La Consulta Eficaz

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APUNTES TÉCNICOS
JORNADA DE CAPACITACION
La Consulta Eficaz
Por: Dra. Gabriela Paz – Lic. Raúl Pérez – Dr. Franco Rossomando
MATERIAL TEORICO
Nota Importante: Estos apuntes no intentan prescribir, diagnosticar, medicar ni tratar enfermedades, y
son parte integrante de un curso de capacitación no oficial sólo para ser utilizados dentro de los alcances del
mismo. Ante cualquier duda con respecto a su salud o la de otra persona, consulte con el profesional
correspondiente.
FULTENA
Fundación Latinoamericana de Terapias Naturales
Riobamba 118 Piso 5º - 1025 – Capital Federal – Argentina
Tel: 4952-4756 Fax: 4954-2852 Email: miranda@londner.com.ar
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Prohibida su reproducción total o parcial
LA CONSULTA:
EL TERAPEUTA Y EL CONSULTORIO.
por la Dra. Gabriela Paz
Cuando llega un consultante, es importante el primer contacto, es decir, en la primera
entrevista saber cuál es el motivo de consulta.
Además, en ese primer acercamiento se establecerán las pautas del tratamiento a
seguir, frecuencia, duración de la entrevista, valor de las consultas, cómo proceder en
casos de cambio de horario o suspensión de la entrevista, tanto por parte del
consultante como por parte del consultor.
Se establecerán claramente los alcances de la propuesta terapéutica, ya que no
deberán prometerse “curas”.
Cuando una persona llama para pedir hora, tomar teléfonos es fundamental, ya que a
veces pueden suceder inconvenientes y no se posee un teléfono para avisar sobre
cambios.
El tiempo de la consulta también es importante. Es de preferencia, en la primera
entrevista, destinar y dedicar tiempo, ya que no es fácil a veces saber qué necesita esa
persona en poco tiempo. Nunca serán las entrevistas de media hora y tampoco de más
de una hora y media.
En el comienzo, tomar datos y anotarlos:
 NOMBRE Y APELLIDO.
 TELÉFONOS.
 EDAD.
 MOTIVO DE CONSULTA.
 ESTADO DE SALUD: operaciones, medicamentos que toma, enfermedades que
posee y saber si se realiza chequeos médicos regulares o si le pasa algo de
cuidado, si está o fue evaluado por un médico clínico.
Dejar que la persona se explaye sobre lo que le pasa. Durante la primera media hora,
escuchar.
Usted puede anotar en una hoja o cuaderno, pero siempre sin perder al consultante,
mirarlo y acompañarlo en el relato. Si algo no entiende de lo que le cuenta, pregunte o
repita lo que le dijo con preguntas esclarecedoras:
“ A VER, USTED ME DICE QUE SE PELEA TODOS LOS DÍAS CON SU ESPOSO?”
Luego pregunte más datos, una vez considere que ya comprende la preocupación
fundamental de la persona:
 FAMILIA ACTUAL: esposo o esposa, hijos...o bien si vive solo. Preguntar
siempre con quién vive.
 HISTORIA DE VIDA: en general se preguntará datos sobre la familia de origen.
Tener en cuenta que es muy incómodo que el consultor esté mirando la hora todo el
tiempo, a pesar de que el tema del horario es importante. Ser cuidadoso en este
punto.
TRATE DE NO HABLAR DE USTED, DE SI MISMO. En el proceso de la consulta,
Usted no tiene que contar datos personales, sí podría ser que la persona tenga hijos
adolescentes y le cuente algo y Usted le diga, si pasó por algo así, “sí, sé de lo que
habla”...pero jamás tendría que contar con detalles lo que le pasó cuando su hijo fue
adolescente. Esto desvía la energía y el curso de la consulta.
Lo que Usted siente es importante, pero no es lo fundamental. Lo que le pasa a la
persona que consulta es lo importante.
Establezca un encuentro cercano desde la escucha. Si se siente triste por lo que la
persona le cuenta, evite expresarlo abiertamente. ¡Cuide al consultante y cuídese
usted mismo!
Trabajar con personas es un arduo y hermoso trabajo. Usted necesitará apoyarse en la
teoría, que es el marco teórico, el cual está conformado por lo que ha aprendido en sus
estudios, en el marco físico, un consultorio donde trabajar y en su propia seguridad
personal.
Si al terminar la consulta no tiene claridad sobre lo que le sucede a la persona y no
puede recomendar flores u otros recursos, diga que lo va a llamar luego para
proponerle la fórmula, que necesita estudiar lo que la persona le ha contado para
aprender más sobre él/ella.
Tener el Vademécum o una referencia cerca lo puede ayudar a sacarse una duda. Las
personas no se enojan si Usted necesita ver en el libro algo para estar seguro.
Establecer el valor de la consulta: tenga en cuenta que el dinero es una forma de
energía. Por lo tanto usted destinó energía para su trabajo y la persona va a disfrutar
del intercambio de abonando para recibir sus consejos, valorizando así el espacio
compartido que se crea.
EL CONSULTORIO
El espacio físico dónde va a trabajar es muy importante.
Tiene que ser un lugar donde pueda estar cómodo y en el que la persona que consulta
se encuentre a gusto.
Tener un escritorio o una mesa y dos sillas donde ambos puedan estar realmente
ubicados para desarrollar el proceso de la entrevista.
Trate de no tener demasiadas fotos personales que distraigan la atención del
consultante. Tiene que ser un lugar ordenado, de acuerdo a su gusto, con privacidad,
donde el resto de las personas que estén allí no interfieran.
Si tiene teléfono evite atender, si lo hace que sea por urgencias y hablar el mínimo
posible.
Tener plantas y aromas (aceites esenciales) es una buena idea. No saturar con
sahumerios, ya que algunos recursos son excesivos y para algunas personas pueden
resultar desagradables. Si prende velas, una está bien. Es importante que un consultor
no sea confundido con un mago o algo así, a no ser que usted practique otras técnicas,
pero en el rol de consultor usted es una persona cualificada para orientar sobre
esencias vibracionales.
La luz es importante, la forma en la que Usted se viste también. No es que tiene que
cambiar de estilo, sino que cuidará de estar arreglada o arreglado para ese encuentro.
¡Es como esperar una visita!
Algunas sugerencias de aromas
Un hornillo con aceite esencial o un vaporizador con aceites esenciales y remedios
florales puede ser de gran ayuda.
Utilizo Lavanda o Naranja, CRAB APPLE para limpiar entre una consulta u otra o bien
productos ya elaborados con ese propósito.
¿Se cobran las consultas?
SI, Usted destina energía, trabajo y formación para brindarla al consultante. Puede
darla gratis, si lo desea, pero no es obligatorio.
Es importante establecer el monto del dinero que usted opina que vale su trabajo;
usted entregó una cantidad de energía, la persona que acude a su consultorio le
reconoce esa energía con dinero, y es importante pagar con dinero por lo que nos hace
bien, con lo cual, todos se sentirán satisfechos cerrando el círculo de intercambio. Esta
claridad también favorece el tratamiento
En este tema es fundamental reflexionar acerca de las ideas que se tienen en relación
al dinero y la posibilidad de ser prósperos.
El trabajo del terapeuta se nutre con lo que va aprendiendo, teorías, técnicas y
recursos, y se incrementa su posibilidad de trabajar bien cuando destina tiempo al
propio desarrolloEl Terapeuta es un Ser Humano: Se puede optar por realizar propios tratamientos de
cuidado personal, actividades físicas que le permitan estar en buen estado de salud, la
alimentación y el trabajo interior. Meditar y conocerse a si mismo.
