SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia HIPERTENSIÓN ARTERIAL SEVERA EN SALAS DE GUARDIA (CRISIS HIPERTENSIVAS) Dr Nicolás Stavile Dr Raúl F. Echeverría La hipertensión arterial severa constituye el 10-12 % de las consultas en salas de guardia, de las cuales menos del 1 % llegan a ser emergencias hipertensivas [1]. La prevalencia de hipertensión arterial oscila entre 20-32% en la población general, y sólo un 25 % de los pacientes logra un buen control de la presión arterial (PA) [2,3]. En nuestro país, como ya se ha mostrado en el capítulo sobre “Epidemiología de la Hipertensión Arterial”, la prevalencia va de 29,9 % a 39,8 % y el control oscila entre un 5 y un 13 %, según diversos estudios. La mayoría de los pacientes con “crisis hipertensivas” ya se han diagnosticado como hipertensos e incluso muchos tienen tratamiento antihipertensivo con inadecuado control de la PA . La falta de un médico de cabecera, el no cumplimiento con la medicación prescripta y el consumo de drogas ilícitas son factores de riesgo mayores para el desarrollo de crisis hipertensivas. En 1974, basado en la rapidez con la que es necesario actuar, Koch-Weser [4] clasificó a las crisis hipertensivas en: a) Emergencias: situaciones en las cuales se requiere una reducción inmediata de la PA. b) Urgencias: situaciones en las cuales es deseable una reducción dentro de las 24 hs La urgencia hipertensiva se distingue de la emergencia por la falta de daño de órgano blanco progresivo agudo sin importar los valores de presión arterial absolutos, dado que valores no demasiado elevados de PA pueden tener rápidamente consecuencias desastrosas en pacientes con insuficiencia del ventrículo izquierdo (VI), con aneurisma cerebral, o en una embarazada con toxemia, en tanto que valores absolutos más altos Tabla I. SITUACIONES DE EMERGENCIA CON P.A. MODERADAMENTE ELEVADA pueden ser bien tolerados por largo tiempo en PREECLAMPSIA-ECLAMPSIA hipertensos crónicos. GLOMERULONEFRITIS AGUDA La Sociedad Argentina de Cardiología, al igual que la CONSUMIDORES DE COCAINA ANEURISMA CEREBRAL INSUFICIENCIA CARDIACA AGUDA Organización Mundial de la Salud, no utiliza el término “crisis hipertensiva” porque el mismo presupone un aumento de la PA rápido, sostenido y significativo tanto en sus valores como en sus probables consecuencias, lo cual generalmente no puede ser documentado. En cambio utiliza el de “hipertensión severa en servicios de emergencias” definiéndola como un grupo de situaciones caracterizadas por la presencia de hipertensión severa (PA sistólica >180 mmHg y/o PA diastólica >110 mmHg), la cual puede presentarse en forma aislada o acompañando a distintas entidades con características fisiopatologicas y evolutivas 1 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia propias [5]. A los fines expositivos, se usarán en el texto ambas denominaciones. La Hipertensión Arterial severa en Sala de Guardia se clasifica en: 1) Emergencia hipertensiva 2) Emergencia clínica asociada a hipertensión arterial 3) Hipertensión severa de riesgo indeterminado 4) Hipertensión severa aislada La aparente discordancia en las denominaciones se explica por el mecanismo de autorregulación del flujo sanguíneo arterial. El mecanismo fisiopatológico a nivel vascular de las emergencias hipertensivas es complejo y no del todo conocido. Se produce una disfunción endotelial probablemente relacionada con alteraciones en el sistema renina-angiotensina-aldosterona, pérdida de mecanismos vasodilatadores endógenos (óxido nítrico, prostaciclina), presencia de estrés oxidativo, regulación al alta de mediadores proinflamatorios incluyendo moléculas de adhesión celular a nivel vascular y la liberación de vasoconstrictores locales como la endotelina-1. Esto lleva finalmente a la hipoperfusión tisular, necrosis fibrinoide arteriolar y aumento de la permeabilidad endotelial con edema perivascular. Además la pérdida de la actividad fibrinolítica endotelial, junto con la activación de la coagulación y la agregación plaquetaria, promueve la coagulación intravascular diseminada [6,7]. El resultado final es la isquemia en el órgano diana, que a su vez desencadena la liberación de sustancias vasoactivas que inician un círculo vicioso. El objetivo del tratamiento es interrumpir este ciclo, reduciendo las resistencias vasculares sistémicas. La alteración fisiopatológica principal en las emergencias hipertensivas es la pérdida de la autorregulación a nivel del lecho vascular en los órganos diana, especialmente cerebro, corazón y riñón. La mayoría de los pacientes con crisis hipertensivas sufren hipertensión arterial crónica. La hipertensión arterial crónica conlleva cambios estructurales y funcionales a nivel del árbol arterial que provocan la desviación hacia la derecha de la curva de autorregulación de presiónflujo, que ha sido mejor descrita a nivel cerebrovascular. Cuando disminuye la presión sanguínea existe vasodilatación cerebral, y cuando aumenta la presión sanguínea, vasoconstricción cerebral, de tal forma que la presión de perfusión permanece constante a pesar de las fluctuaciones en la presión arterial