EL ESTEREOTIPO DEL DELINCUENTE Audelina Tineo Moreno I. INTRODUCCIÓN Abordamos en este análisis diferentes temáticas referidas a los procesos de criminalización de conductas, a la criminalización de individuos y a la creación de estereotipos. El control social formal e informal es de terminante en estos procesos. Intentamos demostrar la existencia de un modelo vertical descen dente en las diferentes instancias del control social. En la cúspide de ese modelo se encuentran las del control social formalizado: las leyes pro cesales, los administradores de justicia penal, los organismos policiales y las instituciones penitenciarias. A todos ellos corresponde la materia lización de las definiciones del delito, del delincuente y la delincuencia, su detección, tratamiento y prevención, según la política de control so cial diseñada por el Estado. En el nivel intermedio del modelo, se encuentran los medios de di fusión masiva, encargados de seleccionar, de los cientos de sucesos que ocurren a diario, los hechos noticiosos, aportando la primera referencia sobre la realidad, y una importante cuota de contribución a la imagen que del delincuente tiene la opinión pública. Con su inmenso poder de penetración, logran, por una parte, la creación de un consenso social acerca del individuo que es necesario castigar; por la otra, a nivel indi vidual, contribuyen a la percepción que el delincuente tendrá de sí mis mo y a hacer cierta la afirmación de que la etiqueta delictiva es "una profecía autorrealizable". El último elemento del modelo es la opinión pública. Ella no esca pa a la influencia de lo que se impone como ley, como justicia; a lo que se impone como necesario para la conservación del orden. Ella recepta la transmisión de concepciones maniqueas sobre lo ilícito, el mal, lo que merece ser sancionado. Las representaciones y actitudes del público ma nipulado se constituyen, a su vez, en otro elemento del control social informal. 51 El modelo aquí señalado es opuesto al que ideológicamente se in tenta finalmente imponer como verdadero. Es decir, uno según el cual, el proceso de creación de las normas vendría desde la base de la socie dad (tal como postulan las teorías contractualistas de Locke, Hobbes y Rousseau). Nuestra posición entiende al Derecho Penal como la parte más opresora de la superestructura jurídica y política, y reconoce que el interés de clase está presente en su concreción histórica. Así el De recho, y sus definiciones, son asunto de poder político y económico. Los grupos con mayor poder podrán imponer sus reglas, las leyes que definen el crimen, al criminal y a la criminalidad, y señalarán los me canismos necesarios para su aplicación. Como superestructura, el Derecho funciona para un sistema de do minación, para establecer valores que son ofrecidos al público, entre otros medios, por los órganos de difusión. Ellos tienen como misión crear un acuerdo necesario, en la audiencia social, sobre estereotipos, creencias y pautas de conducta. Las representaciones colectivas, entre las que figuran las referidas a la ilicitud, son formadas por los conteni dos manifiestos y latentes que existen en el material informativo y pu blicitario. Todo tiende a garantizar la fidelidad de las masas a los valores de este sistema de dominación. La opinión pública asume los vailores so- cioculturales impuestos, el estereotipo del delincuente funciona exito samente: las actitudes del público se acuerdan con las posturas oficia les, y con su oferta a través de los medios informativos, cerrándose el círculo del control social que es necesario para la preservación del or den según un proyecto ideológico determinado. Mediante la investigación empírica, intentamos descubrir, en la realidad venezolana el modelo descrito. Así, se trata de demostrar su funcionamiento en relación a los estereotipos legales, y al tratamiento diferencial que se hace del deüto convencional y del delito de cuello blanco. Esto se observa, no sólo en el mayor número de definiciones pe nales referidos a ilegalismos de los bienes, sino en las sanciones más se veras que hay para ellos, y en las diferencias del procedimiento institu cional, en el cual hay un trato privilegiado para los ilegalismos de los derechos. Por su parte, las referencias estadísticas ofrecen indicadores de la forma como se ejerce el control social formal, fortaleciendo nuestras ex plicaciones. El análisis de la prensa nacional y el apoyo en otras investigaciones realizadas en el país, proporcionaron el hilo conductor para alcanzar los objetivos propuestos en este trabajo. 52 Utilizamos también, en la investigación, referencias a actitudes y opiniones de losvenezolanos acerca del fenómeno delictivo, con el obje to de constatar su coherencia con el modelo del control social formal e informal indicado. II. LOS ESTEREOTIPOS LEGALES UNA MUESTRA DEL CONTROL SOCIAL FORMAL En esta parte del análisis, nos proponemos evidenciar la forma diferen cial de nombrar, de definir formalmente al delito, y de señalar al delin cuente. Se trata de indicar a los estereotipos legales como esquemas ra- cionalizadores y de explicar cómo actúan. Constituyen el primer ele mento del modelo referido en la Introducción. El estudio de algunas definiciones legales y prácticas instituciona les nos permite detectar la existencia de un trato privilegiado para los ilegalismos de los derechos, (entre los que se encuentran los delitos de cuello blanco), en relación con los ilegalismos de los bienes. En el aná lisis merece especial atención el comportamiento del control social res pecto a los delitos contra la cosa pública, por las siguientes circunstan cias: por la magnitud que ha asumido el fenómeno de la corrupción en Venezuela; por la tendencia hacia la criminalización simbólica de este ti po de conductas; por la imagen que ha adquirido esta parcela delictiva, que aparece como la única forma de delito de cuello blanco a perseguir, descuidándose la situación que ofrecen otros tipos de comportamientos desviados; y por el evidente trato diferencial que se otorga a los hechos que dañan el patrimonio social, en comparación con los que afectan a la propiedad privada. La implementación diferencial de las leyes, las sanciones y los tribunales Entre las características que contribuyen a diferenciar al delito de cue llo blanco del delito convencional, referidas a las cualidades del autor, su alta posición social y/o su poder económico o político, figuran tam bién las diferencias que se establecen en el diseño conceptual del con trol social, es decir, las diferencias jurídicas y prácticas que permiten la criminalización de iure de conductas y la criminalización real del in dividuo. En la asociación delito-pobreza, funciona un estereotipo inducido por las leyes penales y su forma de aplicación. Nuestras leyes penales son especialmente permeables para incluir delitos tradicionalmente co metidos por individuos de clases bajas; ocurre lo contrario con los deli53 tos cometidos por individuos de alta clase, los cuales rara vez son inclui dos en ellas. A nivel práctico, el controlsocial actúa de igual formadlos órganos encargados de juzgar a los delincuentes, de detectar los delitos y de detener a los culpables están también bajo la influencia del estereo tipo social, dirigiendo su efectiva acción a zonas habitadas por indivi duos de baja clase social, las cuales son consideradas como zonas alta mente delictógenas. Otra esfera del control son las cárceles, las cuales están programadas para alojar personas de clase baja. Ciertos elementos nos permiten constatar estas diferencias en la realidad venezolana: Las referencias jurídico-formales 1) Un análisis comparado de las leyes nos permite establecer las diferen cias en el plano de la criminalización simbólica. Allí se evidencia, por una parte, una hipertrofiada protección a la propiedad privada, la cual aparece como valor fundamental del sistema. Conductas objetivamente iguales en su definición, reciben una ma yor sanción cuando lesionan la propiedad privada y, por el contrario, merecen menor pena cuando el daño es ocasionado al patrimonio públi co, no obstante, su costo económico, social, moral y político. Estos dos últimos, por estar los propios líderes de la comunidad involucrados en ellos. Comparando las conductas correspondientes al Robo, la Estafa y la Apropiación indebida, con la Concusión y el Peculado, en el Código Penal vigente de 1964, observamos que recibían mayores penas los tres tipos de delitos protectores del patrimonio privado. En la nueva Ley de Salvaguarda, sólo el Peculado tiene mayor sanción, estas afirmaciones se demuestran en el cuadro siguiente. 