Reflexiones sobre el valor que le damos al dinero
Dinero y valores materiales
“Un billete de 5 dólares puede ser tan espiritual como lo es... una Rosa” L.Hay.
El dinero es una forma de Energía.
Ya hemos visto que la Prosperidad es más que el dinero. La conciencia de Abundancia
atrae a la vida todo lo que necesitamos y deseamos desde la mente y desde el
corazón.
Cuando cobra por su trabajo recibe energía en forma de dinero. Ud. entregó su saber,
su habilidad y su conocimiento.
Quiero hacerle una pregunta y proponerle una reflexión:
¿ Es Ud. de las personas que “sacan” el dinero o cobran por su trabajo?
Es muy habitual decir: “por tal o cual actividad voy a sacar tanto dinero...”
SACAR a quién? Sacar de dónde?...
Sacar no es ganar.
Si Ud. saca, de alguna manera tendrá que devolverlo.
Sacar lo deja en deuda y ,es una complicación!!
Prosperar significa hacer que las cosas sean simples, sencillas y gratas.
Comprobé que cambiando la palabra empezaba a disminuir en mí la tensión por mis
necesidades económicas.
¡¡¡Claro, no es suficiente decir distinto!!! Tiene que pensar en el significado que tienen
las palabras para Ud.
Las palabras son el modo en el que comunicamos una idea. A la vez cada palabra tiene
un significado particular, y produce una sensación interna.
Si yo le digo...el sol...y está lloviendo hacen días y días...sentirá que la palabra SOL le
trae deseos, calor, añoranzas y amor hacia esa expresión tan maravillosa del
cosmos!!!
Sin embargo, si fuera Verano y acaba de llegar a la playa, estuvo todo el día
disfrutando del mar la arena y la vida al aire libre, se colocó poco protector solar y está
colorado como un tomate y su piel irradia fuego, si le digo...el sol...
sentirá que: ojalá no esté , que ese día sea nublado, no querrá a ese sol que no va a
ser tan maravilloso como lo fue en Invierno y cuando llovía!!!
Pobre Sol, es siempre el mismo, pero Ud. lo va a adorar en una ocasión, será su
amigo, y no lo va a querer en otro momento, será su enemigo.
Las palabras nombran y producen representaciones en su psiquismo y en sus
sentimientos.
Las ideas familiares o la forma en la que se referían en relación al dinero en
su casa, van a tener en su presente un peso fundamental.
Examinar las creencias lo va a ayudar a cambiar de idea.
En los Talleres sobre Prosperidad que he coordinado se repitieron muchas veces las
siguientes creencias:
 El dinero es sucio.
 El dinero va y viene.
 No se puede ahorrar.
 El dinero se escapa entre las manos.
 No me alcanza nunca el dinero.
 No sé ganar dinero.
 No tengo suerte para ganar dinero.
 Necesito sacarme la lotería para tener mucho.
 Prefiero ser pobre, bueno y limpio.
 Prefiero tener salud y no tener dinero.
 Prefiero ser pobre a ser corrupto.
 Dios aprieta pero no ahorca.
 Siempre faltan 5 para el peso!
Si se poseen este tipo de ideas, difícilmente podrá aceptar tener dinero.
El aire es uno de los valores más importantes de la vida. Ud. no piensa que se va a
terminar, no se preocupa. Respira naturalmente.
L.Hay dice: ... “pensamos que el aire es tan abundante, que en una sala repleta de
gente, nadie le diría al otro: ”no respires que estás sacando mi aire...”
No, de ninguna manera. Tenemos conciencia de abundancia en relación al aire.
Crear conciencia de abundancia con el dinero es algo así.
He notado también que se piensa que la espiritualidad, la bondad, el amor son
elementos contrarios al dinero.
A las personas nos gusta pagar por aquello que nos hacen bien. Se paga siempre.
En un taller de Prosperidad, una persona que participaba siempre, contó cuánto había
crecido y todo lo que había prosperado.
Da clases de Yoga, entre otras cosas que hace. Es muy buena en lo suyo y tiene
sentimientos muy amorosos para con todo el mundo. La gente la quiere.
Hablaba de que tenía cada vez más alumnos y que les había bajado la cuota a dos
personas que no podían pagar sus honorarios.
En encuentros posteriores contó que, además de dos personas que le pagaban lo
mínimo, tomó una alumna que casi no le puede pagar por las clases.
Ella decía que eso no era ningún problema, que le gusta tanto lo que hace, que el
dinero no es tan importante.
Una de sus compañeras le preguntó si le sobraba su dinero...ella confesó que por lo
contrario se sentía limitada de hacer cursos de perfeccionamiento o más talleres de
desarrollo personal, por falta de dinero.
Si no realiza algo que desea por falta de dinero, aun trabajando, entonces quiere decir
que está dando sus posibilidades a otros. Si e da gratis una clase a alguien y Ud. no
puede tomar una clase para su crecimiento o comprarse un objeto que desea...está
desequilibrando, en perjuicio suyo, la balanza.
¡Es mejor pagar con dinero! Es mejor cobrar con dinero.
El dinero es energía, tiene que circular. Se lo llama también moneda corriente.
Louise Hay: reconoció que era más sencillo hablar de sexualidad en sus talleres, que
del sentido del dinero.
Comprobé que eso sucedía también en mis talleres.
No tener el dinero que uno necesita,
provoca una preocupación constante en él.
No es cierto que los que tienen mucho dinero están todo el tiempo pensando en él.
Dependerá de las personas y de las actitudes.
Las creencias en relación al dinero van a determinar la manera en la que va a circular
en nuestras vidas.
La propuesta de Prosperidad Saludable es tener todo lo que necesitamos de una
manera tal que la vida sea el reflejo de un cambio. Riqueza, alegría y felicidad que
demuestren un flujo abundante de energía.
El acercamiento a la Riqueza implica, además, un cambio interno. Recuerde que
estamos constituidos de Alma, Mente y Cuerpo.
“El hombre es espíritu psicosomático”. Dr.Alfonso Massi Elizalde.
La Riqueza necesita ser expresada en todos los cuerpos que
componen a la existencia humana.
La importancia de la entrevista
en Terapia Floral
Lic. Raúl E. Pérez
El Terapeuta Floral, además de su conocimiento de las esencias, debe disponer de una
herramienta fundamental para el manejo de la consulta que se le plantea: la
entrevista, ya que la información del paciente, que necesitamos para conocerlo en
profundidad, planificar una estrategia de tratamiento y plasmar la misma en una
receta floral, la obtendremos mediante esta herramienta de trabajo clínico.
Antes de adentrarnos en los detalles sobre la entrevista aplicada específicamente
dentro del marco de la Terapia Floral, vamos a establecer una serie de precisiones
sobre esta técnica, utilizando algunos conceptos que José Bleger menciona en su libro
“La Entrevista Psicológica”, que es todo un clásico sobre este tema.
La entrevista es el instrumento o técnica fundamental del método clínico y es, por lo
tanto, un procedimiento de investigación científica de la psicología.
Es un instrumento muy difundido y debemos delimitar el alcance de la misma, dado
que puede tener múltiples usos en gran variedad de objetivos, como en el caso del
periodista, jefe de empresa, director de escuela, maestro, juez, etc. Aquí nos interesa
la entrevista psicológica entendiendo por tal, aquella en la que se persiguen objetivos
psicológicos (ya sea para investigación, diagnóstico, terapia, etc.).