media (PAM). En individuos normales el flujo sanguíneo cerebral permanece prácticamente constante para una PAM entre 60 y 150 mmHg (figura 1). Cuando la PAM disminuye por debajo de los límites inferiores de la autorregulación, el cerebro comienza a estar hipoperfundido provocándose hipoxia cerebral con síntomas como mareo, náusea y síncope. En individuos con hipertensión arterial crónica el límite inferior de la autorregulación ha aumentado, y la autorregulación puede fallar con cifras de PAM que son bien toleradas en normotensos [8]. Este modelo sugiere que los pacientes hipertensos crónicos pueden no tolerar un rápido retorno a presiones sanguíneas normales. Hay reseñas en la 2 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia bibliografía de complicaciones con descensos bruscos de la PA en pacientes hipertensos tras ser tratados con nifedipina de liberación rápida. La observación de que el límite inferior de la curva de autorregulación tiende a ser el 25% de la PAM lleva a la recomendación generalizada de que la PAM no debe ser disminuida de forma aguda más del 20-25%. El objetivo del tratamiento suele ser alcanzar una PAD de 100-110 mmHg, una PAM de 110-115 mmHg o bajar la PAM un 25% [5]. Al revés, cuando aumenta progresivamente la PA sistémica, la capacidad de constricción de los vasos sanguíneos para mantener constante el flujo cerebral se pierde. Se produce entonces una dilatación brusca que conduce a una situación de hiperperfusión y edema cerebral. En pacientes previamente normotensos este límite puede ser tan bajo como de 160/90 mmHg, mientras que en los hipertensos crónicos con vasos hipertróficos el umbral está en niveles de PA diastólica iguales o superiores a 150 mmHg. El conocimiento de la fisiopatología de las emergencias hipertensivas tiene importantes implicancias en la realización de un tratamiento adecuado [9]. Figura 1 Figura 1 No hay consenso en cuanto a valores Autorregulacion Cerebral de PA sistólica y o diastólica, aunque PAM (mmhg) Flujo sanguineo cerebral (ml/gr/min) 60 120 algunos autores la definen 160 diastólica >120 mmHg, dado que 140 70 por PA Normal Hipertensos algunos estudios demostraron que por debajo de estos valores no hubo daño de órgano blanco agudo, si bien dichos 0 trabajos fueron en su mayoría de mala calidad (no controlados, muestras pequeñas, falta de seguimiento). En síntesis, lo que determina una emergencia o urgencia en el tratamiento de estas entidades es la situación clínica del paciente y no los valores absolutos de presión arterial, siendo lo primero lo fundamental para determinar la agresividad y el tiempo terapéutico. Sin embargo, si bien está claramente establecido que un paciente con daño de órgano blanco agudo o en progresión debe tratarse por vía parenteral e internarse en unidad de cuidados intensivos, en el paciente con ausencia de daño agudo pero con antecedentes de hipertensión arterial y daño crónico y/o patología asociada e hipertensión severa resulta difícil evaluar el costoriesgo-beneficio de instaurar un tratamiento hipotensor, por lo que definir estas situaciones tan heterogéneas y frecuentes como “urgencias” condicionan al médico a implementar medidas terapéuticas inmediatas por el supuesto de una probable evolución aguda y a la percepción en la población general, y a veces también en los médicos, de que toda elevación de la PA es peligrosa sin importar el contexto del paciente. La terapia agresiva en la urgencia hipertensiva se ha aconsejado al asumir que un pronto descenso en la PA previene las emergencias hipertensivas, que la terapéutica no tiene consecuencias agudas o que medicar mejora el control de la presión a corto plazo. De hecho no hay trabajos que apoyen dichas presunciones. Ningún trabajo controlado demostró consecuencias adversas del placebo o la observación. Es más, en los grupos de tratamiento con drogas ha habido casos de infarto agudo de miocardio, accidente isquémico transitorio, síncope, trastornos de conducción cardíacos, hipotensión sintomática y accidente 3 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia cerebrovascular (ACV) con drogas como nifedipina y clonidina [10-12]. La causa más frecuente de “crisis hipertensiva” es la hipertensión esencial en pacientes con control inadecuado o poca adherencia al tratamiento, siendo las causas secundarias de hipertensión mucho más raras, por lo que para su prevención se recomienda el buen control y seguimiento del hipertenso crónico. Tabla II. CAUSAS DE EMERGENCIAS HIPERTENSIVAS Los CON HTA CONOCIDA pacientes con “urgencias hipertensivas” pueden tener asociados Suspensión del tratamiento Tratamiento inadecuado ( mala elección del antihipertensivo, no dar síntomas dosis dividida, dosis insuficiente) entrecortada Desarrollo de hipertensión secundaria (renovascular, como o mayormente hiperaldosteronismo, etc.) cefalea, respiración ansiedad, se pero encuentran Drogas ( descongestivos, corticoides, AINE, ciclosporina) asintomáticos. El paciente ante síntomas Suspensión brusca de betabloqueantes o clonidina vagos o malestar inexplicado suele atribuir SIN HTA PREVIA sus síntomas a la elevación