La relación entre el miedo y la falta de libertad interna. Asociación Chilena de Canonistas XX Jornadas de Derecho Canónico (17 al 21 de julio de 2006) Héctor Franceschi F. Universidad Pontificia de la Santa Cruz (versión provisional de trabajo para uso privado) 1. Premisa: el canon 19 y la misión de la jurisprudencia rotal. Establece el canon 19 CIC: «Cuando, sobre una determinada materia, no exista una prescripción expresa de la ley universal o particular o una costumbre, la causa, salvo que sea penal, se ha de decidir atendiendo a las leyes dadas para los casos semejantes, a los principios generales del derecho aplicados con equidad canónica, a la jurisprudencia y práctica de la Curia Romana, y a la opinión común y constante de los doctores». Con relación al problema de la llamada “falta de libertad interna”, podemos afirmar que la jurisprudencia rotal, sobre todo por lo que se refiere a las lacunae legis, es una legítima y eficaz fuente de derecho. Este principio jurídico debería servir como guía para todos los tribunales locales. Aun más, la influencia del Tribunal Apostólico de la Rota Romana en la actividad de los tribunales locales debería ser valorada de modo especial y tendría que seguir siendo — como testimonia la tradición canónica — un punto de referencia seguro para ellos y una garantía de unidad — basada en la justicia y la verdad — de la jurisprudencia. 2. La falta de libertad interna como capítulo autónomo de nulidad del matrimonio. Hemos verificado la cuestión de la aparente “aplicación automática” de la “falta de libertad interna” por parte de algunos tribunales locales — particularmente en España y en Latinoamérica — en casos que se refieren a embarazos inesperados antes del matrimonio. Si analizamos la jurisprudencia de la Rota Romana sobre estos casos, se observa que en la inmensa mayoría de estos supuestos, los Auditores de la Rota Romana han cualificado estos casos bajo el capítulo de nulidad de la vis et metus del canon 1103. Por supuesto, esto no significa que automáticamente los casos de este tipo tengan que ser tratados bajo el capítulo mencionado pero, al menos, es razonable esperar que la primera aproximación se haga a la vis et metus; y no al mencionado capítulo de la falta de libertad interna, como se ve que hacen la mayoría de los tribunales locales españoles. Uno de los motivos que han llevado a esta autonomización de la falta de libertad interna como capítulo de nulidad del matrimonio es que parte de la doctrina en lengua española ha desarrollado una teoría según la cual la discreción de juicio sería una capacidad meramente intelectual, por lo que algunos supuestos en los que es clara la capacidad intelectual de la persona para conocer teóricamente qué es el matrimonio y, al mismo tiempo, se descubre una incapacidad para tomar una decisión libremente, no serían fácilmente encuadrables en el defecto grave de la discreción de juicio. Entre otros, es de esta opinión J.J. GARCÍA FAÍLDE, “La libertà psicologica e il matrimonio”, en L’incapacità di intendere e di volere nel diritto matrimoniale canonico (can. 1095 nn. 1-2), Ciudad del Vaticano 2000, p. 42-43, nota 3. En otro escrito precedente el autor explicaba: «Pueden darse, sin embargo, “motivaciones” que, en lugar de ser “condición sine qua non” para que la decisión de casarse sea acto de elección, constituyen condicionamientos que de uno u otro modo “limitan” y, en ocasiones, hasta un grado tal que hace que esa decisión no sea suficientemente libre; esta situación puede darse cuando las “motivaciones” consisten en impulsos internos, sean o no sean “patológicos” […]. Al decir que puede tratarse de motivaciones “no patológicos” ya estamos implícitamente diciendo que estas situaciones pueden darse también en personas psíquicamente normales al menos de una manera transitoria, como puede ocurrir en los casos de emociones fortísimas, de angustia o ansiedad enorme, de dudas o de vacilaciones o de fluctuaciones o de indecisiones, etc., sobre si casarse o dejar de casarse, etc.» (J.J. GARCÍA FAÍLDE, “Decreto: Falta de la requirida libertad en contrayente psíquicamente normal” en Idem., La nulidad matrimonial, hoy: doctrina y jurisprudencia, Barcelona 1994, p. 340) Sin embargo, Viladrich explica en pocas y claras palabras el verdadero sentido de la falta de libertad interna: «Entre las circunstancias fácticas que pueden ser caldo de cultivo de un agravamiento relacional que acabe provocando en uno o en ambos contrayentes una imposibilidad de asumir, tienen especial importancia la fragilidad para perder la suficiente libertad interior y la inmadurez afectiva y emocional. Ninguna de ellas es una causa de nulidad, como es obvio recordando los tres párrafos del c. 1095 y la esencial diferencia entre causa psíquica y defecto de capacidad. No obstante, la fragilidad en la posesión de libertad interior y la inmadurez afectiva pueden ser, como demuestra la experiencia práctica, frecuentes causas psíquicas que den origen a la incapacidad. Antes y después de la reorganización del tratamiento de la capacidad que ha hecho el c. 1095, no ha sido infrecuente alegar la falta de libertad interior o la inmadurez afectiva, como causas de nulidad. Sin embargo, a la luz del actual c. 1095 no parece que esta invocación sea técnicamente correcta. La privación de la libertad necesaria para hacer actos propios, que lleve a obrar con una dosis de enajenación suficiente para no estimar la acción como libre y voluntaria, puede ser causada por la amenaza de un tercero según el cuadro de requisitos de la figura del miedo del c. 1103. Pero puede ocurrir que, sin reunir los requisitos exigidos por el c. 1103, el paciente sufra una conturbación tal de su ánimo interno que no pueda hacer toda la secuencia motiva, deliberativa, electiva y ejecutoria del consentimiento más que en términos de enajenación interna tales que no podamos reconocer tal acto como propio, esto es, resultado del libre albedrío del sujeto. Hay que partir de la base de que la facilidad de un sujeto para sufrir, ante eventos internos o externos, una conmoción interior tal que le provoque una pérdida grave del gobierno de sí y de su actuar voluntario no es una situación normal. Refleja una fragilidad o debilidad real y objetiva aunque no constituya un cuadro psicopatológico estadísticamente definible por la psiquiatría. A efectos jurídicos, estamos ante una causa psíquica que podrá o no ser causante de la carencia de suficiente uso de razón en el acto de manifestar el signo nupcial, del estado de defecto grave en la discreción de juicio o de la imposibilidad de asumir. El intérprete, ante la evidencia de pérdida de libertad por perturbación interior, deberá examinar la explicación de esta anómala fragilidad, su proporción con los hechos internos (percepciones, sensaciones, sentimientos y emociones conturbadoras) y con los hechos externos, y determinar qué dimensión de voluntariedad del consentimiento ha sido afectada en términos de causar su defecto: si la propia del mismo acto de contraer (el suficiente uso de razón), si la proporcionada a instaurar eficientemente el vínculo mediante el don y la aceptación de los derechos y deberes (el grave defecto de discreción de juicio) o la de su capacidad de proyectarse en forma obligacional (imposibilidad de asumir). En suma, la falta de libertad interna es una causa psíquica que podrá ser subsumida en cualquiera de los párrafos del c. 1095, según el aspecto de libre voluntariedad del consentimiento del que se pruebe que ha privado al contrayente». 