11-Ley de Responsabilidades Políticas (1939) «Art. 1.° Se declara la responsabilidad política de las personas, tanto jurídicas como físicas que desde 1.° de octubre de 1934 y antes de 18 de julio de 1936, contribuyeron a crear o a agravar la subversión de todo orden de que se hizo víctima a España y de aquellas otras que, a partir de la segunda de dichas fechas, se hayan opuesto o se opongan al Movimiento Nacional con actos concretos o con pasividad grave. Art. 2.° Como consecuencia de la anterior declaración [...] quedan fuera de la ley todos los partidos y agrupaciones políticas y sociales que, desde la convocatoria de las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936, han integrado el llamado Frente Popular, así como los partidos y agrupaciones aliados y adheridos a éste por el solo hecho de serlo, las organizaciones separatistas y todas aquellas que se hayan opuesto al Triunfo del Movimiento Nacional [...]. Art. 3.° Los partidos, agrupaciones y organizaciones declaradas fuera de la ley, sufrirán la pérdida absoluta de sus derechos de toda clase y la pérdida total de sus bienes. Estos pasarán íntegramente a ser propiedad del Estado [...].» Boletín Oficial del Estado, 13 de febrero de 1939. 1- CLASIFICACIÓN DEL TEXTO: FUENTE: Fuente histórica o primaria. NATURALEZA: Jurídica, al tratarse de una ley del Estado. AUTOR: El mismo Francisco Franco, Jefe del Estado y Presidente del gobierno “rebelde” con sede en Burgos, desde el 1 de octubre de 1936. Ostentaba también la potestad legislativa. DESTINATARIO: Todos aquellos que de una manera u otra hubieran colaborado con el gobierno del Frente Popular y también a quienes se hubieran opuesto al “triunfo del Movimiento Nacional”. FINALIDAD: Sería la puesta en marcha en España de un proceso de depuración política sobre los vencidos en la Guerra Civil. CONTEXTO HISTÓRICO: Habría que situarlo en los últimos meses de la guerra, tras la ocupación por parte de los sublevados, de Cataluña, momento a partir del cual ya no hay dudas sobre la victoria de éstos en el conflicto. Es ahora cuando se inicia por parte de los vencedores la institucionalización del régimen franquista y del proceso de represión y de violencia que se prolongará con dureza hasta la década de los 50 y por parte de los vencidos la larga marcha hacia el exilio que llevará a unos 450.000 republicanos a cruzar la frontera pirenaica huyendo de una posible muerte. En los días siguientes se producirá la toma de Madrid y del escaso territorio (zona de Levante) que quedaba en manos de la República. El 1 de abril de 1939, la guerra terminaba. A esta guerra civil le siguió un largo periodo de dictadura que estableció un estado represivo que persiguió hasta el final a sus oponentes. Los vencedores de esta guerra decidieron durante años la suerte de los vencidos. Este estado represivo que era continuación del Estado de guerra (Franco mantuvo la declaración de Estado de Guerra hasta 1948) transformó la sociedad española, destruyó familias y marcó la vida cotidiana de miedos y castigos. 2- ANÁLISIS Y COMENTARIO DEL TEXTO: El texto es un fragmento de la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939. En él podemos observar: -En primer lugar, el objetivo de la ley. En el texto se recoge que el Gobierno de Franco ha decidido aprobarla para condenar a los que el régimen considera “responsables políticos” del estallido de la guerra civil de 1936-1939, esto es, “los partidos y agrupaciones políticas y sociales que, desde la convocatoria de las elecciones celebradas el 16 de febrero de 1936, han integrado el llamado Frente Popular, así como los partidos y agrupaciones aliados y adheridos a éste por el solo hecho de serlo, las organizaciones separatistas y todas aquellas que se hayan opuesto al Triunfo del Movimiento Nacional”. -En segundo lugar, las consecuencias para los imputados. Éstas serán: la pérdida de todos sus derechos y la pérdida total de sus bienes. Con esta medida, el régimen de Franco convertía a los perdedores de la guerra en “apátridas”, individuos sin derechos de ciudadanía, sin derecho a trabajar en la administración pública y perseguidos y encarcelados de oficio por el mero hecho de haber apoyado a una fuerza política antes del 18 de Julio. La puesta en marcha de esta Ley abrió la veda para una persecución arbitraria de los “rojos” y vencidos. La ambigüedad en su redacción