(2) D E NATURALISTAS ESPAÑOLES 87 Era en aquel entonces Cura Párroco de Santa Eulalia de Manzaneda, el Sr. D . José Alvarez y Miranda, tío de nuestro biografiado, y él fué quien aceptó de buen grado la misión de imponer debidamente á su sobrino en la gramática latina y demás conocimientos necesarios para el ingreso en la carrera, nada fácil por cierto, del sacerdocio. Este era sin duda alguna, el mayor deseo de sus padres, ansiosos c o mo es natural, de conservar á su lado al hijo que tanto amaban; pero la Providencia disponía otra cosa, y el joven Naves, fiel á sus inspiraciones, manifestó un día su resolución decidida de tomar el hábito en una orden religiosa. Sólo quedaban entonces en España muy pocas de las antiguas corporaciones monásticas, y entre estas las que tenían su destino en las misiones filipinas. Figuraba entre ellas la orden de Agustinos, madre de tantos héroes que yacen sepultados allá muy lejos de su patria, en aquellas tierras que ya no son españolas, y que ellos regaron con el sudor de sus frentes y fecundaron con la sangre de sus venas. En ella solicitó y obtuvo su admisión el joven Naves, con el noble propósito de continuar la obra civilizadora de la citada orden, consagrándose á procurar el bien de sus prójimos. En Octubre de 1858, hizo su profesión y aquel mismo año dio c o mienzo á los estudios de Filosofía, que continuó al principio con notable aprovechamiento, hasta que su estado de salud nada satisfactorio, le obligó á interrumpirlos, y á buscar en el país natal alivio á su dolencia. Pronto volvió sin embargo á reanudarlos de nuevo y con más alientos que de continuo le prestaba el gozo íntimo que sentía al espaciar su inteligencia por las elevadas regiones de le Metafísica. Siguieron á éstos los correspondientes á la Teología Dogmática, Moral, Derecho, y demás asignaturas pertenecientes á la carrera del sacerdocio. En 1860 y 61, recibió muy adelantada ya ésta, todas las órdenes sagradas, menos el Presbiterado, de manos del Excmo. Sr. D . Luis Lastra y Cuesta, Arzobispo de Valladolid. Restábale tan sólo la última sagrada para ascender al sacerdocio, cuando recibió la orden de embarque con destino á las misiones del extremo oriente. Después de algunos días de descanso en Manila y pasadas ya las primeras y extrañas impresiones producidas por aquel paisaje tan nuevo y aquellas costumbres tan desconocidas del habitante de Europa, nuestro joven reanudó seguidamente sus estudios, y comenzó ó disponerse para recibir el sagrado orden del sacerdocio. Procuró prepararse de un modo debido para acto tan solemne, que tuvo lugar el día 19 de Septiembre de