3. La relación entre miedo y defecto grave de la discreción de juicio. De acuerdo con la doctrina canónica común y con la jurisprudencia, son tres los elementos esenciales de la violencia y el temor invalidantes, esto es: (1°) grave; (2°) inflijido desde el externo, es decir, «ab extrinseco», causado por una causa libre, por una persona humana; y (3°) causativo, es decir, causa del matrimonio. Estas características del temor invalidante han sido ampliamente explicadas por la doctrina y por la jurisprudencia. Vale la pena comparar estos elementos con los elementos principales de la llamada falta de libertad interna como un componente del grave defecto de la discreción de juicio sobre el que trata en canon 1095, n. 2. Con relación a la aplicación del adjetivo gravedad a cada uno de estos capítulos de nulidad, observamos que, por una parte, en el defecto llamado “falta de la suficiente libertad interna”, la gravedad es evaluada bajo la óptica del concepto jurídico de incapacidad, de acuerdo con el canon 1095. Por otra parte, en la violencia y el temor invalidantes, la gravedad es evaluada teniendo en cuenta dos elementos: el «metum patiens» y el «metum incutiens», admitiéndose por parte de la jurisprudencia y de la doctrina la gravedad subjetiva, elemento que hace a veces difícil la determinación y especificación en el caso concreto del elemento de la extrinsecidad del miedo, a la que haremos referencia inmediatamente. 4. La cuestión del metus ab intrinseco y del metus ab extrinseco Nos preguntamos si el llamado “metus ab intrinseco “ y la “falta de libertad interna” — entendida como un elemento del grave defecto de la discreción de juicio — son la misma cosa. En primer lugar, se debe afirmar que si existe la “avversio matrimonii” y la coactio (teóricamente interna, pero realmente externa debido a las circunstancias «ab extrinseco», secundadas por la disposición psíquica de la persona víctima) que quita la libertad para decir “no” al matrimonio, entonces, la celebración sería nula a causa de la falta de libertad interna (toda libertad es interna), la cual caería en este caso bajo el capítulo de “vis et metus”; en segundo lugar, si existe un miedo interior (debido a la conciencia de las responsabilidades del matrimonio) que no quita la capacidad de la persona para dar el consentimiento, entonces existe el llamado simple miedo “ab intrinseco”, que no invalida el consentimiento; en tercer lugar, si no hay conciencia de encontrarse en un estado de “avversio matrimonii”, pero si existe un grave defecto de discreción de juicio (debido a la falta de libertad interna), entonces estaríamos ante una nulidad del matrimonio, pero no por miedo o por falta de libertad interna, sino por defecto grave de la discreción de juicio, que es el capítulo de nulidad declarado por el legislador en el canon 1095, 2. Lo explica muy bien una reciente sentencia c. Bottone, del 24 de octubre 2000, n. 5: «Ubi libertas laeditur consensu vitiatur. Praeter simulationem consensus vitiari potest sive ab exstrinseco per vim et metum (can. 1103) vel per libertatis internae defectum quod comprehenditur sub can. 1095, 2, id est sub iudicii discretionis defectu. "Cum de vi vel metu agitur, adest externa minatio quae influxum, conscio quidem modo, ita exercet in internam deliberationem nupturientis ut consentiat, quamtumvis reluctanter, in nuptias non desideratas. Cum autem de defectu discretionis agitur, adest elementum internum, ex quadam anomalia psychica derivans, quod reddit nupturientem incapacem, modo quidem inconscio, consentiendi in nuptias quas ipse revera desiderabat. In illo casu basis nullitatis est vis externa quae causat ut persona consensum praebeat; hoc in casu, est psychica anomalia quae impedit ne persona valide consentiat" (c. Burke, R. R. Dec. vol. LXXXVII, pag. 261, n. 2). Talis defectus libertatis internae haberi non potest nisi adsit vera anomalia ordinis psychici. In ordinariis vitae adiunctis quivis extraordinarius occursus diminutionem libertatis causat internae, sed non aufert possibilitatem eliciendi decisionem humanam». 5. La extrinsecidad del miedo establecida por el canon 1103, ¿es un requisito de derecho natural o de derecho positivo?: su relación con la falta de libertad interna El "punctum dolens" de la discusión sobre la admisibilidad o no de la falta de libertad interna como capítulo autónomo de nulidad es si por derecho natural el metus debe ser "ab extrinseco" o no y, por lo tanto, si se podría admitir como causa de nulidad el "metus ab intrinseco". Hay otras dos cuestiones que están muy ligadas a ésta: la relación entre el miedo y la falta de libertad interna (cfr. can. 1095, 2); y si el "metus" es de derecho natural o de derecho positivo. Hay dos posiciones posibles. La primera, que es la tradicional, considera el "metus" un vicio del consentimiento que presupone la capacidad consensual de la persona, la cual goza por tanto de la libertad interna. El "metus" sería un "plus" de derecho positivo, exigido para proteger a la persona de las amenazas externas que mediante el miedo condicionan la elección matrimonial (cfr. can. 219). Hay que notar que en el contexto del "metus", entendido así, la libertad que se proteje no es ya la libertad propia del acto humano adecuado al matrimonio (a la que se refiere el can. 1095, 2), sino aquella libertad de autodeterminación en la decisión — considerada sana y normal — no condicionada por el obrar de otros (por ello, sigue teniendo relación con el tema de la justicia, en cuanto se consideran en cualquier caso injustas tales amenazas). La otra posición tiende a poner en el mismo plano el "metus" y la falta de libertad interna, considerando ambos de derecho natural. En este sentido, se piensa que el "metus ab intrinseco" sería una laguna de ley, y que en el fondo el matrimonio celebrado con tal miedo interno debería ser naturalmente nulo. Me parece mucho más clara la primera posición, porque considero que refleja mejor la complejidad de la problemática, también desde el punto de vista sicológico: se es libre por lo que se refiere a la capacidad consensual también cuando se está condicionado, y sólo si el condicionamiento llega hasta el punto de quitar la libertad interna estaríamos ante un matrimonio inválido. Es normal que una persona en el momento de casarse tenga muchos temores subjetivos. La misión de la jurisprudencia en este ámbito dependerá de la posición que se adopte. Según la posición tradicional, no se puede introducir por vía jurisprudencial el "metus ab intrinseco", porque implicaría limitar "a posteriori" la validez de un acto naturalmente válido. Se podría, por supuesto, hipotizar la modificación legal de la fugura del “metus” (como ha hecho Navarrete), cosa que me parece en teoría posible, pero de difícil realización, porque no es fácil determinar la gravedad de los temores puramente subjetivos (en este punto es claro que la jurisprudencia tendría una gran importancia en esta determinación concreta). En cambio, si se adopta la segunda posición, sería lógico que la jurisprudencia pudiera quitar el requisito de la extrinsecidad, porque éste no tendría fundamento y se trataría de declarar el derecho natural. Algunos autores, al tratar el tema de la naturaleza del miedo invalidante, han dicho que la interpretación auténtica del 1987 avalaría la tesis de que la norma es de derecho natural. Sin embargo, la cuestión es complicada. En cualquier caso, considero que esta interpretación auténtica no puede dirimir la vieja discusión sobre el carácter natural o positivo del "metus". Así lo piensa el mismo Navarrete, defensor del carácter natural del efecto invalidante del “metus”, pero que reconoce que la cuestión doctrinal non puede ser resuelta por tal vía (cfr. Periodica, 1988, p. 509); dándose cuenta de que en cualquier caso la actual formulación del canon 1103 contiene elementos que a su juicio serían de derecho postivo (comenzando por la extrisecidad), por lo cual, según su opinión, la interpretación autorizaría a aplicar al matrimonio de los no católicos el "metus" en aquello que es de derecho natural. El comentario de Navarrete pone en evidencia la complejidad del problema. Por tanto, si se logra entender adecuadamente el sentido de la libertad interna como un elemento que pertenece a la discreción de juicio para el matrimonio, se entiende entonces que la conservación del "metus" adquiere un sentido más claramente de derecho positivo, como requisito añadido en el sentido que he explicado anteriormente. 