2) Una cuantificación de las conductas definidas en el Código Pe nal y en la Ley de Salvaguarda, permiten reafirmar la superprotección a la propiedad privada, a pesar de la aparente tendencia a la criminaliza ción que se observa en esta Ley especial. Decimos que es aparente, pues el Código Penal define un total de 69 formas de conductas, que atentan contra la propiedad privada (30 tipos de Hurtos; 7 formas de Robo, 20 de Estafa y otros Fraudes; 6 de Apropiación Indebida; 1 de Aprovecha miento de cosas provenientes de delito, 3 formas de perturbación a la propiedad y 2 de perturbación a la posición). El Código enumera apenas 9 formas de hechos contra el Patrimo nio Público (2 de Concusión, 1 de Peculado, 4 de Corrupción, 1 de Lu cro de funcionarios y 1 de Suposición de valimiento con funcionarios 54 en ai Sanción fesión... a 5 a 6 a 5 a 6- ses a 2 años. Prisión de 3 me anos. Ap. I. Simple. Prisión 1 Apropiación de por función pro cosa confiada anos. Prisión 2 debida. 3 formas. sorpresa. Apropiación In da. Estafa Agrava Beneficio obte nido por artifi Estafa cio, engaño o Prisión 1 anos. tos. mentos. tas. R. de documen Prisión 3 años. Prisión 8 a 16 años. formas violen Robo con uso años. Presidio 4 a 8 de armas, otras amenaza. te violencia o Apropiación de objeto mueble ajeno, median Acción Robo de Docu A troco Robo Delito Delitos contra la propiedad privada Delito Peculado. 2.2. 2.1. Concusión. Concusión. Sanción a 21 nor o reparado. 3 do de posición. años. meses-daño me Prisión 3 a 10 ses. Poco valor. 15 días a 6 me 3 a 15 meses. meses, si es de poco valor. meses. 1 a 10 Prisión 2 a 16 de poco valor. a 21 meses si es Prisión 18 me ses a 5 años. 3 Apropiación de objeto mueble, dinero, abusan error. A provee liar so de poder. 2-Fraudulenta: Mediante abu I-Violenta. Acción contra la cosa pública Delitos Código Penal 1964 Delito Peculado. Concusión. Concusión. Fraudulenta. Violenta Acción a 6 años y multa. Prisión 3 a 10 años y multa. Prisión 2 años y multa. Prisión 2 a 6 Sanción contra la cosa pública Delitos Ley de Salvaguarda del patrimonio público 1983. públicos). La nueva Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público define un total de 33 formas de conductas contra la cosa pública: 4 de Pecula do, 4 de Corrupción, 3 de Fraudes administrativos; 2 de cada una de las siguientes conductas: Concusión, Malversación de fondos, Acuerdos con contratistas, Tráfico de influencias y Aprovechamiento con certifica ción falsa; y un total de 12 formas simples de: Lucro de funcionarios, Suposición de valimiento, Aprovechamiento de datos, Enriquecimiento ilícito, Exacción ilegal, Abuso de autoridad, Apropiación de bienes pú blicos, Declaración de utilidades, Ocultamiento o falseamiento de la de claración jurada de Patrimonio, Expedición indebida de permisos, Sus tracción de documentos y Enriquecimiento por Despilfarro (define 9 conductas que constituyen despilfarro y que ameritan responsabilidad administrativa). La mayor protección a la propiedad privada se consolida por la cir cunstancia de que el Robo a mano armada (Atraco) y el Robo de perso nas (Secuestro) conservan las mayores penas, 8 a 16 años y 10 a 20 años de prisión, respectivamente, en comparación con lo que sucede con la Corrupción agravada (en caso de Jueces) para la cual establece la mayor sanción: prisión de 5 a 10 años; y en comparación con el Peculado y el Enriquecimiento Ilícito, para los que se preceptúa prisión de 3 a 10 años. 3) A las diferencias que establece la Ley sustantiva al definir las conductas se agregan las diferencias en el Procedimiento. Se prevé la posibilidad del antejuicio de mérito para los altos funcionarios, en vir tud del cual, el máximo Tribunal de la República, la Corte Suprema de Justicia, debe decidir en un juicio previo, si considera que existen razo nes fundadas para su enjuiciamiento. Se establece también una jurisdic ción especial para el proceso. 4) Los precedentes hallazgos nos permiten desmitificar el princi pio de la igualdad jurídica como orientador de nuestro Estado de Dere cho, así como también desvirtuar la neutralidad del Estado. Las leyes y los procedimientos diseñados para el control aseguran, mediante la coerción, la existencia de condiciones políticas para la reproducción de las relaciones de producción capitalista. Las referencias estadísticas 1) Si nos fundamentamos en la imagen social y la visión oficial de las cosas, deberíamos concluir que nuestra delincuencia es exclusivamente la de carácter convencional, que está constituida básicamente por los delitos contra las personas, contra la propiedad privada y contra las bue56 ñas costumbres, los cuales representan tres de los ochos rubros que enu meran las Estadísticas Delictivas. En efecto, el Homicidio, las Lesiones, el Hurto, el Robo y la Violación, generalmente cometidos por personas de bajo estrato social, son el motivo central para la reclusión en las cár celes. Así pareciera que en nuestro país no se cometen delitos de cuello blanco. En Venezuela, según la Policía Técnica Judicial, y los datos peni tenciarios, los delitos cometidos y los que motivan la reclusión para 1980 son, en primer lugar, hechos contra la propiedad (68% de los deli tos cometidos y 45% de la reclusión); hechos contra las personas (20% y 34%) y delitos contra las buenas costumbres (7 y 9% ). Esto totaliza el 95% de la criminalidad oficial y el 85% de la re clusión1 . Un seguimiento de las Estadísticas Delictivas durante los años de 1978 a 1981 nos permitió encontrar ínfimas representaciones (de 0,001 a 0,38% ) entre los casos conocidos y número de detenciones por deli tos contra la cosa pública. Aún en estos casos nos atrevemos a afirmar que se trataba de personas de bajo o medio nivel socioeconómico. 2) Las características de nuestra criminalidad, según las cifras ofi ciales parecen estar centradas en la pobreza y la incultura. "Nuestras prisiones son esa zona oscura, necesaria para realzar el brñlo moral del conjunto de valoraciones sociales maniqueas, museos de estereotipos negativos, a la vez que la más desgarrante radiografía del hambre, la mi seria y la incultura del país"2. Las estadísticas de la década 1970-1980 arrojan la siguiente infor mación: la mayor cantidad de reclusos son artesanos, operarios en fá bricas y trabajadores afines, (representan entre el 37% y el 65%); le si guen los agricultores, ganaderos, pescadores, cazadores, trabajadores fo restales y afines (constituyen entre el 13 y el 23%). Las categorías laborales que se reportan en las Estadísticas son: 1) profesionales, técnicos y ocupaciones afines; 2) gerentes, administradoFuente: Control mensual de reclusos (División de antecedentes penales). Di rección de Prisiones. Ministerio de Justicia. 1980. El Hurto y las Lesiones alcanzan respectivamente el 29% y el 18% de comi sión respecto a sus grupos delictivos. El Robo y el Hurto representan el 21% y el 17% de la reclusión por delitos contra la propiedad. Esta tendencia es corroborada por Aniyar de C, Lolita y Santos A. Thamara. Las cifras encontradas son 36, 33 y 80%. "Prisión y Clase Social". Capítulo Criminológico N° 2. Instituto de Criminología. Universidad del Zulia. 1974. 