de la PA, y Hipertensión esencial Parenquimatosa renal ( pielonefritis crónica, glomerulonefritis, vasculitis, nefritis intersticial ) esto es tan así que casi 75 a 80 % de ellos al consultar conocen su condición de Estenosis de la arteria renal hipertensos. Síndrome de apneas del sueño Esto toman la que Aldosteronismo pacientes Drogas (cocaína, abstinencia alcohólica, anticonceptivos, corticoides, prescripta o están recibiendo AINEs, IMAO, anfetaminas, fenciclidina, ciclosporina ) no sugiere los medicación terapia Síndrome de Cushing inadecuada, y estas son las principales Feocromocitoma causas de “crisis hipertensiva”. Los signos y síntomas más frecuentes son cefalea, epistaxis, desvanecimiento, dolor de pecho, disnea, déficit focales motores, vértigo, parestesias, y arritmias [1]. Tabla III. Signos y Síntomas Crisis % Urg. Emerg. % % P Emergencia Hipertensiva: Se trata de una situación clínica o Cefalea 17.0 22.0 3.0 <.001 Epistaxis 13.0 17.0 0.0 <.001 subclínica que pone en riesgo inminente la Dolor torácico 13.0 9.0 27.0 <.005 vida del paciente, caracterizada por la Disnea 12.0 9.0 22.0 <.02 presencia de daño de órgano blanco y en la Desvanecimiento 10.0 10.0 10.0 NS Agitación psicomotora 7.0 10.0 0.0 <.004 Déficit neurológico 7.0 3.0 21.0 <.001 patogénico fundamental en la generación y Vértigo 6.5 7.0 3.0 NS progresión del mismo lo que hace imperativo Parestesia 6.5 6.0 8.0 NS Vómitos 2.5 2.0 3.0 NS Arritmia 1.0 6.0 0.0 <.04 a valores normales. Otros 5.6 2.0 3.0 NS En las Guías 2007 para el Tratamiento de la cual el aumento de la PA cumple un rol el descenso de la misma, no necesariamente Hipertensión Arterial de la Sociedad Europea de Hipertensión y de la Sociedad Europea de Cardiología (14) se incluyen las entidades que se muestran en Tabla IV. 4 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia Emergencias clínicas asociadas a hipertensión arterial: Situación clínica que pone en riesgo la vida del paciente en la cual la presencia de hipertensión arterial constituye un fenómeno asociado con participación variable en la génesis y progresión del cuadro, no existiendo evidencia clara sobre la necesidad y el beneficio del tratamiento antihipertensivo. Tabla IV. Emergencias hipertensivas • • • • • • • • • • Encefalopatía hipertensiva Insuficiencia cardiaca izquierda hipertensiva Hipertensión con infarto de miocardio Hipertensión con angina inestable Hipertensión y disección de la aorta Hipertensión severa asociada con hemorragia subaracnoidea o accidente cerebrovascular Crisis asociada con feocromocitoma Uso de drogas recreacionales tales como anfetaminas, LSD, cocaína o éxtasis Hipertensión perioperatoria Preeclampsia severa o eclampsia Se incluye en este grupo: a)Accidentes cerebrovasculares; b) Insuficiencia renal aguda; c) Crisis tiroideas Hipertensión arterial severa de riesgo indeterminado: Grupo de situaciones en las cuales debido al riesgo de progresión hacia un cuadro de emergencia hipertensiva o emergencia clínica asociada a hipertensión severa, : se requiere realización de estudios diagnósticos especiales u observación clínica prolongada. Pueden presentarse como: A. Pacientes que presentan hipertensión severa acompañada por signos y síntomas sin relación definida con la elevación de la PA (cefalea intensa gravativa, vértigo, visión borrosa, vómitos, precordialgia atípica) B. Paciente con compromiso previo de órgano blanco que a juicio del medico actuante requiera de una observación especial (pacientes con cardiopatía, aneurisma de aorta, tratamiento anticoagulante, AIT, etc.) Hipertensión arterial severa aislada: Pacientes que presentan cifras de PA sistólica mayor a 180 mmHg y/o diastólica mayor a 110 mmHg en forma asintomática o con manifestaciones leves e inespecíficas (inestabilidad, malestar general, mareos, cefalea occipital, cervicalgia, etc.) sin evidencia de daño de órgano blanco agudo. Evaluación inicial del paciente con hipertensión arterial severa en la Sala de Guardia La adecuada clasificación del paciente requiere de una correcta evaluación diagnóstica inicial. Debe realizarse en forma rápida y precisa con el objetivo de determinar la conducta a seguir. 1) Debe recordarse que muchas veces los valores elevados de PA se explican, al menos parcialmente, por un fenómeno presor transitorio de alerta que implica la consulta en una sala de guardia, por lo que puede sobreestimarse la severidad de la hipertensión. Por esto una sola medida de la PA resulta inadecuada para la evaluación de estas situaciones. Rehman y col. comprobaron en un estudio realizado en tres hospitales escuela que el 74% de los pacientes con hipertensión severa recibieron tratamiento inmediato con drogas antihipertensivas tras un único control de PA [10]. Por lo tanto, la medición debe realizarse en posición sentada con apoyo dorsal, con el brazo a nivel del 5 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia corazón, tras al menos 5 minutos de reposo, en ambos brazos, y repitiendo la toma dos a tres veces con al menos 1 minuto entre cada una y promediando los valores que se hayan determinado en el brazo con valores más altos. Si