los cuatro caballos de el apocalipsis

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1° de Julio de 2015
Año 121, Número 792
Tema de la serie de artículos para el año 2015:
LOS CUATRO CABALLOS DE
EL APOCALIPSIS
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El Caballo
Negro
es el tercer artículo comentando la profecía
apocalíptica de los cuatro caballos que salen a galope al romperse cada sello (Apocalipsis 6:2-8).
Los caballos, sus jinetes y lo que éstos llevan en sus manos predicen con claridad lo que acontecerá en los últimos tiempos. El tercer caballo, nos habla de algo que ya vemos suceder en nuestro
entorno: CARESTÍA.
Esto es lo que la Biblia dice respecto a este tercer caballo:
Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía
una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis
libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino
(Apocalipsis 6:5,6).
Somos testigos de como la canasta básica (el trigo y la cebada)
se encarece, pero por otro lado, los centros de belleza y de diversión (aceite y vino) siguen teniendo mucha demanda. Si analizamos el gasto familiar de hoy, vemos la cruda realidad que esto
describe, y entre las naciones, ¿cuántos pueblos marginados sufren
de hambre, pero celebran encuentros artísticos y deportivos mundiales con cargo al erario público?
ESTE
10
EL SEMBRADOR
Al analizar la profecía encontramos estos detalles:
>
El caballo es negro
Negro como una noche sin luna, una cueva sin salida y una vida sin mañana.
>
El jinete lleva una balanza
Esto nos dice que habrá muchos propósitos para igualar o
equilibrar sueldos y gastos, pero
que las perspectivas son negras.
CARESTÍA
NUESTRO propósito, no es discutir las propuestas más populares ni analizar los caminos que
aparecen en los medios de comunicación para aminorar el problema. Deseamos llevarlo a una
fuente de información antigua,
sí, pero no por eso desfasada con
la realidad actual que vivimos.
Esta fuente es la Biblia, en ella
Dios describe a los hombres de
hoy como: amadores de los deleites más que de Dios (2 Timoteo
3:4). Si analizamos esta descripción, entenderemos las razones
del por qué no se halla solución
para el problema de la carestía.
He aquí algunas:
>
Religión vana
Si hacemos una encuesta sobre
qué religión se profesa, todos tendrán una respuesta o, al menos,
dirán de labios: Yo soy... Pero no
nos interesa lo que dicen, sino lo
que practican. Tal vez dediquen a
su religión unos minutos cada do-
mingo, pero, ¿qué tiempo dedican
a las fiestas, al deporte y a todo
tipo de entretenimientos? Se dicen ser religiosos, pero, ¿cumplen fielmente todas las ordenanzas de su religión?
Por ejemplo, la religión llamada “Cristiana” enseña a dar limosnas y a visitar a huérfanos y
viudas. Habla de compartir lo que
se tiene con aquellos que tienen
menos, y condena fuertemente al
que retiene el salario del jornalero (Santiago 1:27; 4:1-3; 5:1-6;
como ejemplo). Si todos los que
se dicen ser cristianos cumplieran
con esto, habría menos pobreza y
sería menor la brecha entre el rico y el pobre. Pero, aman más los
deleites que a Dios.
>
Prioridades equivocadas
Si comparáramos el tiempo de
nuestros bisabuelos con el de nosotros, veríamos grandes diferencias. El gasto de la semana de
ellos se iría, principalmente, en
alimentos; apartarían un tiempo
para cultivar hortalizas y plantas
medicinales y cuidar animales para disminuir sus gastos. Sus hijos,
se entretendrían en el jardín o en
el corral y les serían dados juguetes hechos en el pueblo. El domingo, sin falta, toda la familia
se encaminaría a un centro religioso, pues era el “evento de la
semana” y para él, tendrían guardada su mejor ropa.