57 res y funcionarios directivos (antes de 1976 no figuraba ninguna cifra en este rubro, luego comienzan tímidamente a figurar algunas personas de este grupo' 0,05 y 0,15% ); 3) empleados de oficinas y afines; 4) ven dedores y afines; 5) mineros, carteros y afines; 6) conductores y afines; 7) trabajadores de servicios, deportes y diversiones. Llama la atención cómo los nueve grupos establecidos para las pro fesiones u ocupaciones se refieren a trabajos realizados por personas de bajo o mediano estrato social. Igualmente es de notar cómo disminuyen las cifras porcentuales a medida que se hace referencia a ocupaciones un tanto superiores en la escala. Esta tendencia la confirman otras investigaciones en Venezuela, entre ellas, Aniyar y Santos, quienes encuentran para 1973 enlaCárcel Nacional de Maracaibo, en su mayoría, peones de hacienda, obreros, choferes y agricultores, con exiguos ingresosy escasa instrucción. Para los años 1979 y 80 las personas sujetas a reclusión son analfa betas en un 13 y 16% ; tienen apenas algún grado de instrucción prima rias (los considerados analfabetos funcionales) un 63% y 58%, poseen algún grado de educación secundaria, técnica o estudian enla Universi dad el 17 y 27% 3. Un supuesto cambio en lapolítica del control social venezolana —La tendencia a la criminalización de conductas y de individuos. Del análisis histórico-jurídico de la Legislación Nacional4, el total de 9 Códigos Penales promulgados en el país desde el siglo pasado, refleja una tendencia hacia la descriminalización de los delitos contra la cosa pública. La pena de muerte establecida como sanción paraestos delitos por el Libertador, así como diferentes figuras enmarcadas dentro de la Corrupción, han ido quedando atrás cada vez que se ha promulgado un nuevo Código Penal. Se observa cómo las novísimas formas que enumePuede revisarse en este mismo sentido a: Jiménez María A. y otros autores. "Sociedad Carcelaria". Instituto de Crimi nología. Universidad del Zulia. 1983. Estudio realizado en la Cárcel local, entre los años 1976 y 78. Se encuentra: un 59%de analfabetismo y educación primaria incompleta al ingresar; 21% con 6o grado y 18% con formación secundaria. Tineo de Suárez, Audelina: "Tendencia de la Criminalización y de la Descri minalización en Venezuela. "Capítulo Criminológico N° 5". p. 37. Instituto de Criminología, Universidad del Zulia, Maracaibo, 1977. 58 ra la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Público, estaban ya reguladas en estos Códigos5. La disminución en la cuantía del presidio y la pri sión, así como la aparición de ciertas instituciones penales, y el funcio namiento de la Administración de Justicia, han ido marcando una ten dencia hacia la impunidad para los delitos cometidos por personas de cierto estatus socio-económico; la nueva Ley llamada "Anticorrupción", pretende cubrir este vacío en la sociedad venezolana. En su Exposición de Motivos expresa cómo existía la imprevisión en la Legislación para proteger íntegramente al Patrimonio del Estado, por contener normas de vieja data, las cuales no correspondían a las ac tuales necesidades, así como por su ineficacia para castigar las irregulari dades cometidas en perjuicio del patrimonio del Estado. Esta Ley intenta corregir estas fallas y llenar los vacíos señalados en defensa de los intereses económicos públicos y la moralidad de la función pública. Tratando de agotar el Principio de legalidad, define una serie de conductas punibles, con una clara tendencia hacia su criminalización: 1) A las figuras establecidas en el Código Penal: Peculado, Concu sión, Lucro de Funcionarios, Corrupción, Abuso de autoridad y Suposi ción de valimiento con funcionarios, se agregan tres formas de Pecula do: impropio, culposo y de uso, así como 17 nuevos tipos: la Malversa ción genérica y específica; el Uso ilegítimo de información reservada; el Enriquecimiento ilícito; las Exacciones ilegales; el Acuerdo de funcio narios con postores; el Cobro de comisiones; el Enriquecimiento indebi do por actuaciones administrativas (5 formas); el Tráfico de influencias; el Ocultamiento o Falseamiento del contenido de la declaración jurada de patrimonio; la Falsedad de certificados de reposo; la Expedición y uso indebido de licencias y permisos; el Ocultamiento, la Sustracción o la destrucción de documentos oficiales; las Ventajas obtenidas con el Despilfarro; los Fraudes administrativos (2 formas); el Manejo indebi do de cuentas bancarias y el Sobregiro bancario6 . El peculado impropio se castiga en el primer Código Penal de 1863; aparecen luego la admisión de regalos; formas fraudulentas de exacciones ilegales; co bro de comisiones, intervención en suministros y contratos; la malversación de bienes, entre otros delitos. Ver Brewer C, Alian R. "Sistemática General de la Ley Orgánica de Salva guarda del Patrimonio Público" Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, p. 177. Editorial Jurídica Venezolana. Caracas. 1983. 59 2) Aumenta considerablemente las penas, correspondiéndoles las mayores a los siguientes hechos: La Corrupción de jueces, cuando resulta sentencia condenatoria restrictiva de libertad mayor de 6 meses. La pena es de prisión de 5 a 10 años. Le sigue el Peculado, con prisión de 3 a 10 años y multa. Luego el Enriquecimiento ilícito (regulado antes en Ley Especial sin constituir delito) castigándole con prisión de 3 a 10 años. Con prisión de 4 a 8 años y multa, sanciónala Corrupción, en casos de conferimiento de cargos públicos, subsidios, convenimiento en contratos, etc. Castiga la Corrupción por beneficio de sobreprecios o sub-pagos, en la adquisición, enajenación o gravamen de bienes o servicios en los que tiene interés la Administración Pública, con prisión de 2 a 10 años. Igual sanción merecen el enriquecimiento con certificaciones falsas y el aprovechamiento o distribución fraudulenta de fondos públicos. Las otras conductas oscilan entre 6 años, meses de prisión y mul tas. 3) A la definición de nuevas figuras delictivas y al aumento de las penas ya establecidas, se agrega el énfasis puesto en la asignación de la prisión, la cual al menos, técnicamente, puede extender sus tentáculos hacia personas con suficiente poder económico y político y de alta posición social. 4) Sanciona la responsabilidad administrativa por la violación de deberes correspondientes a una sana administración, castigando con multas a hechos como el Endeudamiento no autorizado; el Manejo ile gítimo de cuentas bancarias; el Sobregiro o uso indebido de fondos o bienes públicos; la Expedición indebida de certificados de inasistencia al trabajo; el Ocultamiento o acaparamiento de formularios administra tivos; nueve formas de Despilfarro (los gastos innecesarios en material y equipos, o su pago a precios superiores del mercado; la contratación de personal innecesario; los agasajos superfluos; las erogaciones excesi vas para gastos de escritorio; las obras innecesarias; la negligencia en la defensa de derechos o acciones públicas; y la pérdida o deterioro negli gente de bienes públicos); así como la responsabilidad administrativa genérica, o sea, toda violación de disposiciones legales o reglamentarias no previstas en la Ley. El nuevo instrumento legal intenta luchar y enfrentarse a aquellas que agreden la incolumidad del patrimonio del Estado, así corno la pro bidad en la función pública, por ello establece la mayor multa para el 60 ya el culpable al exterior a disfrutar de las cuantiosas sumas de dinero robadas al erario público, y regresar una vez transcurrido el lapso de prescripción del hecho imputado, a ocupar nuevas posiciones sociales, económicas y políticas. La opinión pública habrá olvidado los hechos cometidos. Una investigación futura podría orientarse a evaluar la aplicación y funcionamiento de este nuevo modelo de control social formal, y a revaluar la tendencia del control social informal a través de los medios de comunicación y la opinión pública. III. LOS ESTEREOTIPOS SOCIALES Y EL CONTROL SOCIAL INFORMAL En el nivel intermedio enfocamos el papel que juegan los medios de di fusión como elemento del control social respecto a la delincuencia. La misma se sustenta en interpretaciones propias y el resultado de otras in vestigaciones realizadas