Diócesis de Lomas de Zamora Consulta a jóvenes de Colegios católicos marzo 2015 A los Representantes Legales, Directivos, catequistas y docentes de los Colegios católicos ALGUNAS CONSIDERACIONES GENERALES En el marco de la Consulta al Pueblo de Dios realizada en septiembre de 2012, deseamos seguir avanzando en el proceso pastoral iniciado en el año 2010 según el espíritu de nuestro lema diocesano ‘’Juntos hacia una Iglesia abierta, solidaria y misionera’’. Con aquella Consulta pretendíamos tener un acercamiento a la mirada que, sobre la Iglesia, la experiencia de fe y otras cuestiones relacionadas, tenía el pueblo de Dios que asiste a misa en los fines de semana. De esa realidad surgieron datos que ayudaron a hacer una lectura de una parte de nuestra realidad diocesana. En esta segunda instancia, consideramos significativo e importante conocer la opinión y experiencia de los jóvenes, particularmente en tres grandes ejes de nuestra vivencia cristiana: 1. Experiencia de Dios y de Jesús 2. Experiencia de Iglesia 3. Transformación de la sociedad Los datos recogidos en esta Consulta serán uno de los elementos de trabajo en el próximo Congreso de Educación Católica diocesano que comenzará en abril de este año. ALGUNOS PUNTOS PRÁCTICOS PREVIOS 1. Destinatarios de la Consulta: alumnos de 5tos. y 6tos. años 2. Agente de la Consulta: Catequista o algún docente que decidan los directivos teniendo en cuenta su conocimiento y sintonía con la vida eclesial y con los jóvenes. 3. Es importante que quien vaya a realizar la Consulta haya leído previamente este Instructivo, así como también la Consulta para tener claro los puntos y poder contestar a los chicos si se presenta alguna duda. 4. Tiempo de realización: en una hora de clase, se sugiere que no sea la primera ni la última para que la atención de los chicos esté medianamente garantizada. 5. Fecha de realización: entre el 16 y 31 de marzo, según posibilidades de cada Colegio. ALGUNOS PUNTOS PRÁCTICOS DURANTE LA CONSULTA 1. Presentar a los chicos el motivo de la Consulta (explicación inicial en este mismo Instructivo). 2. Entregar la hoja invitando a la lectura en silencio de todas las preguntas y dando la posibilidad de preguntar si hay algo de la redacción que no se comprende. No dar respuestas si surgen cuestiones de contenido, con el fin de no influir en las apreciaciones. 3. La Consulta se hace en silencio y van entregando la hoja a medida que terminan. ALGUNOS PUNTOS PRÁCTICOS DESPUÉS DE LA CONSULTA 1. La Consulta puede ser tomada como elemento disparador para continuar con los chicos la reflexión u otros temas, si así lo creen conveniente los encargados de la pastoral o los catequistas. 2. Luego de realizada la Consulta, se guardarán TODAS en un sobre tamaño oficio, consignando fuera los siguientes datos: Nombre del Colegio al que pertenecen, cantidad de Consultas que contiene. Dicho sobre se entregará en la JUREC en la semana de Pascua, del 6 al 10 de abril. Por último, adjuntamos un texto sobre la importancia de ESCUCHAR, para tener en cuenta, si se cree conveniente, en la preparación previa de quien realice la Consulta. Consejo Pastoral Diocesano Lomas de Zamora ESCUCHAR “El tema de la escucha vuelve a ser el centro del interés eclesial desde que la Iglesia no logra comunicar, desde que experimenta la dificultad de hacer oír su voz y la del Evangelio en la cultura actual.” (Enzo Biemmi) Esa dificultad se siente de manera cada vez más punzante, sobre todo frente a ciertos sectores de la sociedad. Los jóvenes, ciertamente, forman parte de este grupo. Nuestra Diócesis ha pensado en ellos como su prioridad. Especialmente aquellos que “no están en nuestras comunidades”… De ahí, entonces, que repensar el diálogo con ellos, buscar “escucharlos” con renovada atención, se presente como un paso lógico y necesario en este camino. En esta línea se sitúa la presente “consulta”. Pero antes de abordar la consulta como tal, creemos que puede ser conveniente detenernos brevemente en el significado mismo del escuchar, porque hay distintos modos de escuchar, y a cada uno de ellos corresponde una idea de comunicación, y detrás de ella, una concepción de Iglesia. Vamos a servirnos de las reflexiones de E. Biemmi, en el citado artículo, que adjuntamos para quien desee profundizar en el tema. “La escucha que esta Iglesia sabe que necesita no es funcional, destinada a hacer que el Evangelio llegue mejor, sino a comprender siempre mejor el Evangelio y la propia cultura, a dejarse involucrar y definir en la propia identidad por esta doble escucha. Se trata de una escucha que da origen y renueva a la Iglesia misma y por eso la hace generadora de vida. Esta Iglesia hace del diálogo – que en su base supone la escucha – no sólo una estrategia misionera sino el signo distintivo de su identidad; totalmente hecha y toda por construir.” De más está decir que es de esta forma como queremos escuchar a nuestros jóvenes: escuchar sus esperanzas profundas, tomar en serio sus deseos e inquietudes, sus búsquedas, qué alimenta sus alegrías más profundas y también sus miedos o tristezas, y todo esto en la certeza de que ellos tienen algo que enseñarnos acerca de la comprensión misma de la vida y el Evangelio, que a través de ellos el Señor nos puede hacer llegar su voz. Por supuesto, esta es una meta muy amplia, que va mucho más allá de lo que puede lograrse con una sencilla “consulta”. Justamente por eso creíamos necesarias estas reflexiones: para ayudarnos a tomar conciencia de la importancia de esta escucha pastoral, y saber así aprovechar la consulta como un medio entre muchos, como una ocasión propicia (pero no la única), para profundizar este diálogo. Buscamos ayudarnos a comprender que la consulta es un ejercicio de diálogo, y no un libro de quejas y sugerencias. No significa esto que buscamos “suavizar” las críticas. Es indispensable que los jóvenes sientan que disponen de toda la libertad del mundo para responder. Pero no en el sentido de la crítica ácida y falta de responsabilidad (de compromiso de cambio) tan propio de nuestro tiempo. Por el contrario, creemos que la consulta puede convertirse en un verdadero momento evangelizador. En un momento de misión. Pero para eso es necesario que se la perciba como el signo de una Iglesia que quiere escuchar para comprender y acompañar, y también para comprenderse más a sí misma, y al Señor, en el sentido de lo señalado en los puntos anteriores. Una Iglesia así, que se abre a un diálogo real y profundo, se convierte en “signo” de un Dios que busca un diálogo verdadero, y maduro, con sus hijos.