6. Análisis de las sentencias rotales sobre el tema de la relación entre “metus” y falta de libertad interna En estas páginas hemos hecho una selección de sentencias rotales que tratan el tema de la relación entre el temor y la discreción de juicio, en las que con frecuencia los jueces rotales se ponen el problema de la distinción entre el miedo extrínseco y la falta de libertad interna. En cada una de las sentencias, hemos incluido algunos de los pasajes más significativos. 1. Coram POMPEDDA, Romana, decisio diei 14 maii 1983, RRDec., vol. LXXV, pp. 280-283, (pro nullitate). «Nullitatis matrimonii ob metum mulieri incussum». En esta sentencia, los jueces verifican la grave falta de libertad interna en la mujer, causada por las graves presiones externas. Dado que esta falta de libertad interna, como se demuestra en el caso, tenía una clara causa externa, los jueces deciden afirmativamente por el capítulo del miedo grave: «Attamen, in casu, attendi debuit potius ad defectum ipsius deliberationis ex parte mulieris actricis, ex quadam gravissima obsessione non ex anomalia psychica potius ex externa impulsione ope parentum definite atque peremptorie exercita; adeo ut tandem aliquando puella caruerit libertate in eligendo et deliberando ideoque necessaria discretione iudicii. Quae sane, uti appellati Iudices animadverterunt agentes de priore capite nullitatis negativa decisione dimisso, non eatenus defuit in Armanda quatenus ipsa haud intellexit sufficienter rem matrimonialem; sed eatenus insufficiens graviter exstitit quatenus, ex impositione et durissimo parentum imperio, sub minis ejectionis e familia atque abruptionis cuiuscumque relationis affectivae, puella sexdecim annorum non valuit decernere de statu eligendo idest non ex sua deliberatione matrimonium contraxit» (num. 5). 2. Coram FIORE, Neapolitana, decisio diei 14 maii 1983, RRDec., vol. LXXV, pp. 284-291, (pro nullitate). «An constet de nullitate matrimonii, in casu». Un elemento importante para determinar la gravedad del miedo es la condición física y síquica de quien padece el miedo. En este sentido, es mucho más fácil que se cause el miedo invalidante en una mujer joven dependiente de su familia, que en una persona de ánimo firme. Este hecho, constantemente recordado por la jurisprudencia, confirma cómo en ocasiones puede ser difícil distinguir la llamada falta de libertad interna, que puede ser causada por las presiones o amenazas, del miedo “ab extrinseco” como capítulo de nulidad establecido por el legislador. «Cum metum primo sit subiectiva animi affectio, seu menti perturbatio, eius pondus vel gravitas arguitur non modo ex obiectiva natura mali, sed etiam ex persona physica et psychica illum subeuntis; videlicet gravitas metus dimetienda est non ex gravitate obiectiva, sed relativa, mali, seu in patientem prospecti. Patientis animi robur autem, pro eius conditione, e sexu, aetate, institutione, indole definita, existimandum est, ratione peculiariter habita circumstantiarum adiunctorumque in quibus ille versetur. Porro, facilius commovetur mulieris animus; sed puellae, tenerioris aetatis recteque institutae, facillime adigitur, datis praesertim circumstantiis re fundatis quibus ad invisas nuptias impellatur» (num. 2). 3. Coram GIANNECCHINI, Theatina, decisio diei 16 decembris octobris 1983, RRDec., vol. LXXV, pp. 727-736, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu». La sentencia recuerda la necesidad de una causa extrínseca en el supuesto del miedo, afirmando que el miedo “ab intrinseco”, sin una causa externa, no invalida el matrimonio. También en el caso de celebración del matrimonio por el temor a la infamia o a perder el buen nombre, para hablar de miedo invalidante se tendrá que probar la existencia de una causa extrínseca. «Unde metus irritans exsurgere non potest ex mera praevisione vel dubius ipsius patientis circa felicem exitum matrimonii, sed necessario procedat oportet a coactione, vi, impulsu externo, qui patientem ad matrimonium impellat. Metus enim ab intrinseco aut a causa necessaria excitatus nihil relevat in ordine ad validitatem matrimonii, qui pariter confundendus non est cun desiderio matrimonium non contrahendi aut procrastinandi quacumque ex causa». El efecto de la fuerza debe ser valorado también considerando la disposición de la persona y su carácter: «Cum metus substantialiter sit animi trepidatio contrahentis ob imminens malum, eius gravitas dimetienda est nedum ex obiectiva gravitate et probabilitate eventus mali incumbentis aut ex qualitatibus personae illud inferentis, sed ex mali apprehensione et aestimatione ipsius metum patientis, de cuius animi perturbatione disceptatur. Quare semper prae oculis habenda est institutio, natura et ingenium, educatio, aetas, consuetudo et peritie vitae, constantia et aliae qualitates subiectivae etsi excitatae et loci temporisque mores metum patientis et inferentis» (pp. 728-729, n. 2). «Quando agitur de infamia seu amissione boni nominis ex revelatione delicti occulti, cum unusquisque ius habeat ad bonam aestimationem, iniustitia semper adest. Tamen non semper patet, in casu, minitatio metus, seu causa externa metus, quae utpote factum, numquam praesumenda sed semper probanda est» (p. 729, n. 3). Y sobre la relación entre el metus ab intrinseco y el metus ab extrinseco: «Metus infamiae, exurgens ex revelatione delicti occulti procul dubio incipit a metu ab intrinseco, immo timor ac tremor internus constituit praerequisitam metus ab extrinseco. Si enim ei, qui dicitur metum patiens, parum vel nihil interest revelatio delicti occulti vel gravis, aut delictum quavis de causa iam publicum evasit, actum est de metu ab extrinseco et de coactione. Neque de metu agitur quando quis, sua culpa oppressus, nullo minitante ac impellente, matrimonium contrahit, ut uni vel pluribus culpa lateat. De metu matrimonium irritanti e contra, constat si altera pars aut alius interesse vel utilitatem habens revelatione delicti occulti explicite vel implicite utitur pro matrimonii celebratione et nonnisi hac minitatione fractus patiens matrimonium celebravit» (p. 729, n. 3). 4. Coram DAVINO, Baren., decisio diei 13 aprilis 1984, RRDec., vol. LXXVI, pp. 238-245, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu». También esta sentencia subraya la necesidad de la existencia de una causa extrínseca del miedo para que se declare la nulidad del matrimonio. «Ex providentia autem iuris ecclesiastici, cum de matrimoniali contractu agitur, consensus ad validitatem requisitum necesse est ut procedat a libera voluntate. Hinc non solum vis physica, seu maior rei impetus, qui repelli non potest, sed etiam vis moralis seu metus, qui definitur instantia vel futuri periculi causa mentis trepidatio, matrimonium invalidat. Per metum illa plena aufertur libertas quam sacrae lege pro nupturientibus requirendam statuunt» (p. 239, n. 2). «Si positivum et indissolubile dubium subsit de metu reapse incusso ab extrinseco, iniusto et gravi, vel si facile praesto fuerit medium ad malum impendens evadendum, iudicium contra matrimonium numqua erit pronunciandum» (p. 240, n. 5). «Tenedum igitur est ad probandum nullitatem matrimonii necessarium esse demonstrare filium voluntati parentum non obtemperasse sed potius subiisse, et quidem ob rationes sibi extrinsecas» (p. 240, n. 3). 