conocimiento que tenemos sobre Hitler. El Hitler de la H storia

Anuncio
RESUMEN DE PRENSA
MARTES 10 DE AGOSTO DE 2004
AUTORES FCE
El Hitler de la Historia. Ha sido tal la conmoción que provocó Hitler en la historia
reciente que se han escrito cientos de libros en torno de él, a ese tiempo y a la nación que
lo vio crecer. El agujero negro que creó ha centrifugado a más de una inteligencia en el
intento de descubrir los porqués y cómos del surgimiento de ese poder y la destrucción
que sembró en su tiempo y en el de futuras generaciones. El historiador John Lukacs
(Budapest, 1924) asegura que pese al caudal de títulos acerca de Hitler, esto no ha sido
explicado. Y para corrobar su tesis revisa las más de 100 biografías que sobre el dictador
alemán se han publicado desde 1945. Lukacs, autor del clásico Cinco días en Londres,
mayo de 1940, revisa las fuentes y metodologías de los historiadores que se han ocupado
de Hitler, para descubrir que muchos de ellos han contribuido más al ocultamiento que al
esclarecimiento de esa figura. Para el historiador, una de esas máscaras que ocultan al
dictador es la demonización que se ha hecho de él, que lo aleja de lo humano y lo exime
de su responsabilidad. De hecho su deshumanización primera corrió a cargo de sus
propagandistas, que lo volvieron un semidiós cuyo único horizonte era la gloria de la
nación aria. Por ello, Lukacs revisa "la historia de una historia", la evolución del
conocimiento que tenemos sobre Hitler. El Hitler de la Historia. Juicio a los biógrafos
de Hitler, John Lukacs. Traducción Saúl Martínez; Turner/ Fondo de Cultura
Economica, España, 2004. 293 pp. EL UNIVERSAL / BIBLIOMANÍA
http://www.eluniversal.com.mx/pls/impreso/noticia.html?id_nota=36633&tabla=cultura
Madrazo, ¿como MMH hace 30 años? Madrazo, ¿como MMH hace 30 años? La historia se
repite, pero primero como tragedia y más tarde como comedia, en nuestro caso, casi
siempre como una burda tragicomedia. Poco importa la opinión que se tenga de la
persona o el desempeño político de Elba Esther Gordillo, si los sectores más duros e
irracionales del priismo se empeñan en expulsarla de ese partido estarán cometiendo el
mismo error que ya cometió el PRI en 1986-87, con la expulsión de la corriente
democrática. Uno de los libros importantes que se dieron a conocer este año y que, quizás
por su extensión o por la aridez de algunos temas, no se le ha otorgado la suficiente
atención, es el de las memorias de la presidencia de Miguel de la Madrid, publicado por el
FCE y titulado Cambio de Rumbo. Es importante porque está basado en los textos que
escribía o dictaba a Alejandra Lajous, el presidente De la Madrid en los momentos en los
que se iban presentando los acontecimientos durante su administración y permiten
conocer con bastante claridad cómo se dieron esos acontecimientos claves para
comprender nuestro presente político. Y uno de esos casos es la salida del PRI de la
corriente democrática, que entonces encabezaban Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz
Ledo. El texto no sólo pone de manifiesto, con absoluta claridad, cuál era el pensamiento
que privaba y todavía hegemoniza el pensamiento de muchos sectores priistas respecto a
la “disciplina” de partido, sino también los juicios de valor erróneos que se hacían y se
hacen respecto a las disidencias. Dice Don Miguel en su texto que, luego de unas largas
reuniones que mantuvo con Porfirio y Cuauhtémoc, les advirtió que no podía tolerar que
existieran corrientes internas en el partido “porque si aceptábamos la existencia de esta
corriente democrática, podrían surgir otras y le pregunté (a Porfirio) a dónde iríamos a
parar entonces”. Sigue luego el relato de un debate entre De la Madrid y Porfirio, en el
que éste le demanda que los secretarios de estado que quieran competir por la
Presidencia de la República renuncien en ese momento, estamos hablando de octubre de
1986, a poco menos de dos años de las elecciones, para hacer precampaña desde fuera
del gobierno. De la Madrid lo desechó pero Porfirio habló de esa propuesta en un discurso
en Nayarit y eso provocó el enojo presidencial, lo mismo que la falta de apoyo de
Cuauhtémoc Cárdenas a su sucesor Luis Martínez Villicaña en Michoacán. “Por eso,
continúa el texto, Jorge de la Vega me dijo que era necesario decir cosas fuertes contra la
corriente democrática durante la XIII asamblea. Yo le pregunté si ya las había medido y
me contestó que sí. Entonces lo autoricé para que las dijera”. El 4 de marzo del 87, De la
Vega, con la autorización presidencial, rompió con la corriente que encabezaban
Cuauhtémoc y Porfirio. “Jorge de la Vega, cuenta Miguel de la Madrid, exigió a los priistas
inconformes que renunciarán al partido señalando que no había cabida para una quinta
columna ni para caballos de Troya, se desató (entonces) un pleito campal entre los
dirigentes de la corriente y Jorge de la Vega”. Dice el ex presidente en su libro que “el
domingo 8 de marzo, Cuauhtémoc Cárdenas advirtió que el PRI vivía una etapa de
retrocesos y criticó severamente la conducción de Jorge de la Vega. El miércoles 11,
continúa el texto del ex presidente, el CEN del PRI publicó un escueto comunicado en el
que se informaba a dirigentes y militantes del PRI ‘la decisión personal del ingeniero
Cuauhtémoc Cárdenas de ya no colaborar más con el partido’. A este anunció respondió
Cárdenas en el sentido de que no había salido ni saldría del PRI”. O sea que el CEN del