sobre esta área en Venezuela. El compromiso ideológico de los medios de difusión se pone en evidencia en el acertado uso que hacen del estereotipo del delincuente, y su asociación con la pertenencia de clase. La presentación de una abun dancia de datos, o, por el contrario, una miseria informativa según sea el tipo de "delito" y de "delincuente" que interesa presentar o, por el contrario, encubrir ante la opinión pública. Se pone de manifiesto tam bién la manipulación de recursos y de técnicas periodísticas y el particu lar uso del lenguaje en la presentación de las noticias. Los medios de difusión se encargan así de hacer funcionar como cierta, la idea e imagen de un determinado estereotipo del delincuente, representado en el denominado delincuente común o convencional. El problema de la verdad y la mentira es irrelevante, como dice Jean Boudillard, citado por Miguel Delibes*, "algo es cierto no cuando lo es, sino cuando funciona como si lo fuese en el terreno de la comuni cación". El Control Social ejercido por los medios de difusión Los medios de comunicación tienen una importancia primordial en la creación y modulación de la opinión pública y en la percepción social Entrevista por el Diario de Caracas. "Una literatura hacia el año 2000' 83. 62 9-10- de la realidad. Son instrumentos extremadamente poderosos, cuyo poder se ejerce sobre la totalidad de la sociedad, manipulando a una gran masa de individuos. El medio impreso, como los otros medios de difusión, tiene entre otras, la función de hacer del conocimiento público los hechos ocurri dos en la realidad social, una de cuyas parcelas es la fenomenología de lictiva. En el proceso de estereotipia social, las imágenes proyectadas por los medios de comunicación se convierten en elementos de primera im portancia, pues proveen una gran cantidad del conocimiento social del individuo y, en especial, del sujeto delincuente. El proceso de selección de noticias delictivas tienen repercusiones en el proceso de elección-se lección del criminal. Desde que se conocen los hechos susceptibles de convertirse en no ticia, hasta que se redactan para su transcripción, los periodistas y edi tores manipulan dicha información para convertirla en un hecho noti cioso. El público espera que la selección sea lo más objetiva posible; sin embargo, "el valor que se asigna a una noticia está inmerso en una de las estructuras de significado más profundas existentes en nuestra socie dad"7. Por ello, a los efectos de su llamada función catártica, o de su pa pel secundario en el reforzamiento de actitudes pre-existentes o de su oferta de modelos de imitación e identificación, nos parece significativo agregar, por el impacto que tiene, su contribución al control social me diante la creación de la imagen del delincuente. Los medios obedecen al sistema donde están inmersos, y su carga ideológica se acentúa particularmente en las noticias sobre crímenes, por su función también netamente ideológica. La empresa periodística está interesada en utilizar y difundir fórmulas eficaces que reproduzcan un sistema centrado en torno al lucro, por sus propias vinculaciones con la empresa privada. La selección y clasificación de los sucesos, así como el hacerlos comprensibles a través de la utilización de un tipo determinado de len guaje obedecen a valores impuestos y compartidos, y perpetúan el sisteComo lo afirman Van Groningen, Karin y Jubes Vela, María en "Una aproxi mación al estudio del fenómeno delictivo, visto desde la perspectiva de la prensa escrita". Dirección de Prevención del Delito. División de Investigación Criminológica. Ministerio de Justicia. Caracas. 1981. p. 11. 63 ma de significados dominantes, promoviendo el conformismo social y el resguardo de la hegemonía actuante. Así se presenta un producto digerido y codificado, redactado en forma simple, de rápida asimilación y fácil comprensión por vastos sec tores de la población. El resultado de este proceso es una presentación estereotipada de la realidad social, basada en pre-concepciones, ideas, creencias, que si no encuentran resistencia en una conciencia advertida pueden gobernar profundamente el proceso de percepción. Esto se produce, pues los medios centran su interés en determina das formas de delincuencia, desviando la atención de la audiencia al mostrar básicamente la visión oficial de las cosas, la cual está mediatiza da por las exigencias de las pautas de conducta formales y por los inte reses particulares de las instituciones. Así, más allá de la simple presen tación de los sucesos acaecidos en la realidad social, venden y usufruc túan un tipo determinado de eventos. De paso, ello garantiza a los diarios una amplia difusión y un alto porcentaje de ventas, con lo cual se reali za la primera finalidad que tienen como empresa comercial. La presentación de delitos y de delincuentes convencionales facili ta esta función de satisfacer el deseo de información del público, esti mulando una respuesta de sus lectores y no se descarta la posibilidad de que influya sobre los organismos encargados de la Administración de Justicia. Por lo tanto, el mensaje sobre la delincuencia en nuestros medios de comunicación masiva debe cumplir las condiciones establecidas para garantizar sus objetivos: a) formular y entregar mensajes, en forma tal, que se obtenga la atención del destinatario; b) emplear los signos ade cuados con el fin de transmitir el significado, y c) despertar la necesidad de justicia sugiriendo las maneras de ejecutarlas. La prensa como instrumento de control social en Venezuela —Como se dijo, nuestra infraestructura económica de país capitalista dependiente, condiciona a los medios de difusión para garantizar la fi delidad de las masas a los valores del sistema de dominación. Uno de es tos valores es la imagen de una determinada clase de delincuente. 1.- La clase dirigente, poseedora de los medios de difusión, los uti liza para divulgar ideas estereotipadas respecto a determinadas clases sociales distintas a la suya Entre ellas la que asegura que los delitos son cometidos por personas de clase baja o marginal con lo cual evitan pro64 porcionar informaciones que puedan crear opiniones y actitudes lesivas a las clases dominantes. Uno de los recursos utilizados por nuestros medios, es el de otor gar atributos físicos y de apariencia social negativos, modelando la opi nión pública en el mismo sentido. Un sondeo de opinión pública realizado, mediante encuesta trató de medir ese estereotipo a través de tres variables:8 1) La propia experiencia personal de haber visto a un delincuente. 2) La de su percepción a través de la prensa y 3) La imaginación. Se ob tuvo como resultado que se atribuían características negativas al delin cuente. Sin embargo, se encontró que son mayores los atributos positi vos y neutros, y menores los atributos negativos otorgados por la vi vencia personal, que los percibidos a través de la prensa y la imaginación. 2.- El otorgamiento de atributos está asociado a cosas como la per tenencia de clase y criterios raciales; a referencias como el lugar de resi dencia del delincuente, la ocupación, el grado de instrucción y el apoyo proporcionado por la imagen fotográfica. Esto es coincidente con la rea lidad de quienes son sancionados por el sistema de Justicia Penal, según lo reflejan las cifras delictivas de nuestra criminalidad. Algunas de las formas expresivas de la imagen del delincuente en la prensa, tal como han sido encontradas en la citada investigación Villasmil-Colomina9 son: Atributos negativos: Ser feo, moreno o negro, con pelo crespo, rizado; tener los labios grue sos, los ojos saltones, la mandíbula prominente, cicatrices y defectos fí sicos, tener rasgos duros, cara de sádico, "ser negro por dentro"; estar melenudo, barbudo, desaliñado, mal vestido; ser anormal, drogómano, enfermo mental, desadaptado social; o estar borracho; tener una sonrisa cínica, o los ojos rojos y aspecto desagradable; andar malencarado y suPresentada en la investigación. "Los medios de comunicación de masa en una sociedad capitalista. El caso venezolano", realizada por Vülasmil, Xiomira y Colomina de Rivera, Martha. Los Rostros de la Violencia, Volumen I. Institu to de Criminología. Universidad del Zulia. Maracaibo, 1976. Vülasmil, Xiomira y Colomina de Rivera, Martha, ob. cit. Según las caracterís ticas de los delincuentes que aparecen descritos en las tres muestras de prensa analizadas, coinciden en otorgar con mayor frecuencia, atributos negativos a personas de clase baja y marginal (62%, 27 %y 20% ); los atributos neutros lo gran 38%, 40%y 20% y los positivos 0-33%y 4%. (p. 203). 