5. Coram POMPEDDA, Venetiarum, decisio diei 14 maii 1984, RRDec., vol. LXXVI, pp. 272-278, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu: 1) ex capite metus actori incussi; 2) ex capite defectus consensus ex parte viri; 3) ex capite impotentiae in viro». En esta sentencia se analiza tanto el tema del temor grave como el del defecto del consentimiento por incapacidad consensual. Los jueces deciden afirmativamente por incapacidad, no por miedo, pues se demostró que el hombre no tenía la libertad para dar un verdadero consentimiento, no por causas externas, sino por la existencia de un grave trastorno psicosexual en el actor. «Summum igitur in actis inveniri possent vestigia argumentorum quae reducantur ad metum ab intrinseco. Ceterum plures exstiterunt rationes, ex quibus ipsemet actor matrimonium voluit ac prosecutus est, dum facillime illud vitare potuit nec fecit. Praeterqum quod nullam veram fovit aversionem in conventam, nec ipse, uti modo dicebamus, vitam coniugalem deseruit, dum adiuncta postmatrimonialia satis explicant res gestas etiam absque qualibet praematrimonialia coactione» (p. 273, n. 2). «Quae omnia elementa iuxta Patris sufficiente ostendunt atque probant in actore defuisse tempore matrimonii capacitatem eliciendi verum consensum matrimonialem, cum in eodem agnosci debeat abnormis indoles psychopathica simul cum evidenti deordinatione psychosexuali. Haud igitur de incapacitate eliciendi validum consensum in actore agendum est ac si illi defuerit sufficiens deliberatio, sed sub species incapacitatis praestandi obiectum foederis coniugalis, cum certo constet de gravi perturbatione psychosexuali actoris» (p. 278, n. 13). 6. Coram HUOT, Panormitana, decisio diei 24 maii 1984, RRDec., vol. LXXVI, pp. 300-317, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu». La sentencia se refiere a la necesidad de distinguir entre la decisión de celebrar un matrimonio por miedo grave — en el caso miedo reverencial — que tiene una causa externa, y la incapacidad para tomar una decisión desligándose del parecer de los padres en el caso de una personalidad dependiente patológica, que llega hasta un estado de simbiosis con los padres que impide la decisión libre. Son dos supuestos distintos: en el primer caso sería un miedo reverencial que tiene una causa extrínseca; en el segundo supuesto nos encontramos ante una verdadera incapacidad consensual por causa síquica. «Experientia duce, scimus omnes multum a circumstantiis socialibus, familiaribus, a dispositionibus physicis, etc. saepius pendere iudicium de gravitate periculi imminentis vel futuri. “Quae in se seu absolute considerata communiter habenter levia, respectu determinatae personae, quae metum patitur, possunt esse relative gravia ideoque gravis trepidationis productiva, quippe cum gravitas affectionis subiectivae, qualis essentialiter est metus, maxime pendeat ab individuali timentis dispositione physicae ac psychologica, quae et ipsa potest esse quammaxime diversa, ratione sexus, aetatis, complexionis organicae, debilitatis mentis, indolis, educationis, etc.” (G. Michiels, De delictis et poenis, vol. I, ed. Altera, 1961, p. 225)» (p. 301, n 3). «Subiecto seu submissio filii etiam maioris aetatis erga genitores nonnuquam ita abnormis est ut nil decernere valeat ipse sine patris matrisve consensus, immo nil agere possit quod eorum voluntati contrarium sit, nil vero omittere quod ab iisdem imponitur! Talis affectiva abnormis submissio a peritis vocatur vinculum seu ligamen “symbioticum” (“attaccamento simbiotico”); immaturitatem affectivam denotat quae subiectum seu “subditum” impedit quominus aliter velle aut decernere valeat ac persona a qua abnormaliter pendet» (pp. 302-303, n. 5). 7. Coram BRUNO, Bogoten., decisio diei 25 maii 1984, RRDec., vol. LXXVI, PP. 318-330, (pro nullitate). «Nullitatis matrimonii ob metum in viro». La sentencia distingue entre el miedo “ab extrinseco” que invalida el matrimonio y el miedo “ab intrinseco”, que no lo invalida. De todos modos, tiene en cuenta la personalidad de quien padece el miedo en la determinación de la gravedad. «Gravitas non exclusive a gravitate mali comminati dimetienda est, sed potissimum ex indole illius qui metum patitur. Adsunt enim viri fortes quos neque minae mortis commovere possunt, cum capaces sint eas spernere acriterque repugnare, sed sunt et alii, tum debiles ac infirmi animo, quibus minima quoque mala obiectum anxietatis et trepidationis constituunt; hi, patientia ac renisu (capacità di resistenza) omnino carentes, imperio fortiorum facile quassantur ac flectuntur» (p. 320, n. 4). Y, en particulares circunstancias, añade que «Non omnimode vehemens etiam coactio, sed aspera et continenter exercita in iuvene timido, docili, immaturo, a familia in omnibus dependente, qui, postquam puellam gravidam reddidit, valde depressus et turbatus evasit, iam per se gravis retinenda est. Principium a S. Thoma saepe invocatum: “Quidquid recipitur ad modum recipientis recipitur”, hic plenam suam applicationem obtinet» (p. 320, n. 5). «Incussio metus ab extrinseco non solum causam externam postulat, sed etiam liberam seu quae ab homine procedat. Proinde metus ab intrinseco, id est ex patientis indole exsurgens, vel ex autosuggestione vel ex vana imaginatione, consensum vitiare nequit. Idem dicendum quando agitur de metu promanante ab externis circumstantis, quae matrimonium ad mala vitanda necessarium quidem reddant, sed a causa libera sint omnino disiunctae» (p. 320, n. 4). «Metus est causa efficax matrimonialis contractus tantummodo si vim habeat causae motivae, praecipuae et dominantis in coniugii electione, quaeque uti sola possibilitatis minas effugiendi percipiatur. Nam si aliud remedium ad malum vitandum praesto sit, et eo uti ultro negligitur, praesumendum est contrahentem non ex metu sed alia ex causa ad contrahendum inductum fuisse» (p. 320, n. 4). 8. Coram SERRANO, Romana, decisio diei 8 iunii 1984, RRDec., vol. LXXVI, pp. 331-338, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu». Hace una referencia explícita a la libertad necesaria sobre la que trata el can. 1095, 2 al hablar de cuál es la libertad para el consentimiento matrimonial con relación al miedo invalidante. «Haec omnia, seu respectus maximus erga libertatem nubentium, magis adhuc urgerentur ex analogia cum hodierna sedulo concinnata notione capacitatis ad matrimonium, in qua nova lex aperte requirit discretionem iudicii iuribus et oficiis essentialibus matrimonium parem, quae ea valeat mutuo tradere acceptare: quin et in praxim deducere (cfr. Can. 1095, 2)» (num. 6). 9. Coram JARAWAN, Romana, decisio diei 26 octobris 1984, RRDec., vol. LXXVI, pp. 555-564, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ex capite defectus discretionis iudicii in actu matrimonii ex parte mulieris conventae, et quatenus negative, an constet de matrimonii nullitate ex capitibus vis et metus mulieri incussi, necnon ob exclusionem boni sacramenti ab utraque vel alterutra parte». La sentencia es interesante porque hace una referencia a la necesidad de que los jueces disciernan si en los contrayentes faltaba el conocimiento mínimo sobre el matrimonio o la libertad interior suficiente para elegir el matrimonio. «solius iudicis est decernere utrum contrahens reapse careat sive sufficienti cognitione naturae coniugii atque iurium et obligationem ipsi inhaerentium, sive sufficienti interiori libertate ad matrimonium eligendum» (num. 558). 10. Coram BRUNO, Firmana, decisio diei 28 martii 1985, RRDec., vol. LXXVII, pp. 193-205, (pro vinculo). «An constet de matrimonii nullitate, in casu». Recuerda que el miedo intrínseco no hace nulo el matrimonio, y afirma que la gravedad del miedo se determina no sólo por la gravedad de las amenazas, sino también teniendo en cuenta la condición física y síquica del sujeto que lo padece. Si la causa es totalmente intrínseca, el matrimonio no puede ser declarado nulo por el miedo. «Si metus autem est levis, aut ab intrinseco procedat, aut rationabile effugium, quod scilicet nec heroicitatem nec gravissima incommoda implicet, praesto sit, matrimonium irritare nequit» (p. 194, n. 3). «Gravitas coactionis non solum ex gravitate mali minitati, sed etiam ex physica ac physica condicione subiecti, in quem coactio exercetur, dimetienda est. Vir qui psychica deordinatione laborat, facilius meticulosi consensus praedam evadit quam bene ordinata persona, quae iisdem in adiunctis versetur. Leves enim vexationes vel minae in abnormi personalitate, gravem metum gignere possunt, dum in sana persona aut forti natura praedita nullum momentum habent» (p. 195, n. 4). «Attenta vero eius deordinata personalitate, absolute haud excluditur actorem rationabiles instantias et consilia familiarium puellae in suo animo amplificasse. Nihilominus, etiamsi hae minarum speciem in suo animo attingerint, nonnisi de metu ab intrinseco exorto, qui matrimonium irritare nequit, ageretur» (p. 205, n. 14). 