PRI “renunció” a Cárdenas antes de que éste aceptara dejar el PRI o renunciara a él. “De
cualquier forma, continúa don Miguel de la Madrid, la orden a los priistas de hacerle el frío
a la corriente estaba dada. El jueves 12, Porfirio dirigió una carta a los priistas apoyando la
postura de Cuauhtémoc. El 17 de marzo algunos dirigentes del FJR del PRI se unieron a la
corriente democrática y al día siguiente fueron removidos”. Luego sigue una reflexión de
Miguel de la Madrid realmente preocupante. Dice que “algunos editorialistas sienten que
las palabras de De la Vega, lejos de desprestigiar a la corriente le dieron nuevo aliento y
relevancia. Sin embargo, como ya le he perdido el respeto a los periódicos no me interesa
ese punto de vista. La carta agresiva que Cuauhtémoc Cárdenas publicó y en la que acusa
de autoritario y antidemocrático a De la Vega… lo autoeliminó del partido”. Es interesante
ver cómo minimizaba en ese momento De la Madrid a la expulsada corriente. Dice en el
texto que “en un plazo no muy largo…sólo tienen tres opciones. Por un lado presentarse
como candidatos del Partido Social Demócrata de Moreno Sánchez, el cual es sólo un
cascarón; la segunda opción es trabajar con los partidos de izquierda y la tercera crear
una nueva asociación política. Su meta, agrega, será obtener la candidatura presidencial
para Muñoz Ledo… la verdad es que al partido le conviene que se separen y el número de
militantes que pueden llevarse es realmente mínimo… la existencia de esta corriente
democrática ya ha provocado mayor unidad dentro del partido; se ha convertido en una
vacuna contra cierto tipo de críticas”. Más adelante, Miguel de la Madrid en distintos
momentos va relatando cómo cambian sus perspectivas sobre el FDN y sus posibilidades
electorales y hace un pormenorizado relato de lo sucedido el 6 de julio de 1988. Pero esa
es otra historia. El hecho es que algunos priistas no parecen haber aprendido de lo
sucedido en 1986-87 y están dispuestos a repetirlo. Es verdad, Elba Esther Gordillo o los
acusados en turno no tienen hoy el peso de Cárdenas, pero en aquel momento éste y
Porfirio tampoco tenían peso alguno: el propio De la Madrid habla de que como máximo se
llevarían con ellos 500 militantes y ya vimos cuáles considera que serían sus opciones
futuras. El momento en el que se conformó una de las principales opciones políticas del
país, partiendo de esa expulsión de Cárdenas, Muñoz Ledo y un grupo de dirigentes
juveniles, es vista casi como un pie de página en la historia del momento, considerando
que no sólo no tendría trascendencia sino que además “fortalecería” al PRI, actuando
como “una vacuna contra cierto tipo de críticas”. Ahora está pasando lo mismo y los
costos pueden ser similares si la dirección del PRI sigue la línea que en su momento
marcaron De la Madrid y De la Vega. Para ellos, en aquel momento, permitir la existencia
de distintas corrientes en el partido era inadmisible y criticar al presidente del partido
públicamente dejaba al autor de esa crítica, automáticamente fuera del PRI. Es lo que
quieren alguno de los dirigentes más duros con sus oponentes internos. Lo que sucede es
que eso les sirve a los Murat y asociados como una gran coartada política para esconder
sus propias deficiencias: la oposición creció tanto en Oaxaca no porque la gente esté harta
de Murat y porque su candidato no tenga suficiente legitimidad, sino por una conspiración
interna; no perdieron Aguascalientes porque se equivocaron dos veces en la elección de
su candidato, hace seis años y ahora, sino porque, como lo “descubrió”, sin pruebas, el ex
candidato, Oscar González, Elba Esther está “conspirando” con el gobernador panista
Felipe González. Claro, en Colima y en Durango no recuerdan de dónde salieron los
apoyos para ganar esas elecciones. La actitud que tome Roberto Madrazo ante las críticas
internas, ante las personas y corrientes que no aceptan su liderazgo será el sello que
marcará su futuro, será el mensaje que permitirá saber cómo tratará, dentro y fuera de su
partido, Madrazo, en caso de llegar a la candidatura y a la presidencia en el 2006, a sus
adversarios políticos. Y lo están tentando para que vuelva a repetir el error que hace casi
20 años cometió Miguel de la Madrid. JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ / MILENIO
EL POLEMICO LIBRO MEMORIA POLITICA DE RAUL ALFONSIN. El escaso hábito de
confesarse en público. A lo largo de la historia nacional, los presidentes argentinos no
tuvieron el hábito de escribir sus memorias. Tal como señaló a Clarín atinadamente el
historiador Luis Alberto Romero "esa costumbre protestante de confesarse en público y
decir la verdad no es un hábito entre nosotros". Esa tradición es intensa en la historia de
los EE.UU. Fue inaugurada en 1885 por el presidente Ulysses Grant con el título de
Personal Memoirs, para comentar su papel en la Guerra Civil. Siguieron su ejemplo
desde Roosevelt a Clinton. Las excepciones son Bush, que escribió un libro de aforismos, y
Kennedy, a quien el destino no le dio tiempo. En estas pampas, hubo próceres que
escribieron sus memorias. Pero desde Rivadavia a Duhalde, no es posible destacar un libro
como Memoires d'espoir (Memorias de esperanza) de Charles De Gaulle. Sí es posible
recordar el Testamento Político que Yrigoyen escribió cuando estaba preso, o los
cientos de textos recopilados en Obras de Sarmiento. Memorias. En el siglo XX, el
político que más escribió sobre sus ideas, sus gobiernos y sobre sí mismo fue Perón.
