Pueblos Prerromanos 1 Pueblos Prerromanos A mediados del s. II a.C., cuando se inicia la ocupación romana de la Meseta Norte durante las Guerras Celtibéricas, ésta estaba habitada por pueblos diversos. Para conocer sus formas de vida y organización nos valemos de los relatos de los autores antiguos, con informaciones de valor muy desigual, que completamos con las noticias de autores antiguos posteriores, la epigrafía, numismática y arqueología. Consideramos el período que abarca el 750 al 500 a.C. como Primera Edad del Hierro y el 500 al 133 a.C./19 a.C. como Segunda Edad del Hierro, que finaliza con la conquista romana: 133 a.C. para el área de los vacceos y celtíberos y 19 a.C. para el área cántabro-astur. Así pues, la irrupción de Roma en la Meseta Norte se produce en una fase muy avanzada de la Segunda Edad del Hierro. La Meseta Norte recibió los influjos culturales de los pueblos de Centro-Europa, que hicieron sus aportaciones, más que tabla rasa de lo anterior, y de otros pueblos de la Península, del S y del E. Los cambios sociales de la Segunda Edad del Hierro, “el uso del torno de alfarero, que abrió la vía para la especialización y la producción en serie de cerámicas destinadas a la exportación, la generalización del hierro con el consiguiente dominio de las técnicas metalúrgicas y, en tercer lugar, la mejora sustantiva de la fortificación de los poblados, que se dotan de potentes murallas” (Mangas, 1995, p.135) Así vemos en: - Ávila: los castros de Las Cogotas, Ulaca, El Raso, La Mesa de Miranda - Salamanca: Saldeana, Yecla de Yeltes, Las Merchanas, Bermellar - Zamora: Villalcampo - Palencia: Monte Bernorio, Pallantia - Soria: castros sorianos - Segovia: Cauca (Coca) - Valladolid: Intercatia (Valverde de Campos) 1. Los Pueblos de la Meseta Norte ante la Conquista Romana La población de la Meseta Norte conocía el avance de las tropas romanas y sus planes de ampliación territorial ya desde 220 a.C., cuando Aníbal se enfrentó con la toma de Salmantica y Arbucola (próximo a Zamora) y desde la Segunda Guerra púnica, 218206 a. C., en que muchos celtíberos participaron como mercenarios en la toma del sur peninsular. Tras la toma del valle medio del Tajo, 181 a.C., vacceos y celtíberos ayudaron a los carpetanos en Toledo, conscientes de que era la vía para que el ejército romano accediera a la Meseta Norte. “Así, la presencia romana en la Península fue un factor decisivo de aceleración del tiempo histórico para las poblaciones de la Meseta Norte; la necesidad de prepararse para la defensa produjo un inicio de la romanización antes de la conquista como consecuencia de imitar los modelos organizativos superiores que poseía el enemigo romano” (Mangas, 1995, p.136). El uso del hierro se generalizó, se produjeron mejores y más baratas armas, y útiles para la agricultura y artesanía que mejoraron la producción. El ejército romano llegó a imitar el gladius hispaniensis. José Fernando Pablos Navazo. Romanización en Castilla y León Pueblos Prerromanos 2 2. Distribución Geográfica Cuando Roma entra en contacto con los pueblos de la Meseta Norte, los autores antiguos hablan de vetones, astures, vacceos y celtíberos. Los arqueólogos modernos diferencian áreas como la del NE de la Meseta, la del SO, la región oriental y el N de las provincias de Burgos y de Palencia y el área central de los vacceos. El medio físico condicionó la explotación cerealística en las tierras del centro de la Meseta y el predominio de la ganadería en los bordes. Las variantes regionales fueron configuradas también por las tradiciones artesanales, la proximidad a las grandes vías de comunicación y el nivel de organización de una comunidad. La cerámica numantina, por ejemplo, tuvo una gran difusión antes de las Guerras Celtibéricas. Distribución: - Astures: asentados parcialmente en la Meseta a lo largo de la margen derecha del Esla hasta su confluencia con el Duero. - Vetones: gran parte de las provincias de Salamanca y Ávila. - Cántabros: parte nororiental de León y noroccidental de Palencia. - Vacceos: todo el centro de la Meseta con enclaves tan extremos como el norte de la provincia de Salamanca y el centro-sur de la de Zamora, Coca en Segovia, Roa en Burgos y el norte de Palencia y Burgos hasta el límite con los cántabros y los turmogos. - Turmogos: cuenca alta y media del río Arlanzón y sus afluentes con enclaves como Sasamón, Tardajos y Castrojeriz. - Autrigones: norte de la provincia de Burgos