Escrito el 2013 Acudiendo al dador de vida. “Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás á darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.” Salmos 71:20 Es Dios es único que pueda darnos vida, definitivamente, pero también Él nos ha dicho cuál es esa manera en que Él puede hacerlo. “El espíritu es el que da vida, mis palabras son espíritu y son vida.” Juan 6:63 No hay otra forma, Dios ha establecido que la manera en que él nos puede dar vida es atreves de su palabra. Muchas veces estamos siendo afligidos por diversas pruebas y siendo atribulados. Pero, ¿Estamos acudiendo al lugar indicado? Su palabra es lo único que pueda vivificar nuestro atribulado corazón, no esperemos que mágicamente Dios traiga vida a nuestro corazón, sin pasar tiempo en su palabra. El salmista David lo entendía perfectamente, y por eso una y otra vez le dice a Dios: “Estoy profundamente afligido; SEÑOR, vivifícame conforme a tu palabra.” Salmo 119:107 “Postrada está mi alma en el polvo; vivifícame conforme a tu palabra.” Salmo 119:25 “Jamás me olvidaré de tus preceptos, porque por ellos me has vivificado.” Salmo 119:93 “Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen el agua.” Jeremías 2:13 Muchas veces nos sentimos con el Rey David afligidos y acongojonados por la situación en que nos encontramos , en lugar de acudir al dador de vida, preferimos buscar vida en otras cosas o lugares, menos en la palabra de Dios; quizás amistades, pareja, labores, distracciones, quizás luchando en nuestras propias fuerzas, o aún quizás en cosas que el mundo nos ofrece, y no entendemos que lo único que estamos haciendo es buscar agua viva en lugares secos y áridos, ó como el pueblo de Israel, cavar cisternas rotas que no retienen el agua. Es muy fácil caer en esta situación, quizás pensamos, bueno yo no he dejado a Dios... Pero cada vez que durante el día no buscamos a Dios, por ocupar todo nuestro día en otras cosas, y cada día que no acudimos a Su Palabra, estamos dejando la fuente de agua viva por cavar cisternas rotas que no retienen agua. Es muy fácil darnos cuenta de personas que se han alejado deliberadamente de Dios, y tienen meses sin acercarse a la Iglesia, y ver sus vidas destruidas y decaídas y decir como Jeremías 2:13 “verdaderamente su mal es dejar a Dios e ir a cavar cisternas rotas que no retienen agua” y no darnos cuenta cuando descuidamos un día nuestra comunión con Dios ¿Qué no es lo mismo? La diferencia es que uno lo hace por un tiempo más prolongado, pero la situación, la misma... Y Quizás no veamos la diferencia en nuestra vida de un solo día, pero ¿Qué tal cuando son ya semanas que por estar haciendo otras cosas no acudimos a la fuente de agua viva? Solamente Cristo y nadie más tiene palabras de vida eterna, podemos buscar vida temporal en otras cosas, pero tarde que temprano, las aflicciones volverán a acongojonar nuestros corazones. “Volverás á darme vida” Me encanta esto de “tú volverás”, no solamente cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, vino Cristo, y nos dio vida, sino que ahora, Dios quiere volver a darnos vida. Y entender que si siendo sus enemigos fuimos reconciliados, mucho más ahora estando ya reconciliados traerá vida a nuestro corazón; Él lo hizo, y Él lo volverá a hacer, pero sólo a través de su Palabra. Sí te sientes acongojonado, hazte las siguientes preguntas: ¿Cuánto tiempo pasas al día en su palabra? ¿Cuántos días a la semana acudes a su palabra? ¿Cuánto tiempo pasas meditando en él? Y seguro tendrás tu respuesta a la pregunta: ”¿Por qué me siento así?‘’ ó ¿Por qué estoy así?”. “Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.” No importa cuál sea la situación en la que me encuentre, o el profundo dolor y tristeza que mi alma esté sintiendo, mi confianza está en que Áquel que se levanto de entre los muertos, puede resucitar mi alma atribulada, Él tiene el poder para levantarme. En una ocasión, Martha al oír las palabras de Jesús diciendo que se quite la piedra del sepulcro de lázaro, dijo estas palabras: “Señor, es de 4 días, hiede ya...”, y yo creo que así somos nosotros cuando decimos: “Señor, ya esto no tiene solución” o “Señor, mi vida ya está demasiada muerta y podrida”. Pero es Jesús quien nos dice: “¿No te he dicho que si creés verás la gloria de Dios?”, es casi casi como si Jesús estuviera diciendo: “Martha, yo puedo darle vida aun a lo mas podrido y muerto; Martha te lo vuelvo a decir: Yo soy la Vida y la Resurrección.” Ese es mi Dios, el que estuvo muerto, pero he aquí, vive por los siglos de los siglos (Apocalipsis 1:18), mi Dios que puede darme vida. Pero para que Cristo pueda darme vida, necesito primeramente creer que Él puede hacerlo, y creerlo me va a llevar a acudir a su palabra. David Espinosa Hernández Calvary Chapel Mérida.