IP/99/103 Bruselas, 10 de febrero de 1999 Posiciones extremas hacen peligrar las negociaciones del Protocolo sobre Bioseguridad La Unión Europea (UE) apoya plenamente la elaboración de un Protocolo sobre Bioseguridad, basado en el principio de cautela y que sopese los problemas ambientales y comerciales. No obstante, el éxito de las negociaciones peligra debido a las posiciones radicales, por un lado, de los principales exportadores de productos agrícolas modificados genéticamente, que quieren vaciar al Protocolo de todo contenido real y, por otro, de una serie de países en desarrollo, que persiguen objetivos no realistas en ámbitos tangenciales a las negociaciones. La Sra. Bjerregaard, Miembro de la Comisión responsable de Medio Ambiente, insta a todos los Gobiernos a que acudan a Cartagena dispuestos a llegar a un acuerdo. La última reunión de negociación del Protocolo sobre Bioseguridad, que constituye un importante acuerdo internacional para la protección del medio ambiente, tendrá lugar en Colombia del 14 al 23 de febrero de 1999. Las negociaciones se iniciaron en la II Conferencia de la Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica, celebrada en Yakarta en noviembre de 1995, en respuesta a la preocupación creciente en relación con la posibilidad de que los países en desarrollo importen organismos vivos modificados, fruto de la biotecnología actual, que puedan ser perjudiciales para su biodiversidad. Se decidió que el Protocolo creara un marco para los traslados transfronterizos de organismos vivos modificados resultantes de la biotecnología moderna, y que, a tal fin, el objetivo del Protocolo fuera el establecimiento de un procedimiento de consentimiento fundamentado previo. Desde 1995, las Partes del Convenio se han reunido en cinco ocasiones para negociar el Protocolo, entre las que se incluyen las dos últimas semanas de agosto de 1998. La Comisión, de acuerdo con la posición comunitaria acordada, ha trabajado de forma coherente para alcanzar un Protocolo creíble y realista. Los Gobiernos deben dar una respuesta a la preocupación planteada en la comunidad científica y entre los ciudadanos por las posibles repercusiones de la biotecnología sobre la biodiversidad. Actualmente, nos encontramos en una situación en la que tienen lugar una diseminación generalizada y una liberación de organismos vivos modificados en el medio ambiente en el contexto de pruebas experimentales, agricultura en gran escala, comercialización de mercancías, etc. Resulta necesaria una acción internacional basada en el principio de cautela. Una medida indispensable para lograr la seguridad en materia de biotecnología es proporcionar a cualquier país importador la posibilidad de tomar decisiones basadas en argumentos científicos antes de importar organismos vivos modificados. La Comisión seguirá fomentando plenamente la estrategia equilibrada de la UE con respecto al Protocolo, centrándose en la elaboración de un procedimiento de consentimiento fundamentado previo y manteniendo que el Protocolo debe consolidar la protección ambiental sin obstaculizar por ello el comercio. La elaboración de este Protocolo se ve amenazada actualmente por dos posiciones contrapuestas, la de los países exportadores de productos agrícolas, por un lado, y la una serie de países en desarrollo poco realistas, por otro. Los países exportadores de productos agrícolas obtenidos mediante biotecnología apoyan posiciones que darían lugar a un Protocolo sin ninguna credibilidad ambiental. Son partidarios de excluir del alcance del Protocolo los productos agrícolas y, de hecho, todos los movimientos masivos comerciales. En la práctica, esto significaría excluir el 99% de los organismos modificados genéticamente que supuestamente deberían figurar en el Protocolo. Otra posición presentada por los países exportadores consiste en eliminar del Protocolo cualquier sustancia, pasando todas las obligaciones derivadas del Protocolo a la Parte importadora (la mayor parte de países en desarrollo) y liberando de cualquier carga a la Parte exportadora (la mayor parte de países desarrollados). Esto tendría como resultado un Protocolo desequilibrado en cuanto a las obligaciones de las Partes exportadoras y las Partes importadoras, cuyo principal objetivo sería liberalizar el comercio biotecnológico. Muchos países en desarrollo esgrimen todavía posiciones no realistas. Teniendo en cuenta que debe alcanzarse un acuerdo entre los 170 países participantes, no se podrán asumir dichas posiciones en las negociaciones, ya que se desvían de las cuestiones fundamentales del Protocolo, entre las que figuran, por ejemplo, las cuestiones de responsabilidad y reparación en relación con los daños derivados de los organismos vivos modificados, así como el deseo de incluir productos derivados de organismos vivos modificados y consideraciones socioeconómicas en el ámbito de aplicación del Protocolo. La Comisaria Ritt Bjerregaard señala que la Comisión no ahorrará esfuerzos para salvar las distancias entre posiciones extremas y llegar a un acuerdo en Cartagena. Se pretende lograr un Protocolo que contribuya a reducir los riesgos ambientales, garantizando un reparto justo de responsabilidades y una buena cooperación entre exportadores, importadores y autoridades competentes de países exportadores e importadores. Insta a las Partes negociadoras a que vayan a Cartagena determinadas a alcanzar un acuerdo y dispuestas a tener en cuenta las preocupaciones justificadas de las demás Partes. 2