65 ció; ser hippie, malandro, inmoral, homosexual y engañoso; ser de clase baja; no tener educación o instrucción, ni oficio; ser iguales a los que sa len en los periódicos. Totalizan 34 formas expresivas y aparecen asigna das con la mayor frecuencia según los resultados1 ° . ATRIBUTOS NEUTROS: Las exploraciones realizadas encontraron 19 tipos de definición con es ta tendencia: ser de cualquier color, alto, bajo, delgado, gordo, corpu lento, viejo o joven; tener la frente ancha, las cejas pobladas, el pelo os curo 'o negro, la nariz larga olos ojos claros; usar bigotes, barba, patillas o lentes, o ser físicamente normal. Atribu tos positivos: Son los otorgados con menor frecuencia y con menores tipos de des cripción (en total 13 formas): ser blanco o rubio, de rasgos finos y bien parecido; tener el pelo lacio y buen aspecto, andar bien vestido o elegan te; ser de buena familia o de clase alta; ser ágil y astuto; y ser "cualquie ra". 3.- Con el tratamiento diferencial de la imagen del delincuente en Venezuela los medios de comunicación se convierten en un medio infor mal de control social; es decir, en guardianes del orden. Así, se ve cómo los delitos convencionales cometidos por los agentes policiales se des criben con calificativos que connotan cualidades positivas o neutras. En cambio, cuando es un ciudadano común, la imagen del delincuente se encuentra asociada a cualidades negativas, lo que se acentúa en casos de delitos convencionales, (delitos contra las personas, la propiedad o las buenas costumbres). De manera genérica, se alude a la inclinación delic tiva del sujeto. Se le llama criminal, hampón, maleante, delincuente, malandro; o se le otorgan calificativos que indican la modalidad delic tiva: homicida, asaltante, atracador, sádico, drogadicto. A esto se agre gan atributos personales, físico, socio-económicos o de identificación. El hecho se personaliza con la presentación de imágenes fotográficas ti lo Sumando los atributos asignados en las muestras de prensa analizadas y la per cepción del público a través dela televisión, del periódico, la vivencia personal y la imaginación de los encuestados; según lo demuestranlos cuadros presen tados en la citada investigación. 66 po carnet, con frecuencia tomadas del archivo policial y completada con leyendas como el número de expediente. Sólo en ocasiones se utilizan atributos neutros como el de "individuo" 'esposo", "desconoci- do", entre otros1 J. Cuando se trata de policías, se exaltan sus atributos neutros, per sonales y sus vínculos familiares los cuales se verían afectados como consecuencia del hecho. El mismo ocurre, en la mayoría de los casos, en "enfrentamientos con delincuentes". Aparecen connotaciones positivas, como "patriotismo", "cumplimiento del deber", "valerosidad", "ejer cicio cabal de funciones", y "beneficio a la colectividad". Estas vías de justificación alivian el proceso de identificación del autor y el efecto del hecho cometido, así como la crítica social. 4.- La imagen del delincuente que se transmite a través de los me dios de difusión es la asociada con delitos convencionales. Cuantificados los delitos en diferentes análisis realizados en Vene zuela, encontramos que los hechos contra las personas como el Homi cidio en sus diferentes formas, (simple, culposo, intencional, frustrado y el policial), las Lesiones personales, los delitos contra lapropiedad pri vada (como el Robo y el Hurto), así como los hechos "contra las "bue nas costumbres" (como la Violación) son reportados con mayor fre cuencia1 2 y se les otorga además mayor espacio periodístico. En lo cua litativo se les describe, según la connotación y denotación del lenguaje, como los únicos hechos dignos de ser sancionados y repudiados por la sociedad. La lesión a la propiedad privada se convierte en materia noti ciosa con gran despliegue. Los delitos pasionales o por otras motivaciones, aparecen amplia mente reseñados cuando son cometidos por personas de bajo estrato so cial, al igual que los que atontan contra "las buenas costumbres", según los define el Código Penal. 11 Van Groningen, Karin y Jubes Vela María, ob. cit. Los calificativos negativos se encuentran en un 45% de las noticias y los neu tros en 10% de ellas. 12 El carácter violento de la mayoría de los delitos es confirmado por el uso de armas de fuego (85-33 y 39% ;y 47% ) según investigaciones precitadas; figu ran también con menores frecuencias las armas blancas, el uso de objetos con tundentes y la fuerza física. Los delitos convencionales indicados logran 54-75 y 66% ;48% el Robo y 42% el Homicidio, en los trabajos referidos. 67 En cambio se evita comentar en las páginas rojas, o en otra cual quiera, las intimidades de los hechos en los que se involucran las perso nas de alto estatus socioeconómico. 5.- Un ejemplo es el tratamiento que se hace en Venezuela del trá fico y consumo de drogas13. Su notoriedad será mayor o menor, según la condición socioeconómica de los implicados, y varían según el tipo de poder efectivo que ostente. Estas características inciden, tanto en las categorizaciones de las personas, bien por la atribución de epítetos positivos o negativos, bien por su identificación en la medida en que aparece funcionando el con trol social formal. A los sujetos de mediano o bajo nivel, se les adjetiva como delincuentes, marihuaneros, zagaletones, que atemorizan a la po blación; se dice que son sorprendidos in fraganti por comisiones policia les que los acosan hasta reducirlos a prisión; se hace un gran despliegue sobre la aprehensión, captura y detención de bandas de traficantes, me diante allanamientos en zonas marginales, y a los que se les incautan pe queñas cantidades de drogas; se hace identificación plena de sus vivien das, y personas, a través de nombres, parentesco y residencia; se entien de que a ellos se les castigará con todo el peso de la ley como hampones comunes que son; no se les permite dar declaracionesa los medios para aclarar su participación en el hecho del cual se les acusa y se informa so bre su reclusión en cárceles o retenes. Cuando se trata de personas de alto estatus, son "presuntos impli cados" los que suministran la droga, "supuestos individuos", "víctimas de la sociedad y de los traficantes", se maneja la imagen del consumidor enfermo, se sabe que se les recluye en clínicas privadas, y que se les per mite viajar al exterior para dedicarse a trabajar y a estudiar; aparecen dando declaraciones y hasta ruedas de prensa; se pide comprensión ala opinión pública; se trataría de hondas tragedias en hogares distinguidos, debiendo darse los nombres con cautela por los graves perjuicios que se ocasionarían a sus hogares al implicar a posibles inocentes; se respeta por lo tanto su privacidad; no son aprehendidos ni capturados, ni mu cho menos detenidos por largo tiempo, aun cuando existan pruebas que los comprometan; se hace, por el contrario, despliegue de su liberación y de la demostración de su inocencia; en ocasiones se señala la injusti cia de compartir el mismo calabozo con delincuentes comunes y se re- 13 Arreza, Emperatriz ofrece un análisis sobre el tema en su trabajo "Publicidad y Drogas". Instituto de Criminología. Universidad del Zulia. 1976. 