Luego, lo siguió Frondizi, no como memorias sino con libros de los temas que más lo
desvelaban. Los militares que se animaron fueron el general Alejandro Lanusse con: Mi
testimonio (1977) y Confesiones de un general: memorias (1994). Y Reynaldo
Bignone:
El
último
de
facto:
memoria
y
testimonio
(2000).
El libro de Alfonsín no es un libro de memorias de vida y obra, al estilo del de De Gaulle.
Está enmarcado en la tradición nacional— defensa propia frente a la interpelación de
la Historia— de que los líderes cuenten los nudos más conflictivos de su paso por el
poder. CLARÍN / ARGENTINA
ENTREVISTA: ERNESTO LACLAU, SOCIOLOGO Y POLITOLOGO. "El Gobierno camina en
una cornisa y no lo hace mal". Quizá por primera vez en nuestra historia, las
instituciones democráticas están en condiciones de procesar las transformaciones y
demandas sociales sin quebrarse ni traicionarse a sí mismas. Hace dos años, luego de
la crisis del 2001, usted advertía sobre una situación de disgregación social y
sobre el peligro cercano de una reimposición autoritaria del orden. ¿Cómo
observa lo acontecido desde entonces?—Lo que me preocupaba en aquel momento
era que el lema de la oposición a la situación imperante era exclamar que se fueran todos.
Recuerdo que advertí que al pedir "que se vayan todos", lo que se iba a lograr es que se
quedara —o que volviera— "uno", y eso siempre quiere decir un poder autoritario que
ocupara el vacío de poder. Lo que significa que excluir la esfera política de la protesta
social siempre lleva a consecuencias malas. De hecho, la crisis del 2001 provocó una
ampliación horizontal de la protesta social, pero sin que eso se tradujera en el plano
político. Lo que ocurrió después es que las cosas salieron bien, porque sorprendentemente
surgió la figura de Kirchner y se nota una real voluntad y un esfuerzo por vincular el
sistema político institucionalizado con las demandas sociales.
Se le asignan
características populistas al tipo de liderazgo que representa Kirchner. ¿Está de
acuerdo con esta definición? —En el sentido en que yo lo entiendo, que no es en
absoluto peyorativo, el populismo es la construcción política de un pueblo; la construcción
de lo que Antonio Gramsci llamaba "una voluntad colectiva". Esa idea, que no tiene nada
que ver con la evocación nostálgica o temeraria del viejo populismo, existió en los años 80
identificada alrededor de la democracia y de los derechos humanos en los primeros años
del gobierno de Alfonsín, pero fue débil y se fue disgregando en los años 90, en los que se
impuso un gran cinismo y un desencanto total con el sistema político. Lo que me parece
que está ocurriendo ahora es que hay un esfuerzo por reconstituir esa voluntad colectiva
más amplia, un pueblo en un sentido más global. Es un proceso difícil, que va a tener
muchos obstáculos, pero veo que esta es una gran oportunidad para cambiar la política
argentina. Sin embargo, varios analistas políticos e intelectuales contraponen la
democracia liberal al populismo, y a éste como una deformación de aquélla.
—Democracia y liberalismo no son términos históricamente coincidentes, como tampoco el
populismo y la democracia son excluyentes o necesariamente antagónicos. La democracia
liberal fue la consecuencia de un siglo de luchas, revoluciones y reacciones para llegar a
formas de integración siempre precarias y discutidas. Pero esa integración que se dio en
Europa nunca se produjo de la misma manera en América latina, donde el liberalismo fue
la forma política imperante de las oligarquías, y las demandas y fuerzas democratizadoras
no fueron absorbidas sino rechazadas y reprimidas por el sistema institucional liberal. El
momento en el que sí hubo un esfuerzo de democratización radical —y democratización
quiere decir inclusión y participación de los excluidos, de "los de abajo", en la esfera
pública— tuvo lugar en los años 30 y 40 del siglo pasado, bajo regímenes que no eran
típicamente liberales o que eran francamente antiliberales. Fue lo que llevó a cabo el MNR
en Bolivia, el varguismo en Brasil, el peronismo en Argentina. Es decir que se produjo
una oposición histórica entre liberalismo y democracia.—Sin embargo, las
dictaduras violentas de los años 70 y 80 golpearon y destruyeron tanto al liberalismo como
a la democracia y fue ello lo que rompió ese dique que separaba a las dos tradiciones. Hoy
día, no veo que haya otra posibilidad de afirmar las demandas democráticas de las masas
que no sea a través del afianzamiento de las instituciones políticas liberales. Pero dicho
afianzamiento obliga a ir más allá para cerrar la brecha que existe entre ambas. ¿Qué
¿Sigue entonces
existiendo un conflicto entre lo que representa la democracia y lo que defiende
el liberalismo? —Podemos decirlo así. Esto se profundizó en los años 90, porque el
neoliberalismo, con su idea de que el mercado generaría un tipo de acuerdo que haría la
discusión política y toda intervención del Estado innecesarias y nocivas, rompió ese
compromiso con la tradición liberal-democrática. Eso condujo a que llegásemos a un
reclamo de sociedades más integradas que confronta con instituciones que coexisten con
una altísima desigualdad e injusticia en distintos planos de la realidad social. ¿Explica de
este modo la protesta de los piqueteros y su difícil interlocución con el
Gobierno? —El Gobierno está caminando en una cornisa y no lo está haciendo mal; hay
tropiezos, aquí y allá, por los cuales trata de crear un balance entre esa protesta más o
menos espontánea y las formas institucionales del Estado. Por un lado, reprimir significaría
tener un sistema político separado de las formas espontáneas de organización de la
protesta social. Por el otro lado, dejar que la protesta social se transforme en formas
antipolíticas y antiinstitucionales tampoco hace posible el funcionamiento democrático.