Queda de esta manera limitado nuestro objetivo al estudio de la entrevista psicológica,
pero no sólo para señalar algunas de las reglas prácticas que posibilita su empleo
eficaz y correcto, sino que también para desarrollar en cierta medida el estudio
psicológico de la entrevista psicológica. En este sentido, buena parte de lo que se
desarrollará aquí puede ser utilizado o aplicado a todo tipo de entrevista, porque
inevitablemente intervienen en todas ellas factores o dinamismos psicológicos. La
entrevista psicológica, de esta manera, deriva su denominación exclusivamente de sus
objetivos o finalidades, tal como ya lo hemos señalado.
En la consideración de la entrevista psicológica como técnica, incluimos entonces aquí
dos aspectos: uno es el de las reglas o indicaciones prácticas de su ejecución, y el otro
la psicología de la entrevista psicológica, que fundamenta a las primeras. En otros
términos, incluimos la técnica y la teoría de la técnica de la entrevista psicológica.
Circunscripta de esta manera, la entrevista psicológica es el instrumento fundamental
de trabajo no sólo para el psicólogo, sino también para otros profesionales (psiquiatra,
asistente, consejero, trabajador social, sociólogo, terapeuta floral, etc.)
La entrevista puede ser de dos tipos fundamentales: abierta y cerrada. En la segunda,
las preguntas ya están previstas, tanto como lo están el orden y la forma de
plantearlas y el entrevistador no puede alterar ninguna de estas disposiciones. En la
entrevista abierta, por el contrario, el entrevistador tiene la amplia libertad para las
preguntas o para sus intervenciones, permitiéndose toda flexibilidad necesaria en cada
caso particular. La entrevista cerrada es en realidad un cuestionario, que toma
contacto estrecho con la entrevista en cuanto que un manejo correcto de ciertos
principios y reglas de la misma facilita y posibilita la aplicación del cuestionario.
Pero la entrevista abierta no se caracteriza esencialmente por la libertad para plantear
preguntas, porque como lo veremos más adelante, la médula de la entrevista
psicológica no reside en el preguntar ni en el propósito de recoger datos de la historia
del entrevistado. Aunque los fundamentos se den un poco más adelante, debemos ya
subrayar que la libertad del entrevistador, en el caso de la entrevista abierta, reside en
una flexibilidad suficiente como para permitir en todo lo posible que el entrevistado
configure el campo de la entrevista según su estructura psicológica particular o -dicho
de otra manera- que el campo de la entrevista se configure al máximo posible por las
variables que dependen de la personalidad del entrevistado.
Considerada de esta manera, la entrevista abierta posibilita una investigación más
amplia y profunda de la personalidad del entrevistado, mientras que la entrevista
cerrada puede permitir una mejor comparación sistemática de datos, tanto como otras
ventajas propias de todo método estandarizado.
Desde otro punto de vista, tomando en cuenta el número de participantes, se reconoce
la entrevista individual de la grupal, según sean uno o más los entrevistados o uno o
más los entrevistadores. La realidad es que, en todos los casos, la entrevista es
siempre un fenómeno grupal, ya que aún con la participación de un solo entrevistado,
su relación con el entrevistador debe ser considerada en función de la psicología y la
dinámica grupal.
Tanto el método clínico como la técnica de la entrevista proceden del campo de la
medicina, pero la práctica médica incluye procedimientos similares que sin embargo no
deben ser confundidos ni superpuestos con la entrevista psicológica.
Para subrayar el aspecto fundamental de la entrevista se podría decir, de otra manera,
que ella consiste en una relación humana en la cual uno de sus integrantes debe tratar
de saber lo que está pasando en la misma y debe actuar según ese conocimiento. De
ese saber y de esa actuación según ese saber, depende que se satisfagan los objetivos
posibles de la entrevista (investigación, diagnóstico, orientación, etc.).
De esta teoría de la entrevista derivan algunas orientaciones para su ejecución. La
regla básica ya no consiste en obtener datos completos de la vida total de una
persona, sino obtener datos completos del comportamiento total en el curso de la
entrevista. Este comportamiento total incluye lo que recogeremos aplicando nuestra
función de escuchar, pero también nuestra función de vivenciar y observar, de tal
manera que queden incluidas las tres áreas del comportamiento del entrevistado.
La teoría de la entrevista ha sido enormemente influida por conocimientos derivados
del psicoanálisis, la gestalt, la topología y el conductismo. Aunque no vamos a reseñar
específicamente el aporte de cada uno de ellos, conviene señalar someramente que el
psicoanálisis ha influido con el conocimiento de la dimensión inconsciente de la
conducta, de la transferencia y la contratransferencia, de la resistencia y la represión,
de la proyección y la introyección etc. La gestalt ha aportado la comprensión de la
entrevista como un todo en el cual el entrevistador es uno de sus integrantes y
considera el comportamiento de éste como uno de los elementos de la totalidad. La
topología por su parte, ha conducido a plantear y reconocer el campo psicológico y sus
leyes, tanto como el enfoque situacional. El conductismo ha influido con la importancia
de la observación del comportamiento total.
Todo ello ha conducido a la posibilidad de realizar la entrevista en condiciones
metodológicas más estrictas, convirtiéndola en instrumento científico en el cual el “arte
de la entrevista” se ha visto reducido en función de una sistematización de las
variables, y es esta última la que posibilita el mayor rigor en su aplicación y en sus
resultados.
Se puede enseñar y aprender a realizar entrevistas, sin tener que quedar librado a un
don o a una virtud imponderable. El estudio científico de la entrevista (la investigación
del instrumento) ha reducido su proporción de arte e incrementado su operancia y
manejo como técnica científica.
Entrevista, consulta y anamnesis
La consulta consiste en la solicitud de asistencia técnica o profesional, la que puede ser
prestada o satisfecha de múltiples formas, una de las cuales puede ser la entrevista.
Consulta no es sinónimo de entrevista, porque ésta última es sólo uno de los
procedimientos con los que el técnico o profesional psicólogo, médico o terapeuta floral
puede atender la consulta.
En segundo lugar, la entrevista no es una anamnesis (historia clínica detallada y
minuciosa). Esta última implica la recopilación de datos previstos, de tal extensión y
detalle que permita obtener una síntesis tanto de la situación presente como de la
historia del individuo, de su enfermedad y de su salud. Aunque una buena anamnesis
se hace sobre la utilización correcta de los principios que rigen la entrevista, esta
última es sin embargo algo muy distinto. En la anamnesis, la preocupación y la
finalidad residen en la recopilación de datos y el paciente queda reducido a un
mediador entre su enfermedad, su vida y sus datos por un lado, y el médico o
terapeuta por el otro. Si el paciente no ofrece datos, hay que “extraerlos” de él.
A diferencia de la consulta y la anamnesis, la entrevista psicológica intenta el estudio y
la utilización del comportamiento total del sujeto en todo el curso de la relación
establecida con el terapeuta, durante el tiempo que dicha relación se extienda.
La entrevista psicológica es una relación de índole particular que se establece entre
dos o más personas. Lo específico o particular de esta relación reside en que uno de
los integrantes de la misma es un terapeuta que debe actuar en ese rol y el otro -o los
otros- necesitan de su intervención técnica. Pero es un punto fundamental que el
terapeuta no sólo utiliza en la entrevista sus conocimientos psicológicos para aplicarlos
al entrevistado, sino que esta aplicación se produce precisamente a través de su propio
comportamiento en el curso de la entrevista. La entrevista psicológica es entonces una
relación entre dos o más personas en las que éstas intervienen como tales.
La entrevista como campo
Cada ser humano posee sistematizada su personalidad en una serie de pautas o en un
conjunto o repertorio de posibilidades y son éstas las que esperamos que se pongan en
juego o exterioricen en el curso de la entrevista. Así, pues, la entrevista funciona como
una situación en la que se observa una parte de la vida del paciente, que se desarrolla
en relación a nosotros y frente a nosotros.