el paciente es obeso es preferible la toma sobre la arterial radial (colocando el manguito en el antebrazo) ya que en estos servicios no se dispone habitualmente de diferentes medidas de manguitos. Deben tenerse en cuenta, y tratar oportunamente, las causas de fenómenos presores como ansiedad, dolor, retención aguda de orina, etc. 2) Si es posible se debe indagar sobre: a. Antecedentes relacionados con la hipertensión arterial como tiempo de evolución, tratamiento instaurado y actual, cumplimiento del mismo, controles ambulatorios y de consultorio previos, antecedentes de cuadros similares, daño en órgano blanco previo, signos y síntomas sugestivos de HTA secundaria. b. Predisponentes para la aparición de emergencias como enfermedades concomitantes y sus tratamientos, uso de fármacos como ergotaminicos, AINE, descongestivos nasales, corticoides, anticolinergicos, metoclopramida, consumo de drogas ilícitas ( cocaína, anfetaminas), abandono de beta bloqueantes o clonidina, o alcoholismo - teniendo en cuenta las horas desde la ultima ingesta ( síndrome de abstinencia). 3) En el examen físico se debe priorizar la búsqueda de daño agudo en órgano blanco. Examen neurológico: signos de foco motor o sensitivo, signos meníngeos, nivel de conciencia, motilidad ocular y presencia de diplopía y agudeza visual. Examen cardiovascular: presencia de R3 o R4, soplos por valvulopatías, asimetría de pulsos radiales, soplos abdominales, edema en miembros inferiores, arritmias (extrasístoles frecuentes, fibrilación auricular). Examen respiratorio: sibilancias y/o rales crepitantes bilaterales. Examen abdominal: masa abdominal pulsátil, soplo abdominal, masa renal palpable, estrías rojo vinosas, etc. Estado de hidratación: puede haber depleción hidrosalina por diuresis de presión con deshidratación clínicamente evidente o subclínica, por lo que deben examinarse mucosas, piel y pliegues e interrogar sobre la micción en búsqueda de poliuria y/o nocturia. En otras situaciones puede haber sobrecarga de volumen, como en los pacientes en diálisis, con insuficiencia renal oligúrica o con insuficiencia cardiaca. Fundoscopía directa sin dilatación pupilar con el objetivo de observar la papila (bordes borrosos, vasos tortuosos, ausencia de pulso venoso) y la presencia de exudados y hemorragias. 4) Exámenes complementarios: ECG de 12 derivaciones para detección de isquemia miocárdica, hipertrofia ventricular izquierda y/o arritmias. Ecocardiograma con registro Doppler 5) Laboratorio: urea, creatinina, hematocrito, plaquetas, glucemia, ionograma, CPK, CPK-MB, 6 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia troponinas y sedimento urinario para detectar daño en órgano blanco subclínico en pacientes con hipertensión severa de riesgo indeterminado, siendo optativo en los pacientes con hipertensión severa aislada. Determinación de BNP o proBNP en casos de probable insuficiencia cardiaca aguda En general el tratamiento puede iniciarse luego de realizar el interrogatorio y el examen físico, no siendo necesario esperar los resultados de laboratorio. MANEJO DEL PACIENTE HIPERTENSO EN LA SALA DE GUARDIA En la sala de emergencias ante un paciente con cifras elevadas de presión arterial (PA) el médico práctico debería formularse las siguientes preguntas: 1. ¿Debo bajar rápidamente la PA? Es la situación clínica y no los valores absolutos de la PA lo que determina la urgencia del tratamiento, como ya se ha explicado previamente. 2. ¿Hasta qué valores? Si bien los valores hasta los cuales hay que descender la PA dependen de la situación clínica, en general no es necesario normalizarla en el corto plazo. Se deben valorar los peligros de un tratamiento excesivamente agresivo, en especial las isquemias cerebral y miocárdica. Los siguientes factores identifican a las poblaciones con mayores riesgos de morbimortalidad ante un descenso brusco de la PA: a) Hipertensos crónicos mal controlados o no tratados. b) Ancianos c) Pacientes con manifestaciones de arteriosclerosis (ACV, AIT, cardiopatía isquémica, etc.) Las situaciones mencionadas producen una alteración en los mecanismos de autorregulación desplazando la curva hacia la derecha, por lo que aparecen síntomas de hipoflujo (especialmente cerebrales) con valores de la PA más altos. En general, tanto en los individuos normales como en los hipertensos, el límite inferior de la autorregulación cerebral se encuentra alrededor de 25% por debajo de la PA media (PAM) de reposo. Debido a ello se ha postulado que una meta razonable para el tratamiento de las crisis hipertensivas es la reducción de la PAM en 25% [2,3]. Este objetivo parece razonable para una encefalopatía hipertensiva, pero para el tratamiento de un paciente con fallo del VI o con un aneurisma disecante pueden requerirse valores más bajos. 