfr. c. Funghini,
17.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 15, nn. 5-6; c. Boccafola, 25.I.1996, RRDec., vol.
LXXXVIII, p. 64, nn. 5-6; c. Pinto, 30.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 75, n. 5; c.
Stankiewicz, 30.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, pp. 82-83, n. 5; c. Sable, 23.I.1996,
RRDec., vol. LXXXVIII, p. 143, n. 4; c. Defilippi, 7.III.1996, RRDec., vol. LXXXVIII,
p. 213, nn. 8-9; c. Burke, 14.III.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, pp. 228-230, nn. 2-6; c.
Ragni, 24.V.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 371, n. 8; c. Ragni, 30.V.1996, RRDec.,
vol. LXXXVIII, pp. 417-418, n. 10; c. Serrano Ruiz, 7.VI.1996, RRDec., vol.
LXXXVIII, p. 448, n. 6; c. Lanversin, 11.VI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 457, n. 9;
c. Monier, 21.VI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 492, n. 11; c. Lanversin,
17.VII.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 526, n. 16; c. Pinto, 4.X.1996, RRDec., vol.
LXXXVIII, pp. 490-492, nn. 6-7; c. Civili, 7.XI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 683, n.
9; c. Burke, 14.XI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 696, n. 25; c. Boccafola, 21.XI.1996,
RRDec., vol. LXXXVIII, p. 735, nn. 6 et 16; c. Pinto, 22.XI.1996, RRDec., vol.
LXXXVIII, p. 762, n. 5. (cfr. ROTAE ROMANAE TRIBUNAL, Decisiones seu
Sententiae, vol. LXXXVII, Ciudad del Vaticano 1999).
En los casos más recietes de la Rota (todavía no publicados) que he podido
controlar (1998-2000) he encontrado sólo dos casos de «falta de libertad interna», que
son tratados también a la luz del canon 1095, n. 2: c. Bottone, 24.X.2000, P.N. 97/00;
c. Boccafola, 18.XI.1999; P.N. 131/99. Esta última sentencia afirma claramente:
«Defectus libertatis internae et defectus discretionis iudicii inter se congruunt, quia
libertas electionis non solum a voluntate, sed etiam a cognitione critica rei pendet»
(c. Boccafola, 18.XI.1999, n. 5).
8. Conclusión
Finalmente, teniendo en cuenta el hecho de que al final es la deliberación
interna de la persona la que se pierde, se concluye que se debe hacer una adecuada
distinción entre el canon 1095 y el canon 1103. Por una parte, los casos
contemplados en el canon 1103 se dan en una persona que es al mismo tiempo
consciente — «conscio quidem modo» —de la «externa minatio» que influye sobre su
decisión. Por otra parte, en los casos que caen bajo el canon 1095, la persona
incapaz no se da cuenta — «modo quidem inconscio» — de que ella está en realidad
contrayendo un matrimonio inválido en cuanto no puede dar un consentimiento
válido. El punto central de la cuestión es la diferencia de situación entre la persona
que sufre el miedo, que tiene conciencia de las presiones que le vienen desde fuera
(en el caso de violencia y temor); y el estado de la persona que es incapaz, en la
cual no hay una conciencia de su situación de falta de libertad (en el caso del grave
defecto de la discreción de juicio o de la incapacidad en general). Pienso que esto es
muy importante para una adecuada sistematización jurídica del canon 1095 y del
canon 1103 del Código de 1983. En conclusión, podemos decir que el defecto de la
discreción de juicio termina donde empieza la violencia y el temor, y viceversa.
Descargar