La Cátedra se dividirá en tres sesiones y se tratarán los siguientes temas: I. Cambiar la vida: el Living Theatre y la subversión de valores II. Cambiar el sistema: el espectáculo de la rebeldía III. Tríptico: arte, política y espectáculo (mesa redonda) Este esfuerzo por inventar un hombre nuevo y revolucionar la sociedad tuvo un fuerte impacto en la cultura occidental. A pesar de que para algunos críticos la vanguardia fue un fracaso, sus efectos se pueden rastrear hasta nuestros días. En la primera conferencia de este ciclo se analizarán todos estos intentos, sus propuestas, sus logros y sus derrotas. El recorrido nos llevará del futurismo a las obras del Living Theatre, pasando por el arte pop y la Factory de Warhol, y acabará en los intentos recientes de las transfeministas y transgénero por reivindicar nuevos estilos de vida. La pregunta que intentará contestar es cuál es el impacto del arte en la sociedad, qué tanto puede cambiar las formas de vida y cuál el alcance de su poder emancipador. I. Cambiar la vida: el Living Theatre y la subversión de valores Conferencista invitado: Carlos Granés, Antropólogo colombiano que obtuvo el “Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco” 2011 por su obra “El puño invisible. Arte, revolución y un siglo de cambios culturales”. 28 – 29 de Septiembre 5:00 pm – 8:00 pm 30 de Septiembre 11:00 am – 1:00 pm Centro de Eventos Biblioteca Luis Ángel Arango Calle 11 No. 4 – 14 Información general: Fundación Amigos de las Colecciones de Arte del Banco de la República www.acoarte.org info@acoarte.org Teléfono (+571) 343 1352 - 2812929 El costo es de $60.000 tarifa plena y $45.000 con descuento *(estudiantes y profesores con carnet vigente, Amigos de las Colecciones de Arte del Banco de la República, funcionarios del Banco de la Republica y empresas patrocinadoras). - - Lugares de inscripción y venta de boletería Fundación Amigos de las Colecciones de Arte del Banco de la República Casa de Moneda, Calle 11 N° 4-93, Piso 2. Tienda el Estante Museo de Arte del Banco de la República, Calle 11 No. 4 – 21 La Fundación Amigos de las Colecciones de Arte del Banco de la República presenta la XVII Cátedra Internacional de Arte Luis Ángel Arango: EL ARTE COMO ESPECTÁCULO que en esta versión tiene como invitado a Carlos Granes, quien ha investigado en profundidad la historia del pensamiento y del quehacer artístico a lo largo del siglo XX. Con su libro “El puño invisible: arte, revolución y un siglo de cambios culturales” ganó el Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco 2011. El fallo del jurado destacaba que su ensayo hacía “un recuento narrativo de las vanguardias occidentales del siglo XX, desde el futurismo hasta la posmodernidad con agilidad cinematográfica, profundidad y creatividad”. También escribió “La invención del paraíso. El Living Theatre y el arte de la osadía”, una juiciosa investigación que rescata la historia del Living Theatre, un grupo de teatro experimental que en la época del hippismo y la generación beat se planteó ampliar la esfera de las libertades, desafinado el autoritarismo y las convenciones. El arte del siglo XX no solo revolucionó las formas y las maneras de plasmar la realidad, también se opuso de manera frontal a la sociedad burguesa consolidada en el siglo XIX a partir de los procesos de industrialización, del auge del capitalismo y del colonialismo. Los artistas de vanguardia fueron hijos de la Modernidad que odiaron a su padre. Con sus manifestaciones plásticas y sus actitudes vitales, desafiaron las convenciones y la moral predominante. Expresionistas, futuristas, constructivistas, dadaístas y surrealistas, en clara oposición a su medio social, trataron de cambiar el arte y la poesía para cambiar la vida. Bajo sus cuadros, poemas y actuaciones públicas latía ese propósito: mostrarle al espectador que su horizonte vital podía ser más amplio; que la vida podía vivirse de manera exaltada, simultánea, multiplicada, maravillosa. Todas las vanguardias buscaron fuentes morales distintas para revolucionar la vida. Los futuristas creyeron que el ejemplo de la máquina revitalizaría el anticuado corazón de los italianos; los dadaístas recuperaron el impulso risueño, humorístico e irreverente del niño; los expresionistas quisieron moldear la existencia a la luz del primitivo; los surrealistas rescataron al loco y el lado irracional del ser humano. Desde finales del siglo XVIII, y en especial durante la primera mitad del siglo XX, los artistas quisieron dejar de ser lo que eran para ser otros. Rechazaron las convenciones proponiendo actitudes vitales y estilos de vida transgresores y crearon obras de arte