hasta la parte del País Vasco. - Celtíberos: parte oriental de la Meseta Norte, parte de Burgos, Soria y Segovia. Eran diversos pueblos: entre los pelendones Numancia, los arévacos Clunia y Tiermes, los helos en la parte occidental con Arcobriga (Arcos de Jalón) y Ocilis (Medinaceli). Por lo tanto, no existía un único pueblo que ocupara la Meseta Norte y ésta se prolonga en las regiones vecinas: - vetones hacia Cáceres y Toledo, - astures hacia Orense y Asturias, - cántabros hacia Asturias y Cantabria, - autrigones hacia Vitoria, - belos hacia el norte de la Meseta Sur. 3. Organización Socio-Política Auge de Ciudades “Ninguno de esos pueblos constituía un Estado. Las afinidades lingüísticas y culturales, la proximidad, los vínculos de parentesco y los pactos intercomunitarios entre los que sobresalían los de carácter defensivo habían creado un entramado de relaciones preferentes capaz de presentar a cada uno de ellos como una unidad política; eran realmente naciones o nacionalidades. Esta fase de desarrollo pre-estatal en que se encontraban a mediados del s. II a.C., cuando se inicia el enfrentamiento José Fernando Pablos Navazo. Romanización en Castilla y León Pueblos Prerromanos 3 con Roma, se correspondía con el auge que ya habían tomado algunas ciudades, que actuaban como centro político y administrativo de amplios territorios. En otros términos, algunos pueblos de la Meseta Norte estaban completando el proceso del paso de un régimen de aldeas a otro de ciudades. Y Numantia, Intercatia, Cauca, Palantia y Lancia son testimonios de ello.” (Mangas, 1995, p.137-8) División Social del Trabajo La comprobación de la existencia de una producción artesanal especializada (armas y útiles de hierro, cerámicas pintadas, esculturas como los toros y verracos, imponentes murallas) exige una división social del trabajo con especialidades de curtidores, bataneros, orfebres, mineros, herreros, albañiles... liberados del trabajo de la producción agropecuaria. Testimonios como: - Tesorillo de Arrabalde (Zamora), con varios kilos de oro y plata de brazaletes, etc. - Espadas de la necrópolis de La Osera (Chamartín de la Sierra, Ávila). - Murallas del centro de Yecla de Yeltes (Salamanca). El ajuar de las 1.613 tumbas de la necrópolis de Las Cogotas (Ávila) atestigua difuntos de diversa posición social: aristocrática, guerrera, artesanal y de esclavitud. La Devotio Una institución consolidada a mediados del s. II a.C. es la devotio: “en torno a un personaje distinguido por sus dotes militares, se agrupaban sectores de la población marginada que establecían con él un juramento de protección; para estos devoti la defensa de su jefe resultaba vital ya que de él dependían para su subsistencia. Esta forma de patronato-clientela armada servía para nutrir las tropas de mercenarios y, en ocasiones como en el cerco de Numancia, para defender a su propia ciudad” (Mangas, 1995, p.138). Retógenes, uno de los jefes de estos devoti, aparece mencionado en los textos como uno de los defensores de Numancia. Propiedad comunitaria Tan solo Diodoro (5, 34, 3) rompe la visión uniforme de una sociedad socialmente estratificada. Dice que los vacceos hacen repartos anuales de lotes de tierras y los asignan a cada familia y que los productos se destinan a un almacén común del que se saca lo que cada uno necesite. En Langa de Duero se encontraron restos de lo que pudo ser un gran almacén, pero el texto de Diodoro quizá se refiere a un lugar y coyuntura muy particulares de los vacceos, y no debió ser un rasgo de su estructura económica. Pactos de hospitalidad El mantenimiento de relaciones estables entre comunidades tomaba la forma de pactos de hospitalidad. Refiriéndose a los celtíberos, Diodoro (5, 34) los considera “correctos y benévolos con los extranjeros, pues a todos los que se presentan les invitan a que hagan un alto y disputan entre sí por ofrecerles hospitalidad”. Los pactos podían presentar varias modalidades: - entre particulares, - entre un particular y una comunidad - entre dos comunidades. José Fernando Pablos Navazo. Romanización en Castilla y León Pueblos Prerromanos 4 “Una tésera metálica (de ellas hay formas variadas: representando manos, un jabalí, un toro...) servía de soporte para fijar las condiciones del pacto, así como el medio de identificación del portador de la misma. Los pactos de hospitalidad, además de facilitar los intercambios comerciales, servían también para estrechar los vínculos