garantizaba que ningún republicano quedara sin castigo al decir que estaba dirigida a quienes “se hayan opuesto o se opongan al Movimiento Nacional con actos concretos o con pasividad grave”. Además tenía carácter retroactivo (1 de octubre de 1934) por lo que permitía castigar a quienes hubieran ejercido sus derechos y libertades políticas afiliándose a un partido político o sindicato desde dicha fecha. Las sanciones que la Ley establecía eran durísimas y podían ser de tres tipos: Las que suponían la inhabilitación para el ejercicio de un cargo o profesión, lo que abrió un amplio proceso de depuración de la administración pública (jueces, maestros y profesores, autoridades regionales y locales,… En Cataluña de 15.860 funcionarios públicos, solamente 753 mantuvieron su empleo). Las que limitaban la libertad de residencia que podían llevar a la cárcel, al confinamiento en campos de trabajo o al destierro. y las económicas, que suponían la pérdida total o parcial de los bienes del encausado o la imposición de multas. Estas últimas recaían en la familia con lo que su situación, ya precaria, empeoraba sustancialmente. Se llegaron incluso a dictar sentencias contra personas que ya estaban fallecidas o en el exilio y también en esos casos se imponían las multas y sanciones a los familiares. Se creó con este fin un Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas que pronto resultó ineficaz debido al número tan grande de denuncias que recibió. Dichas denuncias fueron alentadas por el régimen pues incluso se insinuaba que el no denunciar podía significar también cierto grado de responsabilidad o culpabilidad y la posibilidad de terminar también encausado. De acuerdo con esta Ley, el juez instructor debía pedir informes sobre el presunto responsable al Jefe de Falange, al cura párroco y al comandante de la Guardia Civil de la localidad del acusado. De esta manera se establecía el círculo de autoridades todopoderosas que iba a controlar durante largos años las vidas de muchos ciudadanos españoles. La Ley fue modificada en 1942 para reducir el número de denuncias que seguían aumentando y en 1945 se declaró que el Tribunal había cumplido ya su misión, sin embargo quedarán todavía 42.000 causas pendientes que seguirán su tramitación en los años siguientes. Finalmente en 1966 se realizó un indulto general para los delitos que todavía estuvieran bajo la jurisdicción de este tribunal. Sin embargo, no fue esta Ley el único instrumento de represión del franquismo. Habría que citar también la Ley de represión de la masonería y el comunismo del 1 de marzo de 1940 y la llamada “Causa General” de abril de ese mismo año. Esta Causa fue un proceso de investigación que se abrió para recabar información sobre los presuntos delitos cometidos por republicanos durante el periodo del gobierno del Frente Popular y la Guerra Civil; la información recopilada sirvió para los juicios que se pusieron en marcha tras la guerra y favoreció la autolegitimación del régimen franquista que “se había levantado contra la barbarie de las hordas rojas”. 3- VALORACIÓN Y CONCLUSIÓN: La consecuencia trágica de estas leyes represoras del régimen franquista fue el encarcelamiento de miles de personas en los años de la posguerra (se calcula que en 1939 había unos 240.000 presos repartidos en las atiborradas cárceles, así como en campos de trabajo repartidos por la geografía española). De estos unos 50.000, según las cifras más recientes, fueron ejecutados tras simulacros de juicios en los que fueron condenados a muerte, el resto malvivieron y muchos y muchas murieron en penosas condiciones en dichas cárceles o en batallones de trabajo en minas, construyendo canales o en la magna obra del mausoleo y basílica del Valle de los Caídos quizá uno de los ejemplos más extremos de explotación donde llegaron a trabajar 20.000 presos republicanos. Estos datos que permiten hablar al historiador británico Paul Preston de “el holocausto español”, revelan la naturaleza del régimen franquista que se institucionalizó y se asentó sobre la violencia y el terror ejercido sobre los vencidos en la guerra civil y que durante los 36 años siguientes mantuvo siempre, a través de sus aparatos de propaganda, el recuerdo de la victoria en la guerra civil, como medio para cohesionar a las fuerzas que constituían la base de su régimen y marginar a quienes consideraba sus enemigos.