68 Despilfarro hasta 500.000 Bs. Las otras multas oscilan entre 1.000 y 50.000 Bs. 5) Sanciona también esta Ley la violación de los deberes derivados de su aplicación, tales como: la falta de presentación oportuna de la de claración de bienes, su desacato o no presentación; la omisión de docu mentos requeridos y la obstaculización en las investigaciones; las sancio nes son multas o retenciones de pagos y remuneraciones. La Ley regula además la responsabilidad disciplinaria y la civil. 6) La tendencia a la criminalización se acentúa hacia estos delitos por el hecho de que las personas incursas en ellos, pierden ciertos bene ficios procesales como son: el recurso de casación; el ante-juicio de mé rito para los ex-funcionarios; los beneficios de libertad provisional o ba jo fianza, y de la libertad condicional o vigilada; los beneficios sobre conversión de penas privativas de libertad establecidos en el Código Pe nal, la conversión en confinamiento al cumplirlas tres cuartas partes de la pena, y la conversión en arresto para personas de 70 años o más. Extiende su radio de acción a los particulares, quienes deben res ponder penal y civilmente al estar implicados en hechos de este tipo aun cuando no tengan la condición de funcionario público. La persistencia del modelo diferencial Si bien es cierto que se detecta una tendencia a la criminalización de los delitos de cuello blanco, cometidos por altos funcionarios públicos, por el hecho de definir un mayor número de delitos; por el aumento de las sanciones, así como por la negación de beneficios procesales y penintenciarios; no es menos cierto que persisten ciertas diferencias con el dise ño del control social para la delincuencia convencional. Los delitos de Corrupción y los otros hechos incluidos en esta Ley, pierden la posibili dad de ser considerados "delitos comunes" al ser extraídos del Código Penal y crearse un proceso y una jurisdicción especiales. Además esta ju risdicción prevé el juicio oral, con la celeridad procesal que ello conlle va, y permite el juicio en ausencia, a diferencia del juicio común, ele mentos éstos indicadores de parcialidad en la administración de justicia, los corruptos poderosos podrán eludir la detención preventiva, y su exi lio dorado recibirán las noticias de sus apoderados, quienes se encarga rán de sus negocios, entre ellos su defensa; disfrutarán así de un proceso en libertad por complacencia legal. Un detalle significativo es el lapso único de cinco años establecido para la prescripción de todos los delitos. Su brevedad permite que se va61 señan minuciosamente el movimiento del caso en los tribunales y sus re percusiones judiciales. LA MANIPULACIÓN DEL ESTEREOTIPO DEL DELINCUENTE EN LA PRENSA NACIONAL SEGÚN NUESTROS HALLAZGOS Esta área de investigación forma parte del proyecto intercultural "De lito de cuello blanco en América Latina". Se hizo mediante un análisis de contenido de las noticias sobre de litos de cuello blanco, con el objeto de detectar el trato especial que otorgaban los medios de comunicación a este tipo de delito, en relación con el delito convencional. El análisis cuantitativo y cualitativo estuvo orientado a someter a prueba dos hipótesis generales del proyecto: Hipótesis 3: "Los medios de comunicación social escritos contri buyen al estereotipo del delincuente, dando un tratamiento diferencial a las noticias que se refieren a uno y otro tipo de delito". Hipótesis 4: "Así como el estereotipo del delincuente convencio nal facilita la impunidad del delincuente de cuello blanco, hay también un "falso delito de cuello blanco" que esa veces sancionado y tienevi sibilidad en los medios de comunicación. El mismo es cometido por funcionarios, profesionales o empresarios de categoría intermedia o in ferior, quienes son víctimas propiciatorias que representan la ilusión de que estos hechos puedan ser perseguidos y sancionados, permitiendo la impunidad del verdadero delincuente de cuello blanco". El universo estudiado estuvo formado por un total de 930 noticias aparecidas durante el año 1978, relativas a algunas de las conductas en el proyecto original, ampliándose la toma de datos hacia otras conduc tas consideradas de interés. HALLAZGOS Y CONCLUSIONES: Según las tendencias cuantitativas .y cualitativas observadas, el análisis exploratorio realizado demuestra un tratamiento especial en relación con el delito de cuello blanco. Se confirman las hipótesis operacionales formuladas: 1. "El delito de cuello blanco que aparece señalado en la prensa, es aquel donde se encuentran implicados en su mayoría, "falsos delincuen tes de cuello blanco". 69 En efecto, el 28% del estatus informado corresponde a personas de niveles medio, intermedio, dependiente y bajo. Hubo un 55% de omi sión sobre este dato, desinformación que asumimos como una forma en cubierta de presentar la información e impedir la identificación de los delitos y sus autores. Se produciría a favor de nuestra interpretación, un 83% de los da tos atinentes. Los indicadores ofrecidos en algunas noticias permiten además es tablecer la relación: a menor nivel socioeconómico, mayor posibilidad de pasar a organismos de control social. La detención apareció como reservada a personas de bajos niveles económicos. 2. "La forma como son presentados los estereotipos de estos deli tos, revela un efecto estigmatizador directamente relacionado con el es tatus social de pertenencia del implicado". La tendencia hacia un estereotipo diferencial de este tipo de delin cuente se observa en el silencio de gran cantidad de datos que permiti rían identificar a las personas envueltas en ellos. Los datos confirman que no se publicaron fotografías en un 80% de los casos, ni se citan sus nombres en un 54%; se omite asimismo en la mayoría de las noticias, información en cuanto a la fenomenología del hecho, cuándo sucedió, en qué circunstancias, por qué, y cómo sucedió, y dónde se ejecutaron los hechos; o si selesaplica alguna sanción o me dida de control social. La miseria informativa está orientada a evitar el escarnio público a las personas de alto estatus socioeconómico implicadas en estos delitos. 3. "La información correspondiente a los delitos de cuello blanco, es ofrecida en la prensa, en formas de poco impacto periodístico, según el cuerpo del periódico donde se incluyen, la página donde se colocan, su posición en la misma y el espacio que le dedican". Se evidenció en efecto, que sólo un 15% aparece en los cuerpos "A" y "B", cuerpos de mayor valor económico según la tarifa de la em presa; y, en cambio, un 81% aparecen en los cuerpos "C" y "D". A pesar de encontrarse un gran porcentaje en el "D", donde se co loca la página de mayor valor económico, y de mayor impacto publici tario del periódico, como es la última página, en ella sólo aparece un 5% del total de datos fichados. Y en relación al estatus declarado en esa pá gina, encontramos que la mayoría pertenece a las clases media y baja (38% ), contra un 14% de alto estatus. 70 En cuanto a importancia publicitaria, el segundo lugar lo tiene la primera página, pues junto con la última página presentan al periódico e invitan a su compra y lectura; en ella la información sobre este delito registró la cifra más baja (2% ) y se citan apersonas de niveles medio y bajo, (25%, contra 5% de alto nivel). Lo que nos permite concluir que a mayor valor comercial y periodístico, menor cantidad de noticias so bre delitos de personas de estatus considerable. Se encontró una tendencia general de presentar la información en las páginas interiores, y en las posiciones menos notorias, hacia el mar gen interior izquierdo, alcanzando éste el 48%de los datos. Por lo que respecta al espacio, se infiere como tendencia general que la mayor cantidad de noticias se ofrece en 3 columnas (25% ); el mayor espacio de 8 columnas tuvo un 4%. Según el espacio por cm/col., se concluye como tendencia general el otorgamiento del relativo "poco espacio periodístico" a este tipo de noticia (el 67%va hacia el valor 100 centímetros, de acuerdo con los criterios de valores asumidos). A todo esto se agrega la fraseología utilizada para describir el he cho y a sus "implicados". 