La Semilla es la Palabra de Dios
El día de hoy, los gastos incluyen: cosméticos caros, “porque lo
valgo”; TV por cable, “porque
necesito entretenerme”; comer
fuera los domingos, “porque todos lo hacen”; ropa de marca,
“porque no quiero que me critiquen”... y cuando se llega al pan
y a la leche, el clamor es: “¡Ya no
alcanza para nada!”. Si a esto
añadimos que ahora se compra
agua embotellada porque la que
llega a la casa está contaminada;
se necesita pensar en guardería y
comida comprada porque ambos
padres trabajan y, porque se piensa que el Gobierno es responsable
de los pobres, ya no se les ayuda,
¡el cuadro se complica aún más!
Si preguntamos: ¿Dedicas los
domingos a Dios? La respuesta
es: Como trabajo de lunes a sábado, tomo el día domingo para
descansar y para estar con la familia.
Viendo todo esto, ¿entiende
por qué la Biblia dice que en estos días se aman más los deleites
que a Dios?
>
Un dios imaginario
Este es el punto más grave y,
también, el que menos se acepta
como real. Pero el “Ser Supremo”
que muchos conciben en su mente está muy lejos de ser el Dios
eterno, Creador del universo,
Santo, Celoso de lo recto y Rey
soberano. Los más han anulado
estos atributos del dios de su ima-
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ginación y sólo han retenido los
que les convienen: piensan en un
Dios misericordioso y perdonador, que hace maravillas, que oye
a sus criaturas... pero nada más.
Por tanto, piensan que pueden
escapar de sus juicios y vivir según sus caprichos, confiando que
un arrepentimiento, al final, los
puede librar del castigo eterno.
Si a esto agregamos que muchas fuentes de información declaran y muchos demuestran, a su
manera, que los deleites funcionan; tendremos una tercera razón
del por qué hoy se aman más los
deleites que a Dios.
¿Qué busca Dios
al permitir la carestía?
NO
es la primera vez que Dios
usa los problemas económicos
para hablarle a quienes le han
puesto en último término. En un
caso Dios dijo a su pueblo:
Meditad bien sobre vuestros
caminos. Sembráis mucho, y
recogéis poco; coméis, y no os
saciáis; bebéis, y no quedáis
satisfechos; os vestís, y no os
calentáis; y el que trabaja a
jornal recibe su jornal en saco
roto
(Hageo 1:5,6).
Y la petición de Dios fue que
lo pusieran nuevamente en primer
lugar y que cumplieran sus leyes
y ordenanzas, y les prometió:
Os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vo-
12
EL SEMBRADOR
sotros bendición hasta que sobreabunde (Malaquías 3:10).
El Señor Jesucristo dejó esta
misma enseñanza para todos
usando estas palabras:
No os afanéis, pues, diciendo:
¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?...
Mas buscad primeramente el
reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas
(Mateo 6:31-33).
De estas citas de la Biblia
aprendemos lo siguiente:
Dios no va a aumentar el valor
adquisitivo del salario, pero sí hará que éste no caiga en saco roto,
es decir, rendirá más, porque nos
enseñará cómo usarlo y él reducirá nuestros imprevistos.
Dios suplirá, como remarcó el
apóstol Pablo: Todo lo que os falta (Filipenses 4:19), es decir: suplirá necesidades, no caprichos, y
lo hará hasta que sobreabunde.
Dios sólo pide una cosa: Buscar primeramente el reino de
Dios y su justicia, lo demás, no
necesitaremos buscarlo, porque
Publicado desde
1º de Agosto, 1894
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Esto nos lleva a la pregunta:
¿Qué es buscar el reino
de Dios y su justicia?
EL que busca, reconoce una necesidad, en este caso, buscamos
a Dios porque reconocemos que
somos pecadores y necesitamos
el perdón que Dios otorga por
medio del sacrificio de Cristo en
la cruz.
También, ser súbdito de un reino, habla de la aceptación de responsabilidades y de un cambio de
ciudadanía. Dios espera que nos
declaremos sus siervos.
Finalmente, aceptar la justicia
de un reino es comprometerse a
vivir según sus reglas.
Partiendo de la frase que hemos citado podemos concluir
que: unos, aman más los deleites
que a Dios; otros, aman solamente a Dios y esperan que de él venga su gozo y bienestar.
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de Autor:
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