Ninguna situación puede lograr la emergencia de la totalidad del repertorio de
conductas de una persona, y por lo tanto, ninguna entrevista puede agotar la
personalidad del paciente, sino sólo un segmento de la misma. La entrevista no puede
reemplazar ni excluir otros procedimientos de investigación de la personalidad, pero
éstos últimos tampoco pueden prescindir de la entrevista.
Especialmente la entrevista no puede suplir el conocimiento y la investigación de
carácter mucho más extenso y profundo que se logra, por ejemplo, en un tratamiento
terapéutico, el cual, en el curso de un tiempo prolongado permite la emergencia y
manifestación de los núcleos y segmentos más diferentes de la personalidad.
Ansiedad en la entrevista
La ansiedad constituye un índice del curso de una entrevista y debe ser atentamente
seguida por el entrevistador, tanto la que se produce en él mismo como la que aparece
en el entrevistado. Debe ser vigilada no sólo su aparición sino también su grado o
intensidad, porque si bien dentro de determinados límites es un agente motor de la
relación interpersonal, esta última puede quedar totalmente perturbada e incontrolada
si sobrepasa cierto nivel, por lo que el umbral de tolerancia a la misma debe ser
permanentemente detectado. Entrevistado y entrevistador se enfrentan con una
situación desconocida, ante la cual no tienen todavía estabilizadas pautas reaccionales
adecuadas y la situación no organizada implica una cierta desorganización de la
personalidad de cada uno de los participantes; esa desorganización es la ansiedad.
El entrevistado solicita ayuda técnica o profesional cuando experimenta ansiedad o se
ve perturbado por los mecanismos defensivos frente a la misma.
Frente a la entrevista y durante la misma se pueden incrementar tanto su ansiedad
como sus mecanismos defensivos, porque lo desconocido que enfrenta no es sólo la
situación externa nueva, sino también el peligro de lo que desconoce en su propia
personalidad. Si estos factores no se presentan, el lograr que aparezcan en una cierta
medida en la entrevista, forma parte de la función de motivar al entrevistado que el
entrevistador tiene que llevar a cabo. En algunos casos, la ansiedad se halla delegada
o proyectada en otra persona que es quien solicita la entrevista y manifiesta interés en
que la misma se lleve a cabo.
La ansiedad del entrevistador es uno de los factores más difíciles de manejar, porque
ella es el motor del interés en la investigación y del interés en penetrar en lo
desconocido. Toda investigación requiere la presencia de ansiedad frente a lo
desconocido y el investigador tiene que poseer capacidad para tolerarla y poder
instrumentarla, sin lo cual se cierra la posibilidad de una investigación eficaz; esto
último ocurre también cuando el investigador se ve abrumado por la ansiedad o
recurre a mecanismos defensivos frente a la misma (racionalización, formalismo, etc.).
Frente a la ansiedad en la entrevista no se debe recurrir a ningún procedimiento que la
disimule o reprima, como puede ser el apoyo directo o el consejo. La ansiedad sólo
debe ser manejada comprendiendo los factores por los cuales aparece y operando
según esa comprensión. Si lo que predomina son los mecanismos defensivos frente a
la misma, la tarea del entrevistador es la de “desarmar” en cierta medida estas
defensas para que aparezca un cierto grado de ansiedad, lo que significa un índice de
la actualización de los conflictos. Todo este manejo técnico de la ansiedad tiene que
ser hecho teniendo siempre en cuenta la personalidad del entrevistado y por sobre
todo el beneficio que para él puede significar la movilización de la ansiedad, de tal
manera que aún frente a situaciones muy claras no se debe ser activo si ello significa
abrumar al entrevistado con conflictos que no podrá tolerar. Esto corresponde a un
capítulo muy difícil: el cual se denomina timing de la entrevista, que es el tiempo
propio o personal del entrevistado, que depende del grado y tipo de organización de su
personalidad, para enfrentar sus conflictos y para resolverlos.
Entrando ahora de lleno en el campo de la Terapia Floral, la entrevista que
realizaremos no es muy diferente a la que se realiza en el abordaje psicológico, salvo
que la adaptamos a nuestro quehacer como Terapeutas Florales.
Nosotros tenemos que conocer en profundidad todo lo qué le ocurre a quien nos
consulta, y para ello no solo me debe describir sus sensaciones o síntomas; también
debemos conocer su historia, aunque lo vayamos haciendo de a poco, ya que no se
puede conocer completamente a un paciente en un primer encuentro.
Todos estos presupuestos, implican trabajar utilizando el método clínico.
La palabra clínica viene del griego klynos = cama, porque los primeros médicos, al
pie de la cama de los pacientes, observaban e indagaban sobre los signos y síntomas
de sus padecimientos. Está búsqueda no se realizaba al azar, guardaba un sentido que
les permitía “comprender” la forma en que las enfermedades se manifestaban y, de
esa manera, comenzaron a organizarse los “cuadros clínicos”, que definen las
características específicas de determinada patología. Así se originó la clínica médica.
El método clínico se puede aplicar a otras áreas relacionadas con la curación, como por
ejemplo la esfera de lo psicológico y ahí tenemos la psicología clínica.
Cuando comenzó a divulgarse la terapia floral, no se desarrollaron metodologías de
trabajo profundo con el paciente, dado que el Dr. Bach, si bien poseía profundos
conocimientos clínico-médicos (y también psicológicos), así como una aguda
percepción e intuición, pretendía “simplificar” al máximo la manera en que gente
común pudiese utilizar sus remedios.
No pensó Bach, el alcance y posterior desarrollo que tendría su sistema terapeútico.
Por eso en la actualidad, debemos desarrollar una metodología de trabajo para la tarea
del terapeuta floral y a ese método, adaptado de la medicina y la psicología, lo
llamamos clínica floral.
Clínica floral es entonces, el pensamiento clínico aplicado y adaptado a
nuestro quehacer floral. Es la forma de indagar y de buscar sentido al enfermar y al
padecer e implica una búsqueda mucho más personalizada de los signos y síntomas
que la que hace la clínica médica o la psicología clínica, ya que en esas especialidades
se buscan generalidades que permitan clasificar el “cuadro clínico”.
Desde la mirada clínico-floral, se debe individualizar la forma en que cada paciente
sufre su padecimiento, esto se logra por medio de la entrevista, yendo de lo general a
lo particular. De esta “individualización” surgirá la receta floral “personalizada” y
ajustada de acuerdo a los requerimientos del consultante.
Bach, nos dio una serie de pistas interesantes, para buscar las causas profundas y
subyacentes. La descripción de sus remedios, enriquece la visión psicológica, cuando
se trata de descubrir la causa, o el principio por el cual puedo pensar que esa persona
es de tal o cual manera.
La entrevista en terapia floral, no consiste en obtener la mera descripción de los
síntomas mentales y emocionales como hacía la vieja psiquiatría, que relataba
pormenorizadamente todas las características del cuadro clínico, hasta el más mínimo
detalle, pero no podía dar cuenta del por qué, o cómo se producían esos síntomas y
mucho menos qué significaban dentro de la vida del paciente.
Hasta que apareció la psicología dinámica, basada fundamentalmente en los conceptos
psicoanalíticos, que trató de ver ¿por qué pasa esto?, y ¿cómo se conecta con
episodios de la vida del paciente?