inspiradas e inspiradoras de nuevos valores. II. Cambiar el sistema: el espectáculo de la rebeldía En la segunda conferencia se analizarán las consecuencias de los intentos vanguardistas por cambiar la vida y transformar la escala de valores de la sociedad, al igual que los dilemas que la sociedad actual impone a los artistas contemporáneos. ¿Qué logró cambiar el arte? Es evidente que esos grandes enemigos contra los que luchó, el capitalismo y la vida burguesa, no fueron destruidos. Al contrario, a partir de los años cincuenta se reforzaron, y hoy en día, a pesar de la crisis económica, un sector del mercado del lujo, que incluye el comercio de obras de arte transgresoras y radicales, goza de magnífica salud. ¿Cómo hemos llegado a esta situación paradójica? ¿Por qué el artista contestatario, que durante la primera mitad del siglo XX habría sido marginado, ahora ocupa espacios relevantes en bienales, galerías y museos? Para entender esto se debe entender el éxito y el fracaso de las vanguardias, la manera en que movieron la escala de valores de la sociedad y las expectativas vitales. Cambiar la vida suponía mostrarla, hacerla pública, convertirla en un arma política, en un instrumento de autopromoción. Esa estrategia tuvo resultados paradójicos. Al debilitar las fronteras entre lo público y lo privado, fomentó lo que quería combatir, el espectáculo, ese nuevo elemento que surgió con fuerza en los sesenta y que hoy en día corroe con su lógica la cultura en todas las sociedades occidentales. Después de la Segunda Guerra Mundial, el espíritu de la vanguardia resurgió en Europa con los letristas y los situacionistas, y en Estados Unidos con la música experimental, la poesía beat y el teatro de vanguardia. Todos estos grupos, también, quisieron alterar los estilos de vida, pero quien más consciente y vehementemente se propuso cambiar la vida y transformar la sociedad mediante el arte, en especial el teatro, fue el Living Theatre, la mítica agrupación liderada por Judith Malina y Julian Beck. Son muchas las paradojas que debe enfrentar el artista contemporáneo. ¿Cómo hacer arte político y contestatario en una sociedad que absorbe y remunera los actos de rebeldía? ¿Cómo impulsar proyectos individuales y libres con la presión de las bienales, los curadores y los coleccionistas? ¿Sirve de algo atacar los tabúes sociales? ¿Se ha convertido el arte en un simple salvoconducto que autoriza a cometer pequeñas infracciones y excentricidades sin riesgo alguno? Esta agrupación, formada en 1947, revolucionó las prácticas teatrales rompiendo la distancia que separaba a los actores de los espectadores y creando, de forma colectiva, obras que no representan vidas ficticias, sino el estilo de vida que el Living Theatre defendía y promovía. Convertían los escenarios en espacios donde el Living Theatre revelaba su forma de vivir, más acorde con lo que consideraban era la naturaleza humana. ¿Cómo se puede escapar de la lógica del espectáculo? Su obra más conocida, con la que recorrieron todo Estados Unidos y buena parte de Europa enseñándole al público la manera de cambiar la vida para hacerla más intensa y auténtica, fue Paradise Now, un ritual que podía extenderse durante varias horas y en el que se contradecían todos los valores de la moral burguesa. Paradise Now era la síntesis de seis décadas de revolución cultural promovida por la vanguardia artística. Retomaba elementos del dadaísmo, del expresionismo, del surrealismo (en especial de Antonin Artaud) y de la generación beat, de la música de John Cage para transformarlos en un estilo de vida concreto, el hipismo, que empezó a gestarse a finales de los años cuarenta y que para 1968 sería un reclamo mediático y un gancho para la publicidad y el consumo masivo. El Living Theatre volverá a servir de ejemplo. Ellos supieron interpretar muy pronto, a finales de los sesenta, lo que estaba ocurriendo. Julian Beck lo dijo: En 1968 había empezado a desaparecer “todo ese arte hermoso que atesoramos, todo ese arte que creíamos era la más elevada forma de experiencia. Ese año empezamos a ver al arte como algo que fortalecía la estructura”. ¿Qué alternativas quedan para salir de esa estructura? ¿O acaso lo que ocurre es que ya no deseamos que la estructura cambie? ¿Sabemos dónde encontrar nuevas fuentes morales? ¿Vislumbramos otras alternativas que cambien la vida para mejor? III. Tríptico: arte, política y espectáculo (mesa redonda) En la tercera sesión, Lucas Ospina moderará una mesa redonda con la participación de Carlos Granés y Eduardo Arias, en la que se profundizarán estos temas y se hablará de problemas relacionados sugeridos por los participantes.