11. Coram JARAWAN, Romana, decisio diei 20 aprilis 1985, RRDec., vol. LXXVII, pp. 206-215, (pro nullitate). «An sententia Rotalis diei 18 martii 1982 confirmanda vel infirmanda sit, in casu». El miedo “ab intrinseco” sin intervención humana externa, no hace nulo el matrimonio. Corresponde al juez determinar cuál fue la causa eficaz del consentimiento. «Metus ab intrinseco, et sine interventu humano ortus sacrum foedus haud irritat. Cum tamen non raro accidat ut metus habeatur tam ex extrinseco quam ab intrinseco, spectat ad iudicem decernere quaenam fuerit causa efficax consensus eliciti» (num. 2). 12. Coram COLAGIOVANNI, Romana, decisio diei 11 decembris 1985, RRDec., vol. LXXVII, pp. 569-576, (pro nullitate). «An constet de nullitate matrimonii, in casu, ex capite defectus discretionis in viro actore, et quatenus negative, ob metum reverentialem eidem incussum». En esta causa se plantea la cuestión de la distinción entre el miedo del can. 1103, que tiene una causa extrínseca, y el defecto grave de la discreción de juicio causado por una grave inmadurez afectiva que impedía una decisión libre. «Cum una ex fontibus defectus discretionis iudicii possit esse “immaturitas affectiva”, cumque haec non solum in ipsis dynamismis psychicis profundis personalitatis, seu in constitutione physio-psychica primaria, sed in indebita et naturalem evolutionem personalitatis obstruente actione et vi familiari, praesertim eorum in quorum potestate fili sunt, operae pretium erit cribrare hunc perniciosum extrinsecum influxum aliorum, qui dicuntur et probantur oppressisse et suffocavisse elationem potentialitatum et virium illorum qui in eorum potestate fuerunt». «Tunc vero caput vis et metus absorbitur iam a capite defectus discretionis iudicii utpote haec incapacitas cribrandi et perpendendi officia et onera matrimonialia latius patet quam indebitus influxus per vim et metum reverentialem exercitus» (p. 570, n. 13). «Quae immaturitas etiam aliis circumstantiis probatur: ex modo agendi viri erga Iosephinam, quae ab eodem praegnans facta est atque ex denegatione istius paternitatis ex influxu amitae Lydiae, ex eo quod parentibus naturalibus fuit orbatus, matre sua responsabilitate sese expoliante, patre demortuo; ex influxu praeponderanti amitae etiam in occupationibus procurandis pro actore et easdem impediendas, in influxu etiam postmatrimonalii, etc.» (p. 576, n. 24). 13. Coram BRUNO, Romana, decisio diei 28 februarii 1986, RRDec., vol. LXXVIII, pp. 128-139, (pro vincolo). «An constet de nullitate matrimonii ob metum mulieri incussum». En esta sentencia, se admite que el miedo generalmente no quita la libertad, sino sólo la disminuye, por lo que el legislador exige unas determinadas cualidades del miedo que hace nulo el matrimonio. Entre otras cosas, dice que el miedo “ab intrinseco”, aunque pueda ser subjetivamente grave, no invalida el matrimonio. «Cum metus autem generatim et per se omnem non tollat libertatem, sed illam tantum minuat, legislator ecclesiasticus determinatas qualitatis exigit» (p. 129, n. 3); «Metus, sive de metu communi sive de metu reverentiali agatur, consensum invalidum reddere non potest, nisi sit: a) gravis; b) ab extrinseco seu ab homine actu libero incussus, si enim e solis externis circumstantiis oriatur, nihil parere valet; c) iniustus, quoad modum vel quoad substantiam; d) quovis effugio carens, ita ut nuptiarum celebratio tamquam unicum remedium pro parte extet» (p. 129, n. 3). «Metus ab intrinseco exurgens, qui e. gr. puellam ad matrimonium ineundum impellat ne parentibus magnum afferat dolorem, cum iniuriam non contineat, nuptias non dirimit, quamvis subiective gravis esse possit» (p. 129, n. 4). 14. Coram STANKIEWICZ, Theatina., decisio diei 26 iunii 1986, RRDec., vol. LXXVIII, pp. 398-411, (pro vinculo). «An constet de matrimonii nullitate, in casu: a) ob simulationem totalem ex parte viri; et subordinate: b) ob metum eidem viro incussum». Esta sentencia distingue claramente entre el miedo grave causado “ab extrinseco” que quita la libertad interna, que entra en el supuesto del can. 1103, y el miedo “ab intrinseco”, por una causa interna, que disminuye gravemente o quita la libertad interna, y que debe ser analizado a la luz del canon 1095. «Non quilibet tamen metus nullum reddit consensum matrimonialem, sed ille tantum qui gravis est ab extrinseco, etiam haud consulto incussu, a quo ut quis se liberet, eligere cogatur matrimonium (can. 1103)» (num. 11). «Si autem metus oriatur ab intrinseco, scilicet ex impulsu causae internae, libertatis electionis deminutio vel ablatio alio ex capite aestimanda est (cf. Can. 1095, nn. 1-2), non autem ex vi conditionali seu compulsiva» (num. 11). 15. Coram RAGNI, Matriten., decisio diei 17 februarii 1987, RRDec., vol. LXXIX, pp. 48- 54, (pro vincolo). «An constet de nullitate matrimonii ob metum mulieri incussum». Si en el caso concreto falta la aversión y la coacción, nos encontraríamos ante un miedo “ab intrinseco”, no ante el supuesto legal considerado en el can. 1103. «Ad probationem metus invalidantis, praeterea, aversio exstare nequit sine coactione. Neque possibile est utramque notam, scilicet et aversionem et coactionem, inveniri in eodem subiecto, seu in eodem nupturiente, cum in caso haberetur solummodo “metus ab intrinseco”, non vero ab extrinseco sicuti determinat can. 1103 CIC» (p. 50, n. 5). 16. Coram POMPEDDA, Taurinen., decisio diei 23 martii 1987, RRDec., vol. LXXIX, pp. 132- 141, (pro vincolo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu». La sentencia distingue entre la coacción externa del can. 1103 y las compulsiones internas que quitan la libertad, que entrarían en los supuestos del can. 1095. «Ubi de libertate loquimur necessario dicimus quandam indeterminationem atque simul capacitatem sese determinandi. Sed exinde excludi nequeunt impulsiones quae etsi graviores, deliberationem plus minusve difficilem reddunt libertatem tamen non inficiunt: sufficit ut impulsus adeo vehementes haud sint qui voluntatem determinent. Quapropter voluntas in contrahendo matrimonio exigit deliberationem immunem haud tamtummodo ab externa coactione (quod respicit evidenter aliam iuridicam figuram, nempe metum), sed insuper a psychica coartatione interna, adeo ut iura et officia connubio inhaerentia adsumantur et tradantur scienter atque libere. Verum deest facultas determinationis intrinsecae ob determinationem ad unum ubi instinctus seu impulsus instinctuales electionem determinant adeo ut locus non sit libero arbitrio» (p. 135, n. 10). 17. Coram PALESTRO, Ianuen., decisio diei 25 maii 1988, RRDec., vol. LXXX, pp. 335-352, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ob defectum discretionis iudicii ex parte viri actoris». También en este caso los jueces distinguen entre la coacción externa propia del miedo y la coacción síquica interna propia de la incapacidad síquica que impide una decisión libre. «Porro cum consensus per actum humanum praestetur, quatenus nempe ex deliberata voluntate procedat (cf. S. Thoma, I. 2, q. I. a. 1) qua homo sui actus dominus est per rationem et voluntatem, seu per liberum arbitrium, oportet ut facultas a qua actus perficitur immunis sit non tantum ab externa coactione, sed etiam a necessitate seu intrinseca determinatione [...]. «...Equidem voluntas in contrahendo matrimonio secunferre debet deliberationem immunem seu liberam non tantum ab externa coactione, sed etiam a coertione psychica interna, idest esse debet plena facultas decernendi adeo ut iura et officia connubii assumantur et concedantur scienter et libere... reapse asserimus voluntatem subiacere non debere ulli agenti interno, sed, debere plene frui sua libertate in eliciendo consensu”» (p. 338, n. 4). «“Attamen adhuc animadvertere liceat eiusmodi libertatem intrinsecam deficere posse, non ob meram existentiam pulsionem internarum in subiecto sed contra praeterea quod eiusmodi motionibus homo haud valeat resistere ob suam ipsius abnormem conditionem” (dec. 21.2.1961, coram Sabattani, ARRT Dec., vol. LIII, p. 119, n. 4 et vol. LXXIII [1981], p. 145, n. 4)» (p. 338, n. 4). 