En Terapia Floral vamos a tomar prestados esos conceptos de la psicopatología, del
psicoanálisis y de la psicología clínica, pero los vamos a enriquecer con la visión de los
aspectos filosóficos que Bach menciona en sus obras, que son muy simples y a la vez
muy profundos.
Puedo entonces reconocer las emociones del paciente con conocimientos básicos de
psicología, pero también puedo utilizar para “categorizar al paciente” los aspectos
psicológicos descriptos por Bach.
En definitiva, yo debo transformar la personalidad, emociones y pensamientos del
paciente a “flores”, haciendo la lectura clínica correspondiente y considerando los
distintos tipos de diagnósticos. Finalmente, todo ello se plasma en la prescripción
floral.
Pautas para realizar un correcto
tratamiento floral: el encuadre
Para comenzar todo tipo de tratamiento (incluido el floral), se deben estipular una
serie de pautas previamente, las cuales se deben mantener durante todo el transcurso
del mismo. A estas pautas se las denomina encuadre.
El encuadre consiste en transformar en constantes una serie de variables. ¿Y cuáles
son esas variables que debemos encuadrar?. Algunas de ellas son:
a)
Día y hora de la consulta: El paciente tiene que venir un día determinado a
un horario, previamente acordado (generalmente por teléfono). Habitualmente, cada
terapeuta tiene pautados sus días y horas de consulta, por lo que el consultante,
deberá adaptarse a algunas de esas posibilidades.
Es importante aclarar este concepto, porque algunos pacientes con tendencia al
manejo, suelen pretender todo tipo de excepciones con el día y la hora y si bien no se
puede obligar al paciente a concurrir en un horario en que no pueda, tampoco hay que
ofrecerle todas las variantes que el paciente quiera.
Hubo un caso muy interesante, que contaba un psicoanalista muy experimentado,
sobre la dificultad de acordar un horario para la primer entrevista con un paciente.
Este no podía asistir en ningún horario (de mañana, tarde o noche, de lunes a viernes,
incluso el sábado) que el terapeuta le daba, ni aún en domingo, lo cual está mostrando
una gran resistencia a encarar el tratamiento.
b)
Duración de la entrevista y de las posteriores sesiones: El Terapeuta
Floral puede hacer entrevistas largas (sobre todo la primera) pero en general se
establece un tiempo, que de ninguna manera es ilimitado. Tampoco es bueno trabajar
con un tiempo fijo y limitado. La duración de las entrevistas y su frecuencia (semanal,
quincenal o mensual) debe quedar estipulada en la primera entrevista.
c)
Los honorarios: Los honorarios que se van a acordar, no importa cuál sea el
monto, deben quedar perfectamente aclarados. Este no es un tema menor. Vamos a
hablar del tema de cobrar o no cobrar, que es un tema que les preocupa a todos los
terapeutas, sobre todo a los que comienzan en este trabajo.
El terapeuta, para poder realizar su tarea, afronta una serie de gastos importantes. En
primer lugar su propia terapia. Otros gastos son la formación que se debe realizar,
(cursos, congresos, libros, supervisiones, etc.), para seguir capacitándose. En algunos
casos se debe alquilar un consultorio, y no debemos olvidar algo que la mayoría hace
que es tener las propias esencias florales para prescribirle al paciente.
Entonces, si luego se cobra una cifra insignificante al paciente, esto les va a generar
pérdidas. Sin embargo, no debe pensarse que este planteo abarca lo estrictamente
económico.
En el plano personal, muchos terapeutas no cobran, o cobran muy poco dinero, por
una cuestión de baja autoestima y esto también impide que puedan realizar un
tratamiento adecuado.
Hay algo que se dice en el ambiente psicoanalítico (y es verdad, aunque tampoco hay
que abusar): que si uno no le cobra al paciente, el paciente no se cura, y esto es
absolutamente cierto. No es un invento psicoanalítico para cobrar caro.
No se cura, porqué todo proceso terapéutico tiene que ver con un proceso de
maduración. Cuando no hemos madurado es porque todavía coexisten en nosotros
mecanismos de tipo infantil, que son los que no nos dejan vivir la vida adulta. Esto es,
en versión resumida, el conflicto del paciente neurótico.
Si no le cobro al paciente, no estoy haciendo más que reforzar los mecanismos
infantiles que tiene que poder vencer. ¿A quién se le brinda todo y no se le pide nada a
cambio?: al niño.
Una de las pautas del adulto es que gana su dinero, que puede ser independiente, que
puede pagar un tratamiento, que decide cómo va a vivir. El chico o el adolescente es
traído a la consulta y los padres pagan, y esto debe ser así.
Tuve hace muchos años como paciente a una maestra de 35 años que era responsable
con el manejo de su economía y pagaba su tratamiento puntualmente, pero sin
embargo, esta pauta era un logro que ella adquirió cuando fue madurando, ya que
mucho tiempo antes había tenido un mal manejo del dinero y no podía hacer ningún
proyecto en su vida.
Esta característica de un mal manejo del dinero, o de siempre ganar poco dinero es
muy común hallarla en muchos pacientes adultos, y es una de las cosas que toda
terapia debe corregir. En definitiva: esta característica es un gran dato diagnóstico.
Todo adulto tiene que poder organizarse con su vida, su trabajo y su dinero, ya que
esto también es una pauta de salud mental. Además, cuando se progresa en el trabajo
terapéutico, uno de los resultados es que el paciente va a mejorar sus ingresos
económicos.
Además, cuando no se le cobra al paciente, a este se le genera un sentimiento de
culpa, porque nosotros le damos algo y ellos no dan nada a cambio. La culpa no pide
permiso, casi siempre se manifiesta. Es una emoción que socava y deteriora al propio
individuo además de sabotear el tratamiento, y muchas veces, aparece
imperceptiblemente.
Puede parecer que un paciente no sienta conscientemente un sentimiento de culpa,
pero en realidad puede haber un síntoma que lo exprese. Un síntoma donde se puede
manifestar la culpa es el abandono del tratamiento, o estancarse, y no poder progresar
con el tratamiento.
Todos estos conceptos tomados de la psicoterapia y sobre todo del psicoanálisis tienen
absoluta vigencia en el ámbito de la terapia floral.
Ahora bien, nosotros podemos tener un honorario determinado y estipulado, así como
podemos ser flexibles, ante determinados casos, donde se justifique un real
impedimento económico para algún paciente y cobrarle un importe menor al habitual,
o como a veces se dice “un valor simbólico”. No importa el monto de ese valor, pero
debe quedar absolutamente claro, que la consulta no debe ser gratis.
Tampoco se debe admitir que venga un adulto, y la consulta la pague otro. Solo
admitimos el pago de una consulta por otro adulto en el caso de los niños, de los
cuales los padres son los responsables.
Con las visitas al médico o a otros especialistas esta situación de cobrar o no cobrar
por ahí no se da de la misma manera, porque uno va al médico cada tanto, cuando hay
situaciones que lo justifican, entonces si el profesional no nos cobra, no nos da tanta
culpa, pero no concurrimos cada 15 días o cada mes puntualmente.
La relación terapeuta-paciente
En todo lo que es un vínculo terapéutico se producen una serie de procesos dinámicos
de comunicación, tema sobre el que se ha escrito mucho y se sigue poniendo mucho
enfásis en la actualidad, ya que se considera que este vínculo, es lo que realmente
cura.
Hasta la medicina más organicista reconoce que lo que cura es la relación terapeutapaciente. Sin embargo, esto no significa que las esencias florales no curen, las flores
son parte importante del proceso, pero el que se cura, el verdadero artífice de la
curación es el paciente.