4. "El medio prensa se corresponde en la forma de presentar los es tereotipos de delitos de cuello blanco con los estereotipos legales exis tentes". En todos los niveles de control social reportados, los mayores indi cadores de averiguación fueron los de personas de los niveles medio y bajo, la imposición de sanciones aparece también en sus mayores cifras referida a estas personas; esto resulta fortalecido con el análisis cualita tivo realizado sobre las noticias y sus efectos estigmatizantes. Todo ello es congruente con las cifras sobre estadísticas delictivas y los diferentes análisis sobre ellas realizados, así como sobre estudios de las leyes vene zolanas en materia de ilegalismos penales. EL ESTEREOTIPO DEL DELINCUENTE EN UNA MUESTRA DE PRENSA LATINOAMERICANA (Análisis comparado) Realizamos este análisis para cumplir con uno de los objetivos de la in vestigación "Delito de cuello blanco en América Latina". Esto es, el de lograr análisis comparados con los resultados obtenidos, en las diferen tes áreas del proyecto, por cadauno de los países participantes, Colom bia, Costa Rica, Guatemala, México, Panamá y Venezuela. 71 No obstante, presentan ciertos problemas de orden metodológico, tales como el uso de diferentes formularios, que limitaron el análisis comparado pudimos deducir, sin embargo, indicadores comunes para la comprobación de la hipótesis formulada. El universo analizado que se ajustó al orden cronológico indicado para el desarrollo del proyecto, estuvo constituido por muestras de prensa de losaños comprendidos entre 1973 y 1978. Este último año es común a todos los trabajos mencionados. Los hallazgos logrados nos permiten formular las siguientes CONCLUSIONES 1. En la muestra de la prensa latinoamericana examinada, hay una clara tendencia a tratar diferencialmente al delito de cuello blanco y al deli to convencional. Contribuye de este modo a un estereotipo diferencial para uno y otro tipo de delincuente, con las consecuencias legales y so ciales que ello implica. 2. Los medios de comunicación social refuerzan las concepciones culturales existentes sobre ambos tipos de delitos: los convencionales, aparecen reseñados en la prensa como delitos comunes ejecutados por personas de bajo estrato social o marginales; por el contrario, los delitos de cuello blanco resultaron menos evidente; se publicaron con más fre cuencia los casos de los llamados "falsos delincuentes de cuello blanco", cometidos por personas de niveles medios, que cumplen la función de ofrecer una ilusión de persecución y castigo total del delito de alto es tatus. 3.- El modo de presentar uno y otro tipo de noticias objetivó ese trato diferencial. La información correspondiente a delitos de cuello blanco se ofreció en forma de poco impacto periodístico, según la pági na donde se incluía, la posición en la misma, y el espacio que le dedica ron. Todo lo contrario sucedió con las noticias sobre delitos convencio nales, los cuales atraen la atención del lector por sus grandes titulares y la divulgación de fotografías y por su ubicación en secciones o páginas dedicadas a ese fin. También es evidente su mayor cantidad. 4.- La forma de presentar ambos estereotipos tiende a producir un efecto estigmatizante directamente relacionado con el estrato de perte nencia del implicado. La discreción y omisión de datos, expresan una tolerancia encubierta hacia el delito de cuello blanco, o bien su toleran cia, o abierta aceptación mediante el uso de epítetos positivosy un len72 guaje codificado favorable, el cual se traduce en efectos poco o nada es tigmatizantes. En cambio el lenguaje escatológico caracterízala descrip ción de los delitos convencionales: los códigos utilizados apuntan hacia su rechazo y castigo, sometiéndolos al escarnio público. Además, pare ciera que ellos representan los únicos delitos de la sociedad. 5.- No es por azar o casualidad que se obtienen los datos empíricos analizados, y las conclusiones precedentes. Ellos son expresión del ejer cicio del poder, el poder de definir lo que es delito y quien es delincuen te; así como el papel asignado en el juego del poder, a los medios de co municación, en todo el subcontinente latinoamericano. Las formas de difundir los mensajes responden a los intereses del modo de producción vigentes en él. La difusión masiva, como fenóme no social que es, está inserta en el conjunto de las relaciones sociales, sirviendo de medio de legitimación y reproducción de las relaciones de clase existentes en América Latina. Cumplen cabalmente el papel ideo lógico que tienen asignado, conjuntamente con la escuela y la familia como medios de socialización. El aparato represivo del Estado compuesto por sus leyes y códigos, el brazo armado policial y otros instrumentos, como los tribunales y las prisiones, se encargan de propiciar las condiciones para que las relacio nes de producción capitalista se reproduzcan. Las funciones latentes asignadas a las leyes, y las de obtención de consenso encomendadas a la prensa, desvirtúan el mito de la neutralidad de la justicia y de la objetividad de la información. Los medios de comunicación son agentes de circulación de la pu blicidad y la oferta de mercancía. En ese proceso entra también la apli cación exitosa de la categoría de delincuente como forma publicitaria del bien y del mal, y como una mercancía más. IV. LA REACCIÓN SOCIAL, RECEPTORA DE LOS ESTEREOTIPOS: LOS ESTEREOTIPOS SEGÚN LA REPRESENTACIÓN COLECTIVA En este capítulo nos referimos al último elemento del modelo de con trol social anunciado en la Introducción. Presentamos suficientes ele mentos reveladores de la coherencia entre la opinión pública receptora de los estereotipos, entre ellos el que corresponde a la etiqueta de "de lincuente" y la definición que del mismo se hace a través de las leyes, lo que demuestra el exitoso uso de este recurso por parte de los medios de difusión. 73 Los Estereotipos sobre la Criminalidad en Venezuela, según las repre sentaciones sociales. Los elementos subjetivos de la cultura, como son la percepción social, las imágenes y los estereotipos, no pueden ser considerados aisladamen te de la estructura social de una sociedad específica. Ella condiciona tanto las reacciones oficiales como las de la comunidad acerca del este reotipo del delincuente. El problema relativo al poder económico, al po der político y a la organización de las clases se pone de manifiesto en su definición, aprendizaje y perpetuación. Como se ha dicho, los delitos propios de la clase baja son regular mente sancionados con todo el peso de la ley. Tanto en su definición como en su instrumentación, el aparato policial hace gala de su. eficacia; a los autores se les priva de su libertad durante el proceso, pasando lar gos años de su vida en cárceles o prisiones que consolidan su estigma. Por el contrario, sólo en raras ocasiones cae todo el peso de la ley en los delincuentes de clase alta. Si las hay sus autores son sometidos a detenciones discretas y luego de múltiples comprobaciones de su culpa bilidad, logrando perentoriamente su libertad. La eficiencia de las ins tituciones, y las garantías, operan a su favor. Los órganos de control so cial no suministran sus nombres a los medios de comunicación, alegan do que forman parte del secreto sumarial u otros tecnicismos jurídicos. De esta manera se combinan: el manejo diferencial de los ilegalis mos, que permite mantener fuera del estereotipo del delincuente a per sonas de grupos privilegiados; el estereotipo popular del delincuente convencional que permite lavar el rostro al sistema de control social; y la opinión pública, la cual obedece a los patrones formales que permiten su aislamiento, segregación y estigmatización. Por su parte, otros factores socioculturales se encargan de reforzar y mantener la conducta discriminada, como las normas, la ideología do minante y los agentes de socialización14 . Suficientes indicadores nos permiten encontrar la correspondencia entre las variables opinión pública y medios de comunicación. Coinci den en la actitud diferencial que adoptan ambas formas de control so- 14 Huggins, Magaly, en sus conclusiones ilustra el proceso de perceptuación del estereotipo del delincuente, los valores y actitudes de los maestros serán apren didos y copiados por los alumnos durante el proceso de socialización a que son sometidos por los diferentes agentes y medios específicos: la familia, los medios de comunicación, la Iglesia y los conductores de la educación. 