18. Coram BRUNO, Caracen., decisio diei 22 iulii 1988, RRDec., vol. LXXX, pp. 480-489, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu». A mi parecer, esta es una de las sentencias más interesantes sobre la relación entre el miedo, la falta de libertad interna, y el defecto grave de la discreción de juicio. La sentencia dice que la falta de libertad interna y el defecto de la discreción de juicio están relacionados entre si, porque la libertad de elección no se refiere sólo a la voluntad sino también a la capacidad cognoscitiva crítica. Dice también que no son pocas las diferencias entre el miedo grave “ab extrinseco” y el defecto de libertad interna: el primero procede de una causa externa libre, el segundo del estado síquico del sujeto, aunque ello no excluye una intervención externa; en el miedo hay una estimación crítica y una decisión, aunque coacionada, mientras que en la falta de libertad interna el sujeto es incapaz de tomar una decisión; el miedo “ab extrinseco” es un miedo grave que provoca por si mismo la nulidad, mientras en el defecto de libertad interna, un miedo incluso leve, a causa del trastorno de la persona, puede ser suficiente para irritar el matrimonio. «Defectus libertatis internae et defectus discretionis iudicii inter se congruunt, quia libertas electionis non solum a voluntate, sed etiam a cognitione critica rei pendet. Etsi intellectus et voluntas sint facultatis diversae, tamen ad auto-determinationem mutua causalitate perveniunt». «Inter has causas, numerantur morbi psychotici, psychopatiae, nevroses, immaturitates psycho-affectivae, et etiam peculiares status psychologici, qui, quamvis claram structuram psychomorbosam non habeant, tamen, praesertim si insiti sint in persona seriis defectibus relationis interpersonalis laborant, determinare quoque possunt graves errores aestimationis vel criticae electionis». «Circumstantiae quoquae externae nonnumquam peculiarem influxum in subiecti autodeterminatione exercent, ut v.gr. metus infamiae, timor de parentum salute, metus suicidii, inopinata puella praegnantia, pressiones ab extrinseco exercitae» (p. 482, n. 5). «In matrimonio contrahendo haud leves diversitates inveniuntur inter metum gravem ab extrinseco incussum et defectum libertatis internae. Primus semper ab homine procedit, alter praesertim e statu psychico vel psychologico subiecti, etsi externum interventum non excludat. In metu ab extrinseco factorum aestimatio et dein decisio, quamvis coacta, in potestate subiecte manet; in defectu internae libertatis e contra, status deordinatus subiecti cum incapacem reddit debitae ac rectae aestimationis ac decisionis. In metu ab extrinseco est gravis metus, in seipso spectata, quae nullitate matrimonio provocat, dum in defectu libertatis internae, metus etiam levis, attenta deordinatione subiecti, sufficit ad coniugium irritandum [...]. Mera consilia, modicae ac iustae pressiones, inopinata praegnantia et sensus communis structurae socialis, per se aptae rationes non sunt ad inducendum in contrahentem normalem gravem defectum discretionis iudicii cum consequenti defectu internae libertatis» (pp. 482-483, n. 6). 19. Coram COLAGIOVANNI, Ventiarum., decisio diei 11 octobris 1988, RRDec., vol. LXXX, pp. 514-523, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu». En la instancia precedente la duda había sido formulado en el siguiente modo: «Si consta la nulidad del presente matrimonio por temor inflijido en la mujer y por haber ella misma excluido la prole)». La sentencia afirma que, como en el anterior Código, el miedo debe ser “ab extrinseco”, es decir, no causado por pulsiones subjetivas. «Attamen, metus, uti in priori codice, debet esse “ab extrinseco”, seu non ex subiectivis pulsionibus, uti causa efficient» (p. 515, n. 5). 20. Coram FALTIN, Singaporen., decisio diei 11 novembris 1988, RRDec., vol. LXXX, pp. 623-635, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu». Afirman los jueces que cuando la causa del temor no es externa, sino interna, pero es tal que quita la libertad necesaria para la decisión matrimonial la causa debe ser tratada más por el canon 1095, 2-3 que por el capítulo del miedo del canon 1103. En el caso, los jueces consideraron que la causa de la pérdida de la libertad había sido no tanto una causa externa cuanto la personalidad inmadura y frágil de la mujer y el estado de auténtica conmoción y pánico en ambos que impedía una valoración crítica y una decisión libre. «Hisce iuris ac doctrina thomistica suffultae et in eadem innixae perplurimae habentur Nostri Fori decisiones, iuxta quas praegnantiae causa nemini licet libertatem electionis status personalis cuicumque tollere, sive factum “iam divulgatum est aut in talibus ... versetur adiunctis ut prudenter iudicari possit et debeat facile divulgatum iri” (cfr. ARRT Dec., diei 9 iulii 1929, coram Massimi) vel comprimere, neque sub praetextu “probatorum morum sit socialis consuetudinis” (cfr. ARRT Dec., diei 23 ianuarii 1957, coram Doheny, n. 2; coram Jullien, ibid., 1945, p. 301, n. 9)». Luego, añade la sentencia: «Quo in casu, attenta coactione, ad mentem can. 219, cui contrahens resistere nequit, rectius, uti et Nos censemus, invocatur can. 1095, nn. 2-3, potiusquam can 1103 (cfr. ARRT Dec., in una Panormitana seu Iacien., diei 9 aprilis 1984, coram Agustoni)» (p. 626, n. 9). La sentencia fue pro nullitate por el defecto grave de la discreción de juicio: «Utraque pars, ideo, et praesertim mulier, incapax erat eliciendi verum actum humanum ob defectum libertatis (electionis et determinationis) internae et facultatis criticae, provocatum ab immaturitate constitutiva in adulescente “psychologice fragili” (muliere) et a statu panici (utraque parte), qui in contrahentibus provocavit “un tilt” capacitatis rationalis et decisionalis» (p. 634, n. 17). 21. Coram FUNGHINI, Neapolitana., decisio diei 23 novembris 1988, RRDec., vol. LXXX, pp. 652-667, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu». Subraya que la causa del miedo debe ser extrínseca y no procedente de un remordimiento de conciencia, una idea fija, una alucinación, etc. «Ex extrinseco insuper illatus sit oportet, i.e. non a causa interna, uti v.g. cruciata conscientiae, idea fixa, hallucinatione, etc., procedens» (p. 653, n. 2). 22. Coram RAGNI, Curitiben., decisio diei 28 novembris 1989, RRDec., vol. LXXXI, pp. 724-732, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu» (El dubium previo fue formulado así: «si consta la nulidad del matrimonio en razón de la simulación total del consentimiento por causa del miedo grave y de las amenazas (can. 1101, § 2 e can. 1103) in viro actore»). Dice la sentencia que el miedo debe ser “ab extrinseco” y no se puede confundir con el miedo “ab intrinseco” o con el deseo de no contraer el matrimonio, o de retrasarlo por alguna causa. «Sed elementum quod gignit seu provocat metum (sicuti causa relate ad effectum) ab extrinseco provenire debet atque ingredi in illam personam quae, obtorto collo et exercitio suae libertatis orbata, ad nuptias ineundas cogitur adversus propriam voluntatem. Quapropter metus ab extrinseco et subiective gravis minime confundi potest cum quocumque metu ab intrinseco vel cum desiderio matrimonium non contrahendi aut matrimonium procrastinandi quavis de causa [...]» (p. 725, n. 2). 