¿Cómo se transforma un sistema político sin partidos fuertes que sean sus
actores principales? Creo que la pregunta es cómo se articula el sistema político con la
sociedad global. Evidentemente, para que funcione una democracia los partidos son
necesarios y cumplen una función muy importante. Pero qué es un partido político es algo
que hay que analizar en cada situación: por ejemplo, en Italia, después de la Segunda
Guerra mundial, el Partido Comunista, que era la fuerza más importante del país, absorbía
todos los modos de la protesta social. Eso ya no ocurre. En Inglaterra, el Partido Laborista
nunca fue un partido de masas, sino más bien una máquina para ganar elecciones —o
para perderlas, a veces—. Pero lo que es importante es que la sociedad civil empiece a
darse formas de organización propia con las cuales los partidos tengan que negociar.
Cuando la marginalidad social crece, o se estanca, más allá de un cierto punto y sólo se da
una articulación de demandas sociales a través de formas clientelísticas, en ese caso
puede seguir existiendo un sistema político formalmente liberal, pero profundamente
antidemocrático. Que sería además probablemente cada vez menos liberal, en términos de
la realización de los derechos ciudadanos. Personalismo, relación directa de un líder
con las masas, una opinión pública fluctuante entre la esperanza, el enojo y la
frustración, crisis de los partidos... no parecen los indicadores más propicios
para renovar y revitalizar nuestra vida política. —Yo no lo veo de ese modo. Más
bien observo que lo que puede ocurrir en la Argentina son dos cosas: o que las máquinas
partidarias tradicionales se impongan nuevamente, y entonces tengamos un sistema
liberal sin grandes aperturas democráticas y que vuelva la desesperanza —y ésta es una
posibilidad real, en lo inmediato—; o un populismo de tipo nuevo, un populismo
progresivo que sea compatible con el sistema democrático, que abarque una cantidad de
demandas, pero que va a tener, necesariamente, que romper con las distintas formas
existentes de institucionalización del poder para producir un desplazamiento en las
fronteras de lo social. ¿Lo ve al Presidente liderando un proyecto de esas
características? —El problema de Kirchner es que todavía no ha llegado a cristalizar en
el imaginario colectivo cómo poner juntos esos elementos y significantes diversos de un
modo más definido y convocante. Espero que lo vaya a hacer. Puede llegar a ser un líder
populista, y no veo en eso, en sí mismo, nada malo. Siempre, claro, que no se quede sólo
en las formas. CLARÍN / ARGENTINA
Hijos
del
ideal
romántico.
LA
TRAICION
DE
LA
LIBERTAD
Por Isaiah Berlin-(F. C. E.)-Trad.: M. A. Neira Bigorra-235 páginas-($ 64) Los
seis capítulos que dan forma a este libro fueron, en un comienzo, apuntes para una serie
de transmisiones radiales. Isaiah Berlin las realizó con notable éxito de audiencia en
Londres, hace más de medio siglo. Elaboradas luego con lentitud y discontinuidad a fin de
convertirlas en un libro, esas notas no verían la luz sino póstumamente. Berlin falleció en
1997 y la primera edición inglesa que agrupa esos ensayos data de 2002. Su eje es el
concepto de libertad. El sentido que tal concepto tiene para Berlin se advierte con
claridad en la caracterización que brinda de quienes, en este libro, aparecen retratados
como sus seis enemigos: Helvetius, Rousseau, Fichte, Hegel, Saint-Simon y Maistre.