74 cial informal ante los diversos tipos de criminalidad. Investigaciones rea lizadas en nuestro medio sobre reacción social y delincuencia, permiten ratificar las diferencias de apreciación de los delitos convencionales y los de cuello blanco. Sus resultados nos señalan lo siguiente: 1) En la percepción social, la calificación de delincuente está rela cionada con su pertenencia de clase: las conductas desviadas que impli can el uso de la violencia física son adjudicadas a la clase baja. En cam bio, las conductas en las cuales se dificulta la percepción directa, y que implica el uso de medios y habilidades sutiles, son atribuidos a la clase alta15. 2) Se les asigna mayor gravedad a aquellos delitos que aparecen in cluidos en las estadísticas oficiales y que a su vez son los mismos a los que se da consideración especial en la prensa y otros medios de difu sión. 3) El público tiende a otorgar mayor protección a los delitos que se traducen en daño individual particularizable contra las personas y la propiedad privada, y trata con menor severidad a los delitos que impli can daño social difuso16. 4) Los hechos que implican agresión a las personas se perciben co mo conductas más dañinas que aquellos qué se refieren a violaciones de la propiedad privada y a atentados a la economía popular1 7. 5) Los delitos comunes contra la propiedad privada (como el Robo y el Hurto), logran*un gran rechazo tanto en el orden de gravedad esta- 15 El estereotipo social del delincuente, asociado a la pertenencia de clase, fue corroborado según la asignación de atributos definitorios de clase social, en las muestras de prensa analizadas, y en la opinión de los encuestados, por Villasmil, Xiomira y Colomina de R. Martha, en la investigación "Los medios de co municación de masa en una sociedad capitalista. El caso venezolano". A ellos hacemos referencia en el capítulo de este trabajo "Prensa y control social en Venezuela". 16 17 Ver Gabaldón, Luis G., y García S., Víctor. "La percepción social de la ley penal". Centro de Investigaciones Penales y Científicas. Universidad de Los Andes, Mérida, 1978. En la tesis de doctorado en Psicología de Magaly Huggins, ya citada, los cua tro primeros lugares de los 11 delitos analizados fueron ocupados por: el Ho micidio, la Violación y las Lesiones intencionales y culposas; le siguen los deli tos convencionales contra la propiedad (Estafa, Hurto y Robo) y contra las buenas costumbres (la Seducción); colocando en los tres últimos lugares a he chos de carácter económico como la Evasión de impuestos y el Uso indebido de nombre comercial y de patentes, siendo apenas percibidos como infraccio nes. 75 blecido como en el tipo de sanción requerida; los hechos que tienen que ver con una desviada administración de los fondos públicos (como la Malversación de fondos, el Tráfico de influencias, el ofrecimiento y la aceptación de Soborno), tienden a ser despenalizados o desjudicializados (ocupando puestos inferiores en comparación con los delitos contra la propiedad). Esta misma actitud (y ese orden) se encuentra en relación a la aprobación, indiferencia o condena de las conductas1 8. 6) La opinión pública expresa un alto grado de conciencia sobre el problema de la Corrupción, estimando que no se castiga en el país en virtud del poder económico, por la influencia del poder político, o por fallas instrumentales en la administración de justicia (incumplimiento de las leyes, justicia clasista y generalización y secularidad histórica de su impunidad en Venezuela)1 9. Estas actitudes han sido corroboradas por otras investigaciones: 7) La Corrupción y el Peculado ocupan los últimos puestos en el otorgamiento de sanciones; el Robo, el Hurto y la Estafa, por el contra rio, logran los primeros lugares en la apreciación de su gravedad. Esta tendencia fue la misma en los dos estratos sociales encuesta- dos, aunque el estrato superior en todos los casos fue más represivo que el inferior. Las mujeres en todo caso, se mostraron más permisivas que los hombres. Para ambos sexos la Corrupción ocupó el último lugar en la asignación de sanciones2 °. 18 Santos, Thamara; Aniyar de Castro, Lolita y personal del Instituto de Crimi nología. Universidad del Zulia. Maracaibo, 1977, "Reacción social a la con ducta desviada". Se midió la opinión pública mediante encuestas donde se describían 45 actos 19 positivos, negativos e indiferentes, entre ellos un total de 8 delitos convencio nales y de cierto estatus socioeconómico. Para la oportunidad de realizar esta investigación como hoy, se citaban averiguaciones en el Parlamento por la existencia de escandalosos sobornos a altos funcionarios públicos; se criticaba la existencia de la impunidad, así como la aspiración del enriquecimiento rá pido y fácil, y la costumbre de obviar en nuestro atajo institucional, los meca nismos oficiales de control jurídico y administrativo, mediante la Corrupción. Santos, Thamara; Aniyar de C, Lolita y personal de investigación del Institu to de Criminología. Ob. cit. 20 Gabaldón Luis G. y García S. Víctor, op. cit. De 20 conductas analizadas en una muestra de población merideña, 5 se refieren a delitos contra la propie dad pública y privada, con los resultados precitados. 76 Según otro sondeo de opinión realizado en la ciudad de Maracai bo2 l, los delitos contra la propiedad privada, como el Hurto, la Apro piación indebida y laEstafa, lograron mayores porcentajes de condena, en tanto que el Enriquecimiento ilícito y la aceptación de soborno ocu pan lugares subalternos. Respecto a las 11 conductas medidas el Lucro de funcionarios, to mado como indicador de Corrupción, resultó ser la conducta con mayor porcentaje de ignorancia sobre su castigo y su respuesta de "no hacer nada" en cuanto al otorgamiento solicitado de sanciones. El Robo y el Hurto, por el contrario, registraron las mayores solicitudes de sanciones, según los primeros lugares asignados a la pena indicada, y la negativa a "no hacer nada al respecto" Los Jueces y los Fiscales del Ministerio Público coincidieron en otorgar mayor tiempo de cárcel a los delitos contra la propiedad y las personas, ocupando el Lucro de funcionarios un sexto lugar respecto a las 11 conductas medidas entre ellos2 2 . 21 Santos Thamara, Villa Elsa, Jiménez María Angélica y otros. "La Reacción so^ cial ante la criminalidad de cuello blanco". Instituto de Criminología. Univer 22 Gabaldón, Luis A., Morúa, Marioy otros "Gravedad social del delito e imagen sidad del Zulia. Maracaibo 1979. del delincuente en la población venezolana". Centro de Investigaciones Pena les y Criminológicas. Universidad de Los Andes. Mérida. 1981. Investigación realizada sobre muestras de población de 4 ciudades (Caracas, Maracaibo, Mérida y Cumaná). 77 ÍNDICE I. II. Introducción 51 Los estereotipos legales: una muestra del control social formal . . . . 53 La implementación diferencial de las leyes, las sanciones y los Tribu III. nales 53 Las referencias jurídico-formales 54 Las referencias estadísticas 56 Un supuesto cambio en la política del control social venezolana ... La persistencia del modelo diferencial 58 61 Los estereotipos sociales y el control social informal El control social ejercido por los medios de difusión 62 62 La prensa como instrumento del control social en Venezuela 64 La manipulación del estereotipo del delincuente en la prensa venezo lana según nuestros hallazgos Hallazgos y conclusiones 69 69 El estereotipo del delincuente en una muestra en prensa latinoame ricana (Análisis comparado) IV. 71 La reacción social, receptora de los estereotipos: Los estereotipossegún la representación colectiva 78 73