23. Coram STANKIEWICZ, Neapolitana, decisio diei 21 decembris 1989, RRDec., vol. LXXXI, pp. 789-803, (pro vinculo et pro consummatione). «1) An constet de matrimonii nullitate, in casu, ob metum actori incussum; et quatenus negative: 2) An consilium praestandum sit Sanctissimo pro dispensatione consedenda super matrimonio rato et non consummato, in casu». Hablando de la causa externa, los jueces dicen que la jurisprudencia constante afirma que ésta debe provenir de una causa libre, es decir, del hombre, mediante un acto libre y deliberado, y no sería tal el miedo que proviene de una causa natural o necesaria, o del temor de morir por una enfermedad o por un naufragio. Un miedo que provenga de una causa intrínseca, con más razón si es una causa patológica, que quita la libertad interna, debe ser juzgado bajo el capítulo de la incapacidad (can. 1095, 1-2), no bajo el capítulo del miedo (can. 1103). «In primis igitur metus matrimonium dirimens, qui vocatur quoque vis moralis conditionalis vel compulsiva, cum sit coactio moralis voluntatem movens sub comminatione mali, ab extrinseco incussus esse debet. At non agitur de metu ab externo illato, id est a qualibet causa externa, quantumvis haec sit naturalis seu necessaria, prout metus mortis propter exitialem morbum vel naufragium. Nam constans communis iurisprudentia canonica hunc terminum restringit ad metum qui a causa externa libera provenit, id est ab alio homine, qui actu humano, scilicet conscio ac deliberato, suum imperium seu praeceptum voluntati metum patiens imponit» (p. 792, n. 5). «Quotiens igitur interna mentis trepidatio contrahens ab intrinseco proveniat, potissimum vero ex causa pathologica, libertatis internae gravis imminutio vel ablatio alio ex capite iudicari debet (cf. Can. 1095, nn. 1-2), non autem ex capite metus (cf. Infrascripto Ponente, decisio diei 26 iunii 1986, Theatina seu Pinnen. Piscarien., n. 11)» (pp. 792-793, n. 5). 24. Coram LANVERSIN, Romana, decisio diei 7 novembris 1990, RRDec., vol. LXXXII, pp. 774-782, (pro nullitate). «An constet de nullitate matrimonii, in casu» (El dubium previo había sido: «An constet de nullitate matrimonii, in casu, ex capite vis et metus mulieri actrici incussi, et sin minus, ex capite defectus matrimonialis consensus, ob exclusum bonum sacramenti ex parti eiusdem mulieris»). Los jueces recuerdan los requisitos del miedo, subrayando la extrinsecidad, la cual significa también que esta causa debe provenir del obrar libre de un hombre. «—Gravitas, absoluta vel relativa, i.e non exclusive a gravitate mali comminati dimetienda est, sed potissimum ex indole illius qui metum patitur; —Origo ab extrinseco metus non solum causam externam postulat, sed etiam liberam seu quae ab homine procedat, ideoque ut adsit causalitatis nexus inter metum et matrimonium, adeo ut nuptiae contrahentur ex metu, non vero cum metu vel occasione metus; —Causa efficax matrimonialis contractus ex metu procedit tantummodo si vim habeat causae motivae, praecipuae et dominantis in coniugii electione, quaeque uti sola possibilitas minas effugiendi percipiatur» (p. 776, n. 7). 25. Coram FUNGHINI, Romana, decisio diei 16 ianuarii 1991, RRDec., vol. LXXXIII, pp. 14-35, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ob exclusum bonum sacramenti a viro necnon ob metum viro incussum». También en esta sentencia se recuerda que la extrinsecidad significa que la causa del miedo debe provenir del obrar libre de un hombre. «Ab extrinseco dicitur metus si procedit a causa libera, seu ab homine. Causa enim naturalis, necessaria vel intrinseca iniuriam non irrogat nec consequenter libertatem electionis laedit» (p. 16, n. 2). 26. Coram DORAN, Baren., decisio diei 28 februarii 1991, RRDec., vol. LXXXIII, pp. 126-136, (pro nullitate). «An constet de matrimonii nullitate, in casu, ob metum mulieri incussum». Los jueces recuerdan la diferencia entre el miedo “ab extrinseco” invalidante y el miedo causado por una causa natural o por una causa intrinseca, que no entrarían en el supuesto del can. 1103. «Metus est ab extrinseco incussus cum provocatur ab alia persona quam metuente, ab una nempe causa externa, humana et libera (cum intentio legis Ecclesiae est protectio christifidelium contra abusiones ab aliis hominibus). Quapropter metus qui provenit ex causis naturalibus (exemplis sint metus ex terraemotu, morbo aliave infirmitate) vel ex causis intrinsecis (exempli gratia, metus ex somniis, cogitationibus, insomniis, “autosuggestionibus”, morsu conscientiae vel aliis huiusmodi» (pp. 129-130, n. 10). 27. Coram STANKIEWICZ, Beryten. Maronitarum, decisio diei 27 februarii 1992, RRDec., vol. LXXXIV, pp. 103-124, (pro vinculo). «An constet de matrimonii nullitate in casu: 1) ob incapacitatem actoris assumendi essentiales matrimonii obligationes; 2) ob metum mulieri conventae diligentiori incussum». Un miedo que provenga de una causa intrínseca, con más razón si es una causa patológica, que quita la libertad interna, debe ser juzgado bajo el capítulo de la incapacidad (can. 1095, 1-2), no bajo el capítulo del miedo (can. 1103). «In primis metus nuptias dirimens ab extrinseco incussus esse debet, hoc est a causa libera, non ideo neccessaria, sed ab alio homine, qui actu humano conscio ac deliberato nubendi instans praeceptum, directe et indirecte, voluntati metum patientis imponit. Si enim impulsus trepidationis mentis ab intrinseco oriatur, praesertim a causa naturae psychicae, de libertatis internae imminutione vel ablatione alio ex capite iudicandum est (cf. can. 1095, nn. 1-2), minime autem ex capite metus» (p. 119, n. 30). 28. Coram BURKE, Austinien., decisio diei 6 aprilis 1995, RRDec., vol. LXXXVII, pp. 260-271, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu». Esta sentencia trata de la falta de libertad desde diversas perspectivas, distinguiendo claramente entre el miedo grave y la falta de libertad interna, que la jurisprudencia de la Rota trata bajo el can. 1095, 2. En ambos casos, afirma, falta la deliberación interna, pero en modo muy diverso, por lo que establecer un paralelismo entre el temor y la falta de libertad interna puede llevar a errores. En el miedo hay consentimiento, aunque sea mínimo (a menos que el contrayente haya simulado, caso en el que tendríamos una simulación en vez de un miedo), y la ley positiva, teniendo en cuenta las exigencias de la ley natural, establece la nulidad de este consentimiento a causa de la injusticia. En los casos del can. 1095, en cambio, nunca existió un consentimiento real. En el caso del miedo, es una causa externa que quita la libertad, mientras que en los casos de defecto de la discreción de juicio es una anomalía síquica la que impide dar un consentimiento válido. En los casos en los que el miedo no grave, o el miedo intrínseco, causa o potencia una anomalía síquica, la causa de la nulidad no será el miedo, sino el defecto grave de la discreción de juicio que tiene su origen en la anomalía. «Gravis vis vel metus matrimonium invalidum reddere possunt (can. 1103), ac idem dicendum est de defectu libertatis internae (quod nunc sub can. 1095, n. 2, nempe sub gravi defectu discretionis iudicii, a iurisprudentia tractatur). In utroque casu, deliberatio interna afficitur; sed modis valde diversis. Propterea in errorem facile incidit qui paralelismum inter duos casus stabilire vult. Recolendum est quod in metu, verus consensus adest (si pars verum consensum minime praebuisset, casus esset de simulatione potius quam de vi et metu); lex tamen positiva, legem quidem naturalem insequens, eum vanificat propter iniustitiam inlatam (cf. Coram de Lanversin, decisio diei 7 novembris 1990, RRDec., vol. LXXXII, p. 776, n. 7). Can 1095, e contra, agit de casibus in quibus realis consensus numquam adfuit. Cum de vi vel metu agitur, adest externa minatio quae influxum, conscio quidem modo, ita exercet in internam deliberationem nupturiens ut consentiat, quatumvis reluctanter, in nuptias non desideratas. Cum autem de defectu discretionis agitur, adest elementum internum ex quadam anomalia psychica derivans, quod reddit nupturientem incapacem, modo quidem inconscio, consentiendi in nuptias quas ipse revera desiderabat. In illo casu basis nullitatis est vis externa quae causat ut persona consensum praebeat; hoc in casu, est psychica anomalia quae impedit ne persona valide consentiat. Hae quidem distinctiones in obscuriorem lucem collocari videntur in paragrapho (ex opera “Annulments”, a L. Wrenn scripto) quam Tribunal appellationis in presenti causa citat ac adoptat in sua sententia: “The adjacent ground of lack of due discretion picks up exactly where force and fear leave off. In other words, where fear is present to such a degree that it disturbs the subject’s faculties and disables him from making a sound judgment and free choice, then even though if fear is intrinsic, the marriage is nevertheless invalid”. Metus equidem posset constituere unum ex multiplicibus elementis provocantibus perturbationem psychicam sufficientem ad consensum vanificandum; nullitas tamen tribuenda erit in casu ipsi anomaliae psychicae, minime causae eius (sive sit metus vel alia quaevis causa). Opportunum igitur esse potest aliquas considerationes hic praeferre circa connexionem inter capacitatem consensualem ac libertatem internam» (pp. 261-262, n. 2). 