3. ¿Cuál es el mejor fármaco para hacerlo? Las respuestas a las siguientes preguntas determinan la elección de la droga antihipertensiva: a) Es necesaria la vía parenteral o el cuadro puede ser tratado por vía oral? La vía parenteral es de elección cuando se requieren un comienzo inmediato de la acción, un descenso muy ajustado de la PA, o cuando la administración oral no es factible (por ej.: íleo postoperatorio). b) Se requiere un perfil de acción y/o hemodinámico en particular? Por ejemplo, drogas vasodilatadoras en la crisis con insuficiencia del VI, o drogas que provoquen 7 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia bloqueo simpático en la crisis por exceso de catecolaminas. Debe realizarse una evaluación rápida y precisa del enfermo con el objetivo de responder a las preguntas arriba planteadas. Para tomar decisiones rápidas el médico debe tener un esquema claro, ya mencionado, de los elementos mínimos necesarios para evaluar a un paciente con una crisis hipertensiva. Dado que el médico frecuentemente se enfrenta a un paciente con la PA elevada y un conjunto de síntomas y/o signos, más que con una entidad nosológica definida, por ejemplo con HA y dolor precordial y no con HA y un aneurisma disecante definido, abordaremos el manejo de la HA severa según la situación particular. CONDUCTA ANTE CADA SITUACION EN PARTICULAR 1. HIPERTENSION SEVERA Y SINTOMAS DEL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Deben diferenciarse dos situaciones: a) Encefalopatía hipertensiva b) HA y lesiones estructurales del SNC, tales como hemorragia subaracnoidea, ACV isquémico, ACV hemorrágico, traumatismo craneoencefálico (TCE), tumores, etc. En la encefalopatía hipertensiva la elevación de la PA en sí misma provoca los síntomas, probablemente por edema cerebral por hiperflujo al superar el límite superior de la autorregulación, hemorragias petequiales y microinfartos [15,16]. El comienzo del cuadro usualmente es insidioso, con cefalea, trastornos visuales y posteriormente deterioro progresivo de la conciencia; no suele haber signos de foco definidos o los mismos varían durante la evolución del cuadro. En el examen físico se observan generalmente fondo de ojo grado IV y choque de punta cardíaco sugestivo de hipertrofia del VI. Puede asociarse a anemia hemolítica microangiopática y a rápido deterioro de la función renal. Generalmente la TAC no arroja datos positivos ( a veces puede observarse edema cerebral) y la RNM en T2 puede revelar edema de la sustancia blanca en la región parieto-occipital constituyendo el síndrome de leucoencefalopatía reversible posterior. El tratamiento revierte rápidamente los síntomas, y si no lo hace debe replantearse el diagnóstico. La terapéutica debe iniciarse ante la sospecha clínica, y la droga de elección es nitroprusiato sódico (NPS) en goteo intravenosos (IV), [2,17] y como segunda elección pueden usarse labetalol, nicardipina o fenoldopam. Si el paciente está lúcido y la severidad del cuadro lo permite, o no se dispone de un rápido acceso a la medicación parenteral, se puede utilizar captopril por vía oral 25 mg. [18]. La meta terapéutica es descender la PA sin llegar al límite inferior de la autorregulación cerebral. Es aceptable un descenso de la PAM de 25% o una PA diastólica de 100-105 mmHg en las primeras 2 a 6 horas. Este descenso puede ocasionar un empeoramiento de la función renal, que tras uno a tres meses de tratamiento se revierte. Cuando la HA acompaña a lesiones estructurales del sistema nervioso central debe, en general, ser considerada como un mecanismo de defensa que intenta mantener el flujo cerebral ante un aumento de la resistencia al mismo, ya sea por aumento de la presión intracraneana (TCE, tumores, hematomas, etc.) o por un aumento en la resistencia vasculoencefálica (trombosis, 8 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia embolia, vasoespasmo secundario a la hemorragia meníngea, etc.). Por ello la PA debe ser descendida sólo cuando alcanza valores extremos y con un constante monitoreo del estado neurológico del paciente. Además, se ha demostrado que la elevación de la PA asociada a un ictus isquémico suele descender espontáneamente luego de 3 o 4 días [19,20]. Sin embargo, en un reciente estudio en 339 hipertensos la administración de candesartan desde el primer día de constituido el ACV redujo significativa y marcadamente la mortalidad acumulada a 12 meses y el número de eventos cardiovasculares (21). Son necesarios más estudios sobre el tema. Los antecedentes, el comienzo brusco y los signos de foco persistentes usualmente permiten diferenciar el ACV de la encefalopatía hipertensiva. La TAC puede confirmar el diagnóstico y establecer el carácter isquémico o hemorrágico del ictus. No se ha definido con claridad a partir de qué valores debe iniciarse el tratamiento antihipertensivo. Se ha sugerido que los pacientes con PA mayores de 230/120 mm Hg deberían ser tratados para atenuar la formación de edema cerebral y reducir el riesgo de transformación hemorrágica de un infarto isquémico. Si el paciente es elegible para trombolisis o tiene algún criterio de anticoagulacion (ej., ACV de causa tromboembólica) debería bajarse la PA <180/110 mmHg. En ocasiones es una condición comórbida la que determina la necesidad del tratamiento (disección aórtica, IAM, fallo del ventrículo izquierdo, etc.). Si se decide iniciar el tratamiento, el descenso de la PA debe ser muy gradual y suspenderse