Todos ellos, recuerda el autor, fueron pensadores "sobresalientes poco antes y poco
después de la Revolución francesa". Todos ellos, en consecuencia, vivieron en épocas no
muy distantes entre sí. Helvetius murió en 1771 y Hegel en 1831. Los seis "nacieron en lo
que podría llamarse la aurora de nuestro propio período. A comienzos de una época recuerda Berlin- en cuya parte final estamos viviendo". Lejos de subestimar su
trascendencia o renegar de su influjo, Berlin no duda en designar como profetas a estos
seis pensadores. Y lo fueron, según él, porque sería nuestro tiempo y no estrictamente
aquél en que vivieron, el que "parecen haber percibido y descrito con un asombroso
poder de anticipación". Un tiempo, el nuestro, maldecido por el auge sanguinario de sus
dos principales utopías: la de Hitler y la de Stalin. Berlin estaba persuadido de que el
Romanticismo en su conjunto y estos seis pensadores en particular, como voceros de ese
movimiento, contribuyeron a promover el irracionalismo político del siglo XX e indujeron
lo que Michael Ignatieff, biógrafo de Berlin, llama "la glorificación del líder como
demiurgo artístico". Por lo demás, la desenfrenada exaltación romántica de la libertad
subjetiva, asentada en los presuntos privilegios de las sensibilidades creadoras sobre
cualquier otra, alentó la idea de la legitimidad de las desigualdades humanas en el orden
espiritual y cultural, y justificó el rechazo de cualquier barrera que pretendiera imponer
límites a la voluntad personal de poder. De hecho, si una acusación común deja caer
Berlin sobre los seis pensadores estudiados es ésta que resulta de la "división de la
humanidad en grupos -órdenes inferiores de seres, razas inferiores, culturas inferiores,
criaturas sobrehumanas, naciones o clases condenadas por la historia". Nacido en Riga,
Letonia, en 1908, Berlin era judío pero, hasta los años 50, las reflexiones relativas al
exterminio de su propio pueblo fueron, en sus obras y pronunciamientos públicos, muy
contadas. En la década del 50, en cambio, el fascismo pasó a ocupar el centro de sus
desvelos intelectuales. El totalitarismo nazi desplazó en él, a partir de entonces, incluso
su marcado interés por el totalitarismo soviético. Entendía Berlin que los románticos
terminaron por desarticular la unidad de la cultura europea y que a ello contribuyeron
esencialmente los seis pensadores por él estudiados. De Helvetius a Hegel, Berlin rastrea
la irrupción y la expansión de esta convicción romántica cuyo eje terminaría siendo, en el
siglo XX, "la obsesiva elaboración de una identidad diferenciable propia, a resguardo de la
contaminación o la vulnerabilidad de otras razas, religiones, géneros o nacionalidades".
En los seis pensadores que su meditación reúne, Berlin cree advertir un irresistible apego
a las utopías que invitan al hombre a delegar en un Estado fuerte toda responsabilidad de
discernimiento moral y cívico. Esto es lo que hace de ellos "enemigos de la libertad".
Berlin, en términos del ya citado Ignatieff, estaba convencido de que "desde la Segunda
Guerra Mundial se había producido una vuelta a la ?antigua idea de ley natural´,
sostenida esta vez no por la fe en la humanidad sino por temor a la humanidad". Cada
uno de los pensadores analizados contribuyó a su manera a la promoción de este
"retorno", así como al proceso de esta negación de la moral universal que culminó en la
exaltación de un particularismo cultural extremo y en la idolatría del conductor o caudillo
político concebido como expresión emblemática de un pueblo. Amenas y precisas a la
vez, las páginas de este libro han sabido preservar la frescura del enunciado oral que les
dio origen. Sin ser ésta una obra descollante en la bibliografía de Berlin, posee una
importancia específica, pues retrata el giro conceptual que, desde mediados del siglo
pasado, permite reconocerlo como el gran filósofo liberal que llegó a ser al desplegar su
vocación por la historia de las ideas. LA NACIÓN / ARGENTINA
EL SOCIOLOGO E HISTORIADOR ERNESTO LACLAU HABLA DE PROGRESISMO Y
GLOBALIZACION
“Estamos viviendo en un imperio sin fronteras” El prestigioso académico
argentino radicado en Inglaterra vino a Buenos Aires para presentar la
reedición de su libro Hegemonía y estrategia socialista... A veinte años de su
publicación original, Laclau alienta la fundación de un proyecto que promueva
una democracia radicalizada y plural. Cuando a mediados de los años ’70 la teoría
marxista había alcanzado un punto muerto, el sociólogo e historiador argentino Ernesto
Laclau empezó a esbozar su proyecto intelectual posestructuralista. En 1985 publicó
Hegemonía y estrategia socialista, hacia una radicalización de la democracia –escrito junto
con Chantal Mouffé–, que pronto se convirtió en referencia ineludible de las ciencias
sociales, por la manera en que los autores desmontaban la crisis del marxismo. “Se ha
producido una profundización de las tendencias que anticipábamos en el libro, en un
momento en el cual aún no había caído el bloque soviético y el eurocomunismo era una
proposición viable. Y sin embargo, nosotros veíamos grietas en las paredes: el campo de
la protesta social se estaba expandiendo más allá de lo que el marxismo tradicional podía
pensar desde una perspectiva clasista. Ninguna de nuestras proposiciones teóricas ha
perdido vigencia, lo que ha ocurrido es que los procesos sociales que han emergido
demostraron que esas tesis tienen una relevancia mayor de la que nosotros pensábamos”,
subraya Laclau en la entrevista con Página/12. Laclau vive en Inglaterra y es profesor de
teoría política en la Universidad de Essex, estuvo en Buenos Aires para presentar
Hegemonía y estrategia socialista..., reeditado por Fondo de Cultura Económica. Autor de
La razón populista, Misticismo, retórica y política, Emancipación y diferencia y Contigencia,
hegemonía y universalidad –escrito junto con los filósofos Slavoj Zizek y Judith Butler–, el
historiador y sociólogo argentino no propone administrar un orden neoliberal con rostro
más humano. Al contrario, alienta la fundación de un proyecto socialista que promueva
una democracia radicalizada y plural. –¿Cuál de las tesis postuladas en su libro refleja
cabalmente la profundización de las tendencias que anticipaban en 1985? –El proceso de
globalización ha creado puntos de antagonismos y ruptura mucho más dispersos que lo
que ocurría en el pasado. Mientras que el discurso marxista sostenía la idea de una
homogeneización creciente de las luchas sociales (la simplificación de la estructura de
clases bajo el capitalismo), hoy lo que está tendiendo a ocurrir es, al contrario, una
dispersión. El momento de la articulación política de todas estas luchas es fundamental.