políticos entre comunidades; por ello no es de extrañar que el mayor número de hallazgos de téseras de hospitalidad proceda del área celtibérica, la región más coexionada políticamente a la llegada de Roma” (Mangas, 1995, p.139-140). Testimonio: tésera de hospitalidad de Herrera de Pisuerga (Palencia) escrita por los lados de una lámina de bronce en forma de jabalí: “Durante el consulado de Sexto Pompeyo y de Sexto Apuleyo (año 14 d.C.), el día de las kalendas de agosto (1 de agosto). Caregius, Abuanus y Caelio, magistrados, y el Senado magaviense, después de conceder la ciudadanía honoraria a Amparamus Nemaiecanus de los cusaburenses así como a sus (hijos y) libertos y descendientes, le prometieron que sería tratado como un magaviense dentro de los límites de los magavienses. (Y en el reverso). Durante el consulado de Sexto Pompeyo y de Sexto Apuleyo. Amparamus de los nemayocos, cusaburense, hizo un pacto de hospitalidad con la ciudadanía de los magavienses para sí, sus hijos y libertos y sus descendientes. Él, sus hijos, libertos y descendientes recibían a todos los megavienses en su hospitalidad, fidelidad y clientela y los consideraban como si fueran ciudadanos. (El pacto se hizo) por medio de Caelio, Caraegius y Aburnus” (BRAH, 1966). Gentilitas La pervivencia de algunas formas de organización indígena hasta épocas avanzadas del Imperio -III d.C.-, adaptadas a la nueva administración romana, han dejado varios testimonios. No todos los pueblos prerromanos tenían la misma forma organizativa en familias, gentilidades, gentes y tribus, ni propiedad comunitaria ni sus relaciones se remitían siempre a vínculos de parentesco. No contamos con ningún testimonio de la existencia de tribus y sólo los astures se organizaban en familias, gentilidades y gentes, como atestigua la plancha de hospitalidad de los zoelas (CIL II, 2633): “Siendo cónsules Marco Licinio Craso y Lucio Calpurnio Pisón, cuatro días antes de las kalendas de mayo (27 de abril de 27 d.C.), la gentilitas de los desoncos de la gens de los zoelas y la gentilitas de los tridiavos de la misma gens de los zoelas renovaron un pacto de hospitalidad muy antiguo y se aceptaron en su fidelidad y clientela así como sus hijos y descendientes. Lo realizaron Arausa hijo de Blecaeno, Turayo hijo de Cloutio, Docio hijo de Elaeso, Magilón hijo de Clouto, Bodecio hijo de Burralo, Elaeso hijo de Clutano, a través de Abieno hijo de Pentilo, magistrado de los zoelas. Fue hecho en Curunda. Siendo cónsules Glabrión Homullo, cinco días antes de los Idus de julio (11 de julio de 152 d.C.), la misma gentilitas de los desoucos y la gentilitas de los tridiavos recibieron en la misma clientela y pactos de hospitalidad a Sempronio Perpetuo Orniaco de la gens de los avolgigos, a Antonio Arquio de la gens de los visaligos y a Flavio Frontón zoela de la gens de los Cabruagenigos. Lo llevaron a cabo Lucio Domicio Silón y Lucio Flavio Severo. En Asturica Augusta (Astorga)”. La plancha de hospitalidad de Montealegre de Campos (Valladolid) de 134 d.C. ofrece un texto sobre la renovación de un antiguo pacto de hospitalidad entre personas y grupos de los Magilanci de Amallobriga (Tiedra) y la ciudad de Cauca (Coca, José Fernando Pablos Navazo. Romanización en Castilla y León Pueblos Prerromanos 5 Segovia). El documento aporta el término de cognatio de los magilancos, de significado próximo al de gentilitas. Es, en todo caso, una variante organizativa de algunas comunidades vacceas. La mayor parte de los documentos proceden de inscripciones funerarias en cuya estructura onomástica se menciona el nombre personal, la indicación de filiación y la referencia a un grupo suprafamiliar expresado por un genitivo de plural: Ebureinus Curundi f(ilius) Caraeciq(um). Estos genitivos no designan gentilidades sino “organizaciones suprafamiliares” y constatan que era dominante el régimen de patriarcado y que, además de la familia nuclear, estaban vigentes varias formas de familia patriarcal ampliada. La actividad económica desarrollada fuera del hogar, la guerra, la responsabilidad política y administrativa eran competencia de los hombres y las actividades de las mujeres eran domésticas, entre las que era muy importante el tejido. Así en las sepulturas de mujeres de Las Cogotas hallamos fusayolas, que son contrapesos de cerámica usados en los telares. “El conjunto de hombres libres mayores de edad formaban la asamblea en la que se tomaban las grandes decisiones políticas y se elegía a los magistrados. Un Senado de “ancianos”, simplemente mayores, era el órgano de deliberación y consulta. Los magistrados eran elegidos. En los textos nos son dados a conocer a través de la traducción de su nombre al latín: princeps, praetor o magistratus. No hay ningún indicio de la existencia de reyes o reyezuelos como los tenían muchas comunidades del sur y este peninsular” (Mangas, 1995, p. 142-3). 