TEMA: LOS GERMANOS EDAD MEDIA Los germanos eran pueblos guerreros asentados más allá de las fronteras del imperio romano. Poco a poco fueron avanzando hacia el sur en busca de mejor clima y alimentos. Tenían una sociedad basada en el clan familiar y numerosos mitos guerreros. PUEBLOS DE LAS FRONTERAS Las zonas más alejadas del Mediterráneo interesaron menos a los romanos. En ellas se asentaban pueblos muy diferentes que se extendían al norte de los ríos Rhin y Danubio, ocupaban las costas del mar Báltico, desde los bosques del sur de Escandinavia hasta las zonas pantanosas del norte de Alemania y la actual Dinamarca; eran lo que hoy día se llaman pueblos germánicos. Sin embargo, también había pueblos extranjeros más allá de las fronteras asiáticas y meridionales. Los romanos, en general, los llamaban bárbaros, sin diferenciar unos de otros, término que significaba extranjero, pero también tosco, inculto, salvaje, etc., lo que muestra la baja estima que los romanos mostraron por sus vecinos. Los bárbaros del norte y este de Europa habitaban zonas frías, con abundantes nieves. Estos pueblos constituían lo que hoy se entiende como pueblos germánicos o germanos. Los bárbaros de las fronteras asiáticas vivían en estepas muy inhóspitas y en áreas montañosas. Se dedicaban principalmente a la ganadería y eran muy agresivos. Hostigaban continuamente a otros pueblos, como los germanos, obligándolos a desplazarse hacia las tierras del imperio en busca de protección. En las zonas fronterizas del imperio en África se extendían amplios desiertos. Eran zonas casi deshabitadas, donde solo vivían algunas tribus nómadas. |1| PRIMEROS DESPLAZAMIENTOS Los pueblos del norte se desplazaron hacia el sur de Europa atraídos por el esplendor de Roma, en busca de tierras fértiles y de un clima mejor. Desde el siglo II se hizo frecuente la instalación de los germanos dentro de los límites del imperio romano, donde recibieron tierras bajo pactos de alianza. A fines del siglo IV, presionados por los hunos, pueblo salvaje procedente de las estepas del centro de Asia, los germanos penetraron masivamente, aunque siempre de forma pacífica. Así, en el año 357 los ostrogodos tuvieron que dejar sus tierras de Ucrania a los hunos y atravesaron el río Dniéster. Este desplazamiento provocó el de sus vecinos, los visigodos, que cruzaron el Danubio en el año 376 y se establecieron en el imperio. FORMAS DE VIDA DE LOS PUEBLOS GERMÁNICOS Los germanos eran gentes sencillas que ocupaban tierras pobres, de pantanos y bosques, y vivían en poblados de casas de madera. Su principal medio de vida era la ganadería, completada con el cultivo de los cereales y la explotación de los bosques. La base de la organización social de los pueblos germánicos la constituía el parentesco. La sippe o clan unía a todos los miembros de un linaje familiar común. Sobre la sippe estaban la centena, que ejercía funciones militares, y el pueblo o nación, dirigido por un jefe o rey electivo. Su dedicación a la guerra dio origen entre los germanos a la gefolge, institución por la que los hombres libres se ligaban personalmente a un jefe militar y así entraban a formar parte de su séquito o comitatus. El supremo órgano de gobierno era la asamblea de los guerreros, que en las noches de plenilunio tomaba sus decisiones y administraba justicia. En los juicios, el pago del wergeld, o compensación al dañado, sustituyó a la venganza de sangre. MITOS Y CREENCIAS La cultura de los germanos se basaba en mitos, llenos de poesía, que explicaban cómo el hombre había sido creado por los dioses y por Loki, el espíritu del mal, que le transmitió su inclinación al pecado. El dios Odín organizaba su ejército en el Walhalla, paraíso donde los guerreros muertos en combate eran recibidos por las Valquirias. Con ese ejército, los dioses vencerán a los espíritus del mal, los hombres resucitarán y una gran paz inundará el mundo. |2| CRISIS Y DIVISIÓN DEL IMPERIO En el siglo IV, el imperio romano seguía abarcando inmensos territorios que se extendían desde el Rhin hasta el Sahara y desde Hispania hasta Mesopotamia. Pero la colosal empresa de administrar y defender posesiones tan distantes acabó por desgastar al propio imperio y lo arrastró a una profunda crisis que afectó a todas sus instituciones. El emperador Teodosio trató de frenar la decadencia del imperio y, tras su afortunada gestión de gobierno, lo dividió entre sus hijos con el fin de facilitar su administración. Esta decisión significó la ruptura de la unidad romana y abrió un futuro diferente para cada una de las dos partes del imperio: Occidente aceleró su decadencia y Oriente conoció tiempos de esplendor. PROCESOS DE GERMANIZACIÓN Desde la etapa de la República, Roma había tenido contactos con los pueblos germanos: Mario venció a teutones y cimbrios, y César obligó a los suevos a desplazarse al otro lado del Rhin. Presionados por los pueblos nómadas de las estepas asiáticas, los germanos se vieron obligados a buscar nuevos territorios donde asentarse. En su descenso hacia el sur las tribus germánicas se enfrentaban unas con otras; las tribus vencidas tenían que abandonar sus territorios y buscar nuevas tierras. Los primeros siglos de nuestra era fueron, por ello, una época de grandes migraciones y muchos germanos se instalaron en tierras de Roma, sirvieron como soldados en sus legiones y trabajaron como colonos. |3| Estos largos contactos produjeron un doble efecto: por una parte, los germanos fueron adoptando muchas costumbres romanas, por lo que se romanizaron; por otra, Roma fue «germanizándose» de tal manera que, en los últimos días del imperio, los principales jefes del ejército, como Estilicón o Aecio, eran germanos y eran ellos quienes defendían al mundo romano. LAS GRANDES INVASIONES En el siglo IV, la llegada de los hunos, temibles jinetes de origen mongol mandados por Atila, provocó los mayores movimientos de población. Finalmente los hunos derrotaron a los alanos y a los godos, y los obligaron a buscar refugio masivo dentro del imperio. Sin embargo, pronto surgieron enfrentamientos entre los pueblos emigrantes y el Estado romano. En el año 378, los visigodos derrotaron al emperador Valente en Adrianópolis y se extendieron por los Balcanes. Años más tarde, tras saquear Roma (410), se instalaron en el sur de las Galias como federados, es decir, con permiso de Roma, para ocupar después Hispania. En el año 406, suevos, vándalos y alanos cruzaron el Rhin, saquearon las Galias y, en el año 409, se instalaron en Hispania. Por su parte, anglos, jutos y sajones pasaron a las islas Británicas; los burgundios ocuparon la cuenca del Ródano, y los francos la parte norte de las Galias. CAÍDA DEL IMPERIO Tras el asentamiento de los pueblos germánicos dentro del imperio de Occidente y debido a la crisis que se arrastraba ya desde el siglo III, la autoridad imperial fue reduciéndose. En el año 476 el germano Odoacro depuso a su último emperador, Rómulo Augústulo, de tan solo diez años de edad. Con esto llegaba a su fin el imperio romano de Occidente, que se fragmentó en una multitud de pequeños reinos gobernados por reyes germánicos. La parte oriental, sin embargo, mejor gobernada y mejor defendida militarmente, consiguió resistir la oleada germánica y desplazarla hacia Occidente. |4|