Por ejemplo, en las reuniones de Porto Alegre, por un lado, se plantea una diversidad de
luchas cada vez mayor y, por otro lado, se trata de crear un lenguaje común que las
aglutine. La noción de equivalencia que planteábamos en Hegemonía y estrategia
socialista exactamente se refería a este punto. Nosotros no fuimos partidarios de una pura
y simple dispersión porque pensamos que el momento de la articulación política era
fundamental, en tanto tenía que ser pensada en forma muy distinta de la teoría clásica del
partido, que se basaba en un sujeto homogéneo de clase. –Usted advierte que la crisis de
la izquierda hoy es más profunda que en el momento en que se publicó el libro. ¿Cuáles
son los dilemas que debería resolver un proyecto de izquierda? –En los ’80 estábamos en
un mundo bipolar. Hoy vivimos en un mundo que tiende a ser unipolar, con una sola
superpotencia. El proyecto de la izquierda tiene que reconstituir la multipolaridad. Slavoj
Zizek sostiene que el problema es que los Estados Unidos actúa globalmente y piensa
localmente. Pero esto siempre en política. La solución no es que Estados Unidos piense y
actúe globalmente, lo cual transformaría el imperialismo norteamericano en la clase
universal, función que Hegel atribuía al Estado y Marx al proletario. Esa distancia entre
pensar localmente y actuar globalmente es el campo de la política y la economía. No hay
garantías de una política justa en el mundo, al menos que haya distintos centros de poder.
La reconstrucción de la multipolaridad es la condición de todaposibilidad política
progresista. La Comunidad Europea tiene que desarrollarse como una actor histórico más
fuerte de lo que lo ha hecho hasta el momento y China tiene que intervenir más
decisivamente en la escena mundial. Si no, viviremos en un imperio sin fronteras,
dominado por la política americana. –Otro problema es la identidad. ¿Cómo se define hoy
la izquierda como proyecto? Porque los partidos progresistas se desplazan al centro
político y tratan de desprenderse de una mochila que parece pesarles. Ahí es necesario
hacer distinciones. Estoy en contra de todas esas teorías absurdas sostenidas por Anthony
Giddens o Ulrich Beck que plantean la tercera vía y el centro radical, porque eso está
llevando a la disolución de la lucha en el campo político. Ellos dicen que estamos entrando
en una sociedad no adversarial. Lo que está ocurriendo con este tipo de discursos en que
la distinción de izquierda y derecha tienden a desaparecer es que, en los márgenes del
sistema político, aparecen formas de acción que reproducen el antagonismo social, pero
de una manera aberrante. En Francia, mucha gente que era votante del Partido Comunista
porque presentaba una alternativa al sistema, desde que el PC fue integrado al sistema,
pasó a votar por Le Pen. El surgimiento de una derecha radical en Europa está relacionado
con esta falta de un sistema de alternativas. Es esencial para un funcionamiento
democrático de la sociedad que haya alternativas políticas y para eso se necesita la
recreación de una oposición entre la izquierda y la derecha.–Esta tendencia es la
consecuencia de la implantación del discurso único, que niega la esencia de la política. –El
discurso único es el elemento más corrosivo de la política contemporánea. Si no hay
división y no hay sistemas de alternativas, no hay posibilidad de juego político en
absoluto. Es como si uno estuviera en un partido de fútbol con un solo cuadro en la
cancha, que se hace goles a sí mismo.–Cuando plantea volver a la lucha hegemónica,
¿significa recuperar en cierto sentido la lucha de clases o implica una superación de este
concepto?
–Implica una superación del concepto de lucha de clases, que surgió de una perspectiva
economicista: las clases eran lugares dentro del proceso de producción. Por otro lado, el
marxismo planteaba que la sociedad capitalista avanzaba a una simplificación de la
estructura de clases porque el campesinado se iba a destruir y el fin de la historia sería
una lucha simple entre el proletariado y la burguesía. Eso no ha ocurrido y toda la historia
del marxismo fue el reconocimiento de que esto no ocurría. Cuando se avanzaba de las
revoluciones clásicas burguesas de Europa Occidental a contextos distintos, los actores
sociales eran más heterodoxos. Es decir que había puntos de antagonismo y de ruptura
que había que poner juntos a través de la articulación política. Y eso es la lucha
hegemónica, que es la lucha por la articulación política entre elementos que son
heterogéneos. El marxismo había sido una teoría de la homogeneidad de lo social.
