“Me interesaba hacer un libro que pudiera leer cualquiera y que

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Foto: Iliana Olmedo
“Me interesaba hacer un libro que pudiera
leer cualquiera y que tocara las fibras de
cualquiera, va a llegar a lectores de muy
distintas condiciones de vida, y bueno pues
ya juzgará cada quien si lo logré”
y contribuyen a hacer de ella una historia alucinante:
un caso psicológico convertido en libro, una obsesiva
investigación periodística, las cartas que un joven
escribe acerca de la búsqueda de su desaparecida
madre, las andanzas de una chica de pueblo, un par
de noticias; retazos de una realidad fragmentaria e
inconmensurable, como la vida misma.
“A mí me gusta mucho la literatura que está
construida a partir de fragmentos, pero también me
interesaba mucho reflejar el carácter fragmentario
de la vida, uno tiene diferentes espacios de acción,
su casa, su trabajo, sus amigos, y no es que se vayan
dando historias redondas y se cierran, sino, vivimos
un fragmentito cada día en la oficina, vivimos un
fragmentito cada día con la familia, y a partir de
esos fragmentos vamos construyendo historias
completas, entonces me interesaba que el lector, al
ir desentrañando, desenmarañando las historias
lo fuera haciendo de la misma manera”, detalla
Vicente Alfonso acerca de la estructura de su obra.
MAGOS, DETECTIVES, REPORTEROS
Y UN PAR DE GEMELOS
Parras, Coahuila, 10 de agosto de 1995. En un
improvisado auditorio, un mago que se hace llamar
“El Gran Padilla” presenta el plato fuerte de su
espectáculo, el acto del escapista Juan Borrado. Pero
algo ha salido mal; el primer capítulo se cierra cuando
el rostro del mago se ensombrece como si años de
trabajo le hubieran caído encima en un instante.
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SIGLO NUE V O
Torreón, Coahuila, septiembre de 2010. En un
intento por armar un rompecabezas en el que las
piezas no acaban de embonar, el psicólogo Alberto
Albores decide escribir sobre su paciente Remo
Ayala. El joven, quien terminó suicidándose en 2004,
ha significado su mayor fracaso profesional y ello lo
ha impelido a cerrar su consultorio para reconstruir
el pasado. Lo cierto es que en 1995, cuando conocí
a Remo, no pensé que acabaría escribiendo un
libro sobre él. Ni siquiera lo pensé nueve años
después, cuando salió de la cárcel, aunque ese día
estaba convencido de que el muchacho había sido
condenado injustamente, relata Albores.
Su búsqueda lo llevará a escuchar las grabaciones
de las sesiones de terapia con Remo y las visitas que
le hizo durante su estancia en la cárcel; a la casa
del magistrado Ayala, padre de su paciente; a la
cantina “El último trago”, donde ocurrió el funesto
asesinato de Farid Sabag la tarde en que el club
Santos Laguna disputaba su tercera final del futbol
mexicano contra el Pachuca, en 2001.
En este caso los fragmentos son dignos de una
novela negra, y no me refiero sólo al asesinato de
Farid Sabag, pues faltaban años para que ocurriera:
hablo de los años que los mellizos pasaron en un
internado jesuita (el colegio Ferreira), de un
triángulo amoroso que terminó en tragedia, de un
padre autoritario habituado a torcer la ley, de una
historia familiar marcada por la culpa.
En su rol de detective, Albores nos va revelando
al intrigante Remo Ayala; su obsesión por la
dualidad, enraizada acaso en la desconcertante
realidad de tener un hermano mellizo, Rómulo. Yo
le explicaba que él y su hermano no sólo habían
nacido separados: tenían temperamentos e
intereses distintos. Pero él volvía una y otra vez
sobre el tema. Sentía que todo el mundo, en todo
momento, lo comparaba con su gemelo. Al mismo
tiempo el psicólogo va develando a Rómulo, aunque
de una manera difusa. El personaje de Rómulo es
un tanto escurridizo en el libro de Albores, una
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