ante el menor indicio de deterioro neurológico. La droga de elección es NPS debido a que la magnitud de su efecto hipotensor puede modificarse rápidamente ajustando la dosis, también se ha propuesto el labetalol IV. En síntesis, ante un paciente con HA y síntomas del SNC deben diferenciarse la encefalopatía hipertensiva, en la que al bajar la PA el cuadro desaparece, de las lesiones estructurales del SNC, en las cuales el tratamiento puede ser más perjudicial que la elevación de la PA. Un comentario especial merece la hemorragia subaracnoidea. El riesgo de resangrado se incrementa con el aumento de la PA, pero no se han demostrado beneficios con el control de la misma [2]. Luego del episodio de sangrado suele instalarse un intenso vasoespasmo que provoca daño isquémico que puede ser agravado por el descenso de la PA. Hay estudios que sugieren que la nimodipina, por vía oral o IV, mejora el pronóstico neurológico; el mecanismo no es claro y es independiente de los efectos sobre la PA [22]. Aunque no existe consenso acerca del manejo de la PA en pacientes con hemorragia subaracnoidea, hay autores que postulan iniciar el tratamiento cuando la PA sistólica es mayor de 180 mmHg [23]. Si se decide iniciar el tratamiento deben tomarse las mismas precauciones que para las otras lesiones estructurales, es decir: descenso cauteloso, con drogas de acción corta (NPS) y con un estricto y permanente control del cuadro neurológico. 2. CRISIS HIPERTENSIVA E INSUFICIENCIA CARDÍACA El aumento de la postcarga que impone el incremento de la PA puede provocar una insuficiencia ventricular izquierda aguda y edema de pulmón, lo que constituye una verdadera emergencia 9 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia hipertensiva. El nivel de la PA necesario para desencadenar esta situación depende de la reserva contráctil miocárdica; así presiones mínimamente elevadas pueden provocar severa insuficiencia del VI en pacientes con miocardiopatía dilatada y, por el contrario, si la función sistólica es buena pueden requerirse elevaciones extremas. Un mecanismo adicional de la insuficiencia cardíaca es la pérdida de la "patada auricular" por fibrilación o aleteo auricular; Los pacientes hipertensos con hipertrofia del VI toleran muy mal la privación de la contribución auricular al llenado del VI debido a la rigidez de las paredes del mismo. La PA debe ser descendida rápidamente y la elección de la droga depende del nivel tensional y de las circunstancias en las que es asistido el paciente (en el ámbito de cuidados intensivos o fuera de él). Si la PA está muy elevada (por ej. >240/130 mm Hg) y el paciente se encuentra en UTI la droga de elección es NPS IV. Por ser un vasodilatador arterial y venoso disminuye la pre y postcarga, su acción es inmediata y la dosis fácilmente ajustable [24]. Como alternativas para la urgencia domiciliaria o en ámbitos de menor complejidad puede utilizarse captopril sublingual asociado a furosemida por vía IV. Si la insuficiencia aguda del VI se presenta en un paciente con miocardiopatía dilatada y con una elevación mínima o marginal de la PA (v.g. 160/100 mm Hg) puede ser preferible una droga con mayor efecto venodilatador. En el marco de los cuidados intensivos la droga de elección es la nitroglicerina IV. Una alternativa aceptable para medios de menor complejidad es la asociación de nitritos sublinguales y furosemida IV. Ante un paciente con edema agudo de pulmón e HA el descenso de la PA con fármacos que modifiquen la pre y postcarga es de extrema urgencia y tiene prioridad sobre cualquier otro acto diagnóstico o terapéutico. 3. CRISIS HIPERTENSIVA Y DOLOR PRECORDIAL Deben considerarse: a) Aneurisma disecante de aorta b) Infarto agudo de miocardio (IAM) c) Angina de pecho inestable El diagnóstico de aneurisma disecante aórtico debe sospecharse ante un paciente con HA en el que el dolor se inicia en el área precordial irradiándose luego en forma transfixiante al dorso y región lumbar. Contribuyen a la sospecha la presencia de los siguientes: ACV, diferencias en la amplitud entre los pulsos radiales o braquiales , ausencia de pulsos o diferencias de la PA entre los miembros. La TAC y/o la angiografía confirman el aneurisma, pero usualmente el tratamiento debe iniciarse disponiendo sólo de la sospecha clínica. El tratamiento, además de descender la PA, debe disminuir la fuerza de eyección del VI, dado que este es uno de los determinantes de la disección. El esquema de elección es el bloqueo beta por vía IV (propranolol o labetalol) seguido de NPS por la misma vía. La PA debe ser reducida rápidamente (en minutos) y llevada hasta valores de PA sistólica de 100 o 120 mm Hg, o hasta los valores más bajos compatibles con una aceptable perfusión cerebral y renal evaluadas por el estado neurológico y el volumen urinario. 