4. Religión Se conocen algunos nombres de dioses cuyo culto pervivió después de la conquista romana, aunque no conocemos bien la jerarquización divina. Tampoco tenemos testimonios referidos a sacerdotes, aunque sabemos que algunas mujeres tuvieron su importancia en las prácticas adivinatorias (fuentes del río Carrión o en Clunia). Los sacrificios con víctimas humanas (Bletisa, Ledesma, Salamanca) fueron prohibidos por Roma. Sí debió haber algún tipo de sacerdotes, pero sin una organización como la de los druidas, más propios de sociedades complejas. Se han descubierto santuarios prerromanos en Salamanca y Ávila. El mejor conservado se encuentra en el castro de Ulaca (Ávila), situado en el interior del recinto urbano, a diferencia de otros de la Meseta Norte, reflejo de la integración de la religión en el marco de la ciudad. Quizá estos santuarios cumplieran además funciones políticas -pactos y tratados-, como ocurría en otros lugares del mundo mediterráneo prerromano. 5. Los Verracos Singular manifestación artística de significado, finalidad y datación discutidas. Esculturas zoomorfas casi siempre de granito documentadas en el territorio que ocuparon los vetones: Zamora, Salamanca, Ávila, Segovia, Toledo, Cáceres, Tras-osMontes y Beira Alta. Menciones en la literatura: - Cervantes, en El Quijote, cap. XIV, 2ª parte, se hace eco de los toros de Guisando. - El Lazarillo recibió por parte del ciego una gran calabaçada contra el Toro de la Puente Salmantina. José Fernando Pablos Navazo. Romanización en Castilla y León Pueblos Prerromanos - 6 Lope de Vega, en El mejor maestro, el tiempo. Representan estos verracos toros o cerdos machos. Se conservan dos centenares, la mitad en Ávila y el 75% toros; le sigue Salamanca, con predominio de cerdos. Al habernos llegado sin contexto arqueológico preciso, como las estelas, es difícil la comprensión de su significado, finalidad y datación. Entre las interpretaciones que se han dado: - hitos o mojones terminales de provincias o regiones, - puntos de referencia que marcaban las rutas de la transhumancia, - monumentos sepulcrales, a juzgar por los epígrafes funerarios de algunos, - representaciones mágicas, protectoras del ganado y propiciadoras de su fecundidad, - esculturas relacionadas con determinados cultos zoolátricos. (Moure, 1994) Trabajos más recientes que parten de una clasificación tipológica no las considera en su conjunto y admiten finalidades distintas, admitiendo los problemas cronológicos, pues siendo de los s. III y II a.C. sus inscripciones remiten a una pervivencia romana. toros: Martín Valls, basándose en estilo, finalidad y cronología, diferencia dos tipos de 1. Ejemplares cuyo cuerpo se une al plinto por sus extremidades y un soporte central. Así en los castros abulenses de Ulaca, Solosancho, en Las Cogotas, La Mesa de Miranda, Segovia y Toro. Puesto que los de Las Cogotas aparecieron cerca de la puerta del encerradero del ganado, los considera representaciones protectoras del ganado. También se une el cerdo de Torralba de Oropesa (Toledo) de época romana. 2. Ejemplares de tamaño reducido de 1 metro aproximadamente, rehundido el espacio entre el vientre y el plinto. Se localizan en Ávila y se interpretan como una forma de enterramiento en la que el verraco cubriría una cavidad pétrea donde se depositaban las cenizas y el ajuar, al modo de las cupae romanas, por lo que es posterior al primer tipo. Esto lo corrobora el grupo de cuatro esculturas encontradas en Martiherrero, a 7 km. de Ávila. En ese yacimiento se localizó un sestercio de Albino acuñado entre 193-195 d.C., de ahí que esas esculturas se daten entre el s. II y III d.C. Tras este hallazgo, todos los autores defienden el carácter funerario de una parte importante de los mismos. Blanco Freijeiro opina que no sería de extrañar que tuviesen una función apotropaica complementaria a su valor de víctimas rituales. Argumenta su cronología romana, pero su originalidad indígena. José Fernando Pablos Navazo. Romanización en Castilla y León