Gramsci percibió muy bien que los agentes de la historia no son las clases sino lo que él
llamaba “voluntades colectivas”, que eran esfuerzos de aglutinación de elementos
heterogéneos. Con la globalización esta heterogeneidad de lo social ha aumentado más, lo
que provoca que la articulación hegemónica sea más importante que nunca.–¿Qué papel
cumplen en esta lucha los movimientos antiglobalización? –Aunque el panorama es muy
diverso, estos movimientos son lo más importante que ha ocurrido desde la crisis del
marxismo. En los foros de Porto Alegre se reconoció la proliferación de los puntos de
ruptura. En el marxismo clásico, todo antagonismo tenía que darse al interior de las
relaciones de producción, pero en un mundo globalizado las cosas no son así. El
movimiento antiglobalización, en un sentido horizontal, significa un reconocimiento de la
pluralización de los antagonismos sociales. Al interior de estos movimientos existe la idea
de que esta diversidad tiene que estar unificada alrededor de ciertos símbolos o discursos
que creen un campo popular más generalizado frente a los poderes dominantes. No sé
cuál será el futuro de estos movimientos, pero plantean, sin duda, una alternativa al
sistema actual. PÁGINA 12 / ARGENTINA
Entevista a Ema Cibotti, autora de ¨Una introdución a la enseñanza de la Historia
Latinoamericana. ¨Para la hisoriadora Ema Cibotti la divulgación no es una mala palabra.
Eligió ese camino hace diez años y, desde entonces, ha pasado por varios programas de
radio y televisión tratando de transmitir lo que más sabe. Esta vez ha volcado su mirada
en dos libros: ¨Sin espejismos¨, de Alfaguara y ¨Una introducción a la enseñanza de la
Historia Latinoamericana, del Fondo de Cultura Económica. En este último libro hace
foco en el aula. Y porque es justamente ahí donde los chicos pasan la mayor parte de su
infancia y donde irán incorporando el lenguaje y las estructuras de pensamiento, ella ha
intentado que su libro sirva paRa difundir una perspectiva poco o nada aplicada en la
escuela: el género. Periodista: ¿Qué problemas tiene la historia en las escuelas para ser
transmitida con perspectiva de género? E.C.: El primer problema es lo que le pasó con la
reforma educativa que empezó en el 93. Se acortó la carga horaria y se pensó que esas
menos horas de historia se reemplazaban con las demás ciencias sociales. El problema es
que las otras ciencias sociales no tienen didáctica, no hay libros de texto. Entonces, los
docentes generalmente terminan hablando de historia y haciéndolo mal porque no están
formados para eso. Y ahí empezamos con el tema de género. Cuando vos tenés ese
problema encima, ¿cómo incorporás la perspectiva de los estudios de la mujer? Porque ahí
tenés también la necesidad del mediano y del largo plazo para entender la diferencia. Uno
podría llevar indicaciones estadísticas al aula y decir: hoy hay mujeres golpeadas, hay
mujeres que están a cargo de sus hogares. ¿Pero cómo comparamos, de dónde viene,
cómo empezó, como fue en los 60? que para ellos es realmente historia. Entonces, ahí
tenés el déficit, no tenés el horizonte temporal instalado. DIARIO PÁGINA/12.
Hegemonía y estrategia socialista, de Ernesto Lacalu y Chatal Mouffe.
FCE¨Publicado por primera vez en 1985, este libro motivó diversas discusiones teóricas y
políticas. En su reedición, una tesis central, dicen los autores, ¨es la necesidad de crear
una cadena de equivalencias entre las varias luchas democráticas y en contra de las
diferentes formas de subordinación. Las luchas contra el sexismo, el racismo, la
discriminación y en defensa del medio ambiente necesitan ser articuladas con las de los
trabajadores en un nuevo proyecto hegemónico de la izquierda(...) insistimos en que la
izquierda necesita encarar tanto las cuestiones ligadas a la ¨redistribución¨ como al
¨reconocimiento¨. DIARIO LA CAPITAL, DE ROSARIO.
La sociedad sitiada, Zygmunt Bauman. ¨Zygmunt Bauman (Polonia, 1925) se ha
convertido, sin duda, en el analista de la precariedad, luego de haber acuñado un término
tan feliz como altamente representativo, ¨la modernidad líquida¨: esta época
contemporánea en la cual ha caído el Estado-nación como concepto y práctica a expensas
de un poder económico que se ha vuelto extraterritorial (el territorio era el bien más
preciado de la modernidad sólida) y, por lo tanto, fuera del alcance de cualquier tipo de
legalidad: las fuerzas económicas actúan a nivel global, pero no hay sistema legal y
jurídico de aplicación global. Advierte Bauman, asimismo, que en esta modernidad ya no
hay un ¨afuera¨: los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 lo prueban con
holgura. Puede verse delineado, sin embargo, un contundente ¨afuera¨, que no es
territorial sino terminal, íntimamente ligado a la consunción, la miseria y, en la mayoría de
los casos, la muerte por inanición REVISTA LE MONDE DIPLOMATIQUE. AGOSTO DE 2004
La lectura en los jóvenes, de Charles Sarland. ¨Partiendo de un estudio de campo, Charles
Sarland analiza el éxito de la literatura considerada ¨menor¨ entre los estudiantes, en
contraste con el rechazo que generan los textos escolares obligatorios.¨ SUPLEMENTO Ñ,
DIARIO CLARÍN.
La orden ya fue ejecutada, Alessandro Portelli. ¨El autor analiza cuál es el significado
actual y cómo se recuerda la masacre de las fosas Ardeatinas, perpetrada en Roma por las
tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial. La investigación incluye 250
testimonios.¨ SUPLEMENTO Ñ, DIARIO CLARÍN.
OTRAS EDITORIALES
Leonardo Curzio, conductor: Le aprecio a la editorial Joaquín Mortiz que me haya enviado
un libro que me está fascinando, de Pablo Soler Frost, un joven escritor mexicano, 1767,
una novela sobre el destierro de jesuitas mexicanos, un libro verdaderamente estimulante.