El terapeuta no debe tener la omnipotencia de creer “yo lo curé”, porque en realidad
no curamos. Sí cumplimos, en cambio, con otra tarea importantísima, junto con
nuestro recurso terapéutico (las esencias florales y otros instrumentos que usemos),
que consiste en ayudar al paciente a que se cure, mostrarle o revelarle los
mecanismos que inciden en su padecer y enseñarle que hay otras posibilidades de
resolución de sus conflictos.
Ahora, el que tiene que hacer el esfuerzo, el que tiene que hacer el aprendizaje y la
toma de conciencia, es el paciente. Con nuestros recursos técnicos y terapéuticos,
tratamos que este objetivo se cumpla, pero ningún terapeuta puede vivir el proceso en
lugar del paciente.
Si nos colocamos en una actitud sobreprotectora con el paciente es porque somos
terapeutas Chicory. Si en cambio impulsamos al paciente a realizar sus cambios a
toda costa, más allá de su tiempo de reacción o de sus posibilidades, estamos
trabajando como terapeutas Vervain.
A lo mejor nuestro paciente no puede, por ahora “captar” o “asimilar” todo lo que debe
aprender. Seguramente las flores se lo permitiran hacer a su debido tiempo, pero por
mi énfasis o excesivo entusiasmo, no debo apresurarme, ni angustiarme si el cambio
no se produce rápidamente, o simplemente no se produce por las resistencias del
paciente.
Transferencia y Contratransferencia
La transferencia es la relación que se da en el proceso terapéutico, entre pacienteterapeuta.
Ya desde la iniciación del tratamiento y luego, intensificándose en el transcurso de las
entrevistas, en la mente inconsciente del paciente, las imágenes psíquicas de su
terapeuta se conectan con otras que provienen de sus vivencias anteriores, sobre todo
de las infantiles.
Para el paciente, el terapeuta se convierte inconscientemente en una nueva versión de
sus padres en la época de su infancia o bien de otras personas que entonces fueron
importantes en el desarrollo de su personalidad.
El terapeuta durante el tratamiento no origina la transferencia; se limita a crear la
situación en que puede manifestarse con más facilidad, para luego estudiarla
profundamente, refiriéndose a ella en sus diferentes aspectos. Tal como un
observatorio meteorológico que no crea las tormentas ni los movimientos sísmicos,
pero los registra y los estudia con frecuencia, en un ámbito apropiado.
Durante su vida adulta, los individuos repiten transferencialmente sus vivencias
infantiles en todos los ámbitos. En efecto, este proceso no ocurre solo en la terapia,
sino que se da en todo vínculo humano, lo que ocurre es que en el único lugar donde
se utiliza y se le da el valor adecuado es en el marco de una psicoterapia, dado que
esta transferencia afectiva es el verdadero motor del tratamiento e influye
directamente en el desarrollo del mismo, pudiendo producir las mejorías y la curación
del paciente, así como también puede transformarse en el mayor obstáculo que impide
toda mejoría.
Sin embargo, esto no significa que sea inmutable, ya que el destino primitivo de la
transferencia (la repetición de vínculos y/o conductas) puede ser modificado por la
intervención del terapeuta, sus interpretaciones y, en el caso de la terapia floral,
también por los remedios florales que se apliquen en cada caso.
Todo esto tiende a sacar al paciente de su tendencia a repetir este tipo de conducta y
“corregir” su comportamiento.
En la vida cotidiana este vínculo transferencial se manifiesta con los amigos y con otras
personas y así como ellos nos “transfieren” sus contenidos específicos, nosotros
también lo hacemos con los demás.
Sin embargo, este proceso tiene su contrapartida. Cuando alguien se vincula con
nosotros, a través de lo que nos comunica, genera en nosotros distintas reacciones:
miedo, atracción, rechazo, indiferencia, etc. Esa vivencia interior que percibimos, se
denomina contratransferencia, (es la otra cara del proceso transferencial), hacemos un
registro en nuestro mundo emocional de lo que le ocurre al otro, y esto a la vez nos
permite darnos cuenta cómo está sintiendo el paciente sus emociones y cómo las
transmite hacia los demás.
El psicoanálisis es la única ciencia donde la relación transferencial se utiliza como una
herramienta para conocer al otro. El proceso diagnóstico no es algo meramente
intelectual, (aunque lo racional intervenga) siempre se corre el riesgo de racionalizar,
de llegar a conclusiones que tienen una estructura lógica pero que son absolutamente
falsas, si no se tiene en cuenta además la sensación y la percepción y esto implica
utilizar la contratransferencia.
Por ejemplo: el paciente me cuenta una historia y, a lo largo del relato siento angustia.
Esto indica que el paciente me está transfiriendo sus contenidos emocionales y estos
“resuenan” en mi interior, pudiendo llegar a asociarse con elementos angustiosos
personales.
Por eso es muy importante el equilibrio emocional del terapeuta, para no quedar
“enganchado” en la historia del otro y utilizar estas vivencias para conocerlo mejor y
poder ayudarlo (para esto es fundamental la terapia personal del terapeuta), porque
no nos podemos poner a llorar o angustiarnos y paralizarnos junto al paciente, ya que
de esta forma es imposible ayudarlo. En cambio, nos podemos dar este lujo con
nuestros amigos, fuera del espacio terapéutico.
Sin embargo, y por más terapia encima que tengamos, puede haber situaciones de la
vida que salen en el trabajo terapéutico y son muy movilizantes. Es lo que se suele
denominar “escenas temidas del terapeuta”. Esto puede llegar a dificultar el proceso
terapéutico, o hacer que nos involucremos en el mismo de manera inadecuada.
Si este conflicto interior no puede ser resuelto (por el terapeuta), lo mejor es derivar el
paciente a otro colega.
El sentir angustia u otra emoción me está dando una certeza. Pero también con mucha
frecuencia podemos escuchar un discurso que no nos convence, o no nos mueve
interiormente, porque lo que siento no coincide con lo expresado por el paciente, y eso
significaría que el paciente está disociado: que quiere demostrar una cosa pero,
interiormente, siente otra. Esto es común en un paciente Agrimony, que “disfraza” su
mundo emocional.
Algo similar ocurre cuando el paciente se muestra muy amable y nosotros sentimos
enojo por dentro. La bronca es mía, pero algo me la está tocando, porque
normalmente no me siento agresivo con un paciente.
Eso que el paciente proyecta en mi es su transferencia, en cambio lo que siento que
me produce el paciente, es mi contratransferencia. Es un proceso que tiene dos
caras.
Debo manejar bien este aspecto comunicacional porque el paciente va a repetir esos
vínculos transferenciales conmigo y es en virtud de eso que lo voy a poder ayudar.
Veamos un ejemplo: el paciente se sintió abandonado en la infancia por su madre, ya
que esta debió ir a trabajar y entonces lo colocó en una guardería. Entonces, en un
momento dado del tratamiento, este paciente puede venir con la fantasía inconsciente
de que yo también lo puedo abandonar, o con la bronca que sintió por su madre
cuando él se sintió abandonado.
En el momento del vínculo terapéutico, el terapeuta es como una pantalla donde se
proyectan todos estos mecanismos inconscientes, generalmente vivencias infantiles
que se reproducen en el escenario de la terapia. Y trabajando ese vínculo, ayudándole
a darse cuenta que no lo voy a abandonar, ya que ese es un temor que él me
transfiere, lo puedo ayudar a curarse.
Por supuesto que para hacer este trabajo, además de las interpretaciones o
señalamientos, contamos con la posibilidad de recetarle esencias florales.
En un ejemplo como el citado, si se repite esa situación abandónica en el marco del
proceso terapéutico, puede recomendarse al paciente Chicory (Bach), o mejor aún
Mariposa Lily + Evening Primrose (California).