29. Coram BURKE, Poncen., decisio diei 14 novembris 1996, RRDec., vol. LXXXVIII, pp. 689-696, (pro vinculo). «An constet de nullitate matrimonii, in casu, ob gravem defectum discretionis iudicii in viro actore ad normam can. 1095, n. 2». En un paso de la sentencia se distingue claramente entre el miedo, la simulación y la incapacidad síquica, cuando se afirma que el can. 1103 contempla la hipótesis de una persona que ni simula conscientemente (can. 1101), ni es incapaz inconscientemente de dar el consentimiento (can. 1095), sino que da un consentimiento genuino que sería de por sí válido, aunque la ley positiva, en armonía con las exigencias de derecho natural, establece la nulidad de este consentimiento. «Canon 1103 ergo contemplatur hypothesim personae quae nec conscienter simulat (can. 1101), nec inconscienter incapax valide consentiendi est (can. 1095), sed reapse consensum genuinum dat qui per se est validus, quamvis lex positiva, in harmonia cum eis quae videntur esse exigentiae legis naturalis, parata sit ad huiusmodi consensum nullificandum (cf. coram infrascripto Ponente, decisio diei 6 aprilis 1995, RRDec., vol. LXXXVII, pp. 261ss, n. 2)» (p. 692, n. 8). 7. Visión general de la jurisprudencia sobre libertad interna y discreción de juicio. Como he dicho y hemos analizado en la jurisprudencia rotal, es prácticamente unánime que la falta de libertad interna no es un capítulo autónomo de nulidad, sino que después de la reorganización de la materia en el can. 1095 esta se debe incluir o en el supuesto del temor (cuando existen los requisitos del can. 1103), o en uno de los supuestos del canon 1095. En la mayoría de los casos, se pone en relación con el canon 1095, 2. Presento algunas de las decisiones más interesante sobre este tema: «Potiusquam de defectu libertatis internae, heic disputandum est de defectu discretionis iudicii circa iura et officia matrimonialia essentialia mutuo tradenda et acceptanda, “attento quod gravis defectus discretionis iudicii, de quo in can. 1095 § 2, omnes defectus complectitur tum facultatis cognoscitivae et criticae tum deliberationis voluntatis ex carentia libertatis internae provenientis”» c. Jarawan, 15.XI.1989, RRDec., vol. LXXXI, p. 677, n. 5. Mons. Jarawan, a su vez, cita la c. Stankiewicz, 19.XII.1985, p. 5, n. 4, en «Il Diritto Ecclesiastico» 2 [1986] p. 3. Efectivamente, en 1995, de las 17 sentencias rotales publicadas sobre el capítulo de nulidad del «grave defecto de la discreción de juicio» (can. 1095 § 2), 11 de ellas colocan explícitamente la «falta de libertad interna» en este parágrafo del canon. Cfr. c. De Lanversin, 18.I.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 44, n. 8; c. Funghini, 1.I.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 107, n. 2; c. Burke, 6.IV.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 261-268, nn. 2-16; c. Turnaturi, 16.VI.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 367-375, nn. 19-33; c. Boccafola, 13.VII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 469, n. 6; c. Faltin, 19.VII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 480-481, nn. 10-12; c. Stankiewicz, 20.VII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 514, n. 24; c. Ragni, 7.XI.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 610, n. 5; c. Pinto, 17.XI.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 618-619, nn. 23; c. Boccafola, 14.XII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, pp. 687-688, nn. 8-9; c. Jarawan, 20.XII.1995 RRDec., vol. LXXXVII, p. 741, n. 2. Luego, en 1996, de las 22 sentencias rotales publicadas sobre el capítulo «grave defecto de la discreción de juicio» (can. 1095 § 2), 19 de ellas colocan explícitamente la «falta de libertad interna» bajo este capítulo: Cfr. c. Funghini, 17.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 15, nn. 5-6; c. Boccafola, 25.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 64, nn. 5-6; c. Pinto, 30.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 75, n. 5; c. Stankiewicz, 30.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, pp. 82-83, n. 5; c. Sable, 23.I.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 143, n. 4; c. Defilippi, 7.III.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 213, nn. 8-9; c. Burke, 14.III.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, pp. 228-230, nn. 2-6; c. Ragni, 24.V.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 371, n. 8; c. Ragni, 30.V.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, pp. 417-418, n. 10; c. Serrano Ruiz, 7.VI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 448, n. 6; c. Lanversin, 11.VI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 457, n. 9; c. Monier, 21.VI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 492, n. 11; c. Lanversin, 17.VII.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 526, n. 16; c. Pinto, 4.X.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, pp. 490-492, nn. 6-7; c. Civili, 7.XI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 683, n. 9; c. Burke, 14.XI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 696, n. 25; c. Boccafola, 21.XI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 735, nn. 6 et 16; c. Pinto, 22.XI.1996, RRDec., vol. LXXXVIII, p. 762, n. 5. (cfr. ROTAE ROMANAE TRIBUNAL, Decisiones seu Sententiae, vol. LXXXVII, Ciudad del Vaticano 1999). En los casos más recietes de la Rota (todavía no publicados) que he podido controlar (1998-2000) he encontrado sólo dos casos de «falta de libertad interna», que son tratados también a la luz del canon 1095, n. 2: c. Bottone, 24.X.2000, P.N. 97/00; c. Boccafola, 18.XI.1999; P.N. 131/99. Esta última sentencia afirma claramente: «Defectus libertatis internae et defectus discretionis iudicii inter se congruunt, quia libertas electionis non solum a voluntate, sed etiam a cognitione critica rei pendet» (c. Boccafola, 18.XI.1999, n. 5). 8. Conclusión Finalmente, teniendo en cuenta el hecho de que al final es la deliberación interna de la persona la que se pierde, se concluye que se debe hacer una adecuada distinción entre el canon 1095 y el canon 1103. Por una parte, los casos contemplados en el canon 1103 se dan en una persona que es al mismo tiempo consciente — «conscio quidem modo» —de la «externa minatio» que influye sobre su decisión. Por otra parte, en los casos que caen bajo el canon 1095, la persona incapaz no se da cuenta — «modo quidem inconscio» — de que ella está en realidad contrayendo un matrimonio inválido en cuanto no puede dar un consentimiento válido. El punto central de la cuestión es la diferencia de situación entre la persona que sufre el miedo, que tiene conciencia de las presiones que le vienen desde fuera (en el caso de violencia y temor); y el estado de la persona que es incapaz, en la cual no hay una conciencia de su situación de falta de libertad (en el caso del grave defecto de la discreción de juicio o de la incapacidad en general). Pienso que esto es muy importante para una adecuada sistematización jurídica del canon 1095 y del canon 1103 del Código de 1983. En conclusión, podemos decir que el defecto de la discreción de juicio termina donde empieza la violencia y el temor, y viceversa.