Me complace ver que las editoriales van publicando autores jóvenes, siempre he creído
que gran parte de la crisis que tenemos en México de lectura se debe a que las editoriales
eligen fatalmente a sus autores y sus libros. Ahora veo con gusto que publican a estos
jóvenes escritores. LEONARDO CURZIO / ENFOQUE (MATUTINO) / NUCLEO
RADIO MIL
CULTURA
Dan a Rascón Banda hemoglobina emocional. Lanzan convocatoria al Premio
Nacional de Dramaturgia que lleva el nombre del chihuahuense.- "Cuando se anunció en
Monterrey la creación de este premio yo estaba muy enfermo, débil, no podía acudir a
actos públicos; no sé qué sucedió pero su organización se ha convertido en mi salvación,
en plaquetas, hemoglobina, defensas que me permiten escribir como desesperado". Quien
así habla es el dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, y se refiere al recién lanzado
Premio Nacional de Dramaturgia que lleva su nombre y a la enfermedad que lo aqueja.
Creado por iniciativa de José Natividad González Parás, gobernador de Nuevo León y
amigo de Rascón Banda, este premio, cuya convocatoria fue dada a conocer ayer, es
apoyado por el Consejo para la Cultura y las Artes (Conarte) de esa entidad, la
Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y el Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes (Conaculta), instancias que aportarán 50 mil pesos cada una para el galardón. ascón
Banda establece una relación amistosa con González Parás cuando éste era presidente de
la Comisión de Educación y Cultura del Senado de la República, junto con quien
emprendió una lucha en pro de la cultura del País. "No sé cómo agradecer al señor
gobernador y a las instituciones que están participando en la realización del premio. Me
apena demasiado y al mismo tiempo me llena de orgullo, porque me hace sentir un ser
privilegiado", expresa. Por su monto económico (150 mil pesos), este premio se convierte
en el más importante a nivel hispanoamericano, aseguran Alfonso Rangel, presidente de
Conarte, e Ignacio Escárcega, titular de la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto
Nacional de Bellas Artes (INBA). Con él se reconocerán obras inéditas de un mínimo de 60
cuartillas y un tiempo aproximado de una hora y media de representación escénica, que
no estén escritas como sketches o musicales. La convocatoria está abierta y la fecha límite
para la recepción de trabajos es el 30 de septiembre de 2004. Además de la bolsa
económica, el ganador se hará acreedor a la publicación del trabajo, un diploma, una
estatuilla realizada por el escultor Sebastian y el 10 por ciento de la edición en especie por
concepto de derechos de autor correspondientes a la primera edición de la obra. "Espero
que lleguen un centenar de textos, porque la convocatoria es muy atractiva. Si yo fuera un
joven dramaturgo y el premio no llevara mi nombre, estaría preparándome para
concursar, porque siempre es un reto. Es la mejor oportunidad de ser reconocidos y
promovidos. "Así surgimos varios autores. Sabina Berman, Jesús González Dávila y yo
salimos de los concursos en una época en donde se decía que no existía el teatro
mexicano y lo único que se montaba era a Sor Juana", asegura el autor. Rangel asegura
que el certamen reconoce una larga obra y trayectoria, así como la permanencia de
Rascón Banda en el teatro y las letras de México. Cuando se cuestiona a Rangel porqué no
se consultó a consejeros de Conarte, como Enrique González y Ángel Hinojosa, sobre la
decisión de comprometer 50 mil pesos anuales para el premio, responde que en su
momento algunos se quejaron pero que recibió recientemente personalmente de los
vocales de teatro su aprobación. "Recibí testimonio de ellos, que les parece muy
importante que el nombre del maestro Rascón Banda vaya en este premio y de que se
reconozca a una figura de su nivel", indica. Rogelio Villarreal, secretario de Extensión y
Cultura de la UANL, aclara que, aunque en la universidad existe ya el Premio Nacional de
Dramaturgia, esta institución no quiso quedar fuera del homenaje al autor chihuahuense,
quien además se ha desempeñado como gran defensor de los autores, como lo ha
demostrado con su paso por la Sociedad General de Escritores de México. REFORMA
Marca apatía a Parlamento de jóvenes
Ayer se iniciaron los trabajos del Parlamento de la juventud organizado por la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal (ALDF), los cuales estuvieron caracterizados por la
inconformidad, la decepción y el desínteres de muchos participantes. Dicho ejercicio
legislativo tiene como finalidad obtener nueve propuestas que serán turnadas a los
diputados de la Asamblea Legislativa capitalina, quienes evaluarán la posibilidad de darles
continuidad y convertirlas en reformas de ley reales. La inauguración de este evento, en el
que 100 jóvenes de entre 15 y 29 años fungirán como diputados locales durante tres días,
inició con casi 70 minutos de retraso respecto a la hora programada a las 10 de la mañana
en el recinto legislativo de Donceles y Allende. Para ese momento, doce jóvenes
parlamentarios no respondieron al pase de la lista debido a las discusiones originadas
minutos antes por alcanzar una de las 66 curules con las que cuenta la Asamblea
Legislativa, lo cual atribuyeron a una pelea partidista entre los miembros del Comité
Organizador del evento. Un par de horas más tarde, la tercera parte de estos lugares
lucían vacíos debido a que los jóvenes "cabildeaban" con los miembros de su respectiva
comisión o paseaban en las instalaciones de la ALDF sin escuchar las propuestas que sus
compañeros exponían. El Universal
Descargar