10 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia En las disecciones que involucran el arco aórtico (tipos 1 y 2) está indicada la cirugía de urgencia; para las distales a la subclavia izquierda (tipo 3), la conducta de elección es continuar con el tratamiento antihipertensivo crónico [25]. La isquemia aguda del ventrículo izquierdo, con o sin infarto, puede acompañarse de marcadas elevaciones de la PA. El aumento de la postcarga provoca un aumento en la demanda de oxígeno por el miocardio y, por otro lado, si se reduce excesivamente la PA puede disminuir el flujo sanguíneo coronario, en especial en la zona distal a una obstrucción. La droga de elección en estas circunstancias es la nitroglicerina IV. Además de disminuir la demanda de oxígeno por el miocardio por sus efectos en la pre y postcarga, puede mejorar el flujo sanguíneo distal a la estenosis por la dilatación de los vasos colaterales de mediano calibre [26,27]. Una alternativa aceptable para el tratamiento fuera del ámbito de las UTI/UC es la utilización de nitritos sublinguales (dinitrato de isosorbide o nitroglicerina). Cuando el dolor precordial proviene del miocardio isquémico la primera prioridad es mantener la perfusión del mismo, mejorando o restaurando el flujo coronario con heparina, trombolíticos, angioplastia o cirugía de revascularización de urgencia. La reducción de la PA ocupa un segundo lugar con respecto a las medidas precedentes. 4. CRISIS HIPERTENSIVA CON EXCESO DE CATECOLAMINAS El Tabla V. Causas de crisis hipertensivas con Ï catecolaminas Feocromocitoma Sindrome de supresión brusca de clonidina y otras drogas de acción central Postcirugía de revascularización miocárdica Cuadros neurológicos: -convulsiones diencefálicas -tumores -cuadriplejía -ACV -saturnismo Tirotoxicosis Hipoglucemia (en especial en pacientes que ingieren betabloqueantes) Abuso de cocaína Uso de drogas simpaticomiméticas (anorexígenos, descongestivos, etc.) Severas quemaduras Fármacos y alimentos en pacientes que ingieren IMAO: -cerveza -vino (en especial chianti) -queso -pescado y embutidos ahumados -simpaticomiméticos -L-dopa y dopamina -alfa metildopa feocromocitoma, la ingestión de alimentos y drogas en asociación con inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), el síndrome de supresión brusca de clonidina, y el consumo de agentes simpaticomiméticos, como la cocaína, son causas que producen severas elevaciones de la PA por exceso de catecolaminas. Ver Tabla V La droga de elección para el tratamiento es un alfa bloqueante como el prazosín, o la fentolamina de requerirse la vía IV, aunque NPS y nifedipina se han mostrado como alternativas eficaces. Los beta bloqueantes pueden elevar aún más la PA si no existe bloqueo alfa previo, pero pueden necesitarse para el tratamiento de las arritmias cardíacas concomitantes. Si el cuadro se debe a la supresión brusca de una droga de acción central, por ejemplo clonidina, debe reiniciarse el tratamiento con la misma [17]. 5. HIPERTENSION PERIOPERATORIA Los pacientes con PA mayor de 200/110 mm Hg tienen incrementado el riesgo de inestabilidad hemodinámica durante los períodos intra y postoperatorio. Esta inestabilidad se puede manifestar 11 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia tanto por hipotensión, con peligro de isquemia cerebral y/o miocárdica, como por severa hipertensión, con los riesgos de sangrado por las líneas de sutura vascular, insuficiencia del VI y hemorragia cerebral [28]. Por ello, si la cirugía puede programarse debe diferirse hasta lograr un adecuado y sostenido control de la PA, en forma ideal durante un período de semanas. De tratarse de una cirugía de urgencia debe realizarse un estricto monitoreo de la PA, siendo las fases de mayor inestabilidad las de inducción-intubación y despertar. Para el control de la PA, si es necesario, puede utilizarse NPS IV. Los hipertensos que venían recibiendo antihipertensivos deben continuar con el tratamiento hasta el día de la cirugía y reiniciarlo en el postoperatorio; en la tabla VI se ofrecen alternativas de no ser factible la vía oral. Tabla VI. Equivalente parenteral de drogas usadas para tratamiento crónico Clase de fármaco Diuréticos Equivalente parenteral Furosemida Drogas de acción central Clonidina Alfa metildopa Propanolol Labetalol Betabloqueantes Inhibidores de la ECA La cirugía de revascularización miocárdica, la endarterectomía carotídea y la que requiere clampeo de la aorta en ocasiones producen severa hipertensión postoperatoria con riesgo de lesionar a las suturas vasculares recientes. En estos casos las drogas de elección son NPS y Enalaprilato nitroglicerina IV. [29]. El feocromocitoma merece un comentario por separado, dado que puede provocar arritmias o severa hipertensión o hipotensión durante la cirugía. Si la operación es impostergable debe asegurarse un buen grado de bloqueo alfa antes del procedimiento; además estos pacientes tienen una depleción crónica del volumen extracelular por lo que deben mantenerse expandidos para evitar la hipotensión, en especial intraquirúrgica. De aparecer arritmias severas deben tratarse con beta bloqueantes. 