En la vida cotidiana no interpretamos (generalmente) el contenido de la
contratransferencia, no le decimos a un amigo o amiga: “vos crees que te voy a
abandonar como tu madre”, o “esa rivalidad que sentís conmigo se originó en el
vínculo con tu madre”. Y si lo hacemos fuera del contexto terapéutico, se dice que es
una agresión.
Otro ejemplo dentro de la terapia: el paciente cometió un error o tuvo un
comportamiento inadecuado en su vida y se presenta a la terapia con temor, a la
defensiva, fantaseando que el terapeuta lo va a retar (como la mamá o el papá), y el
terapeuta no está para eso (porque así repetiría las situaciones traumáticas infantiles).
El terapeuta está para facilitar el perdón o para dar permisos, pero también para
señalarle: “Mire, está repitiendo una situación” (generalmente un error),
simultáneamente, además le puedo recomendar Chestnut Bud, para que profundice
el aprendizaje o para “que se dé cuenta”.
Pero el paciente viene a lo mejor con la fantasía de que el terapeuta es como papá, (o
como mamá), o como alguna figura infantil que en ese momento representa, en virtud
de este juego de fantasías que se puede dar en este proceso terapéutico.
Había señalado en un párrafo anterior, que esta relación transferencial de parte del
paciente, es el principal mecanismo de curación, pero al mismo tiempo puede
convertirse en una de las máximas resistencias al tratamiento. Hay otras formas de
resistencia, pero ahora nos ocuparemos solamente de esta.
Si, por ejemplo, el paciente tiene la fantasía inconsciente de que hoy su terapeuta lo
va a censurar puede no venir a la consulta (resistencia), aunque puede no ser
consciente que este mecanismo es lo que provoca su ausencia y fundamentar la misma
con otro argumento.
Si en la otra sesión viene y lo comenta, se puede trabajar este temor, pero si no lo
hace este aspecto se pierde. Por supuesto que existe la posibilidad que el terapeuta
interrogue al paciente acerca de su ausencia a la consulta y de esta manera despejar
cuál fue el tipo de resistencia que provocó la misma.
Trabajar estos temas solo con la palabra es bastante complejo, sin embargo es lo que
se hace en el psicoanálisis. Y el paciente puede incrementar aún más sus resistencias
al señalarle los motivos inconscientes de su ausencia a la entrevista anterior.
En la terapia floral, es posible trabajar este aspecto con las flores, decirle lo que se le
tiene que decir con flores, ya que estas tienen una acción más directa y, por ahí, no lo
perturbo con la palabra. Porque aunque haya algo importante que decirle, hay
verdades que uno no puede decir de inmediato; por ejemplo: “usted tiene miedo de
que yo lo abandone", hay pacientes que no entienden lo que le estamos expresando,
porque en realidad estamos interpretando a su inconsciente.
Cuando hacemos este señalamiento con un estudiante de psicología, o con un paciente
habituado a la psicoterapia, es más factible su procesamiento, pero no ocurre lo mismo
con un paciente sin esta formación, que son los que generalmente concurren a la
consulta en terapia floral.
Por eso, a lo largo del tratamiento, hay que hablar en un lenguaje que el paciente
pueda “metabolizar”. No le voy a decir a una madre Chicory: “usted es tan posesiva
que asfixia con su amor patológico a su hijo”, sino que puedo decirle: “este remedio
(Chicory) la va a ayudar a que usted pueda no disgustarse con sus hijos”.
Reforzamos lo positivo, le estamos dando la capacidad de ser mejor madre y no la
cuestionamos diciéndole: “usted lo castra a su hijo, o no lo deja vivir” Alguna vez, y
pasado un cierto tiempo, se le puede hacer un señalamiento o una interpretación más
fuerte, e incluso agresiva, pero sabiendo cuándo y en qué momento. Una
interpretación dicha fuera de timing (tiempo exacto), aunque sea correcta, es un gran
error.
Otras formas de diagnóstico
Además de las formas más clásicas y habituales de diagnosticar, habrá terapeutas que
conociendo otras metodologías quieran incorporarlas a su quehacer. No es posible
mencionar todas las variantes posibles de diagnóstico, pero si voy a expresarme sobre
algunos métodos o sistemas bastante usuales.
En primer lugar me referiré a la radiestesia (empleo de péndulo o varillas) para la
medición enérgetica tanto del paciente como de los remedios a utilizar con éste.
Muchos terapeutas utilizan con preferencia y exclusividad este sistema. ¿Cuáles serían
los pro y contras de hacerlo? En primer lugar tener un adecuado entrenamiento en
esta metodología, dado que si una persona es inestable emocionalmente (como
Scleranthus), influirá en el movimiento del péndulo o varilla de acuerdo a sus creencias
y el diagnóstico no será fiable.
En segundo lugar y aunque se posea una capacidad y práctica adecuada con estos
instrumentos, se debe tratar de corroborar, una vez producido el diagnóstico, si esos
remedios son realmente aplicables a ese paciente, y no administrarlos ciegamente.
Y es imposible conocer al consultante sin la entrevista, aunque sea mínima. Hago esta
aclaración, porque muchos terapeutas que utilizan este sistema prescinden de la
entrevista, en muchos casos porque no se sabe manejar esta metodología.
El diagnóstico floral no consiste solamente en “acertar las flores” que se deben
prescribir. Ya hemos visto la importancia de conocer el modo de ser y de sentir
absolutamente individual de cada paciente. Más aún, con el diálogo y el interrogatorio,
en entrevistas posteriores vamos a ir corroborando el modo en que actúan los
remedios.
Personalmente he visto recetas efectuadas exclusivamente por medio de la radiestesia,
sin ningún interrogatorio hecho al paciente, que no tenían ninguna relación con los
síntomas que este manifestaba, con la situación vivida que dio origen a esas
manifestaciones, ni con el tipo de personalidad del consultante.
Con ejemplos como este, ¿qué eficacia puede esperarse de ese tratamiento floral?
Es verdad, que una vez obtenidos los datos de un paciente, el armado de la receta
puede hacerse por distintos caminos y siguiendo determinada estrategia, personal, de
cada terapeuta, por lo que es posible, con distintas prescripciones tratar un mismo
problema. Pero es evidente, que cualquiera que haya sido el método usado para el
diagnóstico, deben coincidir los aspectos básicos y estructurales del paciente. O sea,
no se pueden hacer dos o tres diagnósticos totalmente diferentes y desintegrados
entre sí. Si este es el resultado de trabajar con distintos métodos diagnósticos, alguno
(o todos), deben estar equivocados.
Mi punto de vista entonces con respecto a la radiestesia, es que puede utilizarse, si se
la conoce y maneja adecuadamente, pero de ninguna manera en forma exclusiva y
como único sistema diagnóstico.
En cambio, hay aplicaciones muy interesantes de la radiestesia sobre todo cuando es
necesario comparar esencias florales de distintos sistemas que se pueden haber ido
seleccionando a través de los datos obtenidos por la entrevista. Veamos un ejemplo:
He obtenido una lista de los estados emocionales que debo trabajar con un paciente y
me encuentro con flores de distintos sistemas para tratar un mismo tema y además,
algunas de ellas son muy similares entre sí. Ya no puedo, por más que realice la
entrevista, percibir cual de ellas sería la más “exacta” para ese paciente.