6. PREECLAMPSIA SEVERA Y ECLAMPSIA Este tema es abordado en el capítulo de Hipertensión y Embarazo /. TRATAMIENTO PARENTERAL DE LA HIPERTENSIÓN SEVERA EN SALA DE GUARDIA Como resumen se presentan en Tabla VII las sugerencias (modificadas) del JNC VII (30 Tabla VII. Drogas parenterales para el tratamiento de las emergencias hipertensivas Droga Dosis Comienzo de acción Inmediato Duración de acción 1-2 min Nitroprusiato de sodio 0.2510µg/kg/min Infusión IV Clorhidrato de Nicardipina 5-15 mg/h IV 5-10 min Mesilato de fenoldopam 0,1-0,3 µg/kg/min Infusión IV < 5 min 15-30 min, puede exceder 4h 30 min Nitroglicerina 5-100 µg/min Infusión IV 2-5 min 5-10 min Enalaprilat 1,25-5mg cada 6 h IV 15-30 min 6-12 h Clorhidrato de hidralazina 10-20 mg IV 10-40 mg IM 10-20 min 20-30 min 1-4 h 4-6 h Efectos adversos Náuseas, vómitos, twitching muscular,sudoración, intoxicación por tiocianatos y cianuro Taquicardia, cefalea, Flushing, flebitis local Taquicardia, cefalea, náuseas, flushing Cefaleas, vómitos, metahemoglobi-nemia, tolerancia Caída de PA en estados de hiper- reninemia, respuesta variable Taquicardia, flushing, cefalea,vómitos, empeoramiento de angina Indicaciones especiales La mayoría de las emergencias La mayoría de las emergencias, excepto ICA La mayoría de las emergencias, precaución con el glaucoma Isquemia coronaria ICI aguda; evitar en IAM Eclampsia 12 SECCIÓN HIPERTENSIÓN ARTERIAL. Hipertensión severa en Sala de Guardia Referencias: 1) 2) 3) 4) 5) 6) 7) 8) 9) 10) 11) 12) 13) 14) 15) 16) 17) 18) 19) 20) 21) 22) 23) 24) 25) 26) 27) 28) 29) 30) Zampaglione B, Pascale C, Marchisio M, Cavallao-Perin P. Hypertensive urgencies and emergencies. Prevalence and clinical presentation. Hypertension 1996; 27: 144–147. Houston MC. Patophysiology, clinical aspects, and treatment of hypertensive crisis. Prog Cardiovasc Dis 1989; 32:99-148. Calhoun DA, Oparil S. Treatment of Hypertensive crisis. N Eng J Med 1990; 323:1177-1183. Koch-Weser J.: Hypertensive emergencies. N Engl J Med 1974;290:211. Normas para el diagnostico y tratamiento de la hipertensión arterial en servicios de emergencias. Revista Argentina de Cardiología 2001; 69(4): 362-376. P. Hernández Simón, C. Maicas, P. González Pérez y L. Rodríguez Radial. Crisis hipertensivas. Monocardio 2003; 250-261 Shayne PH, Pitts SR: Severely Increased Blood Pressure in the Emergency Department. Ann Emerg Med 2003; 41: 513-529 Vaughan CJ, Delanty N: Hypertensive emergencies. Lancet 2000; 356: 411-417. Varon J, Marik PE. The diagnosis and management of hypertensive crises. Chest 2000; 118: 214–227. Rehman F, Mansoor GA, White WB. “Inappropiate” physician habits in prescribing oral nifedipine capsules in hospitalized patients. Am J Hypertension 1996 ; 9 (10 Pt 1):1035-1039. Zeller, KR, Von Kuhnert, L, Matthews, C. Rapid reduction of severe asymptomatic hypertension. A prospective, controlled trial. Arch Intern Med 1989; 149:2186. Handler, J. Hypertensive urgency. J Clin Hypertens (Greenwich) 2006; 8:61-64. Cherney, D, Straus, S. Management of patients with hypertensive urgencies and emergencies: a systematic review of the literature. J Gen Intern Med 2002; 17:937. Mancia G, de Backer G, Dominiczak A et al. 2007 Guidelines for the Management of Arterial Hypertension of the European Society of Hypertension (ESH) and of the European Society of Cardiology (ESC). J Hypertens 2007, 25:1105-87. Strandgaard S, Olesen J, Skinhoj E, Lassen NA.: Autorregulation of brain circulation in severe arterial hypertension. BMJ 1973; 1:507-510, Gifford RW Jr, Westbrook E.: Hypertensive encefalopathy: Mechanisms, clinical features, and treatment. Prog Cardiovasc Dis 1974; 17:115-124. Gifford RW.: Management of Hypertensive crisis. JAMA 1991;266: 829-836. Kaplan NM: Hypertensive Crisis in Clinical Hypertension. 6 ed Norman M Kapplan Williams & Wilkins. 1994. Carlberg B, Asplund K, Hagg E.: Course of blood pressure in different subsets of patients after acute stroke. Cerebrovasc Dis 1991;1: 281-287. Schrader J, Luders S, Kulschewski A et al. Acute candesartan cilexetil therapy in stroke survivors study group. Stroke 2003; 34:1699-1703. Phillips SJ.: Pathophysiology and management of hypertension in acute ischemic stroke. Hypertension 1994; 23: 131-135. Tettenborn D, Dycka J.: Prevention and treatment of delayed ischemic dysfunction inpatients with aneurysmal subarachnoid hemorrage. Stroke 1990;.21(suppl IV):85-89. Biller J, Godersky JC, Adams HP.: Management of aneurysmal subarachnoid hemorrhage. 1988;19: 1300-1305. Cohn JN, Burke LP: Nitroprusside. Ann Intern Med 1979; 91:752-757. Asfoura JY, Vidt DG: Acute aortic dissection. Chest 1991 ; 99: 724-729. Mann T, Chon PF, Holman L.: Effect of nitroprusside on regional myocardial blood flow in coronary artery disease: results in 25 patients and comparison with nitroglycerin. Circulation 1978; .57: 732-738. Flaherty JT: Comparison of intravenous nitroglycerin and sodium niroprusside in acute myocardial infarction. Am J Med 1983; 74(suppl 6B):53-60. Wolfsthal SD: Is blood pressure control necessary before surgery? Med Clin North Am 1993; 77: 349-363. Estafanous FG, Tarazi RC.: Systemic arterial hypertension associated with cardiac surgery. Am J Cardiol 1980; 46: 685-694. Chobanian, AV, Bakris, GL, Black, HR, et al. The Seventh Report of the Joint NationalCommittee on Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure: The JNC 7 report. JAMA 2003; 289:2560. 13