Supongamos que en una persona depresiva hemos pensado en Gorse (Bach) y
Scotch Broom (California). Ambas son bastante parecidas y aunque teóricamente
presentan algunas diferencias, podemos encontrarnos en la situación que no tenemos
datos suficientes del paciente para hacer el diagnóstico diferencial. Aquí el chequeo por
radiestesia puede ser gran ayuda, tratando de “sintonizar”, cual de las dos energías es
más compatible.
Otra aplicación posible de la radiestesia sería para medir el nivel de vibración
energético de un concentrado o una preparación floral. Y también para hacer
mediciones en los chakras del paciente.
Testeo Muscular: Este método surge de la Kinesiología Aplicada, una ciencia que ha
aparecido en los últimos treinta años, cuyo postulado fundamental dice que: cada
músculo está afectado por la función de determinados órganos.
El Kinesiólogo Aplicado utiliza unas pruebas musculares específicas que le indican de
qué modo están funcionando las glándulas y órganos.
El Testeo Muscular, es el método para determinar si un músculo está fuerte o débil.
Esto indicaría la capacidad o incapacidad de un músculo y su órgano asociado para
funcionar con una óptima suficiencia energética.
También se parte de la base que: el cuerpo nunca miente si entendemos su lenguaje,
dado que el músculo, es una externalización del sistema nervioso.
Hay una unidad motora entre el sistema nervioso central (SNC) y los músculos. Se
considera que se dispone de acceso al inconsciente del paciente cuando se mide la
tensión muscular, ya que, simultáneamente, se está midiendo el SNC.
Una vez detectados los distintos desequilibrios, se puede modificar mediante el testeo,
el estado muscular y reequilibrarlo. La comprobación que dicho equilibrio se ha
logrado, se realiza volviendo a testear el músculo y comprobando su estado.
En la actualidad, muchos prácticantes de esta metodología que conocen y utilizan las
esencias florales como parte integral de sus tratamientos, han “adaptado” este sistema
para realizar por medio del mismo el diagnóstico de cuáles esencias serán las
apropiadas para cada paciente. Ian White y Sabina Petit (terapeutas y preparadores
florales), los utilizan en sus consultas, pero siempre asociado a otros métodos de
diagnóstico.
Han surgido variantes y perfeccionamientos de esta “lectura energético-muscularemocional” para ser aplicada exclusivamente al campo floral o para otro tipo de
remedios vibracionales.
Con respecto a este método, haría la misma recomendación que hice al mencionar la
radiestesia: no basarse exclusivamente en el mismo y comprobar, por otros medios la
“precisión” o “exactitud” del diagnóstico.
Un buen terapeuta, debe conocer varias posibilidades para realizar su trabajo, elegir
las herramientas (diagnósticas y terapéuticas), que utilizará en su tarea cotidiana, y
guiarse por lo que la experiencia le permite convalidar en forma práctica y fehaciente.
Astrología: La información que de una persona y sus circunstancias, puede obtenerse
mediante un adecuado estudio astrológico, es –en mi opinión- uno de los medios mas
ricos y valiosos como elemento diagnóstico y de planificación terapéutica.
No soy astrólogo, pero hace ya varios años que he sabido apreciar y valorar, a través
de experiencias personales y de otras realizadas con pacientes, la importancia del
enfoque astrológico y la valiosísima información a distintos niveles que se puede
obtener.
En efecto, sería un error creer que la astrología podría aportar solo el conocimiento de
los aspectos psicológicos del consultante. Si bien lo puede hacer y con mayor variedad
de matices que un estudio psicológico clásico (mal que les pese a los psicólogos),
también puede brindar conocimiento de todas las áreas de vida del consultante
(trabajo, familia, salud, amistades, viajes, pareja, tendencias, economía, períodos
favorables y desfavorables, etc.)
Claro que aquel que quiera internarse en estos conocimientos no podrá pretender
resolverlo con un “curso breve”. La astrología tomada en serio, (como muchos estudios
profundos que tienen como objeto la vida y el ser humano), exigen de quien se aboque
a ellos, una dedicación permanente.
En la actualidad, nos encontramos con el fenómeno de muchos astrólogos que se
encuentran estudiando (o ya lo han hecho) terapia floral.
Ello es importante, dado que si bien como ya he expresado en los párrafos anteriores,
la información que puede obtenerse para el conocimiento del consultante es amplia y
valiosa, debe disponerse además de una “técnica”, y de “herramientas” para que el
paciente pueda “procesar” y “digerir” toda esa información.
Y la terapia floral es un medio extraordinariamente versátil para que, guiado por un
terapeuta-astrólogo, el paciente acceda a los cambios y conocimientos de esa “nueva
información”. Porque, en definitiva, todo vínculo terapéutico es un proceso de
comunicación, por parte del terapeuta, de “aquella información” que el paciente
desconoce de sí mismo.
Personalmente utilizo la información astrológica, cuando es posible acceder a la
misma. En principio hay que ver si el paciente desea o puede realizarse una Carta
Natal, porque puede ocurrir que no le interese el tema, “no crea”, o le “asuste conocer
su destino”. Si está de acuerdo, le recomiendo un astrólogo de mi confianza y una vez
conocida su Carta Natal, trabajo floralmente sobre la misma.
En otros casos, hay pacientes que con anterioridad se han realizado un estudio
astrológico y traen esta información.
La importancia del enfoque holístico
Una vez que todas las pautas del proceso diagnóstico se van cumpliendo, con ese
cúmulo de información variada se procede a establecer una síntesis que concluirá en la
primera prescripción floral. Sin embargo para llegar a integrar los variados datos
diagnósticos se necesita desarrollar una visión con sentido holístico. Esta palabra, que
está muy de moda, no es comprendida por muchos que la utilizan.
El “holos”, significa el todo, la totalidad, la integración. Por ello la necesidad de
desarrollar “distintas miradas diagnósticas” para percibir todos los niveles desde donde
se puede manifestar el padecer.
Es un error creerse “terapeuta holístico”, porque ante afecciones físicas, se tome en
cuenta “la influencia del psiquismo”. Este nivel, si bien es importante, no es exclusivo.
El ser humano no es solo una interrelación mente-cuerpo.
Hay mucho más, el ambiente donde vive, su estilo de vida, su alimentación, su
conexión (o desconexión) con el macrocosmos, su sentido de la vida, etc., Todo ello
debe ser apreciado en conjunto y no en forma separada.
Por eso hay disciplinas o metodologías, que si bien son muy importantes y valiosas,
pierden gran parte de su efectividad al no incorporar “la visión holística”.
Es evidente que un terapeuta no puede manejar absolutamente todas las
especialidades que implica la “visión holística”, así como tampoco se pueden manejar
todos los sistemas florales. Pero desde esta mirada se logra una comprensión mucho
más profunda que desde un solo punto de vista.
BIBLIOGRAFIA
Bleger, José. La Entrevista psicológica. Su empleo en el diagnóstico y la
investigación. Ficha de editada por el Departamento de Psicología, Universidad de Bs.
As. Facultad de Filosofía y Letras, 1964.
Garma, Angel. El Psicoanálisis – Teoría, Clínica y Técnica.
Biblioteca de
psicología profunda. Editorial Paidós. Segunda Edición. Buenos Aires.1971.
Pérez Raúl. La Entrevista. Serie de clases dictadas en el módulo de Clínica Floral, en
la Escuela de Terapeutas Florales. Buenos Aires. Noviembre de 1993.
Pérez, Raúl. Técnicas de Diagnóstico y formulación en Terapias Florales.
Manual para Terapeutas. Editado por FULTENA. Buenos Aires, Octubre de 2003.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Grecco, Eduardo H. Hecho y proceso diagnóstico en Terapia Floral. Ediciones
Indigo. Barcelona. Julio 2006.
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